Minerales elementales

[Sagitas E. Potter Blue]

En la Potter Black:

Tras el gran chasco con lo sucedido en Stonehedge junto a mi hermano @ Adrian Wild , me sentía bastante enfurecida por no haber prestado atención a aquellas piedras y creer que todo eran chismes locales. Para mi desgracia, casi no lo cuento al ser trasladado a aquel extraño planeta gaseoso y le debía la vida a que mi hermano estuvo más acertado que yo y consiguió sacarnos de allá.

Me molestaba también que varios miembros del pueblo de Ottery hubieran conseguido unos "algo" que no es terrestre, es decir, de gran valor. Mi punto de vista había hecho un giro desde la incredulidad al deseo de conseguir alguno de aquellos objetos. ¡Había tenido que suceder justo cuando ya no era ministra! Ahora era lo más difícil, conseguir un salvoconducto para entrar en la zona protegido por el Ministerio de Magia inglés.

Ya desesperaba cuando leí que la custodia de aquel documento estaba en manos del Departamento de Accidentes. Una sonrisa se extendió en mi rostro de oreja a oreja al entender que así podría burlar la presencia de los aurores que impedían el acceso a los indocumentados. Doblé el periódico como si nada y lo dejé a un lado de la mesa, mientras me servía un café con mucho azúcar (o, como decía Harpo, poner gotas de café en una taza de azúcar). Después de diluir casi todo el azúcar en el líquido negro, interrumpí el silencio en el que @ Matt Blackner  estaba sumido.

-- ¡Ah, hola, Matt! ¿Sabes que Ericen, la prima, ha pedido trabajar contigo en Accidentes? Espero que la recibas bien hoy cuando vaya a tu departamento. Yo voy a estar todo el día en el Circo, así que cuídala bien. Enséñale el trabajo y deja que se acostumbre al trabajo de campo. Que te acompañe a todas partes y, sobre todo, que no le pase nada. Ya sabes que es una irlandesa de genio.

Le sonreí y volví a beber un gran trago de café mientras pensaba en cómo conseguir aquellos objetos. Si algo había aprendido del encuentro con aquel viejo llamado Dermont, era que su magia era demasiado poderosa. Tal vez, si conseguía alguno, o todos, podría volver a enfrentarme con él y recuperar a los dos niños. Tal vez... Sólo tal vez... Debiera buscar a @ Sean -Ojo Loco- Linmer y pedirle cooperación. Al fin y al cabo, su hijo también había desaparecido y le interesaría ayudarme. Si no lo mataba antes... Aún estaba rabiosa con él.

[Ludwig Malfoy]

Mordred Deschain – Finalista – Vulkos

San Mungo

El caos se había apoderado de la gala de San Valentín, lo que para algunos se había convertido en una gran aventura conociendo los diferentes planetas, para otros había sido una catástrofe completa, conociendo planetas inhóspitos y sin posibilidad de sobrevivir, la cantidad de personas muertas o desaparecidas iba en aumento. Por fortuna los encargados de la seguridad mágica se estaban haciendo cargo al respecto, sin embargo a unas semanas de lo sucedido, un niño agonizaba entre la vida y la muerte.

Mordred fue una de las víctimas más afectadas pues al regresar de aquel planeta extraño su cuerpo estaba totalmente afectado por la radiación, en toda su superficie corporal había quemaduras de tercer grado, su cuero cabelludo mostraba zonas de alopecia y sus párpados estaban calcinados. La mayoría de los sanadores había perdido la esperanza de poder salvarlo, casi todos excepto Ludwig Malfoy. Desde que lo vio tirado en el piso supo que algo había diferente con aquel chico, se le hacía extraordinariamente familiar por lo que no dudó en tomarlo entre sus brazos y depositarlo en una camilla.

Ludwig tenía otras cosas de las que ocuparse como la salud de su prometido Cillian la cual aún no terminaba de mejorar, los días que habían pasado en Interia y Oceanía les habían ayudado a prolongar la vida sin embargo al no poseer un mineral estable era poco probable que el chico sobreviviera lo suficiente para llegar al día de la boda. Sin embargo algo le llamó mucho la atención al ver a aquel niño (Mordred) en su mano se aferraba una pequeña piedra que chorreaba unas gotas de sangre las cuales en un momento pensó que eran del niño. Era claro que se había hecho con uno de los minerales de uno de los planetas y por ello su condición estaba tan deteriorada.

