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Ky.
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Thanksgiving.


Diciembre estaba a la vuelta de la esquina, con diciembre también llegaba la época favorita de Aries, una época donde estaba la familia reunida, la comida, los regalos y todo daba inicio con una de las celebraciones más importantes en Estados Unidos, el día de acción de gracias, o como en aquel país lo llamaban Thanksgiving. 


Días previos a la apertura de la Feria Navideña que estaba organizando el joven metamorfomago, habló con su esposa Kaori, sobre la posibilidad de organizar una cena con todos los amigos, familia y compañeros de trabajo de ambos para dar gracias por el maravilloso año que acababan de pasar.


En su mente estaba el invitar a su amigo, Rory Despard, que ahora también era el primer Ministro Inglés, así como el Presidente del MACUSA, Goderic Slithering, al cuál había conocido en fechas recientes, posiblemente ningún podría aceptar su invitación por asuntos importantes que tuviesen que hacer, pero quería que se enteraran que daba gracias a uno por conservar su amistad y al otro por haber llegado a su vida.


—Entonces amor, ¿qué piensas sobre invitarlos a cenar? Imagino que nuestras familias no se negarían a venir a cenar con nosotros.
 

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La fiesta de diciembre no era algo que Lycan le agradaba, pero en otro punto de vista era una ocasión donde pasaría por primera vez esa fiesta con el Dumbledore. Esta idea lo ponía algo nervioso por ello envío a @ Ada Camille Dumbledore  y @ Malum Luxure  una carta para que así le ayudarán a preparar una sorpresa para  @ Ernest Dumbledore  , aunque, el egipcio no era mucho demostrar su afecto en publico, más por el que dirán y los ojos de la prensa ante ser una figura publica, algo que sin duda alguna le había limitado en cierta forma en su actuar.

 

-Es posible que sea más divertido si le llevo la cabeza de alguien de la Orden del Fénix, igual esos seres siguen siendo más que aves para mí comprensión, por ende su existencia al menos debe servir para alimentar a los poderosos.- Refirió a los Luxures, los cuales se encontraban en la mansión, este no evocaba si se encontraba todos o solo eran fantasmas de un pasado lejano. -En fin, será interesante si organizamos algo, no sé...- Clava su mirada algunos de los integrantes de la familia. -para nuestros seres más queridos, creo que es hora como Luxure demos algo para hablar, y más si eso nos lleva a una oscura navidad.- Rio un poco.

 

Este estaba seguro, que Malum y Ada pudieran estar, pero ¿Acaso @ Danny Lestrange  o alguien más de los Luxure sería de la idea de ir? O más bien ¿Acaso la Marca Tenebrosa se animaría a causar estragos en los hogares de los fenixianos en ese tiempo de paz y amor? ¿Acaso no es ideal que se  alce en el cielo la misma Marca Tenebrosa y un baño de sangre tiñe el suelo de los despreciables traidores de la sangre?

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Preparando el Circo para la "fiesta navideña" de La Marca 

El mes de diciembre estaba ya a un paso y pasear por las calles de Londres era, además de difícil por la multitud de muggles que se movían por ellas, un puro estímulo visual exasperante con tanta luz y tanta presencia de objetos navideños. Los muggles parecían haber recuperado la calma tras sólo un par de meses de conocimiento del mundo mágico. Pasear entre ellos me producía una urticaria imprevista en mi omoplato derecho, allá donde La Marca se movía cuando el bando necesitaba de nuestra presencia. Era una suerte el lugar donde la tenía; si hubiera estado en un sitio de más fácil acceso, seguro que hubiera llamado a mis compañeros a alterar la paz artificial que parecía reinar por aquellas avenidas.

En cuanto llegué al Circo, lancé con furia mi abrigo oscuro sobre la mesa de dirección, casi tapando a Xell quien estaba trabajando en ella, por algo compartíamos ese puesto. Con un movimiento de varita, levité la ropa (no a mi sobrina, por supuesto) y la mandé hacia el sofá, donde cayó de cualquier manera. Me senté enfrente de ella y bufé.

-- Creo que debemos parar este "aire navideño". ¡Odio a ese Predicador! Está tomando medidas que se han cargado todo mi sistema en un mes. ¡Jole, un mes! ¡En sólo un mes!

