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"Dream Of Freedom"...la libertad beneficia a más de uno.


Malum Luxure
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Libertad...

Aquella palabra le conflictuaba un poco al Ángel Caído, porque jamás la considero como algo definitivo o autentico en el mundo que habitaban. Existían cadenas invisibles que mantenían maniatados a magos o criaturas, claro ejemplo era la Reserva donde estaban a nada de desatar un desastre. El caos le corría por las venas al Macnair, desde que podía recordar todo en su vida estuvo protagonizado por problemas y sucesos que le forjaron el carácter de forma férrea y certera— Podemos matar a los que cuidan este sitio, no me tentaré el corazón para hacerlo. Corrección no me lo tentaría si poseyera alguno, pero carezco de el y de eso que suelen llamar emociones—la sonrisa que se dibujará en sus labios era peor que la de un maniático recién recluido dentro de una institución psiquiátrica. 

Sus pensamientos estaban asociados con causar dolor a diestra y siniestra, no por nada aprendió de las dos mejores mujeres que formaban parte de su vida. La leyenda viviente Juv Macnair y su gemela Kahlan Macnair, aquel par de maniáticas no dejaban títere con cabeza y arrasaban con todo— No tengo problema en causar desastre, pero tengo en mente cierta persona que me gustaría desmembrar lentamente—apretando su zurda contenía en cierta medida su recelo por el dizque ministro de magia. Ir golpeando a la gente con una biblia, no le parecía la manera más sensata de mantener en control del ministerio.

Vaya metida de pata que dieron al elegirlo, al menos el no apoyo esa idea tan aberrante. Sintiéndose con un peso menos que soportar en sus hombros, soltando una profunda bocanada de aire ideaba la mejor forma de arrancar con su siniestro plan. Dando un fuerte latigazo con su varita sentenció con furia— Fuego Maldito—desprendiéndose de la punta de su arma dos llamaradas con forma de hidra. Aquella que impactó de lleno cerca de unas jaulas que mantenían presos algunas criaturas, el relinchar de un unicornio, le causo una sensación catártica. Al verlo salir galopando libremente sin daño alguno en su cuerpo— No era mi intención o quizás si—se encogía de hombros observando como la otra criatura golpeaba la zona donde se mantenían cautivos varios Dragones.

Extendieron sus alas al sentir como los barrotes quedaban reducidos a metal liquido, derretidos por la fuerza y letalidad del poder que liberará con su primer ataque—La fiesta comenzó y los fuegos artificiales están tronando con fuerza—relamía sus labios como un felino que degustaba la carne fresca que había cazado recientemente. 

@ Mael Blackfyre @ Malum Luxure @ Ada Camille Dumbledore @ Sagitas E. Potter Blue @ Hessenordwood Crouch y los demás xD

Editado por Kahlan Macnair
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Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Bel Evans Ollivander con @ Hannity Ollivander Evans

Yo creo que Florence ya se siente más a gusto, pero no es del tipo paciente ¿Sabes? No está en su naturaleza.

Aun cuando los decretos de Sagitas permanecían vigentes, no habiendo en el ministerio nadie ya preocupado de hacerlos cumplir, ingresar a la Reserva había sido sencillo, haciendo que llegar a dónde se encontraba la dragón de Hannity no fuera lo que hasta hace meses había sido: Una preocupación constante por evadir controles, y el tener que usar la animagia para pasar desapercibida y no ser detenida por squib.

Ese día, pese a todavía estar en invierno, un tímido sol se alzaba en el cielo límpido y un viento fresco hacia llevadero el camino para llegar a la zona rocosa de la reserva donde vivían los dragones. Admirada a cada paso con la quietud del lugar que solo rompían los sonidos de los animales, contemplé a Hannity que mucho más enérgica estaba varios metros delante de mí, sumamente deseosa de ver si eran ciertos los progresos de carácter de su dragona.

Tu último viaje fue muy prolongado. ¿El siguiente también será igual?