Al rubio le hubiera resultado fácil arrebatarle dicho mineral con tal de salvar la vida de su prometido pero no era de esas personas, por el contrario de había obsesionado con salvar su vida para que así pudiera tener permiso de analizar sus propiedades y encontrar la cura para Cillian. Fue de esa manera que todos los días acudió al hospital a sabiendas que no trabajaba ahí para aplicar hechizos de curación utilizando su conocimiento en primeros auxilios, de igual manera le aplicaba remedio para quemaduras y su poción de lágrimas de fénix. Incluso Cillian se había mostrado un poco extrañado con el interés en curar a aquel niño hasta que un día simplemente Mordred abrió los ojos, su mirada mostraba una gran confusión al no saber donde se encontraba o lo que realmente había pasado. Su cuerpo todavía tenía quemaduras y daños por la radiación. Después de todo el Deschain poseía el cuerpo de un niño no mayor a doce años, era frágil y más propenso a las lesiones pero a la vez con una facilidad de curación más rápida.

-¿Dónde estoy? – comentó el chico – ¿Qué ha pasado?

@ Cillian Haughton

[Mael Blackfyre]

Mael Blackfyre — Finalista — Plaeria

Mansión Gryffindor.
Aun siendo un búho sobrevolando la ciudad, podía sentir el calor que irradiaba aquella piedra, la cual estaba transportando a otro sitio al que no debía destruir. El mineral que había sacado por aquellos portales parecía haberse activado sin esperarlo y había destruido casi todo el despacho, dejando algunos huecos tanto en el primer piso del Ministerio como haber llegado hasta el Atrio. Aquello no sería algo imposible de reparar pero esperaba que la institución no se diera cuenta de quién o cómo había ocurrido. Por eso debía evitarlo.

Tenía que evitar que alguien quisiera MI esfera del mineral de Plaeria, tenía que hacer algo.

Aleteé algunas veces de más mientras me acercaba a aquel sitio esperando: la mansión Gryffindor. Empecé a ver el tejado cada vez más cerca con todos aquellos árboles que la rodeaban, vecina de otros hogares de magos y brujas. Cuando pude, empecé a descender hasta aterrizar en los jardines, ya que lo que hiciera dentro de mi casa era mi problema. Y nadie podría cuestionarme. Aterricé en el césped suave, con las estatuas a unos cuantos metros. Desde allí podía verlas, al panteón y la entrada a la mansión. Dejé en el suelo la esfera, esperando que el diámetro despejado que me rodeaba sirviera para que nada fuera dañado. ¿Estaba listo? No.

Quité lo que cubría la esfera y el caos empezó a reinar nuevamente. Parecía que cada vez que lo destapaba, se reiniciaba pero aún más fuerte: el suelo empezó a vibrar y el viento a arremolinarse alrededor de los dos. Pero fuerte de golpe. Mientras me lanzaba ésta vez a unos cuatro o cinco metros para atrás, y caía de espaldas al suelo, pude ver como el cielo se volvía oscuro, como si nos hubiera alcanzado la noche (y era de día, apenas había pasado el mediodía). Los truenos empezaron a romper el silencio de la solitaria mansión de los leones mientras ahora llovía. Incluso llegó a resquebrajarse parte del suelo. ¡La esfera se iba a caer! ¡Y además la mansión se iba a destruir! Tenía que hacer algo.

Me puse de pie como pude, la verdad es que era un escenario deplorable porque estaba dándome más pelea aquella esfera que todas las personas con las que me había cruzado. Y una idea se me cruzó por la cabeza. Aferré bien mi varita intentando no perder la poca estabilidad que había logrado sostener, mientras mi túnica y mi cabello se disparataban a todos lados. Invoqué un simple encantamiento, esperando que funcione, mientras me acercaba más a la esfera y apuntaba a los cuatro puntos cardinales, a pocos metros de distancia, unos cinco metros. Repetí en mi cabeza 4 veces el hechizo Obsistens, creando aquella barrera que mantendría la magia dentro de ése radio.

Miré por encima de ésa barrera brillante que nos había rodeado, notando que la destrucción no seguía mas allá. Aunque el cielo oscuro, la fuerte lluvia y los truenos con relámpagos habían invadido prácticamente todo Ottery.

[Anthony R. Dracony M.]

Anthony Ryvak Dracony - Finalista - Mineral Éter del Planeta Eteria

Si alguien echará un vistazo al lienzo donde trabaja Anthony, solo vería una maraña de líneas que parecen no tener sentido... pero a veces no es tan importante esos trazos como lo que la mente "puede ver"... Ryvak está emocionado por que siente "que la idea" está ahí... solo tiene que "pescarla", "reconocerla y hacer que surja al lienzo"... se siente más emocionado cuando algo en su interior le da la certeza que va a lograr plasmar lo que su imaginación le revela tenuemente.

Su Flauta de Sheena Ktam removió aquel recuerdo pasado donde se propuso tocar con profesionalismo... y mejoro mucho pero no con la flauta sino con la guitarra eléctrica, impresionar a su amiga Esmeralda Slytherin, fue lo que le motivo a iniciarse como guitarrista... por ese recuerdo comenzó a tararear, la barra de carboncillo sujeta por sus dedos índice y pulgar, recorren la superficie del lienzo con rapidez mientras líneas rectas y sinuosas se plasman conforme mueve la muñeca o el brazo.

