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Mundial de Quidditch: La otra cara de la moneda


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Tras instalarme en el hotel donde nos hospedaríamos los jugadores para celebrar el mundial de quidditch, había bajado a conocer el hotel y saber donde quedaban el comedor, zonas comunes y el gimnasio, solía entrenar muy seguido y correr para estar en forma. No sólo era una jugadora del quidditch además era espía del ministerio de asuntos mágicos de Francia y debía estar siempre activa para estar en cualquier situación atenta. 
Baje por las escaleras, no me agradaban los ascensores y eso me ayudaba a estar activa y mantenerme mas calma ante todo. Las instalaciones eran bastante amplias y bonitas, decoradas de colores alegres y fuertes, marcaba diferencia al lugar en donde estábamos, Se sentía en el ambiente no somos el calor de la amazónica sino una especie de sensación distinta como de alegría y entusiasmo que ni entendía del todo. Podía ser también a causa del torneo, pues el deporte tenía la particularidad de hacer que la emoción y la adrenalina se dispararan de una manera exacerbada. 
Estaba observando la decoración y de pronto sentí un golpe en el brazo, por estar mirando a otro lado me había chocado con alguien. 


-    Disculpe señor, esta usted bien? 


Pregunte al joven con quien habíamos chocado, parecía estar bien, pero por estar viendo a otro lado había lastimado al caballero. 


@ noe_snape

Editado por Ada Camille Dumbledore

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Buscando al vil Derhorm:

Aunque aún no estaba bien, me notaba mejor. La fuerza de la poción de Matt había conseguido disminuir la sensación de asco-rabia-dolor-miedo que me había afectado a la llegada a aquel país. La idea de que Jack se hiciera cargo de su nieta no me pareció mal; supongo que mi mente no había reaccionado aún sobre la fantasmagórica figura de mi marido y, por tanto, de la nulidad para acciones tan simples como cambiar pañales o aguantar un biberón. No pensé en ello. El hecho de estar en Brazil, cerca de aquel villano (más villano que yo, tal como lo había demostrado), me enfurecía. Sin embargo, la experiencia me recordaba que era mejor mantener la mente fría, si quería obtener resultados en la búsqueda.

-- No sé porqué he recordado a @ Sean -Ojo Loco- Linmer , pero sí, creo que buscar en los bajos fondos de este lugar será la mejor idea -- así confirmé el apoyo de Matt a mi idea. Sin embargo, la prudencia no era mi fuerte. Hacer de turista no era algo que me apeteciera, aunque él tuviera razón. -- ¿Tenemos algún conocido en esta parte olvidada del mundo?

Tal vez no fuera la mejor forma de hablar de aquel país y seguramente no lo haría si no estuviera aún impactada por lo sucedido en la Amazonia. Cerré los ojos y... "vislumbré". Imposible. Matt tenía razón, demasiada gente sin par mezclada con la población civil y restos de individuos autóctonos se mezclaban en la esencia de aquel país, al menos en la zona más o menos amplia que podía rastrear.

-- Pues la pista no se debe cortar aquí. Vamos.

La fuerza de la frase me dio ánimos para levantar de la cama y buscar una ropa más cómoda (y que no oliera a vómito). Al estar de pie, decayó un poco mi estómago, pero no me dejé amilanar. No podía permitírmelo, no estando tan cerca (o eso quería creer) de una pista sobre los niños. Lo primero fue conseguir un mapa en la recepción del Hotel. Nos constó conseguir el que queríamos pues casi todos los modelos indicaban las zonas del Mundial de Quidditch, la zona de los Campamentos de los aficionados que estaban muy cerca del Estadio, la zona de los pocos hoteles que acogían a los turistas más tiquismiquis que no querían usar tiendas de campaña sino habitaciones más occidentales (¡espera! ¡Nosotros estábamos en este grupo!) pero pocos ponían las zonas menos turísticas, la del pueblo llano y la de los indígenas del lugar.

