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2da Reforma: Educación


Ludwig Malfoy
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Cye llevaba mucho tiempo fuera del mundo mágico, en un retiro autoinflingido para sanar sus heridas emocionales y recuperar la paz interior,  en el proceso se había aislados tanto que desconocía la situación educacional del país, de su amada Londres y por supuesto todo lo referente a decretos.

Por eso cuando recibió la lechuza de parte de su prima Ela donde remitía una invitación supo que algo estaba pasando.

Hogwarts había sido su casa durante mucho tiempo, allí había visto por primera vez a Ishaya, uno de los primeros profesores en darle clases y también en sembrar la semilla de la enseñanza en ella, más tarde aquel maestro se convirtió en el amor de su vida y su pérdida estuvo a punto de destruirla. Hoy quería volver a pisar aquel suelo que tantas alegrías le dio,  no sólo con alumna, sino también como jefa de casa de los Aethonans de Salem y luego como docente, quizás por eso recibía la invitación o tal vez por una simple pero gloriosa confusión, el caso es que no faltaría a la cita.

Se sentía como una copa de Champan “burbujeante” llena de vida ahora que había logrado encontrar un compartimento no ocupado en el Expreso de Hogwarts, se dedicó a disfrutar del paisaje y de la multitud de recuerdos que acudían a ella, casi esperaba que de abriera la puerta y el carrito de los dulces apareciera ofreciendo las ranas de chocolate o las grageas de distintos sabores, pero no ocurrió y pronto llegaron a las inmediaciones de Hogmeade donde el carruajes tirado por testrales esperaba para llevarlos al castillo.

-¡Genial!- expresó al ver todo aquello, subió al carruaje y comenzaron la marcha, el aire frío y limpio inundo sus pulmones, la sacerdotisa, la bruja, la docente y la alumna que había en ella se fundieron al ver los altos muros.

Estaba tan contenta que cuando vino a darse cuenta ya estaba en el Gran Salón rodeada de muchas otras personas, entre ellos el Ministro de Magia, el inquisidor del Colegio mágico, aurores, seguramente secretos fenixianos y mortifagos, pero rostros conocidos... Luna, veia a Luna y también a Darla, ah y por allá estaba su ahijada Adda y Mica.

Editado por Ela Karoline
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El colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts era un lugar impresionante y definitivamente interesante, quería recorrerlo y estar allí un poco más conociendo la estructura que ni se negaba que tenía dentro de sus paredes demasiadas historias por contar. No me quedé con los demás allí sino que fui a recorrer el lugar de a poco y sin guía, salí hacia fuera del Castillo y empecé a caminar sin rumbo por los jardines sin dirección alguna. La realidad era que últimamente no tenía la cabeza en su lugar, mi mente y corazón estaban pasando por el duelo y aún no estaba en mis cinco sentidos y menos para estar en cuestiones políticas.  Pensaba seriamente en dejar todo y tomarme un largo tiempo lejos de todo… no era finalmente una mala idea, tomarme unas vacaciones y solo gobernar por obligación el principado de Mónaco. Suspire de recordar que mi hermano me había dejado la corona  había abdicado a mi favor y ahora yo estaba tan encargada de Francia desde el Ministerio y como heredera del trono de Mónaco. Debía dejar alguno y obviamente el principado así quisiera no podría dejarlo, el ministerio si.

 

Sin saber como había recorrido el camino hasta la orilla del lago negro, me quite el calzado y con calma me acerque al agua, estaba helada, pero me gustaba su contacto. Tenía aún tanto que pensar, además que debía tomar una decisión por mi misma y este se veía un lugar tranquilo y hermoso para pensar. 

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Se sentía como pez fuera del estanque, sapo de otro pozo decían con más vulgaridad en su pueblo. Pero era consciente de que debía cumplir su papel como toda una profesional. Pocos días quedaban antes de que la pelirroja presentara su renuncia a Ludwig, de hecho la tenía en su bolsillo aún. Había notado como él la observaba como quien sintiera necesidad de hablar y explicar algo. En los recuerdos de él jamás habían mantenido la charla en la embajada sudamericana y él no recordaba que le había contado todo y le había pedido que le hiciera olvidar.

