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• Expediente 66 •


Ellie Moody
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No había sido en su mayoría trabajo suyo, claro, ¿cómo podría algo tan bueno, bello y elegante salir de él? pero había participado, había estado ahí ante cada decisión y acuerdo, así que de buena gana acepta las discretas felicitaciones que Hessen le dá por hacer un buen trabajo junto a la paga quincenal, a pesar de que han sido los contactos en la agenda del Crouch lo que ha sacado del apuro al muchacho, pero que igualmente le da ánimos para continuar con esto hasta el final de esta aburridisima ceremonia, sobre todo ahora que Hess nuevamente le advierte que no podrá estar ahí para apoyarlo. 

Todo esto resultaba algo demasiado simbólico para la familia Travers, era consciente de ello, pero el qué elementos eran más importantes sobre otros, bueno, eso era solo un poco difícil, no porque Harriet hiciera todo más complicado, la verdad es que la comunicación entre ellos había mejorado desde su primer encuentro, sin embargo, tampoco podría asegurar si ella solo se había abierto a él con tal de deslizar algo de información que fuera relevante para su labor o si de verdad ella sentía las ganas y el gusto de compartir esto con él. Era aún complicado entenderla de todo, y solo por eso, había dejado de sentir casi humillante recibir las instrucciones por parte de su asistente, que directamente de ella.

Pero a pesar de toda la incomodidad, no encuentra complejo el comportamiento de la muchacha, pues se imagina a veces, que aunque en circunstancias diferentes, entre ellos podrían existir particulares paralelismos. Aunque era una idea muy atrevida, supone él, como para compartirla directamente con ella.

Me tomé la libertad de dejar que otras personas presencien la ceremonia también-, trata de parecer tranquilo, seguro y con confianza, pero esta vez un tic en el brazo lo entorpece y hace que no pueda seguir avanzando junto a la niña. —E-es-estarán al margen, pero pensé que tal vez sería bueno para usted, le ayudaría quizá a no sentirse sola-, cuando finalmente logra que sus articulaciones vuelvan a funcionar como antes, se da cuenta de que esto ahora no parece una buena idea. —Quiero decir, a que no es necesario que lleve sola todo esto, no es que usted esté sola, pero es un…ah…-, respiró. —No ha sido mucha gente en realidad, solo alguien que estaban igual o quizá un poco menos interesados en lo que le sucedió al padre Black-, trató de explicar, a estas alturas no está seguro de como Harriet tomaría la noticia, o si entendería al menos que no ha hecho el atrevimiento con mala intención. —Incluso se que hay algún inquilino del palacio, quien sabe señora, quizá pueda hacer buenas migas.

De apoco la hora de la ceremonia se acerca y aunque es un evento recebado hay bastantes personas, entre gente que es parte de la ceremonia oficial y otra poca de una lista de pequeños asistentes que Kleo ha sugerido.

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Harriet Travers

Ser el centro de atención en una habitación nunca había sido de su agrado, pero incólume se mantuvo con un rostro apacible, pasando por en medio del camino delimitado con pétalos de claveles, hasta acomodarse en el lugar que habían reservado para ella.

Era una verdadera pena, y una cierta decepción para la joven, no encontrar a Hessen presente en la ceremonia; porsupuesto que, aún cuando había sido informada de su ausencia, había esperado que a último momento, en la apretada agenda de Crouch apareciese un espacio, pero tal cosa no había sucedido. 

Sin embargo y pese a que Guren acababa de asegurarle que era una ceremonia discreta, cuando vio al Ministro de Magia acompañado de Benjamin Whisper, supo que lo quisiese o no, su ceremonia había adquirido tintes políticos. Eso, explicaba además, el por qué ciertas amistades conocidas del círculo de Hampshire habían accedido a llegar hasta Hogsmeade a pesar de la enorme distancia entre ambos poblados.

Hattie no solo intuía, sino que estaba convencida que ninguno de esos dos importantes hombres estaba interesado en casamiento alguno, cada uno por razones diferentes. Ciertamente, al predicador Despard lo conocía muchísimo menos que a Whisper, pero el trato que había tenido con él los días previos le había revelado a un hombre bastante simple que se contentaba (o conformaba) en demasía con lo poco que tenía y casi que desdeñaba la ostentación, llegando incluso a reprobarla. 

¿Cómo era posible entonces que hubiera mujeres interesadas en un hombre así? Escapaba a su comprensión, pero era una realidad plasmada en el corillo de muchachitas que se habían sentado alrededor del pelirrojo.

Créeme que hallo un remanso de paz en la soledad, como pocas veces me lo ofrece está ruidosa gente - comentó Hattie de pasada mientras inclinaba la cabeza para saludar a su vecina del condado, Tessa Greengrass- pero no te preocupes Guren, la elección ha sido la correcta. Quizá un par de nombres sobren, como ese matrimonio de allí ¿Sabes? - alzando apenas el mentón señaló a un par de rechonchos rubios de mediana edad- pero teniendo en cuenta la escandalosa circunstancia en que el padre Black murió, nos vendrán bien un par de chismosos que puedan difundir la verdad sobre la muerte de tan buen hombre. Y sobre Whisper, hay mucho por contar de él, pues tengo el infortunio de conocerlo desde la infancia, pero no hay forma de no tenerlo presente aquí cuando el párroco es su primo.

Cleo la estaba esperando ya en la primera fila de la derecha. A un gesto de ella, Guren detuvo su paso, como dando a entender que ahí acababa aquel ceremonioso resguardo, pero entonces, Hattie lo tomó del hombro para susurrarle en voz baja que deseaba que permaneciera a su lado.

 — Te lo has ganado- musitó por toda respuesta, antes de separarse de él para dar la bienvenida al sacerdote Avery que en esos momentos hacía su ingreso entre saludos y miradas repletas de curiosidad. 