Aún así, di con uno que se movía para enviarnos al lugar correcto que deseáramos. Era un mapa parlante algo "especial", según nos dijo el recepcionista, con dudas al vendérnoslo. Dude entre un Imperio o aumentar la propina con la que le agradecía que nos lo vendiera. Al final, añadí varios billetes a los que habían aparecido en mi mano y le sonreí, enseñando los dientes mientras le daba las gracias y salía de allá antes de que decidiera pedir más.

-- Bueno, vamos a las zonas populares.

-- No entiendo zonas populares -- contestó una voz chillona que me recordó a la de un elfo.

-- A los bajos fondos.

-- Resituando la ruta hacia las cloacas -- contestó la voz chillona.

-- ¡Nooo! Donde hay mafiosos y así.

-- Resituando la ruta hacia el aeropuerto para ir a Italia.

-- ¡Miércoles! A donde haya basura, acumulación de trastos viejos en las calles, a...

-- Resituando al vertedero más cercano.

-- ¡Aggg! Inténtalo tú mientras yo me oriento por... la nariz. -- Y le tendí el mapa a @ Matt Blackner , dándole una torta en las costillas con él. No era lo que pretendía pero es que aquel manuscrito me estaba sacando de mis casillas. -- Yo digo que por ahí.

Señalé un lugar incierto entre dos altos edificios de hotel y me dirigí allá, con la sabiduría de un mono en la decisión, es decir, nula, por el olor a comida o al sudor rancio de calles mal ventiladas. Eso era igual en todas partes, en todos los barrios, en todos los países...

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Me alegró ver qeu Sagitas mejoraba con la poción. Seguro que al volver a casa me insistía hasta que le diera la receta. Aun pensaba en @ Helike R V PB  y su nota. Si la recibía a tiempo, esperaba que dejase a la niña con Jack. Mi experiencia con él no era la mejor, pero con Ithilion se comportaba diferente, y sabía que se le caía la baba con su nieta.

 

La idea de qeu la vampiro viniera para ayudarnos me ponía un poco nervioso. Pero una vez más, no podía dejarme llevar por aquellas sensaciones. Tenía que centrarme en encontrar a los niños y al maldito Dernhorn.

- Es normal asociar a @ Sean -Ojo Loco- Linmer  con los bajos fondos - contesté con una media sonrisa. - Tal vez encuentre alguna cara conocida. La gente que conozco no suele moverse en grandes grupos, ni lugares de lujo. Tal vez alguien conocido quiera ver el partido de quidditch y quiera echarnos una mano.

 

Seguía mirando por la ventana, observando el río de transeúntes que se movían por la música y la alegría del deporte, bailando con desconocidos, comiendo en la calle, bebiendo y disfrutando seguramente de sus vacaciones. No daba con el maldito nigromante. Sabía esconderse bien, pero no sería para siempre. No iba a permitir que volviera a escaparse, esta vez iba con Sagitas, no tenía que cuidar de Ericen.

 

Aunque no estaba acostumbrado al plan de Sagitas. Ella prefería preguntar, dejarse guiar y utilizar mapas. Yo, más bien, estaba acostumbrado a vagar por las calles y amenazar hasta que alguien abría la boca. Pero claro, somos turistas, no queremos problemas ni llamar la atención, verdad? POr eso Sagitas se pasó un buen rato negociando, con su sonrisa más encantadora, para que aquel comerciante le vendiera un buen mapa, uno que no solo apuntara hacia el estadio, sino que nos guiase por toda la zona. Al fin, para cuando nos separamos del vendedor, me asomé por encima de su hombro para echar un vistazo al mapa con voz de elfo.

 

En cuanto escuché la voz, y como no lograba entenderse con Sagitas, me separé un par de pasos, aguantando la risa. Definitivamente, Sagitas y la tecnología no siempre se llevaban bien. Lo que no esperaba era darme la vuelta y llevarme un mapazo en las costillas. POr inercia lo sujeté antes de que cayese al suelo, mirando confuso a mi madre.

