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Ficha de Adrian Wild


Adrian Wild
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Publicaciones recomendadas

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«De la nada surge,
en la nada se esconde;
cuando el camino llegue
no será la nada
quien en el futuro espere»

 

—Profecía sobre Adrian Wild,
septiembre de 2021

 

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Nombre del Personaje: Adrian Wild

Sexo: Masculino

Edad: Apariencia joven, 22 años

Estado Civil: Soltero

Nacionalidad: Española y Británica

Familia(s):

  • Familia Dumbledore
  • Familia Potter Black

Padre(s) Sanguíneos:

  • Ariel Dûbois
  • James Wild**

Padre(s) Adoptivos:

  • Antara Black

Trabajo: Director de Hogwarts | Director del Comité Cultural Mágico Internacional.

 

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Habilidades Mágicas: --

Conocimientos Mágicos:

  • Pociones
  • Artes Oscuras
  • Encantamientos
  • Leyes Mágicas
  • Idiomas
  • Runas Antiguas
  • Estudios Muggles
  • Conocimiento de Maldiciones
  • Herbología

Medallas:

  • Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Fortaleza: 2000 puntos
  • Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Sangre: 4000 puntos
  • Medalla por Aprobación del Curso del Libro del Equilibrio: 6000 puntos
  • Medalla por Aprobación del Curso del Libro del Druida: 8000 puntos
  • Medalla por Aprobación del Curso del Libro del Caos: 10000 puntos

Total de Experiencia en Medallas: 30000 puntos

 

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Raza: Vampiro

Condición: Mago

Aspecto Físico:

hWLBHYL.pngEl cuerpo de Adrian se detuvo en sus veinte años, edad en la que fue convertido. Es un cuerpo definido, común, sin mucho que destacar. Es tan corriente que ni en altura sobresale de la media, permitiéndole camuflarse fácilmente en multitudes y pasar desapercibido si así lo desea.

Al principio su rostro mostraba siempre una afabilidad tierna, propia de la ignorancia y la ilusión de los años, pero, con el paso del tiempo, las experiencias y el conocimiento lo han transformado en un rostro inmutable, más sereno, desconfiado. Sin embargo, en la mirada de sus ojos claros, donde aparecen ligeros tintes verdosos cuando son sorprendidos por la luz del sol, se podrá apreciar siempre su picardía y su curiosidad. Es quizá esa mirada, en conjunto con sus labios, inquietos y siempre en movimiento, bien sea por conversar, bien por las discretas muecas que hace con ellos, lo que puede causar cierto interés en los demás por el muchacho, así como la agilidad y seguridad de sus movimientos; hace mucho que superó la torpeza de su cuerpo.

Su cabello cae revoltosamente sobre su cabeza, liso y cobrizo, ingobernable. A menudo se le puede ver llevándose la mano a la cabeza, pero, al contrario de lo que los demás harían, para revolvérselo más y que caiga de forma natural sobre su frente. Ha aprendido que jamás podrá ganar esa batalla con él y que es parte de su naturaleza, y quizá de su personalidad, dejar que su pelo decida cómo quiere acoplarse cada día a su cabeza, y no al revés.

Normalmente Adrian usa capas sencillas de viaje cubriendo su ropa. Se adapta fácilmente a las nuevas formas de vestir, tanto del mundo muggle como del mágico, aunque tiende a preferir las del primero. Ha vivido en épocas muy diferentes, teniendo que cambiar incluso de hábitos, por lo que para él no supone nada estar en constante adaptación; siempre está en contacto con el mundo muggle y suele estar bastante informado de las modas.

Se ha tatuado con tinta lunar, invisible durante el día, una “W” en el lateral de la base de su dedo meñique de la mano derecha, de forma que rara vez lo pueda ver, excepto si lo ve reflejado en noches de luna.

