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Prueba de Oclumancia #25 I Cillian Haughton & Mica Gryffindor


Aailyah Sauda
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Era el momento, sus dos aprendices finalmente habían demostrado de lo que eran capaces y la Arcana no tenía más remedio más que dejarlos ir. Durante el poco tiempo que los tuvo bajo sus tutela les había tomado una especie de cariño el cual claramente había sido ocultado para que ellos ni siquiera se percataran de el. Ahora era momento de ofrecerles la prueba y ambos habían aceptado por lo que los citó a la madrugada siguiente a la entrada del ya famoso laberinto.

Era muy temprano, en el cielo oscuro se veían las estrellas, un día anterior había llovido y el calor del verano habían provocado que se levantara una espesa niebla por la que apenas se podía ver. La arcana meditaba tranquilamente hasta que sintió la presencia de Cillian y Mica quienes llegaban para enfrentarse al último desafío. Abrió sus ojos negros y sin inmutarse siquiera les ofreció el anillo de oclumancia prácticamente idéntico al que ella poseía. Se levantó con dificultad del suelo y señaló la entrada al laberinto el cual había sido llenado con aquella neblina.

-Aquí comienza la prueba para que se vinculen finalmente con la habilidad de oclumancia – dijo con tranquilidad – deberán cruzar el laberinto, sin embargo su niebla tiene una sustancia neurotóxica la cual afectará terriblemente sus emociones, pensamientos y sentidos deberán ser capaces de bloquear sus efectos y cruzar satisfactoriamente.

En aquella niebla no solo estaba aquella sustancia extraña, había alumnos que habían sucumbido a la locura y ahora se encontraban perdidos, desesperados e incluso violentos. Era una advertencia de que debían realizar el ejercicio adecuadamente o terminarían igual. No solo tenían que sobrevivir a los ataques mentales si no a distinguir entre la realidad y las alucinaciones.

-Si logran salir cuerdos del laberinto, podrán tomar un bote que los llevará hasta el ateneo donde yo los esperaré, deberán cuidarse de los espíritus que están en el lago pues ellos intentarán poseerlos y manipularlos – en algunos casos los estudiantes se habían matado unos a los otros y terminado en el fondo del lago – en medida de lo posible intenten no usar otra clase de magia más que la habilidad que están por dominar, los espero a ambos en la pirámide que se encuentra al final del lago, mucha suerte y no lo arruinen – acto seguido la mujer dio la vuelta e ingresó también al laberinto perdiéndose en la niebla.

 

@ Mica Gryffindor   @ Cillian Haughton

 

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 Aailyah Sauda había considerado que estaba lista para el siguiente paso, la Gryffindor no dudó en aceptar continuar. Estaba lista para lograr, por fin, controlar el contenido de su mente, protegerlo de quienes pudiesen ponerla en riesgo por la información que allí guardaba… había pasado tanto desde que sus aprendizajes en la oclumancia habían comenzado que hasta las personas que quería proteger habían cambiado aún más de lo coherente.

Pero allí estaba, lista para afrontar las pruebas que se pusiesen en su último camino. La arcana había anunciado que debería cruzar el laberinto, cuestión simple de no ser por la niebla que jugaría con sus pensamientos y emociones. Estaba segura de que no sería nada fácil, de hecho, su inestabilidad emocional no era un secreto… tendría que encontrar la fortaleza para poder sobrellevar los desafíos por delante.

Tras las instrucciones su tutora ingresó al laberinto, acto seguido la castaña también se adentró, pero ya no había rastro alguno de Aailyah. Sabía que seguirla no era alternativa, sino que debería encontrar el camino ella sola. A sus lados, las paredes eran tan altas que no lograba casi ver el cielo. La “niebla” era perceptible hacia cada lado que mirase, siendo poco visibles las paredes que había por delante, incluso las aberturas que permitirían seguir el camino.

Puso su mano izquierda en una de las paredes, había escuchado alguna vez que era un modo de encontrar la salida de lugares como ese, no la comprendía por completo, pero ¿por qué no probar? Pronto, al mirar atrás, ya no veía la salida. Dobló a la izquierda, para no apartar la mano de la pared que la guiaba y se encontró con un sendero sin salida. Caminó, de todos modos, hasta la pared que cerraba el paso, siempre deslizando sus dedos por la fría pared, a la espera de que aquel viejo truco la ayudase a salir del laberinto más rápidamente.