Era este hombre de Dios un tipo mayor, de cabello entrecano con gesto adusto y múltiples arrugas en la cara. Su trayectoria había estado vinculada principalmente a la atención de la vicaría de Devon y se comentaba mucho de su gran sentido del humor, sin embargo, podía ser por su considerable estatura, pero había algo en él de imponente e intimidante, y el efecto se complementaba con sus ojos azules que Hattie pronto reconoció que eran idénticos a los de su primo Whisper, aunque luego una mirada más atenta le mostrase que había en ellos un brillo que en el otro estaba ausente por completo. 

El silencio se hizo en toda la estancia cuando ocupando su lugar al frente, el párroco inició con la ceremonia. Hattie había asistido a un puñado de ellas, así que sabía de antemano de su duración, pero varios, especialmente los "connotados" de Hogsmeade (que no dejaban de ser en su mayoría simples comerciantes) se habían quedado dormidos al poco rato y eran motivo de burla y cuchicheos de los otros asistentes. 

El tiempo pasó sin nada que en realidad, se saliese de lo previsto. Las dudas de Hattie sobre todo el evento se habían casi disipado, hasta que cuando ya solo faltaban diez minutos, alguien más, con apariencia idéntica al padre, se hizo presente, alegando ser él la persona "real".

Automáticamente la tensión se apoderó de los presentes en la sala. Si el recién llegado decía la verdad ¿A quién habían tenido todo ese tiempo de pie frente a ellos? ¿Y con que intenciones se encontraba allí suplantando al párroco?

En el momento que una maldición asesina fue lanzada en dirección a Despard, provocando el pánico general, al menos la segunda de esas preguntas pareció hallar respuesta.

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El ruido del caos inundó el salón por completo, algunas de las personas ahí parecían haber olvidado su clase y buenos modales con tal de encontrar la salida más próxima o un lugar donde ponerse a salvo del ataque, sin embargo, lo que se imagina que son secuaces del impostor ya tienen el lugar rodeado o por lo menos las salidas bloqueadas, se trata de un grupo de al menos diez o quince personas que llegan a respaldar al impostor de Avery, y que seguramente se han deslizado al evento con sigilo durante el tedioso monólogo del hombre.

Gurren, que mientras la otra figura del párroco se enfrentaba cara a cara ante su reflejo, solo había aferrado en su mano artificial el brazo de Harriet. Por un instante pareció no saber qué hacer, moverse de ahí podría convertir a Hattie en un blanco fácil, pero cuando aquel hombre es capaz de lanzar sin escrúpulos una maldición en contra de Despard, él tampoco cree tener la fuerza suficiente para hacerle frente a aquel hombre cómo para derribarlo o en todo caso crear una brecha para que ella escapase. 

Como si se tratase él de una máquina averiada su cabeza se sintió llena de información que corría velozmente pero que era al mismo tiempo difícil de ordenar. Es Kleo quien finalmente logra sacarlo de ahí, gritando su voz sobre los ataques que han comenzado a intercambiar por el salón contra los conspiradores, sólo así es que aferra más el delicado cuerpo de Hattie al suyo y se dispone a escapar con ella de ahí, pero no llegan lejos pues un ataque desviado los orilla a esconderse detrás de un muro falso a media altura, posiblemente algo que lleva a algún cuarto anexo, y si pudieran llegar a él sería más fácil pedir ayuda.

Pero en medio del caos es difícil pensar, ¿qué ha pasado con Despard? ¿había sido asesinado? ¿y las demás personas? ¿qué sería de todas ellas? Aunque Harriert no había dicho cosas necesariamente buenas de la mayoría de los presentes él no creía que merecieran tampoco todo esto, además ¿qué es lo que quería este hombre impostor? Sin escuchar más comienza a desenfundar discretamente del compartimento de su brazo, con un extraño ruido mecánico, su maltrecha varita. Él no tiene experiencia en duelos, ni siquiera conoce un gran repertorio de hechizos de ataque, sin embargo, sabe que es lo que tiene que hacer, y dejar a todas esas personas ahí, en medio de esta batalla, no es lo correcto, sin mencionar que entre todo ha perdido a Kleo de vista y no sabe si ella se encuentra malherida o, al igual que ellos, escondida en algún lugar seguro. 

   —Que curioso artefacto ese que tienes ahí-, el inesperado comentario hace que casi Guren pegue un brinco de la impresión, detrás hay un muchacho en cuclillas a la altura de ellos, de mirada fría pero maliciosa, y por un segundo cree que puede tratarse de uno de los atacantes que los ha encontrado. —Deberíamos salir de aquí, ¿no creen?-, no está seguro de que este chico sea alguien en quien confiar, a pesar de que al igual que él está interesado en sacar a Harriet de aquí.

   —N-no podemos dejar a Despard-, dice, casi como para evitar su ayuda. 

   —No está solo, mira, ahí está Ben, lucha...-, a pesar de la advertencia de Gurren, el muchachito se asoma por encima del muro, justo a tiempo, pues Whisper es esta vez quien está evitando con destreza la maldición asesina que va sobre él. Deja escapar una exhalación de alivio antes de empuñar con ambas manos su varita y expulsar de ella un aura sobre el atacante Avery que evitará que sea capaz de volver a conjurar más maldiciones por un rato. Luego volvió con el par de brujos a sus pies. —Bien, vamos, conozco un camino.

   —Debo avisar a Hessen, protesta nuevamente, esta vez notificando más bien a Hattie a su lado, y un poco esperando de ella una decisión, si es que quiere seguir a este hombre. 

   —Ya lo he hecho-, interrumpió el moreno en cambio, y le mostró un aparato de comunicación similar al que él guarda en su bolsillo derecho de su abrigo, en la pantalla se muestra una conversación donde en palabras breves explicaba la situación en el salón de eventos del palacio, pero es la respuesta del otro lado lo que dejó al Ollivander sorprendido. ¨Ok" era la breve respuesta de Hess. 