Que a ella le estuviera yendo excelente en su labor con la ministra de Francia era provechoso, pues la suma de su pago no era nada despreciable, lo que era bueno considerando por como cada cierto tiempo Hessenordwood recordaba que debían seguir generando ingresos por la generosa suma donada en la gala Moody hace un tiempo. Pero temas de dinero aparte (que poco me importaban) no había dado todavía con la manera correcta de lidiar con las ausencias de Hann y aunque sabía que era un tema mío más que de ella, allí estaba, quizá de forma egoísta, esperando que ese nuevo viaje se retrasase mucho y permitiera visitar a la Reserva y con suerte tener alguna salida a compras o a la panadería que Despard acababa de abrir.

De repente, una potente explosión hizo volar en bandada a las aves de la zona contigua y Florence que hasta ese momento había estado casi que dormida y un tanto indiferente a nuestra llegada, alzó la cabeza y husmeó en el aire, colocándose en alerta y como ella, otros dragones comenzaron también a asomar desde las cuevas. 

Una segunda explosión y luego una columna de humo se apreciaban apenas a esa distancia, que calculaba era cerca al ingreso de la Reserva ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Temerosa, tomé la mano de Hann, pues parecía que nuestra apacible tarde de visita para pasar un rato juntas estaba a punto de convertirse en algo por completo distinto. 

 

Benjamin Whisper 

Hay muchas cosas que caracterizan a Whisper, una de ellas, juzgarse con dureza el doble de lo que juzga a los demás cuando  comete un error. Una semana atrás, El Anarquista le había hecho llegar unos panfletos extraños de hippies animalistas asegurando que el "momento de la verdadera liberación" había llegado "de manos inesperadas" y Benjamin se había echado a reír ante las advertencias de Horace de que podían ser gente de cuidado.

"Esa gente ni siquiera aprendió a bañarse a diario" había sido su respuesta y encarpetando el panfleto, este había dormido en su gaveta hasta ese día en que desde Transportes las alertas se habían disparado por la cantidad de solicitudes de trasladores que habían llegado, teniendo como destino la Reserva. 

Así que allí estaba, conversando acaloradamente con el encargado en su despacho, con el anillo contra oídos indiscretos activado para evitar cualquier filtración, cuando de repente, un asustado pasante había ingresado  diciendo que un grupo de mortífagos estaba en el mismísimo arco de ingreso incendiado y desatando el pánico entre los visitantes, por lo que la totalidad de empleados habían salido a intentar calmar los ánimos y evacuar a familias y niños pequeños principalmente,  pero que había un hombre  en recepción preguntando por el funcionario más antiguo para una solicitud de información.

Me encargaré de él- aseguró Whisper pensando en quien era el i****** al que se le ocurría preguntar por eso en circunstancias semejantes - y tú - echando una última mirada furiosa al encargado colocó el trozo de pergamino sobre su mesa - asegúrate de terminar esa solicitud y que el Departamento de Seguridad se constituya a la brevedad posible para controlar este ataque. 

Estaba casi seguro que al tratarse de mortífagos, Despard aparecería...pero no como ministro. Y su ardua tarea de mantener su figura separada de la actividad de los bandos se iría al tacho. Sin embargo, cuando finalmente sale a atender, se sorprende de encontrarse cara a cara con el patriarca de la familia Ollivander.

Me temo, Señor Ollivander que tiene que irse cuánto antes, la Reserva está sufriendo un ataque a manos de magos tenebrosos así que ningún civil tiene permitido mantenerse- ante una nueva explosión que sacudió los cimientos y comenzó a incendiar el techo de la edificación, sacando la varita, Whisper conjuro un obsistents y el cerco de materia luminosa terminó tragándose el techo que se desprendió, afortunadamente saliendo indemnes.

¡Cómo un maldito demonio! ¿Cuánto más se tardaría en llegar Darla? ¿O sería que aparecería primero Despard?

@ Darla Potter Black  @ Hessenordwood Crouch  @todes xD

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A raiz del paso del tiempo y de cada vez hacerse mas firmes los rumores, ya convenia ir trazando un plan de accion. Lo primero...y sabiando que irian a llamar a Darla...era no meterla en el asunto. No queria que tuviese conflictos de intereses. Segundo, estar listo para justo cuando comenzara el caos. Sin duda mi mision no era ni apoyar ni deterne a nunguna de las facciones. Por mi como si volaba tod por los aires. Solo alzaria la varita si por alguna casualidad alguien intentaba ir a por Darla estando yo cerca. Y tercero. Tener vias para sacar las criaturas y escapar. A fin de cuentas si alguien despues extrañaba a sus criaturas....pues que culparan a los animalistas y a queienes movian los hilos detras de estas.

