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Crónicas de Luces y Sombras II


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No volteó a verlo, incluso cuando sintió su mano recorriéndole la espalda, subiéndole lentamente desde la cintura hasta su hombro. Un escalofrío marcó todo el camino y le recorrió el cuerpo. Utilizó toda su fuerza de voluntad para permanecer en esa misma postura, aunque por dentro estuviese muriendo por saltar a sus brazos y mostrarse feliz de tenerlo allí.

Su voz demostró saber lo que pasaba. Era un buen avance. Se estaba disculpando por haber estado ausente y parecía sincero. Sin embargo, una disculpa no apagaba meses de incertidumbre respecto a su seguridad. ¿Acaso eso bastaría?

-¿Qué me asegura que estarás conmigo? Prometiste antes que no ibas a alejarte y lo hiciste. ¿Por qué debo pensar que esta vez será diferente? -volteó lentamente, sin poder ocultar que sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas. Había esperado tanto tiempo a que regresara, todo ese tiempo temiendo los peligros constantes a los que él estaría expuesto por su culpa.

No había logrado superar el hecho de que Mael lo hubiese torturado casi hasta matarlo. La amenaza en Navidad había sido similar, esta vez por parte de vaya a saber qué entidad de Estados Unidos. Él no había aparecido en la festividad y creyó que había caído en sus manos. Ya no se había extrañado por su ausencia en San Valentín, no lo esperaba de regreso en una fecha que, se notaba, no le había siquiera importado. Sin embargo, la sensación de que algo malo le podría estar pasando no se borraba de su mente.

-“Semanas difíciles”… no te das una idea de todo lo que puede pasar en ¿semanas? Fueron meses… -se aferró a las mantas para evitar moverse hacia él. No sería quien acortara la distancia -Aunque claro, de seguro los asuntos del “Gran Jefe de Seguridad Italiano” serán mucho más importantes que lo que puede haberme pasado. Qué egoísta soy -agregó con sarcasmo.

Quería besarlo, golpearlo, gritarle hasta quedarse sin voz. Quería entregarse a la seguridad que solo sentía en sus brazos. Pero no podía perdonarlo, no tan a la ligera. 

@ Illidan Burke

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~Cercanías de la mansión Gryffindor~

Parecía que habíamos sido "descubiertos" no sabía bien de qué, pero bueno no pude evitar soltar una risita baja, la lucha entre el sarcasmo de Mael y la sinceridad atroz de Azrael era algo que me parecía muy entretenido, ambos magos inteligentes, diestros en varita y magia oscura, sin duda un muy buen espectáculo pero no habíamos venido por eso a este lugar, la interrupción del dueño de casa me dejó clavada la espina de la curiosidad sobre las necesidad de mi padre de reunirnos justo aquí.

-Señor ni siquiera nos dejó decidir si llegaríamos a su puerta...- Le respondí con una sonrisa pícara, esta claro que no estaba en los planes de mi compañero ser sorprendidos antes de poder conversar y decidir. -Me estaba buscando a mí? Se puede decir que tengo buen corazón..- Aquella afirmación sobre mi persona me hizo mucha gracia, pues lo que menos yo tengo es buen corazón. -Se dice que cuando se busca a alguien o se lo nombra y esté aparece de la nada...la persona es de agradables sentimientos, pero bueno le ahorré el viaje y supongo que me dirá para qué me necesita.- Me acomodé el cabello pues el viento del viaje en dragón me lo había dejado bastante impresentable.

Me tomé del brazo de Azrael con intención de que se quedara conmigo, le conocía muy bien y sabia que no le era agradable ser capturado "infraganti" y que con sus palabras había demostrado una vez más su desagrado directo, que como la cosas no iban como deseaba se marcharía a poner en acción algo más interesante que hacer o estar.

-Si me apetece por ahora...de hecho me da curiosidad.- Le aseguré a mi padre con calma pero siempre indicando que fuera conmigo. -Sí el señor Blackfyre no tiene inconveniente por supuesto que vayamos los tres...me agradaría entrar por la puerta de rejas principal y conocer, incluso aceptar la hospitalidad de un trago con la charla.- Mire a uno y otro indistintamente esperando una respuesta.

Sin duda mi noche iba a ser mucho más interesante de la mano de ambos magos, las alianzas entre mortifagos es necesaria, saber donde están las lealtades y por supuesto poder realizar rápidamente los planes en contra del ministerio o los fénixianos/as, yo siempre tenía algo más en mente.

