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Ceremonia de Cambio de Mando


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Primeras horas de la mañana
Atrio del Ministerio de Magia - Londres
 

Del techo azul caían los largos banderines con el logo del Ministerio de Magia precedido por el rostro de un caballero rubio que no cesaba de sonreír, el actual Ministro de Magia. Y en letras doradas sobreimpreso, el nombre "Ludwig Malfoy". Cada varios segundos, de cada banderín caía confetti dorado que se desvanecía antes de tocar el piso. 

El atrio lucía más limpio de lo que era habitual. En el amplio espacio ahora se encontraban una serie de cómodas sillas doradas para todos los invitados que se habían convocados al magno evento. Aún había varios empleados ultimando los preparativos. Todo debía ser perfecto. Los ojos del mundo mágico estaba ese día en el Ministerio de Londres. Entre las sillas un grupo de jóvenes extendían una alfombra dorada, por ahí cruzarían las autoridades y diplomáticos de otros países que también habían sido invitados. 

Al final del pasillo creado entre los asientos, se levantaba un mesa. Todos los asientos de esta estaban reservados y en pequeños portatarjetas de oro se podían leer varios nombres.

Quote

 

@ Mackenzie Malfoy - Presidenta de la Confederación Internacional de Magos
@ Mia. Black Lestrange - Directora del Fondo Monetario Internacional
@ Martin N Roses Black - Director Internacional de Quidditch 

@ Rory Despard - Ex-Ministro Británico

@ Goderic Slithering - Presidente Macusa 
@ Ada Camille Dumbledore - Ministra de Magia Francesa
@ Thoth Azrael Lycan - Regente de Egipto
@ Kamra Ashryver D. - Regente de Escocia
@ Kahlan Blackthorn  - Primer Ministro de Holanda
@ Malum Luxure  - Emperatriz de Austria
@ Eterno Black Triviani  - Canciller Federal General de Suiza

 

Así como las primeras filas habían sido separadas para algunos de los funcionarios del Ministerio y demás invitados, de las cuales colgaban cartelitos con sus nombres y sus respectivos cargos.

Quote

@ Adrian Wild  - Director del Comité Cultural Mágico Internacional
@ Ellie Moody - Directora del Departamento de Misterios
@ Darla Potter Black - Directora del Departamento de Seguridad Mágica 
@ Luna Gryffindor Delacour - Jefa de la Oficina de Aurores 
@ Matt Blackner  - Director del Departamento de Accidentes y Catástrofes Mágicas
@ Mael Blackfyre - Director de la Oficina de Reforma Educativa Mágico-Muggle
@ Hades Ragnarok - Director de San Mungo
@ Kaori M.  - Directora del Hospital St Mary Jauncey
@ Monica Malfoy Haughton  - Directora de la reserva de criaturas mágicas 'Newt Scamander

Todos los detalles de la estética habían sido cuidados, como también de la seguridad. Los guardias de seguridad que trabajaban en el edificio habían sido convocados en su totalidad, así como el Departamento Auror en pleno, aunque a cada uno de ellos se les había exigido una vestimenta poco típica a sus actividades, debían estar de etiqueta.

Durante la mañana
Mansión Malfoy 

Sentada frente al espejo, unos ojos azules le devolvían la mirada mientras ordenaba los largos cabellos pelirrojos. Conversando con su hermana pequeña había salido a la luz una verdad, ser hija del Ministro casi que podía contar como cargo ministerial. Y como primera labor deberían acompañarlo a esta actividad pública donde sería impuesto como Ministro ante la ciudadanía. Desde ese momento la idea había quedado grabada en su memoria y pretendía llevar sus actos teniéndolo siempre presente. Al menos mientras el cargo estuviera en la familia. Cosa que se había perdido hace mucho, pero finalmente el apellido Malfoy volvía a ser parte de la cabeza visible de la comunidad Mágica de Inglaterra. 

