Jump to content

Jimmy's


Catherine Moody
 Compartir

Publicaciones recomendadas

7sPlelD.jpeg

 

La pastelería que antes había sido un lugar super frecuentado por el ahora ministro Despard y Melrose Moody, se encontraba ahora en sus manos, no como clientes si no como  dueños. Era cierto, la bruja estaba endeudada en setenta y dos cuotas que incluían veinticuatro cuotas de intereses por haber tomado "prestado" el dinero de Richard Moody... pero era suya. Con un poco de suerte, la pastelería podría pagar su valor antes de los siete años prometidos y Melrose tendría un desahogo financiero con el que antes no habría podido ni soñar.

El mostrador era pulcro, la distribución del espacio era clara y las amplias entradas tenían unas vidrieras impecables. Había también mesas al exterior, que gracias a un encantamiento indetectable no ocupaban espacio del callejón y daban la sensación de aire libre, con un toldo de colores claros, que brindaba sombra en los días soleados y protección atmosférica en días de frío y lluvia. Había pequeñas estufas, mesas y sillas confortables. Desde allí, se podía observar a la gente pasar y apreciar las baldosas de la calle con toda claridad. 

La familia había vendido debido a una crisis y no lo habría hecho ni en mil años si hubiera podido. Era una oportunidad única en la vida.

La pâtissière era una figura reconocida del mundo muggle, que había sido reclutada por la familia en épocas recientes y había tenido un boom impresionante. Apoyada con ayudantes mágicos, se había convertido en sensación y la historia más exitosa de convivencia mágica y no mágica desde el levantamiento del secreto. La mujer no era bruja pero era casi como si lo fuera. Se manejaba muy bien entre magos, ganaba en oro y tenía siempre a mano algún comentario mordaz. Era una persona muy interesante y muy ocupada. 

La administradora era también bastante misteriosa, si bien una bruja siempre preocupada por la eficiencia del local, encargada de capear lo que ahora eran un par de desorientados nuevos dueños.

—No tienen nada de qué preocuparse, este local funciona como un engranaje bien aceitado. 

La bruja y el mago asintieron y fueron a la parte de atrás, para poder tomar un poco de helado y bollos a la sombra de una agradable glorieta. Habían "modificado" un poco, acorde a los gustos de Richard debido a que como benefactor de Melrose había tenido una palabra o dos qué decir. Así que habían instalado la glorieta en medio de las mesillas con sombrillas del césped. El pasto era agradable, delgado, suave y siempre bien recortado. El aroma de las buganvillas y jazmines que trepaban por las paredes del patio trasero también le aportaba un aire exótico, acompañadas de cuatro palmeras instaladas en cada esquina. 

Fuera del local había un bonito letrero con colores llamativos que indicaba el sabor del bollo del día y también algunas otras cosas frescas a la venta además de lo habitual. Dentor, en la zona de la cocina, había un letrero con placas correderas, que cada trabajador colocaba con su nombre cada día, donde, cuando todos ya habían marcado entrada, se podía leer:

Pâtissière: Annabel Everett - Millais

Chef de despensa: Davis Olson

Support:   

  • Jeniffer Austin
  • Gené York
  • Me gusta 1
  • Love 1

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 11 meses más tarde...

«Treinta minutos»

Le bastaron unos pocos segundos para comprobar que Jeniffer llevaba razón. Ni un solo ruido se colaba a la glorieta, a cuya sombra se había resguardado, a la espera de que la hora pactada para su reunión llegara. La quietud del jardín, despojado de comensales, hacía pensar que el local por entero se encontraba en silencio, pero la realidad era bastante diferente.

Cómo cualquier día de San Valentín, docenas de parejas inundaban las calles del Callejón Diagon, y los rostros en su mayoría sonrientes, sonrosados y felices, daban otro aspecto a la ciudad que Rory había dejado unas semanas atrás, sumida en la nieve y en la melancolía. Restaurantes, bares y todo tipo de negocios exhibían luminosos letreros con variopintas ofertas y el ambiente en general rebosaba un optimismo contagioso.

En el caso de la panadería, siguiendo el olfato para los negocios de la administradora del local, habían optado por ofrecer únicamente servicio de delivery, armando una atractiva oferta de combos que pronto salieron como "pan caliente". Lógicamente, no toda la gente toleraba las largas filas y tiempos de espera que significaba el asistir de manera presencial, así que de forma audaz, estaban ahorrando costos en mozos y lavaplatos para con ese dinero contratar personal adicional que pudiera llegar los pedidos a tiempo.

