El Replicante • En el Callejón Knockturn

[Madeleine Moody]

El gig de esta noche fue un verdadero dolor de cabeza, literal y figurativamente hablando. Su objetivo la hizo perseguirlo por todo el Callejón Knockturn pasadas las diez de la noche, cuando muchos establecimientos habían cerrado ya sus puertas; Madeleine logró evadir la mayor cantidad de sus ataques desesperados, pero cuando lo acorraló en un callejón el desgraciado rompió un vial que llevaba encima y una nube de humo y cenizas nubló su visión y le hizo perder el aliento por un momento. Aún así, se las arregló para inmovilizarlo con un Incárcerus, de modo que aunque Madeleine tuvo que alejarse un par de pasos para toser y tratar de respirar aire limpio, el mago no logró huir. Un poco agitada y bastante fastidiada por aquel intento de ataque, lo llevó a al agencia para reclamar su recompensa, que ahora está tintineando en el bolsillo de su gabardina negra.

Cuando sale de la agencia, las luces se apagan tras ella y se encuentra sola en el Callejón Knockturn. Le está comenzando a doler la cabeza y no puede evitar soltar un quejido de molestia, preguntándose qué demonios ese desgraciado le arrojó a la cara. Aunque ella sabe identificar pociones y encantamientos, esas cenizas parecían ser de alguna planta o raíz, un tema muy alejado de su experticia; tendrá que ir con Ellie y Cath, explicarles lo ocurrido y esperar que ellas la tranquilicen diciéndole que solo fue un intento de distracción y que no fue nada peligroso.

Sin embargo, mientras camina por la calle principal, siente cómo su corazón comienza a palpitar fuertemente y sus manos tiemblan levemente en los bolsillos de su gabardina. A veces le pasa, que su cuerpo reacciona ante las amenazas que no puede ver antes de que su mente las reconozca. Ellie dice que es ansiedad, pero Madeleine sabe que son corazonadas. Y, en suficientes ocasiones, sus corazonadas han estado en lo correcto.

Es por eso que, cuando escucha un par de pasos tras ella se planta en seco mientras desenvaina su varita mágica de tejo y da media vuelta. El extremo de su arma apuna hacia una silueta alta y delgada, con cabello rubio. Por un momento la imagen de Will la desconcierta, pero Madeleine se dice a sí misma que no tiene sentido que él esté ahí; ese día, él debería estar en Durmstrang. E incluso si estuviera casualmente en Inglaterra, ¿por qué iba a estar en el Callejón Knockturn, a esa hora, cuando no hay nadie más? ¿Por qué iba a caminar sigilosamente tras ella? Con la mano libre, se limpia el sudor helado que le perla la frente.

—Buen intento, impostor —Madeleine se ríe por lo bajo, mientras sus dedos envuelven con fuerza la varita. Entonces, con un movimiento firme, la agita hacia Will mientras exclama el conjuro en voz alta—. ¡Expelliarmus!

@ Hobbamock Graves

[Hobbamock Graves]

William Karkarov, o algo así 

Su mente se encuentra confusa, durante varios minutos su cabeza duele mucho. Las mentes humanas, incluso si tienen magia, no están hechas para existir dos veces. Son lineales y están ancladas a un solo cuerpo. O algo así. Y ese algo así es lo que permitió aquel experimento. Los gemelos son, en teoría, la misma persona viviendo dos vidas. 

Conseguir el ADN de gemelos es sencillo, que sean magos lo hace solo un poco más dificil. En cuando logran confundir a la mente y sacarla de su aletargamiento el dolor desaparece y el resultado cree fervientemente que es el original. 

Por eso, cuando la copia despierta, está un poco confundida. Él, William Karkarov, debería estar en Durmstrang soportando a los adolescentes a quienes les enseña magia. Pero se encuentra en un lugar distinto pero reconocible: el callejón diagon. 

¿Qué hace en ese lugar en medio de la noche, con una varita mágica que claramente no es de él? Incluso la ropa se siente diferente, distante, sin su escencia. Una punzada en la sien y deja de cuestionarse, simplemente camina.

Cuando se de cuenta se encuentra en Knockturn y persigue a alguien a los lejos. Sus pasos no producen ruido gracias a la magia que utiliza, el olor de su cuerpo no es perceptible. 

