ministerio de asuntos mágicos de francia Baile de Celebración del Aniversario CCXXXIII de la Revolución Francesa

[Ada Camille Dumbledore]

El baile había empezado y aunque no estaba mi alma aquí, como ministra encabezaba la fiesta y el recibimiento a todos los invitados que habían llegado disfrutaban del baile, la comida y la bebida. La generosidad francesa era famosa, siempre nos gustaba tratar a nuestros allegados con gran cariño, por eso siempre éramos considerados buenos anfitriones. Por eso siempre ponía gran empeño en cada evento que realizaba, aunque esta vez había tenido que hacer un esfuerzo muy grande al tener el corazón roto y sin ganas de hacer una celebración, pero que el tiempo y el amor a mi patria me habían enseñado a anteponer mi deber por encima de todos mis deseos.  Era así como había organizado todo y extrañamente la idea de basarme en la primera celebración del día de Francia en París me había dado la idea del baile bajo las estrellas. Porque sólo así había logrado este tema. 

Lo demás había llegado solo, los vinos, los canapés, la cristalería y la organización del salón, fue mucho más rápido, lo más difícil había sido bajar al salón con una gran sonrisa para animar y recibir como anfitriona. 

 Me dedicaba ahora a atender a mi superior, @ Mael Blackfyre siempre había sido alguien a quien admiraba, al principio pensaba que mi afecto hacia Shelle, su madre, movía mi afecto por él. Pero con el tiempo siendo compañeros en la marca tenebrosa y trabajando juntos mi admiración para el había crecido. Sonreí ante su respuesta que no faltaría a un evento como este, sabía muy bien que no era muy festivo, pero le agradecía el hecho de que fuera cortés conmigo.

-    Se bien que no se te da mucho el estar con muchas personas no es lo tuyo. 

Sinceramente el día de hoy a mi tampoco, pero era lo que había que hacer. Camine junto a él y terminé mi copa, el cóctel ruso negro siempre tenía un sabor mucho más fuerte y definitivamente era algo que me agradaba. 

-sii fue en París en la premia ion de la temporada de quidditch, ya hace tiempo la verdad

Sonreí ese día había estado admirando París y el había descendido en su forma animagía hasta aquel balcón, baje la cabeza mirando un escalón, hasta ahora me percata a que nos movimos hacia adentro de los pasillos alejándonos de la pista de baile y de las mesas de invitados. Mire hacia atrás pero seguí avanzando, mire el busto de Robespierre que parecía mirarnos y le mire por encima del hombro, esta vez no había traído fantasmas para evitar líos. Nos detuvimos y miraba a Mael, sus ojos negros era un infinito lago profundo, sería imposible poder conocer sus pensamientos.

-¿Algo sin terminar?

Mi voz apenas salió como un susurro, estaba muy confusa entre todo, apenas estaba allí por voluntad, más que por otra cosa. Me reí de sus palabras sobre estar con la Ministra, hoy no parecía yo misma. Mientras le miraba vi como se acercó a mi, pero no me aparte sus labios y los míos se unieron en uno suaves besos, no me aleje. Cuando se separó sentí algo que no entendía y que no quería entender, me demore poco en reaccionar, mi mano fue a su rostro y acaricie su mejilla y lo a traje de nuevo hacía mi. Esta vez no fue un beso casto como los que el me había brindado, mis labios buscaron los suyos con algo más de energía. Al parecer el me daba justo lo que necesitaba y el era la cura para el dolor que sentía. 
 

[Mael Blackfyre]

Lo más reconfortante fue ver la reacción de la ministra francesa ante mi beso. Se sentía muy bien porque claramente era algo que teníamos pendiente desde hacía bastante. No le había prestado atención a la bruja hasta que desapareció mi madre, allí pude entender algunas cosas. Volví a sentir su cuerpo contra el mío, ya que Ada pedía revancha, siendo ésta vez un poco más brusca, pero demasiado agradable. Continué su juego llevándola justo contra la pared (evitando que golpeara fuerte contra ella, era parte de la nobleza mágica francesa).

Mis manos acariciaban su cabello, el cuello, el costado del torso e incluso la cintura. Aquel pasillo era demasiado tranquilo, mucho más que el rincón donde de primer momento quise besarla. Mantuve el ritmo de la muchacha, sintiéndome bien que Ada me había respondido de la misma manera. No pude evitar pensar en qué hubiera pasado si mi madre nos hubiera encontrado así. ¿Debería usar mi varita contra ella por primera vez? Esperaba que no. Saqué aquellas imágenes de mi cabeza rápidamente, para disfrutar mejor aquel momento.