Y era esta la razón por la que el jardín estaba a completa disposición para Rory...y Hessenordwood Crouch.

Una mirada simple podía llevar a pensar que esta era otra reunión más, de las varias que había sostenido para poner sus asuntos en orden tras su prolongada ausencia de Londres. Probablemente los jóvenes trabajadores del local así lo creían, pero la Pâtissière que era experta en distinguir lo que escapaba a los demás, no tardó en reconocer en el cuidado que Rory había puesto para que su indumentaria combinara y en el ligero nerviosismo con que había anunciado el nombre de su invitado, que esa reunión tenía otra clase de finalidad. 

Discreta y eficiente como era, no había tardado en hacer llegar un carrito con los mejores dulces de la casa, incluidos, sin que Rory lo supiera, los tiramisú "para gente tímida", eufemismo que en realidad enmascaraba los potentes efectos del postre más solicitado por los clientes con amores secretos ese día. 

Rpry no había dicho nada porque en realidad ya estaba más que acostumbrado a que los encuentros con Crouch fueran malinterpretados, gran parte de las veces, por la propia actitud  juguetona del mago y la dosis correcta de ambigüedad que despertara la imaginación de los demás.

Pero se suponía que siempre habían sido eso. Un coqueteo ligero que no tenía asidero para convertirse en nada más. 

 

«Cinco minutos»

Incapaz de concentrarse, la lectura de la biografía de San Antonio de Padua se detuvo y Rory cerró el libro, convencido de su pésima elección. Cómo si recién, a la luz de la soledad de la glorieta estuviera viendo el sinuoso recorrido reflexivo de su mente, estaba cayendo en cuenta que había elegido, entre muchos, leer justo sobre uno de los santos más carismáticos, deseado por hombres y mujeres y  patrono de los amores terrenales imposibles. 

 

Para él, desde niño, tener la certeza del amor de Dios le había dotado de la seguridad suficiente para afrontar la difícil vida del campo y también había curtido su propio espíritu para no ceder a lo que consideraba las tentaciones mundanas de la carne. Sin embargo,  su paso por Londres había arrancado de él esa certeza, y al volver a su natal Irlanda, lejos de poder retomar su antigua vida, en la distancia y la pérdida, había comprendido por fin aquellos sentimientos que subrepticiamente llevaban acompañándolo todo el tiempo, como un fuego interno amenazante, capaz de arrasar con él y todo cuánto fuera capaz de encontrar a su paso. 

Un fuego que en ese momento ardió con más fuerza en su pecho, cuando los suaves pasos en la fría nieve le revelaron que su tiempo a solas acababa de llegar a su fin.

@ Hessenordwood Crouch

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La alarma de su reloj de pulsera sonó lo que pareció ser solo para él y sus oídos, es un tono melancólico y algo dramático inspirado posiblemente en la pasada temporada y donde lo que en verdad hace mas ruido es el enérgico zumbido que hace al vibrar. Una elegante floritura de su mano, que le sirve además para estirar los nervios contraídos sobre el teclado, es suficiente para silenciar el sofisticado aparato que además de decirle la hora exacta del día y de detectar cada uno de sus movimientos, también le notifica sobre cómo sutil, pero no desapercibidamente, su pulso cardiaco ha apenas ha cambiado tras sacarlo del ensimismamiento que le produce resolver por horas la contaduría en un excel con la horrenda melodía de “carols of the bells” con el que alguien más ha saboteado los ajustes de sonido del smartwatch.

A partir de este momento, tras eficientemente guardar y cerrar su equipo de trabajo, el muchacho tiene programado cada segundo, paso y acción que debe tomar para no llegar desagradablemente tarde, ni desordenadamente antes a su reunión de hoy, solo justo a tiempo. Todo está programado, salir de la heredad de los Ollivander donde ha pasado gran parte de la mañana sin que Grelliam encuentre algo absurdo en que entretenerlo, esperar a que el menor de la casa se convenza a sí mismo de si debe o no aprovechar “el aventón” que Hessen puede ofrecerle de vuelta al Palacio Rosa para visitar a sus amigos, y desde luego, la larga excusa que tiene que ofrecer para evitar la tentadora, pero demasiado excéntrica invitación a “La Fabulosa Noche Del Amor, con todo y suite incluida", de la gigantesca dueña del pintoresco edificio donde renta el piso más alto.