Asi que lo primero....pagar al contacto del Ministerio. Y a algunos civiles que rutinariamente iban como a plena excursion mientras detras cuidaba de tender bien los hilos para el dia D. O sea...DEL ROBO. Una vez todo listo solo quedaba esperar. No era conveniente esas espera y a veces exasperaba..pero en mis pocos años de vida...aun era un joven...con canas...habia aprendido de la virtud de la paciencia. Y esta era la que habia experimido, hasta que de improviso..mientras reposaba en la cama una alarma que conocia se aciono. Sin mas tome el saco y sali...en mi bolsillo una replica de una insignea de Seguridad Magica de mi tiempo en el Ministerio. Puede que tal vez fuera un poco diferente pero creo que no tanto..y a estas alturas y con todo en caos nadie prestaria atencion.

-Que comience la pasion. -dije frotandome las manos y desapareciendo en un traslador ilegal que habia mandado a hacer una vez llegue fuera de los limites de la Mansion Dumbledore.

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Lucía Riddle 

 

Entre los rumores escucho esa posibilidad de salvar a las criaturas y donde tuviera pinta, eso parecía ser obra de @ Malum Luxure  o al menos eso suponía ella. Esta información en parte la sacó por Lycan y otra de ciertos magos de mala reputación, eso era lo interesante de tener contactos, por ende con una máscara de cerdita se marcha a la reserva, allí ve todo el caos.

 

"Al parecer esto parece ser un interesante movimiento ecologista, por suerte oculte mis intenciones o rostro con la máscara. En verdad es una lástima que no conozca a nadie, al menos se ve interesante todo. Aunque, no se eso de usar ese fuego." pensó al ver emplear ese ataque infernal alguien y ver los residuos de una explosión." Pero supongo, que esos seres no atentaran contra las criaturas. "Medito la bruja. 

 

Y empleando su varita conjuro.

 

Morphos- 

 

Y una reja de gran tamaño se transformó un lobo adulto, esta reja era la que se encontraba en la guarida de ciertos animales venenosos de todo el mundo, que por alguna razón se encontraba protediga, bueno al menos antes lo estaba. En eso escucho el siseo de varias serpientes. 

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—¿No deberían ir todos los funcionarios ministeriales a ver qué es lo que sucedió en la Reserva? —cuestiona Madeleine, mientras se ata las trenzas de sus botas de combate, al ver que Ellie sigue sentada en la mesa, con la mirada perdida en su taza de café.

El mensaje de Rory Despard llegó justo a tiempo, mientras Madeleine y Ellie tomaban una comida tardía en la cocina, discutiendo con un tono cada vez más elevado acerca de los gastos mensuales de la casa. A pesar de que había estado esperando aquel día libre con ansias toda la semana, se siente incapaz de ignorar el llamado de Rory para "proteger a las personas inocentes que pudieran quedar atrapadas durante la revuelta" y "asegurarse de que las criaturas mágicas no fuesen a convertirse en víctimas de tráfico". De la misma forma Ellie recibió un memo desde el Ministerio de Magia y le contó a Madeleine acerca de los rumores de ciertas amenazas poco concretas de una organización animalista, y de la pequeña posibilidad de que ambos sucesos estuviesen relacionados; sin embargo, luego de decirlo en voz alta, como si sólo de aquella forma comenzara a atar cabos, la duda apareció en el rostro de Ellie. Pero Madeleine no podía imaginarse a magos tenebrosos de la mano con un grupo de hippies.

—No entiendo qué demonios está ocurriendo —suspira Madeleine, luego de intentar unir las piezas que habían llegado. No entiende por qué los mortífagos atacarían la reserva. ¿Cómo tiene eso alguna utilidad? Lo más lógico sería asumir que es su forma de sembrar el caos, o lo que sea, pero tiene entendido que la reserva está ubicada en una isla apartada. La pesadilla que se desate sólo se limitaría a aquel lugar, y a las poco afortunadas personas que estuviesen visitando la reserva, así como a sus trabajadores. Y si el ataque fuese enfocado hacia las criaturas... Bueno, no es que piense que no hayan personas así de crueles, pero ella pensaría que las criaturas mágicas de la reserva valen más como herramientas, que como carne descompuesta.

