Minerales elementales

[Ludwig Malfoy]

Las palabras de Mica eran lanzas filosas que cortaban todo a su paso, ella tenía razón y el Malfoy no tenía justificación alguna para los actos cometidos. Ludwig quería arreglar las cosas a como diera lugar pero y sabía que en el proceso el también pudiera salir lastimado, sin embargo no se iría de ahí hasta al menos poder decir su versión de los hechos. Colocó su varita en el piso para poder al menos bajar las manos y continuar con su discurso.

-Mica, pese a todo tu fuiste una de las personas que siempre estuvo ahí conmigo, lamento no haber estado yo para ti – suspiró – tienes razón que hice mal al no seguirte pero mis hijas están ahí y no podía dejarlas, mi prometido también está ahí, y aunque no lo creas, te echamos de menos – no sabía si sus palabras eran las mejores pero debía intentarlo – se que hay gente que te lastimó y créeme que a mi también me lastimaron, sus ausencias, su abandono también me pegó a mí pero los que seguimos aquí, son las personas que valemos la pena.

Hizo otra pausa al ver que alguien bajaba de las escaleras, era Mael, el otro mago con el que había luchado bajo la influencia de Mordred, en su rostro estaba la misma confusión y enojo de Mica y claramente quería que el rubio se fuera. Ludwig miró al chico, sabía que su poder era mayor y sin embargo estaba ahí firme, sin dar marcha atrás – fue Mordred, el me controló – sin embargo el rayo cruzó la habitación hasta impactar en el Malfoy cuya varita estaba en el piso, el dolor comenzó a recorrer todo su cuerpo, reprimió el grito lo más que pudo hasta que no pudo más – el fue, el me controlo con la maldición imperius, no tengo motivos para atacarlos, nunca lo haría – estaba en el piso de cuclillas – lo lamento de verdad.

 

@ Mica Gryffindor  @ Mael Blackfyre

[Anthony R. Dracony M.]

No me encontraba en mis cabales... con ambas manos trate de sujetarme el cabello con una banda elástica pero fue imposible por no ser lo suficientemente largo, era una tarea con la que trato de serenarme lo más posible pero siento que si me muevo de la Mansión será como andar en un campo minado... tengo que volver a planear minuciosamente como llegar a la fuente mágica primordial de Castellobruxo, ya que Stonehenge es por ahora una zona restringida donde solo tiene acceso personal del Ministerio Inglés (Distinción que tendría Ryvak si aún fuese funcionario Ministerial de uno de los más especializados Departamentos... ¡Qué nostalgia!... pero el presente es distinto y debe "trabajar" con lo que tiene a su alcance). 

Reunir la información sobre Castellobruxo no ha sido tan complicado, anteriormente ya había reunido en forma general datos por la ubicación de una famosa escuela mágica que funciona ahí magistralmente, también es el pretexto ideal para viajar debido a su labor como orientador vocacional mágico, de lo que tiene que ocuparse es donde hospedarse y luego de ejecutar su plan (Si es que llega a tener éxito), lo verdaderamente complejo será decidir que realizará después. Ante todo, encontrar la fuente mágica primordial no será problema puesto que él percibe el fluir de la magia antigua,  tras hallarla solo queda la posibilidad que tiene de realizar su intento personal, lo que en su mente ha prevalecido desde que obtuvo el mineral mágico, Dracony se enfrentará el gran reto de utilizar su habilidad para imbuir el poder mágico del mineral éter a la fuente mágica...

Ryvak no quiere "cerrar los ojos" ante el eminente problema mundial de que los muggles se empeñan por lograr el desaparecer la magia, sus medidas extremas incluyen que ahora exista una ley de prohibición de usarla con consecuencias graves para los que sean infractores de la misma. Su miedo les lleva a tratar de erradicarla sin considerar que todo acto de control sobre otro, nunca ha terminado bien, la humanidad sufre amnesia cada vez que surge el problema, así la divergencia de pensamientos, convicciones y creencias, abren un abismo, el alimentarlo solo provocará un "agujero negro que devorará a la humanidad".

Anthony como los demás magos y brujas, toma partido por los de su clase por una  aceptación, reconocimiento de su derecho de ser, existir y prevalecer como sociedad aunque tengan gran diferencia con el resto de la gente. 

