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Baile de Celebración del Aniversario CCXXXIII de la Revolución Francesa


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Y entonces se perdió por completo en el cuerpo de su amiga. Dejó de pensar en quien era o todas las preocupaciones que lo habían abrumado a lo largo de la noche. Ahora solo estaban ellos dos y el deseo de unir su cuerpo con el de la Gryffindor le resultaba bastante prohibido pero excitante. En un instante la ropa de ambos terminó en el piso. Lo último que quedaba era el pantalón del Malfoy que fue retirado por su amante lentamente. Un escalofrío terminó por recorrer todo su cuerpo, pues al sentir su tacto sintió una sensación tan placentera que por un momento pensó que no llegaría hasta el final. Sin embargo la sensación cesó y Ludwig respiró mientras observaba sus pantalones caer y quedar completamente desnudos.

En la penumbra de aquella habitación le había sido imposible ver el tatuaje de mortífaga que llevaba en su brazo lo cual fue bastante afortunado ya que en caso de verlo posiblemente la romántica velada hubiera terminado en duelo. Por el contrario Ludwig solo estaba concentrado en una cosa, provocarle tanto placer a su compañera y olvidar todas sus penas. No le importaba si después de ese momento todo pudiera cambiar o si Cillian e Illidan se enteraran de aquel acto de traición. En ese instante solo estaban ellos dos viviendo el momento más intimo del placer y el amor.

Ludwig decidió cargar a Mica dejando de sus brazos y sus piernas abrazaran su cuerpo, cada músculo y parte de su cuerpo estaban tensos y excitados, los besos no paraban en ningún momento y las caricias de un momento se convirtieron en rasguños en la espalda y cuello de ambos. Parecía que libraban una batalla o un baile tan sincronizado que los dos jadeaban al unísono. Finalmente había llegado el momento de hacerla suya por completo, sabía que tenía la puerta abierta y no lo pensó más, fue en un roce o en un pequeño juego en el que finalmente ambos quedaron unidos y Ludwig pudo sentir la calidez que invadía el cuerpo de su amiga.

 

 

@ Mica Gryffindor

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Aquella última prenda dejó de ser un obstáculo entre ellos, piel con piel sus cuerpos ardían, ansiosos por fusionarse. Sabía muy bien que quería eso, quería complacer a su amigo en ese momento, hacerlo olvidarse de todo lo que pudiese estarlo lastimando. Buscó un segundo su mirada, intentando descubrir en sus ojos el deseo… y allí estaba, en él el mismo deseo que ella sentía.

Abrazó el cuerpo del Malfoy con ambas piernas cuando éste decidió alzarla en brazos, afirmando también sus manos en la espalda de quien fue su Lugarteniente. Sus labios no dejaban de buscar los suyos con descaro, con mucha pasión. Por momentos mordía suavemente su labio inferior y lo jalaba, para luego enredar nuevamente su lengua en aquel interminable baile.

El momento tan deseado llegó y ambos fueron uno. Se sintió entonces tan plena, como si él la complementase en un modo que nunca antes lo habían hecho. Sus manos y las de él buscaban recorrer su espalda y cuello, lo acariciaban y arañaban con ansiedad mientras su cadera se sumaba lentamente al movimiento que él había iniciado.

Su respiración se agitaba y alternaba apagados gemidos. Llevó sus labios al cuello de él, mordiéndolo y apagando contra su piel los gemidos.

-Me encantas -murmuró aún contra su piel, deseando que el momento nunca acabase.

@ Ludwig Malfoy Haughton

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DarkJuv1

 

No deseaba encontrarle pies o cabeza a su reencuentro con Datura, porque darle demasiadas vueltas al asunto era como girar dentro de una espiral sin fin. Dejándose esos quebraderos de cabeza de lado, alistaba el atuendo que llevaría al baile en esa ocasión, aunque sin duda echaría de menos a su querido primo Kyle— Nadie como tú—le decía a la nada. Era verdad que con nadie compensaría los momentos vividos con el Ministro Holandés, el contoneo de sus caderas contra las de la Ángel Caído y aquel sabor a lujuria que viviría en sus labios eternamente. Deslizando con parsimonia su lengua por las comisuras de sus labios, le sorprendió la cercanía de Julián— Ni lo pienses—le apartaba colocando la palma de su mano en el pecho del caballero.