Reconozco que no llevaba bien la pérdida de poder. Que un muggle, tal vez squib, pues saber que era muggle me agriaba más el humor, me había quitado mi puesto cuando ya estaba instaurando unas medidas severas de control... Tal vez debiera haber rumiado más la idea, o haberla comentado con @ Mael Blackfyre  o con @ Arya Macnair , pero soy una persona de ideas inmediatas.

-- Celebraré un reunión mortia en el Circo en los próximos días, Xell. Prepara la carpa central para nuestro encuentro, vamos a romper la luz de la navidad en cuanto la líder me dé el visto bueno, algo que hará sin dudar. -- Estaba tan segura que ni se me ocurrió que ella me dijera que no. -- Pero espera antes que avise a Matt. Sólo faltaría...

No terminé la frase porque ya estaba enfrascada, remeneando entre los papeles, para buscar un pergamino en blanco y una pluma que funcionara.

"Querido Matt:

Toma nota que el Circo es un lugar prohibido para todos durante diciembre. No es aconsejable que te pasees por aquí con los niños ni tu persona. Espero que sepas lo que quiero decir. Es mejor que toméis otro camino de paseo.

Tqm!

Mami."

Ni cuenta me di que no había firmado con mi nombre cuando envié la lechuza Otis a la mansión Potter Black en busca de @ Matt Blackner .

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Con un traje pantalón chaqueta negro, jersey fino de cuello vuelto, botas de piel de dragón. Podía pasarme tranquilamente por una ejecutiva muggle y no pasaría tan desapercibida, sino fuese que llevaba en la solapa de la chaqueta una marca tenebrosa de plata en miniatura. Llevaba el pelo en una cola de caballo alta el morral y la varita en los bolsillos he iba paseando por el Londres muggle mientras veía que, muchos escaparates ya estaban preparados para recibir la dichosa navidad. No me gustaba nada. Prisas de un lado al otro, cenas copiosas, brandys hasta las tantas de la noche y por supuesto, los villancicos. 

Me cansé de ver tanta chorrada...

Cerca del Ministerio de Magia, había una pared en dónde la mayoría que usábamos la magia podíamos desaparecernos sin llamar demasiado la atención de los nomajs. Así que, para allá me fui y tras revisar que nadie me veía, me gire sobre mis talones y me aparecí en los límites del parque de las lamentaciones, en dónde sabía que no podría sufrir una despartición dolorosa. Gracias a mis habilidades vampíricas salté con facilidad una de las entradas y casi medio corriendo aunque no me diese cuenta, llegué hasta la zona del circo de mi tía. No la buscaba por nada en especial, sino simplemente por estar un rato en familia. 

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Preparando el Circo para la "fiesta navideña" de La Marca 

En cuanto la lechuza salió de mi vista (sólo la vigilé para comprobar que ninguno de los animales del circo se la comían) volví a prestar atención al despacho de Dirección del Circo. Xell parecía ignorarme y seguía escribiendo. Me acerqué a ella y vi que eran todos esos papeles burocráticos que tanto odiaba así que bufé y me senté en el sofá (sin quitar la capa, así que arrugadita quedaría cuando me levantara de él) con los pies sobre una mesilla llena de posters antiguos del Circo, de maquetas para publicidad, de mil cosas que ni aparté antes de poner la botas negras llenas de tierra sobre ellos.

-- Hace frío, diciembre es un mes con una sensación térmica casi de diez grados por debajo de la temperatura real. ¿Te encargarás de que haya calefacción en la carpa? Habrá que poner tres sillas grandes en una de las tarimas, para Arya y para los dos Lugartenientes. Es importante que tengamos una temperatura agradable. Tenemos que cuidarnos.

¿Por qué no lo había hecho en una mansión, o en la Riddle? Pues no sé, supongo que porque la idea se me ocurrió allá, en el Circo, después de pasear por aquella zona muggle que ya estaban preparando para celebrar una fiesta de la que aún quedaba un mes.