La imagen de un familia perfecta y unida, cosa que les era natural, podría ayudar a mantener la popularidad y la aceptación que había logrado durante las elecciones; o por el contrario, si esta faltare podría ser motivo para ganarse la antipatía de los votantes. 

Luciendo un vestido negro de corte diplomático, detalles a los que no estaba habituada, caminó hacia las respectivas puertas de sus hermanos. La puntualidad era algo que tampoco les debía faltar. Tocó ambas puertas recordándoles que los minutos pasaban. Luego de llamar a ambos magos bajó rumbo a la biblioteca a esperarlos, junto a la chimenea que les permitiría llegar al Ministerio. El tren sería mejor dejarlo por ahora, podría resultar demasiado presuntuoso llegar en él, además que en Londres no había mucho espacio para estacionarlo y los muggles podían verlo. 

Una figura ya estaba esperando para partir, a quien todos en breve comenzarían a llamar Ministro. —Papá— dijo a modo de saludo y acercándose a él lo abrazó. Posiblemente estuviera nervioso o ansioso, pero ahora la bruja no encontraba las palabras adecuadas para el momento.

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Draco&Draco
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El ojimiel aún se sentía desconcertado... no acabo por saber más de aquel mago que Ludwig trata como un familiar, Ryvak se unió a la reunión con aquel mago de aspecto y hábito extranjero, pero todo fue demasiado extraño, no obtuvo más datos, más que la confirmación de que es de la familia Malfoy.

Se vistió con un saco de lino en color azul petróleo, una camisa gris perla con corbatín delgado. Una capa oscura se colocó sobre el hombro izquierdo, orgulloso de como su cabello verde contrasta con su elegante atuendo. 

Una leve sonrisa ilumina su rostro y sale de su habitación para luego descender por la escalera, solo un trago de agua natural "desayuno" y siente su cuerpo lleno de energía, esa inapetencia no es normal pero el Dracony requiere olvidarse de estar al margen... el rumor sobre el resultado de las elecciones, estuvo sonando fuerte desde el inicio del ejercicio político y  ahora todos los medios de comunicación, lo anunciaban a toda voz. Una victoria tan contundente que asombraba y regocijaba a todos los que le conocen... él no le conoce tanto como debiera, pero es la primera vez que puede ser testigo de un acontecimiento como tal.

Se extraño de ver la estancia vacía, la voz de un elfo le hizo reaccionar -- Buenos días señor, ¿Usted también se unirá al grupo que se reúne en la biblioteca? no esperaran mucho, su partida es pronto. -- Desabroche el saco, coloque una tarjeta que con el toque de la punta de mi varita volví un pañuelo de seda, el cual coloque en el chaleco brocado con hilo dorado, después volví a cerrar mi saco abotonando  de abajo hacia arriba, este es un momento crucial , así lo capto mientras avanzo a la biblioteca.  

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No era el primer cambio de poder en el Ministerio de Magia que presenciaba. En realidad, no recordaba del todo bien la llegada del ministro Aaron al poder. Había sido mala época. Y el comienzo del gobierno de Sagitas había pasado entre nuestras peleas y gritos. Había estado a punto de tirar la puerta de su despacho abajo. Luego llegó Rory, y mi recuerdo de aquel día era de tensión. Ahora, era el sacerdote quien dejaba el ministerio para dejar el sillón a Ludwig. Recordaba que nos habíamos cruzado brevemente en el departamento de seguridad, y algo me decía que no era la primera vez.

 

Bajé las escaleras de la Potter Black, vestido con vaqueros, deportivas blancas y una camiseta negra. En la mano izquierda sostenía una chaqueta negra que dejé en una silla, mientras preparaba un poco de café. El tío @ Adrian Wild  y yo habíamos recibido la misma nota. Buena etiqueta, acto de presentación....no me gustaba. No me gustaban los actos sociales, cada vez era más arisco. Pero no tenía ganas de aparecer en otro acto para ver a un nuevo ministro.

