Mercado Público

[Ludwig Malfoy]

La primera en recibir al candidato no había sido más que una pequeña elfina quien claramente desconocía la relación que el Malfoy pudiera tener con Darla o con Tess por lo que le dio una bienvenida cálida esperando a que el rubio se animara por comprar algún libro. El chico sonrió mientras veía a sus espaldas a la oriental que servía como guardaespaldas. No sabía que pasaría si alguien intentara llegar en aquel momento o la manera en como lo recibiría pero esperaba que no pasara nada.

-No, nada en especial, solo deseaba ver algún rostro familiar – dijo sonriendo – soy amigo de Darla y bueno a Tess la conozco un poco, no se si puedo decir que somos amigos – justo en ese momento la chica se asomó al mostrador escuchando claramente la conversación que el rubio estaba teniendo con la elfina, su cara que normalmente era blanca se volvió totalmente roja como la de un tomate y se sentía bastante caliente, esperaba que la rubia no lo malinterpretara y recordó las visiones que había tenido con el ilusionismo de Darla – este, hola Tess – dijo tratando de disimular su pena - ¿Cómo va el negocio? Nos tocó estar muy cerca.

Tomó una nota de un periódico local el cual hablaba sobre los últimos hechos de aquel país, parecía que el MACUSA tenía sus propios enemigos como los que se encargaron de atacar durante la inauguración de aquel hospital “52 heridos y 16 muertos” decía el encabezado que mostraba la imagen de una niña llorando sobre el cuerpo de sus padres. El Malfoy se sentía apenado y algo frustrado, no sabía cuando lograrían tener un momento de paz o tranquilidad pero parecía que les esperaba a todos un año bastante turbio.

 

@ Darla Potter Black

 

[Darla G Dumbledore]

Tessa Brower atendiendo a @ Ludwig Malfoy Haughton

 

La elfina escuchó atenta las palabras que le dirigía el rubio caballero como respuesta a su consulta. Un oh, de sorpresa se dibujo en su pequeña boca, ya que, aunque sabía que la Potter Black tenía muchos conocidos y que en Nueva York todo era posible, o al menos así le había dicho Toomy, otros de los elfos de Darla, no dejaba de asombrarla. Pero no tuvo tiempo de informarle que la Potter Black no había venido ya que en ese momento aparecía la joven belga desde la zona de la librería para el público.

–Que bueno verte Lud… –comenzó a decir, callándose, al notar el poco habitual atuendo del Malfoy, sus lentes oscuros y la joven oriental que casi encaró a Tess al verla acercar al mago –vaya, ésto no lo esperaba, está en nuestro local señorita y ambos son bienvenidos –si mantenemos el orden, pensó, consciente de que sus colmillos querían asomar –¿gustan compartir un café? –preguntó señalando el área de las mesas, cómo gesto de invitación, mientras su celeste mirada se posaba en Ludwig, notando su sonrojo, seguro que él hubiera preferido encontrar a la Potter Black en el local y no a ella, pero la pelirroja parecía rehuir esos días a las obligaciones mágicas, a las multitudes o quizás solo fuera la cercanía del segundo aniversario del fallecimiento de su prometido. ¿Quién podría saberlo? Kim, quizás, aunque en verdad creía que ni la propia vampiresa lo sabía.

La joven belga miró la cercanía de la oriental, esperando que se hubiera relajado por la invitación y se volvió para sonreír a Ludwig, recordando su consulta.

–Pues por ahora va tranquilo, no sabía que vendrías, ¿Qué local has traído o se trata de promoción ministerial? –preguntó sin querer hacer una referencia clara ya que el look del rubio le hacía sospechar que quería el anonimato, aunque con semejante "guardaespaldas" ¿pasaría realmente desapercibido? 