Fue entonces cuando empezó a sentir la profunda soledad que la rodeaba. No había un solo sonido que no proviniese de su andar o su respiración. Creyó hasta poder oír los latidos de su corazón por tanto silencio. Así se sentía muchas veces, en su día a día. Sabía que quienes la rodeaban no confiaban en ella, sabía que los traidores de su hermano mellizo estaban fuera sin nadie que les plantara la cara ¿cuándo podría hacer justicia? Era inútil desde donde estaba, a la sombra de Mael y odiada por la gran mayoría de los que conformaban su bando. ¿Cuánto tardarían en traicionarla todos ellos?

Secó con el dorso de su diestra una lágrima que escurría por su mejilla, al tiempo que frenaba el avance frente a una bifurcación. No sabía cuánto había avanzado, giró a la izquierda nuevamente. Intentó no pensar en la soledad que sentía, intentó mantenerse ajena de ello. Sabía que estaba cursando esa clase por una importante razón y era resguardar a aquellos a los que quería. Pensó en Mael, en Ludwig… sabía que podía contar con ambos para lo que necesitara, confiaba en ellos…

Tomó aire y continuó su camino intentando no pensar, bloqueando los intentos de meterse nuevamente en su mente. A lo lejos, pudo ver un movimiento, parecía que alguien más recorría aquel laberinto. Viró a la izquierda nuevamente para encontrar un camino largo, ignorando la presencia. Sabía que su recorrido era individual, así que poco podría ayudar la presencia de alguien más. Oyó los pasos al otro lado de la pared, se alejaban, al tiempo que una voz parecía murmurar algo en forma constante. ¿Estaría bien? No lo sabría.

Necesitaba encontrar el corazón de Mael. El pensamiento llegó a su mente con mucha fuerza, como si algo lo hubiese traído e instalado. Necesitaba saber dónde estaba, necesitaba que él lo recuperase para que volviese a sentir cuanto sentía por ella. Necesitaba que su amor fuese correspondido… cerró su mano izquierda en forma de puño y golpeó la pared con fuerza. Una… dos… tres veces… sus nudillos empezaron a doler y eso hizo que su mente se concentrase en otra cosa. Supo que todo era producto de la niebla, debía seguir, nada podría resolver si no lograba salir de ese sitio. Tomó aire profundamente y siguió caminando, volvió a virar, una, dos, tres veces, siguió un camino largo y otra vez giró.

No pudo evitar que por su mente desfilaran varias personas… Illidan con Mónica en la boda de Cillian y Ludwig, Ada besando a Mael frente a ella… las iba alejando una a una, intentando no perder la cordura ante tal mezcla de sentimientos. A lo lejos, creyó ver algo más de luz. Aceleró el paso, estaba cerca, podría salir. Escuchó pasos detrás de ella, ¿la estaban corriendo? No se detuvo a ver, aceleró el paso y corrió también, alcanzando, por fin la salida. Estaba fuera, lo había logrado.

Siguiendo lo dicho por la arcana, siguió su camino hasta el bote que la llevaría a cruzar el río. Se dispuso a remar con rapidez, sintiendo que las aguas estaban tranquilas, extrañamente tranquilas.

-Puedes nadar… -una voz en su mente pareció querer jugar con sus miedos.

Negó con la cabeza, claro que no lo intentaría. Entonces el bote se sacudió, recordó las advertencias de su tutora y se mantuvo firme en su destino.

-Anda, ¿qué esperas encontrar allá? Aquí te sentirás libre…

Siguió ignorando las palabras que se formaban en su mente, no vacilaría.

-Tenemos lo que deseas, lo encontrarás, lo recuperarás…

¿De qué estaban hablando? ¿Acaso tenían las respuestas que necesitaba? ¡No! No podía escucharlos. Siguió remando, siguió y ya no escuchó. Las voces se volvieron menos claras mientras más ponía su seguridad en seguir avanzando e ignorarlas. Por fin, pudo cerrarse a ellas, recorriendo el último tramo y arribando a la orilla, al pie de la pirámide.

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La arcana se perdió entre la neblina y cruzó aquel laberinto casi con los ojos cerrados, con el tiempo y sus años de prácticas aquellas voces y espíritus que se encontraban vagando por el lugar, simplemente habían dejado de afectarle, por el contrario sabía que existían y los espíritus ya ni siquiera se molestaban en hacerle caso a Sauda. Lo mismo que aquellos entes que habitaban en el lago. No obstante sabía que sus alumnos no poseían todavía el control perfecto sobre la oclumancia y pese al tiempo que habían entrenado juntos, era claro que aún les faltaba mucho a ambos para poder ser diestros en aquel arte. Fue por ello que observó con detenimiento cada paso que ellos daban al poseer un anillo muy similar al que ella tenía.