 

Era temprano, y el silencio reinaba en casa. Bostecé, sirviéndome una taza de café, mientras intentaba idear una forma de escaparme del acto, cuando escuché pasos por la casa. Tal vez el café había atraido a Adrian, o a lo mejor Sagitas estaba despierta, aunqeu de ser asi, había sido por su propia voluntad, porque mi hija dormía tranquilamente en su cama. 

- No pienso ir en traje. - me adelanté, antes de que pudiera protestar. Giré, bebiendo de la taza humeante - Llevaré chaqueta, que ya es bastante. Si por mi fuera, me quedaría en casa. O me escondería en mi despacho hasta que acabara el día.

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A pesar del silencio de la casa, supe enseguida que alguien se movía por la Potter Black. Y no eran los elfos, a cuyo paso casi imperceptible me había acostumbrado. Eran pasos de adulto, así que sólo podrían ser de @ Matt Blackner  o de @ Adrian Wild , a quien no había visto desde hacía tiempo, pero el cual acostumbraba a venir de forma insospechada e imprevista a dormir y volver a desaparecer. Ya hace mucho tiempo que no me meto en los chanchullos de la familia; ya tenía bastante con los míos y mi hermano sabía que aquella era su casa y podía entrar y salir y hacer lo que le viniera en gana sin dar explicaciones. Aún así, he de reconocer que echaba de menos nuestras conversaciones en la salita de la chimenea, junto al retrato de la mami Antara.

Me puse una bata por encima del camisón y salí de mi habitación. Hoy no iba a hacer nada de nada, sólo el vago. Otro año más que mi nombre salía entre los elegibles para Ministro y que otro conciudadano me lo había quitado. Eso me había cabreado y estaba con ganas de quedarme en casa y no hablar con nadie. Aún así, no pude evitar el bajar las escaleras para encontrarme con quien estuviera y hablarle, aunque sólo fuera para hacerme víctima de las circunstancias. No hay nada como una mujer quejándose y haciendo quedar mal a los demás por no animarla.

Antes de bajar del todo, pasé por la habitación de Elentari. Mi nieta era la única alegría infantil que nos quedaban, desde la desaparición de Sean Jr y de Ithilion. Dormía, era un cielo de cría y una maga incipiente, según demostraba. Había conseguido atraer todo lo que alcanzaba su vista al interior de la cuna, acumulando un montón de peluches y trajecitos en sus percha sobre ella. Parecía escondida. Sonreí y entré despacito para sacarle todas aquellas cosas de encima. Con el calor que hacía, seguro que debía de estar sudando. Fui con mucho cuidado y no se despertó mientras movía muñequitas de trapo y de animales hacia la cómoda de la pared. Hasta había una bola de pergamino a sus pies. ¡Esta cría...! Sería una gran hechicera cuando creciera.

Salí de la habitación y ahora sí, llegué al comedor, de donde llegaba un agradable aroma a café. Mi mano seguía sujetando la bola arrugada que había sacado de la cuna cuando unos doraditos y la calidad de la trama me produjeron curiosidad. Lo desarrugué para leerlo y lancé un gritito. En respuesta, sentí a Matt diciendo que iba a ir en tejanos.

-- ¿Te vas en vaqueros y bambas, señorito? -- intenté sonar bien dura. Siempre nos peleábamos por sus formas poco serias de vestir en los grandes actos sociales. -- No vas a tomar un café al bar de King Cross, vas a una toma de cargo ministerial y... 

Sonreí, tal vez sería un buen momento para hacer acto de presencia en masa de todo el bando. Podría ser divertido. Y sucio.

-- Vale, te dejo que vayas en vaqueros si dejas que te acompañe. ¿Has visto qué desacato? No me han invitado a mí, una antigua ministra. Huuum, creo que voy a ir sí o sí.  -- Me di media vuelta y corrí escaleras arriba, creo que perdí una de mis zapatillas de la cama por el camino. -- ¡Bajo enseguida! No tardo nada en arreglarme.