—No te he notado tan distraído antes—, dice la alta mujer una vez que termina con sus insinuaciones esperando por otra -víctima- que cruce las puertas del recibidor. Comúnmente, quizá solo por cortesía o hábito social, Hessenord preguntaría al respecto por la observación de la mujer, pero detenerse ahí le costará minutos que no están programados en su compromiso. —Si, esa es toda tu correspondencia—, ella dice en una media sonrisa, aparentemente muy satisfecha por la considerable reducción de cartas de “admiradoras” que el Crouch recibió el día de hoy. —El año pasado saturaste los buzones, esta vez no es ni la mitad. No has tenido buena suerte, ¿o será que ya no hace falta poner tantas excusas?

Ella lo deja irse esta vez sin recibir una de las ambiguas respuestas del muchacho, lo que es novedad, aunque Hessen piensa que, no importa lo que pudiera o no responderle, ella ya ha hecho sus propias conjeturas sobre la (aparentemente no) vida personal del mago.

Las dos horas restantes que pasan antes de llegar a Jimmy´s suceden en casi un parpadeo, sobre todo luego de intentar atravesar Diagon a pie, entre personas, adornos, flores, globos y peluches gigantes por todas partes. Pero con todo y tráfico, el programa sigue su curso como debe de ser.

Conoce el local, no podría decir que por cuenta propia, pero mentira sería decir lo contrario, pues aunque le advierta, Eitʃ es muy aficionada a los buñuelos de manzana y canela y, aun si no quiere admitirlo, Renzo es solo un poco menos malhumorado con uno de esos panes de calabaza  del “mostrador” para llevar con los que la bruja termina en la bolsa solo por falta de cambio en la caja registradora. Hessen desde luego no come esas cosas, por salud física claro, pero cuando hasta él llega el todavía existente aroma del panque de crema y fresas, apenas perceptible sobre los olores del San Valentín que inundan el resto del callejón, atravesar lo que le queda del camino es fácil. Como si volviera a casa luego de un largo día de trabajo.

Finalmente, las luces de las calles comienzan a encenderse por arte de magia a lo largo de las aceras antes de que Hessen pueda conducir sus últimos pasos hacia el interior del vistoso local.  Con una ultima mirada la calle detrás de él, contempla la ciudad bajo la oscuridad de una temprana tarde; aún es invierno, sin duda, pero no es el mismo invierno de hace un par de meses atrás. 

Desde que era muy joven siempre existió esta ociosa y banal discusión entre mis muchos hermanos sobre qué tiempo del año era el mejor de todos para reunirse, inevitablemente el invierno era la estación por excelencia, sospecho que las festividades de fin de año tenían un peso considerable en sus elecciones—, el mago se abrió paso por el jardín todavía ocupado por la última nevada sobre el verde pasto que crecía en tan particular glorieta. —Yo siempre pensé que el verano era mejor, pues no había en él todo ese proceso de preparación de por medio. No, no, todo ya está…florecido para entonces.

Aún sostiene la sonrisa en los labios del último de los divertidos comentarios de la persona que lo guió desde la entrada del local hasta este jardín, quien también se encargó de asegurarle de que a Rory no le molestaría si Hess interrumpe su lectura en lugar de quedarse ahí de pie en el acceso, perdiendo el tiempo que ya casi no le queda para llegar a la hora acordada, todo por mirar un minuto más, aun sin su intervención, el incómodo y rezongón ceño con el que el pelirrojo se esfuerza en mantener su lectura.

Seis y cuarto de la tarde, marca el reloj en su muñeca y se pregunta Hess ¿qué pasaría si no hace ningún movimiento hasta las seis con dieciséis? ¿Podría Rory terminar de leer el capítulo de su libro? ¿Podría su propio ritmo volver a la monotonía de las hojas de excel? 
 
Pero estoy recordando bien en este momento el argumento de uno de ellos, muy aficionado a las aves por cierto, que decía que lo mejor de todo no era que hubiese una sola mejor estación, sino que variaba y así, tras cada periodo de transición entre una y otra, podías verdaderamente contemplar la belleza que existe en el cambio—, el demonio paseó su atención por todo el lugar antes de conectarse finalmente con la característica mirada de Rory y adoptar el mismo tono de azul de sus ojos. —Y pienso que ahora entiendo esto mejor que antes—, le sonrió, como si ocultara algo más para sí mismo en sus palabras. —No creo que exista el tiempo ni el cambio suficiente en usted, mi señor, que no pueda dejar yo de admirar en cada uno de nuestros encuentros—, finalizó con una ligera venia de su cabeza.

Y entonces, cuando recibe a cambio todos esos gestos indescifrables, pero al mismo tiempo esperados en el rostro pecoso del menor, Hessen puede escuchar finalmente el silbido de su reloj de muñeca indicando que su pulso se ha perdido por completo y que a partir de este momento, por más que se prepare para ello, no podrá programar nada más con la certeza con la que ha organizado su día hasta ahora, porque Rory Despard es, hasta la fecha, el factor más constante que le resulta inexplicablemente impredecible.

