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Prueba de Legilimancia: Juv y Jeremy


Rosália Pereira
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@ Juv Macnair  y @ Jeremy Triviani

Había empezado un nuevo día y con ello les esperaba la Pirámide. Ambos alumnos habían cumplido con las expectativas de la Arcana de la Legilimancia y los había convocado en la orilla del lado, a unos cuantos metros de la edificación. Rosália Pereira miraba a la nada misma, pensando en la cantidad de cosas que aún les esperaba a Jeremy y a Juv, ella creía que podrían enfrentarse a cada obsctác.ul0 y así atravesar el portal, pero siempre había una leve chance que alguno flaqueara y se perdiera en el intento.

No podemos perder más tiempo —les explicó. Ambos habían llegado y ella se había atrevido a quedarse en ése trance unos cinco minutos. Acomodando todo en su cabeza, girando el anillo sobre su dedo. Si lograban llegar al sitio, confirmarían sus hipótesis. Se giró y miro a ambos alumnos. Invoco su Vara de Cristal. Casi lista—. Deberán sortear unos obstacul.0s antes de poder entrar a la pirámide. Es como una prueba para ver si realmente están listos. Una vez que empiecen, no pueden fallar. ¿Empezamos? Queda en ustedes si comparten el camino o cada uno decide ir solo —la Arcana movió su vara de cristal de una manera muy ágil pero sutil. Estaban solos, ella reapareció en la Sala Circular. No quería influir en su camino.

 

UNO.
La orilla del lago descansaba tranquilamente, con su profundidad que iba aumentando a medida que uno llegaba al centro. Una pequeña balsa para cada uno los esperaba con un pensadero a su lado. Antes de poder llegar a la orilla de la isla, debían depositar un recuerdo sobre el pasado de alguna persona, un recuerdo que habían sustraído de la mente de alguien. ¿Lo habrían conseguido antes de llegar a la prueba? Rosália se lo había especificado en una carta. De esa manera la balsa comenzaría a arrancar hasta llegar a la otra orilla. Sin magia.

 

DOS.
La Isla donde se encontraba ubicado la Pirámide, era enorme. Y estaba fortificada con unos setos que bordeaban la isla, de manera circular. Las balsas se ubicaban en un pequeño muelle de madera y luego del abordaje, se hundían al fondo del lago. Al frente, los setos eran de unos diez metros de alto e inmunes a la magia. Debían encontrar la entrada, hecha con gruesos troncos de roble. Tenía algunos rostros incrustados, como unos cincuenta, tallados sobre piedras que simulaban ser reales. Si lograban leer sus emociones y encontrar el más triste, éste les permitiría pasar.

 

TRES.
Dentro había un laberinto. También hecho con setos de la misma altura que los que estaban afuera. No tenía manera de modificarlos con magia. La varita dentro era inútil. A la luz del día era imposible verlos, pero si uno utilizaba para leer la mente de los fantasmas que merodeaba el lugar, tal vez lograrían encontrar la salida. No era una tarea fácil ya que debían establecer contacto y lograr visualizar el recorrido correcto para salir de allí. Aquellos fantasmas cambiaban mucho de parecer y, a veces ayudaban y otras veces no.

 

CUATRO
La entrada a la pirámide estaba presente para cualquiera que saliera ileso y vivo del laberinto. La fortaleza era más alta que aquellos setos, de una manera imponente. Pero sus puertas solamente se abrirían a quien hiciera un sacrificio delante de ellas. Era inmune a la magia pero se entregaba a cualquiera que demostrara la habilidad que estaba por vincularse. Debían confesar su deseo más profundo por utilizar la Legeremancia, de manera mental. Aunque fuera algo super pequeño, o leal, o bueno o malo. ¿Por qué deseaban vincularse al arte de leer las mentes?

 

Rosália esperaría a Jeremy y Juve dentro. Lista para presentarles el portal, entregarles el anillo y despedirse de ellos.

 

___________________________________________
Off.- Pueden sortear todos los obstacu.l0s en un solo post, o de a dos, o uno por cada post. Ustedes deciden. Les pido que me avisen si necesitan puente, asi les respondo. Me mencionan. Esta prueba es completamente de ustedes. Una vez que sortean esto, les doy todo para cruzar el portal y luego tambien es decisión de ustedes lo que hacen dentro. Dentro del portal pueden hacer un post o diez. Solo me dicen.