[Sagitas E. Potter Blue]

Ericen O’Sullivan :

He de reconocer que sentir la voz de @ Matt Blackner  me puso algo nerviosa, por lo que sonreí sin mostrar los dientes, con la boca cerrada, para evitar que pudieran reconocerme en el gesto; intentaba hacer lo contrario a mis gestos habituales de Sagitas. Reconocí en mi hijo aquel gesto del ceño fruncido; yo digo que lo había heredado de mí. Aunque mi gesto siempre acababa en un gruñido gutural y Matt había conseguido frenarlo y que quedara sólo en eso, una frente con arrugas que mostraban que algo no le gustaba. Su comentario sobre la tarde libre de Babila fue contestado enseguida por él, con su voz gruesa.

-- Er día libre é pá deskansá de la obligasiones de la kasa, amo Mát. Ayá siempe ai muxo trabajo, pó eso e venido a Asidentes, pá no asér ná de ná.

Intenté no reírme por su respuesta. Además, veía a Matt muy alicaído. Se notaba que no estaba pasando por un buen momento (normal, ¿quién los pasaba en Ottery estos días, con lo mal que iba todo? El Ministerio de Magia no estaba funcionando como se esperaba y los magos campaban a sus anchas. Bueno, no era la mejor para hablar, siendo que yo había sido reemplazada del puesto máximo de aquel organismo y, en cierta manera, estaría en contra del nuevo Ministro para toda la vida. Envidia, dirían algunos; responsabilidad política con el mundo mágico, decía yo...) Bueno, que disgrego.

Matt parecía alicaído, sin encontrar el hueco en el departamento de Accidentes, en un cargo que mantenía casi por pundonor más que por necesidad. Se le notaba desilusionado y tuve que luchar con esfuerzo al deseo de abrazarle y decirle que las cosas mejorarían pronto. Pero, como Ericen, no conocía nada de la situación en su vida, en Londres, en el mundo mágico de la capital, así que tuve que reaccionar de otra manera.

Corrí tras él, cuando se fue a su despacho a dejar la maldita mochila que siempre le acompañaba. Me explicó donde estaba la Sala de Juntas. De Reuniones, la llamaban ahora, con los sillones cómodos y café recién hecho, aunque no dijera cómo lo habría hecho esta vez Babila. Nunca me arriesgaría a probarlo, ya había tenido experiencias curiosas con su forma de hacer aquel bendito líquido oscuro.

-- Pero, pero... ¿No habrá trabajo de campo? ¿En serio?

Yo amaba el trabajo de campo; fue el momento más feliz de mi trabajo en aquel departamento, cuando salía con Amya y Haya a restaurar, aunque a veces destrozábamos más, fuera de las oficinas.

-- Bueno, no sé... Este trabajo es nuevo para mí y... No sé bien lo que se hace, pero... -- ¿Me atrevía como novata a darle lecciones al Director? Medio sonreí, entre disculpa y diversión, al sentarme en su silla ante su mesa de despacho, como si le obligara a atenderme. Saqué una libretita (nueva, con la portada azul claro y el logotipo de la Escuela de Magia y Hechicería de Hogwarts, la típica que se vendía en la Tienda PB de la familia.-- Tengo aquí unos datos que me facilitó Sagitas, ya sabes, tu madre...

Hem... Tal vez demasiado ese dato que él ya sabía, como si no supiera quién era su madre.

-- Stonehenge brilló en San Valentín. Como un traslador. -- Leí mis propios apuntes con mi propia letra. Esperaba que Matt no se fijara en eso. -- Se sabe que habían cinco piedras "especiales" que volvieron con algunos de los ciudadanos que acudieron al lugar, aunque no todos pudieron volver con esos pedruscos, o esferas, no lo tengo claro. Creemos que son poderes especiales que no pueden caer en manos de nadie que no sepa controlarlos y, por lo que dice Sagitas, son peligrosas. Pueden hacer cosas... -- no dije lo de maravillosas, porque no era la palabra correcta en ese momento. --... No sé, malas, magia que se escapa a nuestro conocimiento o algo así dijo ella.

No, no llegaba a conectar con su interés. Tenía que decir algo que le moviera a buscar, a no quedarse en su cómodo sillón, a salir a la búsqueda. Carraspeé, demasiado gesto de Sagitas.