Ha pasado un tiempo más largo desde la última vez que nos reunimos en un lugar así, ¿no le parece Despard? o quizá es que ya me había malacostumbrado a verlo casi todos los días en el asiento del copiloto de mi auto.

@ Rory Despard

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Con la misma sincera devoción bajo la cual pone  su vida al servicio de los demás, Rory se pone de pie, y sonríe al mago, como si ya todo ahí fuera parte de un hábito inculcado desde la infancia, como si no hubieran tenido que pasar una serie intentos fallidos para alcanzar ese delicado equilibrio.

Ha visto con sus propios ojos y en otras circunstancias la elegante frialdad con que Hess puede tratar a los otros, esa capacidad contradictoria y probablemente por eso atemorizante, de prodigar halagos y permanecer al mismo tiempo incólume, sin que ninguna clase de emociones nublen su perfecta fachada de control. Él también, no mucho tiempo atrás, se preocupaba en demasía de su trato "transparente y simple", características que su antiguo asesor Whisper no había dejado de reprocharle hasta el último de sus días en el ministerio, como inadmisibles para su posición.

Pero aquellos tiempos han pasado. No necesita más sumergirse en esa complicada red de enmascaramientos sucesivos, así que aún sabiendo que no es  la mejor reacción de su parte, deja que aflore algo de orgullo al escuchar al aparato electrónico de Crouch emitir un silbido que delata el ligero cambio que ha operado en el hombre al verlo. 

Con la bendición de Dios, hemos podido volver a encontrarnos y eso es lo más importante ¿No lo cree?

Los saludos entre ambos se han convertido en casuales oportunidades para evocar más de un recuerdo del pasado (o del presente) y compartirlo con el otro, pero aún si le preguntaran, no tendría forma de explicar la reconfortante familiaridad que ese gesto le provoca. Y siente también gratitud, de que sea un sentimiento compartido el extrañar aquellos paseos donde la vista del otro lado de la ventana, siempre fue arropada por singulares conversaciones desde dentro del auto, esas que les permitieron conocerse un poco más.

Ahora que ambos han tomado asiento,  Rory intenta recordar que era lo que su familia pensaba respecto a las estaciones. Porsupuesto está lejos de dar una respuesta lo mitad de interesante que la de Hessen. 

A mí me gusta la primavera. La nieve se derrite y deja que el mundo vuelva a llenarse de colores. Los animales y las plantas  salen del letargo, sus cuerpos recuperan el calor perdido durante el invierno, y entonces incluso tú mismo, te contagias de esa esperanza de ver florecidas las semillas que sembraste con el corazón repleto de sueños e incertidumbre - su efusividad se refleja en el brillo singular que alcanzan sus ojos azules pero prosigue su relato- no recuerdo haber tenido esa conversación con mis hermanos, pero también deben preferir la primavera, por los festivales y el derroche de cerveza.

A veces, las proposiciones que le hace Hess impactan lo suficiente como para que la voz de él quede alojada en su interior, y reaparezca en los momentos más inoportunos, justo en medio de la misa dominical mientras pide perdón a Dios por los pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión. A veces, Rory siente que podría abandonarse a esas palabras, dejarse llevar por ellas  para que moldeen su actitud a los deseos de Hess, en lugar de luchar contra ellas y contra el gozo que le provoca ser el receptor de esas confesiones. 

¿Qué tan malo podía ser que por esta vez, fuera él quien se animara a dar el primer paso, a sugerir una invitación?

No queda mucho para la primavera, así que quizá podríamos volver a tener un paseo para entonces ¿El sur del país tal vez? Me dijeron que alrededor de Bristol hay una maravillosa campiña y unas vistas increíbles. E incluso, si nos alcanzara la noche...también hay  hospedajes sumamente confortables. No los he probado personalmente, pero la señorita Travers dijo que eran...maravillosos.

El pelirrojo da un profundo suspiro, desliza la cabeza en dirección a un bollo de calabaza y lo toma con rapidez para evitar que sus ojos revelen decepción y tristeza  si es que su invitación termina por ser rechazada. Está luchando arduamente para sacar cada frase de su boca, y para dejar atrás esos viejos preceptos que solían llenarlo de culpa, pero es normal que flaquee, mucho más porque ahora es consciente que no es que el amor de Dios no le alcance. 

