Atrio del Ministerio de Magia [Santos vs Mael]

[Mael Blackfyre]

El sol había descendido por el horizonte a la par que las estrellas brillaban intensamente. El viento golpeaba las plumas negras que aleteaban entre los edificios de Londres, mientras volaba precavidamente con mi forma animaga entre ellos. A pesar de ser un búho, no me gustaba llamar demasiado la atención. Las fachadas se convertían en manchas grises que dejaba atrás rápidamente, al igual que las personas se volvían puntos hasta desaparecer. Cuando divisé la escalera que brindaba acceso a los baños públicos, no dudé en sumergirme, para aterrizar sobre uno de los cubic-ulos del baño. A esa hora, no había nadie.

Cuando llegué al Atrio por la Red Flú, lo hice en mi forma humana, luego de ponerme dentro del inodoro y permitir que me llevara por aquella entrada. Mi túnica ondeaba lentamente por cada paso que daba, habiéndose salvado de encontrarse mojada. Caminaba lentamente porque no sabia con quién podría encontrarme. Aquella parte estaba totalmente desolada, ninguna de las chimeneas explotaba en su normal fuego color esmeralda. Caminé unos pasos, mientras el suelo de mármol negro rechinaba ante mis zapatos.

— ¿Hola? … ¡Silencius! —levanté rápidamente mi varita, lanzado el primer hechizo que surgía en mi cabeza, apuntando a una figura masculina que se encontraba a unos siete u ocho metros. Por atrás mío tenía las chimeneas de acceso. Por detrás de él, se encontraban la gran fuente de los hermanos, donde había un par de estatuas, como el Mago, la Bruja, el Centauro, el elfo doméstico y el Duende—. Ah, eres tú.  Me habían dicho que Santos Black estaría por aquí… tengo entendido que trabajas aquí.

Me paré frente a él, retirando la máscara que me había sacado. Esperaba que hubiera cumplido con la parte de su trato, ya que los líderes nos habían dado una especie de misión: él despejaba aquella área, ya que su trabajo era en el ministerio y yo haría el resto, que era adentrarme en uno de los pisos para encontrar unos papeles importantes. Mi máscara se disipó, demostrándole mi identidad, estaba seguro que era la primera vez que nos cruzábamos. Esperé a que el efecto se le terminara, ya que el encantamiento silenciador lo dejaría sin palabras durante un rato. ¿Y si lo neutralizaba y lo sacaba de medio de la misión? Tal vez podría tomar todo el crédito…

En todo nuestro alrededor no había más que el suelo de mármol negro, la fuente detrás de Santos como a unos diez metros. Y de la misma manera se encontraban las chimeneas. Había una pequeña mesa, que no llegaba más que a mi cintura y una silla. Y no había ningún alma, al menos en las cercanías al Atrio del ministerio. Me aferré a mi varita observando lo que pasaba.

 

@ Santos Black
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Off.- Llevaremos el duelo con el rango y los libros que Santos tenga hasta el momento...

[Santos Black]

- Me imagino que este cree que tengo todo su tiempo - sentenció impaciente y a regañadientes mientras acomodaba unas cosas en la bodega y al mismo tiempo se asomaba desesperado hacia las chimeneas esperando la llegada de su colega a quien tendría que escoltar hasta las oficinas del Departamento de Seguridad Mágica aprovechando que conoce bien el camino pues realizó un par de reparaciones recientemente por ahi. Aventó los últimos pedazos de tuberia rota, limpió el detergente que había derramado y comenzó a hacer tiempo paseandose en aquel pasillo luego de marcar el final de su turno laboral en la registradora. Se acercó a su casillero y saco de entre un montón de pergaminos el mapa que trazó para recordar la ubicación exacta de los papeles que necesitan extraer del Ministerio

Fajó su camisa, acomodó su túnica negra, abrochó bien sus botas de trabajo y salió al pasillo en dirección a la fuente decidido a dejar a su compañero de bando atrás. Incluso en el mundo mágico no hay nada más valioso que la información y para la importancia con la que se estaba manejando el asunto, con el hombre lobo sediento de conocimientos, todo transcurría perfecto para poder sobresalir con los altos mandos. Pero el Black no contaba con los intereses personales del otro mortifago quien hizo su aparición por la red flú sin que el ojinegro se pudiera dar cuenta.