Entonces un fuerte estallido sacudió los muros del salón con fuerza, la detonación terminó por derrumbar casi toda la entrada principal y con ella a algunos de los secuaces del impostor de Avery que obstruyen el paso. Y de ahí tres figuras se asomaron de entre la nube de polvo interrumpiendo la batalla un instante.

   —Pero que necedad. Despard, creí haberle dicho que no buscara más problemas, ¿y es usted ahora ministro de magia? Debí verlo venir luego de su actuación en la batalla contra el inquisidor.

   —Eitʃ-, el malhumorado rostro de Renzo mostraba más de las facciones del demonio que del hombre y descargó su molestia sobre los cuerpos que pisaba bajo sus pies. 

   —Si, si, ya se. Solo quiero saber si, bueno, si él está muerto. Es que no pensé que nos volveríamos a ver tan pronto-, se encogió de hombros. No obstante, no pudieron acercarse más pues los ataques de aquel grupo de conspiradores continuaron.

   —Esa es nuestra señal, andando-,volvió a insistir el moreno. 

Gurren dudó de nuevo, y echó, como no queriendo, un vistazo a su propio aparato de mensajes, ¿habría algo para él ahí?, “Mantente a salvo, Gurendriel, podría necesitarte”, era todo lo que decía. Suspiró entonces, ¿realmente así podría ser? Volvió su espesa mirada ámbar a la niña junto a él, supone que aun con la ayuda de este muchacho, ahora se tienen solo el uno al otro para salir de ahí, así que una vez más extiende su mano hacia ella, esperando por su respuesta.

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Harriet Travers

Hattie siente la dureza del tacto de Gurren, sujetando su mano enguantada y se aferra con igual fuerza, no por miedo, sino para asegurarse que en medio de toda esa gente arremolinándose y atropellándose por salir, no se pierdan el uno del otro, y tampoco caigan en manos de los captores que de a pocos a través de los ataques, van revelándose como cómplices del impostor del párroco Avery.

Abrirse paso es un verdadero desafío, con tan solo la voz de Cleo desgañitándose con tal de asegurarse de que están escuchándole, pero los hechizos que no dejan de ir de un lado a otro, terminan provocando que a mitad de camino se vean obligados a moverse hacia una de las esquinas para ponerse a salvo de las esquirlas de una ventana hecha trizas; , y aunque no tardan en esconderse tras un muro para dar tregua y observar nuevamente el espacio, la voz de la muchacha ya no es audible y ni siquiera parece haber rastro de ella en el salón, lo que hace aumentar la tensión en el cuerpo de Hattie, como reacción al enfrentamiento campal en que se ha convertido la ceremonia.

La quietud de su propiedad apartada, aunada a su poco interés de salir de ella, había preservado a la heredera Travers de los peores estragos que las guerras habían provocado en Inglaterra, con Ottery y Londres como sus específicos blancos. Ella podía contarse entonces entre las pocas privilegiadas, que había visto florecer una de sus etapas más creativas con sus diseños siendo exhibidos por las más prestigiosas casas de moda en revistas y pasarelas, mientras a pocos kilómetros, los hospicios se llenaban de huérfanos, y las pérdidas en las familias se multiplicaban.
 
Lo que está viendo entonces no solamente es algo totalmente nuevo para ella, sino que además la hace ser consciente por primera vez de las advertencias que muchas de sus amistades a distancia le estuvieron haciendo los últimos meses: Que los magos necesitan volver a mostrarse fuertes para poner orden a un mundo en caos, y hacer valer el peso de la alcurnia, ahora que parecía que ninguna garantía para personas como ella estaban dadas.

Esto es lo que estuve evitando presenciar a toda costa. Todo esto no es el mundo, no es mi mundo…

La breve confesión se pierde entre los ensordecedores ruidos, pero refuerza su miedo inmediato de poder ser herida, haciendo que haga a un lado sus reticencias usuales, y se deje conducir por Gurren, quien ha activado el singular mecanismo de su brazo, con ese ruido que la primera vez le había parecido tan molesto, pero que en esos momentos es prácticamente su única protección, dada la ausencia de Cleo, pues incluso desde los tiempos de Hogwarts, jamás supo emplear su varita para duelos y batallas.

De pronto, un grito queda atorado en su garganta ante la presencia de otro joven que ha aparecido peligrosamente cerca de ambos, y lo observa de pies a cabeza, mientras interactúa de lo más tranquilo con Gurren. ¿De dónde es que salía semejante clase de gente? ¿Cómo podía mostrar tal calma en un momento así? Por el raro acento perfectamente identificable está claro que no es inglés, pero aun considerándose culta en idiomas, no consigue identificar su procedencia y eso hace que también sus sospechas se disparen, hasta que, tan igual que Gurren (o acaso incluso más que con él) sus dudas se disipan al saber que es Hessenordwood quien está tras esa inesperada ayuda.

Salir de allí es urgente aun cuando tenga varias preguntas dando vueltas en su cabeza y una necesidad también grande de saber, porque entre todos los espacios y eventos posibles, ha tenido que ser en el organizado por su familia donde se les ha ocurrido a esos desconocidos atacar al ministro de magia.


Los ojos de su empleado, que se desviaron para ver el propio aparato entregado por Crouch, ahora la contemplan fijos esperando por una respuesta, que en realidad, no necesita pensarse demasiado, porque todo lo que desea en esos momentos es ponerse a salvo, y no verse más involucrada ni saber más del desenlace de ese enfrentamiento, excepto por una cosa…

Lo seguiré, y supongo que tendremos ya más adelante tiempo para las presentaciones respectivas- volviéndose hacia el recién llegado le dio un último vistazo antes de tomar con decisión la mano de Gurren- pero bajo ninguna circunstancia me quedaré a solas con usted, sin la presencia de mi guardia- muy segura de lo que decía la heredera avanzó hacia la trampilla que el moreno habilidosamente había activado a unos pasos del muro- y que sepa que lo siento mucho, pero ni siquiera por mi querido Hessen, puedo confiar al cien en alguien que trata con tal familiaridad a un desadaptado como Whisper.