-- Mi prima dice que ese tipo de magia sólo lo ha visto en el tal... Derhmon, creo que dijo, y ahora que @ Sean -Ojo Loco- Linmer  no aparece, es la única pista que tenemos para encontrar a ese maldito nigromante y su magia oscura. Entre familia, nos ayudamos y yo vine desde mi país por eso, para ayudar a encontrar a Ithilion y a SJ. Así que... ¿Qué hacemos ahora, Jefe?

¡Maldita sea, no era Jefe! Era el Director. Esperaba que no le cayera mal esta Ericen, pues iba a tragarla mucho tiempo en el departamento.

[Matt Blackner]

En Accidentes. 

Debí de sorprender a Ericen, porque noté el sobresalto en la mujer al oirme hablar. Supongo que no esperaba que apareciera sin más, o que simplemente la había pillado desprevenida. Fue Babila quien me distrajo de ella, apartando la vista para mirarle, aguantando una risotada.

- Asi que Accidentes es tu lugar de vacaciones? - Bromeé con el recepcionista, antes de perderme en dirección a mi despacho.

 

Escuché los pasos de Ericen, que me seguía con cierta prisa, como si no quisiera perderme de vista. Supongo que era normal, era nueva y la idea de no tener nada que hacer era....desalentadora. No podía culparla, su primer día y recibía la escueta noticia de la falta de trabajo. Su pregunta hizo que me quedara quieto, dándole la espalda, con la cabeza gacha mirando fijamente el escritorio, la mochila...Había prometido a Sagitas que sería amable con ella, que cuidaría de que se sintiera cómoda, y no había sido demasiado alentador con ella. Pero no tenía forma amable de decirle que había solicitado trabajo en un departamento que se mantenía en pie por que yo me empeñaba en ello. Ya no éramos necesarios como en el pasado, los magos campaban a sus anchas y hacían y deshacían a su antojo.

- Si... - contesté sin mirarla, con cierta pena - nos hemos quedado sin tr...

 

El arrastre de la silla me hizo girar de golpe, sin comprender que pasaba hasta que vi a Ericen sentada, con el entusiasmo reflejado en la mirada. Sin apartar la mirada me senté en mi silla, notando que aquella libretita que sacaba era de la tienda PB. Seguramente un regalo de Sagitas. POdría darle el beneficio de la duda y escucharla, a fin de cuentas no quería apagar su entusiasmo. Pero palabra tras palabra me sumía en mis pensamientos, ella sabía lo mismo que yo, que se produjo un brillo extraño en Stonehenge, que parecía algún tipo de magia y que nadie quería que cayese en manos erróneas...como si existieran las manos correctas. Mientras la escuchaba, había desviado la mirada hacia el pergamino lleno de garabatos, trazando lineas invisibles, distrayéndome.

 

El carraspeo me hizo pensar en Sagitas. Eso era lo que solía hacer cuando terminaba de hablar y se daba cuenta de que no la estaba escuchando, o cuando quería llamarnos la atención para decir algo importante. Al menos, pensé eso hasta que mencionó un nombre.

 

Derhmon.

 

Alcé la mirada, con el gesto cambiado. Ya no estaba aburrido ni distraido, sino centrado, serio. 

- Que le den al ministerio. - gruñí, cogiendo la mochila y levantándome, dejando que la silla girase, sola. - nos vamos a Stonehenge. No era un brillo, eran runas.

Señalé a Babila con el dedo.

- Ve a casa, Babila. Tu y Jack tendréis que cuidar de la niña hasta que Sagitas vuelva. - giré. - vamos, novata, vamos a hacer lo que mejor hacen los accidentosos.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Derhorm en su guarida secreta.

Despues de los sucesos acaecidos en Stonehenge lo cierto era que habia varios puntos en este planeta que conectaban con mi mundo. Uno era ese, para mi sorpresa incluso anterior a la presencia de Thot que no lo menciono en su libro. Aun asi era importante tenerlo en cuenta para saber si lo podria usar para regresar. Ahora bien la duda estaba en porque ahora se habia activado ese portal, acaso tendria que ver con que al abrir el libro y entrar en contacto con el poder que recidia en la union magica de los mundos habia creado una onda magica que reaccionra de esa forma con el portal. Y lo otro....que despues de entrar a esos mundos algunos magos regresasen con piedras de magia poderosa...porque si....lo habia sentido una vez salieron eran elementos poderosos, de esos que moldean a su gusto un planeta. Lo habia leido en la lapidas de los antiguos...de un poder asi. Y aunque busque en mi propio mundo, solo encontre una copia...y lo peor corrompida. Y...bueno......no fue agradable lo que paso. Basicamente cambie.