Darle un vuelco a su vida era lo que necesitaba, tras tomarse unas largas vacaciones lejos de Londres. Reencontrarse con los fantasmas del pasado, esos que más que fantasmas eran personas de carne y hueso— Demasiado sensual y no sexual—siseó acomodando su cabellera rubia sobre su hombro izquierdo. Ataviándose con una falda larga que tenía una abertura arriba del muslo hasta el tobillo, dejando poco a la imaginación. Cubriendo sus atributos superiores con un corsé que contaba con un escote provocativo que dejaría a más de uno con la boca abierta, dándole un toque elegante la pedrería que brillaban como un puñado de estrellas en el firmamento— Espero que no le deje sin aliento—mordiendo su labio inferior se calzaba unas sandalias de tacón de aguja descubiertas. 

Colocándose una capa de viaje negra, escondiendo a medias detrás de la fina tela ese escultural cuerpo que poseía. Dándole una sorpresa a la prima de su prima Kahlan, aunque si lo ponían como debía ser todas terminaban siendo primas aunque no fuera directamente de sangre y si de titulo— Ha pasado demasiado tiempo, espero que no hayamos cambiado demasiado—saliendo por la ventana de su alcoba se lanzó al vació desapareciendo al ser tragada por una red de color rojo sangre, envolviendo su cuerpo por completo con el liquido vital que le llevaría hasta el sitio de la recepción. Apareciendo en la entrada, esperaría un poco por su acompañante para darle una recibimiento adecuado.

@ Datura

Editado por Kahlan Blackthorn

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Me hubiera puesto rojo como un tomate de haber podido. No por avergonzarme de las reacciones naturales de mi cuerpo, esa barrera la había dejado algún que otro siglo atrás, sino por no haberme dado ni cuenta del ligero relieve que comenzaba a formarse bajo mi pantalón. «Claro, tanto roce imprudente...», pensé disimulando no el bulto, sino la vergüenza. Entrecerré los ojos dirigiéndole a la pelirroja una mirada desafiante. De verdad esperaba que su propuesta no fuera el inicio de una jugarreta.

Debía confiar, estaba cerca de obtener una respuesta. La tomé de la mano, dándome cuenta en aquel instante el brazalete que adornaba su brazo y que sorprendentemente había pasado desapercibido durante todo aquel rato. Tan centrado había estado en conversar con ella y en nuestro baile que no había prestado atención a los detalles de su conjunto. No, no sospeché nada extraño, pero sí que me pareció que no combinaba del todo con su look.

— Vamos —observé que Ada saludaba a un hombre de negros ojos que me resultó bastante familiar, pero no pude pararme a reconocer. Ada estaba entretenida, y eso era lo que importaba en aquel momento—. No creo que a Ada le importe en absoluto.

Tiré de la mujer hacia la salida tratando de pasar lo más desapercibido posible. Iba pensando en sus últimas palabras: "es casi tan ardiente como tu secreto". ¿Había hecho bien en confiarle aquello a Darla, después de todas las sensaciones percibidas en nuestros últimos encuentros? ¿Y si se entrecruzaban sentimientos inesperados y completamente indeseados? No, conocía a Darla desde hacía mucho tiempo, sabía que podía confiar en ella, aunque... Negué con la cabeza como había hecho ya antes, mientras bajábamos unos escalones que nos abrían paso a unos amplios jardines, sumidos en la penumbra.

— ¿Cuánto de apartados debemos quedar?

Estaba decidido a obtener respuestas, así que no me importaba si teníamos que sumirnos en la más absoluta oscuridad de las lindes. Tampoco iba a ser posible: la luna creciente, casi llena, iluminaba gran parte del terreno visible.

 

@ Tessa Brower

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✤ Viajero de la noche ✤

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Darla-PB-banner.pngLa mirada de Adrián la hizo reír por lo bajo, divertida por el desafío en sus ojos, ¿en verdad? Bajó la mirada, la palabra roce imprudente en su mente la había sorprendido, en verdad creía que era más por la propuesta, volvió a levantar su mirada castaña para notar la decisión en el rostro de él cuando la tomó de la mano. Fue consciente que ya el brazalete se había materializado para él.

—Vamos —repitió luego que él se decidiera y se dejó arrastrar hacia la salida, esquivando algún que otro grupo de desconocidos.

Le seguía tomada de su mano, notando la firmeza con que la sostenía, parecía de nuevo que pensara que ella iba a salir huyendo en cualquier momento, pero no lo haría, ya estaba decidido. Le vio negar y se preguntó qué habría pasado ahora por su mente, seguro no confiaba en ella, o pensaba que tenía alguna doble intención. Tal vez, pero en ese momento un poco de lealtad era necesaria. La confianza de su secreto lo merecía.