Por toda respuesta, lejos de palabras o un gesto, el misterioso joven hizo un sonido como de pájaro. Desconcertada, Hattie cruzó finalmente el portal abierto, pero su última mirada fue justo y precisamente al rostro de Benjamin que parecía haber alzado la vista y sonreído al escuchar aquel gorjeo, mientras Despard a su lado, casi ileso excepto por un corte sobre la ceja, cegaba con un potente flash de luz a dos de sus atacantes.

El espacio del otro lado del portal, lejos de ser una casa como Hattie había esperado, resultó siendo un local, con la particularidad de tener unas paredes recubiertas de densa vegetación, la que también recubría el piso, de raíces, enredaderas y musgo. 

Quedaba ahora saber, qué era lo que hacían allí y por supuesto conocer la misteriosa identidad de su rescatista.

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El camino por el que el joven mago los estaba guiando era estrecho y oscuro, solo podía escuchar y sentir la vegetación en las paredes rasguñando la piel de sus rostros y enredándose en sus cabellos, —Continúen, ya casi llegamos-, escuchó de una voz diferente, pero un acento similar a la del moreno que los había sacado del salon momentos antes, era imposible que se les adelantara tanto tan rápido, o que hubiese otro camino delante de ellos, lo sabe, él tiene un gran sentido de orientación y no encuentra la forma de explicar porque es que la voz del otro muchacho se escucha tan lejos de ellos. De una cosa está seguro, y es que Hattie sigue a su lado, aferrada a él tanto cómo él a ella, y por un momento, independientemente de a dónde los está conduciendo este camino, es suficiente.

Espera-, hace el intento de llamarlo, pero hay plantas por todas partes y se le meten por la boca y los ganchos de sus brazos. —Kleo se quedó allá afuera, es nuestra amiga, tenemos que volver por ella-, pero es inutil, el otro muchacho no responde. La idea de que quizá han caído en una trampa se acrecienta en su mente, sin embargo Hattie anunciando a su lado que cree haber encontrado la salida de aquel túnel sin fin, lo saca del denso hilo de pensamientos sobre lo que la pobre chica estaría pasando si quedaba atrapada en medio de aquel campo de batalla.

Aquí están, lo siento tanto, aun no domino bien el arte del fulgura nox y los portales hacen esa cosa extraña del túnel-, el muchacho los recibe animadamente y los ayuda a salir del camino. —Mi guía dice que es porque no logro concentrarme bien, pero ¿cómo va a saber lo que está pasando por mi mente todo el tiempo?

¿Qu-quién eres tú?-, el apretón en el brazo por parte de Travers lo empuja a finalmente ser él quien se enfrente a su misterioso rescatista que de apariencia no parece ser mayor que ellos dos.

Oh, si, si. Quintel Guillam-, el muchacho limpió sus manos antes de estirarla para estrechar la de ellos. Guren saludó primero, pues sospecha que Hattie no se acercará a él, ni siquiera por aquel encanto infantil y casi dunda que desborda el moreno. —Tu debes ser Gurëndriel, ¿cierto? me meteré en problemas si no lo eres-, la risa maliciosa en el chico, en un momento cómo este, era casi espeluznante. —Y tu Travers, Harriet.

¿Trabajas para la compañía?-, Guren preguntó, a pesar de trabajar para Hess, él no terminaba de entender del todo a que se dedicaba exactamente la empresa del Crouch, y apenas si conocía a un par más de sus compañeros hasta ahora, todos igual de discretos.

Es una cosa temporal, se supone que me ayudará a pagar el alquiler y deudas de la escuela, pero hace mucho que terminé con eso, aunque Hess no lo sabe.

Si, también yo, solo es…-, aclaró la garganta, por un momento recordó que su servicio con Harriet Travers es una cosa temporal. —Gr-gracias igualmente, por ayudarnos-, ciertamente, la parte de sus engranajes que evidentemente no lo hacen más humano, continúan desconfiando en gran medida de este chico, por otro lado, el gesto de agradecimiento que le tiende es igual de cálido que el color de sus ojos naranjas, y por el modo en el que Guillam a cambio lo apapacha confianzudamente al menos sabe que esta vez ha conseguido proyectar correctamente sus intenciones. —Puedo preguntar, ¿qué es este lugar?

Es…un lugar seguro-, por un momento la confianza lo abandonó y pareció dudar, o quizá estaba más preocupado que otra cosa, por Benjamin, el palacio, la gigante recepcionista… —La verdad es que no se más que ustedes al respecto-, continuó esta vez cambiando la voz a la de un viejo colega de Ilvermorny, conocido por “ser la voz de la razón del grupo”. —Debemos quedarnos aquí hasta recibir nuevas instrucciones.

 

¿Estás bien, Harriet?-, se siente algo torpe, más de lo usual, al preguntarle, pero al menos ahora que Quintel se ha alejado para revisar el local donde se encuentran presumiendo de conocer bien el lugar, es que Hattie parece haber relajado un poco más el agarre sobre su brazo. —Lamento lo que pasó, estoy seguro de que podremos salir de aquí pronto, aún si este chico no vuelve, quizá Hess pueda…-, buscó entre su bolsillo el aparato comunicador y se lo entregó a la bruja, esperando poder tranquilizarla un poco.

El demonio, al igual que muchas otras cosas, ha sido reservado sobre la relación que existe entre Travers y él, o posiblemente cualquier otra persona que conozca; “Es un mal habito hablar de las personas si no es necesario”, le responde educadamente, no hay forma de sentirte mal o tonto al respecto, pero es difícil acercarte a él con tantos complejos aunque gentiles muros a su al rededor. No obstante, la misma Travers, es un caso solo un poco más diferente, es por ella que sabe que al igual que el señor Whisper, se conocen desde la infancia, aunque hoy ha comprobado que su gusto por ambos hombres es totalmente diferente, también sabe que ella confía en el Crouch, tanto así que incluso cree que si ella se aferra ahora a su brazo buscando protección no es por lo que él mismo ha demostrado ser, sino por lo que Hattie se fía de Hess.