- Eh! - protesté, mientras la voz del mapa protestaba ahogada, ya que lo sostenía arrugado

- Como se atreve! como se atreve a lanzarme contra este perro mojado!

 

Arrugué el mapa de cualquier forma, gruñendo, antes de alcanzar a Sagitas con un par de zancadas. Había decidido seguir su instinto, y eso me gustaba más.

- Podríamos buscar un bar. O Menino dá Silva, se llamaba. Allí conozco a alguien. Tenemos que seguir hasta los rascacielos, y luego, hacia la derecha.

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La victoria de la noche anterior había dejado totalmente vacío al joven francés. La responsabilidad de comandar a su selección no era para cualquiera y la presión que le implicaba a su edad siendo el capitán era razonable pero así y todo lo podía manejar. El descanso había sido necesario luego del estrés del propio partido y la celebración posterior. Las semifinales los esperaría en unos días y su nuevo rival era la exótica Uganda.

Estirándose al máximo, se levantó dispuesto a desayunar pronto junto a sus compañeros. Pero Auxerre se percató de que varios de sus compañeros continuaban dormidos. Para no sentirse solo, bajó hasta la sala del hotel donde solía haber jugadores de todos los equipos nacionales. No se cruzó con ninguno de las Urracas, lo cual le confirió la misma sensación de soledad. Mientras pedía la ración de su comida, escuchó cómo un jugador de otro país hablaba sobre una especie de excursión con alguien más y el cazador galo agudizó su oído para escucharle. Un esparcimiento tras un partido como el de la noche anterior no le vendría mal, siempre y cuando no implicara riesgo de lesión para alguna de sus partes.

«Pero no suena mal», pensó en su mente mientras continuaba pendiente de la propuesta.

Auxerre intentó pasar desapercibido, pero claramente uno de los interlocutores lo observó.

—¿Quieres sumarte? —Se trataba de un muchacho peruano, que no le había tocado enfrentarse a Francia. Al parecer la excursión que planeaba realizar con el otro jugador sudamericano implicaba internarse en el bosque de la Amazonia hacia el noroeste del campamento mágico.

En ese instante, Auxerre se preguntó qué tan legal podía ser aquello. Pero considerando que era algo de público conocimiento, en donde dos o más personas lo hablaban sin ningún tipo de secretismo, no pensó que fueran a quebrantar alguna regla.

—Me parece bien —dijo, utilizando su mejor inglés para comunicarse con ellos.

El chico peruano asintió y le hizo una seña con su mano derecha. Auxerre le respondió de igual forma. Cuando terminó de desayunar se había puesto en pie, ya medio listo para seguirlos y en eso apareció una de sus compañeras de equipo, pero no de Francia sino de Montrose Magpies.

—¡Eh, golpeadora! —bromeó cuando Noeline estaba lo suficientemente cerca—. ¿Quieres ir de excursión y conocer dragones? —Aquello último lo dijo en broma, pero así y todo utilizó un sutil tono de voz para que nadie más le escuchara.

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"Partido inaugural: Inglaterra se despide del torneo mundial". Todavía recordaba esa sensación al ver cómo se venían abajo todas sus aspiraciones con respecto a ese viaje hasta América. A la mañana siguiente todos los titulares tenían el mismo tono. Resultaba una sorpresa ver como uno de los favoritos eran los primeros en quedar fuera. Se habían confiado, lo sabía, tenían un buen equipo y no habían medido de manera apropiada a su oponente.

Cada día se cuestionaba si permanecía en aquel lugar. Pero ¿qué más podía hacer? había planeado quedarse hasta el final del partido y cancelado cualquier compromiso surgido en su país de origen. Hasta su padre se había movilizado a tierras suramericanas, aunque todavía no habían tenido la oportunidad de coincidir en ninguna ocasión. Tampoco había hecho algo para localizarle, no le apetecía mucho en esos días. Se había mantenido cerca y aprovechado la oportunidad de ver cada uno de los partidos. Sensación que siendo emocionante no resultaba la más agradable, estaba hecha para sobrevolar el campo, no para permanecer como espectadora.