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Su mente estaba sumida en una profunda calma, semejante al lago que estaba a pocos pasos de su ubicación. Le costaba un poco desprenderse de esa parte de su aprendizaje, dejando en el recuerdo las enseñanzas que los otros seis Arcanos le habian obsequiado, cada uno de ellos le enseño como controlar y manipular de la manera correcta la habilidad que ansiaba tener bajo su dominio. Lawan depositó en ella una confianza que nunca se espero tener por parte del vampiro, Sajag le hizo ir mucho más allá de lo evidente ante sus ojos físicos.

— Como olvidar a Hydra—sonrío al percibir que su tatuaje se removía en su espalda, contrastado con el ardor que emanaba de su pecho. Ahí residía la cicatriz que le causará su paso por Nigromancia, entregando una parte de su alma para hacerse con el anillo de dicha habilidad. Siempre sentía una molestia profusa en esa zona de su cuerpo, quemando como lo hace una brasa ardiente al acero que desea moldear— Es momento de decir, adiós—asintió sintiendo su varita dentro de la bolsa de sus jeans. No se necesitaba de la magia en esos instantes, salvo para extraer con la punta de su arma el recuerdo que quedaría sepultado dentro de ese pensadero. 

Aprendió a soltar arrancando toda sensación lacerante de su persona, tal y como si tirará de una vendita adhesiva. No existía una sola cicatriz en su piel o alma, porque la primera de ellas aprendió a como tratarla y desaparecer esa clase de marcas. La segunda era mucho más difícil de tratar, pero con los canticos adecuados la Nigromancia había hecho su labor. Ahora le tocaba a la Legilimancia, ayudarla a controlar sus pensamientos y los ajenos que entrarán en su mente. Se sumergiría en ese mar de imágenes erráticas y diversas, sorteando cada una de ellas como lo hace un surfista en medio de las olas del mar. 

— No perdamos más tiempo—avanzando con certeza hacia la balsa, acomodaba dentro de ella sus piernas, quedando sentada cómodamente— Es momento de que lo que no sirve más se hunda en este cuerpo de agua—respiraba profundo abriendo su mente como si se tratará de un libro con tapas oscuras, pero decenas de hojas que revoloteaban al sentir la energía que emanaba de su dueña— Jamás fuiste del todo importante, pero te hice creer que si—ladeando la cabeza tocaba con la punta de su varita su sien— Hasta nunca—asintió dejando que ese hilillo de luz quedara preso dentro del pensadero.

La balsa comenzó a moverse, dándole el primer paso por valido. Se relajaría un poco más, sintiéndose dueña de ese instante que cambió su perspectiva sobre el protagonista del recuerdo que acababa de abandonar. El otro lado estaba cercano a ella, descendería cuando lo creyera prudente, recordando las lecciones que recopilará dentro de la clase de Legilimancia.

@ Rosália Pereira

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La primera de sus alumnas se fue acercando a la orilla lentamente. Rosália Pereira había desaparecido de la vista física de Juv. Estaba en un árbol, en una roca, en el agua. En el aire. Podía ser en cualquier lado. Ella tenía ésa habilidad oculta para los ojos de cualquiera. Un mecanimos de defensa, o de ofensa, quizás, ya que se volvía invisible para cualquiera. ¿Se manejaba mediante los pensamientos? ¿Alteraba la mente de las personas para que borraran su figura? Podía ser todo y nada a la vez, asi que Rosália le sacaba provecho de ello. Con más razón cuando ocurrían estos momentos que debía acompañar a sus pupilos.

Juv depositó el recuerdo como tenía que hacer. Aunque tenía que admitir que la había decepcionado un poco. Rosália DEBIA ver ése recuerdo, de qué se trataba y cómo lo había conseguido. El pensadero se hundió para que nadie pudiera llegar a él y la balsa arrancó, como el camino de Juve hacia la pirámide. Cualquier paso en falso que diera la muchacha y sería el fin para el camino hacia la vinculación de aquella habilidad. Rosália se esfumó como las hojas cayendo de un arbol o como los pétalos de las flores, siendo arrancados por una brisa en la mañana. Tenía que ver como bordeaba la entrada.

@ Juv Macnair

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El pensadero se hundió dentro de las aguas cristalinas, aunque eso no le impedía mostrarle a la Arcana lo que había hurtado de la mente de Kyle Macnair. Conocía a la perfección al Holandés, no por nada se generó entre ellos una conexión innegable, tras toparse dentro de un juego de exhibición en Holanda. Ella estaba ahí como cazadora del equipo de Luxemburgo y Kyle como golpeador del equipo nacional de Holanda, el choque entre ambas fuerzas había sido descomunal. Siempre retándose para escapar uno del otro, aunque la ventaja la llevaba el castaño de ojos azules, ya que si le daba un buen golpe a la Nigromante, le rompería algo más que un par de costillas.

