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Urbi et orbi 


Rory Despard
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—Creo que soy la última persona que podría ayudarles a ponerse al día —replica Madeleine, al escuchar las preguntas que Slithering dirige al grupo y sabiendo que las respuestas que él recibiera podrían ser de utilidad para todos. Pero durante el último tiempo ella no había estado muy atenta a los sucesos ocurridos en la comunidad mágica británica, e incluso se había mantenido bastante alejada de sus amistades y conocidos; mirando atrás, sólo hay un borrón en su memoria, pero sabe que no ha sido tiempo perdido. Ha estado trabajando arduamente, para... para...—. De todas formas, parece que ya lo averiguaremos —murmura por lo bajo, sin prestar atención a Graves todavía medio-discutiendo con Kaori.

Al ver el rostro de Rory, Madeleine se da cuenta de que ciertamente sí lo había visto hace muy poco, pero fue un encuentro tan rápido y un poco enredado que no pudieron hacer un intercambio. Aunque, bueno, ahora que lo piensa el mago sí que tuvo tiempo para hacerle un comentario a Kaori acerca de cómo era una "mala influencia", lo cuál sólo le hizo pensar que sin duda conocía muy poco a la bruja. No dijo nada, por supuesto, aunque la culpabilidad de acabar nuevamente con varios meses de sobriedad por un arrebato todavía le pesaba en el pecho. Por lo menos, no fue una noche llena de excesos, sino una velada más bien tranquila en la residencia de Slithering en Ravenrock y estaba segura de recordar toda la noche. Ya ni siquiera está segura de por qué decidió unirse a la "celebración". Normalmente esos arrebatos venían del enojo, de la tristeza, del miedo... pero, lo cierto es que sólo quería disfrutar de la compañía de ellos, por tonto que sonara. Y ya que aparentemente no había sido requerida en la misión a la cual había sido convocada a la casa de los Potter, era mejor aprovechar la noche.

 De cualquier manera, no tiene la más mínima idea de qué era lo que compartiría Rory en aquella conferencia y no puede ni siquiera intentar imaginar nada. De modo que sólo cruza los brazos, respira profundamente y espera no tener que escuchar la palabra "edicto".

Lo primero que se le viene a la cabeza es, que si Ellie estuviera allí, habría enloquecido. Habría perdido totalmente la cabeza, pues solía compartir en voz alta sus pensamientos en contra de la segregación. De hecho, su colaboración con el Departamento de Tecnomagia justamente había nacido de su creencia en la colaboración mutua y el intercambio de saberes. Y también había participado en el proyecto de los Centros de Educación Comunitaria. ¿Ella sabría algo al respecto, o también la noticia la tomaría de sorpresa? Madeleine mira de soslayo a Slithering, pero no sabría qué pasa por su mente. Tampoco es capaz de saber qué piensan Graves, o Kaori; sin embargo, quiere pensar que pase lo que pase, habrá quien apoye a Rory. Porque, quizás no siempre esté de acuerdo con él, pero se considera una de las personas que vio su elección como un rayo de esperanza para la comunidad. 

Y en cuanto a si está de acuerdo con él o no, es una pregunta más difícil de responder. Lo cierto es que para Madeleine no es extraña la idea de que los magos vivan junto a muggles, pues ella misma vive en un lugar principalmente muggle y desde hace ya un tiempo fue expuesto el Secreto Mágico, así que no es un cambio exageradamente drástico. Sin embargo, sabe que especialmente la comunidad británica está llena de personas anticuadas e intolerantes. No le preocupan los sentimientos de esos magos y brujas, pero sí el bienestar de las comunidad no-mágica. Ella confía en que Rory velaría por el bienestar de ellos, pero no cree que sea suficiente. Una vez más, quizás, tenga que entregar su varita para una causa mayor. 

—De alguna forma, se siente como si esto no debería tomarnos por sorpresa —musita Madeleine, mirando a sus acompañantes—. Rory nunca mostró interés por reestablecer el Secreto Mágico, y siempre ha tenido una postura muy abierta acerca de la convivencia con la comunidad no-mágica. ¿Verdad? Espero que no cause mucho revuelo —añade por lo bajo, aunque está convencida de que es una afirmación muy ingenua.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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VRjZRdh.jpg Ericen O’Sullivan:

 Mantuve la sonrisa hacia Sean todo lo que pude, esperando su respuesta. Después, se me hizo difícil seguir haciéndolo y torcí la cabeza, en busca de algo con lo que disimular. No fue difícil. Hasta ese momento, preocupada por no perder el control de mi nueva fisonomía y en no hacer nada que fuera muy propio de mí como Sagitas, no me había parado a pensar en @ Sean -Ojo Loco- Linmer  y en su presencia en el departamento. Pero, de repente, caí en que él no podía estar ahí, con cuerpo físico.