 

[Valky]

Luego de lo que le pareció demasiado tiempo, el mago finalmente recobró la conciencia. Si bien estaba un poco desorientado y quejándose de dolor, estaba despierto además de que era consciente de donde estaba y lo que había estado haciendo pues coloco el pulgar con sangre en el contrato sellando así el contrato. En realidad Kaori no tenía mucha fe de que su interlocutor pudiera ganar las elecciones, así que la parte interesante del trato era en realidad la información que pudiera obtener del intercambio que harían en el tema de los nuevos rastreadores.

—Lamento mucho el percance con el tema de la sangre. —Dijo la rubia mientras se ponía en pie, enrollaba el pergamino, hizo varias copias y tras tocarlas con la punta de su varita las hizo desaparecer para que llegaras a las personas adecuadas para poder cumplirlo.

—Empezaremos lo antes posible con sus requerimientos, si encontramos información relevante de los nuevos rastreadores lo buscaré para una nueva reunión y hacer el intercambio de información —Hizo una leve pausa y luego añadió —En cuanto al problema con el señor Malfoy, si lo conseguimos o fallamos lo más probable es que se entere por algún medio de comunicación —lo observó tratar de limpiar la sangre seca de la frente así que antes de irse añadió.

—Siéntase en confianza para usar nuestras instalaciones para arreglar su apariencia y descansar un poco si lo necesita. —Estiró la mano estrechando rápidamente la del mago — Ha sido un placer hacer negocios con usted señor Derhorm, ahora si me disculpa me retiro —Sonrió con amabilidad, hizo una leve reverencia y sin más desapareció del lugar.

 Segundos después, aun usando la apariencia de Ivanna apareció en la carpa del local Shadowhunters, era una copia del propio local así que no le fue difícil aparecer justo en la bodega, lo que no contaba era que esta estuviera ocupada. Un mago rubio muy apuesto le devolvía la mirada con desconfianza. La bruja sonrió levemente y de inmediato volvió a su apariencia real.

 —Hola… no pensé que vendrías—Dijo. Hace mucho no veía a su esposo y sentía que entre ellos se había formado una barrera que cada vez se hacía más fuerte y que ninguno de los dos se atrevía ni siquiera a mencionarla —¿Sammael también está aquí? —Preguntó, aunque no escuchaba la voz o la risa de su pequeño hijo.

 Esperaba que a esas alturas tanto Ellie, Madeleine, Hobb y Goderic ya tuvieran en sus manos una copia del contrato con Derhorm y que alguno de ellos pudiera poner en sobre aviso a Ludwig, porque si contrataron al Simposio para matarlo lo más probable es que hubieran más organizaciones delictivas contratadas para la misma tarea, incluso los mortifagos podrían tener algún interés en matar al Malfoy.

@ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Ky.  @ Ellie Moody  @ Goderic Slithering  @ Hobb Graves

[Ludwig Malfoy]

La reacción de Yuriko fue tan rápida que el Malfoy no pudo detenerla, afortunadamente Tess quien era bastante hábil logró manejar la situación y al mismo tiempo la pelinegra entendió que se trataba de una conocida del Malfoy quien en ese momento miraba a su empleada con bastante sorpresa y algo de enojo. Más le valía que se comportara o la despediría sin importar lo que Noe le dijera – lo siento – comentó a la rubia – mi hija tiene contacto con Toji y parece ser que el le presentó a esta chica para brindar servicios de “seguridad”, yo mismo le he dicho que no los necesito pero Noe insistió – intentó desviar la tensión por su comentario anterior aunque parecía que la chica Brower no le puso mayor importancia.

El rubio aceptó a tomar la taza y se acomodó en una mesita para el té, era claro que las costumbres de los ingleses los seguían incluso en tierra americana. Yuriko sin embargo no se movió de la puerta, esperaba que no espantara a la clientela de Tess aunque todavía no llegaban muchas personas y las calles seguían algo vacías, posiblemente debido a los hechos previos. Unos minutos después la adorable Lualú se en cargaba de servir la infusión y un poco de galletas.

