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Mercado Público


Juliens
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Central Park, un lugar maravilloso que se mostraba por primera vez ante el candidato a Ministro de Magia, Ludwig Malfoy quien no se mostraba tan convencido de dejar el proselitismo para acudir a la inauguración de lo que sería un Mercado Público. Estaba plenamente consiente de que era necesario comenzar a entablar negociaciones con otras naciones y empezar a darse a conocer aún más y aquel evento era la oportunidad de oro. Pero con todo lo que estaba pasando, claramente debía ser mas cuidadoso. El rubio era bien conocido por ser todo un temerario, normalmente se apoyaba en sus colegas pero siempre era el primero en llegar y el último en irse hasta percatarse de que todos estuvieran a salvo.

Ésta vez era diferente, nunca antes se había visto en la necesidad de tener guardaespaldas las 24 horas, incluso gente que comía sus alimentos antes de probarlos. Esperaba que aquella vigilancia terminara pronto o posiblemente terminaría renunciando pero por ahora debía seguir las indicaciones que su jefa de campaña e hija Noe, le había dado. Tampoco estaba acostumbrado a recibir órdenes de aquella chiquilla, pero no le quedaba de otra.

-Acaban de atacar la inauguración de aquel hospital estando ahí la nueva directora y el mismo presidente del MACUSA – dijo alarmada – no irás solo, tendrás una vigilante que he contratado especialmente para ti – la figura del guardaespaldas varonil, alto y musculoso que estaba esperando se vio desvanecida y destruida rápidamente al ver que se trataba de una mujer con características asiáticas, cabello negro y piel blanca – se llama Yuriko, es una experta en artes marciales, posee una gran variedad de hechizos y a partir de ahora será tu sombra.

El rubio no tuvo opción más que levantar los ojos que casi le llegaron a la frente, hubiera preferido algún hombre con el que pudiera portarse mal y finalmente parecer Whitney Houston en la película muggle de “el guardaespaldas”. Fue entonces que juntos y sin rechistar desaparecieron para llegar al lugar del evento. Ambos quedaron boquiabiertos con la majestuosidad del lugar y la modernidad de aquella ciudad. Claramente deseaban pasar desapercibidos pero por no tener metamorfomagia se vio obligado a usar unos lentes oscuros y su disfraz cambiante.

Juntos caminaron hasta el stand que se había colocado para el hotel Atrium Stratus por lo que aquella visita política también serviría de negocios. Esperaba pronto poder platicar con el presidente del MACUSA aunque con el atentado reciente posiblemente estaba muy ocupado. Se percató de que justo al lado estaba la librería de Darla decidió pasarse a saludar antes de comenzar con las festividades – hola – dijo justo después de entrar mientras una campanita sonaba dándole la bienvenida – solo pasaba a saludar – no sabía que Darla no estaba ahí pero igualmente esperaba encontrarse con Tess y poder charlar un poco, de igual manera desconocía que tan solo a unos locales una persona acababa de ponerle precio a su cabeza. 

 

@ Darla Potter Black  @ noe_snape  @ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Kaori M.

 

 

 

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Está ubicado en un sitio bastante favorable del stand. Desde ahí puede ver, incluso a varios metros, la gente que se acerca. Por eso que logra vislumbrar a Madeleine mucho antes de que ella llegue. No es capaz de decir en voz alta que conoce bien a la bruja, porque probablemente terminaría en alguna rara discusión en dónde él sería el perdedor; pero, efectivamente, la conoce muy bien. Llevan varios meses saliendo, aunque tampoco es que hayan usado la palabra "novios" en ninguna ocasión.

Will conoció a la bruja en una etapa un poco oscura de su vida, ha pasado mucho tiempo desde aquellos días en que su sobriedad era apenas un par de horas diarias. Pero ya está mejor, logró enterrar los fantasmas de su pasado y se convirtió en un bebedor social (o al menos ya no está ebrio todo el día). Se conocieron en un momento de tristeza, y a día de hoy las horas que pasan juntos son -quizá- las más felices de sus días. No suelen hablar del trabajo, sin embargo hablan mucho. Y hacen otras cosas también muy divertidas.