Darla pensó que era la historia de su vida, dejar ir a aquellos que quería, por un bien mayor. Aunque a veces porque no quedaba más remedio. Mientras pensaba en aquello se habían dirigido al Gran Salón y ella se había ubicado en las mesas de Ravenclaw, en el pasado había pasado muchísimo tiempo con sus amigos tejones, ahora ya no quedaba absolutamente nada de aquellas épocas pasadas.

Tomó una copa y la bebió lentamente, mientras que observaba los rostros de los presentes con disimulo, analizando la situación desde el punto de vista personal, de seguridad y de política simplemente. De pronto una figura más que familiar la hizo detenerse y vio a la muchacha con sorpresa pero en realidad feliz de verla, después de tanto tiempo.

—¿Cye? —bueno, era más que obvio, pensó para sí misma luego de acercarse a la bruja y saludarla de forma tan torpe y fuera de lugar —es un gusto verte, pensé que estabas de viaje, no he sabido de ti en mucho tiempo, aunque Ela Karoline me había  comentado que estabas bien —comentó la vampiresa mientras saludaba con un gesto tímido a la bella bruja. De reojo había observado que su cuñada se había retirado del salón y parecía dirigirse a las afueras del castillo, ya tendría tiempo de ir a hablar con ella, o eso esperaba, necesitaba contarle sus planes futuros, pero por lo pronto era Cye Lochart quien tenía toda su atención.

@ Ela Karoline

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El Colegio de Magia y Hechicería era sin duda alguna uno de sus lugares favoritos en el mundo, a pesar de que los muros de piedra fueron y seguirían siendo testigos mudos de la bondad y la maldad, de que guardaban historias sangrientas también se percibía la inocencia y la luz, el castillo tenía su propia aura construida gracias a los sucesos acaecidos allí y a sus innumerables habitantes, ¿Cuántas generaciones había cobijado? Cye fue parte de aquel lugar, aún podía recordar el ir y venir en los pasillos, las risas y la desgastante prisa por llegar pronto a las clases o por no perderse los grandiosos banquetes en el gran comedor a donde ahora se dirigía.

Ya no era alumna, tampoco maestra, así que podía sentarse donde quisiera aunque jamás olvidaría a sus águilas y casi por inercia de giro hacia donde solía estar el sombrero seleccionador en la comida de bienvenida a los de primer año, una sonrisa de añoranza se dibujó en sus labios y un suspiro abandono su pecho “que tiempos aquellos”.

Fue entonces cuando sus ojos celestes discutieron por las mesas y los invitados a la reunión, no conocía a muchos, quizás por su larga ausencia o quizás porque el mundo mágico estaba en constante cambio, ojalá pudiera decirse que para bien, pero tenía noticias tan… desconcertantes que esperaba poder dilucidar el panorama un poco mejor pronto.

Una voz llegó hasta ella y sin mirarla ya sabía que era la Dumbledore, pues la sacerdotisa que habitaba en Cye reconoció su esencia, aunque cambiada. Cuando fue a su encuentro vio que Darla se limitaba a saludarla con timidez y ella que era un poco más emocional y de piel la abrazó con cariño, los amigos eran los amigos.

--¡Darla! ¿cuanto tiempo? El gusto es mío desde luego-- la contempló como queriendo borrar el tiempo --Más que viaje fue un retiro voluntario, a veces hay que reconstruirse... Pero bueno y tu ¿cómo estas? ¿sigues con la librería y en el Ministerio?-- miro hacia donde estaba el Ministro y también el inquisidor.

--Las cosas por aquí parecen revueltas, muchos cambios, me encantaría que me pudieras al día, aunque hay cosas que seguramente habrá que platicar en otro ambiente-- las últimas palabras tenían un sentido doble o nada bien oculto y esperaba que Darla entendiera que se refería al bando

@ Darla G Dumbledore

Editado por Ela Karoline
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Volver a Hogwarts. Esa siempre era una buena noticia, aunque ahora lo hiciera en el marco de trabajo. Sería mejor si las urracas hicieran una demostración de vuelo o un partido amistoso en aquel lugar, pero ahora los asuntos eran del Ministerio. Todavía recordaba como si hubiera sido hace tan solo unos días lo acogedora de la sala común siempre iluminada con aquel color verdoso característico que provenía por el reflejo de las aguas del fondo del lago; y los cómodos y elegante sofás de cuero que rememoraban la elegancia a la que estaba acostumbrada en su hogar. Había resultado fácil adaptarse a esa nueva vida cuando había llegado por primera vez al castillo.