-Me encantaría únicamente venir con fines vacacionales – admitió – después de lo ocurrido con el mortífago lo único que quería era meter mi cabeza bajo tierra, supongo que Darla ya te comentó un poco al respecto – dio un sorbo a su té el cual estaba muy caliente por lo que lo volvió a dejar en su mesa – en fin aproveché la oportunidad y decidí venir mostrando el negocio que monté con mi hermana Mónica y claro, un poco de visitas políticas creo que me vendrían bien para conseguir unos cuantos votos aunque a éstas alturas creo que la elección está más que definida - dijo encogiéndose los hombros – pero me alegra ver una cara conocida, los americanos son algo fríos ¿no lo crees? – dijo mirando con severidad a la oriental quien finalmente salió del local para dejarlos solos.

 

 

@ Darla Potter Black

[Rory Despard]

Harriet Travers y Cleo Abercombrie

— Por allí mi señora. De acuerdo al mapa, si seguimos por esta hilera de carpas encontraremos la que está buscando.

Asintiendo con la cabeza por toda respuesta, Hattie permaneció unos segundos más observando a un niño pequeño que parecía haber encontrado en una chocolatería el paraíso, hasta que un nuevo llamado de Cleo la hizo ponerse en marcha.

Aunque en un inicio la partida de Despard y Evans de su residencia le había traído un enorme alivio (el cual terminó materializado en toda una colección de pinturas de naturaleza muerta),  bastante pronto la joven heredera de la familia Travers reconoció que el silencio de la casa (sin explosiones, gritos ni advertencias de último minuto sobre experimentos fallidos) estaba impactando en su creatividad, la que necesitaba tener a tope para los diseños de la próxima temporada de invierno.

Y así es como al cabo de unas semanas, la decisión de asistir a los mercados públicos hizo sentido para alguien que normalmente, jamás veía con buenos ojos los viajes.

Los preparativos movilizaron al plantel de servicio por entero. Los detalles más importantes como hospedaje, itinerario de viaje y alimentación fueron un dolor de cabeza para Cleo, pero fiel a su estilo, la muchachita no comentó una palabra de ello a Hattie, para que ella no tuviese que preocuparse por nada más que no fueran los vestidos de estreno que usaría y los zapatos, guantes y sombrillas que le hicieran juego.

A la ama de llaves le preocupaba que esas nuevas relaciones que su señora había entablado con familias un tanto "cuestionables" en su reputación como lo eran los Evans y los Ollivander pudiese traerle problemas a futuro. Por ese lado, era positivo que saliese unos días de Inglaterra para despejar la mente, pero le inquietaba que siendo que en tierras americanas había empezado todo aquel delirio de secuestros a patriarcas y matriarcas de familias con reliquias, y más recientemente, ataques de rastreadores, los mercados terminaran convertidos en un blanco. 

Había negocios de todo tipo: Bares, una librería, un local de reparación y venta de antiguos objetos mágicos, incluso una agencia de servicios y una compañía de teatro.  Pero era un atelier el negocio que Harriet tenía más ansias de visitar y era hacia allí que se dirigían, aunque cada dos por tres, Hattie se distrayera con los pregoneros y los diferentes productos ofertados en letras luminosas.

—Ese negocio indica que tiene disponibles más de 1500 licores diferentes provenientes de todo el mundo- sin prestar mucha atención al movimiento en el interior Hattie expuso para Cleo su brillante idea-  Año tras año siempre damos la fiesta de año nuevo para el condado ¿No? Se me ocurre que podría llevar algunos lotes de estas bebidas. Tengo la ligera sospecha que les sabrá mejor a los campesinos arrendatarios que el champagne rosa que nunca saben apreciar.

Cleo no contradijo a Harriet en su razonamiento y se limitó a hacer las cuentas del número aproximado de licores que tendrían que pedir. Le preocupaba un poco la logística para el traslado de todo ello, pero estaba segura que siendo una ventana de ventas al mundo, tanto los propietarios de negocios como los organizadores debían haber considerado medidas para ello.

