Mundial de Quidditch: La otra cara de la moneda

[Mael Blackfyre]

Ya sabía que Mica se sentía totalmente satisfecha por aquel nuevo plan de poder realizar aquella maldición entre los dos. No podía terminar de descifrar qué era lo que me sonaba extraño pero por el momento lo dejé a un lado de mi mente para que no me molestara y pudiera continuar con aquel camino tenebroso que había decidido hacer. Volví a mirar aquellos ojos hermosos. Podía sentir todo lo que ella sentía. No estaba seguro si iba a poder lograrlo, Mica era especial, lo sabía.

— Vayamos a las gradas, no hay problema —no estaba seguro de lo que iba a pasar, pero si de algo estaba seguro es que tenía que salir de la vista de cualquiera que podría identificarme, por si decidía dejarme llevar por mis instintos, como había ocurrido es Les Invalides o en el Atrio del Ministerio. En aquellos escasos segundos de silencio, deduje que tal vez Mica no había entendido exactamente lo que le había dicho sobre mí no sentir. Y eso incluía lo que pensaba sobre ella.

Tal vez no era tan malo ya que el destino me había llevado a eso, pero había tenido que sufrir algo muchísimo más fuerte para poder continuar por aquel camino peligroso. Era cierto que no era correcta la manera que me había declarado ante Mica, pero gracias a ella me había decidido a conseguir esa maldición, pero para lograrlo había tenido que arrancar mi corazón, para no sentir. Porque ella misma podría evitarlo si no.

— Luego en la mansión o ligar privado hablaremos en más detalle sobre la maldición. ¿Si? Ahora podemos relajarnos un lindo momento.

@ Mica Gryffindor
 

[Ada Camille Dumbledore]

         

 

La vista desde la oficina del Director internacional de quidditch era preciosa ya decía yo que se la pasaba encerrado, pero con una vista así quien no lo haría. El amazonas era un lugar precioso, una selva exótica llena de animales frutas maravillosas, lugares paradisíacos que hacían que te quisieras quedar. Estaba muy bien localizada y la verdad era que me parecía a mi que si yo fuera la Ministra de Magia de Brasil traería el edificio y mi oficina a este justo lugar.

Aunque bueno siendo trabajo seria mas difícil de concentrarse, pero la ventaja era que siempre estarías en medio del paraíso. Las palabras del Black me sorprendieron, su semblante serio había cambiado por uno más amable y acababa de hacerme un cumplido, lo observe disfrutando la brisa, no era para nada desagradable… sin el sueño fruncido hasta guapo se veía. Sonreí por mis pensamientos.

La estrategia que planteaba sabía que era más fácil de llevar, porque los turistas al estar en suelo extranjero saben que deben comportarse de manera adecuada o se llevarían una sanción y si era bueno hacer un círculo de informantes que colaboraran para realizar las capturas de los ilegales.

 

-Si es sensato y una buena estrategia

 

Acote al escuchar sus palabras. Pero me volvió a sorprender cuando me felicito por mi juego, la verdad era algo que me gustaba, el quidditch era un deporte que me llenaba de libertad, aunque era demasiado competitiva y eso podía nublar mi razón.

 

-viniendo de usted señor director es un gran halago, se lo agradezco, añoro llegar a la final la verdad, es un sueño que espero hacer realidad. Y usted alguna vez jugó quidditch imagino, ¿cual fue su posición?

 

Pregunté mientras me recargaba en la ventana dándole la espalda al paisaje, el vidrio frío me hizo dar escalofrío por un momento.

@ Martin N Roses

 

 

 

[Matt Blackner]

Taberna O Menino Dá Silva. Bajos Fondos.

Sagitas creyó que no, pero tuve que reprimir la sonrisa cuando gruñó. No supe si era por llamar a Jack viejo, o tal vez porque su orgullo se había visto herido, ya que no sabían quien era Sagitas. Pero el el ambiente que nos encontrábamos, la sociedad de Ottery, mortifagos y fenixianos les importaba más bien poco. Tendría que explicárselo al salir de allí.

 

Como también debería haberle explicado que lo mejor para ella sería no probar la bebida. Yo me había acostumbrado a aquel matarratas con los años, pero a ella no iba a sentarle bien.  Además....bueno, hacía tiempo que no bebía. E intentaba seguir asi.

- Si, susurran. Siempre hay rumores y esos rumores llevan a quien lo necesita a contactar con algún cazador dispuesto a solucionar su problema. - expliqué, manteniéndome de brazos cruzados. Miré a Sagitas, pues había decidido no callar más y soltar lo que estaba pasando, sin más. Miré a Camilo y me encogí de hombros. - Ya la has oido. Esos críos son mi hermano y mi sobrino. Ese brujo está muerto. Si sabéis algo, será mejor que lo sepamos.