Improvisar una melodía no es tan raro en él, lo que si es extraño, es que pueda hacerlo mientras dibuja, se diría que imágenes y sonidos llegan a su ser como si "los atrajera"... "visualiza el símbolo musical llamado clave de sol"... una sensación de asombro le hace levantarse del banco y trazar de pie como si el caballete fuese a desaparecer de un momento a otro... Dracony deja el carboncillo, sujeta el lienzo y con fuerza lo arranca del marco, después procede a rasgarlo en trozos que tira al piso del estudio...

Toma un nuevo lienzo limpio, se encuentra eufórico y comienza por trazar un rectángulo áureo, después usándolo como guía, traza la espiral de oro... pasa a dibujar la mitad de una caracola de mar, detalla cada centímetro, mientras realiza el juego de luces y sombras en su dibujo. Termina esa parte... satisfecho contempla la imagen, para su gusto solo falta "agregarle" algo que sea "su sello personal"... incluye la grafía que tiene grabada la esfera y agrega tres dibujos diminutos que simbolizan para él: Sueño, Fantasía y pesadilla. 

El peliverde con solo pensarlo, invoca su daga de plata con piedras preciosas en la empuñadura "Kancho", gracias a su afilada hoja, desmonto el dibujo del marco y lo dobló cuidadosamente cuatro veces, así lo introdujo en el bolsillo interno de su capa negra... tiene la imagen que usará, solo falta colocarla en un objeto... Ryvak lo asocia a la expresión popular "...luz al final del túnel..." está cerca... ahora viene la parte complicada, darle dimensiones, hacer un objeto 3D... 

Para el ojimiel es desconocida la orfebrería pero... ha visto un hábil creador de armaduras y armas encantadas... presiente que debe actuar rápido, se aparece cerca de aquella villa, se cubre con la capucha de su capa y emprende su andar hasta llegar a la calle adoquinada principal en donde en el final de ella se encuentra la herrería y armería, se detiene en la callejuela lateral a la principal conocida como "La Encrucijada", elije una piedra del tamaño adecuado,  después con su varita le apunta -- Morphos -- El ave batió las alas, aguardando la orden del mago.  Ahora solo debe usar su Anillo de presencia ... abre su cavidad y toma una gota de la esencia mágica que se genera al toque de su mano, con sumo cuidado la coloca en los ojos del ave, de ese modo la envía a posarse cerca de las fraguas para poder espiar el trabajo del herrero y su ayudante...

Las horas que ocupa para observar al herrero, las considera invaluables ya que le permiten entender como se trabaja con algunos materiales.

Editado 16 de Marzo del 2022 por Anthony Ryvak Dracony

[Darla G Dumbledore]

Darla Potter Black – Finalista - Vulkos - cedido por Kimberly Black

Darla se mantenía junto a Kimberly, ambas observaban con atención aquella esfera cuya magia era por momentos contenida gracias a la aplicación en conjunto de la magia contenida en los Grimorios de las casas de Hogwarts (Hufflepuff, Gryffindor, Ravenclaw y Slytherin) juntamente con el Grimorio de Ilvermorny. Cada uno de ellos contenía magia diversa que había ayudado a contener a la esfera y ocultarla en aquel bosquecillo en uno de los terrenos mágicamente adjuntos a House of Books, el local de la pelirroja. La vampiresa había unido ambos terrenos utilizando las Puertas Mágicas.

Mientras tanto las noticias eran cada vez más preocupantes, había rumores y había verdades. Como Directora de Seguridad le habían llegado rumores de gente que se había enfrentado por, no solo los artilugios que abrían los portales, sino por las esferas que habían sido recuperadas de cada planeta. Darla y Sean habían podido sacar una esfera de Oceanía, Kimberly había sacado una de Eteria y de Vulkos. Pero lo extraño era que solo el mineral de Vulkos tenía esas reacciones que afectaban el mundo a su alrededor. O quizás lo correcto sería decir que el “mineral” de la esfera se veía afectado por el mundo extraño en que se encontraba. Sí, extraño, porque la Tierra se había vuelto el planeta “alienígena” para lo que fuera la esfera.

Los rumores decían que no todas esferas habían reaccionado al planeta, que las que sí lo habían hecho lo estarían haciendo de manera distinta. Darla vivía una preocupación constante al saber que Anthony había sido visto luchando por conservar una de aquellas esferas. ¿Sería él uno de los que tenían las esferas reaccionarias? Al menos Sean no estaba en peligro con su esfera. Él había averiguado que decían que se trataba de un mineral el contenido de la esfera, pero ella dudaba y por ello estudiaba el fuego del interior del a esfera bajo la premisa de que podría ser un huevo de alguna de las criaturas que le había descrito Kimberly, aunque apenas se aparecían a las que había estudiado en Cuidado de las Criaturas Mágicas. Lo gracioso es que una de las formas que había logrado facilitar el control de la esfera era la Herbología.