—De cualquier forma, es una lástima. Tengo entendido que las reservas naturales son lugares que se mantienen en estado salvaje, para que la flora y fauna pueda estar en su "hábitat natural", ¿sabes? Quiero decir, no podría llamarme a mi misma animalista, pero no es que no me importan las criaturas. Y bueno, pensaba que aquel era un lugar seguro para ellas... —«por las mismas razones por las que los defensores del Secreto Mágico aseguran que estamos a salvo estando escondidos», reconoce Ellie internamente—. Pero con lo que está ocurriendo, la comunidad mágica podría perder a muchas criaturas, incluso algunas que están en peligro de extinción.

»En fin... supongo que por ahora no importa mucho entender lo que está ocurriendo —acota Ellie, dándose cuenta de que estaba pensando demasiado en lo que menos importaba. Lo dijo en voz alta intentando convencerse a sí misma, a pesar de que muchas cosas le chirriaban internamente. Su consuelo es que de cualquier forma, no deben haber tantas personas en peligro.

—Espero que Despard conozca a algún susurrador de criaturas —masculla Madeleine por lo bajo—. No me suelo llevar bien con ellas...

Echa un vistazo a la ventana, a través de la cual observa el bosque que esconde la "mini reserva" donde están las criaturas de la familia; después de todo, todos tienen suficiente poder mágico como para que aquello no termine en desastre. Madeleine sabe que, de cierta forma, es una prisión. No puede decir que no lo entiende. La Reserva de Newt Scamander también lo es, pero no cree que lo que esté ocurriendo sea un acto benévolo y desinteresado. No cuando Despard confirmó que hay personas visitando la reserva, ni mucho menos cuando conoce el lado oscuro de la comunidad mágica. Siempre hay alguien que se beneficia de este tipo de sucesos. La verdadera pregunta es quién sale ganando con este ataque, y quién es el perdedor.

Ellie le dijo que contactaría a Melrose y Richard, en caso de que hubiese algo que pudieran hacer, y también le aseguró que reuniría material de primeros auxilios, en caso de que este fuese necesario. Así, Madeleine abre un portal con destino a la Reserva Newt Scamander. 

@ Rory Despard  @ Kaori Moody  @ Melrose Moody

Editado por Ellie Moody

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darla-Dpto.pngLa Potter Black llegó al Ministerio de Magia, había decidido que lo mejor sería que estuviera atenta a lo que pudiera surgir allí relacionado con la Reserva. Después de todo ya Horace Nott había hecho mención a lo que estaba cocinándose en las calles: panfletos de liberacionistas animales. Darla pensó que esa imagen que mostraban le recordaba demasiado a los veganos muggles cuando “atacaban” lugares exigiendo la liberación de las vacas, pollos y cerdos.

Claro que en la Reserva no estábamos hablando de eso precisamente. Cada parte del lugar estaba separado creando áreas cerradas y protegidas con magia donde las criaturas de las distintas especies podían ser vistas en su hábitat, pero con una libertad mágica limitada. Límite que las criaturas no sentían, pero que sí permitían que los observadores estuvieran protegidos y a la vez contenidos para que no dañaran a las criaturas. Sí, era un tema de ida y vuelta, nunca se sabía qué tipo de persona decidía visitar a las criaturas.

Pero lo que más preocupaba a Darla es que desde que no estaban Amelie y Lady nadie, absolutamente nadie, había llevado ni un registro claro de las criaturas protegidas y las que eran mantenidas allí porque sus dueños no tenían las capacidades necesarias para cuidarlas. En fin, así estaban las cosas cuando la pelirroja pisó el atrio, con un traje de pantalón y chaqueta negros sobre una camisa de un lila pálido y botas moradas al igual que su cartera. Sí, estaba muy femenina pero a su vez preparada, tenía la varita en el lateral derecho, su bolso de piel de moke en un bolsillo oculto, la tela de su vestimenta era flexible, cómoda y resistente además de elegante y sus botas, si bien parecían de gamuza tenían hechizos protectores para hacer frente a lo que viniera.

Claro que lo que vino no era lo que ella esperaba.