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Sagitas. Cuando quería, mi madre podía dormir como un oso en pleno invierno, y otras veces, hasta el aleteo de una mariposa en los jardines la despertaba. Me quedé apoyado en la encimera, mirándola, esperando que protestara, o que me regañara, que intentase que me cambiara de ropa, a saber... Su nombre había vuelto a sonar este año como Ministra de Magia, pero su reelección, como el año anterior, se había truncado por otra persona. Ésta vez, Ludwig. La última vez, se había pasado una semana protestando por la Potter Black, y las únicas personas capaces de que dejara de refunfuñar habían sido Jack y Elentari. Asi que no quería que me gruñera a mi, no tan temprano al menos.

- Si. Y que den gracias porque no lleve pantalones cortos y chanclas. - contesté, alzando ligeramente la barbilla. - No soy yo quien va a jurar el cargo, dudo que alguien note si aparezco por allí o no. Si puedo, me escaparé a Accidentes y me encerraré en mi despacho.

 

Creí que me gruñiría, pero en vez de eso, noté que sonreía. Fruncí el ceño, dudando del motivo. 

- Ah...claro, pued.... - no me dio tiempo a decirle mucho más. Aun intentaba salir de la sorpresa por su respuesta, cuando echó a correr escaleras arriba para cambiarse. Tanto corrió que las zapatillas terminaron en mitad de la escalera. Suspiré, recogiéndolas y apareciéndome en la planta superior. No iba a entrar en su habitación, no estaba loco. En lugar de eso, le dejé las zapatillas delante de la puerta y bajé las escaleras. Mi habitación, y la de mi hija, estaban justo en el piso de abajo. 

 

Paré en la puerta de la pequeña, para comprobar que aun dormía, tranquila, con una media sonrisa. Cuando dormía asi, parecía que era un angelito. Observé los peluches, los juguetes....estaban movidos, asi qeu imaginé que había vuelto a intentar dormir escondida entre ellos. Supuse que Sagitas los había vuelto a colocar en su sitio. Freyja gimoteó a mis pies, poniéndose de pie y apoyando sus patitas en mi pierna. 

- Vale, está bien.... - murmuré, cogiendo al lobito, dejándolo dentro de la cuna. En seguida olisqueó a la niña y se acurrucó a su lado, mientras Elentari la abrazaba, aun dormida. Sonreí, abandonando la habitación con cuidado de no despertarla. Iba a ser un día largo, y no quería irme mientras ella lloraba.

- Eh, Fenrir, échales un ojo por mi, quieres? - murmuré a mi lobo, rascándole las orejas antes de que se adentrara en la habitación de la niña, echándose a los pies de su cuna.

 

- No tardes demasiado o me voy sin ti. - exclamé, al pie de las escaleras del piso superior, mientras me ponía la chaqueta. Si el tío @ Adrian Wild  no aparecía, le tocaría irse solo al Ministerio. - Y te quedas sin donuts para desayunar.

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Tazz Malfoy 

En la mansión de los Malfoy 

La brisa de la mañana se colaba por las ventanas abiertas de la habitación del Malfoy. La noticia de la victoria de su padre como nuevo primer ministro de magia de Reino Unido aun resonaba en su mente, la noche anterior se había hecho pública la noticia y las pertinentes celebraciones apenas empezaban al día siguiente. Las nuevas responsabilidades de la familia a partir de ese momento se habían intensificado, Tazz no era consciente aún de todo lo que se les venía encima. Claramente, las dudas se disiparon en cuando recordó cuál era su apellido. El momento en el que los Malfoys volvían a tener la influencia en la sociedad que antaño habían ostentado, volvía. —… debería de darme prisa, la ceremonia de oficial de proclamación empezará antes del mediodía y aún quedaban cosas por supervisar— pensó el pelinegro en voz alta mientras abrochaba los gemelos especiales con el blasón de la familia. 