 -- Al menos que alguien le haya resucitado -- murmuré, al cerrar la puerta del despacho de Matt y encerrarme dentro. Sé que a Babila no le iba a gustar que una extraña, pues aún no sabía que era Sagitas, se quedara a solas en el despacho del Director. Tenía unos minutos para estar a solas y pensar.

Me senté en mi antigua silla de directora y giré sobre mi misma, sobre el eje de las ruedas. Si Sean había revivido, ¿por qué no me había dicho nada? Bueno, a Sagitas. Además, juraría que aquella misma mañana le había visto en la mansión, haciendo diabluras a los elfos, quienes protestaban e intentaban tirarlo de la cocina. Entonces..., ¿es que podía alternar las dos formas.

-- No, no puede -- continuaba girando, ahora más lentamente, mientras me hablaba a mí misma en voz alta. -- No puede ser fantasma y corpóreo a la vez. O está muerto o no lo está.

Bueno, eso creía y sólo podía averiguarlo si me pasaba más noches despierta en la biblioteca oscura de la Fortaleza, buscando información. Pero ya llevaba bastante tiempo haciendo eso y el tiempo se acababa. Pronto, dejaría de tener los privilegios de usar aquellos libros tan antiguos como ocultos, en cuanto llegara un nuevo líder al puesto de más alto rango en el bando mortífago. Tomé un pergamino de encima de la mesa de Matt y, robándole una pluma que en algún momento fue mía, empecé a garabatear ideas que tendría que buscar sobre la magia oscura, para comprobar mis teorías. El olor a café me recordó que se estaba enfriando, así que tomé la taza de Matt y pensé que no le importaría que me lo bebiera, puesto que él se había ido.

-- No se puede estropear tan buen café -- dije en voz alta, mientras releía mi escrito. Respingué al sentir la voz de Jack y solté, sin pensar: -- Serás bobo, me has asusta...

Vale, ahora sí que me acordé que era Ericen.

-- ¡Jole, Jack! ¿Desde cuándo lo sabes? En fin, me hubiera molestado un poco que no me hubieras reconocido.

Tragué todo el café, escuchándole y sonriéndole con ese amor que sólo mis ojos podían demostrarle, aunque pareciera raro con aquel pelo azulado.

-- Espero que tarde en darse cuenta. Necesito esta identidad para poder pasar más desapercibida que con el aspecto de Sagitas -- le contesté. -- Sí, estoy preocupada. A nivel personal, la presencia de Sean me desconcierta. A nivel más general, el primer Ministro va a dar una conferencia. Espero que sea para reconocer que se arrepiente de haber estado al mando de la comunidad mágica y que le queda grande. Es mejor que se vaya él por su propio pie antes de que intervengamos nosotros y lo echemos a la fuerza.

Sonreí, algo incómoda. Aunque fuera mi Jack, no debiera confesarle de forma tan abierta lo que pretendíamos hacer los mortífagos en estas fechas.

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Derhorm: La imagen de Sean

La verdad es que ya en el Departamento pues todo me daba igual. Por los recuerdos de Sean entendia toda la dinamica y sabia la locacion muchas veces cambiante de las oficinas, pero por lo demas, desde mi punto de vista esta era la profesion mas aburrida del mundo....salvo tal vez la de niñera..y que conste que en ambas teniamos que casi siempre limpar la kk de alquien mas. Suponia que fuese que su mente tendia al caos por lo que Sean se habia acercado a este departamento.  Con la hojha de ruta de los que conocia por los recuerdos solo podia afirmar que salvo Matt y tal vez esta novata....todos estaban locos.

Por cierto la novata susurro algo que se me escapo por poco. Supongo que usar un cuerpo ajeno al cual aun no me acostumbraba tenia sus inconvenientes. A veces me salian cosas de puro Sean y otras....como ahora....me asaltaba mi leve sordera. Sin duda....el tiempo era mi peor enemigo. Pero ya estaba cerca. Ya habia encontrado de nuevo el hilo del ovillo de la trasmutacion de cuerpos. Y misteriosamente estaba mas cerca de lo que pensaba. O al menos eso creia cuando mis ojos se posaban en Babila. Ahora bien...que oferta le podria hacer que no pudiera rechazar???. Era demasiado leal a la molesta pelivioleta como para que colaborase conmigo...capturarlo....podria ser un buen plan....con tortura incluida.....pero bastante fresco estaba el asunto del secuestro de los crios como para aumentar mas la polvareda atrayendo atencion sobre mi.