— Los buenos duelos, no siempre suelen darse solo en la cama—bromeaba volando cerca del hombre. Lo retaba para que le atacara con una quaffle embrujada o al menos intentará hacerle trastabillar e irse contra el suelo de bruces. Metiéndose en la mente de Macnair, extrajo el momento justo en que si el lo detectará lo transformaron en un horrocrux. Ella poseía el poder para emplear esa clase de magia, pero tomar por la fuerza a una persona, no le resultaba del todo ético.

Pero ella era todo menos ética, sino todo lo contrario. Aunque respetaba las reglas, no se negaba el hacer una que otra maldad para pasar el rato. Y así lo hizo recabando con lujo de detalles el proceso que empleará aquel sujeto de cabellos oscuros y ojos marrones, para su mala suerte no pudo pillar el rostro con claridad de ese malnacido. El secreto se iría con ella, ya pensaría si lo usaba como represalia contra su rival. 

Un nutrido grupo de setos le daba la bienvenida a la Vidente, dejandole la única opción disponible en esos instantes, enfrascarse en la búsqueda del rostro más triste y aquejado por el dolor. No le extrañaría en lo más mínimo que Rosalía hubiera hechizado cada uno de esos troncos, todo con tal de hacerle la tarea un poco más ardua a la Senescal de Caronte. Pero esa clase de juegos le gustaban a decir verdad, jugando al de tin marín de di pingue, recorría el terreno con pasos sigilosos. 

Evitando dañarse con algunas de esas ramas, porque las raíces estaban bastante crecidas a decir verdad. Analizaba cada uno de esos rostros, dolor, tortura y ahí estaba esa mueca cargada de una profunda tristeza que le dio acceso libre a la pirámide o al menos a un tramo que le acercaba un poco más a esa edificación.

@ Rosália Pereira
 

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Del recuerdo tan detallado de Juv Macnair, Rosália Pereira pudo deslizarse entre los setos como una ardilla, como una sombra sigilosa que se movía gracias a la brisa de ésa mañana. Aquella magia oscura incrustraba en la Arcana algunos malos recuerdos. No le gustaba ponerse en ningún bando, solo diferenciar la magia buena de la magia mala. La magia negra de la magia blanca. No había polos opustos, sino que todos teníamos una parte de todos. Y jamás me dejaba llevar por ningún recuerdo ni por ninguno de mis ideales. En ésa comunidad mágica, lo único que hacia era enseñar legeremancia a los alumnos interesados.

Juv Macnair encontró el rostro que le abrieron las puertas de los setos hacia el laberinto. La legeremancia, además de conocer los recuerdos de las personas, tambien uno podía distinguir las emociones. Solo leerlas, sólo conocerlas. Eran parte de las personas y eso acababa de hacer la bruja que tan decidida a terminar la prueba, lo más rápido posible. Las puertas dobles se cerraron y todo quedó en silencio, la pupila no podía hacer marcha atrás. ¿Qué iba a hacer ahora?

@ Juv Macnair

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El laberinto estaba plagado de setos, apretujados dándole una apariencia de una cárcel muggle. Los fantasmas del pasado, presente y futuro, deambulaban como almas en penas. Varios de ellos danzaban el fila india, dando la impresión de celebrar por todo lo alto tener a una visitante como la Vidente. Dibujándose en sus labios una ácida sonrisa, no dudo en responder con una venía tan caluroso recibimiento— Les pediría ayuda directamente, pero creo que no es mala idea conocer un poco de lo que vivieron mientras estaban dentro del mundo que habitó actualmente—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios, se deslizaba como lo hace la hoja de un escalpelo sobre la piel humana. 

Abriendo un surco que expulsará un puñado de recuerdos, cada uno de ellos se escapaba del alcance de sus dueños. Era como intentar atrapar el agua con los dedos y eso era prácticamente imposible, recorriendo con la mirada cada una de esas esferas de energía se decantó por una que lucía parda— Veamos como perdiste la vida—adentrándose en esos recuerdos, él fantasma que los poseyó le miraba fijamente. Alargando la mano o lo que semejaba serlo, la ayudaba a entender un poco mejor su trágico desenlace. 