De camino hacia las oficina de los aurores sintió un cosquilleo en la espalda y como perdía por completo la poosibilidad de pronunicar palabra alguna, en un acto veloz materializó su varita en la mano derecha dando la media vuelta para ubicar a su agresor a quien no logró reconocer ni siquiera aun después de haberse quitado la máscara de mortifago. No entendía por que su camarada lo atacaba de tal manera pero en tiempos de guerra no puedes confiarte ni de tu propia sombra.

<< Embrujo punzante >> pensó soportando la incomodidad del efecto de anulación verbal y de su varita un rayo azul salió con fuerza en dirección al rostro del desconocido y éste le pegó de lleno comenzando a deformar su rostro. Aunque el rayo había sido efectivo el Black ahora estaba totalmente intrigado por saber a quien se enfrentaba por lo que luego de recuperar la capaidad del habla se dirigió a su oponente divertido - Vaya, vaya... ¿tan importante es esta información que la quieres para ti solo? Lastima que olvidaste que soy el único que sabe la localización exacta - intentando contener la risa por la desfiguración del rostro del mago azabache y en seguida atacó de nuevo << Zancadilla >> pensó y un hilo de energía se amarro con fuerza entre los tobillos de su contrincante haciendolo caer de bruses, se depidió con una reverencia y se dió la vuelta. De esta manera tendría el tiempo suficiente para dirigirse a la fuente y ahi buscar un elevador para llegar a su destino, quedando de espaldas a diesiocho metros de la posiscióon de su adversario.

@ Mael Blackfyre

[Mael Blackfyre]

— Oh, vaya. Al parecer sabes hablar… —dije con una sonrisa mientras la máscara se disipaba dejando mis facciones completamente al descubierto, solamente para el chico. Los rumores habían recorrido cada rincón de la Fortaleza Oscura y mi informante me había dicho el nombre de mago que tenía adelante, pero jugaríamos a su juego—. ¿Estás seguro de lo que tu boca dice? ¿Olvidas con quien estás hablando? Puedo sacarte cada inmundo recuerdo de tu cabeza y lo único que podrás hacer será babearte. ¡Protego!

Exclamé en el momento que aún asi, se había encargado de atacarme. No estaba muy seguro de lo que el chico era capaz, pero tenía que admitir que las personas que presentaban batalla eran las que más me gustaba. Tal vez, solo tal vez si lográbamos hacer nuestro cometido, podría invitarlo a unas cervezas. ¿Le diría realmente mi motivo de aquel ataque? Bueno. Estaba aburrido y la nueva líder, una tal Haughton (familiar del insoportable de Cillian) me había “Enviado a una misión para que hagas algo al respecto por tu bando”. Antes tenía que aguantar a un solo superior. Ahora eran tres.

Insoportable.

El escudo se materializó justo después de que éste invocara un hechizo. No iba a esperar a ver de qué manera me atacaba, tenía que ver de lo que era capaz y al menos mi Protego me había protegido de aquel rayo, absorbiéndolo por completo. Esperé, a ver qué hacía. E hizo, no dudó en quedarse quieto ni un segundo. Movió su varita, nuevamente sin emitir palabra alguna y un lazo se me enrolló en los tobillos, provocando que cayera con el trasero al mármol negro.

— Morphos … —murmuré, arrastrando mi varita en todas las direcciones, en busca de algo que sirviera para provocar una distracción, mientras todo eso ocurría. La mesa donde solamente había pergaminos esparcidos y una taza de café, se fue achicando un poco y se transformó, de tal manera, en un halcón de unos 60 centímetro de alto. Pero lo suficientemente veloz—. ¡Atácalo! No dejes de atacarlo y desgarrarle la cara

La taza de café se cayó al suelo mientras el ave levantaba vuelo directamente contra Santos, ya que se encontraba mucho más cerca. El ave emitió un grave chillido, estiró sus alas y sus patas en dirección a su presa, ya que en cuanto pudiera aferrarse a la carne de la su cara la desgarraría. Allí estaba, aún desde el suelo, pero eso no evitaría que siguiera atacando.