De hecho aun no entendia el porque @ Sagitas E. Potter Blue  no me habia denunciado  ante el Ministerio. Ni ella ni los demas que habia estado esa noche?? Y esa incertidumbre por momentos limitaba mis movimientos. Para una mente tan organizada como la mia que algo no sucediera como esperaba me llevaba a sopezar cada una de las hipotesis....y la unica plausible era que considerase ineptos a los del Ministerio unido a que queria venganza por mano propia. Si...era lo mas logico para explocar su comportamiento.

Perdido en esos pensamientos me entretuve y cuando volvi a mirar no encontre ni siquiera a la novata. De nuevo solo otra vez. Por un rato camine mirando las puertas incluso disfrutando de mirar mi nombre grabado en una de las ultimas. Se habria desocupado la oficina de Sean una vez habia pasado a trabajar con la ex-Ministra. Quien sabe.....sin mas intente abrir la puerta pero esta no cedio. Mire a todos lados....para que nadie me viera y usando la otra varita...la de Sean....apunte a la puerta y la force. La puerta cedio no sin antes un poco de crujidos de protesta. Sin mas entre para deleitarme con buen trabajo de investigacion realizado por Sean. En muchos aspectos el chico era despierto. Una lastima que siempre lo perdieran las feminas..o pudiese haber llevado lejos. O tal vez si su ambicion no fuera el reto del seguiente gran robo...y se enfocase en algo mas productivo. Pero ya no importaba. Estaba muerto....asi que no aspiraria a nada. Fue util mientras existio. 

Eso si....aproveche mi estancia...para buscar en los cajones solo para encontrar lo que parecia un proyecto personal. Bien raro se veia eso....un casco con ciertos artilugios e incluso una especie de pantalla liquida. Buscando encontre un papel pegado al casco. Interrogador de memorias personal. Una extraña mueca como de una sonrisa...para nada parecida a las encantadoras de Sean surgio en la imagen que llevaba. Sin duda tenia buenas ideas. En fin....mejor no seguir demorandome mas, ya vendria por este invento.

-Novata....novata....donde te has metido. -dije dejando la oficina solo para mover la varita y mentalizar un hechizo detector de personas. La sorpresa vino cuando la halle detras de la puerta de la direccion.

Editado por Sean -Ojo Loco- Linmer

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Castillo Lockhart

El  Ministerio de Magia británico parecía ser uno de esos organismo que todos saben que existe pero que no todos conocen, con sus tiempos de mucha actividad y alboroto o aquellos de largos e incómodos silencios, uno u otro orquestado por cada ministro según sus medidas y políticas.

Karoline no podía opinar mucho al respecto,   no sobre la última gestión, ya que la mayor parte del mandato lo había pasado en el extranjero por cuestiones de investigaciones como sanadora y pocionera,  pero parecía que llegaba en un momento importante o al menos en el que todos especulaban sobre un anuncio y también sobre el destino posterior a su desaparición.

Por favor!- dijo la Lockhart entre risas -Vaya imaginación la que tiene la gente-  comento en respuesta a todo lo que el elfo más antiguo de la familia le contaba -Ya ni los ministros religiosos se salvan del cotilleo- seguramente algún motivo justificaba su ausencia y no aquellas locas especulaciones sobre vacaciones y destinos de relajación.

Ahora, lo del posible anuncio le llamaba la atención, se arreglaría y partiría hacia el Ministerio para obtener información de primera mano.

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Con Sagitas. Encerrados en el despacho del Director de Accidentes.

Miré a Sagitas con la ceja alzada. Aquel gesto, sentada en el sillón del chico, mientras garabateaba algo en un pergamino, sumida en sus pensamientos, me recordó a la playa, a nuestros días de juventud, cuando yo aun respiraba, lo que me hizo dibujar una media sonrisa. 

 

La sonrisa aumentó al notar que la había asustado.

- A diario te escondes en el baño y sales a hurtadillas. Me quedo con Elentari y Harpo todo el día, que me gusta pasar tiempo con nuestra nieta, pero noto perfectamente cuando mi mujer cambia su aspecto. Con qué otra persona podría hacer esto? - pregunté, alargando la mano para rozar su hombro.

 

- Bueno, el chico no te impediría el paso a Accidentes....aunque es cierto que tal vez otros no fueran tan amables. - dije. - Matt últimamente parece más distraido de lo normal. 

Al fin admitía que estaba preocupada. Sean parecía estar de vuelta en Ottery, lo que era extraño. No estaba desaparecido? Por qué no se dedicaba a buscar a SJ? Además, al parecer el primer Ministro pensaba dar alguna conferencia. Eso me hizo asentir, pues ahora entendía por qué Matt había salido de mal humor aquella mañana de la PB. Tal vez tenía algo que ver.