Al levantarse el sol, como cada mañana, había buscado ropa cómoda y ajustándose los zapatos había salido a trotar por los alrededores. Luego de terminar su recorrido, especialmente corto aquel día, optó por regresar de inmediato al hotel. La cercanía de la final le estaba afectando un poco. Una enorme taza de café podría animarla o al menos espabilarla.

Cuando ingresó al hotel alcanzó a ver a uno de los golpeadores jamaiquinos con alguien que no logró reconocer, parecía que la pérdida contra Francia era algo ya superado. Evadiendo a la pareja se dirigió directo al comedor sin prestarle atención a los empleados del hotel que parecían ser los únicos en estar en pie a aquellas horas. En la habitación siguiente la situación era similar, las mesas estaban vacías a excepción de una donde se agrupaba unos cuantos jóvenes que parecían tener una plática muy animada. Consideró evadirlos pero estaban justo en su trayecto hacia la comida y no le apetecía saltársela.

Una voz se levantó sobre las demás y llamó su atención. No conocía al resto, pero era diferente con quien le había dirigido la palabra. Su compañero de las urracas estaba en medio de ellos y mencionó una palabra que la despejó mejor que cualquier otra opción: "dragones".

—Por supuesto— soltó sin contenerse y acercándose más, expectante preguntó. —¿Es en serio lo de los dragones?— sus azules ojos ahora brillaban como no lo habían hecho en días. Levantando la mirada al resto del grupo les saludo. –Eh! Hola. Me dan un minuto y estoy con ustedes.– Se dirigió a donde estaba la comida, con un emparedado y café en un vaso térmico volvió con los demás. –Estoy lista.

@ Martin N Roses

 

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Deneisha envolvía los dedos alrededor de la snitch. Era de ellos, aunque el partido estuviera perdido habían logrado ventaja sobre los europeos en el ámbito de los buscadores y nadie les podía quitar eso. Nadie, excepto la brasileña que había arbitrado el partido. Se estaban dejando en evidencia los favoritismos por ciertos combinados por delante de otros. En el justo instante en que captura la dorada pelota se había escuchado el silvatazo final, podía jurar que no había pasado tanto tiempo, pero parece que el comité de jueces estaba de acuerdo con ello y no había dicho nada. Poco importaba lo que los caribeños podrían decir, en breve se jugarían las finales y ellos no estarían ahí.

Toda la madrugada los pensamientos no se habían alejado de su mente. Cuando finalmente había logrado dormir, los sueños una y otra vez le llevaban a revivir ese instante. Si no pusiera en riesgo su carrera y no lo hubieran detenido los comentarios de los más sensatos de sus compañeros, le habría dado otro uso al bate que sostenía en el momento en que todo eso había sucedido. Probablemente si hubiera sido así, ya lo habrían regresado a Jamaica. Aunque ya se desquitaría con esos francesitos en cuanto se terminaran de firmar los acuerdos de su traslado al equipo de Kattegat.

Todavía refunfuñando y envuelto en las sábanas se decidió a levantarse. Ya no tenía obligación de ser tan estricto con el entrenamiento, la disciplina podía esperar, tal vez se daría una vuelta por los locales comerciales que se habían asentado al rededor del hotel.

Cuando llegó a la planta baja una descuidada joven impactó contra el golpeador. –Señorita– saludó –debería preocuparse más por usted que por mí. ¿Se encuentra bien?– con aquella sorpresa, podría cambiar la perspectiva que tenía por delante ese día. Esos pensamientos dibujaron una sonrisa en su rostro. –Mi nombre es Ace Williams, de Jamaica, no había tenido el gusto de conocerla.