Pero ¿y si eso no ocurría? ¿si en algún momento Hess no podía aparecer para rescatarla de un mal día? El último mensaje de Crouch se repitió entre sus pensamientos, “Sobrevive, alguien (Hattie incluida) podría necesitarte”. Y entonces piensa, que Hessen no solo le está pidiendo que se convierta en solo un superviviente más del montón, sino en algo más que eso.

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Él cómo la modesta ceremonia de la familia Travers se había convertido en blanco para un ataque en su contra, daba vueltas en la cabeza de Rory, aunque no tenía tiempo para desperdiciar en teorías sobre el tema frente al aluvión de hechizos que tocaba responder. Su concentración estaba puesta entonces en los atacantes, hasta que un potente estallido hizo que se pusiese a recaudo ante el derrumbe, pero en medio del caos una figura reconocible emergió.

Aunque sea en tan aciagas circunstancias ¡es un gusto volver a verle Eitʃ!-la voz del predicador, cargada de efusividad, se alzó por encima del sonido del ataque que acababa de lanzar contra el doble del párroco Avery.

La alegría en el rostro de Rory era evidente, aun cuando desencajaba del todo con el peliagudo duelo que estaba llevando. Junto a él, Whisper apenas mostraba algún signo parecido a la molestia por cada nuevo oponente que derrotaba, gran parte de las veces, con mucha sangre y dolor infringido de por medio.

Travers ha sido puesta a salvo así que podríamos hacer lo mismo y ponerte a buen recaudo ¿sabes? – de alguna manera la molestia de Benjamin había crecido y su vista pasó del mago que acababa de derrotar con una potente llamarada, hacia las dos personas enviadas por Hessen- Estoy segura que la gente de Crouch puede hacerse cargo de los que quedan, siempre que se les pague bien ¿o me equivoco?

Había un inequívoco tono de provocación en las palabras de Benjamin. Rory no entendía bien, aun cuando la recepcionista le había platicado varias veces al respecto, si tal disputa con Hess era por desavenencias mutuas, o una animadversión unilateral de Ben, pero soltó una exhalación con cierta desesperanza de que incluso en un momento así se manifestara.

Me interesa bastante menos mi seguridad, que el resolver quienes están detrás de esto, Benjamin- señalando al doble del párroco, que había caído aturdido por un hechizo del otro agente de Crouch, Rory se acercó al hombre, comprobando que aún respiraba- en lo inmediato es vital distinguir si se trata de mortífagos u otra clase de extremistas. Lo segundo, averiguar desde cuándo siguieron a tu primo para concretar este ataque hoy, y no lo conseguiremos a menos que capturemos a todos los cómplices que se pueda, CON VIDA ¿entendieron?

El énfasis lo había hecho no únicamente por Ben, pero claramente lo último que necesitaba era que una nueva nota amarillista sobre conductas violentas y abusivas por parte del hombre saliese a la luz. Y es que aunque lo había previsto a algún nivel, desde que el referéndum había sido anunciado, aun cuando el proceso aun no daba comienzo,  los ataques se habían multiplicado como un mecanismo que Rory no terminaba de entender si buscaba acallarlo a él, o más bien a la reforma que estaba buscando, dándole al propio pueblo la posibilidad de que decidiera seguir o no con las conservadoras medidas de la ex ministra.

Un nuevo ruido volvió a ponerlos en alerta. En medio del polvo levantado por una segunda explosión, una docena de vitaes, creados a partir de los estantes de la recepción, con filudos colmillos y ágiles movimientos, se dirigían a ellos. Rory alzó la varita entonces, y vio que Eitʃ, Benjamin y el otro hombre hacían lo mismo.
 
Ya tendrían tiempo para repartir tareas en cuanto se aseguran de acabar con todos esos esbirros.

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Hounds

¿No te dije que era encantador?-, Eitʃ lanzó con habilidad un potente rayo que protegió a su colega de recibir un impacto directo al rostro, luego le arrojó la varita por el aire.

—Al menos alguien se alegra de verte-, por el contrario, Renzo machacó con una maldición torturadora al mismo insolente que se había atrevido a hacerle cara.

¿De qué estás hablando? Mucha gente se alegra de verme … y lo hacen todo el tiempo-, el frasco redondo que la bruja hizo rodar por el suelo terminó a los pies de algun otro encapuchado que quedó dormido al instante bajo los efectos de un filtro de los muertos en vida vaporizado, mucho menos potente que el filtro ingerido, pero igualmente los sacaba de un apuro y lo principal; les abría un camino hacia donde se encontraban Despard y Whisper.

La batalla continuó ante los aliados del impostor de Avery con fuerza, no eran contrincantes del todo peligrosos, pero sin duda tienen una resistencia férrea, lo que los llevó a conjeturar de que este podría tratarse de algún otro grupo de fanáticos políticos o religiosos que solo sabían causar problemas. No era que ellos frecuentaban entrometerse en disputas de este tipo, sin embargo, las decisiones sobre sus actividades por parte de Hessen los últimos meses eran cada vez más ambiguas y no dejaban en claro el rumbo hacia donde estaba yendo la empresa ahora, y muy posiblemente solo ellos eran lo único que quedaba de lo que alguna vez el Crouch consiguió.

Renzo y Eitʃ luchaban a la par con una coordinación casi sobrenatural, utilizando una sola varita entre los dos la cual invocaban en sus manos haciéndola desaparecer de los dedos del otro, arrojándola por el aire o rodandola en el suelo para hacerla llegar de cualquier modo, e intercalando los ataques con objetos mágicos o pócimas que detonaron, intoxicaron o aturdieron a sus oponentes y, ¿por qué no? algún otro golpe físico más directo. En cuestión de casi nada de tiempo, el pequeño grupo había logrado neutralizar el problema más grande y ya la mayoría de los asistentes de la reunión habían conseguido salir del sitio.