Aunque había partes en mi cuerpo que, claramente, lo disfrutaban mucho más. Pedían más.

— Por un segundo, creí que me iba a ver estampado contra la pared —por un segundo aproveché a dirigirle la palabra. No quería cortar aquel acto pero aprovechaba para disimular que realmente necesitaba aire o iba a darme un paro respiratorio. Sonreí ante la muchacha y sin dudarlo volví a encarar aquellos labios. Estaba seguro que en cualquier momento se me iba a explotar el pantalón.

@ Ada Camille Dumbledore

[Ada Camille Dumbledore]

La música tranquila a lo lejos distaba de la situación en aquel pasillo, la dama en brazos del Gryffindor estaba fundida en un beso lleno de ansiedad y un sentimiento que todavía no entendía, era como si eso que salía de mí, lo hubiera estado conteniendo hacia mucho. Fue entonces que entendí sus palabras, esa noche en París y su magia imprimas en nosotros, desde esa noche el deseo había nacido entre nosotros creciendo en cada encuentro de ambos sin percibir lo que sucedía y ahora salía a borbotones como una fuente. Siempre era muy controlada y propia, siempre estaba a la altura de la situación pero está noche quería dejar de lado la responsabilidad, la diplomacia y hasta la corona que llevaba por derecho de nacimiento. El se detuvo y ambos tomamos aire, sus labios la verdad eran una ambrosía y mi hambre de ellos aumentaba, sonreí maliciosamente ante el comentario.

 

- Lo pensé… pero me ganó el deseo

 

Susurre y vi una silueta tras el pasillo, Anne Marié me vigilaba a distancia y su mirada de desaprobación me importo poco, la mire con firmeza, sabía que ella mantendría el fuerte y me cubriría la espalda, la conocía desde la infancia. Toque el busto de Robespierre a nuestro lado y a mi espalda un pasadizo se abrió dando paso a la biblioteca de la embajada. Tome de la mano a @ Mael Blackfyre   y suavemente le atraje hacia la biblioteca mientras tras nosotros se cerraba aquel pasaje, que había sido creado para la seguridad de la embajada más que nada.

 

- En este lugar no nos molestaran, la biblioteca está clausurada por el baile

 

Comenté mientras le llevaba hasta una gran ventana que daba a los jardines, suspiré y me voltee hacia el de nuevo, me quite los guantes y acaricie con mi dedo pulgar sus labios mientras miraba sus ojos, volví a besarlo con calma y esta vez el beso era suave pero profundo, demostrando todo lo que sentía que iba a explotar en mi cuerpo. Rodee con mis brazos su cuello y pegue mi cuerpo al suyo, no quería pensar solo sentir.

 

[Mael Blackfyre]

No estaba seguro si lo que habíamos empezado con Ada iba a cortarse allí o qué. La música llegaba a nuestros oídos de lejos y todo parecía tranquilo, era ideal ¿Por qué no le había pedido una cita antes a la jovencita? Claramente era asi de idi.0t4. Escuché lo que comentaba y me di cuenta que entonces mis sospechas se podrían haber cumplido tranquilamente. Me gustaba aquella fiereza con la que se manejaba la bruja.

Miré donde miraba la bruja y noté la presencia de otra. ¿Quién era, alguien del gobierno o familiar de Ada? Le resté importancia y me sorprendí al notar que aparecía un pasadizo detrás de nosotros. ¡Un pasadizo! Aquel sitio era realmente magnífico, me dejé tomar la mano y guiar por Ada mientras la puerta falsa se cerraba detrás. Estábamos solos y por ende, buscaba lo mismo que yo. Eso hizo que me sintiera aún mejor, quería hacer eso ya mismo. ¿Cuándo había sido la última vez? Entramos a una biblioteca, y observé cada detalle que pude, notando unas grandes ventanas que mostraban el jardín del lugar.

Iba a decir algo, pero cualquier cosa que dijera iba a arruinar el momento, fuera una broma, algo serio o no. La que besó en ésa oportunidad fue Ada nuevamente y pude sentir nuevamente su tacto. Sin perder aquella magia que estaba funcionando entre nosotros dos, moví mi varita para que apareciera una gran tela acolchada, era una especie de pelaje muy espeso pero igual de suave. Tomé su cuello mientras la besaba e íbamos descendiendo a aquel objeto. Dejé mi varita a un lado, aprovechando para que la capa desapareciera. No esperé demasiado, sabiendo que la bruja quería lo mismo.