 

Pero tras aquel momento de amenaza...Sagitas pidió agua. No aguantó más el ardor de la bebida de Camilo, cosa que hizo al brasileño estallar en carcajadas. Se levantó y sirvió un vaso de leche fresca que dejó delante de Sagitas.

- Leche fresca. Es lo mejor si es la primera vez qeu pruebas el especial de mi establecimiento. Su hijo se acostumbró al sabor a los quince años. O fue antes? - preguntó en tono jovial, mirándome. Yo aun me mantenía serio, esperando. - Olvidaba con quién hablo. Si, las calles hablan. En los últimos días se han producido varios asesinatos. Jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, todos de los bajos fondos. Parecen asesinatos entre familias rivales, pero mis pajaritos han dicho que vieron símbolos extraños en los cuerpos y en los lugares del crimen. Que el ambiente era muy pesado en el área. Algunos no pudieron comer durante un par de días porque eran incapaces hasta de levantarse.

- Donde? - pregunté.

 

En ese momento, se escuchó algo diferente. Al otro lado de la puerta, poco a poco, volvieron los sonidos típicos de la taberna. El murmullo de los cazadores, vasos, alcohol que corría desde el grifo hasta el vaso, algún grito o golpe aislado. Pero sobre todo aquello, llegó el canto de un zorzal. Ladeé ligeramente la cabeza, alzando la ceja.

- Curioso. El zorzal no abunda en esta zona. Y su canto parece casi ensayado. - me apoyé en la mesa. - Cuando cantan al caer el sol, significa desgracia, verdad? - me levanté, serio. - Dinos donde lo han encontrado.

[Sagitas E. Potter Blue]

Taberna O Menino Dá Silva. Bajos Fondos.

Sí, la lengua me ardía, menos mal que no había bebido nada o ahora tendría un úlcera en la tráquea que me impediría hablar. Pero tengo orgullo y que se riera de mí en mi cara me enfadó, con lo que fruncí el ceño, clavé la mirada dura en su cara y tomé el vaso de leche sin dejar de mirarle. Después me lo tomé de un trago, teniendo cuidado en no dejar ni una gota en el vaso ni sacar la lengua para lamer el borde como había Ithilion (aunque creo que fue él quien se copió de mí). Después dejé el vaso con un ligero golpe encima de la mesa.

-- Que sepa, Sr. Camilo -- dije, en el torno más borde que pude en aquel momento, -- que no me parece positivo que dé bebida a menores de edad. Sólo por eso podría tener visitas de la Policía o... de los familiares del crío.

¡Qué amenaza más absurda me había salido!

-- Se lo perdono porque mi hijo ya es lo suficientemente mayor como para defenderse solo -- intenté minimizar que hubiera llamado crío a Mat. -- Eso del aire pesado es muy interesante, suele significar que se usa una magia ancestral que pocos brujos saben manejar. No creo que haya muchos que... sepan... hacerlo...

Mi voz se había hecho más leve, porque me había puesto a pensar en mi madre, alguien que sabía mucho de ese tipo de magia, o de los Maeses de los clanes de la Magia, y pocos más que podrían tener acceso a este gran poder. Yo sabía, y mucho, pero creo que aún no entendía del todo la magia que usa el "%$%&" de aquel maldito Dermont. Dejé de pensar cuando mi hijo habló de un zorzal y enarqué la ceja. ¿Hablaba en clave o realmente hablaba de un pájaro cantor en aquellos momentos tan delicados?

Después entendí y volví a hablar de forma ruda.

-- ¿Quiere dejar de hacernos perder el tiempo y hablar de una vez? Tengo ganas de matar a alguien y preferiría que fuera esa sabandija que a un mesero capcioso.

Sí, creo que aún seguía enfadada por sus carcajadas a mi costa.

[Martin N Roses]

Auxerre se detuvo en seco. Se encontraba algo extrañado. Hasta entonces, Noeline McFarlan, quien era su compañera de equipo en las Urracas, nunca le había dedicado unas palabras como aquella. Es más, la chica le resultaba sumamente reservada y en muchas oportunidades le intrigaba conocerla más. Se limitó a sonreírle como respuesta, sabiendo que eran palabras sentidas que no diría por decir.

—Ojalá tengamos un poco de suerte en el próximo partido, ningún partido ha resultado fácil. —Podía entenderse como políticamente correcto pero si se miraban los resultados de todos los partidos, era cierto. Los favoritos habían quedado por el camino y salvo Escandinavia frente a Bulgaria, ningún resultado había sido abultado.

Cuando volvió a caminar al lado de la pelirroja, los demás ya le sacaban una diferencia importante, podían hablar con mayor tranquilidad sin miedo a ser escuchados.