—Señorita Darla que suerte que llegó —le dijo Misha en cuanto la vio —Benjamin Whisper está chillando como loco pidiendo el Departamento de Seguridad en la Reserva, ya he avisado a casi todos.

Darla miró a la bruja y lanzó un juramento por lo bajo.

—¿En serio Whisper quiere que los aurores se ocupen de la seguridad de la Reserva? —puso los ojos en blanco antes de agregar —manda la mitad del personal disponible para allá, consigan a los que estén más familiarizados con el cuidado de criaturas, si puedes que tengan el libro del Aprendiz de Brujo pero especialmente el de Hermes Trimegisto aprobado, por los dragones y manda a alguien a buscar urgente a todos los miembros del Departamento de Criaturas Mágicas, sean quienes sean los que queden y si hace falta que busquen en sus casas a los ex miembros del maldito departamento —Misha asintió mientras tomaba nota de todo lo que le habían ordenado y Darla agregó —estaré con Whisper si me buscan y mmm… avísale a Matt Blackner… —por poco agrega y a mi tía Sagitas, porque, con sinceridad, aparte de Amelie y Lady no conocía a nadie más que ella especialista en criaturas para cuidarlas y mantenerlas a salvo de un ataque.

Mientras caminaba a pasos presurosos hacia las oficinas de Benjamin Whisper se dio cuenta de una cosa, estaba actuando como Directora de Seguridad y estaba olvidando que los que atacaban la Reserva no eran simples magos libertarios, eran sus compañeros mortífagos. Darla lanzó un bufido y golpeó molesta la puerta de Whisper, buscando saber qué demonios era lo que estaba pasando, alguna vez tenía que ser la primera vez que le plantara cara.

 

@ Rory Despard  @ Matt Blackner  @ Malum Luxure  @ Sagitas E. Potter Blue

Editado por Darla Potter Black
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Rory Despard- Miembro de la Orden del Fénix

Antes incluso de terminar de leer la solicitud del encargado de la Reserva, a Rory le basta leer la palabra mortífagos para ponerse de pie, y comprender que la situación requiere de toda la urgencia posible, y por supuesto no solo de la respuesta ministerial, sino también de la Orden del Fénix. El texto en sí contiene pocos elementos que puedan explicar a cabalidad que es lo que está sucediendo, pero le basta leer de los ataques que el hombre ha enumerado, para entender que tanto para visitantes como para el personal que trabaja de forma permanente en el espacio, cada minuto que pasa puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Por todo eso, cuando finalmente su patronus de buey hereford sale a alertar al resto del bando, el énfasis de su mensaje está puesto específicamente en el hecho de que tienen que proteger a los inocentes, humanos y criaturas, tanto de convertirse en víctimas de un demencial ataque, o en el caso de los animales mágicos que habitan la reserva, el que se trafique impunemente con ellas.

Explosiones, fuego extendiéndose por ese arco pintado de vivos colores y ahora completamente inutilizado. El panorama que Rory observa frente a sí cuando llega a la reserva es lamentable, pero ver que varios de los pasantes y empleados están guiando a las personas para hacerlas cruzar a través de esos portales conjurados con  magia uzza hacia zonas seguras le reconforta, pues no es nada sencillo mantener ese temple en medio del caos. Mientras tanto, metros más allá, los mortífagos se dedican a lo que mejor saben hacer que no es más que destruir, sin pensar en las consecuencias.

¡Despard, me encargaré de supervisar que la evacuación de los civiles se concrete!- Whisper, con la inesperada compañía de Grelliam Ollivander, caminaba en dirección a él, emergiendo con el traje arruinado, y la cara sucia de hollín de la caseta de informes que (aparentemente) había sido consumida en su totalidad por el fuego maldito lanzado por los magos tenebrosos- Potter Black está también en camino, mi asistente me informó que me había ido a buscar a mi oficina. Que poco me conoce tu Directora ¿eh? Como si yo pudiera quedarme ahí, conociendo que mucha gente no sabe hacer su trabajo si no estás atrás, controlándolos. 