Por un lado vio con un poco de desilusión como el joven Haughton simplemente se deslindaba de la prueba. Podía volverlo a intentar claro pero el dejar sola a su compañera solo podía ponerla más en peligro por lo que prefirió estar todavía mas atenta para no tener otra alumna caída. Gracias al anillo que le había entregado no solo podía ver sus movimientos si no también sentir todo lo que ella experimentaba. El miedo y la inseguridad dominaban en su corazón pero no se rindió. Pese a la niebla logró avanzar con claridad por aquel laberinto. Era claro que escuchaba las voces y en más de una ocasión se había sentido tentada para seguirlas pero no lo hizo, decidió continuar con su camino.

Cruzó el lago y los espíritus la invitaron a nadar. Incluso la sacudieron cuando rechazó la oferta, pero se mantuvo segura y finalmente logró cruzar el lago hasta llegar a donde la oclumante ya la esperaba. La miró con seriedad pero en el fondo se encontraba satisfecha por el maravilloso trabajo que había logrado. Estaba lista para lo que pudiera encontrar detrás de la otra puerta así que la recibió – bienvenida, sabía que lo lograrías – se dio la vuelta y comenzó a caminar sabiendo que la chica la seguiría – pero lo que viviste no es ni la mínima parte de lo que te espera detrás de la puerta así que espero te sientas segura de cruzar, ya que una vez que cruces no habrá manera de que yo te pueda ayudar – habían llegado finalmente a la puerta, era momento de despedirse así que volvió a preguntar - ¿estas lista? – abrió aquel portal el cual emitía una luz purpura, de ella dependía cruzar o quedarse.

 

@ Mica Gryffindor

 

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Ahí estaba su tutora esperándola en la orilla del río. Mica se sintió aliviada al verla, pero no tanto cuando ésta le dijo que lo que la esperaba era mucho más difícil que lo que había sucedido dentro del laberinto y en el lago. No lo demostró, manteniéndose firme en la decisión que había tomado, quería pasar esa prueba y hacerse con la habilidad de Oclumancia, lo necesitaba…

-Estoy lista- dijo, sin saber si lo hacía hacia la Arcana o si se estaba convenciendo a sí misma. Intentó no mostrar dudas y avanzó hacia el portal, cruzándolo sin detenerse siquiera a tomar aire.

Al otro lado, tardó unos instantes en acostumbrarse a la escasa luz para saber a ciencia cierta dónde se encontraba. Poco a poco, las formas de árboles recortados en la oscuridad, bordeando un camino que desconocía. Algo la incomodaba, le costó darse cuenta que sus manos estaban atadas detrás de su espalada.

-Avanza- creyó reconocer la voz femenina que le hablaba, pero al intentar voltear un golpe en su rostro no se lo permitió. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba ahí? -Avanza- repitió la voz. Obedeció, siguiendo nerviosamente el oscuro camino.

-¿Hacia dónde vamos?- tartamudeó, sin obtener respuesta. A sus espaldas lograba notar que había más de un par de pasos avanzando ¿cuántos serían? ¿Tres? Al menos eran tres, estaba casi segura.

Cada tantos metros, intentaba voltear pero eso ameritaba nuevos golpes que la atontaban un momento y hacían que debiera recuperarse antes de recobrar el paso. Sentía lágrimas deslizándose por sus mejillas y la mirada empañada. Le dolía, y dudaba que solo fuesen lágrimas por momentos ¿sangraba? No podía saberlo, no podía saber más que el hecho de que caminaba hacia un sitio que no conocía y en manos de extraños.

No supo cuánto tiempo transcurrió exactamente, cuando logró divisar a lo lejos unas tenues lucecitas que parecían indicar la existencia de más gente ¿una casa? ¿o fuego? No parecía bailar como si de llamas se tratara, así que supuso que estarían yendo hacia una especie de poblado. A medida que avanzaban podía distinguir cuatro, cinco, tal vez seis casas con luces…

Siguieron adelante, en silencio, cuando por fin parecían estar llegando a las casas, sus esperanzas de ser vista se desvanecieron, cuando la hicieron desviarse hacia un gran establo. En el interior, la luz de algunas lámparas permitía ver a varias figuras ya presentes, pero no alumbraban lo suficiente como para poder verles el rostro.

-Siéntate – no supo si era la misma voz u otra, frente a ella había una única silla bastante enclenque, tomó una bocanada de aire antes de avanzar y tomar asiento.