--------------- ❤️

@ Azrael Lycan  @ Mael Blackfyre

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Azrael Lycan

 

Levanto la mano con que no sostenía la varita, y creo un portal con el empleo del Fulgura Nox. En ese momento, este conduciría a la entrada de esa mansión, el mismo no desea ingresar abruptamente a ese lugar, y más porque no conocía la ubicación exacta, algo que debería saberse para crear ese tipo de magia, así como se manejaba en las reglas de aparición, este era necesario haber estado, visualizar y sobre todo gastar cierta cantidad mágica, era similar a las reglas básicas de aparición pero un poco más desafiante. Sin embargo, la misma era capaz de hacer mayores proezas o mover si así lo deseaba ejércitos.

 

-Supongo, que teniendo presente la invitación del Gryffindor.- Clavo mirada en el mago. -No veo porque perder más tiempo.- Se soltó de Luxure y camino lentamente en dirección del portal, dejando atrás a la bruja. Este comprendió ante los comentarios de su hija que deseaba tener esos momentos de privacidad, pero algo le hizo detener y suspiro. -¿Acaso no vienen?- Cuestiono y cruzo pensó o N tenía la intención de cruzar el portal. Sin embargo, no lo hizo y se detuvo bruscamente. 

 

"Espero que Malum no me diga ahora que ese es su novio." 

 

En eso cerro el portal, y bajo la mirada.

 

-Pero no tengo tiempo.-

 

Se marcho a rumbos desconocidos.

 

Thoth

 

El egipcio apareció y observo a los dos que se encontraban cercano al hogar de los Gryffindor ( @ Malum Luxure  y @ Mael Blackfyre )

Editado por Thoth

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No volteo a verlo, lo que genero una horrible sensación en su pecho, una que no lograba haber sentido antes, aun así, ahora, si estaba claro como estaban las cosas, se veía enojada, dolida. Un Illidan derrotado a penas sin fuerzas intentaba encontrar un punto en el que ella entendiera, pero no fue el caso. No logro decir nada, fue cuando ella comenzó a hablar. 

Mica estaba convirtiendo su dolor en enojo, claro de algún modo tenía que canalizarlo, lo que no entendía era, con la clase de vida que llevaban ambos, como podría pretender tener una vida tranquila, no era posible, no con ella liderando a los Odefos, o con el encargado de la seguridad de una Nación, ella parecía no entenderlo, que el mal, siempre los iba a perseguir, iba a hacerlo hasta devorar todo a su paso.

Brotaban lágrimas de los ojos de la castaña, cosa que hablando un poco al rubio, que comenzaba a enojarse de igual modo. Respiro hondo y se puso de pie, camino hasta el enorme ventanal que daba al balcón, y se quedó allí, mirando los jardines traseros. - Entiendo que estés enojada... Pero ni tú ni yo podemos prometernos eso, mañana tal vez te secuestren  a ti, o los traficantes logren matarme, o los mortifagos a ambos.... - Dijo con crudeza, para luego voltear y volver a mirarla. - Si esperas tener la certeza de que viviremos por siempre, esquivando el peligro, debimos haber sido panaderos.... - Volvió la vista al exterior del castillo y apretó los labios.

Una sensación de enojo se apoderaba de él, apenas cinco minutos con ella, y lo único que quería hacer era volver a irse, o correr a un bar, o cualquier lugar donde no le reprocharan por una vida que ambos habían elegido. Un nudo se instaló en su garganta, aun así intento controlar la respiración, aquella sensación la conocía y muy bien, comenzaba con algo de ansiedad, luego debía salir afuera, si no comenzaría a faltarle el aire. 

@ Mica Burke

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Lo observó mientras se movía hacia el gran ventanal que daba a los jardines. Recordó cuando ambos se sentaron en el balcón tras el primer recorrido por el castillo, sintiendo mucha nostalgia. Quería volver a ese momento, a esa sensación de felicidad y tranquilidad. Pero ¿cómo hacerlo?

Él contraatacó con palabras duras y realistas. Sabía que tenía razón, pero ella no esperaba estar simplemente fuera de peligro, claro que eso nunca pasaría mientras siguiesen sus rumbos normales. Necesitaba tenerlo cerca y poder estar ahí cuando él la necesitaba, del modo en que él no había estado en todo ese tiempo. El temor no era lo que la enojaba, sino su ausencia lo que le generaba ese dolor.

-Podrían haberme secuestrado en este tiempo y no lo hubieras sabido. Podrías haber llegado a un castillo vacío o en ruinas. Son riesgos a los que ambos elegimos exponernos, pero yo no elijo vivir con la incertidumbre de si volveré o no a verte -soltó.

¿Cuándo se había puesto de pie? ¿Cuándo había decidido avanzar también hacia el ventanal y tomarlo del brazo para invitarlo a voltear hacia ella? No lo sabía, pero estaba de pronto buscando la mirada de esos ojos que la enloquecían, intentando de ese modo saber qué era lo que él deseaba.