Por otra parte el Concilio estaba semi desaparecido, ni ella estaba y por lo que decía la ausencia de Goderic no era por problemas personales, sino más bien que decían sus informantes que estaría en el barco Caleuche junto con otra de las esferas, aunque no le habían podido confirmar de qué planeta. Desde que le había cedido la esfera Kimberly iba a diario al Ministerio para ocuparse de la Seguridad en lugar de su compañera y le pasaba la información que los aurores iban consiguiendo. Todo el mundo quería acceso a Stonehenge, pero alguien lo estaba frenando, alguien dentro del Ministerio y no era el Despard.

Darla había utilizado los Espejos comunicadores para dejar uno de ellos, a una buena distancia que quedara fuera del alcance de la materia ardiente de la esfera. Claro que había bañado en [polen de lirios de fuego] cada tres horas, sí, vigilarlo así no era lo más práctico por ello lo utilizaba para lapsos breves. Había tenido que recurrir incluso a la Segunda piel uno de los poderes de su clan, pero había terminado utilizado la coraza de la Armadura Animal del clan de los caballeros de Walpurgis para poder variar la ropa, ya que la creada con el polen de lirios de fuego le parecía segura, pero se empeñaba en probar si las hechizadas con [duro] no tan bueno para evitar las quemaduras pero sí había tenido un mejor resultado al utilizar el morphos para cambiar la tela de sus ropas en piel de dragón, de hecho, sus dragones parecían felices ante la cercanía de aquella esfera de fuego.

La bruja comparó la composición de la poción Aliento de pimienta con la del mineral de la esfera, pero si bien había similitudes, que parecía por momentos imitar la esfera, éstas eran totalmente diferentes entre sí. Concentrada estaba en esas nuevas investigaciones cuando la voz de Kimberly la sacó de su concentración.

—Kim, ¿qué ocurre? —dijo sorprendida por el hecho de que la vampiresa viniera una vez más en persona a la cúpula vegetal en que estaba la esfera.

—Me lo han confirmado Darla, alguien está dilatando los permisos de acceso a Stonehenge y hay personas, demasiadas, tras las esferas reactivas o no —ambas mantuvieron un breve silencio.

—Como Directora de Seguridad asesoraría al Ministro @ Rory Despard  de que hiciera eso mismo. La verdad es que hasta que no descubramos qué son y qué hacen exactamente las esferas —el gesto de Darla mostraba sincera preocupación antes de agregar —¿él ha manifestado algo? —Kimberly negó y la pelirroja se preguntó qué era exactamente lo que tendría en mente el Ministro y ex líder de la Orden del Fénix.

[Ludwig Malfoy]

Mordred Deschain – Finalista – Vulkos

San Mungo

El niño finalmente abrió los ojos en aquel hospital que conocía como la palma de su mano, habían pasado muchos años desde que alguna vez se dedicó a torturar pacientes en el cuerpo del Malfoy, ahora el mundo se había movido y esas historias estaban una década en el pasado. Le costó un poco de trabajo recordar las circunstancias que lo habían llevado a esa cama de hospital. A su lado había otros niños durmiendo en sus camas, pero Mordred no era un niño, no necesitaba estar más tiempo ahí pues había muchas más cosas por hacer. Con las pocas fuerzas que tenía se levantó de la cama y aprovechando la noche se dispuso a retirarse del lugar.

Se acercó a un buró que estaba a la izquierda de su cabecera y comenzó a retirar sus cosas, ahí había una varita mágica y las ropas con las que había sido rescatado, todas estaban quemadas pero solo tuvo que utilizar su conocimiento de transformaciones y sus pertenencias quedaron intactas de nuevo, se colocó toda la ropa y entonces se percató que algo le faltaba, era el mineral que con tanto trabajo había conseguido, su corazón ahora palpitaba rápidamente, empezó a hurgar entre su ropa una y otra vez y entre las sábanas de su cama sin tener éxito. Estaba furioso, tanto por nada hasta que una voz conocida se paró frente a la puerta y le sonrió.

-Buscabas esto – dijo Ludwig Malfoy aún sin reconocer a aquel mago – creo que eres muy joven para poseer objetos de ésta clase, me alegra que hayas despertado, necesito contactar a tus padres y no casualmente no encuentro información tuya por ningún lado, me llamo Ludwig, soy el sanador que ésta viendo tu caso.

Aquel asqueroso e inmundo Malfoy, claro que lo conocía desde que nacieron han estado juntos, Mordred repudiaba todo lo que él representaba y ahora tenía la piedra que con mucho trabajo había conseguido, necesitaba hacer algo o sus esfuerzos serían en vano, para su fortuna sabía que Ludwig siempre había sido un iluso y que se podría creer cualquier historia inventada, solo tenía que dar en la mentira adecuada.