@ Santos Black

[Santos Black]

Las firmes palabras de aquel mortifago resonaron en el Black, pues para quien medita y reflexiona sus acciones le es sencillo recordar vidas pasadas. Y aunque sus sentencias fueron lanzadas a la ofensiva, una de las cualidades principales de un guerrero es vivir aqui y ahora, libre de culpas. De tal manera que al reconocer a quien fue su maestro de duelos en la Academia sabía ahora que debía actuar más precavido pero muy seguro pues quizás está siendo puesto a prueba desde la Fortaleza. - Los juegos del pasado no pueden conmigo. Si no te mueves adentro, te mueve lo de afuera. Pero no es éste el caso. - dijo Santos sonriente y flexible mientras Mael absorbia con un escudo  el rayo anteriromente emitido, aunque ahora bastante confundido. Por un lado sabe que no puede jugar con los temas del bando, pero harto de saciar voluntades ajenas y hambriento de poder y conocimiento decidió atacar de nuevo al mago oscuro haciendolo caer de un sentón. - Se suponía que debía ser esto sencilo. Entrar y salir, pero decidiste atacarme. Ahora si me esperas ahi... completaré la misión - hizo una reverencia de despedida y se dirigió al elevador decidido a dejar atrás al otro mortifago y llevar personalmente aquella información a los líderes de su bando o quizás utilizarla para sus intereses personales. 

Apenas lograndose distanciar a trece metros del metamorfomago escuchó el chillido de un halcón y los comandos de su creador. Sin titubear dirigió su varita hacia la estatua del duende que se encontraba a tres metros de él y pronunicó - Morphos - en seguida la escultura de piedra se transformó en un águila real un tercio más alta que su adversario - Contraataca - ordenó sereno y el águila extendió sus alas para embestir al ave más pequeña segundos antes que pudiera concretar su ofensa contra el Black y se la llevó lejos de ahi para devorarla encima de un elevador. Se dio la vuelta con velocidad y vió como el Blackfyre comenzaba a ponerse de pie luego que se desvaneció el lazo entre sus tobillos - ¿Por qué me atacas Mael y qué es esta misión? - preguntó curioso con rapidez aunque consiciente que está presente en un duelo de mágia por lo que apenas miró que su oponente apretó el puño con la que sostiene su varita pensó << Seccionatus >>  y al ritmo de una floritura, doce medias lunas de obsidiana salieron disparadas con fuerza hacia el hombro del brazo ofensivo del Blackfyre con la finalidad de herirlo y desarmarlo. 

 

 

[Mael Blackfyre]

El halcón fue totalmente decidido con ambas garras apuntando al rostro de Santos Black y así poder desgarrar su cara, pero desde uno de sus laterales, surgió un ave mucho más grande para hacerse con mi invocación. Los chillidos resonaron en todo el Atrio del Ministerio de Magia, donde el silencio se había interrumpido por el enfrentamiento de nosotros dos. Ambas criaturas tenían el mismo poder, por lo que el águila se la pudo llevar a un costado pero mi halcón no dudo en desgarrarle la cara al animal, también provocando su muerte. Ambas criaturas se estaban matando mutuamente.

— ¿Decidí? Oh, señor Black, las cosas han cambiado y quizás no sea todo como era antes. Ya lo averiguarás. Estoy seguro que un simple duelo no te matará ¿O sí? —por un instante me dio la espalda, como queriéndose ir. ¿Avisarle a los líderes? ¿Por qué estaba tan seguro que no habían sido ellos quienes me habían enviado? Eso me dio tiempo a adelantarme, cuando estaba queriendo escapar por los ascensores. No lo permitiría—. ¡Desmaius! —exclamé rápidamente cuando éste levantaba su varita. Un rayo tan rojizo, como el más hermoso de los atardeceres, salió rápidamente de la punta de mi varita directamente contra el pecho de mi rival. Aunque estábamos más lejos, eso no complicaba las cosas, siendo que el camino estaba totalmente despejado de objetos (y ahora criaturas). El hechizo pegó en su pecho y lo desvaneció por completo, quedando desmayado sin poder evitarlo.

Pero eso provocó que su invocación me diera de lleno también en el pecho, notando como las medialunas filosas se clavaban por encima de mi ropa, creando unas heridas que empezaron a sangrar y a mojar mi ropa. Era un mago ágil, al menos me estaba demostrando que presentaba batalla, y eso me gustaba. Seguramente Medusa y Hékate les agradaría conocerlo. Y confirmarle a Kam sus palabras. Saqué todas las flechas clavadas y mientras que caían al suelo, no dudé un segundo en sanarme todas las heridas con un Episkey, ya dejando de sentir aquel escalofrío y el calor que dejaba el rastro de sangre.

@ Santos Black

[Santos Black]

- ¿De qué hablas? ¿Los Haughton te enviaron a atacarme o acaso eres partidario de Eliah? - cuestionó ahora impaciente, pero necesitaba nombres y tenía que brindar opciones, aunque no pudiera leer mentes tenía que utilizar la lógica y si las órdenes vienen de arriba solo un líder o un nigromante podrían ordenar un ataque a un miembro inferior del bando. Aunque sabe que hay un líder más dentro del bando desconoce totalmente su identidad, por lo que no puede sospechar de esa persona. Pero ahora no tiene mucho tiempo para pensar en eso y tiene que lidiar con el enfrentamiento.