Rory no estaba tan de acuerdo con esa apreciación, porque al menos por las historias que había escuchado de Bel Evans, trabajadora de muchos años del Departamento de Criaturas, éste se caracterizaba por la dedicación de sus integrantes. No queriendo además perder el tiempo en una discusión,  tras indicar a Whisper que quedaba completamente a cargo suyo el manejo de los elementos ministeriales, avanzó al encuentro de Madeleine, que apenas había llegado y ampliamente reconocida (en algún tiempo perseguida pública), como miembro de la Orden del Fénix, no había tardado en ser atacada.

— Dios te cuide, Madeleine ¿Estás lista para lo que se nos viene? 

Guantes de piel de dragón y botas de siete leguas eran los mejores elementos con que contaba en su indumentaria que por lo demás, era bastante ordinaria. Lo primero y más urgente era asegurarse de detener el fuego de una manera que no multiplicase los daños. Así que inclinándose en la tierra con las palmas extendidas, conectando la energía de la magia antigua de su interior, con el de aquel suelo fértil, pensó en un Foraoise, que de inmediato remeció la tierra haciendo que de ella creciera toda clase de robusta vegetación: árboles de troncos gruesos, plantas y flores que creciendo salvaje y desmesuradamente terminaron ahogando el fuego.

Por el momento, habían sorteado el peligro inminente, pero la verdadera batalla apenas daba comienzo, y ellos estaban, por el momento, en desventaja numérica.

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En el área de dragones(? Con Bel Evans Ollivander 

 

¿Cómo actuar frente a la madre de la verdadera Hannity? Había sido muy fácil el hablar con ella de vez en cuando en esas ocasiones en que estaba de viaje por trabajo en el ministerio Francés, ahora que estaba en Londres, sabiendo el lugar donde Ollivander y Crouch tenían a la verdadera hija de Evans no le resultaba tan sencillo estar frente de ella, sobretodo,  ¿qué tal si sospechaba que no era quien ella creía? O si se ponía nerviosa y aquello delataba todo lo que había detrás de ese vano intento de imitar a la heredera de los Ollivander.

 

¿Cómo se había dejado convencer por Crouch? Y peor aún  ¿Cómo había cedido ante ese capricho de Grelliam, solo por que no quería que la niña fuera robada una vez más, cuando fué él quien lo provocó?

 

Por fortuna estaba alejada de Evans, así no notaría tanto la diferencia, además, la niña ya estaba loca antes y hacía cosas extrañas. Se defendió de sus pensamientos de culpa por usurpar una historia que no le correspondía.

 

Era una suerte que la dragona durmiera y así no reaccionara como la primera vez que la vió, aún recordaba esa quemadura. Se concentró en hacer creer a Evans que quería ver los progresos de Florence, aunque sabía que con ella no habría ninguno, simplemente no era su dueña, no era Hannity la que estaba allí, así que esperaba tener suerte de que no la convirtiera en tizne.

 

— Tu último viaje fue muy prolongado. ¿El siguiente también será igual?

 

Suspiró profunda y sonoramente antes de responderle,  - No, de hecho espero pasar más tiempo contigo y con Gr... papá - esperaba que aquello pasará por desapercibido, pero antes de que ella pudiera responder en aquel silencio una fuerte explosión se escuchaba desde algún lugar cercano. Florence, al igual que otros dragones de la reserva estaban atentos a los ruidos que venían de otra parte del lugar, sintió el toque cálido de Bel, ahora más que nunca debía actuar como Crouch se lo había explicado, lo sobreprotectora que era con Evans.  Sacó la varita por si acaso quien o quienes habían desatado la explosión llegarán ante ellos.

 

- ¿Crees conveniente que nos la llevemos de aquí, o seguramente preferirías ver qué es lo que sucede?

 

A como ellos le habían hablado de ella, era seguro que no querría escapar de allí con la dragona, ella optaría más por la segunda opción. 

 

@ Rory Despard

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Al cruzar el portal, una brisa fría le golpea el rostro. A pesar de que está cómodamente abrigada en sus pantalones gruesos y el abrigo de cuero sintético, se estremece. El olor a madera y vegetación quemada, así como la electricidad en la atmósfera, la tomaron con la guardia baja; pero es algo que no volverá a repetirse. Sólo necesita unos instantes para adaptarse a la situación, y es como si no hubiesen pasado meses desde la última vez que estuvo presente en el campo de batalla. Cruzada en la espalda, lleva la vaina de Melle, su espada de meteorito. Y en las manos, hasta ahora libres, comienza a materializarse su Magia de la Oscuridad hasta tomar la forma de un arco hecho de hielo; también se materializa un carcaj a sus espaldas, lleno de flechas heladas. Rápidamente, Madeleine toma una con sus manos desnudas y escarchadas, y la tensa en el arco con la vista hacia el frente.

