Entrenamiento de bienvenida - Fiamma y Martín

[Fiamma Granger Phoenix]

Querido @ Martin N Roses , 
Ahora que has vuelto a la Orden del Fénix estoy segura que ya te pusiste al día con la serie de ataques perpetrados por los mortífagos, así mismo con la cantidad de cateos que se están realizando por parte de nuestra organización. Es por ello que necesitamos practicar y entrenar ahora más que nunca.
Te espero en el Jardín Botánico que se encuentra a las afueras de Ottery mañana a las 10 am para empezar nuestro entrenamiento.
Fiamma

Llegué cinco minutos antes de la hora acordada, debía asegurarme de que el lugar era seguro y de que nadie, a excepción de Martín y de mi, saliera herido. Aunque había elegido un día en que estaría cerrado, nunca estaba de más asegurarse.

El Jardín Botánico era un oasis de belleza y tranquilidad. Sus puertas de hierro forjado se abrían a un mundo de verdor y color, donde la naturaleza reinaba soberana. Al entrar, se podía sentir el aroma a flores y hierbas aromáticas que llenaba el aire. El sendero principal, pavimentado con piedras de granito, se curvaba suavemente a través del jardín, invitando a los visitantes a explorar sus rincones más recónditos. 

A un lado, el jardín de rosas explotaba en una explosión de colores, con variedades de rosas de todo el mundo que se entrelazaban en arbustos y trepaban por pérgolas. Las flores de colores vivos, desde el rojo intenso hasta el rosa suave, parecían bailar en la brisa suave.

Más allá, el jardín de hierbas aromáticas ofrecía una experiencia olfativa única, con plantas como la lavanda, el romero y la menta que liberaban sus fragancias al aire. En el centro del jardín, un gran estanque de loto parecía un espejo de agua, reflejando la belleza del entorno. Un puente de madera curvado cruzaba el estanque, ofreciendo una vista panorámica del jardín.

El duelo se desarrollaría en un rincón apartado donde se encontraba  el jardín de esculturas que presentaba obras de arte modernas y contemporáneas hechas tanto de piedra como de diferentes flores y arbustos, que se integraban perfectamente en el entorno natural. Un banco de piedra invitaba a sentarse y contemplar la belleza del jardín.

Pero la tranquilidad del lugar se perdería apenas mi contrincante llegó frente a mi.

-Bienvenido de vuelta Martín- y enseguida pensé: Arena de Hechicero, su efecto sería que una buena cantidad de huesos cristalizados de un mago que había muerto mediante fuego mágico, sería lanzado por los aires y cegaría a mi oponente.

[Martin N Roses]

La carta poseía una pulcra caligrafía, Black acababa de terminar de leerla y la había dejado junto a una pila de documentos pendientes de su trabajo. Fiamma lo había convocado y él no escapaba a aquellas invitaciones donde podía utilizar su varita mágica, con todo el tiempo que había transcurrido desde que lo hacía con frecuencia. Los años no habían llegado solos y como Director Internacional del principal deporte mágico, apenas tenía un respiro en los períodos entre las temporadas.

Giró sobre sus talones, dejando tras de sí una estela oscura, como si fuera una neblina que rodeaba su cuerpo y lo evaporara casi de inmediato. Black ya no se encontraba allí. No había rastros de él.

A la hora señalada en el lugar señalado, una figura que rozaba el metro noventa acababa de aparecer. Sus cortos cabellos negros y algunas hebras plateadas que lo serpenteaban de a poco apenas se movían ante la brisa existente, y fue esa brisa la que trajo consigo un aroma a flores, una extraña combinación que se perdían en su mente sin ser experto en plantas.

Los pesados pasos del mago fueron sucumbiendo en el sendero empedrado hasta que llegó al punto preciso de la práctica, punto en donde el césped sería de utilidad en caso de una repentina caída y unas cuantas esculturas de piedra pretendían espiarlos.

La bienvenida de la mujer no fue la que esperaba, pero así eran las cosas y debía aceptarlo. Por el momento sólo los unía La Orden del Fénix y un conflicto menor que había transcurrido un par de días atrás.

Los ojos grisáceos de Black se cerraron de inmediato con dolor, una arenilla, o eso creía, habían irrumpido en ellos, haciéndolo perder la visión. El dolor, el dolor volvía a aparecer y tenía consigo un claro recordatorio: aún estás vivo.

—Cantar de Eleboro —fue lo que debió murmurar al mismo tiempo que realizaba una floritura con su vara mágica.

El efecto fue de inmediato y sus ojos volvieron a sentirse como nuevos, sin dolor y pudiendo parpadear con normalidad.