—Se ve tan bien porque yo mismo lo arreglé, el original era igual de feo que el de ellos —señala a los cantineros que están, en ese momento, atendiendo a algunas personas —. Pero dime ¿Quieres una copa? ¿O solo viniste a admirar mi belleza? Ambas respuestas me sirven, no tienes que pensar mucho en una respuesta.

En ese momento escucha, en el oído, la molesta voz de su cuñado diciendo palabras que no logra comprender del todo ¿Porqué no puede dar las ordenes de forma en que las personas sin entrenamiento puedan entenderlas? Entiende que todo está bien y que no hay peligro, espera que sea la traducción correcta.

—Ahora si en serio ¿Hobb te pidió ayuda? Escuché que lo nombraron jefe de aurores. Me molesta pensar que mi sobrino se mude a este país

 

@ Ellie Moody

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Si bien en el stand hay unas pocas mesas con asientos, Madeleine se dirige hacia la barra donde está Will. Luego de un vistazo rápido, confirma que en efecto, el lugar parece una pequeña exposición del auténtico Bratvá, casi como si hubiesen trasladado una fracción del local al parque. Puede sentir la mirada de los camareros sobre ella, lo cual atribuye a las cicatrices. Aunque su uniforme —que consiste en una camisa blanca de mangas largas, un pantalón ancho negro y una gabardina gris— cubre la mayor parte de su piel, todavía están expuestas las marcas de quemaduras que ascienden por su cuello y los rasguños y cortes en su rostro, cicatrizados hace ya varios años. Normalmente no le da importancia a quiénes sus cicatrices puedan incomodar, pero no aprecia las miradas descorteses, de modo que les devuelve la mirada con fastidio hasta que los obliga a apartarla y dispersarse, como si las mesas necesitaran una mano más de limpieza. 

A sabiendas de que hay personal de seguridad de sobra y sin Graves a la vista, Madeleine se sienta en un taburete frente a la barra, diciéndose que se merece por lo menos un pequeño descanso luego de ser la mula de Ellie desde tempranas horas de la mañana. «Esos tales Nuevos Rastreadores tendrían que estar extremadamente aburridos para atacar este lugar, sinceramente...», dice para sus adentros.

—Bueno, supongo que lo importante es la actitud —comenta, rodando los ojos. A esas alturas, ya está acostumbrada al exceso de confianza que Will solía demostrar, especialmente en un lugar tan público. Aún así, el traje seguía pareciéndole gracioso, pero no podía decir que no era agradable a la vista, por así decirlo—. No sé por quién me tomas, definitivamente no me alcoholizaría en horario laboral —suelta Madeleine, sacudiendo la cabeza. Quería soltar una risa, como si fuera una broma, aunque hace no demasiado tiempo era justamente lo que hacía. no importa el tiempo que pase sobria, el temor de recaer tan mal se sigue sintiendo como una amenaza que le respira en el cuello. Se obliga a tomarse un par de segundos para mantener a raya su ansiedad.

La última vez que tuvo una recaída de verdad, fue justamente la ocasión en que conoció a Will, poco más de un año atrás. Madeleine es consciente de que hay muchas cosas problemáticas en la forma en que todo comenzó, como el hecho de que su primer encuentro sucedió cuando ambos estaban bastante intoxicados y perturbados con asuntos que no tenían que ver el uno con el otro. Lo más lógico habría sido que no volvieran a cruzar una palabra y que se aseguraran de no volver a toparse, en un intento de preservar la dignidad. Pero, como la vida no tiene ningún sentido narrativo, de alguna forma ahí están. A esas alturas, sabe que no tiene caso pensar en qué habría pasado si hubieran sido personas más decentes y maduras, que no solucionan sus problemas con estupefacientes. Lo que importa es la vida real y sus intentos de tener una vida lo menos problemática posible.