@ Ada Camille Dumbledore

Editado por noe_snape

Draco&Draco
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Fushiguro, Toji

Leyó varias veces las palabras que Belmont le había enviado y se quedó pensativo, era el momento de valorar si la visita a la Amazonía aun le resultaba rentable. Había otros factores para considerar, desde luego los días que había pasado meditando y planificando el desenlace de sus planes, descansando en la pequeña cabaña que le había asignado el jefe de la tribu con la que había establecido contacto. ¿Atacar la reserva mágica aún era factible? ¿O tendrían que enfocarse en saquear las zonas inexploradas del amazonas con sus complicaciones añadidas? Aun no lo tenía muy claro por lo que pensó que ya iba siendo hora de responder la misiva de Belmont. Era el momento perfecto para poner a prueba al muchacho. 

—Por favor… — indicó a la lechuza mientras ataba el pequeño pergamino a su pequeña patita. —… lleva esta nota a Belmont, esta hospedado en uno de los hoteles junto al estadio… sé sigilosa, pequeña amiga— Toji se despidió de la mensajera que levantó el vuelo en busca del destinatario de la nota. 

Cita

 

Estimado Belmont, 

No te he podido contestar antes porque han surgido inconvenientes en los planes que había tejido meses atrás, sin embargo, el problema no era tan grande como me lo imaginaba al principio. 

Lastimosamente he tenido que adelantar varios acontecimientos que me hubiese gustado dejar para el final de nuestra aventura, pero el tiempo apremia y necesito tu ayuda. ¿Nos podríamos reunir esta misma noche? Tengo que ponerte al día en varias cosas. Paso para recogerte al hotel donde te hospedes, esperame en el bar. 

Hasta pronto, 

Toji

 

Seguidamente Fushiguro se preparó para el encuentro con el belga. Metió de todo en su monedero de piel de moke, todo lo que podía necesitar para continuar con su aventura. La tarea era sencilla, debían localizar objetos malditos, animales ingredientes de pociones que comúnmente no se puedan conseguir en las tiendas del diario. De alguna forma tenía que hacer más grande su negocio y poco a poco se acercaba más a conseguir sus objetivos. Se ató la katana a la cintura y guardó la varita en uno de los bolsillos del haori veraniego que se había puesto esa misma mañana. Toji lucía como el típico extranjero que estaba veraneando en los países exóticos.  Despareció inmediatamente para volver a aparecerse cerca del hotel del belga. 

 @ noe_snape

 

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Derhom disfrutando el placer de la tortura.

Solte el cuerpo inerte de la anciana. O simplemente la deje reposar sobre la silla donde estaba atada. Sin duda alguien le habia enseñado bastante el intrincado arte de guardar bien un pensamiento. Pero lo cierto es que ya tenia un nombre y la anciana, ahora casi muerta y con la mente inservible ya no hacian viable mi estancia en el local. Asi que deleitandome con un ultimo vistazo a la anciana respirando apenas y con sus tunicas en blanca bien manchadas de Sangre, me deshice mi mi burbuja de tiempo. Ohhh si, despues de ese hechizo de desparticion y como habia dejado a algunos escapar, pues lo logico era hacer esa burbuja para el interrogatorio. Una burbuja donde el tiempo pasara extremadamente rapido respecto al de afuera de esta. Haciendo que aunque la tortura hubiese durado casi dos horas de dolor interminable, afuera apenas si habia pasado 40 segundos.Creo que fue esta pieza de magia, mas que la tortura en si lo me habia agotado. ***ido cuerpo.

Asi pues una vez sali del antro, y desplazarme para llegar a  la multitud, cojeando y apoyado en mi baston alias baculo. Comence a oir las sirenas de los carros muggles...y algun que otro crack solapado de una aparicion cerca del lugar. Al parecer las autoridades de ambos mundos habian sido alertadas. Sin duda habia hecho bien en dejar que algunos esparcieran la voz. Serian interesante esperar a ver si tanto ruido hacia salir a la perdiz de su escondite. De nuevo se materializo una sonrisa, habia sido una mañana productiva pero ajetreada. 