Pero mejor no pensar en eso de nuevo, revivir mi pasado....principalmente el idealista y doloroso no valia la pena. Supongo que aun..muy en el fondo quedaba algo de mi yo del pasado que se retorcia en su tumba de buenos ideales...para tratar de revitalizar mi conciencia. Pero eran esfuerzos vanos, hacia rato que mi conciencia habia dejado de tener peso...supongo que matar y otras atrocidades lograban eso. Mire a mi laredodor y observe las dos esferas plateadas donde se movian, cual crios en un vientre Ithilion y SJ. 

@ Sagitas

[Sagitas E. Potter Blue]

Ericen O’Sullivan :

Aguanté la respiración para saber la respuesta que había provocado en @ Matt Blackner . Como Director, tanto podía ponerme en mi sitio como reaccionar como esperaba, como el Patriarca que ha perdido un hermano y un sobrino. Casi me ahogaba cuando mi hijo se levantó de golpe y casi tiró la silla en la que había estado sentado un segundo antes.

-- ¿Qué? -- pregunté, sin saber qué decir. Por dentro, es decir, mi yo de madre, aplaudía su reacción, que es la que realmente quería sentir. Allá, sin embargo, era una prima desconocida que ni se había presentado bien a su familiar. -- ¿Nos vamos, así? ¡Estupendo!

Me salió del alma. Al fin y al cabo, era lo que pretendía desde que había entrado en su despacho.

-- Pero espera que me cambio estos zapatos. Estos tacones no sirven para...

Él ya se alejaba y hablaba con Babila, por lo que tuve que actuar deprisa. Saqué mi varita y metamorfoseé hasta conseguir unas bambas elegantes de color azul claro con las que poder caminar por aquel suelo pedregoso de Stonehedge. Corrí hacia él para pillarle entrando en el ascensor. Entré y, antes de que se cerraran las puertas doradas, grité al negrito:

-- ¡Babilaaaa! Ve a casa y cuida de la niña hasta que Sagis vuelva. -- Sonreí algo nerviosa. Había repetido la orden de Matt porque era lo que yo quería también que hiciera nuestro secretario, cuidar de mi nieta. -- Sagitas es una mujer excepcional, ¿verdad?

Pregunta trampa. Mejor no meterme en problemas, así que cambié de tema lo antes posible.

-- ¿Cómo vamos a ese lugar? ¿Hay algún traslador cerca? ¿Saber hacer huecos de esos que le llevan de un sitio a otro? -- Yo no quería descubrirme haciendo una magia que no iba a saber explicar. -- Sagitas me dio unos nombres de gente que merodeaba por el lugar el día que se produjeron los hechos, por si tenemos que preguntar por ellos. Tengo nombres como un tal @ Anthony Ryvak Dracony  y...

El ascensor llegó a la planta baja y frenó de golpe, abriéndose las puertas como si quisiera expulsarnos.

-- ¡Ay, demonios, este ascensor está loco! ¡Hey, espereeeee! ¿Me ha llamado novata?

Arrugué el morro brevemente, pues era un gesto muy mío, es decir, muy Sagitas.

-- Pues ahora me callo -- dije, algo enfadada. ¡Vamos hombre! Llamarme novata, con la de años que había sido directora en aquel antro. -- Pienso seguirle en silencio. Ni pío. Ni una sílaba. Nada de nada. No le hablo.

[Matt Blackner]

Si hubiese dejado atrás a Ericen, probablemente no me habría dado cuenta hasta pasadas unas horas, cuando de repente cayese en la cuenta de que alguien más estaba conmigo en el despacho. La falta de costumbre, supongo, ya que me había acostumbrado (a mi pesar) al silencio y la soledad del departamento. Pero el nombre del nigromante me había hecho olvidar que estaba trabajando, que debía actuar en responsabilidad con mi cargo y que respondía ante el ministerio. Se trataba de encontrar a mi hermano y a mi sobrino, y ante eso, me daba igual si ponían una orden de búsqueda o me echaban.