-Yo no tengo padres – dijo fingiendo sus lágrimas – ellos fueron asesinados en Dublín por culpa de un mago tenebroso que poseyó a toda la aldea, ahora estoy solo y ese objeto que tienes en las manos me pertenece, lo necesito para traer a mis padres de vuelta – había dado en el blanco, la historia encajaría a la perfección pues básicamente era real solo que el responsable de la muerte de dichos padres era el mismo Mordred.

Ludwig pudo encajar las piezas que el niño le había dado, el motivo por el que la cara de ese niño había sido tan familiar era porque ya lo conocía, aquel chico había sido rescatado por Rory Despard durante los eventos ocurridos por el sanador Aldrich, todo tenía sentido y Ludwig no podía sentir más que pena por él, sin embargo el mineral en su mano era bastante peligroso como para darlo a un menor, necesitaba examinarlo.

-Mira, lamento mucho tu pérdida – dijo de corazón – ésta roca que tanto deseas me temo que no te ayudará a revivir a tus padres pero si tu me lo permites puedo analizarla y ver de que manera su magia nos puede ayudar a ambos, mi pareja se encuentra bastante enfermo y necesito una cura que logre estabilizar su condición.

Mordred quería reír, pues el era el causante de la condición de Cillian, hacia no mucho tiempo había escrito su nombre en la Tabullae Defixionum y ahora su cuerpo estaba siendo afectado por la enfermedad, no había mucho por hacer, solo esperar su muerte. El mago asintió con la mirada bajo una condición – de acuerdo, pero yo quiero estar todo el tiempo que utilices la roca.

[Melrose Moody]

Melrose Moody – Finalista – Oceanía

En compañía de Catherine y Richard Moody. Residencia de los Moody en Luss. 

—¿No deberíamos llevarlo con la UNESCO? Han estado pasando comerciales por televisión toda la mañana sobre lo importante que es para la humanidad...

El puchero de Melrose no es nada para Richard. El mago la observa por encima de su matraz como si estuviera viendo a un gusano.

—¿Que no has aprendido nada hasta ahora? —el brujo suspira sin poder evitar su exasperación— El Ministerio de Magia tiene infiltrados, jamás investigarían esto de manera desinteresada. Y si piensas que los aurores y los del departamento de accidentes son codiciosos, deberías conocer a los perros de Scotland Yard. 

Richard niega con la cabeza. El mineral permanecerá con los Moody. Él sigue dedicándose a revolver el matraz mientras observa a través de sus antiparras. Adentro, se encuentra el agua del pozo que habilitaron para contener el mineral. Richard había insistido en que fuera instalado en el nuevo subterráneo que atraviesa una senda recta entre las cercanías del lago y la residencia de los Moody. El pozo se había construido a la velocidad de la luz, recubierto con piedra pulida, argamasa y hechizos para hacerlo completamente hermético; en él, había una cantidad decente de agua de lago. Estaba en una habitación oscura, habilitada de última hora, discretamente cubierto. La esfera reposaba en su interior, desprendiendo un brillo apenas notorio que coloreaba el fondo oscuro; la ropa con la que Mel lo había envuelto también reposaba en su base: se había tornado en agua luego de ser colocada dentro del pozo y era de una consistencia particular. Unas diminutas algas reposaban en ella y Richard había tomado un poco de ellas con unas pinzas, para examinarlas. Estaban dentro de un tubo de ensayo allí mismo.

Mel no estaba segura de los procedimientos ¿era lo que se suponía que tenía que hacer con ese elemento? Seguía pensando en la serie de túneles que había tenido que atravesar de camino hacias las profundidades de ese jardín en donde brillaban el grupo de esferas: el cómo todos los túneles parecían conducir hacia ese centro, el agua que había horadado por siglos casi como si se sintiera atraída a dirigirse hacia allí. Ella no había tenido forma de saber que la superficie de la tela sobre la que había envuelto su esfera terminaría convertida en agua. Todo en ese planeta también había estado cubierto de ese elemento y no había forma de escapar de él hacia una superficie: era como si el planeta mismo la hubiese tirado de vuelta hacia el fondo.

Richard lo llamaba mineral y Mel no estaba muy segura de que lo fuera. Sabía que había minerales de consistencia líquida pero ¿uno que transfiguraba las cosas en líquidos? Si es que así podía llamarse a lo que había hecho. Esas algas tenían que haber surgido por el mineral también, de eso no había duda. Además, no estaba segura cómo era que averiguar su consistencia iba a ayudarlos en algo. Richard estaba seguro de que sí y Mel solo seguía pensando en ese pozo subterráneo, la habitación de paredes cuadradas dentro del cual se encontraba, la escasa luz y todo ayudaba en su sensación de claustrofobia.