—Solo un par de metros más —respondió siendo ella la que lo guió ahora a él, sin darse cuenta que entrelazaba los dedos con los suyos hasta que se detuvo y lo soltó al momento de girarse, teniéndolo una vez más frente a frente.

Miró a los ojos del mago y sonrió —no te voy a engañar Adrián, sé lo que quieres, soy legilimántica y a decir verdad es la primera vez que utilizo esa habilidad que detesto pero que desarrollé por un tema de seguridad mágica —bajó la mirada avergonzada unos segundos, era verdad que no todo lo que sabía de él y sus investigaciones era por lo que había visto en su mente cada vez que había hecho contacto visual con ella, sino que también Kim le había advertido de sus investigaciones en su momento. Levantó la vista y volvió a sonreír esta vez con más timidez.

—El secreto que tú quieres es el de los minerales —elevó la mano en que estaba el brazalete que él ya había notado —sé que hay más, Sean y yo intentamos traer esferas de los lugares que luego llamaron Plaeria y Oceanía —sacudió la cabeza, —no sé qué nos pasó en Plaeria que no lo conseguimos, pero de Oceanía sí, ambos nos propusimos averiguar sobre ellos, Sean fue muy considerado en ambos lugares, no quería dañarlos ni que sus esencias se vieran afectadas —recordó en ese momento, casi como nostálgica —pero mi mineral no reaccionó, a nada, sin embargo alguien —dudó, él le había confiado el secreto que involucraba a alguien más —yo no diré que tú vas a acostarte con Ludwig y Cillian, así que espero que tú no digas que Kimberly me entregó para investigar el mineral de lo que llamaron Vulkos —acarició su anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos confirmando que seguía activado.

—No te voy a aburrir con los detalles de mi investigación, solo diré que utilicé muchos de mis conocimientos, habilidades, objetos y pociones mágicas que poseo y mi curiosidad plena, eso me mantuvo alejada sin saber nada de nadie durante más días de los que soy consciente —se permitió ruborizarse gracias a la metamorfomagia —por eso tienes razón, pasé más tiempo alejada de lo que hubiera sido adecuado, ni siquiera supe qué pasó con Sean y un asunto pendiente que tenía, luego él desapareció y supe que era inútil buscarle, es, después de todo, su naturaleza, pero no nos vayamos por las ramas —extendió su brazo izquierdo, el calor que sentía en él le indicó que el brazalete se dejaría analizar por el joven mago.

—Al principio la esfera era solo un brillo iridiscente, de puro fuego, y cualquier cosa inanimada que se le acercara ardía inmediatamente —sus dedos rozaron el brazalete —lo rodeamos de plantas y utilizamos polen de lirios de fuego e ígnea máxima para contenerlo, mejor dicho Kim intentó contenerlo de esa manera luego recordó que podía ayudarla porque pensaba que era un huevo de una de las criaturas que había visto en Vulkos, quizás con mis conocimientos de cuidado de criaturas, por eso lo llevamos a través de las puertas mágicas de mi local a un lugar seguro, mi hogar —se detuvo, era como si pudiera ver en su mente todo lo que había acontecido y se dio cuenta que se estaba yendo por las ramas de nuevo.