-- ¿Tú crees que El Predicador nos obligará a celebrar la navidad bajo el credo anglicano? -- En realidad, no sabía si ese hombre, el actual Primer Ministro, era de ese religión o cuál era; para mí, era el enemigo, así que bufé en cuanto dije el mote con el que le habíamos bautizado.

Permanecí un poco en silencio, ya que tampoco quería interrumpir a mi sobrina, ya que a ella sí parecía gustarle eso de rellenar papeles. Pero yo no aguanto mucho tiempo callada, así que volví a hablar, o pensar en voz alta, como lo llamaba yo_

-- Creo que podríamos dedicarnos a la zona del Winter Wonderland, la feria de Navidad en Hyde Park. Su árbol de Navidad es una de las atracciones visitadas por el turismo en esta época. Así aprenderá a abrir las fronteras, con lo bien que estábamos cerrados...

Aún murmullé un par de cosas más antes de que uno de los miembros del staff se acercara y nos informara que teníamos visita. Casi me levanté de un salto.

-- ¿Quién, quién, quién...?

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Caminaba con tranquilidad sintiendo los aromas que me llegaban cada vez que me aproximaba. Aunque los animales estuviesen dentro de sus rediles, no me fiaba la verdad... No sabía si Sagitas estuviese dentro del circo, pero aromas recientes me indicaban que sí. Más que nada porque como todo los seres humanos, siempre desprendían un aroma característico (huelen bien, pero aún así, con una marca característica cada uno de ellos). Fui caminando despacio. Sí, tanto el parque de las lamentaciones como el circo, aunque estuviese integrado en él, era uno de mis lugares favoritos. Aunque sin saberlo la pelivioleta yo lo usaba para cazar, eso sí, nada escandoloso por supuesto los vampiros cuando queremos, podemos ser muy limpios...

Me fui desplazando con cuidado intentando ver esa cabellera característica. Pero no la veía por ningún lado. Uno de los elfos que me conocía bastante bien, debió de ver por mi mirada, que debía estar buscando a la dueña...

- Por allá está - me dijo, señalando con su pequeño dedo índice. Y cuando me fui aproximando su aroma era más potente... ¿Tener el despacho en una carpa? Me sorprendió, aunque no debería ya que ella tenía esas curiosidades. Caminé más rápido hasta que llegué y levanté la parte de la entrada.

- ¿Se puede? Quería tomar algo con vosotras, pero si estáis ocupadas, vengo más tarde - dije con una gran sonrisa tanto a mi tía como a mi prima Xell, que parecía estar ambas ocupadas con papeles. 

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Tampoco es que me esperase a alguien importante. Pero después de un año de estar rodeada de ministros internacionales, cónsules, delegados de empresas o representantes de lobbys, de gente muy dispar en el Ministerio o de viaje, conociendo a gente nueva en países nuevos, echaba algo de menos todo aquel movimiento. He de reconocer que no me había quedado quieta y había cambiado un trajín por el otro, de ser ministra de un país a ayudar a coordinar un bando entero, el Mortífago, algo incluso más difícil que el llevar un país.

En fin, que no es que me esperase a alguien que me recordara mi puesto anterior, pero la entrada de Heliké en la carpa de Dirección me desinfló un poco. Atención, que no la menospreciaba, era mi sobrina y alguien importante dentro de su grupo de vampiros, pero ya la conocía. Me volví a sentar en el sofá y a poner los pies encima de aquella mesita atiborrada de papeles y le hice un ademán.

-- Entra, Heliké. Ella está ocupada -- le dije, señalando a Xell. -- Yo sólo estoy gruñendo, como siempre. Odio la Navidad.

Me crucé de brazos y mantuve el silencio. Durante un segundo, no más.

-- ¿Tú qué piensas de destrozar el Winter Wonderland? Están con las malditas luces y es un asco. Espíritu navideño, ¡puaj! Son tan hipócritas todo el año... Y ahora quieren que en unos días todo sea paz y amor. Bah, demostremos qué no nos gustan los muggles ni sus fiestas mundanas.

Y todo ésto porque aquel maldito Predicador se había metido en medio de mis planes... A ver qué pensaba él cuando se encontrara en medio de una guerra...

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- ¿Gruñendo? Menuda novedad - dije con una sonrisa y negando con la cabeza - ¿y puedo saber porqué? -pregunté curiosa y sin siquiera pedir permiso tomé una de las sillas vacías que no estaban llenas de papeles (?).