Encima estaba el asunto de que Richard no había dicho una sola palabra respecto a cómo le había ido en ese lugar de ensueño que había visitado. La había llamado tierra de las posibilidades y de la razón por la cual volvió de allí con las manos vacías no había dicho nada. Mel sospechaba que algo malo había sucedido ¿tal vez una pérdida de control? De todos modos, no hacía preguntas y como consecuencia, estaban ahora en la cabaña de las pociones que se encontraba en el patio de la residencia de los Moody en Luss, intentando dilucidar la consistencia de lo que antes había sido parte de su ropa y la envoltura de la esfera.

—Ehm... ¿algo para comer?

Catherine apareció en la puerta con una bandeja llena. Tenía su apariencia habitual con vestido, botas y sombrero, toda de negro. Mel, que ya empezaba a entender un poco mejor las apenas distinguibles emociones de su rostro, notó que estaba preocupada. Tomó un dumpling más por inercia que por verdadera hambre y le dio un mordisco. Luego de echarle un par de ojeadas al matraz, el brujo lo dejó reposar y tomó la muestra que había dejado caer del gotero para examinarla bajo el microscopio. Mel suspiró ¿no sería más fácil observar el agua con unos anteojos alfa o un monóculo de la claridad? Incluso unos omniculares. 

[Goderic Slithering]

Goderic Slithering — Finalista — Eteria

Espera unos minutos pero ni sus invitados ni la esfera presenta alguna novedad. Sin embargo, Goderic no tenía ni la más mínima intención de arriesgarse a que el mineral tuviera más comunicaciones con la persona, ser o cosa que fuese. Por lo mismo, tocando su anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, genera una zona segura en un radio de 50 metros cuadrados. No puede estar completamente seguro que el artefacto Uzza era lo suficientemente poderoso como para evitar la comunicación de la esfera, pero tampoco sabía qué más hacer. Sin embargo, cuando a los minutos la esfera comienza a actuar más inquieta y se mueve con mayor frecuencia, supone que la comunicación había sido interrumpida ¿por cuánto tiempo? No lo sabía.

A pesar de sus esfuerzos de ignorar conscientemente la rabieta del mineral, sabe que no puede darle la libertad que esperaba darle sobre todo cuando nota que parecía tener la intención de escaparse bajo cualquier riesgo incluso si eso implica hundirse al fondo del mar. Con un morphos, modifica un mueble vacío para convertirlo en una jaula con una esfera para hamster -de mayor tamaño- en el interior. El soporte era lo suficientemente fuerte como para evitar accidentes. Una sonrisa se forma en su rostro, al ver la esfera del mineral moverse sin fin pero sin progreso alguno como si fuera un hamster. Era gracioso dejar una esfera dentro de otra esfera, pero esperaba que con ello contar con la paz suficiente para continuar con su investigación.

Toma uno de sus cuadernos, el que tenía hojas desgastadas y se veía bastante maltrecho. Desde que había comenzado con sus labores de investigación en su adultez temprana, Goderic se había hecho la costumbre de tener dos cuadernos: uno para escribir ideas locas, azarosas o vivencias que pudiesen llevar a una investigación e incluso hipótesis o teorías, muchas veces esas ideas tenían poco o ningún nexo entre ambas por lo que resultaba difícil de leer, en contraste con el otro libro, en el cual profundiza y ordena sus ideas previas en un lenguaje fácil de leer y de entender. Costumbre que su hijo, que también se había comenzado a interesar en las investigaciones, había tomado como propia.

» Si el mineral éter tiene relación con los fenómenos en el planeta Eteria ¿sería capaz de romper la Ley de Gamp?  La cual postula que puedes convocar comida si sabes dónde está, puedes transformarla, puedes aumentar la cantidad si ya tienes un poco... pero no crear comida de la nada. Sin embargo, en el planeta Eteria, los pensamientos se volvían realidad ¿si alguien piensa en comida el éter lo hará realidad? Si fuera así ¿por qué la Tierra tiene limitaciones respecto a algunos fundamentos de la magia? ¿o somos sus habitantes los que nos encontramos atados e imposibilitados porque no somos lo suficientemente poderosos o creativos?

» El calcetín taller de Santa puede generar cualquier juguete sencillo. Sí, puede crear. A pesar de que se diga sencillo, es solo en el funcionamiento o mecanismo (no se puede generar un tren de juguete que funcione con un motor, por ejemplo) pero si se piensa con suficiente detalle y concentración, es posible generar detalles estéticos impresionantes. Si se piensa en que ambos, tanto crear un juguete como la comida, son un arte se estaría en lo cierto, entonces ¿por qué la comida no se podría crear entonces? ¿es porque es demasiado compleja? ¿por la cantidad de ingredientes? ¿porque los materiales alguna vez estuvieron vivos?