 

Sonreí, mirándola. Sabía al bando que Sagitas pertenecía, y también, que no podía convencerla de hacerse a un lado. No conocía sus planes, pero a veces, una pista aquí o allá, me daba a entender lo que parecían planear.

- A eso se debía el ataque al atrio? Matt apenas se tumbó un par de horas anoche en la cama, llegó gruñendo no se qué acerca de ataques mortífagos. - comenté. Tal vez aquel ataque solo había sido un intento más, o un aviso para que el Ministro se marchase y cediera el cargo a otra persona. - Menos mal qeu te quedaste en casa, o Matt te habría matado.

 

Iba a comentar algo más, a preguntarle por sus averiguaciones, sobre lo que garabateaba en el pergamino, cuando una voz nos interrumpió. Sean la buscaba, o bueno...buscaba a Ericen. Y Ericen no se relacionaba con Jack, asi qeu tendría que desaparecer de la vista del mago. Fruncí el ceño, mirando hacia la puerta primero, y hacia Sagitas después.

"Te está buscando. Que le pasa? es extraño." - me comuniqué con ella mediante señas. No podría abrir la puerta, pero aun asi, algo  me decía que era mala idea dejarlo pasar.

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Derhorm: La imagen de Sean

Podria ser un viejo no me dio buena espina encontrarme a la novata en esa situacion. Situacion que vista asi friamente me ponia en una situacion ventajosa. Basicamente porque podria ultizar a la chica, chantajearla tal vez? Si...era raro que buscase algo en la oficina del Director, o que al menos entrara en esta aparentemente sin problemas. Claro ya existia fama en el Ministerio de que cualquier mindundi puediera llegar directo al Ministro si fuera necesario, algo que Sean habia intentado corregir. En fin, que todo era raro. Por lo tanto solo quedaba explotar la burbuja y atrapar a la novata con las manos en la masa, movi mi mano a la manija de la puerta y lentamente la abri para encontrar a la peliazul sentada en la silla pero a nadie mas en la habitacion.

-Increible. Vaya si fuera yo lo entenderia, al fin y al cabo tengo mi fama. Pero tu -dije rascandome la cabeza y sonriendo. -Me agradas novata.

Sin mas entre en la sala para cerrar la puerta tras de mi y recostarme en esta mientras movia la varita cual batuta de maestro de orquesta. No podia negar que me alegraba esa situacion ahora bien habia que abordarla con cuidado.

-Ahora bien me preocupa el curso de accion que deba seguir. -dije mirando a la peliazul- Soy indulgente y te dejo pasar esta insubordinacion no suponiendo que puedas ser una mortifaga averiguando que sabe Matt de la posible conferencia del Ministro? -me detuve observando cada una de las reacciones de la novata desconfiando de la chica.- O simplemente advierto a Matt de la situacion dejandome ver como un soplon descarado. No creo que termine bien para una chica tan guapa. Los aurores estos dias..y el ayudante del Ministro esta de los nervios.

Suspire y me deje caer de hombros en plena actuacion. Habia que ser convincente.

-No me agradan ninguna de las dos opciones....asi que te dejare explicarte, ya despues tomare una decision.

Dicho asi parecia hasta un tipo sabio. Eso si, podria estar jugando con la varita pero sabia bien como usarla. No era mi baculo...y este cuerpo no era tan poderoso pero de duelos sabia una cosa o dos.

@ Sagitas E. Potter Blue @ Matt Blackner

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  • 2 semanas más tarde...

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Dicen que el Ministro de Magia va a dar una conferencia.

Levanté la vista del pergamino que estaba leyendo y miré fijamente a los ambarinos ojos de mi secretario, protegidos por aquellas gafas de pasta negras que los hacían un poco más pequeños.

— ¿Dicen? ¿Quiénes dicen? —remarqué mucho aquel "quiénes"—. ¿Ahora nos fiamos de cualquier correveidile, Eric?

Soné más brusco de lo que quería e hice titubear al pobre muchacho. Digamos que el contenido de aquel pergamino que tenía entre mis manos no estaba siendo del todo de mi agrado, y tampoco lo era el tema del Ministro de Magia. Rory había desaparecido los últimos meses y nos había dejado un poco con el culo al aire a todo el Ministerio. Tendría sus razones, estaba seguro, porque también sabía que su ética aspiraba siempre a la perfección. Pero, quizá un comunicado, un memorándum interno a cada departamento, una notita aunque fuera en post-it... Era cierto que había dejado el cargo aparentemente relegado en aquel hombre que parecía su sombra, Whisper, pero me molestó en lo personal no saber nada de él cuando habíamos decidido colaborar en todo el tema de aquellos minerales extraídos de los misteriosos planetas tras los portales de Stonehenge.