Es que  ha reconocido para sí mismo su necesidad de ser amado. Y no por cualquier persona, sino por quién está junto a él en ese instante, aparentemente todavía decidiendo qué responder. 

Si lo prefieres, tampoco tendría que ser a solas. Quiero decir...- es inútil contenerlos así que los nervios alcanzan a su voz - un lugar así de seguro le haría bien a la salud del señor Ollivander, y probablemente también los jóvenes Gurëndriel y Quintel valorarían tener un respiro en medio de sus actividades. 

No ha salido tan perfecto como en su mente, tampoco necesita que lo sea. Sabe que tomará tiempo, que apenas está iniciando en ese camino honesto que ha prometido seguir para ser fiel a sus sentimientos y liberarse de la perniciosa culpa que lo embarga por cada mirada que Hessen le dedica.  Pero es un paso cada vez. 

Hoy ha podido hablar y manifestar su deseo desde lo más profundo del corazón, una cosa muy pequeña, pero significativa a tantos niveles que lo desborda. Y debe sentirse satisfecho por ello. 

Y confiar en que lo siguiente se dará por añadidura, porque los tiempos del Señor son perfectos.

@ Hessenordwood Crouch

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Se siente casi doméstico, de una forma curiosamente agradable, mientras la charla tímida de Rory comienza a cobrar sentido de a poco. Él apenas mueve los brazos y las manos sobre la mesa para servir las dos tazas anticipadamente preparadas para su llegada; una media con café y la otra es una infusión fresca, cómo los brotes en la primavera de la que el pelirrojo le habla, una que Hess no reconoce ante el olfato, pero que espera que el muchacho Despard pueda contarle más sobre ella conforme avance esta reunión. Debe ocuparse bien en esto, la tarea de ofrecerle a Rory el dulzor correcto con el bollo adecuado para su tee es lo único que lo mantiene todavía concentrado en sus palabras y no en cada uno de los destellos de emociones con el que el muchacho rápidamente machaca el hasta ahora buen juicio del demonio. 

Pero a pesar de su esfuerzo, es la siguiente oferta que sale de la boca del pelirrojo lo que termina por interrumpir su concentración devolviéndole finalmente la mirada. 

Tiene más de una razón por la cual deberá negarse a esa invitación de Rory, tantas o más de las que hay para también haber evitado la reunión de hoy, o cualquier otra cosa que lo empuje cada vez más cerca al muchacho Despard. Las conoce bien y sabe por que existen, ocupan un lugar ordenado en su cabeza, trás las normas de protocolos sociales, junto al reglamento de la empresa y solo por delante de los imborrables mandamientos familiares sobre su desacertada fraternización.

Así que según esta lógica, por todo lo que sabe y conoce hasta ahora, y por el bien de ambos, debe exigirse un límite en esta relación, porque ya hay días donde se encuentra recitando así mismo aquel versículo catolico con el que, aun con la falta de fe, Rory sin saberlo lograba instalar sosiego en su mente durante los días más oscuros, porque ha estado cuidando a una horrenda y olvidada gurdiraiz en la sala de su casa solo por absurda empatía y, cómo si se tratara del hábito más longevo que tiene, hay una puntual alarma en su agenda cada vez que el pelirrojo así lo desea, y Hess atenderá cada una de las veces que Rory lo llame, hasta que el universo lo reclame de regreso, cómo si él demonio no fuera ya nada más que un viejo perro doméstico.

Habitualmente es el muchacho, y no él, de los dos quien se encarga de recordar(les) esa línea real o imaginaria que marca los límites entre ellos, porque él solo sabe jugar, cómo si fuera una dolorosa broma, con lo que ellos en verdad son o lo que debían estar haciendo. 

Sin embargo, hoy Rory se esta comportando casi nada diferente a otras veces, no menos increíble, pero por un instante, con cada uno de sus gestos nerviosos, el mago se imagina que el muchacho espera que sea esta vez él quien se encargue de romper este delirio que parecen padecer el uno por él otro, quizá porque Rory ya está cansado de luchar con ese deber o tal vez…porque prematuramente la primavera de la que le habla con tanto entusiasmo ya lo ha alcanzado. 

Un nuevo silbido de su APP de cardio le advierte que, si no controla el enjambre de ideas que los evitativos ojos de Despard le provoca, tendrá que duplicar el medicamento para controlar su presión arterial antes de irse a dormir esta noche. 