 

Por eso, cuando entró corriendo la miré, de nuevo con el ceño fruncido. No quería esperar, y menos para qeu se cambiase el calzado. Ella también pidió a Babila que fuera a casa para cuidar de la niña, algo que me hubiera extrañado, poruqe no le había dicho que tenía una hija. Supongo qeu Sagitas se había encargado de contárselo, ya que incluso le había puesto al día de lo sucedido en Stonehedge.

- Si, es una gran bruja. - contesté, con la mirada fija en las puertas del ascensor.

 

Pensaba en Sagitas. debería avisarla, pero si el ministro quería hablar con ella para conocer detalles de su época como ministra, no iba a preocuparla. Porque si lo supiera, dejaría colgados a los agentes, y lo que me faltaba era que tuviera un escándalo poruqe la arrestasen.

- El ministerio estableció una red flu de emergencia para que utilizásemos las chimeneas del atrio. Será más rápido utilizarlas, al menos si no las han deshabilitado. - contesté, mientras emprendía la marcha fuera del ascensor. - @ Anthony Ryvak Dracony  estaba allí? - pregunté. - Tal vez tenga que hacerle una visita más tarde.

 

Supongo que no, mis formas no fueron las mejores. La llamé novata, como en el pasado hice con tantos otros. Serían novatos, al menos, hasta que participaran en su primera reparación, hasta qeu se ganaran el apodo de accidentosos. Pero a ella le molestó, protestando y parándose frente al ascensor, enfadada y con el morro arrugado. Aun con el ceño fruncido me detuve, girando sobre mis talones. Al ver su gesto, alcé la ceja, levantando ligeramente la cabeza. Si que parecía familia de Sagitas.

- Apenas llevas media hora siendo accidentosa. Dejarás de ser una novata cuando termines tu primer trabajo. - contesté, mirándola fijamente a los ojos. - Si no quieres hablar, bien, pero nos vamos.

[Anthony R. Dracony M.]

En un movimiento de autoreflejo coloque la punta de la pluma en mis labios, el sabor de la tinta me ayudo a percatarme de lo que hice sin pensar... --Válgame los escregutos escurridizos,  tengo que volver a planear minuciosamente las acciones que haré cuando llegue a la fuente mágica primordial de Castellobruxo, ya que Stonehenge ahora esta muy vigilado. -- Tomo una servilleta para limpiarme la tinta de los labios y mientras miro el pergamino un "puk" suena a mis espaldas. La causa es la aparición de un elfo, el ser que trae en las manos un sobre bastante corriente con letra en uno de sus lados con mi nombre artístico "Shadow" (Lo conservo como nombre de guitarrista de ese pasado cuando fui parte de la banda con Esmeralda Slytherin y Lady... aquel grupo de rock que soñó en dar un buen espectáculo en el concurso musical mágico...)

Me extraña sobremanera, lo tomo sin siquiera dirigirle la palabra al elfo, rompí el sobre y extraje la misiva de su interior, era un llamado del grupo para reunirnos esa misma tarde en carácter de "urgente", la tire hacia un lado despreocupadamente, no era importante, lo que me urge es continuar con mi plan de usar el objeto mágico que cree con el mineral del éter.

Veinte minutos pasé cavilando en que hacer, hasta que al darme cuenta que no me viene nada a la mente, decido cambiar de actividad para que la idea surja espontáneamente. Me tiro en un sillón y con un Accio atraigo a mi mano nuevamente aquella misiva. --Tal vez salga algo bueno de esto...-- Me cambio de ropa y giro sobre mis talones para aparecerme cerca de la locación donde ensayamos regularmente, nadie me vio llegar, así que use la puerta de acceso y pronto vi a los integrantes de la banda. Están emocionados y termina la cinta de nuestro última canción grabada, aplaudimos contentos porque los arreglos la hacen sonar mucho más atractiva y "pegajosa".

Alzo el brazo para saludar con un ademán de la mano, me siento en una de las sillas y entonces nuestro agente nos comunica que haremos un videoclip en un gran lugar. Apenas menciono Stonehenge, alce la ceja... incrédulo le lance una mirada que decía. ¿Es en serio?... Si que es un error de razonamiento y juicio, pero es algo muy común que los muggles sean tan ciegos, tontos y necios. Solo piensan en su propio deseo, como el de este agente que quiere traducir todo a ganancias.

Accedo a su idea como la mayoría de los chicos y se inician los preparativos de inmediato para marchar al lugar.