En cuanto se escuchó como se quebraron la mesa y la estatua luego del enfrentamiento de las aves, Santos recibió el impacto de un rayo de luz roja que lo derribó y lo aturdió hasta noquearlo por unos segundos. Ahora un zumbido en el oído indicaban la perdida de los sentidos y una paralisis total. Mientras Mael se curaba poco a poco comenzó abrir los ojos luego de una prolongada bocanada de aire, como si le hubiera vuelto el alma al cuerpo. Desde su posición el único objeto visible era la taza de café que se quebró en dos cuando la mesa se transformó en halcón asi que apuntó a uno de los pedazos y repitió murmurando - Morphos - la taza se convirtió en una abeja africana que atacó sin piedad el cuello de Mael intoxicandolo con su letal veneno. 

Ahora tenía más dudas que respuestas pero esa misión estaba siendo ahora de lo más complicada con el ataque de un superior. Ahora solo resta respirar para recobrar bien los sentidos pero sin quitar la mirada de su oponente desde el suelo.

[Mael Blackfyre]

— ¿Los Haughton? ¿Eliah? No querido… yo me muevo por mi propia cuenta. Si sigues charlando, no lograrás nada. ¡Silencius! —el muchacho había caído peso muerto al suelo durante unos segundos, gracias a mi encantamiento. Claramente que eso me había llevado a conseguir unas lindas heridas sangrantes que no tardé en curar. Mientras aquello pasaba, Santos se había despertado. Aunque aún se encontraba tirado en el piso, por lo que lo apunté y me adelanté a cualquier cosa que quisiera hacer.

Levantó la varita e hizo la mímica de querer decir algo, pero las palabras se vieron entrecortadas por mi hechizo. Apuntaba donde se había tirado la mesa, notando que tal vez quería lanzarme algún otro animal, en vez de enfrentarme como se debía, varita contra varita, hechizo contra hechizo. Esperé unos segundos, esperando que todo aquello terminara lo antes posible. Era extraño que a esas horas, nadie más se presentara al Atrio del Ministerio. Con mi brazo estirado al chico, comenté las siguientes palabras:

— Puedes mirarlo asi. La Marca Tenebrosa de hoy, es muy diferente hacer unos años atrás. Lo único que importa es lo que queremos cada uno. Si quieres desenvolverte a la vieja usanza, hazlo, pero si me demuestras lo que vales, tal vez te reconsidere para unas cositas. ¡Crucio! —exclamé, notando que hacía mucho tiempo que no utilizaba aquella maldición. Tenía intenciones de que el chico sufra, de que viera quién mandaba allí, de que no era para cualquiera enfrentar a Goldor. Debía agradecer que era compasivo y me rebajaba a su nivel. El rayo salió contra Santos para provocarle tanto dolor que necesitaría tiempo para recuperarse. ¿Se defendería?

@ Santos Black

[Santos Black]

Por el aturdimiento a duras penas alcanzó a escuchar las palabras de Mael y nuevamente sintió aquel entumecimiento en la lengua que le impidió de nuevo emitir sonido alguno. De por si tras la caída tenía pocas ganas de hablar pues casi se saca el aire del golpe. El proyecto abeja fue totalmente boicoteado al ser silenciado por aquel astuto hechicero. Eran demasiadas dudas en ese momento. Por una parte, se siente completamente traicionado por su bando y por otro lado se siente solo parte de una prueba. Considerando que aquel hombre acaba de declarar que solo tiene intereses personales, con todo su poder y su rango social, Santos no duda que pueda ser una persona capaz de influenciar incluso dentro del Ministerio y su presa o su diversión hoy es él o ¿Porqué no hay nadie del Ministerio presente justo en ése precioso instante?

Respiró profundamente. Muy en el fondo Santos sospecha lo que está por suceder. Toda esa adrenalina acumulada provocaba que el licántropo rechinara los dientes, ansiosos con esa característica sensación de sabor a hierro y olor a plomo presente en toda situación de guerra. Aún tirado en el suelo, pero con los sentidos más claros logró percibir el movimiento de varita del Blackfyre y como conjuraba el rayo torturador. - Protego - pronunció con claridad para crear un escudo de luz lo suficientemente fuerte para detener el ataque de su oponente.