-Vas a tener que decirnos todo lo que sabes… -esta vez era una voz masculina. ¿Decirles qué? ¿Sobre qué? -No es un misterio de dónde vienes, la comunidad mágica lo sabe, no has sido nada buena ocultando tus acciones -aún no sabía respecto a qué pretendían que hable ¿Los mortífagos? ¿La Orden del Fénix? Podía ser de cualquiera de ellos, en ambos sitios tenía a mucha gente que proteger.

¿Acaso sus propios compañeros de bando estaban allí queriendo sacarle información? ¿O se trataba de sus ex compañeros? Ambas ideas le revolvían el estómago y la hacían sentir demasiada ansiedad.

-No van a sacarme información ocultando sus rostros… y aún así, no les diré nada. -soltó, llevándose otro golpe pero ¿qué más daba?

-Por las buenas o por las malas, señorita Gryffindor… -otra voz que creía conocer, ¿por qué todos sonaban tan familiares y, a la vez, tan impersonales? -Legeremens -quien hablaba la apuntaba con la varita e intentaba entrar en su mente, lo sintió allí.

Fue entonces cuando supo que de ella dependía que quienes más quería estuviesen a salvo. Cerró sus ojos para ser guardiana de su mente. Se concentró en vaciar su mente, alejar de ella a todos y cada uno. Se centró en su propia imagen allí sentada y rodeada de sujetos que no lograba reconocer. Solo eso, su único pensamiento en el momento.

-Fuera- sentenció con seguridad, estaba expulsando al sujeto de su mente, pero, no solo eso, estaba también expulsando a todos de la habitación. Se estaba expulsando ella misma de esa visión tan extraña y ubicándose nuevamente en su prueba.

Al abrir los ojos estaba en una estancia vacía, muy distinta a todo lo que había imaginado. Estaba sentada, eso sí, pero en una silla bastante más cómoda y firme que la imaginada.

Llevó las manos a su pecho, su corazón latía a gran velocidad, y luego se tocó el rostro. Aún conservaba el recuerdo de los golpes recibidos, pero no había rastros de hinchazón ni lastimaduras, se miró los dedos, tampoco había sangre. Estaba a salvo, nada había sido real.

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Observó como su alumna finalmente ingresaba por el portal y también como éste se mantenía abierto durante un largo tiempo. La próxima vez que alguien cruzara por aquel portal, aquel pasadizo se cerraría permanentemente por lo que esperaba que Mica lograra salir satisfactoriamente. No era la primera vez que un alumno se metía en problemas y peor aún, se perdía en el portal para siempre lo cual causaba una gran decepción en la arcana pero tenia fe en que la chica lograría su cometido pudiendo escapar satisfactoriamente de la posición en la que ella se metiera. Suspiró y se detuvo a esperar.

No pudo anticiparse al hecho de que la chica fuera capturada, sabía que en algunos lugares las personas con información eran muy valiosas pero en cuanto lograban decir sus secretos se convertían en obstáculos para eliminar. Sabía que Mica era una mujer fuerte y se podría defender adecuadamente de aquella situación pero aun asÍ deseó que la chica pudiera usar un poco de su magia para asegurar su bienestar.

Le causaba bastante intriga el saber el motivo por el que había ido a parar a aquel lugar, si bien, no era una verdad absoluta, la mayoría de las ocasiones los portales se abrían a las personas de acuerdo con su pasado, a sus vivencias o a su estado de ánimo. De alguna manera los portales intuían aquellas cosas para brindar a los estudiantes una experiencia que ellos pudieran aprovechar y a la vez con la que se pudieran sentir identificados.

Fue entonces que el momento llegó, aquellos magos estaban listos para sacar la información que ella pudiera tener – vamos pequeña tu puedes lograrlo – dijo mientras veía como usaban aquel hechizo para escudriñar en la mente y también como su alumna lograba cerrar satisfactoriamente su mente. Se había vuelto muy fuerte en éste tiempo y la arcana se sentía satisfecha. Los intrusos se fueron y poco después la habitación en la que estaba desapareció mientras la Gryffindor era trasladada de vuelta hacia el ateneo. Por un momento le costó trabajo reconocerla pues se veía algo diferente y finalmente la recibió y dijo.

-Felicidades, lo hiciste muy bien a partir de ahora quedarás vinculada al anillo de oclumancia – dijo realizando un movimiento con su varita de cristal para que cambiara el anillo que ya portaba por uno idéntico al de la arcana – usa tu habilidad con cuidado y responsabilidad pero no dejes nunca que tus corazón se cierre de la misma manera que tu mente, eso sería tu perdición – fue así que caminaron juntas hacia la salida viéndose no como mentora y alumna si no como conocidas.

 

@ Mica Gryffindor

 

 

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