Mientras se dirigía hacia la puerta de la habitación una voz conocida del otro lado de esta le apresuraba a salir. Era Noe, su hermana que como de costumbre era la primera en estar lista y meter prisa al resto. —Ya estoy listo, hermanita… no hace falta que aporrees la puerta… — dijo mientras abría la puerta casi al tiempo que Noeline acababa de golpear. —¿Qué te parece? — preguntó mientras se giraba para enseñarle el traje de color negro hecho a medida que se había puesto para la ocasión. —… por cierto deberías meterle más prisa a Ashley, que es la que tarda siempre en arreglarse… — lanzó una mirada acusadora, aunque divertida para su hermana Noe. —Voy bajando a por un café os espero junto a la chimenea, tenemos que llegar como una familia. 

Bajó las escaleras de dos en dos hasta llegar a comedor, se sentó en una de las sillas más próximas y llamó a Chávez y le ordenó que le sirviera una taza de café recién hecho. Necesitaba tener claridad mental para las próximas horas, la presión de los medios y de la multitud que se avecinaba pintaba grande, pero nada que una buena taza de café italiano no remedie. —Gracias, Chávez— dijo sin mirar al elfo mientras este dejaba la taza de café encima de la mesa. Dio un sorbo pequeño para disfrutar del aroma esquicito de un buen café, este era uno de los vicios que tenía el pelinegro, bueno uno de ellos, y que disfrutaba muchas veces en silencio, en soledad y tranquilidad, como algo íntimo. Pasado unos minutos de disfrute, el Malfoy se levantó y puso marcha hacia la chimenea en don habían quedado para reunirse e ir al ministerio. 

—El hombre del memento— interrumpió a su hermana y su padre que esperaban junto a la chimenea. —Ha sido una victoria más que merecida, y por descontado ya sabes que tu hijo primogénito está contigo para ayudarte en lo que necesites— abrazó a su padre en señal de felicitación. —Falta Ashley, ¿no? —preguntó mirando a cada lado buscando a su hermana pequeña. —¿El primo también nos acompaña? estaría bien presentarse como la familia unida que somos… — dejó caer la sugerencia para reflexionar sobre el curso de la imagen familiar. 

 

@ Ludwig Malfoy Haughton  @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ noe_snape  @ Anthony Ryvak Dracony  @todes 

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Mansión Malfoy

Apenas había regresado de su viaje a los Estados Unidos, no esperó haber tenido tan buen recibimiento en aquel lugar, sin contar que alguien había pagado por su cabeza. Finalmente descansaba en su vivienda la cual estaba de nuevo restaurada por lo que la noticia le tomó por sorpresa. La campaña electoral había sido más rápida de lo que tenía pensado, no había tenido tiempo de visitar todos los lugares que quería para poder tener más simpatizantes pero eso no fue impedimento para que ganara la elección de manera limpia.

Era de noche y una entrega especial de “El Profeta” había sido entregada a todas las casas de Ottery y sus alrededores, finalmente la contienda había finalizado y un Malfoy había sido elegido ministro. Estaba feliz, claro que si, estaba nervioso, por supuesto pero también se sentía orgulloso y muy animado. No podía esperar para poder ver a todo el gabinete y comenzar a realizar infinidad de cambios que le llegaban a la mente. Sin embargo estaba consiente de que había normas y procedimientos y posiblemente hasta el próximo día hábil podría poner un pie en su nueva oficina.

Pasó la noche con dificultad para dormir y por la mañana tuvo que hacer uso de algunos hechizos que le permitieron verse fresco como una lechuza. Afuera de su habitación se encontraba Yuriko, su guardaespaldas y Beatrix, su secretaria creando una agenda para todo el día. Lo principal y más importante era acudir a aquel evento de nombramiento el cual había sido organizado por su hija Noe. Se alistó colocándose un traje de color azul oscuro, una corbata del mismo color y una camisa blanca. No se sentía a gusto con la formalidad pero sabía que aquel evento sería de mucho renombre y autoridades de todo el mundo llegarían. Bajó las escaleras y se encontró a sus dos hijos que conversaban junto a la chimenea así como a su primo Anthony quien también había sido candidato. Los miró y sonrió recibiendo primero el abrazo de su hija y posteriormente el del chico.