Tres camionetas y un auto traen el equipo de grabación, tanto de audio como de imagen, los instrumentos musicales, ingenieros, maquillistas y a todos nosotros los de la banda. Si que es un mundo de gente y tengo problemas para aguantarme la risa... ¿Qué harán los funcionarios ministeriales con "este circo" que están montando estos muggles? Yo la verdad, no tengo intención de ayudarles, pero quiero intentar escabullirme mientras "distraen" a los magos y pueda acercarme a los monolitos.

[Mael Blackfyre]

La maldición imperdonable surcó la distancia que nos separaba y le dio de lleno al mago que, al parecer, estaba indefenso en aquel sitio. ¿No sospechaba que iba a recibir una respuesta? Claramente había caído en la mansión y nos había atacado tanto a Mica como a mí, en medio de todo el caos con los minerales. Me sentí un poco mejor al ver que se retorcía de dolor, pero aún así tenía fuerzas para dar explicaciones, que eran demasiado vagas a mi parecer.
Solté la maldición para liberarlo de ella.

— No me interesa quién fue, claramente ya sabemos quien es el débil que deja manipularse —escupí en su cara, prácticamente. Aunque por primera vez, retrocedí tan solo un paso porque si íbamos al caso, Ludwig venía al pedido especial de Mica. Aquel ataque de mi parte había sido por lo que me había hecho él—. Aunque debo admitir que tienes agallas de tocar nuestra puerta, siendo que podríamos despellejarte de un zarpazo.

No pensaba irme de allí, sabía que Mica podía defenderse por si sola pero ¿Y si ese nombrado usurpador regresaba por Ludwig? No estaba seguro de si era verdad o no pero pensándolo mejor, era cierto que en ése instante el Malfoy parecía fuera de sí. “Vete de aquí. Ya” le repetí, esperando que hiciera caso a mis palabras y no nos molestara mas.

@ Mica Gryffindor  @ Ludwig Malfoy Haughton

Editado 30 de Mayo del 2022 por Mael Blackfyre

[Sagitas E. Potter Blue]

Ericen O’Sullivan :

Es difícil ser continuamente quien no eres, no sé cómo hay gente que puede olvidar quién es y hacerse pasar por otra persona. O tal vez eso sea más fácil, porque no has de ser quien eres nunca más. Yo puedo afirmar que llevar dos vidas era lo más complicado del mundo; llevar una vida doble, con dos aspectos diferentes, con dos vidas diferentes, gustos, formas de vestir, de hablar, de tics, todo doble, pero sobre todo la dificultad de saber más de lo que podías demostrar que sabías, creo que esa era la parte más difícil: no cometer errores demostrando que sabes cuando no debieras saber...

Aún así, parece que no lo hice mal; a pesar de las dudas iniciales de Babila y de alguna mirada extraña de Matt, parecía que no habían identificada a esa peliazul conmigo. Supongo que la consanguineidad de prima podría explicar ciertos detalles que no llegara a cuadrar. Eso esperaba.

Ahora, lo de novata me hirió el orgullo. Ahí, Ericen y Sagitas reaccionaron igual, no creo que hubiera diferencia en cómo arrugué el ceño y el morro por la forma de llamarme eso y tener que tragármelo. Casi hago ese ruido gutural que tanto me caracteriza, pero me frené a tiempo. Tragué saliva.

-- Pero media hora ya es mucho, ¿no? Es que novata...

Él mencionó la red Flu y arrugué un poco la nariz. Ese método de traslación eran trampas ministeriales para atrapar a gente. No estaba segura que ellas supieran entender la diferencia entre Sagitas y Ericen. Menos que (por el momento), el Primer Ministro no tenía motivos para querer atraparme. Tomaría nota para cuando volviera a ser ministra, si es que conseguía dar un golpe de estado algún día. Medio sonreí y comprobé que Matt me miraba a los ojos, fijamente. Mantuve el silencio; carraspear es muy yo.

-- Tal vez principiante; o aprendiz. Pero novata... ¿Si acabo el día viva, puedo dejar de ser la novata? Sagitas dice que nuestro trabajo es de lo más difícil. ¿Podré estar yo cuando interrogue al tal Anthony? Tengo más nombres anotados, si los necesitas y...

Otra vez a correr. Este chico corre como mil demonios. Por cierto, eso de permanecer en silencio mucho tiempo nunca lo he conseguido, ni como Ericen ni como Sagitas. Otro reto a cumplir.