—Sí, montar un dragón es peligroso... —coincidió, retomando el hilo de la conversación—. Pero hay métodos para hacerlo sin tanto peligro. —Auxerre intentó hablar en un susurro apenas audible, aproximándose a Noeline. Podía sentir el aroma de sus cabellos, intentó concentrarse en lo que quería decirle—. Una vez escuché a mi primo hablar sobre eso... No recuerdo si era un collar o un anillo... pero te permite comunicarse mentalmente con el dragón.

Mientras caminaban, más lento a esas alturas, Auxerre trataba de recordar los detalles de la conversación que había escuchado a hurtadillas en el castillo familiar. Lo recordaba con cierta desconfianza, había sido la primera noche en Inglaterra. Inicialmente él no quería viajar a allí, pero al acceder... Esa noche lo escuchó.

—Imagino que los contrabandistas usan esos objetos, podríamos robar uno. —Miró a Noeline y el brillo de sus ojos lo dejó por un momento sin poder articular otra palabra.

Las risas de los otros jugadores fue apagándose poco a poco. El lugar del bosque en el que se encontraban comenzó a volverse más denso, con árboles creciendo más próximos entre sí. La atmósfera fue cambiando de forma paulatina, el sol apenas llegaba y una penumbra fue alimentándose del bosque. Auxerre pisó una rama, escuchó un grito delante de ellos y luego un sonido que pareció un rugido como nunca antes había escuchado. Tomó la mano de Noeline como acto reflejo y miró hacia adelante, de donde provenía el grito.

[Noeline Malfoy McFarlan]

 

El sol de la Amazonía caía sin piedad sobre ellos, pero el abrigo de la espesura de la selva hacía que no fuera agobiante sino más bien agradable. En breve sabía que su piel se comenzaría a teñir de color a causa del clima sino había comenzado a hacerlo ya, acostumbrada a lo que era típico de Londres era confortante sentir algo distinto aunque pronto tendría que marcharse de ahí, a vistas de la final del torneo.

A su lado Auxerre comentaba sus impresiones del mundial, lastimosamente estaba de acuerdo con lo que decía. No era fácil y mucho menos lo había sido para la Malfoy, había esperado más y se había quedado sin nada. Sacudió ligeramente la cabeza ahuyentando esos pensamientos. La mañana era prometedora y los planes propuestos serían una buena manera de dejar de pensar por un momento en quidditch. Delante de ellos los que actuaban como guías se volvían más lejanos y casi no podían escucharlos.

—¿Métodos? ¿Qué clase de métodos?— soltó al escuchar la explicación del francés antes de que él pudiera continuar con su explicación. —Sé que hay muchos tipos de magia. Y la verdad,— dijo sonrojándose ligeramente y recorriendo con la vista el piso por donde andaban —seguro que no soy buena ni en la mitad de ellas. Pero, creo que nunca había escuchado hablar de nada así. Mi padre sabe muchas cosas,— dijo con orgullo —pero ni a él le he escuchado. ¿Sabes algo más de eso? Es interesante.— Aunque su interés iba más puesto en lo que podía hacer sobre en los dragones mas que en el artefacto en sí.

Caminaban tranquilos siguiendo la conversación cuando unos ruidos surgieron del lugar a donde se dirigían. Una mezcla de sonidos humanos y de lo que parecían ser de animales o bestias, que al llegar tan inesperadamente hicieron a la pelirroja trastabillar y por un momento perder el equilibrio. Enfocándose nuevamente en la situación notó que sus dedos rozaban los de Auxerre, no se percató en qué momento ni cómo había sucedido y no sabía muy bien como reaccionar. También sentía un ligero calor que subía a las mejillas aunque el sol ya no llegaba hasta donde ellos estaban.

Antes de poder tomar una decisión en su accionar notó como estaban más cerca de lo que era usual en su trato. Volteó la mirada hacia el albino y retomando el hilo de la situación sugirió ir a ver qué sucedía, cabía la posibilidad de que sus acompañantes estuvieran en un situación complicada o peligrosa. Con pasos presurosos, casi corriendo se adelante al lugar de donde procedían los ruidos.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Neto salió del lugar del crimen. Había visto lo suficiente y había dejado en su libreta los caracteres egipcios que había visto tatuados en las manos de las figuras más alta de esta reunión del Cardomble. Seguía sin entender la presencia de los tipos de gabardina (magos) pero eso no importaba ya encontraría respuesta. Creía recordar que por estos barrios de mala muerte habia un anticuario o mercader de bienes robados del Medio Oriente que me podría ayudar. Que podía perder. 