Solo entonces hubo oportunidad de finalmente acercarse. Eitʃ aprovechó para llegar hasta donde Rory, que es varios centímetros más bajo que ella gracias a su alta figura y sus pretenciosos tacones, y después de cerciorarse de que su herida sobre la ceja es solo un rasguño, le dio un beso cándido en la mejilla.

Me gusta eso, te hace ver rudo-, ella le sonrió divertida, era extrañamente familiar estar de nuevo junto al pelirrojo, cómo si fuera algo de todos los días luchar codo a codo con él y no cosa de solo un par de veces. —Aunque siempre nos han gustado los chicos buenos-, ella le guiñó con cierta complicidad que seguramente el hombre no entenderá. —No tiene que preocuparse por la paga, señor Whisper, la seguridad del ministro siempre correrá por cuenta de la casa-, solo por fastidiar, la coqueta muchacha le arrojó un beso al aire al rubio, conociendo de sobra los rumores que rodean al minucioso asistente del actual ministro de magia ingles.

Fue Rory nuevamente el encargado de unificar mitades, mientras ponía al tanto a ambos grupos sobre lo que buscaba y lo que quería de estas personas. Fue una sorpresa por parte de los agentes de la compañía que Despard no tuviera más explicaciones sobre el atentado que acababa de sufrir, ellos habrían incluso pensado que el ataque había sido esperado por parte del ministro, dada las condiciones de haberse tratado de un evento tan exclusivo. Y quizá hubieran interrumpido, Renzo, impaciente como siempre, abordando a Despard con preguntas que claramente se inclinaban a incriminarlo o hacer quedar mal la reputación del ministro, sin embargo, el ruido a sus espaldas y la advertencia de Rory anunció un nuevo objetivo en la misión.

 —Pero…¿qué demonios son estas cosas?-, los ojos de Renzo brillaron de emoción, fueran lo que fueran habría querido llevarse un par consigo al mismo infierno.

Escuchaste bien al señor ministro, monsieur, compórtate-, entonces Eitʃ conjuró una vez más el arma en mano. —Barbatos, morphos-cangrejo de fuego. Engorgio-, invocó y con una nueva llamarada de la gigante criatura el campo de batalla nuevamente se encendió.

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Harriet Travers

"Hess no lo sabe". 

A todas luces, desde su apariencia hasta por las circunstancias que le está relatando, no es Guillam un tipo de su misma clase y estirpe, es un empleado de Hessenordwood pero hay algo en esta familiaridad con la que habla sobre Crouch que no termina de gustarle a Hattie. Por eso mismo, verse en deuda con él no es un pensamiento que le agrade, y se siente más cómoda pensando en que a fin de cuentas, ha pagado por esto: Por el cuidado personal de Gurren y el auxilio de urgencia del joven Quintel, ambos guiados por el excelente sentido de precaución de Crouch, y que en todo caso, es solo con este último con el que está verdaderamente en deuda.

Otra deuda más.

En la rara edificación a la que han dado a parar, sin poder eludir del todo las raíces que la hacen tropezar y apoyarse más de la cuenta en su guardián, Hattie reconoce que la mayoría de ellas sirven para venenos y antídotos respectivamente. ¿Era entonces este lugar alguna clase de herbolario? Quizá por fuera haya un letrero que identifique mejor el rubro del local, pero no parece la clase de negocio a los que Hess se dedica, pues nunca vio en aquel hombre un interés por las pociones ni preparaciones similares.

De cualquier modo, se relaja de que en la quietud de ese espacio solo se escuche el rumor del agua discurriendo en las canaletas, combinado con las raras voces que va haciendo Guillam, y ahora la pregunta de Gurren, en un tono gentil y considerado que se complementa a la perfección con la preocupación en sus brillantes ojos naranjas.

El aparato comunicador que le tiende es extraño, y por un momento ella se siente desconcertada de que se lo dé. ¿Acaso no ha visto él lo poco dada que es a la tecnología muggle? Un hecho que tiene que ver en buena medida con su orgullo como bruja, y el pensamiento de que hacer tanto uso de dispositivos muggles va en detrimento de la magia misma, al hacer que caigan en desusos hechizos y encantamientos. Aun así, su sentido de la curiosidad es mayor, y termina aceptando la rara máquina, para echar un vistazo a los mensajes que Crouch ha estado enviando al jovencito, y no puede evitar sonreír ante las cuidadas maneras de redacción que el hombre emplea.

¿Cuándo Hessenordwood se había vuelto tan exquisitamente formal? La duda lleva ya un buen tiempo rondando su cabeza, desde la tarde tranquila de primavera en que Cleo le trajo la última revista de Corazón de bruja, y en ella descubrió al hombre entre las fotografías que informaban sobre su retorno a Inglaterra, tras "una ascendente y exitosa carrera profesional del otro lado del mar". No es este hombre galante y de buen parecer, el muchacho que conoció cuando tenía 6 años de edad, durante su primera salida al extranjero (a Francia justamente), ni ha encontrado en el breve encuentro que tuvo en el Pink Palace cuando formalizaron la contratación de Gurren, la misma gentileza no impostada de antaño, con la que le ayudó a guiarse cuando se vio perdida en medio de la enorme casa de verano de los Crouch, en los tiempos en que ella no era más que una niña asustada que apenas estaba aprendiendo sus primeras palabras en francés y él uno más (y no necesariamente el más brillante) de los niños Crouch, y el único que a pesar de estar a punto de cumplir los 18 años, no parecía disfrutaba en lo absoluto como otros hombres de su edad, de las cacerías de zorros, los duelos a escondidas  y el tiro con escopetas.