—De todas formas, tengo algo de sed, una agua con gas estaría bien —suspira.

Cuando levanta la mirada hacia Will, advierte que parece estar intentando prestar atención a algo, como si le estuvieran hablando. Madeleine recuerda los comunicadores al estilo muggle en los que Ellie estuvo trabajando hace algunas semanas, un proyecto del Departamento de Tecnomagia y cuyo uso se había adoptado en algunas secciones del MACUSA, principalmente entre los aurores. Madeleine tiene uno que está enlazado al "escuadrón especial" del Presidente, pero está en el bolsillo de sus pantalones. De todas formas, las palabras de Will le dan una pista de a quién estaba escuchando.

—No diría que pidió ayuda —masculla Madeleine, poniendo los ojos en blanco—. Me obligó a tomar esta misión. Por lo menos me prometió un bono, y unas vacaciones pagas luego de que se calme el asunto de ya-sabes-qué —añade por lo bajo, evitando mencionar a los Rastreadores en voz alta. Algo había oído de que Hobb era la nueva cabeza de los Aurores del MACUSA, lo cual le trae recuerdos del mago sugiriendo fuertemente a Slithering que reemplazara al director de aurores que "permitió" el ataque ocurrido en la inauguración del Hospital; supone que esa "sugerencia" es lo que lo llevó a ser la cabeza del cuartel—. A pesar de todo, pareciera que acá las cosas no son tan caóticas como en Inglaterra —murmura, frunciendo ligeramente los labios.

»Pero, ¿quién sabe? Quizás el resultado de estas elecciones haga que Hobb reconsidere su decisión de mudarse.

@ Hobb Graves

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Lualú, elfina de Darla, atendiendo el stand de  Yftk4YL.gif

Lualú estaba sentada en un banquito alto tras el mostrador principal, llevaba un delantal blanco con las coloridas letras del local bordadas en la pechera. En cuanto sonó la campanita se estiró en todo su alto para poder atender desde tras el mostrador al recién llegado. Tess no había estado muy segura de que en un stand fuera necesario poner una campanilla, pero ésta estaba allí, con magia e insistencia de la elfina, que decía que le traía bonitos recuerdos de su hogar y la belga no había podido decir que no.

La elfina observó al mago con atención, alto, rubio, bien vestido con un traje al estilo neoyorkino y anteojos oscuros. Inclinó la cabeza, intentando recordar, las facciones estaban disimuladas bajo los lentes y el traje pero había algo en él que le resultaba familiar y le venía a su mentecita una fiesta en el primer piso, la planta alta, del local.

—Bienvenido, Lualú lo saluda, ¿buscaba a alguien en especial? —preguntó la elfina mirando con curiosidad a la acompañante oriental del hombre.

Tess se encontraba revisando la computadora que había hecho colocar, había logrado combinarla con magia y ésta era la fuente de su energía, sin necesidad de corriente eléctrica, lo que era bueno por ahora, porque no quería llenar de cables el lugar. Bastante con haber tenido que tomar algunas medidas muggles de seguridad contra incendios, aunque ya tenía las mágicas con polen de lirios de fuego, pero la mala idea de contratar algunas cosas con proveedores no mágicos.

—Listo —dijo cuando, tras la revisión, verificó que todo funcionaba de maravillas y el programa era lo bastante amigable para que quien buscara un libro pudiera encontrar el registro del mismo con todos los datos y hasta podía solicitarlo, ingresando sus datos para el pago y envío.

Revisó una vez más que todos los estantes estuvieran en orden, como si Lualú no se hubiera encargado de ello, la elfina se había vuelto algo obsesiva y según Darla era por la cercanía al aniversario, faltaba menos de un mes. Pero era algo que a Tess le parecía extraño, nunca había imaginado elfos enamorados y no había llegado a conocerlos, por eso no entendía el concepto del amor tan profundo ni lógico.

