Duelo tradicional

[Leah Slytherin]

—¿Un duelo? ¿Ahora?

Estaba un poco desconcertada. Solo había cruzado palabras con Lukyan una vez y no había sido particularmente profunda. Sin embargo ahí estaba, frente a su escritorio, pidiéndole un duelo. 

—¿Te he ofendido de alguna forma o...? —hizo una pausa y entonces dio con la respuesta. El bando, claro—. Oh, entiendo. Eh... Bah, tampoco es que tengamos mucho que hacer, ¿no?

Los dos magos estaban en pleno Ministerio de Magia, concretamente en la oficina de la Ministra. Pero estaban solos y hacía un rato largo que no se escuchaba a un alma. La matriarca Slytherin no estaba haciendo nada, tampoco, Lukyan la había pillado leyendo el periódico como un señor mayor en el banco de algún parque y, siendo francos, la había librado del aburrimiento. Ahora, ¿cómo iban a hacerlo? No podían simplemente abandonar el trabajo y estaba claro, por le tono del hombre, que era algo extrañamente urgente. De modo que se puso de pie y pasó junto a él para confirmar una cosa.

Asomó la cabeza por la puerta y miró de un lado a otro. Nadie. Le hizo un gesto para que la acompañase afuera y sacó la varita. Con un pequeño movimiento de muñeca, cambió toda la disposición de la oficina. Las mesas se replegaron hacia las paredes con extraña delicadeza, dejando un espacio vacío que era considerablemente grande. Acto seguido, hizo aparecer una plataforma típica de duelos e invitó a Lukyan a subir. 

—Quien pierda deberá recoger —anunció, mientras subía también.

Por alguna razón, le caía bien. Aunque solo se hubiesen dicho "Hola" y ahora "Adiós". Sonrió para sí misma y se llevó la varita ante los ojos, para después bajarla acompañada del resto de su cuerpo, en una educada reverencia. La plataforma contaba con quince metros exactos entre punta y punta y las posiciones estaban delimitadas desde el centro, a raíz de una luna llena que iba menguando hacia cada extremo, donde se habían posicionado. Adoptó su pose de duelo, muy relajada, y empezó.

—Ignea Máxima —exclamó.

De la punta de su varita de cerezo, salió una lluvia de polen de fuego que usó para protegerse de futuras llamaradas. Solía atacar de primeras, pero, ¿por qué no empezar diferente esta vez? Quizás sería más interesante. 

@ Lukyan A. Volkov