-Familia, gracias por todo su apoyo - miró a Tazz sonriendo por las palabras que le dedicaba y continuó - creo que esto no lo hubiera logrado sin ustedes – comentó sonriendo, tratando de contener la emoción – se que Ashley llegará pronto así que podemos ir adelantándonos a la salida – no hizo alusión a Cillian en lo absoluto, tenía meses sin saber de él y aunque el Malfoy lo amaba se estaba haciendo a la idea de que no volvería. Caminó hacia la salida y colocó el juguete del expreso de Hogwarts en el suelo listo para salir en cuanto todos estuvieran listos.

 

 

@ noe_snape  @ Tazz Malfoy  @ Anthony Ryvak Dracony  @ Ashley Emily Black Lestrange M.

 

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Ada Camille Dumbledore, Ministra de Magia francesa

 

Las noticias volaban por toda Europa con la adquisición del Ministerio de magia Británico y no era de extrañarse ya que tenían un nuevo jefe en el mando y por supuesto debía hacerse una gran ceremonia de iniciación a la que había sido invitada. Mis intereses en Europa eran grandes, siempre había querido que mi continente fuera una gran coalición fuerte en contra de cualquier enemigo común o alguna amenaza que nos llegase a hacer temer por la seguridad del mundo mágico. 

 

Estaba feliz en cuanto en la invitación leí el nombre de nuevo Ministro Británico y lance un grito de alegría al reconocer el nombre del Malfoy, nada más y nada menos que mi querido cuñado era ña cabeza del Ministerio Británico de magia. Debía felicitarlo y sobretodo a mi hermano querido que ahora era el primer caballero al ser su esposo. Debía llevarles unas buenas botellas del mejor acampando francés para celebrar y por supuesto en la Mansión Malfoy les haría llegar un gran regalo para felicitarlos por el nuevo nombramiento.

Era todo un logro ser escogido por votación en un país tan amplio y diverso como era Gran Bretaña y además con una diferencia amplia e indiscutible ante los demás candidatos,  eso me hacía aun más satisfactoria la visita. Sim demorar más me dispuse a vestirme de manera adecuada para el evento del momento y no podía llegar de cualquier forma y menos abriendo que podría ver a algún personaje importante para mí en la ceremonia.

Había elegido algo poco común para una dama pero elegante para contrastar en aquella celebración, elegí una vestimenta poco ortodoxa: traje de paño, muy al estilo de los caballeros con chaleco y corbata, el saco era largo hasta el suelo de color negro  corbata rojo oscuro con líneas blancas y pantalón gris, camisa blanca, el cabello recogido parcialmente d lado derecho y suelto un mechón del lado izquierdo con unos pendientes de esmeraldas. Mi vestimenta era alusiva a los lords ingleses y me agradaba la idea de ello.

 

Llegue a Londres al atrio del Miniserio de magia Británico y vi la organización para el recibimiento, con calma ingrese y fui a la mesa principal en donde busque mi lugar para acomodarme antes de que empezarán la ceremonia.

Editado por Ada Camille Dumbledore
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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Ryvak se reunió al fin con el resto de integrantes en la entrada de la Biblioteca, todos lucían una amplia sonrisa, le contagiaban de entusiasmo... eso le ayudo a disminuir la gran cantidad de preocupaciones y sus nervios... que le afectaban sobre manera sintiendo mal su estomago, es posible que la incertidumbre era la causante de tal malestar pero es una situación nueva que vivencia por primera vez..