Una voz familiar se dejó escuchar desde la parte del frente del stand y la rubia se preguntó qué estaría haciendo en ese momento por allí, en plena campaña. No creía fuera él realmente, ¿o sí? No le envidiaba el puesto al que aspiraba, dudó, unos segundos, sabiendo que la elfina lo atendería, pero se puso de pie y tomó la chaqueta del respaldo de la silla en que había estado trabajando, se la colocó sobre la camisa de un amarillo pálido y se dirigió hacia donde estaba el mostrador de ingreso.

 

@ Ludwig Malfoy Haughton

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Ellie sonríe, aliviada, cuando finalmente su stand está listo. Busca a Madeleine con la mirada para agradecerle su ayuda, pero se da cuenta de que se ha quedado sola con su sobrina Maevë. ¿En qué momento se habría ido? Con los brazos cruzados sobre el pecho, sale detrás del pequeño mostrador que hace las veces de mesa de trabajo y camina entre los mesones donde están expuestos sus artefactos, hasta llegar al frente de su stand y poder asomarse hacia los demás. Pasea la mirada por los establecimientos vecinos y, a lo lejos, reconoce la silueta de Madeleine en su uniforme de seguridad. Está en el stand de Bratvá, lo cual hace que Ellie se extrañe. ¿Un trago a estas horas? ¿No se supone que está en un régimen de alcohol? Pero, bueno, supone que no es asunto suyo.

Además, ahora mismo tiene otras preocupaciones. Cuando comenzó a armar su stand, no había ningún otro stand dispuesto, de modo que Ellie se había sentido bastante confiada de que su mostrador —y mesa de trabajo—, con herramientas llamativas, así como los mesones en los cuales estaba dispuesta una muy selecta colección de artefactos restaurados iba a lucir bastante bien. Pero ahora que echaba un vistazo a los otros stands, bastante más cautivadores e interesantes, comenzaba a preocuparle no tener ningún visitante ese día. Sería un día de tiempo, esfuerzo y dinero perdido... 

Sin embargo, se obliga a sacudir la cabeza. Tiene que mantener una actitud positiva. Se repite lo que siempre le dice a Eve: que lo importante no son las apariencias, sino las habilidades.

Recostada junto a uno de los soportes del toldo, observa a un mago joven que camina entre los otros stands, con la apariencia de estar buscando algo. Ellie pierde la esperanza de que sea un cliente al que pueda hacer entrar a su stand, pues el evento ni siquiera se ha abierto "oficialmente" al público, de modo que supone que viene como parte de algún negocio.

—Disculpa, ¿se te perdió algo? —pregunta Ellie, cuando el mago está los suficientemente cerca como para oírla sin tener que gritar. A esas alturas, ya lo había estado observando en su búsqueda por algunos segundos.

@ Adrian Wild

Editado por Ellie Moody

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La rubia mujer no se creyó ni por un segundo la falsa modestia de su interlocutor cuando hizo referencia a que las canas que tenía no le habían servido de mucho, así que tan solo le dedicó una sonrisa y se quedó en silencio, dándole el tiempo suficiente como para que él pensara si estaba dispuesto a pagar el precio que Kaori había puesto.

Si estaba tan decidido lo más probable es que no tuviera reparo alguno en conceder un par de favores, después de todo si tenía éxito su requerimiento tenía mucho que ganar y muy poco que perder. La respuesta no tardó en llegar y tal como la bruja lo pensaba aceptó sin poner muchos reparos lo cual los llevaba más cerca de ponerse de acuerdo y firmar un contrato. Más cuando hizo la pregunta que también estaba esperando Kaori sonrió para sus adentros.