» ¿Helga Hufflepuff estaba particularmente interesada en la comida en un intento de mejorar su propia magia? ¿habrá intentado crear comida con magia desde cero? Siempre había llamado mi atención que en el grimorio de Hufflepuff existieran recetas de cocina ¿habrá allí alguna clave para superar los límites quizás autoimpuestos?

» Si el éter puede crear comida incluso yendo contra la Ley de Gamp ¿podría romper otras reglas o leyes universales? ¿podría crear almas humanas? ¿qué es el alma?  Si el éter convierte pensamientos en realidad ¿puede generar seres que tengan sus propios pensamientos?

» ¿El éter se puede replicar a sí mismo? ¿cuál es el límite? ¿Debería...

Antes de escribir su siguiente idea, llega un mensaje desde el Servicio Mágico Secreto Estadounidense. Confirmando la implementación de su instrucción de poner atentos a todos sus espías y conexiones con el bajo mundo. Cualquier avistamiento o información respecto a los minerales o los distintos planetas debían hacérselo llegar. Esperaba que los distintos comerciantes o traficantes se vieran tentados por el dinero más que por la magia escondida en los minerales. Sabía que casi cualquier esfuerzo de la UNESCO o de cualquier organismo de la comunidad mágica internacional sería poco e infructífero. Difícilmente lograrían algo desde la legalidad.

[Anthony R. Dracony M.]

Anthony Ryvak Dracony - Finalista - Mineral Éter del planeta Eteria

 

Tras pensarlo varios minutos, Ryvak apareció en la galeria de su atelier, en la recepción solo se encuentra Jerard, el elfo que se ocupa de atender a los escasos clientes que acuden al local... es mejor que ir al Hotel, con tantos huéspedes y personas que le conocen... sigue preocupado por su descuido al perseguir a Danny sin haber resguardado antes la esfera que obtuvo en el planeta de Eteria... todos aquellos curiosos le vieron...

Dracony se acerca al pulpito de caoba en la entrada de la galería, también ahí hay una mesa con una jarra de agua, se sirve un vaso y lo bebe, siempre le ha fascinado tener el cabello verde, es un rasgo físico personal que lo hace sentir especial, solo que está vez... eso puede jugarle en contra...

El ojimiel espera que no halla alguien que le investigue, será un riesgo para conservar el especial mineral que muchos ambicionan obtener... ¿No podrían solo usar los monolitos para ir por el suyo?... el peliverde peina su cabello con ambas manos y da un ligero tirón a las puntas... tal vez... tal vez los monolitos ya no funcionan o halla quienes ya no permitan usar ese medio de explorar los planetas... ambas situaciones son desfavorables a su modo de ver porque despertará la desesperación de los demás... y eso no acarrea nada bueno...

Ryvak tiene pesadez en los hombros y cuello, toda esa tensión le afecta, anhela un poco de calma por lo que lo mejor sería tomar una siesta de por lo menos una hora. Quizás debería pedirle a Jerard un poco de la pócima para dormir... aunque sinceramente no la requiera, el único inconveniente es que alguna de sus pesadillas se vuelva real... aunque sabe que tiene el poder para hacerles frente, está vez dominaría lo que fuese.

Con agrado se abandono al descanso, su deseo es ver a Danny Malfoy en sus sueños es lo que aspira en secreto. Su dormir trascurre con tranquilidad y se hubiera prolongado más a no ser que la imagen de un hombre con capa lujosamente ataviada se colocaba una corona sobre la cabeza, tomaba su cetro y marchaba marcialmente hasta un trono de oro... la extraña visión le hizo despertar... no parecía un sueño, tampoco cree que sea una visión futura... una profecía... ¡Imposible! 

El joven mago saca de su bolsillo la esfera traslúcida y ahí mismo ve la imagen del mismo rey que vio estando dormido... ¿Acaso la esfera quiere mostrarle otra visión? Ryvak usa su poder mágico para que la esfera recupere su tamaño y mira las imágenes que se encuentran en el interior. Ahí presencia el encuentro de la anciana que dibujo con aquel rey y con expectación aguarda mirar la "historia que muestra la mágica esfera"... pero la escena se vuelve fantasmal y tras unos segundos se hace invisible. Desesperado agita la esfera esperando que resurjan las imágenes de ambos personajes pero su esfuerzo es en vano.

Anthony se toma el mentón mientras piensa... ¿deberá volver a dormir? ¿Porqué mostrarle solo una fracción de aquel suceso? Antes le mostró la escena nítida y ahora parecía una proyección fantasmal... no encontraba el sentido de lo que está pasando, pero quizás debía procurar un medio para ver aquellos fantasmas. 