—Podemos ir haciendo el pedido, pero le sugiero mi señora que avancemos hacia el atelier. Si seguimos demorando,  podríamos encontrar que se han llevado ya las mejores obras...
—Y el viaje habría sido un desperdicio. Lleva razón Abercrombie. Vamos para allá.

Las dos mujeres prosiguieron su recorrido, enfrascadas en un intercambio de opiniones sobre si por fin Gran Bretaña tendría un fashonista como ministro, por lo que no notaron que tras un letrero de promociones de vodka, alguien no había dejado de observarles desde su llegada al mercado público. 

[Anthony R. Dracony M.]

El rubio sonrió, Abizaid Mondragón respiro aliviado de que no hubiese motivo para continuar la discusión con el ojimiel, es su amigo pero ya esta cansado de seguir sus designaciones de actividades sin poner resistencia... es como ser una sombra que nadie mira, cumpliendo con un trabajo que aunque importante, no le satisface plenamente.

El ser parte del elenco en aquella película como galán joven, le encanto tanto que deseaba incursionar en otra producción, fue por ese motivo que accedió a ayudar al ojimiel y aprovechar codearse con todos aquellos emprendedores. Al fin su oportunidad parece estar al alcance de su mano.

 Una voz femenina pregunta desde la entrada sobre un cuadro y el ojimiel sale presuroso para atender a aquella bruja. No puede estar más feliz... la oportunidad la pintan calva... saca su varita del saco largo que viste, sus ojos azules dan una última mirada al stand que luce espectacular pero Abizaid se abre camino por la parte trasera para no encontrarse con la clientela y marcharse a explorar los diferentes locales de la sección en que se ubica el atelier, convenientemente comprobó que están relacionados con las artes, así que muy contento sale del stand y se marcha.  

[Ky.]

El encontrarse con Kaori, había sido una sorpresa, una muy agradable,  pero al final una sorpresa, había pasado tiempo sin verla luego de ese ataque en el que la salvó y de como siempre ponía primero su trabajo en el simposio antes que su propia salud. Para el rubio, era difícil el mantenerse distante, pero pensaba que lo mejor era poner distancia de por medio antes de herirse con palabras con las que luego ya no pudieran volver a ser los de antes. 

Ivashkov terminó de acomodar unas botellas de vino cuando la escucho preguntar sobre el hijo que compartían juntos, al cuál el tampoco había visto desde hace un tiempo, estaba a nada de decirle que pensaba que el niño estaba con ella, pero que caso tenía preocuparla de esa manera, cuando el pequeño demonio se encontraba con la persona a la que él se lo había encargado. 

—Si y no...–respondió y dejó de hacer lo que estaba haciendo para poder platicar más con Kaori, estaba intrigado del por que había aparecido en el local usando Metamorfomagia. Así que camino a la planta alta tomándole de la mano hasta una mesa algo apartada. —Si esta en USA, pero no está aquí mismo. Lukyan, me dijo que se encargaría de cuidar de él, así que me imagino que han de estar paseando por el mercado. 

Comentó mientras trataba de ser un caballero con ella, mientras la invitaba a sentarse. Aries se estaba volviendo un experto en mentir, que hasta el mismo se estaba creyendo esa mentira en la que su hijo estaba paseando por los lugares del mercado público, estaba por preguntarle acerca de su transformación, cuando vio a una mujer y su acompañante entrar a su local, lo mejor era mantener esa duda que tenía guardada. 

—Ahora vengo, pide lo que quieras, al final, lo mío es tuyo. 

El rubio de ojo verde se acercó a la entrada para saludar a las dos personas que habían llegado, detrás de él se encontraba Elliot un joven de cabello negro, tez blanca y de ojo azul atento para seguir la orden de las primeras personas que habían entrado como clientes. 

—Bienvenidos a Shadowhunter, ¿en qué podemos ayudarles?