 —Oh, no señor Derhorm. Siempre me gusta ir de lo más complicado a lo más sencillo —dijo empezando a responder a su última pregunta —El precio por el primer encargo será información, un intercambio —Esperaba que tuviera claro que la información que tenga que ver con el Ministerio no era algo que podría interesarle. —Y como ha sido su ofrecimiento desde un inició, supongo que no tiene reparo. —Agrego.

 Movió su varita y en la mesa se materializo un pergamino, en él estaba escrito un contrato que contenía lo que habían acordado por cada uno de los requerimientos. Lo único que faltaba era su firma.

 —Si está de acuerdo, una gota de su sangre bastará —dijo con una sonrisa mientras materializaba en su mano la daga Kansho, dejándola sobre su mano extendida para que la usará.

@ Sean -Ojo Loco- Linmer

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QROzvjV.pngHabía decidido llegar a Nueva York como un no maj, sí, ya me estaba entrenando mentalmente en pensar en términos norteamericanos, leía el informe de un periódico de la capital estadounidense en donde mencionaban la inauguración del Hospital St. Mary Jauncey. Muchas cosas me desorientaban en aquella nota, hablaban de que el hospital ya existía, entonces, la prensa era errada al decir que era inauguración, reinauguración tal vez, remodelación, ampliación. Dudé, hablaban de dos millones de dracots invertidos, ¿a cuánto era el cambio? Lo otro que me traía con curiosidad era que hablaran de la primer directora ¿cómo se habían manejado antes? ¿Sin dirección, en cooperativa? El periódico me hacía dar ganas de golpear al reportero, era peor que yo relatando quidditch.

La azafata me ofreció algo de beber y aquello distrajo un poco mis pensamientos y cerré la carpeta con los recortes de los periódicos locales.

—¿Vino tinto o blanco? —ofrecía la joven de uniforme claro y llamativo.

—¿Cerveza no hay?  —pregunté como buen irlandés.

—Me temo que no señor —lancé un bufido y miré las copas, no me agradaban del todo.

—Entonces traígame una bebida cola por favor —la joven asintió y se retiró, lo que me permitió volver a leer los pasquines que traían mejor información que los diarios principales.

De la santa que había dado nombre al lugar decían bastante, pero como irlandés criado entre muggles católicos no entendía el por qué le habían convertido en santa a una auror, por más fundadora del MACUSA que fuera eso no la hacía hacer milagros ¿o sí? Me encongí de hombros, generalmente no coincidía con las ideas yanquis. Salvo quizás en la del presidente de no darle amnistía a un asesino confeso y no arrepentido de matar niños. Claro que la pena de muerte se me cruzaba con las creencias que había aprendido de mis coterráneos. El ojo por ojo era tan antiguo y se suponía que ya dejado de lado, igual, su muerte no traería a ninguno de los niños de regreso, o eso pensaban algunos.

—¿Las fotos se mueven? —preguntó en ese momento el joven que estaba a mi lado, lo miré con sorpresa.

—Solo si tomas demasiado alcohol —respondí y cerré mi carpeta, tendría que dejar para luego la lectura, aunque luego de mi respuesta y mi cara de malas pulgas dudaba se atreviera a espiar de nuevo, pero justo llegaba mi gaseosa.

Tras unas largas siete horas y media de vuelo de las que me arrepentí por no haber utilizado un medio de transporte mágico más rápido, llegar al aeropuerto de JFK fue un alivio. Me dirigí a una zona de baños en donde estaba seguro que las cámaras ya no podían interceptarme y me desaparecí rumbo al hotel en que me hospedaría. Este sí era un lugar mágico que permitía las apariciones en su hall principal, así que fue el segundo alivio tras mi llegada. Busqué en la recepción la llave de mi habitación y me dirigí a ella, dispuesto a seguir leyendo sobre lo acaecido durante la inauguración del hospital de Santa Mary Jauncey.