Pasaron muchas cosas de ahí en adelante. Quite mi camisa dejando mi torso desnudo, incluso bajar el cierre del pantalón, quedando a medio camino. Me percaté de dedicarle más besos subiendo la temperatura de ambos dos. Yo estaba de rodillas encorvado directo a sus labios mientras Ada se encontraba sentada sobre aquella gran tela. Estábamos cumpliendo con aquello que nos debíamos. ¿Qué iba a suceder luego? No me importaba, ya que ahora mi concentración estaba totalmente en lo que hacía Ada.

@ Ada Camille Dumbledore

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

El diablo está en los detalles. O eso decian pero solo de mirar el ambiente me percate de que mucho sucedia. Demasiadas feromonas y cuartos secretos. Supongo que el ritmo de la musica y el baile sugerente podia calentar muchas cosas. 

Por lo visto ya la Ministra era caso perdido. Tal vez intentar con la emperatriz @ Malum Luxure . En mala hora mi imagen habia faltado a la boda. Por eso bien merecido tenia su destino. Claro ahora mismo y mirando no la veia.

En fin mejor mezclarse con el ambiente. Sin mas tome un poco de bebida  y disfrute de los detalles de la velada. 

[Ada Camille Dumbledore]

La penumbra guardaba secretos que nadie más que aquellos que lo presenciaban podrían ver, la biblioteca de la embajada de asuntos mágicos de Francia estaba envuelta en las sombras y ocultaban a dos amantes furtivos en medio de su vientre. En los brazos del caballero me se sentía segura y por esa misma razón había dando rienda suelta a mis sentidos y liberado mis ataduras, con gran gentileza el había aparecido una mullida y suave alfombra, su mano en el cuello aseguró dejar llegar su cuerpo y quedar sentada allí sin dejar los labios del Gryffindor que con prisa se había liberado ya de su camisa. Las manos traviesas de la Dumbledore acariciaron su pecho con suavidad haciendo una travesía de caricias hasta su espalda, con la otra mano acarició su suave cabello. Me detuvo un momento para mirarlo, era tan guapo y su piel me llamaba para surcar con mis labios aquel firme torso. Con lujuria en la mirada observe su cintura y más debajo de ella, me mordí el labio al ver que su emoción había crecido y me satisfacía causar tal efecto en él. Me aleje un poco para deshacerme despacio de la corona, dejándola a un lado y soltando mi cabello rubio, que cayó libre hasta la mitad de mi espalda en suave ondas. Atraje sus manos hacia lo espalda y volví suavemente a sus labios, envolviéndolo en suave juego con un beso francés, mientras que guiaba sus manos a mi espalda para que se deshiciera de las cintas del vestido que aún atrapaban mi cuerpo.

Deje sus labios y bese su cuello haciendo un camino ascendente hacia sí oreja, y depositar un beso en su lóbulo, bajando de nuevo y surcando por su cuello hasta su hombro y descender a su pecho. Había dado rienda suelta a lo que sentía y no sabía a dónde me llevaría esto, pero poco me importaba en este momento. Ahora entendía bien el porque de mi ciega admiración por él.

@ Mael Blackfyre

 

[Mael Blackfyre]

Tenía algunos pensamientos entrecruzados, especialmente por lo que estaba ocurriendo allí y todo lo que estaba pasando en el exterior de aquella biblioteca. No podía callar mi cabeza, jamás había podido. Pero tenía que concentrarme en lo que estaba ocurriendo. Ada aprovechó para terminar de ponerse cómoda. La poca luz que entraba por aquellos enormes ventanales me permitía ver siluetas y sombras y aquella hermosa corona que depositó a un costado. Si Ada podría haberme visto a la luz del sol, tal vez hubiera visto un brillo característico en mis ojos. Me costaba demasiado apaciguar mi codicia por algunos objetos y los futuros negocios que podría hacer.

Pero aquella vez, si logré enfocarme en la escena. Habíamos regresado a los besos y las caricias. Sus manos me llevaron a su vestido y claramente que la ayudé a deshacernos de él. Aquella bruja era ideal y teníamos que aprovechar el deseo de parte de ambos, al parecer era un objetivo en común. En ése momento, ambos ya habíamos conocido la privacidad máxima a la que se podía llegar.

Y claro que pasó lo que tenía que pasar. De lo que estaba seguro, era que por primera vez en mi vida, todo había salido como quería y había logrado sentirme bien. Aunque al decir sentirme era una manera de decir, ya que estaba inmune casi a los sentimientos. Todo era superficial por una gran razón. Traté de ser lo más delicado posible pero atento a sus caricias, besos y movimientos. Estábamos totalmente solos. Estaba seguro que querría hacer eso miles de veces. Solo esperaba quedar bien con aquella muchacha, ya que era una gran influencia en Francia e Inglaterra. ¿Habría quedado totalmente satisfecha?