Bristol, ¿eh?—, murmura sobre el borde de la taza antes de dar otro sorbo y devolverla a la mesa, tarareaba mientras negaba apenas con la cabeza. —Se está esforzando demasiado conmigo, mi señor. Siempre imaginé que nuestra primera cita sería, no sé, algún compromiso en una de esas descuidadas fiestas patronales que se organizan en el Ottery—, Hess arrugó el puente de la nariz, entre divertido y disgustado por esa visión. —Desde luego usted no estaría enterado de que estuvimos teniendo una cita y terminaría, con suerte, la mitad de vivo para que yo pueda llevarlo de regreso a casa—, se burló, en realidad este es un buen resumen para describir cómo suelen terminar sus colaboraciones con los negocios de Rory. —Primavera,uhm. Supongo que para entonces podré encontrar una niñera que me ayude con los muchachos—, para nada va a llevar a la familia del caos a su tranquilo paseo con Rory al sur de Inglaterra. 

No voluntariamente al menos.

Después de su pequeño desastre que ha sido aceptar la invitación del muchacho a los campos de Bristol, ignorando completamente todas las alertas, con la taza de nuevo en la mano Hess vuelve a adoptar una postura mucho más cómoda y relajada sobre el asiento del jardín en Jimmy's, porque eso es lo que florece en él cada vez que el brujo elemental está tan cerca y, aunque no siempre es asi y podría pasarse el resto de la noche escuchando cualquier cosa que salga de la boca del religioso hombre, finalmente aprovecha el breve silencio que se instala entre ellos cómo si no necesitaran mas palabras para disfrutarse mutuamente.

Me siento agradecido y en deuda con usted por todo esto—, esta vez es él quien rompe ese silencio. —No he tenido una tarde tan placentera cómo esta desde aquella botella de exquisito brandy escoses que llevó el otro dia a mi piso—, recordó con una desvergonzada sonrisa la “inapropiada” forma, según Rory, en la que tuvo Hess que regresarlo devuelta a su piso, pero ¿cómo iba a saber él que decir “limpia tus rodillas” con acento americano, tras haberse tropezado en el último paso de la escalera que da a su cuarto en el Pink Palace, iba a sonar igual que la -mismísima incitación del adversario-? —Le voy notificando, señor, que si vamos a continuar con esta asociación, tendremos que buscar otro pasatiempo diferente al de degustar licores, o por lo menos dejarlo en una sola muestra a la vez.

La mezcla de esa noche no fue, para ninguno, el mejor acierto.

Ah, pero me distraje tan rápido aquí que casi lo olvido—, regresando la taza al plato sobre la mesa, Hess hace toda la maniobra necesaria para ponerse de pie de vuelta, mientras esculca cada bolsillo que es posible que su saco tenga oculto. —Quería, si es posible, que usted tuviera esto—, no es nuevo y según Hess no debe valer dos knut en Diagon, aunque antes de traerlo aquí pidió a Lazarus que al viejo y preciado objeto, ahora guardado en una bonita caja de orfebrería, se le hiciera una exhaustiva restauración para dejarlo lo más presentable posible. —No se distraiga en la envoltura Despard, fue solo la insistente recomendación de la niña de Fortnum & Mason, abralo de una vez—, aunque suena tranquilo, es su turno de ponerse un poco nervioso.

El interior del modesto estuche guarda con cuidado un collar de cordón de cuero, bastante rústico pero en buen estado, y un medallón, que no debe rebasar las dos pulgadas de diámetro de una oscura piedra obsidiana de aspecto liso, frío y tan profundo cómo el infinito mismo. Es un objeto sobrio en cada uno de sus nudos y detalles, que absorbe la luz de su alrededor y a cambio, si observas bien, puede devolverte un breve fenómeno de irisación. 

Y si intentas ver a través de ella apenas se puede leer con claridad el grabado que dice:

Así como es arriba, así es abajo.  
Así como soy, así son mis células. 
Así como son mis células, así es el universo.
Y así como siento que es el universo, así es como lo es.
Lo que está dentro de mí, está fuera de mi. 

Se piensa que esta piedra representa el crecimiento personal y la transformación. Es la piedra definitiva para afrontar tus sombras, ideal para el viaje espiritual de una persona en torno la iluminación. Se cree que puede revelar muchos secretos y darte respuestas a muchas preguntas en la vida y el amor. Puede mostrar el sentido de los misterios más profundos de tu vida, personas que amas y del mundo en general—, en ningún momento sus ojos se apartaron de la frívola roca ahora casi en las manos de Rory, como si no hubiese todavía terminado de despedirse de su antiguo amuleto. —El grabado que se ve tras el oscuro cristal quizá le parezca un poco más familiar. Debe ser una distorsión de ese proverbio de la Tabla Esmeralda—, explicó con un poco más de simpleza. 