-Seamos panaderos… seamos lo que sea, pero no puedo vivir sin saber si te encuentras bien -había suavizado su tono, aunque su voz sonaba tal vez por de más preocupada -Si quieres que esto siga, debemos intentar no herirnos así… -sintió un dolor en su pecho ¿y si él ya no quería eso? ¿Y si las cosas ya no funcionaban? Era claramente una alternativa a tener en cuenta.

Se encogió de hombros, comprendiendo que había respuestas que necesitaba pero que no estaba segura de estar lista para oír.

@ Illidan Burke

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Se sintió ajeno a la realidad, mientras intentaba calmarse, buscando un punto lejano en el horizonte, por encima de los grandes árboles que rodeaban los límites del castillo. Se distrajo por unos momentos. Tuvo los ojos sobre ella todo el tiempo, sabía que estaba bien, él jamás podría haber vivido tanto tiempo alejado sin tener noticias de ella. Aunque la comunicación entre ambos era sosa, casi sin información, durante aquel tiempo, no había sido el marido que había prometido ser, era cierto. 

Ella volvió a hablar, aunque con un tono más apacible, hasta sintió su tacto, el cual lo obligo a girar, sus ojos vidriosos se clavaron en los de ella, no era su expresión habitual, detonaba cansancio. - Ese miedo siempre estará latente, más aun sabiendo la vida que vivimos... - Susurro mirándola a los ojos.

Y era cierto, ella lideraba un bando, y él era director de seguridad, las redadas, las amenazas, eran su día a día, aunque, esta vez, la noto diferente, si bien, entendía su pena y enojo, sentía que había algo más, algo que no entendía. Se quedó mirándola, intentando ver más allá de sus ojos, pero no podía hacerlo, nunca podía. 

- Moriríamos, pero de aburrimiento, siendo panaderos... - Contesto. - Lamento el distanciamiento, pero  era necesario, y no puedo prometerte que no volverá a pasar... - Apago sus palabras, intentando ser lo más sincero posible. - Aunque, podríamos buscar la manera de estar en contacto, sin ponernos en peligro cuando eso pase... - Proponía, dejándole claro que no quería alejarse de ella, pero sabía, que tanto el cómo ella, con sus responsabilidades, tendrían eso en su día a día. 

@ Mica Burke

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"La vida que vivimos" no pudo evitar que a su mente llegara la imagen de su hermano, recibiendo el impacto de la maldición asesina que lo dejó sin vida, cayendo frente a aquel mortífago del que muchos fenixianos vieron el rostro. “La vida que vivimos” ¿de verdad estaba dispuesta a continuar con esa vida? Imaginar, tan solo un segundo, que su elección de vida podría llevarle a perder también a Illidan hacía que le faltase el aire. Luchó por que no se notara, cerrando un momento los ojos e intentando mantener la compostura.

-No sé si quiero vivir así… no sé si esté dispuesta a vivir con tanto miedo -alzó una mano para deslizarla por el rostro de él. Intentaba convencerse de que por fin estaba ahí, de vuelta frente a ella. -Nunca podría aburrirme a tu lado… pero no puedo obligarte a quedarte conmigo -suspiró.

Ella estaba dispuesta a renunciar a todo por él, a todo lo que pudiese generar un “peligro”. Si bien sus ideales siempre habían sido claros, el hecho de que el riesgo siempre persiguiese a su familia y el resto de la Orden pareciese ajena a poder ayudar, empezaba a darle señales de que tal vez sus elecciones no estaban siendo las mejores. Quería cuidarlo, estar segura de que no lo volvería a poner en riesgo.

Tal vez estaba pensando “en caliente”, pasando por una escena que había imaginado tantas veces en el pasado y que por fin se concretaba. Tenerlo allí, por fin, tras tanto tiempo imaginando que llegaría, enfrentar por fin su propia versión de todo… era más de lo que estaba preparada.

Aún con la mano en su mejilla, acortó la distancia, robándole un fugaz beso. Si bien la confusión era una constante, necesitaba sentirlo, volverlo más real.

@ Illidan Burke

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Aquello no parecía ser solo una discusión de pareja, o un simple mal paso de alguno de los dos, por algo que no lograba comprender, sentía que algo se había roto, que algo había cambiado, lo notaba en ella, como si ella, de algún modo supiera, que lo estaba perdiendo, pero a la vez el dolor del distanciamiento tomaba partido, y se veía obligada a reclamarle, tenía sentido, pero no lograba entender del todo lo que pasaba. 