Quería decirle cosas, pero era una peor que la otra. No era una persona que supiera decir cosas graciosas y todo sonaba brusco o burla. Pero cuando terminamos, si que lo dije.

— Espero que esto no me prohíba la entrada a París.

@ Ada Camille Dumbledore

[Ada Camille Dumbledore]

Las sombras nos protegían de cualquier mirada intrusa, la verdad era que no pensaba, sentía sus caricias sus besos y liberan a de mi tanta frustración. Sentí alguna lagrima que se escapaba de mis ojos, pero agradecía el instante hermoso que me regalaba el Blackfyre tal y como un milagro. Me abrace a él para unirme y hacernos uno con convencimiento, talvez no nos unía el amor, pero si muchas otras cosas que a la larga eran más importantes. Había llegado al cielo en los brazos de alguien a quien le guardaba lealtad y en quien confiaba, tanto que me entregaba por completo a él sin duda alguna. Nos unía una causa, nos unía unos objetivos y todo eso se me hacía más importante ahora que el amor que me había roto el corazón.

 

Tras unos momentos estábamos allí descansando, estaba recostada en aquella alfombra y acaricia la suave superficie de esta mientras que mi cabeza estaba pensando en que debía arrancar los sentimientos de mi alma para dejar de ser débil, entendía el porque de que @ Mael Blackfyre lo hiciera en su momento, conocía aquello, muchos decían y comentaban lo sucedido pero nadie tenía la certeza de la razón para que hiciera eso. Me incorpore y empecé a vestirme, lo veía algo incómodo, ya no lo nublaba el deseo y era totalmente racional, escuché sus palabras y me reí con gracia.

- Eso te las abre aún más… Mael, soy francesa, somos pasionales y no me mal entiendas pero esto que paso aquí es algo que solo nos compromete más en la causa.

 

Me acerque a él y lo mire a los ojos, con la poca luz que las estrellas y las luces de afuera nos dejaba vernos, ojalá pudiera ver la decisión en mi mirada. 

 

- No nos une un sentimiento de pareja ni nada por el estilo, nos une algo mucho más profundo, lealtad a la marca.

 

Quería que se sintiera bien, por primera vez entendía a mi tatarabuela María Antonietta, muchas veces pudo huir y estar junto a Fersen pero jamás abandono a mi tatarabuelo, su lealtad estaba con él y lucho por Francia a punto de humillarse ante el pueblo por salvar sus vidas. Era un momento en el que entendía todo, no era momento de ser egoísta y pensar en el banal amor de pareja, era momento de luchar por los ideales de la Marca tenebrosa y hacer todo lo que debíamos hacer para hacerla más gloriosa. Sonreí a Mael y me puse de espaldas poniendo sus manos en la Parte de atrás de mi cintura.

 

-tú lo desataste es hora de ponerlo en orden, no creas que es fácil ponerse un corsé como este sin ayuda, aun con la magia es difícil

 

Comenté a manera de broma, al fin y al cabo éramos cómplices y amigos y quería que el sintiera que contaba conmigo siempre en los planes que tuviera.

 

-Podemos ir a bailar un poco si quieres, seguro que empezarán a notar mi falta en poco.

 

Dije mirando de nuevo a la ventana, ya no extrañaría a nadie, me lo prometía a mi misma brillaría sola como las estrellas en el cielo, sola pero siempre resplandeciente.

 

 

[Malum Luxure]

Había recibido la invitación directa de parte de mi hermana para asistir a la celebración de Francia, si bien estaba de luna de miel con mi amado esposo no podía faltar a tan importante evento social, la gente con un poco de de fama o cargo político también estaría ahí.

Hice de Luxure un caos cuando me enteré que se venía esto, así que elegí un hermoso Vestido negro y le informe a Eterno que lo esperaba en la entraba del lugar así ingresaba con él al recinto, apuré los detalles y en un momento estaba lista.

No entendía por qué mi humor no era tan bueno pero tampoco quería faltar, quería apoyar a mi hermanita en todo lo que pudiera, pues ella siempre sería importante para mí, si su cariño y apoyo yo creo que me hubiera sentido muy sola hasta la llegada de mi amado.