Y ahora, cuando ya su mandato casi terminaba, ¿aparecía para dar un discurso? Bueno, una "conferencia". ¿Qué pretendía? ¿Exculparse? ¿Darnos una última lección ética y moral? Todavía podíamos esperar que nos soltara una buena arenga llena de creencias y versículos.

En realidad, debíamos esperar a que aquello fuera cierto.

Me... Me lo han comunicado empleados de las oficinas de la primera planta —respondió Eric, dudoso.

— ¿Qué empleados? ¿Alguno con la potestad suficiente como para corroborar que no se trate simplemente de rumores? ¿Alguien ha visto al Ministro ingresar en su oficina?

Sentí el apabullamiento del joven frente a mí y su falta de palabras. Respiré hondo.

— Perdona Eric. Perdóname. Por favor, confirma que la noticia es cierta, y si es así, entérate de cuándo y dónde va a ser. Pronto tendremos que lanzar nosotros nuestro comunicado sobre Stonehenge. No podemos retrasarlo más. —No di más explicaciones.

El muchacho asintió y salió lo más rápido y elegantemente que pudo por la puerta, cerrándola a su paso. Retomé la lectura del pergamino. Alguien había atravesado uno de los portales de las piedras de nuevo y sin ser visto. Uno de los informantes que habíamos contratado me lo confirmaba. Todavía no se habían enterado los cuerpos de seguridad ni nadie en el Ministerio. O, por lo menos, nadie había pronunciado nada al respecto.

— Y ahora Rory con sus discursitos...

En realidad, aquel párroco me caía bien. Y eso era lo que más rabia me daba.

Editado por Adrian Wild

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✤ Viajero de la noche ✤

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Había llegado al Ministerio varias horas antes, enseñando el gafete de reportera y la nota del actual ministro, era verdad que el tiempo era algo relativo, le quedaban pocas horas. Me sorprendí al darme cuenta de lo mucho que había pasado en ese año. Había conocido al Despard cuando aún no era ministro y cuando en mis planes no habían ningún hijo. Ahora él estaba a punto de finalizar su mandato y yo tenía un bebé hermoso que me esperaba en mi hogar, mi pequeño demonio. Claro que al pensar en él y su origen estaba lejos de imaginar lo que ocurriría en el futuro.

Me acerqué a uno de los aurores que parecían encargados de la seguridad y ante su gesto le mostré mi credencial y el reporte que me habían entregado al revisar mi varita en el Atrio. Pareció quedar conforme, le sonreí, con mi mejor expresión y apelé a todas mis artes.

—Buen día, el Ministro aún no llega ¿verdad? —dije con seguridad, mientras guardaba lel pase de la varita y sacaba una libreta azul con mis iniciales en dorado pintadas en la tapa.

—Se equivoca señorita Prince, él está desde temprano en su despacho —aseguró el  hombre, con expresión segura y de quien sabe más que su interlocutor.

—Oh, entiendo, muchas gracias, imagino entonces que quizás se demore en dar el discurso, ya que aún no han organizado la seguridad —una nueva afirmación de mi parte, que esperaba que tuviera buenos frutos.

—Señorita Prince, ¿le parecemos acaso improvisados? —hizo un gesto señalando a un grupo de magos de gabardina larga y otros simplemente de saco, así que había seguridad por demás, algunos más disimulados que otros. ¿Acaso pensaban en un atentado? Pero si Despard no había sido un Ministro que pudiera ser odiado.

—Pero ¿los departamentos irán a trabajar juntos? —la pregunta era más para mí que para él, pero su respuesta no se hizo esperar.

—Por supuesto que sí, Accidentes y Seguridad suelen andar a la par, aunque en el último tiempo han tenido más efectos los arreglos que la seguridad, estamos cambiando eso —se calló de pronto como si se hubiera dado cuenta que lo último estaba de más.

—Muchas gracias, iré buscando un lugar desde donde tomar buenas fotografías —dije dándole una suave palmada en el brazo, con un ligera presión afectuosa en su antebrazo, buscando que no tuviera en cuenta ni se preguntase por qué había querido responderme tantas preguntas.

Me preguntaba por qué  a estas alturas tendríamos un discurso de nuestro Ministro. Miré el reloj ministerial y era claro que los tiempos pasaban más rápidos de lo que ninguno de nosotros quisiéramos. Guardé la libreta en mi bolso y la foto de mi bello Merlín me sonrió desde el interior del bolso mientras sacaba la cámara fotográfica. Era cuestión de esperar.