—Perdón, te dije que no lo haría largo y no estoy cumpliendo —se disculpó  —no era un huevo, era material puro del planeta Vulkos y era moldeable, era como si hubiera sido el origen de todo, pero no, solo una réplica, no me preguntes cómo lo sé, pero si no fuera así los mundos hubieran muerto —sus ojos se perdieron en el espacio, como si pudiera ver en él cada día que pasó, cada criatura que intervino, cada hecho pequeño que desde el trece de marzo que se hizo cargo fue dando vida al brazalete que ahora llevaba —ochos días me tomó darle forma a la magia, o mejor dicho al mineral mágico, pero sabía que había gente tras de él, no solo tú, además algunos mortífagos empezaban a querer para ellos los minerales reactivos, yo no podía permitir que cuando apareció el brazalete se apoderasen de él —suspiró —el fuego no lo daña, lo fortalece, es capaz de absorberlo impidiendo que si me lanzan un ataque de llamas sea herida, o al menos disminuye el daño de los más graves, se ofusca como las necrohands, me obedece solo a mí, porque me ha defendido —bajó la mirada, mordiendo su labio,—sí, me ha defendido, un joven, un mago, un tramposo, intentó matarme —inclinó a un lado su cuello y dejó que la cicatriz que no terminaba de desaparecer fuera visible para él —no sé quién era el que me atacó, Ludwig lo conoce, pero clavó sus colmillos en mi garganta y me utilizó para dar vida a otra esfera de fuego, ésta necesitaba sangre y era “melliza” con la mía —unas lágrimas corrieron por su mejilla, no sabía si por recordar lo cerca que estuvo de la muerte o por la muerte que había deseado meses antes y no había logrado, respiró profundo y sonrió, ocultando con metamorfomagia una vez más la cicatrizpero bueno, me llevó seis días más descubrir todas sus propiedades, entre ellas que el mineral me permite controlar el fuego, no sé hasta cuando, no sé si dure para siempre o si el mineral termine como el resto y mayoría de las esferas traídas de los planetas, hoy pisapapeles preciosos, no como ella, es un brazalete pirokinético, obedece a mi mente como si me la leyera con legilimancia —suspiro una vez más, —confío en que me perdones por no ser tan breve, fue varios días después que confirmé la magia del brazalete, tras evitar el ataque de varios magos que buscaban atraparme caí en la trampa de aquel muchacho, él también llevaba una esfera del mineral, era como si la mía hubiera llamado a las demás, pero solo había respondido la que era como ella, puro fuego, y allí apareció Ludwig, él y el  muchacho me advirtieron uno contra el otro y yo fui tonta, no le creí a Lud y el chico me atacó transformado en una bestia y cuando obtuvo mi sangre dio vida a su esfera, pero yo le quité la magia y lancé una tormenta de fuego contra él —las lágrimas corrieron una vez más por la mejilla de la Potter Black —lo último que recuerdo es desmayarme por el esfuerzo y la pérdida de sangre y a Ludwig llevándoselo tras darme un beso en la frente.

La pelirroja se detuvo, observando a Adrián, consciente que le había contado más de lo que había pensado que podía hablar, pero fue como sacarse un peso de encima de los tantos que llevaba. Lo miró a los ojos, buscando una respuesta, pero no en su mente, no, no quería abusar de él, sino de sus labios.

—¿Y ahora? ¿Qué harás con esta información Adrián? —sabía que él tenía una misión que era esclarecer a los que se movían buscando respuestas de lo que había pasado en los planetas y los efectos en esta tierra de los portales —¿buscaron a la joven que los abrió? —como si él pudiera seguir sus pensamientos, cosa errada quizás, pero ya estaba entregada, ¿qué peor podría pasar en su vida de lo que ya había pasado antes?

@ Adrian Wild

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ㅤㅤㅤㅤUn relámpago cayó casi al tiempo que la bruja hacía su aparición entre las sombras, y en conjunto con los truenos, fue caminando en dirección a la entrada de todo el pomposo evento mientras un fuego violáceo iba consumiendo su capa invernal de viaje hasta dejar al descubierto su tersa piel de porcelana adornada por un vestido azulino oscuro y piedras bordadas a mano. Aún cuando mantenía el mentón en alto y la mirada esmeraldina desparramando ese orgullo Macnair que tanto les identificaba, por dentro todo su sistema temblaba, y es que no hace mucho había decido poner sus pies en Inglaterra, temía haberse vuelto una completa extraña ante todo el funcionamiento del Mundo Mágico, y sólo había decido asistir por la mera petición de su hijo Kalevi Black.

En cuanto cruzó el umbral que la separaba de la tormentosa noche, sus ojos se vieron iluminados por toda la decoración del lugar y fue tan impactante el verse rodeada de extraños, que un sonoro pitido le nubló por largos minutos la vista. Depositó una de sus manos contra su pecho para concentrarse en su respiración, y cuando los violines comenzaron a endulzar sus oídos, supo que el pequeño ataque de pánico había cesado. 

Se detuvo frente a una decoración coqueta de cristales franceses, y ahí, se acomodó el ondulado cabello largo que caía elegantemente por su espalda desnuda, luego rozó la tiara con forma de serpiente, la cuál no sólo le confería algo de luz a su rostro jovial, sino que también cubría, gracias al hechizo impuesto en el, cualquier indicio de ser reconocida por enemigos de la Marca Tenebrosa. Y mientras se preocupaba de tu atuendo, logró divisar a alguien conocido, de inmediato los latidos de su corazón se galoparon frenéticos, y cual niña pequeña, giró sobre sus tacones para encarar a ese viejo conocido.