El demonio se acerca un poco más cuando Rory aún contempla la pieza con su característica y singular manera de admirar casi todo lo que se relaciona con él, y toma la joya entre sus pálidas y frías manos, sacándolo de la caja de donde el pelirrojo aun parece indeciso de mover como si fuera capaz de dañarlo. Inmediatamente la moneda azabache cambia de forma a una esfera, sólida, rígida y de apariencia irrompible. Hess le contempla ante sus ojos una vez más con una buena sonrisa y un suspiro de alivio. 

Cambia de forma según quien la porta, y también conforme a la energía del portador. ¿Puedo?—, con un gesto se inclinó hacia adelante, preguntando si él mismo podría colocar el colgante sobre los hombros del mago. 

No está seguro si lo que Rory hace es una respuesta afirmativa, pero lo acepta y lo invita a ponerse de pie frente a él. 

La mandaron hacer para mi antes de existir, cómo si supieran que esto, sobre todas las cosas, es lo que más necesitaría en la vida—, rodear el cuerpo del pelirrojo para quedar por detrás no le lleva más que unos cuantos pasos, aun así el demonio se toma su tiempo, elegante y suave cómo lo son el modo de sus palabras, para grabar en sus memorias este momento para siempre. —No podría estar en desacuerdo, porque a pesar de su apariencia, esta creencia concedida, supo guiar mi conciencia en los momentos donde las sombras me consumieron y, a través de él, encontré luz en la oscuridad—, murmuró esta vez casi al oído del muchacho, pues para pasar el colgante del otro lado, tiene que acercarse y rodear su pequeño cuerpo entre sus brazos.

Se tomó el tiempo para ajustar la medida ideal mientras batalla con alguno que otro rizo rebelde y rojizo de la cabeza del mago que se quiere enganchar al broche, deteniéndose a apreciar, desde esta perspectiva que le hace sentirse invisible, cada muestra que el pelirrojo le ofrece. ¿Qué apariencia tomará la joya para él?

Aclara su voz suave antes de que Rory pueda decirle cualquier cosa, y así se gana también de nuevo la atención del brujo que ha estado puesta sobre la piedra.

Este, mi señor, es un regalo para mí mismo, pues si mi amuleto puede también ofrecerle a usted todo ese saber y conocimiento que trajo tranquilidad a mis días, estaré entonces regocijandome en una dicha todavía mayor—, finalmente el mago le dedicó la más simple de sus sonrisas, esa de genuino amor y cariño que despierta solo por el alma de Rory Despard.

@ Rory Despard
 

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El jovencito andaba con el mentón pegado al pecho y las manos dentro de los bolsillos... sin rumbo sus pasos parecen querer detenerlo pero él usa la voluntad de que es característico para colocar el pie adelante y después hacer lo mismo con el otro pie... no es muy seguro a donde le llevarán sus pasos pero sería mil veces mejor que mantenerse encerrado en alguno de sus locales donde prácticamente, nunca pasaba nada de lo ya habitual (Aguardando por clientes que nunca pasaban al interior y se marchaban sin siquiera echar una "mirada". De acuerdo, es una situación verdaderamente desesperante y ni siquiera dedicar su tiempo a pintar, le quitaba ese mal sabor de boca...

Un característico olor le hizo girar la cabeza... ¿Habría ido mecánicamente al restaurante de su hotel? A veces sus pies le "jugaban esa jugarreta" pues en aquel sitio hallaba a sus amigos Asrael el medimago, Abizaid el administrador y futuro actor, Alejandro el chef internacional y Ángela, la novia de este último y la excelente repostera, por lo que aquel aroma le hace evocar a la pareja.

¡Cuan grande fue su sorpresa! era un local distinto, uno que el peliverde no había visto antes... (Hace años que ya no recorre Diagón con aquella emoción que le alegraba... casi como "la eternidad terrenal" ) Por fuerza mayor, sus pies se "pegaron a la acera" y su mirar triste paseo por la fachada. En un letrero colorido, la publicidad mencionaba cosas que el ojimiel no soporta... ya no odia tanto aquellos productos, pero no son precisamente sus favoritos.

Suspiro con melancolía, a Cindy si que le fascinaría una tienda como esta, pero hace años que la castaña, su alegre compañera, ya no se encuentra en Londres. No teniendo motivo para quedarse, el joven mago está por emprender su andar cuando una afirmación de una chica que esta abandonando el local, asegura que nunca había probado un helado tan delicioso...