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Antes del discurso, en la oficina de Whisper con @ Darla Potter Black  y @ Matt Blackner

— Muy bien por usted Black que pueda tomar la decisión de tan buen humor. Pero siendo sinceros, sabe mejor que yo, que no cabría ninguna otra adicción en Despard, dado que su fe ya ocupa todo el espacio disponible para ello.

Las “objeciones de conciencia” habían provocado a lo largo de ese año más de un disgusto en Whisper. Y habían sido la razón por la que, hasta el último momento, el mago decidiese seguir adelante con esos planes de convivencia mágico-muggle, en unos términos igualitarios, que probablemente solo él veía posibles de realizar. 

— Respecto a su inquietud, no va hacerse en Hogwarts nada que no se haya hecho ya en otros fueros. Todo este tiempo, Blackfyre ha tenido a cargo la OREMM que como su propio nombre señala es educación mágico-muggle. La única diferencia será que una vez implementada la reforma, la educación exclusivamente mágica pasará a ser privada y ya no será financiada desde las arcas estatales- cerrando la carpeta, el rubio observó con cierto desdén a la bruja, externalizando lo pesado que se le hacía estarle explicando aquello- no debería haber resistencias entonces, pero en todo caso, si va cuestionar que Blackfyre no ha hecho bien su trabajo a través de los centros comunitarios, le agradecería que se lo dijera directamente y no aquí, donde no puede rebatir a sus argumentos.

No, a Benjamin esa reforma le parecía con toda claridad la más sensata. Por años, había sido un lastre en Hogwarts que muchachos de excelente formación devenida de un linaje, tuviesen que convivir con recién llegados en la magia. Privatizando la educación mágica, para quien pudiera costearlo (y dinero no era lo que faltaba en las grandes familias mágicas) definitivamente podrían lograr mejores cosas que esos centros comunitarios que bueno, “para gente como Rory” estaban más que bien.

Su molestia venía objetiva y exclusivamente del tema de eliminar poblados mágicos. Pero con un poco de suerte y como ya estaba evidenciando Blackner con sus dudas, la resistencia sería tal, que el asunto no se implementaría. Y es que pocas pocas podían provocarle más pesadillas que imaginar su preciada Casa Calendario rodeada de vecinitos sin magia.

Las escuelas, incluso las comunitarias, siempre se han manejado en espacios por fuera de los poblados, así que no creo que vaya a requerir también a Blackfyre allí. Por eso me inclino a pensar que luego del anuncio, si en algún lugar tienen que estar los aurores, es justamente en las comunidades. Es allí donde creo que se encontrarán las mayores resistencias. Entonces…

La secretaria del despacho entró en ese momento y discretamente tendió un papel al hombre. Rory estaba de vuelta, y también la prensa autorizada había llegado así que no había más motivos para retrasar el comunicado.

— La conferencia será en el mismo ministerio, en uno de los auditorios cercanos al atrio. Si bien se vio la marca tenebrosa en el cielo hace unas horas, no se han registrado avistamientos de mortífagos, así que creemos que el evento transcurrirá sin incidentes. Ya saben que les corresponde así que pónganse en marcha. Por mi parte, reiteraré a mi secretaria que insista con la correspondencia a Blackfyre. Dicen que se registró actividad mágica extraña en los entornos de la residencia Gryffindor, pero hoy quizá la situación ya esté más estable. 

Rory Despard- Conferencia de prensa

Son realmente pocas las personas en el recinto. Rory percibe auras que le son familiares a pesar de la apariencia diferente, y otros sí que están con su apariencia de siempre, quizá menos preocupados de ser reconocidos, a pesar de no ser siquiera formalmente, empleados o parte del ministerio de magia británico.  Verlos es de repente el mejor recordatorio de que recomponer las relaciones con el gobierno mágico de Estados Unidos sigue siendo de los logros más fructíferos en su gestión, pero justo como esas paredes, restauradas una y otra vez por los sucesivos ataques, están en realidad en una situación donde nada está garantizado, especialmente las alianzas que bien podían volver a quebrarse por decisiones políticas equivocadas.


Los aurores también están allí, estratégicamente posicionados, pero el pelirrojo detiene un poco más la vista en Ludwig que en los demás. Luego de la tensa situación vivida en la residencia Potter el día anterior, él no había acudido al llamado de Darla, pero que Lud estuviera allí de pie y a salvo, era quizá la mejor prueba de que de algún modo las cosas habían conseguido encaminarse sin su ayuda, probando el punto que Evans no se cansaba de repetirle.