Envuelta en una capa de viaje ingresó al tren de pertenencia de su padre. Todavía recordaba la cantidad absurda de galeones que había tenido que soltar para aquella transacción. Por lo que se había convertido en una de sus obsesiones utilizarlo en cada oportunidad que tenía. Ingresando a uno de los vagones dispuestos para los servidores del Ministerio decidió desconectar de todo el asunto un momento, cuando llegaran a Hogwarts el ambiente seguramente se volvería agitado, no había porque apresurarse y mejor guardar energías para el momento indicado.

Se había puesta tan cómoda y nadie se había atrevido a irrumpir en el vagón que de las cabezadas pronto había caído en un profundo sueño, sin darse cuenta en el momento justo que había llegado a la estación de Hogsmeade y parecía que ya todos habían bajado del tren. Se había quedado atrás. Tomando uno de los últimos carruajes se acercó hasta el castillo la mayoría de las personas ya estaban en su interior, conocía el protocolo que se seguiría en el anunció de la reforma, así que sin perder más tiempo se dirigió al comedor donde su padre estaba terminando de mencionar cada uno de los puntos de una reforma que ya habían revisado en privado.

—Nadie puede hacer reclamos y alborotos en esta ocasión— dijo sin dirigirse a nadie en particular, mientras recorría con la mirada las mesas aún vacías, el viaje le había abierto el apetito y la premura al llegar sólo había servido para aumentarlo. Tenía claro los puntos, solo buscaba ordenar un poco las cosas y acercarse a lo que antes había sido la educación de magos y brujas. Ahora que contaban con los muggles tan cerca de cada una de sus actividades resultaba complicado y prácticamente imposible a lo que alguna vez había sido cuando la magia era secreta, pero el intento estaba ahí.

—¡Papá!— cuando vio aparecer todos los platillos del banquete, había recorrido rápidamente el Gran Salón hasta llegar al lugar donde se estaba acomodando Ludwig y su comitiva. Antes de llegar había visto como Mica había desistido de sentarse en la misma mesa y se había dirigido con el Sumo Inquisidor lejos de ahí. La comida resultaba ser un buen distractor para digerir con calma y sin revuelos la Reforma. Mientras se acomodaba en una silla cerca de su padre, no perdía tiempo y comenzaba a llenar su plato de los manjares que tenía delante.

 

@ Luna Gryffindor Delacour  @ Ada Camille Dumbledore  @ Darla G Dumbledore  @ Ludwig Malfoy  @ Mael Blackfyre  @ Mica Gryffindor

Draco&Draco
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La dulce Lockhart pareció tener más fluidez de la que mostraba Darla en ese momento, la bruja mostró más decisión y rompió con los temores de la pelirroja, abrazándola cariñosamente, como si el tiempo no hubiera transcurrido. La Potter Black, cuyo apellido estaba pronto a ser cambiado, por propia voluntad de la pelirroja, se permitió aflojar sus tensiones y correspondió afectuosamente al abrazo que Cye le ofrecía.

 —Es verdad, es mucho el tiempo y recíproco el gusto —dijo Darla sintiendo que comenzaba un juego de “yo más” que le traía agradables recuerdos del pasado, pero que sabía no era el momento ni el lugar de traerlos a la memoria.

—Entiendo lo que dices de reconstruirse, me temo que yo destruyo y luego reconstruyo, pero no mido las consecuencias —se permitió que las mejillas tomaran un leve color rojizo que duró apenas unos segundos, ella era más salvaje, la propia naturaleza de su esencia la llevaban a no ser tan pragmática y calma como la sacerdotisa frente a ella.

—Hoy ya estoy bien, dejándome llevar por las nuevas olas del tiempo y sí, continúo en la librería, fue nuestro sueño con Seba y no voy a permitir que muera en la nada —respondió con una sonrisa cálida la pelirroja, recordando a su fallecido prometido —en cuanto al ministerio  —miró a su alrededor y señaló discretamente con la cabeza hacia donde estaba el Malfoy con su familia y luego a Luna —por ahora estoy en él, como Directora de Seguridad, aunque no concuerdo con algunas decisiones del nuevo Ministro, le aprecio y por ello estoy a su lado, y junto a Luna Gryffindor, que ocupa la Dirección de Aurores.