Sin demora alguna se acercó rápido, pero siempre manteniendo la elegancia Rosier que le desprendía naturalmente por los poros, y una vez cerquita del cuerpo del mago, dio unos golpecitos a su hombro antes de rozar el mismo con su mano y depositarse frente a él con una amplia sonrisita.

Vaya, vaya, vaya... miren a quién tenemos reapareciendo de entre las cenizas, ¿o será que es al revés? 


cita. @ Eobard Thawne

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Una música tranquila resonaba en el sitio mientras iba caminando lentamente por aquel salón. Aquel licor era realmente delicioso y no había caminado demasiado cuando agarré la segunda copa. Había pocos participantes así que todos los que se encontraban allí, estaban bailando en el centro. Algunos más hablaban entre ellos también con bebidas en sus manos. De vez en cuando miraba en dirección donde se encontraba la Gryffindor, incluso pude darme cuenta que los ojos azules de Malfoy mostraban incomodidad. ¿Acaso creía que volvería a lastimarlo? Él nos había atacado primero, solo era su merecido.

Terminé mi segunda copa y ésta desapareció. Ada había pensado en todo realmente. Y justo pensando en ella, una figura rubia de hermosos ojos azules apareció frente a mi. No pude evitar dirigirle una sonrisa y admirar la belleza de la Ministra Francesa que tanto se había empeñado en preparar aquel baile. Seguramente tenía algunas sorpresas más, pero sus ojos mostraban otra cosa. La bruja había hecho todo eso pero algo me decía que quería huir. Muchos pensamientos inundaban su cabeza. Le dirigí una reverencia con la cabeza, sin saber si así saludaban en Francia realmente.

¿Y perderme de todo esto? Es realmente hermoso, cada detalle, como la organizadora —le guiñé un ojo, asintiendo a su gesto de invitarme a otra copa. Ésta vez era un líquido más oscuro, alguna especie de vino seguramente. Le hice un gesto con la cabeza, apoyando una mano en su hombro. Ambos caminamos lentamente por allí. A la par, ya una pareja se había ido de allí y otros pocos habían llegado—. La última vez que nos vimos, fue en un evento en París. Y nos quedó pendiente terminar algo. ¿Lo recuerdas?

Le di algunos sorbos a aquella bebida, era menos dulce que el licor pero claramente más fuerte. Llegamos a un costado del salón, había unos candelabros en algunos estantes, muchos cuadros, incluso libros y otros adornos. En ése rincón la luz era más tenue. Aquella muchacha era realmente hermosa y principalmente agradable. Nunca se lo había preguntado pero nunca había entendido porque había estado con mi madre Shelle.

Es un gran honor estar acompañado de la ministra Francesa. Espero que pueda servirle en lo que necesite…—ya la tercera copa había desaparecido y un pequeño calor había subido de golpe. Y de la misma manera el impulso que me llevó a acercarme, sin dudarlo hacia los labios de la bruja para besarlos. Fue bastante suave, pero me apreté contra Ada con una mano en su cintura para atraerla un poco. Fue un jugueteo suave de labios, casi podía decirse que fueron dos o tres besos cortos. Cuando me alejé un poco emití una sonrisa. Ada era agradable pero estaba seguro que si la había enfurecido, hasta podría despellejarme. Algo me decía (¿Leregemancia?) que nos debíamos aquello desde hacía varias semanas.

@ Ada Camille Dumbledore

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Aquel momento de unión y pasión deseaba que permaneciera eterno, ver la cara de Mica sedienta de placer solo causaba que Ludwig se prendiera aún más. Tenerla prensada a su disposición aferrada a sus caderas era un momento que deseaba perpetuar, un recuerdo que le ayudaría a desahogar sus ganar de amor en aquellas noches solitarias que había tenido en la mansión Malfoy desde la desaparición de su esposo. Los besos y las caricias intensificaban ese placer y provocaban que su cuerpo todavía se estremeciera mas sabía que pronto llegaría al clímax y acabaría con aquel acto de amor tan espontáneo que nunca nadie lo hubiera previsto.

Ambos jadeaban y gemían mientras los cuerpos seguían unidos por aquella conexión corporal intima y placentera, ya no estaban en la gala de celebración, ni siquiera estaba seguro si seguían en aquel planeta, ahora eran astros del universo chocando una y otra vez, colisionando en un infinito cúmulo de placer. Fueron esas palabras que Mica dijo lo que hicieron que se regresara un poco a la realidad - tú también me encantas - comentó y entonces supo que no pudo más, su cuerpo se tensó aún mas, cambio de posición para sentarse en el escritorio y mientras recorría todo su cuerpo con las manos explotó. 