En cuanto reconoce a quien sigue se alegra. Su mente encuentra una explicación: quiere sorprender a su novia. Pero cuando ella se percata de su presencia y descubre todo una orden se activa en su cerebro: mátala 

—Terreus

Con un movimiento de mano el suelo entre mago y bruja se fragmenta y la tierra toma forma de un muro para detener el hechizo. El falso Will sigue con la orden recibida al pie de la letra 

—Fuego maldito 

Dos llamadas en forma de tigres de bengala se hacen presentes y galopan en dirección de la bruja.

[Madeleine Moody]

Con un rápido vistazo a su Anillo Detector de Enemigos, que usa en el dedo medio de la mano izquierda, Madeleine percibe un brillo rojizo que confirma sus sospechas. Entonces planta los pies con fuerza en el suelo, levantando su varita mágica hacia el impostor mientras este se protege de su hechizo. No es que sea difícil replicar la apariencia de otra persona en el mundo mágico, pero el hecho de que esta copia pueda usar magia así de avanzada hace que Madeleine se preocupe. ¿Se trata de un metamorfomago, o de una persona bajo los efectos de la Poción Multijugos? Y, lo más importante, ¿Will está bien? ¿Por qué él? ¿Por qué alguien la perseguiría a ella utilizándolo a él? No tiene respuesta para ninguna de las preguntas y lo único que quiere es acabar con esto para poder investigar más a fondo. Con un gruñido bajo, sus dedos se cierra con fuerza en torno a la vara de tejo y se apresura a agitarla en el momento en que lo observa volver a levantar su arma hacia ella.

—Detritus —susurra Madeleine.

Una fina capa gaseosa de magia, que se manifiesta como una esencia sombría, la cubre por completo. Cuando Will —o, mejor dicho, el impostor— conjura un Fuego Maldito, las llamaradas en forma de tigre de bengala impactan contra ella, pero el escudo absorve el ataque y la deja ilesa. En aquel breve momento, Madeleine nota también el detalle de que el ataque consistiera en tigres de bengala y aquello hace que su corazón lata con un poco más de fuerza.

Es demasiado específico.

—¿Quién demonios eres y qué pretendes? —rezonga Madeleine, pero no tiene la esperanza de que su pregunta sea respondida así de fácil. Y tampoco espera a que él diga algo más. Cambia su postura a una de ataque y levanta su varita con determinación— ¡Kiorke!

Del extremo de su vara de tejo se materializa un látigo color azul neón, que resplandece en la calle oscura. De inmediato, Madeleine agita el brazo y golpea el aire con el látigo, mientras con su mente se enfoca en su objetivo; tiene el objetivo de que el otro extremo del lágico golpee a Will en el pecho —aunque sabe que es una estipidez, se le hace difícil dirigir el ataque a su rostro—. No tiene la intención de eliminarlo, solo necesita dejarlo fuera de combate o hacer que se rinda, para poder interrogarlo y averiguar qué es lo que está sucediendo.

Sin embargo, si el mago no modera su comportamiento, ella dejará de contenerse,

@ Hobbamock Graves

[Hobbamock Graves]

Dua por un momento ¿Por qué le pregunta sobre su identidad? ¿Acaso no es capaz de reconocerlo? Entonces se da cuenta de la situación. Están en una batalla que claramente no es de entrenamiento. Están teniendo una pelea la que los hechizos van de un lugar a otro. ¿Porqué están peleando?

Le duele la cabeza pero no le impide continuar. Derrepente el dolor se va y deja de tener conciencia. Lo único que importa es cumplir con la orden. Luego de que el látigo golpee contra el Terreus invocado, continúa con el ataque. 

—Cinaede

Al rededor de Madeleine surge un gas venenoso cuyo objetivo es quitarle la vida. Con casa hechizo su mano tiembla, porque a varios cientos de kilómetros se encuentra el William real con dolores de cabeza intentando comprender lo que sucede, viendo destellos de una batalla en la que está pero no está. 

—Fuego negro

A varios metros del suelo aparece una bola de fuego negro que tiene como objetivo aumentar de poder y hará todo lo posible para mantenerse a salvo hasta el momento de ser utilizada. 

@ Madeleine Moody