“Nadie en esta vida es indispensable”.

Él también lo creía, pero en un sentido algo distinto. Para Rory, Dios daba a cada uno un propósito para la vida. ¿Cuál había sido el suyo? Durante mucho tiempo, había pensado que ser predicador de las buenas nuevas del redentor, anunciando un tiempo nuevo para los hombres y mujeres de buena voluntad, era la misión que lo tenía en la tierra, pero a lo largo de ese año, la complejidad de Ottery y sus habitantes lo había llevado  a ver tantas facetas de sí mismo (como ministro, como miembro de la orden del Fénix, como voluntario en hospicios, o como albacea de Bel) que quizá, lo mejor de que el fin de su mandato se acercase era que le iba permitir la paz para buscar dentro de sí mismo las claves para su futuro,  de la misma manera que con esas medidas esperaba que Gran Bretaña por entero pudiera encaminarse a otra clase de futuro que superase las divisiones de antaño.

Y mientras Verónica Price se acercaba a tenderle la mano cortésmente, y mientras Whisper se sentaba a su lado y daba las primeras palabras protocolares, él volvió la vista al papel donde estaba escrito el discurso, y luego con voz firme y clara, lo reprodujo en su totalidad, sin que ni el flash de las cámaras, ni algunos cuchicheos en la sala, lo sacasen de su concentración.  

Por un momento muy pequeño, sus inseguridades habían salido a flote. Pero después, pensando en esos meses, en las luchas que se habían hecho eternas, en sus salidas en autos -siempre distintos gracias a los contactos de Crouch- para evadir a la prensa y ser sólo él, y en los meses que había pasado en la residencia Travers indagando en la magia de la naturaleza de los portales de Stonehenge y de qué manera conectaba con la magia de las reliquias familiares, se convenció que, a pesar de todo, ese tiempo había sido bueno, no perfecto, pero al menos se iba con la conciencia tranquila, que hasta el último momento lo había guiado antes que cualquier deseo de poder vano, el intentar hacer un mundo mejor, aunque eso significara como en ese momento, apostar por una humanidad que la mayoría daba por perdida.

— Sé que en unas semanas llegarán las elecciones, y quedará en manos de alguien más la responsabilidad de estas reformas. Pero no olviden, ciudadanos y ciudadanas de esta nuestra amada patria, que son ustedes quienes tienen el poder de otorgar ese puesto ¡Ruego entonces que la bendición de Dios le de claridad a sus corazones y fortalezca a sus espíritus para que escojan sabiamente el nuevo camino que echaremos a andar!

No sabía si habría o no una ronda de preguntas, pero dándole una palmadita en la espalda, Whisper le cuchicheó que él se haría cargo, así que, despidiéndose con una venia de las cámaras, Rory salió de la habitación seguido por Ludwig y un par más de individuos de la delegación del gobierno estadounidense, pero fue Malfoy el primero en alcanzarlo.

Saludándolo respetuosamente con una venia, Despard escuchó lo que el mago tenía para decirle y comprobó una vez más, lo mucho que podían diferir sus modos de ver las cosas. 

Creo que algo de crédito mayor lo tiene el equipo auror. Francamente, con o sin su lugarteniente, los mortífagos destruirán cualquier cosa que no sea afín a sus mezquinos intereses. No se cansaron, buscando dar conmigo, en lastimar a los seres más inocentes, así que no me cabe duda que atacarán pronto - soltando un suspiro cansado, Rory observó directamente a los ojos a Ludwig- Es una pena que no conozcan más lógica que la de imponer a sangre y fuego sus ideas, eso es lo que termina provocando que la guerra nunca tenga fin, pero a lo mejor,  en la manera en que Darla, Noelin y tú cerraron el asunto de Goldor esté la clave para afrontar más eficazmente ese escenario. Nunca un problema tiene una única solución, pero sí que hay soluciones que a la larga pueden hacer más daño que bien.

Madeleine, con sus (hoscos) modales usuales interrumpió la conversación. Parecía que después de todo, la presencia de ella y la comitiva estadounidense tenía un propósito más allá del mero protocolo. Y esta vez, el asunto debía ser lo suficientemente urgente como para recurrir directamente a mí, en lugar de mediar todo a través de Ellie.