Miró la cara de placer de Mica, esperaba que ella también sintiera aquella sensación que Ludwig estaba experimentando, besó a la chica apasionadamente mordiendo sus labios hasta que finalmente un grito salió de su boca el cual no pudo controlar y finalmente se dejó ir para finalizar aquel acto volviendo a besar a Mica con una intensidad más leve y relajada. Se sentía satisfecho.

 

@ Mica Gryffindor

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Ambos alternaban besos y caricias al continuo movimiento de sus cuerpos que tantas sensaciones generaba. En ambos había mucho más que simple búsqueda de placer, estaban presentes sentimientos hacia ellos y hacia otros que los habían dañado, estaba la necesidad de sentirse queridos a pesar de todos, a pesar del abandono o el rechazo. No lo estaba usando ni sintiéndose usada, pese a todo. Sabía que se habían elegido, que no era un encuentro casual y ya, que ambos confiaban tanto en el otro que el momento tenía sentido.

Todo lo demás había dejado de existir, tan solo importaban ellos. Sus palabras parecieron llegar a él en medio de aquel trance, siendo correspondidas y obligándola a sonrojarse aún más de lo que ya estaba.

Él cambió la postura, sentándose en el escritorio. Ella apoyó sus rodillas en la madera para impulsarse mejor en sus movimientos, sentía que el punto cúlmine de todo estaba llegando y así fue. Se perdió en sus besos mientras su cuerpo temblaba en sus brazos, lo oyó gritar al tiempo que llegaba también a la plenitud.

Sonreía, no podía evitarlo. Al dejarse caer sobre el pecho de su amigo tras ese momento de placer tan perfecto. Los besos se volvieron más dulces y relajados, como si ambos no pudiesen dejar de demostrarse cariño y agradecerse por lo que acababan de vivir.

Se incorporó lentamente y miró alrededor, cerca había un sofá y una chimenea que permanecía apagada. -Vamos a ponernos más cómodos -ronroneó en su oído, volviendo a besar su mejilla antes de abandonar ese lugar en su pecho. -Creo que tenemos bastante por hablar, lo haremos con calma -sonrió, no quería arruinar el momento y mucho menos descartaba acabar nuevamente buscando ser suya en aquella nueva ubicación. Si había algo que no sentía, era arrepentimiento.

@ Ludwig Malfoy Haughton

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Supongo que era hora de seguir en el papel. Un regreso elegante, en una de las facetas en la que mejor me desarrollaba, la intriga. Bueno yo no exactamente....pero se entiende. Sin duda el show debia continuar y la verdad para mis intereses mezclarme con la alta sociedad y el gobierno de estas naciones. En fin, que recordaba cierto ofrecimiento de una mandataria, de hecho creo que Sean habia estado por aceptar. Pero paso lo que paso y ahora heme aqui, sosteniendo su imagen. Asi pues me apreste a salir de mi oscuro agujero de soledad y me vesti para la ocasión. 

Por suerte habia tenido algo de tiempo desde su anuncio para estudiar como se veian por estos ojos a cada personaje. A fin de cuenta habia que actuar bien y quien sabe si dejar sali algun que otro secreto por ahi. Ya que el libro no es que dejase todo escrito....habria que investigar. Como de hecho ya habia hecho en el Mundia de Quidditch. Creo sinceramente que me estaba acercando al asunto en cuestion de la trasmutacion de cuerpo. Malditos Orishas que robaron el conocimiento de Egipto para despues ocultarlo demasiado bien para mi gusto. Claro eso no aseguraba nada, despues tendria que hacer pruebas con algunos sujetos hasta haber refinado el proceso. Pero basta de soñar que aun faltaba para eso.

Ahora solo quedaba sonreir con esta sonrisa tan sugerente y dejar que la confianza en mi hiciera el resto. Aunque a saber como habia dejado el mundo este ladron varios meses atras. En fin....que es de la vida sino el asumir riesgos. Y sin mas y sin previo anuncio cruce la puerta que daba al gran salon de baile donde varios de los invitados asumian los riesgos de coordinarse con su pareja. Sin mas mire mis manos....si...mejor por ahora bailar lo menos posible. No creo que la memoria muscular me ayudase en eso. Con detenimiento mire a los presentes mientras bajaba la escalera en busca de algun rostro conocido.

 

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