Me senté con el el respaldo apoyándome en la espalda y balancéandome con suavidad. Parecía que esperaba a otra persona por la forma en la que estaba levantada. Debía ser la vieja costumbre de encargarse de recibir a grandes dignatarios.

- ¿Odias la navidad? Vaya, si que has cambiado tita -volví a esbozar una sonrisa burlona- ¿tendremos que hacer cenas navideñas? Me parecen un engorro, pero a los niños creo que les encantará -serían las primeras navidades que pasaría con Elentari después de dos años, y aunque la cría no lo supiera seguro que disfrutaba un montón con los regalos.

- ¿Destrozar? Cómo quieras... Pero piensa que el Reino está en un nivel alto por terrorismo -le informé- están las cosas fastidiadas para cometer un atentado. Yo por mi me apunto, por supuesto - le dije alzando la mano - pero casi prefería más atacar al primer ministro. Darle en dónde más le duele... eso para los muggles, estarán aterrados durante nos días resguardados en sus casas pero una cosa no quita la otra - comenté elevando mis hombros- ¿qué tal si atacamos el Vaticano? - ahora sí, ensanché una gran sonrisa maligna - pero ese sería un primer paso, después, a lo grande... bien, ¿cómo lo hacemos? -inquirí, ahora sí, curiosa por esos planes. 

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Lycan se encontraba atento a lo que pudiera ocurrir o no en su hogar, igual suponía que debería usar la fachada de Uriel Luxure tarde o temprano, pero por ahora se encontraba limitado para hacer algo para el amor de su vida, mientras tanto su mirada se encontraba divertida ante la expresión de la Alaric Luxure, este al parecer no le había gustado que le jugarán una broma de ese estilo, dado que el egipcio había empleado la nigromancia para encerrarlo un relicario y tomar su forma, pero aún así seguro que @ Malum Luxure  no le gusto el juego o al menos esa fue su impresión.

 

En ese momento, el nigromante tomaba una copa de vino, ese sabor seco y dulce de uva, algo añejo. En ese momento, supuso que debería averiguar un poco más, pero como no había sido convocado algún lugar, solo se limito a estar en la Luxure, igual no era alguien que le gustará organizar eventos o mucho menos ser parte de algo grande, simplemente se le ocurrió hacer algo especial para ese Dumbledore, a ver si así tienen ese momento romántico que se le había dado, por otra parte estaba esa boda que deseaba arruinar, aquella que involucraba a los integrantes de la orden del fénix.

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Jack era un fantasma. Y la ventaja de ser un fantasma, además de qeu no necesitabas comer o descansar, eran que podías aparecer o desaparecer a tu antojo, y viajar era tremendamente fácil, dado qeu simplemente podías moverte en línea recta hasta tu destino. Sin contar que el frío nunca era un problema.

 

Asi qeu, haciendo gala de aquellas ventajas, me desplacé desde la Potter Black hasta el Circo, donde sabía con certeza que estaría Sagitas, seguramente encerrada en su oficina. Cuando atravesé la pared, invisible para pasar desapercibido, que aferré a ella por la espalda, volviéndome visible para el resto y tomando corporeidad de nuevo, conforme hacíamos contacto, primero las manos, ascendiendo poco a poco hacia el tronco y el rostro. 

Enterré la nariz en su pelo, riendo. 

 

- Niña, que se supone que le has dicho al chico? Estaba tan tranquilo con Elentari cuando le llegó tu lechuza y empezó a gruñir. - comenté - creo qeu les has fastidiado el plan. 

 

Pero no estábamos solos. @ Helike R V PB  también estaba allí. La saludé con un ligero movimiento de la cabeza. Casi no me había parado a pensar que, tal vez, Sagitas estuviera en una reunión. Pero desde que dejó de ser Ministra, poco a poco, todo parecía volver a la normalidad en casa, y eso incluía las risas y las visitas a escondidas.

- No vas a acompañar a Matt y Elentari? Creo qeu va a llevar a la pequeña a ver las luces de navidad. - dije a la vampiro.

Editado por Matt Blackner

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