Transcurrieron algunas horas, repasando sus habilidades, poderes y saberes, por fin dio con una idea: era la oportunidad de usar una de sus posesiones especiales por lo que alistó lo que iba a utilizar. Para evitar sorpresas desagradables creo una defensa para él y la esfera, aferro su varita en su mano diestra, se concentró para crear un cerco mágico alrededor suyo  -- Obsistens -- el cerco de materia luminosa brillo con su color verde neón, debe aprovechar cada segundo que este activo el cerco indestructible e inmune a la magia, el mago oscuro invoca a varios fantasmas de guerreros Uzza pasados -- Aura del Escudo Fantasmal -- de su varita surgieron un grupo de fantasmas que le protegerán mientras no pueda usar su arma mágica, la coloca al lado de la esfera y al lado de ambos objetos coloca su Gema de la desaparición, mejor "pecar de precavido"... ¡quien le hubiera dicho que algún día tendría en su posesión algo tan valioso de proteger! 

Acto seguido, tomo de su Poción Incorpórea, el efecto no se hizo esperar, se convirtió en un fantasma y ya sin problema pudo presenciar aquella historia de esos personajes que el mineral esférico le revelaba en confidencia, sobre como los hechos de su tiempo les hizo proceder de aquel modo: incomunicando a su mundo y como fue que salvaguardaron sus preciados minerales... volvió a la normalidad y el ojimiel se cuestiona a quien contarle sobre lo que acaba de averiguar... 

[Emily Karkarov]

Emily Karkarov - Finalista - Eteria

Se da la vuelta de mal humor abriendo un poco los ojos, irritada por haberse interrumpido su sueño a tan altas horas de la noche. Logra distinguir una luz al otro lado de la habitación y asume que un lumos, del dueño de la habitación. Del dueño de casa en realidad. No lo piensa mucho, solo se gira hacia el otro lado poniendo una almohada sobre su cabeza, evitando ver la luz que tanto está fastidiándola.

-No creí que volverías, esta cama es más cómoda que la del cuarto de visitas.

Solo cuando termina de hablar se da cuenta de lo descuidada que está siendo y se levanta de un brinco, aunque causa que el súbito movimiento le genere un leve mareo. Si bien está en un lugar seguro -o, al menos, cree que es un lugar seguro- y se supone nadie ajeno al grupo de confianza tiene acceso a la vivienda en Ravenrock, no puede bajar la guardia, especialmente cuando no escucha respuesta.

Agarra la varita mágica y enciende las luces en una floritura poco elaborada. Se encuentra sola en la habitación y, cuando sale a inspeccionar, se da cuenta que está sola en toda la casa. Solo para despejar sus dudas, conjura un Homenum Revelio, detectando que efectivamente no hay más personas. Se frota los ojos, entre alarmada y somnolienta, aceptando con indignación que no va a poder dormir.

Cuando regresa a la habitación vuelve a ver la misma luz brillante que antes había atribuido al emitido por una varita mágica. Pero esta vez puede notar que proviene de su monedero de piel de moke. Todavía tarda unos segundos en procesar donde había visto esa misma luz antes. Lentamente, recuerda su experiencia en Eteria.

Recuerda atravesar un túnel, gateando, peleando contra su irracional miedo a los espacios cerrados. Y al final del camino estaba un mineral, brillando tan fuerte que podía llegar a ser enceguecedor. Recuerda claramente haber tocado el mineral y trasladada hasta Stonehenge. Y desde entonces aquella “piedra” no había tenido ningún tipo de reacción. Quizás había sido muy descuidado de su parte no haberse puesto a investigar qué era, o para qué servía. Cansada de toda esa situación había tomado el mineral y lo había dejado en su monedero, sin imaginar que podría haberse puesto en peligro.

-Quizás todavía estoy soñando -se dice a sí misma, cuando un lobo que reconoce de inmediato le da le mensaje sobre una investigación.

Sin pensarlo mucho, atribuyendo todavía a estar adormilada, se lava la cara y se pone una túnica encima de la bata de dormir y desaparece a las coordenadas enviadas en el patronus. Que sí hubiera estado más despierta quizás las hubiera interpretado mejor y reconocido que iba a una parte desconocida del océano Pacífico. Tal vez eso le hubiera ahorrado el susto de aparecer en un barco.

Cree reconocer que alguien ha usado el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, por lo que agarra fuertemente la varita mágica a medida que recorre el barco. Supone que en algún momento encontrará a alguien, pero mientras más se acerca, más brillante se torna la luz emitida por el mineral. No sabe si es parte de su imaginación o no, pero jura que siente como el mineral busca la forma de salir del monedero, navegando por la infinidad de objetos que se guardan allí gracias al hechizo de expansión.

- ¿Me puedes decir qué está pasando? ¿Tu estuviste en Ravenrock hace un rato?– dice a Goderic cuando al fin lo encuentra, dejando su monedero sobre una de las mesas, como pidiéndole que se encargara del problema que tenía entre manos. Esta vez estaba completamente convencida de que el mineral estaba buscando la manera de salir.