El comentario de la Lockhard relativo a las cosas revueltas la hicieron lanzar un bajo silbido, era una forma suave de tratar el tema.

—Pues sí, la purga de hace algunos días revolvió más las cosas de lo que uno podía esperar, pero han ido surgiendo resoluciones, y sí —sonrió con picardía y guiñó un ojo a la rubia —estoy segura que nos podemos encontrar en un lugar seguro para charlar los chismes y ponernos más … íntimamente… al día —estaba segura que la bruja entendería la alusión a los lugares seguros y allí podría contarle con lujo de detalles las cosas que habían ocurrido y las decisiones, malas y buenas, de los miembros de la Orden del Fénix. Podría haber utilizado el anillo de protección contra las escuchas indiscretas, pero prefería de momento no hacerlo.

@ Ela Karoline

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El rubio después del discurso que había dado se tuvo que detener un par de veces a saludar tanto a periodistas que lo acechaban con dudas y deseaban una pequeña entrevista. También con profesores y trabajadores del colegio quienes no solo solicitaban mejores equipos para sus aulas de clase, buscaban mejores salarios y derechos. Había muchas cosas que Ludwig desconocía y gracias al acercarse al castillo pudo ver que había varias necesidades que requerían ser cubiertas. El Malfoy se había comprometido a darles solución a todo lo que estuviera en sus manos. Sabía que de momento los recursos eran pocos pero esperaba que con el tiempo aquellas carencias se cubrieran.

Una vez que pudo librarse de todos los compromisos, se dispuso a tomar asiento en el lugar que Mael le había reservado. Para cuando quiso intercambiar palabras con el, el inquisidor ya se encontraba bastante lejos platicando con Mica. Deseó poder leer sus pensamientos, pese a que el Malfoy había olvidado todos sus recuerdos relacionados con la orden del fénix, había algo que no le terminaba de cuadrar, era como si la amistad de ambos magos le diera un presentimiento de que algo raro ocurría. Tendría que llevar a cabo una conversación mas tarde al respecto.

Justo cuando finalmente tomó asiento escuchó la voz de su hija quien llamaba la atención desde lejos, su saludo hizo que vertiera un poco de su bebida en el piso aunque acto seguido todo quedó limpio por obra de los elfos del lugar – hija – finalmente respondió – me alegra finalmente poder verte, he estado muy ocupado con tantos periodistas, parece ser que la cena de hoy quedó a la perfección con la reforma ¿Qué opinas? – comentó a la chica quien seguía de pie.

 

@ Noeline Malfoy McFarlan  @ Mica Gryffindor  @ Mael Blackfyre  @todos

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Al acercarse en lo primero que se habían detenido sus ojos era en los manjares sobre la mesa. Y sin perder más tiempo acomodaba sobre su plato un pieza de solomillo Wellington, aunque también había detectado un pastel de carne que olía sumamente bien, tal vez podría probar un poco después. Acomodó también en el mismo plato un poco de ensalada y salsa para acompañar la carne. Ahora sí con lo más urgente a mano se acomodo en la silla más cercana a su padre. 

—Así veo, los periodistas no te darán calma hasta el último día de tu mandato y es posible que ni aún ahí se alejen completamente. Es solo cuestión de acostumbrarse. Aunque creo que yo nunca lo haría— recordaba como sucedía luego de cada partido y lo entrometidos que eran algunos del medio para perseguirlos a todo lugar y sonsacarles palabras, como sucedía con ese Skeeter, que parecía había desaparecido; eso o su columna había sido cancelada.

—Todos los puntos de la Reforma me parecen prudentes para la época que vivimos hoy en día. Ya te lo había dicho.— decía a la vez que consumía pequeños bocados que le permitieran seguir hablando. —Pero sabemos que siempre habrán detractores, aún para cada buena idea que surja. Y esa de los pagos, bueno es lo justo, educación de tan buen nivel no podía ser gratuita todo el tiempo. Por lo menos esta deliciosa cena está acallando temporalmente las bocas de todos los invitados.