Los recortes del periódico hablaban de que luego de una manifestación contra la pena de muerte, cuando estaban a punto de cortar la cinta roja de la inauguración, una serie de explosiones se fueron sucediendo. Yo no era experto en demolición, más que con los puños, pero sospechaba que varias bombas pequeñas bien colocadas, causaban más caos y daño que una grande, las ondas expansivas superpuestas, la huída hacia lo que la gente suponía lugar seguro. Me pregunté si habrían utilizado alguna barrera de hechizos anti aparición que impidiera que la gente pudiera huír de mejor manera. Eso les habría jugado en contra al final.

Luego de terminar por fin la lectura decidí que lo mejor sería ir en primer lugar a visitar la famosa feria, no, mercado público en Central Park. Luego tendría tiempo de ir a investigar en el hospital, si es que dejaban acercar a alguien de fuera. Después de todo era reportero, eso me debería ayudar. Así que salí tranquilamente con una camisa de jean sobre la remera negra, una chaqueta de media estación y una cámara de fotos colgada al cuello, mis credenciales y mi varita en el bolsillo, gastaría un poco las botas caminando hasta Central Park, no estaba tan lejos de allí.

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Cuando Goderic le aviso que, a pesar del atentado en el hospital, el mercado público aún se llevaría a cabo, pensó que era una broma. Aun no terminaban las reparaciones y adecuaciones en la edificación, sumado al hecho de que tenía mucho trabajo extra debido al atentado, como para además preocuparse de poner un stand que quitaría recursos que en ese momento eran limitados, habían tenido muchas bajas que hasta el momento no lograban cubrir.

—Nicol… —empezó a decir pero se corrigió casi de inmediato, aun no se acostumbraba a la nueva joven que había sido contratada como asistente—Emilia, por favor, revisa que todo esté listo para el mercado ese… busca voluntarios para ir, con una sanadora principal y dos aprendices creo que es suficiente. Yo los alcanzaré en un par de horas —dijo mirando la agenda, tenía poco tiempo libre, pero podría hacer acto de presencia por un momento.

El stand en sí era, además de un poco de publicidad, un mecanismo perfecto para la prevención de algunas enfermedades de temporada, sobre todo de una que ha estado dando dolores de cabeza los últimos días, la viruela rosa, además de que quería que más magos y brujas tuvieran conocimiento de varios programas nuevos que se estaba implantando, entre ellos uno que brindaba ayuda tanto física como psicológica para los licántropos del país, otro para mejorar la salud mental de magos y brujas de edad avanzada y uno para madres gestantes y niños.

Segura de que la delegación que iría al mercado haría un buen trabajo, la castaña se dedicó a terminar con los pendientes para poder aprovechar el tiempo libre que tanto le había costado conseguir. Varias horas más ya en el Central Park, Valkyria miró con satisfacción  al stand en donde los aprendices estaban listos para hacer chequeos de control gratuitos o simplemente brindar información sobre los diferentes programas.

Había varios rostros conocidos, pero lo que más le llamo la atención fue ver un stand de la galería de @ Anthony Ryvak Dracony , su ahijado. Sintió una punzada de culpa pues no recordaba la última vez que había conversado con él ¿Y si me odia y no me quiere ver? Pensó la castaña ya dirigiendo sus pasos hacía la vistosa carpa del Aura de Thestral. Cuando estuvo a pocos pasos de llegar se arrepintió y dio media vuelta pero nuevamente se detuvo, calmo los nervios alisando arrugas que sabía que no tenía su vestido verde oscuro con flores y volvió al stand.

—Hola… ¿Me pueden ayudar con un cuadro? —Preguntó la ojimiel, en el interior se escuchaban dos voces masculinas una de ellas era la de su ahijado.

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Derhorm

Era evidente como se estaban dando las cosas. Pero cuentas claras conservan amistades...o en este caso negocios. Asi pues informacion y favores seguia siendo un buen negocio. Al menos mas profesional...lo que me llevaba a pensar muchas cosas. Principalmente por como se habian dado las cosas. Claro todo eran suposiciones, nada comprobable, pero de hecho ya daba por descontado que era el unico fisico real en la habitacion. En fin...ya despues dejaria al whiski me ayudara a delucidar el misterio. O las ratas...las ratas siempre era importantes.