Así me dirigí hacia su antro con la extraña sensación de sentirme observado y con el ambiente cargado a mi alrededor.  Por suerte no demore mucho. Lo bueno es que sabedor de parte de la organización de las reuniones de Cardomble comencé a tratar de darle organización a los símbolos. 

Evidentemente eso me ayudó.  Pues al enseñárselo al anticuario, además de recordarme que era egipcio muy antiguo la única transcripción correcta al ordenar los caracteres era la que le había dado.  Y esta rezaba asi:

"EL ALTO HOMBRE DE UGANDA. BRETAÑA"

Otro sinsentido más. 

Lo que no sabia Neto es que saliendo de la reunión con el anticuario este mando un mensaje a Camilo Da Souza.

"Asesinato en reunión del Cardomble. Mensaje misterioso encontrado en los restos: El alto hombre de Uganda. Bretaña."

Este mensaje pronto llego a manos de Camilo y sus dos invitados. 

@ Sagitas E. Potter Blue   @ Matt Blackner

[Noeline Malfoy McFarlan]

Golpeteaba con los dedos sobre la barra cuando Toji apareció, continuaba un poco nervioso sobre la situación y todavía le quedaban dudas. Al acercarse el nipón le interpeló sobre la selección y sus resultados en el mundial. 

—Este...— por un momento se había quedado sin palabras, raro en él, pero no esperaba tener una conversación casual en ese momento. Luego de unos pestañeo reenfocó sus ideas y volvió a su estado habitual. —Bien, bastante bien. Mucha gente dice que Francia es la favorita para llevarse la copa, lo cual es una gran responsabilidad. Pero, te imaginas que fallemos y no sea así. Rayos, no me gustaría ver eso.— sin respirar había soltado una serie de palabras sin pausa alguna. 

Ya se había acomodado y el camarero se había acercado con una botella de licor y un par de vasos —¿de madera?— susurró sin poder evitar su asombro, mientras su mano se dedicaba a examinar el pequeño objeto. —¿de donde sacan estas cosas?— preguntó al aire y volviendo a su compañero concluyó —¿son propias de tu tierra? 

Brindando por las amistades del rostro del belga desapareció su sonrisa. Sabía que tenían por delante un asunto peliagudo del cual todavía no tenía detalles y era mejor enfrentar las cosas que estar dándole vueltas. 

—¡Coméntame!— le dijo sin miramientos al japonés. —¿Cuál es el plan que traes entre manos? ¿O prefieres que vayamos a un lugar más privado para tratarlo?
 

@ Tazz Malfoy

[Martin N Roses]

La proximidad con Noeline lo puso más nervioso que los propios rugidos y gritos que llegaban de zonas desconocidas. Cuando sus miradas se encontraron, el joven francés soltó la mano de la golpeadora de las Urracas y decidió seguirla por el bosque, en búsqueda de la acción. No habían pasado más de treinta segundos cuando encontraron al cazador del equipo nacional de Perú, Elías Carhuapoma, algo aturdido, apoyándose contra uno de los gigantescos árboles que llenaban casi al completo a la Amazonía.

—¿Te encuentras bien? —fue lo único que Auxerre pudo articular. Definitivamente sabía la respuesta y no era positiva. El muchacho, que en teoría conocía aquellos lugares, estaba algo aturdido y tenía un fuerte olor a tela chamuscada. Aquello no podía ser nada bueno, o por el contrario, sí.

Notaba el brillo en los ojos de Noeline. ¿Acaso continuaría dispuesta a echar un vistazo y ver la raza de dragones peruanos a pocos metros del lugar?

—No sé más que lo que te he comentado —reconoció el albino, volviendo a dirigirse a la pelirroja.

Elías continuaba a un lado, pero parecía ileso. Los alaridos y rugidos de los dragones se oían más intensos, no debían de estar muy lejos. Auxerre volvió a contemplar el rostro de Noeline y tras una mirada de determinación, comenzó a avanzar hacia el centro del caos.

Con cada paso dado, Auxerre se repetía en su mente que si Black se enteraba de aquello era capaz de cortarle la cabeza. Pero como había llegado a Brasil formando parte de la delegación de Francia, hasta no poner un pie en el castillo de Rune no habría problemas.

Una elevada temperatura lo sacó de sus pensamientos, cuando finalmente avanzaron hasta un enorme claro donde lo verde parecía dejarle espacio a cosas anaranjadas y rojizas de enormes tamaños. Auxerre tenía ante sí a un grupo numeroso de magos y brujas, de aspecto desaliñado y de pocos amigos, que intentaban controlar sin demasiado éxito a una camada de dragones bastante furiosos que no paraban de escupir fuego.

—Es... es... increíble. —Su gesto de admiración era imposible de ocultar—. Bueno, aquí tenemos a los dragones —le dijo a Noeline con una sonrisa algo nerviosa.