La sangre brotaba de sus cuencas, bañando los lamentos que se desprendían de su desencajada boca— La salida es más fácil de lo que aparenta, yo no supe entender los designios dictados por la Arcana, si di con el rostro más triste. Pero me faltó comprender que debemos dar algo a cambio para obtener lo que deseamos, aunque el trato no sea justo la mayor parte del tiempo—la voz metálica de la mujer era como un balde de agua helada para el resto de los fantasmas. Macnair escuchó con atención, aquel mensaje que se escondía entre líneas, cerrando sus ojos se dejaba conducir por el timbre de esa voz que le envolvió como un manto blanquecino. 

Sus pasos eran firmes y certeros, dejando una honda huella en la tierra, no dudaba en dar una nueva zancada acortando cada vez más la distancia entre ella y la salida. Los gritos ahogados del ente que le tendiera la mano se intensificaban un poco más taladrando los oídos de la Nigromante, pero ni así detuvo su andar. Delante de ella una puerta se abrió paso en medio de los setos, cediendo al ver la determinación de la fémina aunado a eso la disposición que mostró al recibir ayuda de la mujer fantasma.

La pirámide se elevaba imponente ante su más reciente visitante, dando un paso al frente entregaba su devoción hacia la Legilimancia en un recuerdo que era uno de los más preciados para la Senescal de Caronte. Los pétalos negros de una rosa cayeron delante de la mirada absorta de una anciana, aquella que abrazaba con fervor un relicario sobre su pecho—Ha perdido toda noción del tiempo, pero no perdió la brújula del amor que siempre juro profesarle—relataba con certeza—Ella era la madre adoptiva que em acogió dentro del seno de la familia Macnair, perdió a su gran amor en medio de la primera guerra mágica. Después conoció al que fue mi padre adoptivo, pude obtener este recuerdo sin que ella lo detectará y lo guarde como mi mayor tesoro—asintió  clavando sus ojos en la entrada—Así descubrí que la Legilimancia era una habilidad que era capaz de controlar, entregó esto para poder vincularme con ella—quedaba en silencio esperando una respuesta afirmativa o negativa.

@ Rosália Pereira

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Las puertas de la pirámide se le abrieron para la pupila Juv, al instante que cumplía con cada uno de los requisitos que había cumplido. Era como una carrera de obstácu.l0s para demostrar que estaban en lo cierto con su decisión de estar listos para la prueba. Pero la verdadera prueba, no era nada de eso. No. Lo peligroso, lo más importante, lo que más se demostraba era DENTRO de la pirámide, donde ahora se encontraba Rosália Pereira para recibirla, con los brazos extendidos, como largos troncos de árboles y una gran sonrisa, como la mañana más soleada. Chasqueó sus dedos y las puertas se cerraron, dejándolas dentro.

Sabía que podrías llegar aquí, a la sala. Ha sido un camino denso y complicado, pero has derribado cada una de las barreras, Juv. Has llegado al mejor momento y al más complicado —Rosália señaló y el portal apareció entre ellas, sobre una de las paredes más cercanas. Llevaba un borde violeta, con miles de arabescos y caracteres en diferentes idiomas que flotaban, bailaban, giraban y brillaban—. ¡Oh, espera! Casi lo olvido

Rosália se dirigió al Ouroboros, aquel sitio con puntas de estrellas que sostenían todos los anillos. El futuro anillo que iba a estar vinculado con Juv. Se lo entregó y le dijo que se lo pusiera, dándole todas las indicaciones que continuaba:

A partir de aquí, estás sola. Es tu prueba. Solamente tú sabrás cuándo empezar y cuando terminar. Dentro no podré ayudarte, como venía haciendo hasta el momento. Pero sé qué harás un excelente trabajo. Dentro de la prueba, olvidarás todo lo que has aprendido. Toda tu vida. No serás tú misma, sólo tu. Sabrás usar la legeremancia a todo su esplendor. Y tus otras habilidades podrán acompañarte también. No más. ¿Entiendes? Cuando termines la prueba, verás que el anillo se asemejará a éste y eso te indicará que te has vinculado exitosamente.

Rosália la invitó e incentivó a adentrarse en el portal cuando estuviera lista. La esperaría allí, si salía de ahí.

@ Juv Macnair

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Prueba Uno.