Puede ver perfectamente los estragos que la magia tenebrosa causó, mientras los mortífagos se abrían paso a través de la reserva; la entrada todavía ardía a causa del fuego maldito que la había destrozado. Madeleine maldice por lo bajo, mientras sus ojos escanean rápidamente el panorama. A primera vista no parecen haber moros en la costa, pero de todas formas no baja su arma ni relaja los músculos de su cuerpo. Ni siquiera cuando escucha el saludo calmo de Rory, desde sus espaldas.

—Gracias, Despard —responde sin volver el rostro—. Siempre estoy lista.

El sacerdote se encarga de extinguir el incendio, cosa que Madeleine agradece, pues no estaba segura de cómo podría usar su magia sin causar un daño todavía peor al de los mortífagos. En aquella batalla, no puede perder el control; después de todo, más que una batalla contra los mortífagos, es una operación de protección, como Rory se encargó de recalcar en su llamado. No puede arriesgarse a dañar a una persona ni a una criatura inocente.

—¿Se te ocurre alguna razón por la que los mortífagos querrían atacar la reserva? —le pregunta a Rory, cerrando los ojos para canalizar su energía. Es consciente de que están en desventaja numérica, y no hay garantías de que eso vaya a cambiar pronto, de modo que tiene que aprovechar sus poderes para igualar la situación. A sus espaldas, de su sombra, comienzan a materializarse sus Criaturas de sombras, y se elevan por encima de ella hasta alcanzar los dos metros de altura. Se tratan de tres serpientes gigantes, que se arrastran a su paso, listas para saltar sobre cualquier enemigo— Asumiendo que no es por puro "amor al arte", por supuesto —comenta con sorna—. Quizás así podríamos ubicarnos unos pasos por delante de ellos... porque si esperamos ganar en un enfrentamiento directo, no sé si tenemos muchas posibilidades —murmura, de mala gana.

@ Rory Despard

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Había optado por una nueva actividad: lanzar una pelota de goma de color rojo contra una de las paredes de mi despacho. Al menos, aquello me mantenía activo  y ayudaba a que no me volviera loco del todo mientras surgía algo que hacer en el ministerio, al menos para mi. Hasta Accidentes poco o nada llegaba, y la falta de empleados en el departamento tampoco atraía rumores como antaño. 

 

Atrapé la pelota justo a tiempo para darme cuenta de que alguien había entrado en el departamento. La bruja parecía asustada, pero traía un mensaje de la prima Darla. Tal como escuché nombrar a los mortífagos, mi expresión aburrida cambio por una decidida, dejando caer la pelota sobre el sofá. 

- Avisa a Darla. Dile que ya estoy en la Reserva. Mandad a los que encontréis. - contesté, abandonando mi despacho, sin molestarme en coger la chaqueta, que se quedó colgando del respaldo de la silla.

 

Para cuando llegué a la reserva, los mortífagos ya parecían estar haciendo de las suyas. Fruncí el ceño, sintiendo un ligero escozor en los ojos a causa del humo que inundaba el ambiente. No me extrañaba, pero hasta donde habían llegado en su ataque? No necesitaba preguntarme el motivo. Allí había dragones y otras criaturas peligrosas, no necesitaba pensar demasiado para entender que debían estar tramando.

 

Con la varita en la mano derecha, seguí la dirección del humo, sin hacer ruido, hasta...

- Desp...Ministro? - pregunté, sorprendido, corrigiendo mi casi error en el último momento. Estuve tentado de preguntar que hacía ahí, lo lógico sería que se hubiera mantenido en el ministerio, a no ser que ya estuviera allí antes. Giré la mirada hacia la mujer que le acompañaba, sin quitar la vista del trío de serpientes que se deslizaba por el suelo. - Ha llegado alguien más? Deberíamos asegurar los dragones y las criaturas peligrosas.

 

 

 

 

@ Rory Despard  @ Ellie Moody  @ Darla Potter Black

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