Sintió su mano recorrer su rostro, tras unas palabras, y por primera vez, sintió algo de calidez, se mantuvo en silencio, sin saber qué decir. No estaban a tiempo de cambiar su vida, lo sabía con certeza, su pasado aún lo perseguía, aun ahora intentando permanecer en la luz, no había paz en ese mundo, no con las decisiones que ambos habían tomado a lo largo de su vida. 

De pronto sintió el beso, no lo vio venir, fue espontáneo, sincero. Y se dejó llevar, cerro los ojos tomándola por la cintura, tal vez era una tregua, o solo el principio de una larga conversación. Aun así intento no pensar, aunque le era imposible, quería entender que sucedía, o a donde llevaría todo aquello, sentía que podía pasar cualquier cosa. Cuando el beso concluyo se mantuvo con los ojos cerrados, suspiro lentamente, y los abrió, para encontrarse con los de ella. 

- Tenemos que ponernos al día... - Agrego, tragando saliva un tanto inquieto, tenía cosas que contarle, pero tampoco quería dejar aquella charla pendiente. - Aun así, creo que eso de vivir sin miedo, no es para nosotros... - Agrego, intentando no dar el tema por zanjado. - No creo que podamos renunciar a todo así como así, y esperar que la vida pase.... - Agregaba. - Quede solo en el ministerio, todos desaparecieron, por motivos personales, así que no puedo irme también...y tengo cosas que resolver aquí también, ese idi*** sigue libre... - Volvía a pensar en los mortifagos.

@ Mica Burke

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 El calor de sus labios fue un cable a tierra para la castaña. Sentir su cercanía y aquellas manos que se instalaron un momento en su cintura la llevaron a borrar todas las preocupaciones, al menos por un breve instante. Al mirarlo a los ojos, solo quería volver a entregarse al cálido baile de sus labios, perderse en su calor. Sin embargo, sus palabras la llevaron nuevamente a la realidad en que ambos estaban. Él dijo que debían “ponerse al día”, era real, aunque no sabía qué tanto podría o no decirle.

-Soy toda oídos, si lo que quieres es charlar ahora…- se alejó solo un poco de él, dándole lugar a elegir el siguiente paso.

La noche sería larga, de eso estaba más que segura. No le incomodaba, mientras sea él el que la pasara junto a ella. Era consciente de que no podría ilusionarse con que su presencia fuese un constante en esa habitación, pero con soñarlo no perdía nada. Habían sido tantas las noches en que lo había necesitado allí, a su lado…

-¿Aún me amas? -necesitó saber, las palabras surgieron de sus labios, indiscretas, directas. ¿Sería así? ¿Él habría vuelto a recuperarla o a dar por finalizada su corta relación? Era una incógnita que no había evaluado hasta el momento. El miedo se apoderó de ella, que intentó no reflejarlo en su rostro. Llevó sus manos a las de él, aún en su cadera, acariciándolas con suavidad, como buscando que no la soltara. 

@ Illidan Burke

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Sus manos no abandonaron ni por un segundo la cintura de la Burke, seguía observándola, directo a los ojos, sintiendo como su corazón encontraba la calma poco a poco, habían sido meses difíciles para ambos, era normal aquella especie de tensión, se dispuso a hablar, pero no quería tocar ciertos puntos, los que a él referían principalmente, solo quería saber de ella, ¿Cómo estaba?, más allá de su relación.

- Hablemos de ti, ¿Cómo te ha ido? - Quiso preguntar, pero las palabras no salieron de sus labios, solamente fue una frase pensada en su cabeza, solo se quedó observándola, hasta que aquella pregunta salió de los labios de la líder de la orden, de su esposa. Se quedó helado, bastarían algo más de tres meses sin verse para apagar aquella llama, de eso no tenía dudas.

- Claro que te sigo amando, de no ser así te lo diría... - Medito unos momentos, y se abalanzó por ser sincero. - Es que no era esta la reacción que esperaba al volver a vernos, pensé que correrías a mis brazos y me llenarías de besos... - Dijo sonriendo para depositar luego un corto beso sobre los labios de la mujer. - A veces le das demasiadas vueltas a las cosas, eso te puede llevar a conclusiones equívocas. - Agregaría, dejándose llevar por el tacto de sus manos sobre las de él. 

Entre palabras y cortos besos, su estómago comenzó a quejarse, no tenía idea de la hora que era, aun así, el hambre se hacía latente en él, se mordió el labio sin dejar de mirarla, y pensó en salir a cenar con ella, o tal vez comer en casa, después de todo llevaba tiempo lejos de allí. Aun así, espero unos momentos  antes de proponer cualquier cosa, tal vez ella tenía algo mejor en mente. 

@ Mica Burke

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