-- *estaría bien presentarse como la familia unida que somos… *  -- escuche decir a Tazz, lo que demuestra lo efusivo que se encuentra y con su característica sinceridad al lanzar aquella propuesta, Tazz tan concentrado en felicitar a su padre Ludwig entregándole un abrazo, él no se percato que yo estaba ahí, presenciando el momento donde cada uno de ellos irradia su felicidad... yo me siento tranquilo, no fue necesario preocuparme, mi nombre se coló a la lista de candidatos al puesto de Ministro de Magia... por segunda ocasión, así que pude disfrutar mis cinco minutos de Fama...

 😃Por un momento guarde mi habitual silencio, siempre más inclinado a ser espectador, pero tras estos últimos días, me pensé mucho mejor que quizás debería cambiar... personas que creí fuera de mi vida, me enviaron misivas de apoyo que me hicieron sentirme valorado por segunda ocasión... no puedo ignorar su confianza, lo que ahora creo, es que necesito corresponder, posiblemente esforzándome en ser mejor...

Tomo con suavidad el nudo de mi corbata como si tuviera la intención de aflojarla un poco, al mismo tiempo digo con un tono de voz calmada pero firme -- Si apoyo necesitas Ludwig, ya cuentas al 100% con el Embajador de Escocia, varios asuntos quedaron a medias pero tengo plena seguridad en ti. -- Di unos pasos hacia él y extendí mi brazo para ofrecer mi mano a estrechar la suya en señal de alianza.

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No podía faltar a un evento como aquel, claro que no. Si bien el hecho de que el Ministerio cayese en manos de un miembro de la Orden del Fénix no parecía ser la mejor alternativa, ese miembro era Ludwig, su incondicional amigo, por lo cual su felicidad era plena. No había dudado en poner su voto en favor del Malfoy, había pocas personas a las que la Gryffindor era leal incondicionalmente, cada vez eran menos. Tiempo atrás, no dudaba en poner su confianza en quien entrase en su vida, casi a ciegas, dando todo de sí para protegerlos y creyendo en sus palabras a como de lugar. Hoy en día todo era muy diferente, había sufrido mucho por ser confiada, demasiado.

Sin embargo, más allá de todo, Ludwig siempre había estado a su lado, pese a saber sus elecciones y no estar de acuerdo en ellas. Él la cuidaba y ella lo cuidaría siempre a él. Había ganado su lealtad y era algo que nunca retiraría. Una lealtad que iba mucho más allá de los bandos, que se basaba en la pura amistad que mantenían. Era incondicional a él y confiaba en que él también lo era hacia ella. Él sí merecía esa confianza.

Se preparó temprano, escogiendo un vestido verde con detalles dorados. Siempre el verde resaltaba sus ojos, por ello lo usaba con bastante frecuencia. Prefirió un atuendo un tanto más sobrio que los acostumbrados, en vista de la formalidad del evento. No quería ganarse el descontento o las miradas de reproche de nadie. Solo quería estar allí para su amigo.

Con la esperanza de poder verlo antes de que estuviese rodeado de demasiada gente, de modo que se le dificultase en demasía el poder felicitarlo personalmente, se dirigió hacia los terrenos Malfoy. Avanzó hacia la entrada, satisfecha al encontrarlo allí de pie, junto con su familia. Una sonrisa se dibujó en su rostro apenas notó su presencia, siempre se sentía feliz en su compañía, al menos siempre que el momento no ameritase otro ambiente.

-¡No se vaya, Señor Ministro! -dijo alegremente, sujetando la falda de su vestido para correr los últimos pasos para aproximarse a la entrada, evitando pisar el pequeño tren. -¿Puedo saludarlo antes de que los protocolos lo eviten? -bromeó, estirando una mano hacia él, con fingida formalidad. No tardaría en darle un fuerte abrazo apenas el apretón tuviese sitio. -Lamento interrumpir el momento familiar, imagino que ya deben marcharse -agregó, dedicando una sonrisa y saludando a Anthony, Noeline y Tazz, quienes se encontraban con el rubio.

@ Ludwig Malfoy Haughton  @ Tazz Malfoy  @ noe_snape  @ Anthony Ryvak Dracony

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