Jeremy se presentó a la prueba de Legilimancia con la mejor predisposición que logro reunir para poder sortearla. Había estado en el Castillo Triviani tomándose el trabajo de estudiar lo que la Arcana le había enseñado en clases, sabiendo que era difícil poder controlar y canalizar su ira cada vez que los recuerdos empezaban a surgir en su mente, interrumpiendo en la mayoría de veces, el flujo de lectura que intentaba hacer hacia otras mentes.  Sin embargo, luego de tanta practica hasta el cansancio, estaba seguro de poder lograr su mayor esfuerzo. Sentía confianza en si mismo. 

Cuando llego la hora, el Triviani se acerco al famoso sitio donde estaba la Pirámide de habilidades. El lugar donde se vincularía con el Arcano de Legilimancia para siempre. Si todo salía bien. Recibiría un anillo y el poder. Si todo salía mal... la vergüenza. La Arcana interrumpió sus pensamientos en cuanto les dió la instrucciones. No le hacia falta hablar de mas y el vampiro lo agradeció. No quería desconcentrarse. Estaba mentalizado en que las cosas pudieran salir bien. Esforzarse siempre era la clave del exito ... bueno, una de las claves. Caminó hacia el pequeño barco de madera sobre la orilla del lago, y no tardo en subir. No había remos a la vista y al sentarse en el pequeño tablón destinado a ser un asiento, saco la varita mágica y observo el pensadero sabiendo lo que debía hacer.  La carta de la Arcana expresaba que debían traer un recuerdo doloroso sustraído de una persona usando la legilimancia. A Jeremy no le había resultado para nada fácil extraerlo de la mente perturbada de un paciente del CRAA. El centro de rehabilitación que tenia en Diagon y que se encargaba de curar pacientes... aunque junto a sus hermanos lo utilizaban para experimentar con ellos. 

-Bien, adiós recuerdo de paciente 01456 - Dijo el vampiro poniendo la varita en su cien y quitando en una hebra color blancuzca el esquizofrénico recuerdo. 

El recuerdo del hombre corriendo en calzoncillos por un bosque de aspecto tenebroso, comenzó a relucir en la fuente mientras iba saliendo de la mente del vampiro como si fuera una película. Jeremy, sin esperarlo, empezó a revivir el recuerdo de lo mucho que le había costado ingresar a la mente del hombre. Aunque estuviera sedado al momento de la conexión, la mente del paciente era un caos que no había frenado con la medicación. Tanto el vampiro como el hombre, estaban corriendo por un bosque en calzoncillos donde rápidamente la noche oscureció todo. No tenían visión. Manos rompieron la tierra emergiendo como zombies produciendo que el hombre gritara tanto que la cabeza del Triviani empezara a zumbar.  

-¡ESTAN AQUI! -Aulló el hombre mientras intentaba esquivar las manos que salían de la tierra. 

"¿Que es todo esto?" se preguntaba el vampiro mientras se sumergía en la mente del hombre intentando sustraer aquel recuerdo. En otro plano, el real, podía ver al paciente tranquilamente recostado sobre la camilla con los ojos apenas entreabiertos y fijos en él. 

La luz repentina lo dejo ciego, produciéndole un dolor punzante en la parte posterior de la cabeza. Un dolor real. El cual estuvo al borde de hacerle perder el recuerdo legeremante que intentaba conseguir. Luego de la luz blanca el hombre y él estaban siendo comidos por hormigas gigantes que arrancaban dolorosamente la piel hasta los huesos. El hombre seguía gritando, a pesar de que su boca había desaparecido y podía verse la parte inferior del cráneo. Era grotesco. Pero fue en aquel instante en el la hormiga mordía la cabeza del hombre para arrancarla de raíz, que el vampiro logro sustraer aquel doloroso recuerdo para borrarlo de la mente del hombre para siempre. Era sabido que la perturbación del sujeto, lo hacían vivir experiencias que no eran reales, pero que lo consumían. 

-Ya esta.. -Dijo Jeremy con la frente perlada de sudor en cuanto se desconecto del hombre, al mismo tiempo que en el presente, terminaba de poner el recuerdo en la vasija y el barco comenzaba a moverse.  Se seco el sudor con su antebrazo mientras vigilaba el agua calma que rodeaba la barca. 

Editado por Jeremy Triviani

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Rosália Pereira levantó la cabeza, como si afuera hubiera retumbado algo como una explosión nuclear. Frunció el entrecejo pero le duró pocos segundos, ya que con una sonrisa y una afirmación con la cabeza, se dio cuenta de quién se trataba. Apoyó su mano en el hombro de Juve y apretó levemente.

Lo harás bien. Estaré esperándote en tu regreso. Alguien me necesita para llegar aquí.