Ella desconoce quién es este Hess actual tan alejado de sus recuerdos, pero eso lejos de extinguir su interés por él no ha hecho más que reforzarlo, pese a que incluso su fiel Cleo le ha advertido, que alejarse de ese hombre puede ser lo mejor que puede hacer. Un atrevimiento sagaz por parte de su ama,  motivado cree Hattie, por lo que Cleo ha podido averiguar sobre la vida actual de Crouch (o al menos lo que se dice de su vida) información que no obstante no le ha compartido, quizá porque no son más que rumores, y de ellos está hecho el noventa por ciento de la vida social de las élites mágicas, ocultando tras ellos, la real y a veces nefasta vida de decadencia en la que muchos están sumergidos. 

Y a diferencia de ellos, si de algo puede presumir Harriet Travers, es que siempre ha sido transparente sobre lo que es, sobre la posición que ocupa y lo que se espera de ella en cuanto a comportamientos y actitudes. Incluso si de adolescente, tuviera una etapa de descreimiento y rabietas, ya de adulta se siente agradecida a su madre, que sabiamente supo mantenerse y mantenerla apartada de los círculos más perniciosos de Ottery, poniéndolos de ese modo a salvo de toda clase de escándalos.

Es por todo ello, que siente personalmente como un daño irreparable, el ataque que acaba de suceder: Que todo el esfuerzo y cuidado para llevar una vida tranquila en Hampshire, pronto se vea irreparablemente roto por causa de un puñado de dementes fanáticos, trayendo deshonra para su casa, y que su apellido termine involucrado en panfletos oportunistas o engrosando las listas de enemigos del predicador Despard y sus ideas reformistas.

Sobrevivir  a eso, se le figura de repente, como una dura tarea, en la que quizá el único consuelo que tiene es que no va sobrellevarla sola, porque Gurren y Cleo estarán allí, para ayudarla.

—  Gracias por mostrarme este artefacto, uhm ¿comunicador?- no está segura si ese es el nombre correcto pero en cuanto divisa un sillón, se aproxima a este sintiendo de pronto todo el peso del cansancio que ese escape le ha dejado, y llama a Guren con la mano para que se acerque hasta ella- ¿tú puedes mandarle un mensaje de vuelta cierto? Ponle por favor, que se cuide mucho y de que la señora Hattie le agradece por enviarle a tan correcto y amable ayudante.  

Mientras el muchacho digita el mensaje, concentrado en la pequeña pantalla, Hattie aprovecha para alzar el pliegue de su vestido y comprueba que la herida justo por encima de su tobillo está peor de lo que imaginaba, y que va necesitar de ungüentos especiales para asegurarse que no deje ninguna fea cicatriz.  Está casi segura, por el corte limpio, que ha sido la esquirla de la ventana rota la culpable, pero los raspones alrededor y la sangre seca, le indican que quizá las raíces donde ha estado enredándose son también culpables.

La verdadera pregunta es qué tan bien podremos estar Cleo, tú y yo para eludir a la prensa carroñera desde mañana, Guren- como heredera, su sentido del deber de mantener ante todo el prestigio de su familia es fuerte, y la lastima más ese hecho que el daño físico que  ha recibido por causa de aquella batalla- tengo un pequeño plan en mente, pero primero, necesito que puedas conseguir agua para limpiar la herida y un ungüento para cicatrices, ya que si este lugar resulta no tan seguro, será un problema que no pueda escapar rápidamente. 
 

Cuando el muchachito se pierde de vista, para cumplir sus órdenes, Hattie levanta un poco más la pierna, y se las arregla para apoyarla con cuidado sobre tres cojines que toma del sillón donde está sentada. Se siente tan cansada que dormir parece una buena opción, pero entonces, la súbita aparición de Guillam (¿cómo hacía para desplazarse tan sigilosamente?) la hace abrir los ojos y observar con suspicacia al muchacho que está llevando un raro amuleto colgado del cuello, el cual brilla unos instantes cuando él murmura Curación, apenas en un susurro.

El efecto es inmediato y aunque la herida no desaparece, el dolor amaina casi por completo. Hattie está sorprendida de tal clase de magia que no ha empleado varita, pero incapaz de dirigir directamente la palabra al muchachito, se impacienta porque Guren vuelva pronto. No está muy segura de cuánto tiempo es el que podría tolerar con aquel tipo en el que no termina de confiar, mas un sonido un metro más allá de ellos, de repente la distrae de esos pensamientos y la hace desviar la mirada hacia la trampilla del subsuelo, y esta vez, aun con todo su autocontrol, Hattie pega un grito al ver a una joven morena emerger de allí, y con pasmosa calma, dirigirse hacia ellos. 

Vaya Quintel, cambiando a Hannity por otra heredera  ¿Es porque esta es más acaudalada?- la risa de la joven hizo que Hattie permaneciera inmóvil, demasiado conmocionada por el atrevimiento y los modos de la mujer para observarle tan de cerca, y el terror se multiplica cuando la ve dirigirse a una alacena del fondo, para coger un tarro que contiene lo que parecen órganos de algún animal-  Pas de quoi mademoiselle. Su visita inesperada interrumpió mi trabajo, pero no se preocupe, ya que comprobé que son ustedes, puedo regresar a terminar lo que me falta.

¿A qué clase de trabajo se refería? ¿Guardaba relación con el muñeco de trapo envuelto en un pañuelo ensangrentado que llevaba a la cintura? Tan rápido como había aparecido, la joven volvió a perderse bajo la trampilla y solo el retorno de Guren alivia el pulso acelerado de Hattie, y sus crecientes dudas sobre lo "seguro" que puede ser ese lugar, teniendo a semejante "trabajadora" dentro.

¿Y sería que ese tal Quintel genuinamente era un cazafortunas? 

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Kindergarten

No teníamos la intención de interrumpir, mi señora Montpellier. Es que no se me ocurrió otro lugar donde hacernos aparecer-, Quintel se disculpó con una sonrisa de oreja a oreja y una mirada destellante, hasta ahora se había mostrado muy aficionado a las prácticas de hechicería de la bruja. —Intentaremos no causar más molestias-, sin embargo es demasiado tarde, pues la trampilla se cierra nuevamente y no hay más rastros de Nasha.