 

@ Kaori M.  @ Rory Despard

[Valky]

La sonrisa del peliverde por un momento la hicieron sentir que sus disculpas estaban de más, pero en realidad el pronunciar esas palabras en voz alta le dieron cierta tranquilidad que no había tenido desde hace mucho y si, quizá sus palabras estuvieran de más, lo que en realidad le demostraría a su ahijado de que estaba arrepentida y que de verdad lo lamentaba eran las acciones, así que pondría todo de su parte para reforzar los lazos que, hasta hace poco, creyó que estaban rotos y sin remedio.

 —Tienes toda la razón, hay que concentrarnos en el presente y aprovechar lo mejor que podamos los momentos que pasemos juntos —dijo la ojimiel  dándole la razón a su ahijado  cuyas palabras y pensamientos estaban llenos de sabiduría, era innegable que se había convertido en todo un hombre de bien, le dedicó una sonrisa que reflejaba el orgullo que sentía por ver a un jovencito tan maduro y centrado.

—Me encantaría escucharte y poder ponernos al día con todo, tengo algo de tiempo libre así que podemos tomar un té aquí o en el lugar que gustes, por mí no hay problema —Añadió la bruja.

En realidad solo había conseguido un par de horas antes de su siguiente reunión en el hospital, pero sin ella no podrían empezar y si se le hacía tarde su nueva asistente seguramente la cambiaría de fecha, ya luego encontraría una excusa perfecta para que los nuevos proveedores de ingredientes para las diferentes pociones y ungüentos que el hospital realizaba periódicamente, no se molestarán y siguieran con las negociaciones para un nuevo precio en los insumos.

—Además lo de necesitar un cuadro es verdad, de hecho creo que necesitaré más de uno —añadió de pronto con la idea de que sea su ahijado quien se encargara de la decoración del Hospital que actualmente dirigía y que había sufrido un ataque de un grupo terrorista hace poco.

@ Anthony Ryvak Dracony  

[Darla G Dumbledore]

Tessa Brower en el stand de   junto a @ Ludwig Malfoy Haughton

 

—No te disculpes, no pasa nada —Tess regaló una sonrisa muy tierna y sus dientes ya se habían desaparecido para cuando el Malfoy se disculpó —me parece fantástico que tu hija te quiera cuidar, eres el  mejor candidato a futuro ministro, no lo dudes, y eso hace que tu hija te quiera cuidar, lo cual habla muy bien de ella —señaló a la joven oriental —y por lo visto ella es una excelente miembro de la seguridad, que también está invitada a tomar algo si lo desea —agregó Tess haciendo una leve inclinación de cabeza hacia la mujer.

Sin embargo la joven oriental parecía estar dispuesta a cumplir a rajatabla su papel de seguridad porque se quedó en el ingreso del stand, controlando quién iba y venía, especialmente quien pudiera llegar a ingresar al mismo donde estaba el Malfoy. Aquello pareció divertir a la Brower pero se lo guardó para sí, sentándose junto a Ludwig, mientras Lualú, la elfina de Darla les servía un té para el mago y una taza de café rebajado para ella. Sin embargo las palabras sobre el mortífago y lo que Darla le pudiera haber comentado la sorprendieron.

Ella había intervenido en la captura de Goldor, por eso Darla había insistido que participara en aquel experimento de “viaje” en el tiempo gracias al conocimiento de control de energía psíquica que la pelirroja poseía gracias a su clan. Tess creía que le había dicho que se trataba de un simple ilusionismo, que formaba parte de los poderes de los oscuros. Pero la verdad es que no había querido revelarle lo que había mostrado en las mentes de cada uno, de hecho, cada uno de ellos había visto algo más de lo que había mostrado a todos en conjunto. La misma Tess había podido “observar” lo que su obsesión por su secuestrador de antaño podría llegar a causar.