Entre el alivio por su defensa y la desesperación por encontrar una solución se activó el neuro-circuito territorial del hombre lobo y si se iba a pelear con magia oscura él también sabe hacerlo y no le tiembla la mano. Todo practicante de la no - violencia, primero aprendió a ser violento. En una fracción de segundos recordó las enseñanzas de sus ancestros para conquistar y defender territorios con sudor y sangre. Pero hoy tiene que actuar precavido. - Te prometo que ésta será la última vez que le alzas la varita a un Black. - gritó enérgico desde su posición luego de ponerse de pie y dirigir su arma con la mira con firmeza en dirección a su contrincante. 

[Mael Blackfyre]

— La última vez que me dijo un Black algo así, desapareció —le dije a Santos con una sonrisa de oreja a oreja, aunque él no pudiera verme por la máscara que cubría mi identidad. Nuestras varitas se encontraban listas para seguir usándolas como hasta ahora. Lo único que tenía que admitir era que Santos se trataba de los pocos mortífagos que conocía que presentaban batalla y eso me gustaba. Tal vez luego podríamos trabajar juntos en algunos asuntos.

El rayo que salió contra Santos con la intención de torturarlo, fue contrarrestado con un simple Protego, un movimiento que le sirvió para evitar algún daño. Observándolo con detenimiento, pude ver una intención que se le cruzaba por la cabeza. Miré donde antes había apuntado Santos, para imitar su acto fallido. Apunté la taza que se encontraba partida en dos y murmuré:

— Morphos … —para convertirla en una avispa africana, que gracias a su letal veneno, actuaría rápidamente contra mi rival para picarlo en cualquier parte del cuerpo que pudiera y lo llevara a la muerte. Tenía que hacer algo al respecto, porque las ordenes eran esas, todas las veces posibles. Pude ver como Santos se distraía para levantarse, sin aprovechar ese momento para usar su varita. Por lo que la avispa había aprovechado ese mismo momento para volar e insertar su aguijón por la espalda, para que el veneno fluyera libremente por su cuerpo. ¿Llegaría a conjugar algún antídoto contra su veneno? — ¡Crucio!

Nuevamente apunté a Santos con mi varita directamente apuntando a la persona que se encontraba frente a mi, con una picadura letal en la espalda a punto de demostrarme si podíamos ser buenos compañeros o eternos rivales, como otros que no valían la pena. En ese momento, deseaba que Santos sufriera con la intención que el rayo le pegara de lleno en el pecho y lo llenara con una sensación de mucho dolor que le provocaría inestabilidad en su duelo, le quitaría acciones.

— La Marca Tenebrosa ya no es como antes. Debes valerte por ti mismo y demostrar de lo que eres capaz. Demuestra que vales la pena y puede que hable con los líderes de ello —dije con una voz tranquila y pausada, esperando que mi estrategia funcione. Santos tenia que defenderse del Crucio y de la avispa. Sus posibilidades se iban acortando.

 

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OFF.- @ Santos Black  DISCULPAME. En mi cabeza te habia respondido. Mala mia. Hasta que hoy revisé TODO lo que estaba participando para ver qué debia o revisar por las dudas, y lo vi.

[Santos Black]

Sin poder evitar los piquetes en su cuello y su espalda de la avispa creada por Mael pero consciente del tiempo que aun tiene para curarse, priorizó defenderse del último ataque del Blackfyre,  pues de impactar la situación sería aun más crítica. Asi que justo a escasos segundos de que el rayo impactara en su cuerpo, conjuró de manera verbal:

— Protego —  y se formó de nuevo un escudo que con facilidad abosrbió la maldición imperdonable emitida por su contrincante. El dolor por los piquetes era molesto pero soportable aun. Y entre manoteos intentaba alejar al insecto de más ataques.

— Estoy my seguro que valgo mucho más que la pena. No entiendo porque osas atacarme de ésa manera. —  dijo entre manoteos que hacia al sentir cerca la avispa para evitar ser picado, aunque en ocasiones era imposible evitarlo. La desesperación lo orilló a recordar un hechizo de un libro que leyó hace no mucho luego de su llegada a Europa.

<< Orbis Bestiarum >> pensó en un manoteo con la varita al ver pasar cerca de su vista a la avispa y al percibir como efectivo el efecto, ordenó al insecto atacar de la misma manera a su creador para devolverle el favor y picarlo en reiteradas ocasiones. El veneno apenas comenzaba a actuar por lo que comenzó a sudar frío como si una fuerte fiebre se avecinara. Ya estaba algo cansado, pero atento para seguir con el enfrentamiento, manteniendo fija su varita en dirección al animago.