—Debo admitir que esperaba otra bienvenida, Fiamma —dijo sin más por lo bajo, pero lo suficientemente alto para que la bruja lo escuchara.

Miró a su alrededor un instante, contemplando cada detalle que los rodeaba a ambos. El banco también era de piedra y el galés no esperaba poder sentarse en él, sin embargo, podría ser de utilidad minutos más tarde.

En ese instante se limitó a pensar Kansho para que en sus manos apareciera una daga con propiedades mágicas muy particulares.

—¿Esto de practicar en las mañanas es algo obligatorio o mera casualidad? Porque no estoy para nada acostumbrado.

@ Fiamma Granger Phoenix

[Fiamma Granger Phoenix]

—Disculpa la bienvenida y la hora Martín, así podemos disfrutar de este hermoso jardín. Además podríamos desocuparnos temprano y así aprovechar el día. A menos que esto se ponga interesante.

Mi intención de limitarlo no había salido exitosa, Martín sabía cómo defenderse lo cual no me sorprendía. Más bien contaba con agarrarlo aún dormido y desprevenido. Sus sentidos estaban nuevamente listos apenas segundos después del efecto de la arena. Tenía qué pensar rápido en otras formas de atacarlo.

Apenas iba a lanzar mi siguiente hechizo cuando me fijé en la daga que estaba en sus manos. Sabía muy bien de lo que era capaz ese objeto y tuve que pensar bien mi siguiente movimiento. Me debatía entre lanzar un hechizo imparable aún por la daga o bien aceptar lo que venía y prolongar un poco más el duelo. Se trataba de entrenar y aprender a usar bien nuestra magia, así que me decanté por la segunda opción, quería ver de lo qué éramos capaces ambos.

—Langlock— dije y un rayo salió de mi varita buscando impactar en mi rival (o en mi). A quien fuera que golpeara sufriría de tener la lengua pegada al paladar limitándose a usar hechizos no verbales.

—Algo me dice que me voy a arrepentir— pensé. Y para no perder ritmo se vino a mi mente un Confundus, un hechizo que buscaba confundir y causar desorientación. Levanté mi varita e invoqué el efecto que buscaba afectara a Martín.

[Martin N Roses]

Black sonrió a medias. La bruja hablaba mucho pero no paraba de lanzarle hechizos para minarle su integridad, y no podría darle respuestas rápidas.

El mago de cabellos negros había cometido un importante error de cálculo y recién ahora lo notó con seguridad, Fiamma era más poderosa de lo que imaginaba y su magia no sería fácil de detener con la daga que sujetaba entre sus dedos. Pero entonces una ocurrencia vino a su mente, duró una fracción de segundo, casi de inmediato al rayo que la bruja acababa de enviarle.

—Vitae —fue lo que murmuró.

Todo ocurrió de forma repentina, el banco de piedra que se encontraba entre ambos combatientes comenzó a cambiar su apoyo por cuatro fuertes patas, similares a las de una pantera y en donde se encontraba el endurecido respaldo ahora surgieron dos enormes brazos de oso, con unas anchas y largas garras, capaces de desgarrar a cualquier persona que osara enfrentarlas. La extraña creación nació con una única petición, interceptar ese ataque que viajaba hacia Black.

La extraña criatura logró su cometido y se interpuso al ataque, pero, a diferencia de Black, no tenía boca y no necesitaba hablar. Por lo que se mantuvo intacta y ahora tenía una nueva misión: ir hacia la bruja para atacarla con sus garras de oso. La intención del mago no era matar a la bruja, pero sabía que Fiamma podría solventar la situación sin problemas.

Mientras pensaba aquello y formulaba unas nuevas palabras, los ojos grises parecieron desorientarse un instante. Cuando volvió en sí, Black comprendió que acababa de recibir un «Confundus» por parte de la bruja.

—Creo que ya es muy interesante —convino entonces—. Aunque pretendas dejarme ciego, mudo y confundido.

Arrojó hacia atrás la daga que no le había servido de nada. ¿O tal vez sí lo había hecho?

Aún quedaba mucha mañana para que la diversión continuara.

@ Fiamma Granger Phoenix

[Fiamma Granger Phoenix]

OFF: A partir de este momento estaré utilizando hechizos hasta Templario para emparejar el nivel con Martín. Cada quien usará los hechizos que tiene.

 

ON:
Al parecer a Martín no le había gustado que intentara limitar sus sentidos y habla, lo entendía, pero lo había hecho con el fin de nos utilizar otros hechizos que causaran heridas graves. Sin embargo, las cosas pintaban para que el duelo se volviera un poco más violento, por decirlo de alguna forma. Así que era momento de ponerse más serios.