Y Rosália Pereira estalló en diminutas hojas de tréboles que se esparcieron en todos lados, envueltas en un torbellino de aire que arrastraron toda su composición, a través de las puertas de las pirámides, elevándose en el aire. Por encima de los setos, el laberinto y la entrada. Atravesó el lago y aterrizó justo a los pies del lago, mientras Jeremy depositaba el recuerdo para recibir el pago y poder cruzar.

La arcana se materializó cuando aquel viento se arremolinó en un solo punto y los tréboles revolvieron a su figura humana. Ella le sonrió, para darle la bienvenida y por lo bien que había hecho aquel pago.

Buen trabajo. Avanzas un paso, adelante, Jeremy. La isla te espera —le señalé que la balsa lo esperaba para llevarlo del otro lado. En cuanto pusiera un pie en la isla, la barca desaparecería al fondo del agua, para el siguiente alumno. Una vez en la isla se enfrentaría a otros problemas más.

@ Jeremy Triviani

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Las capas que solían cubrir las mentes de las personas eran como las de una cebolla, aunque aquella aseveración sonara a tip de cocina de medio pelo. Pero Macnair era la clase de mujer que analizaba todo desde el origen hasta el punto culminante, dejando detrás de ella a todos esos entes, no olvidaría lo que esa mujer el enseño. Partes de un alma que quedo destruida por encaminar mal la habilidad que aprendió de Rosalía, ella estaba ahí para asimilar cada detalle por más insignificante que parecía. Volviéndose una Senescal de Caronte más experimentada en cada uno de los ámbitos que se empeñaba en aprender e investigar.

— Le tenía como guía a usted. Además aprendí mi lección, cuando tuve que dar con el verdadero ladrón—esbozó una lóbrega sonrisa en sus labios— La vida suele ser complicada y las pruebas que nos pone delante, no pueden ser menos que eso—asintió admirando la alianza que apareciera en su dedo. Era la última que le faltaba por obtener, no deseaba ponerse melancólica o sentimental. Porque hacía tiempo que esa clase de capacidades fueron erradicadas de su persona, al ser vampiro todo eso quedaba limitado a una simple ilusión que se desvanecía delante de sus ojos.  

Escuchando con atención las instrucciones de su mentora, no perdía de vista el eje de su único objetivo. Perdería todo lo que sabía o creía saber de la comunidad mágica, además de sus vivencias dentro de la Mansión Macnair y el aprendizaje que le inculcará su padre Crazy Malfoy. El momento en que tuvo el honor de ganar la copa de las casas dentro de hogwarts y la copa de quidditch para su casa Slytherin. Uno a uno todos esos recuerdos se iban perdiendo dentro de un vórtice oscuro, siendo tragados por un ente que le devolvía una mirada cargada de recelo.

— Entiendo, no hay retribución sin un verdadero sacrificio de por medio—encaminando sus pasos hacia el portal, desapareció abrazada por esas llamas. Ninguna de ellas quemó su cuerpo o le causo el menor daño, solo estaba rodeada por un profundo silencio. Todo lo que el rodeaba era un vació abismal, nada se movía sin que su mente lo decidiera o le ordenará a “eso” que actuará por medio de la Legilimancia. Era un lienzo impoluto y blanco, buscando el pincel adecuado para dar los primeros trazos dándole un nuevo enfoque a su existencia. 

Unos ojos de un azul intenso similares a los suyos, le daban la bienvenida. El rostro de ese hombre no podía ser percibido por la Vidente, pero sentía que era una conexión instantánea al tenerlo ahí. El nombre era lo de menor, porque la compañía siempre y cuando era grata se agradecía y más si, le inspiraba una confianza que solo experimento con una persona en el pasado. ¿Cuál pasado?, sino tenía ninguno y menos un presente, quizás un futuro y eso lo iría dilucidando con cada paso que diera. El perder todo lo que era ella, restaba la importancia que le daba a los sucesos que marcaron un antes y un después dentro de su vida en la comunidad mágica. 

No era coherente, no tener recuerdos de las reprimendas de Báleyr o la forma en que aprendió a ver con su tercer ojo lo que no era evidente para los físicos. Tal vez Rosalía hablaba de despojarse de cosas que no necesitará en ese camino, tal y como le pidió Lawan al despojarse de la piel innecesaria como lo hacían las serpientes que habitaban dentro de sus dominios. El perder parte del todo, no era el mayor de los males que le pondría delante la prueba. 

@ Rosália Pereira

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