@ Veronica Prince Rambaldi  @ Ellie Moody  @ Hobb Graves  @ Kaori M.  @ Ludwig Malfoy Haughton  @ Adrian Wild  @ Sagitas E. Potter Blue  @ Sean -Ojo Loco- Linmer

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VRjZRdh.jpg Ericen O’Sullivan:

Aún en el despacho de @ Matt Blackner  y hablando con Jack, fue audible aquel crujido de puerta que rechinaba, protestando, a la intromisión de alguien. Paré de hablar un momento, puesto que aquello era extraño. Si no recordaba mal, en los muchísimos años que llevaba entre aquellas paredes, cuando entrábamos en las puertas, éstas se quejaban con lamentos altos e incluso insultos, tal vez merecidos, según recordaba, después de las trastadas que hacíamos Hayame, Amya y yo. Sonreí hasta el recuerdo y casi olvidé que aquel chirrido no era del todo normal. Aunque, tal vez, las mismas puertas estuvieran tan muertas de aburrimiento como el departamento, pues casi no había gente ni, por ende, trabajo.

El roce de Jack me hizo despistarme de lo que me estaba diciendo ese sonido y reí, como una niñita jovenzuela a quien le gusta un chico y le da vergüenza decírselo, con ese tono tontuelo y ridículo que me delataba como una enamoradiza de mi marido.

-- ¡Oh, vamos, Jack! Eso  no es justo. Tanto tiempo perdido en disfrazarme y tú ya lo sabías -- puse morritos insinuantes, de esos que invitan a un beso rapidito. O uno menos rápido y más intenso. Pero él lo estropeó hablando del ataque al atrio y lancé un suspiro por la oportunidad perdida. Me eché hacia atrás, con lo que perdí el contacto fresquito con el fantasma, y me recosté cómodamente en la silla de mi hijo. -- No sé de qué hablas. ¿Qué ataque mortífago? No recuerdo nada de eso.

Ya, sí, claro... Como que yo no había estado implicada, pero no con esas pintas. Y no quería que Jack ni nadie descubriera mis cambios recientes (ya no tan recientes) que mantenía lo más alejados de mis seres queridos.

Disimulé, escribiendo algo en un pergamino, una especie de trabalenguas muggle ("tres tristes tigres comen trigo en un trigal") en un intento de vaciar mi mente del deseo que había tenido durante un segundo y de la decepción que me había causado que mi maridito hubiera preferido hablar de ataques mortífagos en vez de aprovecharse. A lo lejos, Babila cantaba a unas lechugas, convencidos que los graznidos en su idioma natal les haría crecer más verdes. Jack retrocedió y se pegó en la pared de la puerta. Con el papel en la mano, le miré y me llegó su mensaje a la vez que ésta se abría.

-- ¿Qué...? ¿Cómo...? -- pregunté a Sean-No-Sean, desconcertada por la interrupción. Dejé el papel en la mesa y lo tapé, como si fuera un gran secreto que nadie debía visualizar. -- ¿Novata?

Novata, sí, demonios. Era Ericen, aunque hubiera estado a punto de morrearme con el marido de mi prima Sagitas que era yo. Uff, al final acabaría con una confusión mental que necesitaría de ayuda médica en San Mungo, si se mantenía esta doble vida.

-- Pues a mí no me gusta nada. Mi prima me ha hablado de usted y nada bien, he de añadir. -- Me crucé de hombros y mantuve la cabeza alta, mirando a los ojos a aquella figura que sabía que no era Sean. Por encima de su cabeza, mi marido Jack hacía muecas como si quisiera indicarme algo. Moví el ceño, algo enfadada por no entenderle. -- Sus amenazas no funcionarán conmigo, señor @ Sean -Ojo Loco- Linmer . Matt es mi primo y sabe que su madre me quiere mucho y le ha dicho que me cuide. ¿Se enfadará si usted hace de chivato? Puede, pero sé que entenderá cuando le diga que buscaba un clip para sujetar unos papeles. Así que será inútil su denuncia, no cal que se esfuerce. 

Me levanté, intentando no parecerme en nada de nada a mí misma, es decir, a Sagitas, con el papel en la mano y un clip de plástico en la otra.

-- Ahora, si me disculpa, hay una conferencia de prensa a la que tengo que acudir, con mi primo Matt, y me gustaría poder cerrar la puerta sin que usted se quedara dentro. Así que, si me dispensa...

Y le señalé la puerta de forma muy descarada. No me iba a dejar vencer por él como Ericen, cuando como Sagitas quería verlo muerto, después que confesara dónde estaban mi hijo y mi nieto. No sé cómo conseguía contenerme. Y estaba segura que, de haberle dicho algo a Jack sobre mis sospechas, él no se habría contenido y estaría traspasándole para enfriar su corazón. 

Si es que lo tenía, claro.

-- Venga, rápido, que la Conferencia empieza en un minuto, o ya habrá empezado. Si llego tarde por su culpa, seré yo quien me queje a mi primo.

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