 

@ Ludwig Malfoy

Draco&Draco
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¿Crees que todas las reformas llegarán a aplicarse, Mica? —la miré de repente, interrumpiendo el trayecto que iba desde mi plato a mi boca con el tenedor y mirando a la bruja de ojos verdes que me ponía al día con las cosas entre nosotros. Era extraño explicar el “entre nosotros” porque podía pasar un día o semanas y era igual en todas las ocasiones. Siempre esperábamos que el otro estuviera al tanto de todo y nos apoyábamos en todo (casi todo)—. Eso espero. Aunque lo dudo, siempre hay una parte que está en contra. Deberemos distraer con otras cosas mientras las reformas transcurren.

Terminé de darle los bocados necesarios para terminar con todo el contenido del plato. Levanté un poco la vista, observando que todo el mundo se estaba relajando, llenando por completo sus estómagos y estirando todo aquel evento que tan tedioso resultaba ser. Lo que era un simple aviso parroquial se transformaba en una ceremonia extensa. O eso creía la mayoría que iba a pasar. Si quería mostrarle eso a Mica, todos deberían irse, no podía haber ojos curiosos por allí.

¡Atención! ¡AteNCIÓN, POR AQUÍ! Eso es… —murmuré luego de llamar la atención de las personas presentes en el Gran Salón. Me había puesto de pie con una de las copas, dándole golpecitos con el tenedor que resonaban como la canción de una sirena, resonando en todos lados aquel sonido tintineante para que al menos, se callaran—. En nombre del colegio, queremos agradecer por sus molestias en acercarse. Pero esto ya se acabó, asi que terminen rápidamente para que puedan retirarse —les dirigí lo que era una sonrisa falsa, claramente. Y antes que atacaran los del mismísimo ministerio—. Salvo al personal del Ministerio local y otros extranjeros, nuestro personal doméstico preparará unas lindas carpas al borde del Lago Negro para que puedan disfrutar de nuestros jardines —dejé la copa y el tenedor y di unos pequeños aplausos, mientras algunos platos ya vacíos desaparecían, especialmente los de la prensa y gente que había llegado por curiosidad.

Miré a Mica. ¿Nos íbamos ahora o teníamos que esperar alguna especie de protocolo?

@ Ludwig Malfoy  @ Mica Gryffindor  @ Noeline Malfoy McFarlan  @ Darla G Dumbledore  @ Ela Karoline  @ Ada Camille Dumbledore

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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La mirada de Darla era expresiva y aquellos de “destruir para luego reconstruir” le sonaba muy parecido a lo que hacia su elfina cada vez que la mandaba a ordenar un lugar, primero sacaba todo y lo exponía formando tal desorden que daban ganas de desaparecer pero luego todo quedaba perfectamente ordenado, la Lockhart ladeó la cabeza pensando que en medio del caos siempre surgía un orden visible para unos e inexistente para otros, pero lo de no medir las consecuencias sonaba más a un proceso de ajuste propio de la Potter.

Escuchar atentamente lo que decía la pelirroja suspiro al recordar a su amigo Seba que seguramente ya se habría reunido en aquel otro plano con Ishaya. Siguiendo la dirección de la mirada de su compañera encontró primero al Ministro de Magia y luego a Luna. 

--¿Luna es jefa de Aurores? ¡Wuao! me alegro mucho por ella, apuesto a que esta haciendo un buen trabajo, es muy apasionada con sus decisiones-- aseguro Cye con una gran sonrisa en sus labios. 

Luego la conversación giro en torno a posibles planes para platicar más abiertamente en un lugar seguro, ambas compartimos una sonrisa cómplice, era mejor no tentar a la suerte y menos en medio de tanta gente de la cual desconocíamos ese lado secreto que seguramente guardaban con tanto celo como nosotras.

Fue entonces cuando el inquisidor llamo la atención y sus palabras hicieron que los ojos de la Lockhart se abrieran de par en par sin poderselo creer --¿Nos está corriendo? Y yo que pensaba dar una vuelta, estar aquí es un verdadero regalo--

@ Darla G Dumbledore

 

Editado por Ela Karoline
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