@ Sagitas - Ericen @ Matt Blackner  

Editado por Sean -Ojo Loco- Linmer

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Martin Black

Director Internacional de Quidditch

—Debo admitir que el bronceado brasileño le ha sentado muy bien —respondió Black, dando una vuelta por su despacho, alternando su atención entre algunos papeles de los estantes y la presencia femenina.

Cuando se aproximó a la ministra francesa, depositó la bebida deseada a su lado, sobre el escritorio. No sin antes clavar su mirada perla en la espalda de la bruja y percatarse de un singular tatuaje que parecía esconderse entre la prenda verde que estaba usando. Una mariposa que pretendía escabullirse.

Haciendo una pausa en sus pensamientos al mismo tiempo que tomó asiento frente a la bruja, Black volvió a insistir con el tema en cuestión.

—Imagino que la concentración por la Copa Mundial ha sido prioritaria en su caso, no por menos es una figura importante de la selección francesa. Pero hay un tema con la comunidad mágica peruana que está generando problemas... —Bebió un sorbo de la bebida y prosiguió—. El contrabando de objetos poderosos suele ser característico de esta región, pero el tema con los dragones... cruza todo tipo de umbral.

Contempló a Ada Camille con detenimiento. Era extraña la juventud que poseía para el cargo que ostentaba, o, mejor dicho, los cargos que ostentaba. Porque además de ministra era la buscadora.

—Si bien pretendo mantenerme por fuera de los conflictos políticos, y este termina siendo uno de ellos, también me siento parte por cuestiones de logísticas del evento. —Intentar alejarse del problema cuando la Copa Mundial atraía a miles de personas de todo el mundo, no le parecía justo al galés—. Es por ello que me gustaría conocer su opinión al respecto, imagino que como ministra ha tenido problemáticas parecidas o semejantes. Además de la experiencia para manejar este tipo de situaciones.

A esas alturas, el mago de cabellos negros se había reincorporado y contemplaba de forma distraída la espesura del bosque que rodeaba el magnífico hotel donde se alojaban.

—Entiendo la responsabilidad con su selección, y entiendo que haya interrumpido su descanso, pero como verá, es algo bastante serio como para dejar las cosas al azar. Necesito de su ayuda. —Se había aproximado lentamente y había apoyado una de sus manos sobre el hombro de la bruja.

@ Ada Camille Dumbledore

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Auxerre sonrió, se mostró satisfecho consigo mismo y con que Noeline había aceptado unirse a la expedición. Sólo esperaba, sin necesidad de recordárselo a la bruja, que no lo volviese a golpear.

—Pues... —Podía mentirle respecto a los dragones, pero la realidad era que había escuchado más de un comentario al respecto—. Mira, según he sabido, hay gente que hasta está cazando dragones e intenta trasladarlos de forma ilegal.

Lo último había sido un comentario en un susurro apenas audible, puesto que se lo había escuchado decir al jugador de la selección peruana y no se mostraba muy contento con aquello. Al parecer, según había escuchado, uno de los tíos suyos trabajaba con los dragones.

—Así que no parece del todo descabellado cruzarnos con alguno... ¿Alguna vez has montado un dragón? —Por un instante imaginó a la pelirroja montando un dragón y con un bate firme en su mano derecha... «Quidditch en dragones... una completa locura.»

Habiendo contentado a su estómago, el joven francés junto a su compañera de equipo abandonaron las instalaciones del hotel y secundaron al grupo de chicos que se dirigían hacia lo más profundo de la Amazonia. La vestimenta deportiva pero no de quidditch le solía resultar satisfactoria, y de esa manera se encontraba Auxerre para la oportunidad. Había pensado en salir a correr por el bosque, pero una aventura como la actual podía superar toda clase de emoción.

—Mientras regrese en una pieza para jugar las semifinales, no tendré ningún problema en montar un dragón —bromeó Auxerre con Noeline.