Aquello si que logro el milagro de dar "un empujoncito al Dracony" para finalmente que esté guitarrista, se animará a comprar uno de aquellos helados, tal vez y se sintiera mejor al probarlos...     

                  Picsart-22-02-23-05-13-30-507.jpg  

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 meses más tarde...

Tiempo...vaya que ha pasado tiempo desde la última vez que pisaba estas calles. Pero aún así parecía que no había pasado ni un minuto fuera de ese lugar, me sentía como en casa. Es cierto que los locales no eran los mismos, es que en el callejón siempre hay cambios, los edificios vienen y van, aparecen y desaparecen en cuestión de segundos, tal vez por eso jamás me he sentido ajena en estos lares del mundo mágico. 

Llegué por fin a la pasteleria donde me dirigia. No sé si fue la intención de mi visita al callejón o la magia del lugar, pero desde que puse mis pies sobre sus calles olí el delicioso aroma del pastel rrelleno de chocolate con un toque de menta, y mientras más me acercaba más lo saboreaba. 

-El...chocolate viene del cacao que es una planta, por lo tanto el chocolate cuenta, umm! Como ensalada...uh uh uh uh uh uh fin...uh uh uh uh uh uh fin...

Entre cantando en susurros hasta llegar a una de las mesas del centro de Jimmy's. Cuando me senté alargué un poco el cuello en busca de alguien que pueda tomar mi orden. No estaba segura de si algún empleado vendria hasta mi o tenía que ir a pedir en la caja, de todos modos aún no llegaba mi cita así que no tenía problema alguno en seguir esperar para comer.

@ Kutsy Stroud Lenteric

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las situaciones siempre son inusuales y hasta chocantes en cierta medida.

Ese había sido la última línea del diario que llevaba a mi lado todo el tiempo, se había estado convirtiendo en un pasatiempo bastante atractivo al darme cuenta que la eternidad era lo único seguro que tenía en ese momento. Estiré un poco el cuello tras estar escribiendo y fue ahí cuando la vi, no podía creer lo que mis heterocromáticas pupilas están contemplando.

Lo cierto es que ahí a un par de mesas se encontraba ni más ni menos que Ania, una de mis mejores amigas y compañeras de aventuras cuando pise por primera vez todo este mundo de magia y porque no ilusión. Sonreí a medias al darme cuenta que ambas éramos tan distraídas porque ella no había notado aún mi presencia y mucho menos la de ella.

Así que me levante con sigilo de mi asiento, tome mi cuadernillo de pasta azul y me encamine hasta ella –¡Hola extraña! –Exclame con una gran sonrisa en los labios.

@ Ania Evans Weasley

On3isOe.jpg

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-¡Por Merlín! Kutsy, tienes que dejar de asustarme- dije entre risas mientras me levantaba a saludarla y luego de un fuerte abrazo retiré la silla al lado de la mía ofreciéndole el lugar.

-Tiempo sin verte, querida. ¿Cómo has estado? Espera espera espera, aún no me han traido la carta pero ya se que quiero, ¿pedimos?

Sentí que tenía demasiadas cosas que contarle y aún más cosas que preguntar pero el solo hecho de estar con ella en ese momento me hacía sentir bien y no quería perder eso por alguna pregunta est****a que pudiera hacerle así que empecé con algo sencillo: -luego me explicas lo del cuadernillo que llevas en las manos, ¿una lista al estilo Hitler tal vez? O ¿Ligh Yagami?- terminé de nuevo entre risas.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las sorpresas parecían cosas de todos los días en un sitio así, de hecho, por eso volvía sin esperarlo porque en definitiva disfrutada de comentar datos que si bien a todas luces eran mas que evidentes no dejaban de maravillarme. Quizá era un habito adquirido al ir perdiendo todo contacto con quienes en su momento fueron parte de mi vida por varios años.

Adoraba el sonido de una franca risa y ahí estaba la de ella, una de mis inseparables y entrañables compañeras, negué con suavidad sus preguntas mientras mentalmente hacía una anotación, después de todo acallar las voces sólo lo había conseguido escribiendo, sin embargo, el que me llamará querida me desconcertó –he estado –respondí al tiempo que me sentaba a su lado –lo que es importante, a decir verdad.

–No pensé encontrarte justo aquí –aunque últimamente ya no encontraba a nadie –me alegra saber que tienes apetito, somos dos –comenté dejando mi diario sobre la mesa –y con respecto a una lista de ese calibre, honestamente si matara a alguien no escribiría de ello en simple papel –me reí ante tan raro comentario –creo que definitivamente hemos cambiado, ¿no es así?

@ Ania Evans Weasley

On3isOe.jpg

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.