¿Qué sucede? Escuché gritos-, Guren volvió casi al instante, parecía haber dejado su tarea a medias tras escuchar la alarma de Hattie, en sus manos solo cargaba una botella de agua y algunos trapos que no podrían ni servir como vendajes siquiera.

Una falsa alarma-, Quintel observó con burla a la nerviosa muchachita y le sonrió, tal parecía que su gesto no era bien recibido por ella, y por un momento pensó en las niñas nomaj del colegio, él creía que había más parecido en Harriet a esas personas no mágicas que en los magos y brujas que había conocido hasta el momento, incluyendo a Benjamín y sus sofisticados modos. —Ya no hará falta nada de eso, ella estará bien. 

¿De verdad?-, incrédulo se acercó a las piernas de la muchacha, por un momento parece haber olvidado guardar los malos hábitos delante de la delicada niña, pues sin más comenzó a inspeccionar la piel sana de su tobillo desbordando curiosidad y admiración por sus ojos. —¿Y no duele más?, mira pero qué has hecho aquí, es increíble, no hay ninguna cicatriz, ni rastro, esto es…-, el sonido como un reproche que viene esta vez en dirección de Hattie le recuerda que no está tratando con un cuerpo sin vida como con los que está, de algún modo, acostumbrado a convivir. —Lo siento-, se disculpó guardando distancia. 

El silencio entre ellos fue por un momento incómodo, Guillam era sin duda un muchacho extraño, incluso aún más de lo que pudiera parecer él, aunque Guren no piensa que sea eso la razón que hace tan difícil la convivencia entre ellos, por otro lado no puede dejar de pensar en el artefacto que le ha mostrado para sanar el cuerpo de la niña, algo ha explicado brevemente sobre la magia guerrera y aunque quiere preguntar más acerca de ello, y de si carga consigo más objetos mágicos como aquel, piensa que eso podría no ayudar del todo a aliviar el recelo con el que Hattie trata al muchachito. No es claro que él le tuviera mayor confianza, pero era lo que tenían ahora.

Eres otro inquilino en el Pink Palace también, ¿cierto? -, Quintel asintió en respuesta, luego paseó una vez más su mirada por la bruja Travers, la había reconocido en medio de la batalla incluso antes que a Gurëndriel, pues la recepcionista parlanchina le había contado acerca de ella en alguna ocasión mientras Benjamín actualizaba el alquiler. —¿Habías visto algo así antes? Es decir, ¿por qué atacarían durante el evento de la señora Travers?

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Rory Despard & Benjamin Whisper

Son por completo disímiles, aun estando en el mismo campo de batalla, los pensamientos que Whisper y Despard albergan al contemplar al par de empleados de Crouch luchar en la batalla. Benjamin está cada vez más convencido de que es un problema que el predicador confíe en ese turbio hombre que es a sus ojos Hessenordwood, pues a pesar de que es él su asesor, sus consejos poco parecen importar cuando ese mago, o sus empleados se ven involucrados. Lo peor es comprobar personalmente, que la técnica de lucha de ambos es tan perfecta que constituyen una protección inesperada para Rory.

Que la seguridad "corra por cuenta de la casa", lejos de aliviarlo le suena casi como advertencia, de que contrario a lo que pensaba, el ingenuo pelirrojo tiene inesperados aliados poderosos, que paradójicamente, él no parece haber terminado de identificar como tales.

A regañadientes, está cumpliendo la orden de Rory de solo desarmar a los oponentes y no infringirles heridas ni maldiciones, pero no resulta sencillo destrozar la pétrea consistencia de aquellas bestias, así que comienza también a lanzar llamaradas para verlos arder. En medio del fuego y el humo, el grupo está ya en los jardines delanteros del Pink Palace, y desde allí pueden apreciarse de mejor forma la magnitud de los daños producidos por el ataque.

Su piso esta intacto, pero claramente es pura magia la que lo sostiene.

Rory, mientras tanto, está montado en el cangrejo de fuego gigante, sujetándose de Eitʃ con fuerza para no caer durante las sacudidas del cuerpo de la criatura cada que emite una llamarada, y lanzando polen de lirios de fuego sobre los tres para asegurarse de que ninguno resulte con quemaduras. El beso de la mujer todavía está golpeteándole en la mente, pues es la clase de actos que solo personas tan liberales como ella pueden permitirse, sin que el hacerlo involucre ninguna clase de sentimientos especiales de por medio. Él lo entiende, sí, pero eso no evita que sienta mariposas en el estómago revoloteándole mientras permanece junto a ella, ni que sus mejillas permanezcan enrojecidas, aunque decir que es por causa del fuego le ahorre las vergüenzas de admitir que ha sido por esas inesperadas muestras de afecto.

Cuando por fin, la situación se estabiliza y Renzo en un último y astuto movimiento, ha conjurado un portal para desaparecer (Dios sabe dónde) al último de los vitaes del campo de batalla, el cangrejo detiene su marcha y Rory es capaz de notar el saldo que ha dejado el enfrentamiento: Varios cuerpos agonizando entre horribles estertores pues están prefiriendo envenenarse antes que permanecer de rehenes, y media docena de sujetos inconscientes que Whisper está disponiendo que sean enviados a Azkaban para ser interrogados por los inquisidores.

Deberían ir primero a San Mungo. Sé que en la institución hay muchos infiltrados saboteando fácilmente operaciones y que ya han permitido fugas masivas antes de otros sospechosos, pero justo por eso, es indispensable que tú estés allí, Benjamin y que te asegures que a esos hombres se les trate con dignidad, sin que eso impida que consigamos la información que necesitamos.

Incluso para alguien como él, que no tiene una "lectura" clara de las personas, resulta evidente que Whisper no se ha ido con los mejores ánimos para cumplir con la orden. Pero ya sin Whisper presente, es que Rory se siente más libre para inspeccionar las razones por las que puede ser que han recibido ese ataque.

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