—Creo que eso es algo que Darla prefirió que cada uno mantuviera como experiencia propia, sin embargo ella tiene sus razones para enfrentar a Goldor de una manera diferente a la que podría haber resultado de seguir adelante con su juicio y prisión —observó a Ludwig, levantando la mirada de su taza de café, donde la había mantenido hasta entonces, cuando él apoyó la suya de nuevo en el plato y le comenzó a contar sobre el local que tenía con su hermana —no sabía tenías hermanas, de hecho —la rubia sonrió con timidez —creo que no hemos tenido oportunidad de saber nada el uno del otro, más de que tenemos una conocida en común —no se atrevió a llamar amiga a Darla delante de él, ya que era más su subordinada, aunque ella la tratara con afecto —a mí también me alegra ver un rostro conocido en tanto mundo loco, pues, no sé si fríos, ellos dicen lo mismo de ustedes los ingleses, creo que más bien están asustados, la explosión durante la inauguración del hospital los ha mantenido más envarados que nunca y eso que ellos tienen a su propio John Wayne mágico —le hacía gracia porque esa era la imagen americana que había tenido cuando había estado trabajando para el embajador belga en la ONU. Aunque claro, después del ataque las circunstancias habían ido variando y cambiando tan rápidamente.

[Adrian Wild]

• Ars & Vita •

 

La duda sobre la importancia del piano me ofendió, aunque menos de lo que lo podría haber hecho. Estaba acostumbrado a aquel tipo de reacciones, a que algunas cosas no se valorasen como debieran, pero también comprendía que, tras todo lo ocurrido aquellos años en el mundo mágico, mucha gente considerase el arte como un lujo y no como una necesidad, cuando, a mi parecer, siempre había sido al contrario. Es en los tiempos difíciles, cuando uno más sufre, donde el arte es más que necesario, vital.

Me habían llegado noticias de lo ocurrido hacía apenas un par de días en la inauguración de un gran hospital en Washington, y probablemente por allí la gente estuviera todavía conmocionada por aquel terrible suceso. Quizá por eso no había muchos funcionarios del MACUSA a la vista: estarían asegurándose de que se cumplía la máxima seguridad para proteger el Mercado Público de aquellos ataques. Nuestro show debía no solo distraerles un poco de la barbarie, sino, con suerte, dar un poco de esperanzas e infundir ánimos a todos los presentes, americanos o no. Pero aquella muchacha de claros cabellos no parecía americana. Por su acento casi podía poner la mano en el fuego de que no lo era.

— Sí, es para una pequeña pieza que se va a representar en la plaza central del mercado —expliqué, observando con ansia cómo la chica echaba un vistazo al interior de su tienda.

Por unos instantes me fijé en las sutiles líneas que comenzaban a marcar su rostro. Al principio, me había parecido una mujer bastante joven, de la edad que yo aparentaba, más o menos, pero a medida que había ido observando sus rasgos durante nuestra conversación, me había dado cuenta que no era tan, tan joven, aunque apenas comenzaban a brotar pequeños signos de edad en ella. Quizá las pecas que poblaban su rostro eran buenas aliadas para rejuvenecer su apariencia. En cualquier caso, era un rostro agradable a la vista.

Lo que no fue agradable fue escuchar que no tenía un piano, aunque su iniciativa me sorprendió.

— Adrian Wild, encantado —correspondí a su sonrisa y miré el reloj que llevaba guardado en el bolsillo del pantalón de pinza—. Pues, ¿qué te parece si te digo que tenemos como una media hora-cuarenta minutos? Algunos minutos más si apuramos.

Probablemente la mujer se echara a reír en toda mi cara o me mandara a freír unicornios, pero, ¿qué tenía que perder? Bueno sí, tiempo. Necesitaba confirmar que en ese tiempo iba a tener un piano ya preparado en la plaza central cuanto antes. Si no, me veía contratando a un puñado de elfos para que tocasen la pandereta. Mantuve la mirada en Ellie, expectante. ¿Por qué me resultaba de pronto familiar? «No es momento de hacer memoria, posiblemente sea un simple dejà vu», pensé tratando no distraerme.

 

@ Ellie Moody