Sabía que hablar de la competencia a la inglesa podía no hacerle mucha gracia, pero él no tenía la culpa de la derrota sorpresiva con Argentina que había sufrido Inglaterra.

—Es más probable que te queme alguno a que te subas en él —le dijo sin miramientos Elías Carhuapoma, uno de los que lideraba la marcha y lo acababa de oír.

Auxerre se limitó a asentir con su cabeza y miró a Noeline.

@ noe_snape

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Francia estaba en semifinales y él jugaría ese partido. Era algo que no se habría imaginado hace algunos meses atrás. En realidad lo había imaginado pero sus dudas le acompañaron en todo momento. Y sus padres no estaban ahí para celebrarlo. Estaba considerando enviarles una carta para comentarle pero a estas alturas ya debían estar al tanto de eso, si es que les interesaba. Confiaba que sí, aunque sabía que nunca se lo dirían.

Revolvía esas ideas en su cabeza, sosteniendo un trozo de pergamino y la pluma. Mejor no les escribía. Cuando una lechuza picoteó contra su ventana, en la patita llevaba atada un trozo de papel. ¿¡Serían ellos!? De inmediato se levantó dirigiéndose hacia el ave, por el nerviosismo su dedos se tropezaban al intentar aflojar la nota, era breve. La decepción se dibujo en su rostro, era Toji, ya hasta había olvidado que se había intentado comunicar con él.

Todo el día había pasado nervioso por el contenido del mensaje. Cada que avanzaba el torneo se volvía más riesgoso animarse a hacer algo así, pero la propuesta estaba sobre la mesa y la había aceptado. La ventaja, sería por la noche, podía no ser reconocido y pasar como una anécdota más que había ayudado a abultar su billetera.

Ahora esperaba en el bar con un vaso frente a él. No había bebido ni una gota y cada breves segundos volvía a mirar hacia la entrada esperando que apareciera el japonés. Hasta que la silueta se dibujó junto a la puerta. De manera instintiva levantó la mano saludándolo a ojos de cualquiera los nervios se habían esfumado, pero no era así.

 

@ NoTazz

Draco&Draco
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Al atravesar el portal se encontró en plena selva amazónica, aún tomada de la mano de Mael. ¿Por qué estaban allí? Creía reconocer la vegetación y el clima por sus múltiples viajes realizados durante el último mes, para presenciar cada partido del esperado Mundial de Quidditch. Si bien Escocia había quedado fuera, no podía permitirse perderse de la emoción de vivenciar cada partido.

Su mente, definitivamente, iba demasiado rápido, viajando entre alternativas e intentando encontrar una respuesta a lo que estaba sucediendo. No lograba encontrar una explicación por la cual Mael había escogido tal lugar de destino, tras su incómoda charla en aquel café. ¿Creía que abandonándola en la selva lograría librarse de dar más explicaciones? ¿Planeaba abandonarla allí? No, sabía que no lo haría, pese a que él expresó no poseer ya sentimientos hacia ella no podía perder la confianza que depositaba en el caballero.

-¿Qué estamos haciendo aquí? -su voz sonó algo quebrada. Eran muchas emociones juntas, entre las que sobresalía la impotencia frente a lo que él ya había hecho. -Necesito saber más sobre lo que estás haciendo… ¿Cómo es que tras la maldición ya no podremos sentir nada? ¿Planeas matarnos? – abrió mucho los ojos ante la posibilidad, dudaba que fuese el objetivo, pero quería asegurarse.

Se mordió el labio inferior, ansiosa, nerviosa. Su mundo estaba dado vuelta nuevamente, sin una salida posible. ¿Acaso era responsable de destruir todo lo que poseía? Apretó los puños, culpándose nuevamente por no haberlo sabido escoger cuando aún estaba a su alcance, por haber decidido quedarse al lado de quien la había abandonado sin mirar atrás.

-Perdón…- murmuró finalmente, buscando los negros ojos de Mael -Yo te hice esto, yo tengo la culpa…

@ Mael Blackfyre

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