-Reparos???...No..Ninguno. Desde un rato para aca me he dado cuenta que no llevo la sarten por el mango en esta negociacion. -Dije rascandome la cabeza, movimiento heredado de Sean. -Por lo que agradezco su generosidad para que todo se diese sin muchos tropiezos.  

Ok...hasta ahi. Que no queria parecer demasiado lamebotas. Aun estaba tras bambalinas no era menester sacar mas rasgos que el de simple mediador. No de jugador importante en si. Supongo que este perfil me favorecia mucho mas que el que habia adoptado en mis dias de esplendor. Supongo que para eso servian las canas. Para aprender...incluso cuando....nahh mejor dejarlo ahi.

Claro Ivanna valoraba el tiempo,  asi que despues de mis palabras movio la varita y saco un contrato. Lo que faltaba era mi firma...y claro....la pluma. Comence a sospechar de que iba a la cosa y mi confianza vacilo por un momento...si la bruja decia ¨gota de sangre¨...era poco..pero sin duda me disgustaba la idea. No por la forma en si...era lo de menos...sino por el pavor....que desde mucho antes de llegar a este mundo tenia de ver correr mi sangre o automutilarme el cuerpo. Que corriese la de otros...pues yo encantado. La mia....pues la valoraba mucho...asi que en medio de una hiperventilacion y mientras me apoyaba en la mesa...pues cai...con tan mala suerte de golpearme contra el borde de la mesa.

Queda a discresion del lector saber si era o no actuacion lo que sucedia. Lo cierto es que habia quedado desmayado...en el suelo con una sutil herida que hacia brotar sangre de mi frente.

@ Kaori M.   

 

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El estrechar nuestras manos para sellar aquel pacto, no tuvo una larga duración como hubiese pensado por parte mia, retire con rapidez mi diestra para salir cuanto antes en respuesta a una voz femenina que solicitaba ayuda con lo que parece ser el deseo de adquirir un cuadro. Olvide a mi amigo, el problema sobre su ayuda para atender el stand mientras yo me inclinaba al deseo de socializar con buenos prospectos de socios...

Realmente en mi mente no hay un pensamiento concreto, ni tampoco es que aguardará por alguien, solo me mueve esa emoción de atender a mi primer cliente, igual que aquel lejano día en que realice la apertura de mi local... claro que fue todo un drama con el que tuve que lidiar, pero todo sería distinto, fuese como fuese, tengo más recursos ahora, algo más de experiencia, no la suficiente cierto, pero me agrada mucho dedicarme a pintar, tanto como me gusta tocar la guitarra. Esos nervios que me asaltan antes de cada concierto... sintiendo que me muero del miedo... y las ganas de mostrar mi arte.

Estoy orgulloso de mis obras, las que tengo en exhibición son muy buenas, las cuatro que hice colocar a la entrada del stand, estoy seguro que llaman la atención por su tema, dos de ellas con un encantamiento especial que las hace únicas. Así que cuando estoy a un par de pasos de la entrada, doy mi saludo sintiéndome alegre de este comienzo.

-- Buenas noches -- 😃Mis delgados labios dibujaban una leve sonrisa que cuando miré el rostro de la joven bruja, poco a poco se amplio más ante la grata sorpresa , mi boca quiso emitir una frase pero enmudecí por más de un minuto... su cabello castaño, su dulce mirada que no he olvidado, ese adorado rostro de la época feliz de mi pasado -- ¡Hada Madrina! -- Abrí los brazos para rodearla con ellos, mis ojos miel humedecidos ante la bella sensación de volver a encontrarme con ella... a veces tienes suerte, se apilan los breves instantes de felicidad y aunque sean muy escasos, te das cuenta de que son lo más preciado que posees.   ( @ Kaori M. )

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