La limusina me trajo desde el hotel donde estaba parando hasta el lugar de la celebración, extrañaba horrores a mi esposo y ya quería verlo, no entendía como podía extrañarlo tanto y eso que no nos habíamos visto solo unas horas, lo amo con toda el alma y ahora más que nunca es mi compañero en todas mis aventuras y locuras...no podría pedir más de él.

Espere paciente en la puerta su llegada pues ya me había avisado que pronto estaría arribando a la fiesta,aún no había visto a nadie conocido pero no dudaba que ya según encontraría a alguien con quien charlar.

----------------- ❤️

@ Eterno Black Triviani

[Maida Black Yaxley]

La Ministra de Magia era mucho más amable que el resto de personas que Maida había conocido en su ir y venir por la diplomacia mágica, sin embargo, eso no le quitaba el aburrimiento al ver una invitación más. ¡Qué lejos estaban sus días de embajadas y reuniones políticas! Aunque tampoco las extrañaba del todo, solo se había inmiscuido en eso por seguirle la corriente a los sueños ególatras de su primo. Aún con todo lo que revoloteaba su mente, decidió asistir, no como Maida Yaxley, ella no se divertiría en un asunto así, era momento de aventurarse un poco más, de hacer uso de los beneficios que le permitía ser Vuelapluma.

Fue así que hizo el camino largo para hacerlo irrastreable, de la casa a un páramo y de un páramo con un traslador a una de las chimeneas del Ministerio que quedaron sin vigilar por orden del anterior Ministro. Finalmente, al edificio del Ministerio Francés en Inglaterra. Apareció en las inmediaciones envuelta con un vestido de tul negro con fondo verde oscuro, ceñido al cuerpo, ¿Cuántas se había "desnudado" así para el mundo? Nunca. No era una mascarada, sin embargo llevaba el rostro y las manos cubiertas con encaje, lo que debía cubrir la parte superior del rostro desprendía algunos destellos, imposible siquiera advertir el color de los ojos de Vuelapluma, el azul típico de Maida se perdía con el reflejo del tul, del vestido, del verde. Llevaba el cabello en un alto recogido, señorial, inspirado en la francesa más célebre de todos los tiempos: María Antonieta. Su figura reposaba en unos delicados zapatos de tacón verde oscuro y llevaba la varita en alto. Todo podía pasar, había que estar alerta.

Tal como sospechó, la fiesta ya tenía sus primeros desaparecidos.

— ¡Bonne Nuit! —saludó ingresando al salón con una voz disimulada mediante hechizo y tomando una copa de champagna entre los dedos. La música se detuvo y las parejas de la pista de baile también lo hicieron, hizo una reverencia— ¿Dónde está la Ministra? Oh, es cierto, esta en algún rincón de la estancia...

Estiró la mano izquierda y una palomina de papel verde se posó en sus dedos, la acercó al oído.

— ¡Que las negociaciones entre Francia y Reino Unido continúan, dicen! ¡Se han estrechado, nos acercamos... —sonrió y fingió un susurro al público—, muchísimo al término feliz de las conversaciones!

Su voz estaba hechizada, no sólo para que no la reconocieran, sino para que la mismísima Ada escuchara en sus oídos lo que ella había venido a decir, sus secretos de sábanas habían perdido todo misterio y no iba a esperar al despertar siguiente para ponerlos al descubierto. Se preguntó si la otra parejita en cuestión ya se habría alertado.

— De todas maneras, considero que debería estar aquí, vigilando un poco a sus invitados, no es muy propio que se permitan tales actos contra la moralidad bajo un techo tan, ¿decente? Los matrimonios no deberían permitirse si se van a destruir tan fácilmente al paso de un tango, pero, no nos pongamos serios, ¡Salud! —dijo alzando con la mano libre la copa de champagne y empinando el codo— ¡Feliz Aniversario de...la libertad, los derechos y sobre todo, el libertinaje! ¿Me conocen? Que maleducada, siempre se me olvida presentarme.

La palomita de papel desapareció y apareció en la estancia dónde seguramente aún recuperaraban el aliento Ludwig y Mica Gryffindor. La voz de Vuelapluma salió del origami: "Creo que es mejor visto por la sociedad ser un cónyuge en abandono que uno adúltero, pero, ¿quién soy yo para opinar?".

Vuelapluma giró sobre su eje e hizo una reverencia final.

— Soy Vuelapluma y como siempre, estoy a sus órdenes.

@ Ada Camille Dumbledore  @ Ludwig Malfoy Haughton  @ Mael Blackfyre  @ Mica Gryffindor  @ Darla Potter Black  @ Sagitas E. Potter Blue  @ Malum Luxure  @ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Adrian Wild