Su extraña criatura había interceptado el rayo que le había lanzado, pero justo antes de que el mago entrara en una estado de confusión lo envió a atacarme con unas temibles garras de oso. Pensé en un hechizo para detenerlo inmediatamente (Semillas de Hielo) y un rayo de viento helado salió de mi varita para cubrir con hielo la criatura y paralizarla antes de que llegara a mi.

-Vamos Martín, ¿al menos te estás divirtiendo?- le dije esperando aligerar un poco el momento. Lo tenía frente a mi y su criatura hacia la derecha, aunque estaba paralizada la vigilaba de reojo. Ahora tenía que hacer algo más para hacerlo sacar lo mejor de si. Era sólo un entrenamiento pero ambos necesitábamos estar en nuestro mejor momento debido a los acontecimientos que estaban sucediendo últimamente.

-Incendio - dije por lo bajo y llamas salieron disparadas hacia mi oponente mientras le apuntaba con la varita. La idea es que el fuego lo retrasara en cualquier ataque que tuviera pensado lanzarme.

 

[Martin N Roses]

Cuando la extraña criatura, que había creado unos segundos antes, se fue deteniéndose sin ningún tipo de explicación, Black comprendió que era culpa de las Semillas de Hielo. De forma astura, la bruja las había utilizado para ganar algo de tiempo.

Una brisa comenzó a invadir el lugar donde ambos se encontraban luchando. Además del intercambio de hechizos, la brisa fue agudizándose con el transcurrir de los minutos, dándole una atmósfera más de acción al combate. Black agradeció los guiños que comenzaba a darles la naturaleza.

—Sí, Fiamma —dijo entonces, respondiéndole a la bruja de cabellos negros—. Pronto voy a divertirme más, tenlo por seguro.

Así como una sutil sonrisa invadió el endurecido rostro del galés, desapareció en un santiamén y sus reflejos le permitieron agitar repentinamente su varita mágica.

—¡Silencius! —exclamó con determinación, adelantándose a cualquier intención que tuviera Fiamma. En efecto, la mujer trató de realizar una magia que no surtió efecto y Black observó con detenimiento cómo movía sus finos labios pero nada salía de la varita mágica.

Entornó la mirada gris.

El jardín a su alrededor continuaba inspirándolos, nadie más que la criatura detenida y la brisa que se transformaba en ráfagas de viento irregulares se había enterado del duelo de práctica.

—Vara de Cristal... Expelliarmus. —La varita blanquecina de Black comenzó a sufrir una metamorfosis repentina, estirándose unos cuantos centímetros y hasta ganando tamaño a lo ancho. Más que una varita mágica, lo que sujetaba entre sus dedos se asemejaba a un bastón. Casi en simultáneo al cambio, un rayo escarlata salió del extremo de la nueva arma mágica con destino en el centro del pecho de la bruja. El hechizo iba imbuido de una magia muy poderosa, a tal punto que no había manera de que Fiamma pudiera detenerlo.

Black podía intuir lo que ocurriría a continuación. La varita de la bruja caería en una dirección al azar, hacia cualquiera de sus lados, y un instante después ella tendría que caminar hacia ella y agacharse para recuperarla.

—Ahora estoy a punto de divertirme más —susurró por lo bajo, con su voz grave, pero en un tono justo para que ella pudiera escucharlo.

 

@ Fiamma Granger Phoenix

[Fiamma Granger Phoenix]

El viento empezaba a arreciar por momentos, el murmullo de las hojas meciéndose a su merced era todo lo que se podía escuchar aparte de nuestra respiración de ambos magos y las pocas palabras que pronunciamos mientras seguíamos con el duelo.

Tampoco se escuchó mi segundo hechizo, mis labios solo se movieron formando la palabra pero nada salió de ellos ni tampoco de mi varita. Vi con un poco de tristeza como no salían las llamas que había intentado lanzar a mi compañero/rival.

Sin darme tiempo a pensar en mi siguiente movimiento dirigí mi mirada hacia Martín ya que su varita comenzó a extenderse y agrandarse, inspiré anticipando lo que podría venir. Y dándome la razón observé anonadada un rayo color rojo dirigirse a mi pecho. Lo sentí impactar y sacudió todo mi ser como si fuera electricidad buscando salida en la mano derecha donde sostenía mi varita, expulsándola hacia ese mismo lado un metro y medio.

Sin perder tiempo di los dos pasos que requería para tomar del suelo a mi querida Faith, no me gustaba ver mi rojiza varita en el piso.

-¿Con qué esto te parece divertido?- Dije y no quise perder más tiempo -Floreus- murmuré para que de la varita de  Martín saliera un racimo de tulipanes negros en el próximo intento de usar la varita en mi contra. Esperaba no haberme precipitado en mi decisión.

[Mael Blackfyre]

• DUELO EMPATADO •