 

Cualidades Psicológicas:

Aunque juicioso, Adrian no suele ser moderado en sus acciones y cada vez menos en su permanencia: o está y lo da todo, o huye sin fecha de vuelta. Sus primeros años de vida, los que normalmente constituyen una vida común, era más comedido, disfrutaba más de la incertidumbre, de los momentos que compartía, daba igual que fueran buenos o malos. Pero tras esos años comenzó a necesitar certezas en su vida, rumbos fijos, misiones que cubrir.sFxVmhl.png Si iba a vivir por la eternidad, exprimiría el mundo al máximo, sin recato, persiguiendo y viviendo sólo aquellos momentos que le llenasen.

Su comedimiento ha sido desbancado por sus impulsos y su instinto, que le suelen guiar y mover a aceptar todo tipo de aventuras y retos, por peligrosos que puedan parecer. Sin embargo, hay algo que sí ha permanecido, un impulso que rige a todos los demás: la curiosidad. Le dedica mucho tiempo al aprendizaje, a la investigación de los sucesos, de cuanto necesita saber. Es observador, en la justa medida, para después poder actuar en consecuencia a lo que ha aprendido observando, lo que le impide ser demasiado meticuloso y analítico. Su saber es más instintivo y de mirada rápida que profundo y meditado.

Es extremadamente independiente. La pérdida de muchos seres queridos en el pasado le ha llevado a construir cierta fortaleza, que le permite no arraigarse a nada ni a nadie. Su cariño se ha vuelto complicado, por eso valora mucho a los que siguen a su lado cada vez que vuelve, a pesar de no cuidarlos como debería y de nunca rendir cuentas. Por eso su confianza la reserva para estas personas y nadie más. Sus últimas experiencias le han convertido en alguien desconfiado, aunque siga siendo capaz de socializar como antes, o incluso con mayor habilidad cuando lo hace por algún interés particular.

Mantiene bastante a raya y bajo control su condición vampírica, aunque a veces se sirva de ella como excusa para descontrolarse. Rara vez se le va de las manos y se escapa de su control, pero si ocurre, no puede hacerse responsable de sus actos y después tratará de evitar cualquier tipo de consecuencias, fingiendo que todo va bien y que no ha ocurrido nada.

 

Historia:

 

«Hay historias que no son fáciles de contar. Y mucho menos de entender.»

 

LA HUIDA

Los primeros brazos que Adrian Wild conoció, y los únicos durante un largo período de tiempo, fueron los de su madre, Ariel Dûbois. Fueron un refugio para él, su único lugar seguro, cálido y cómodo. Sus primeros años de vida fueron años nómadas, en los que era llevado de un lado para otro, como si algo o alguien les pisara los talones constantemente. A ellos, a él y a su madre. Se tenían el uno al otro y nada más. O, más bien, él la tenía solo a ella. Y ella huía sin descanso, temerosa de que, finalmente, toda su lucha por mantenerse con vida junto a su hijo se truncara al dar un paso en falso o girar en la esquina incorrecta. Parecían estar siempre en peligro inminente y el aire del mundo apenas era suficiente para respirar. Claro que él, solo podía basarse en sensaciones.

Nació en las últimas décadas del siglo XIX, en España, en la parada de emergencia que tuvo que hacer Ariel para dar a luz antes de continuar con su recién empezada escapada. Una amable familia rural del norte del país la acogió durante dos días, los justos y necesarios para alumbrar y retomar la huida. Eran tiempos convulsos, pero también de grandes avances. La industrialización favorecía los desplazamientos entre países y continentes. Se subían a cualquier vehículo que les alejara de aquello que parecía perseguirles sin descanso. Al principio, Adrian apenas era el único fardo que portaba su madre, pero según fue creciendo y pudo seguir el ritmo de los pasos inquietos de Ariel, se hicieron con las escasas pertenencias que podían portar entre ambos.

Adrian nunca preguntaba, solo seguía a su madre. Corrían, descansaban y se ocultaban. A veces, las que menos, ella le enseñaba sobre la vida y cosas importantes como aprender a distinguir quién te hablaba con algún interés oculto y quién no. Era fácil: casi todos los tenían. El niño atendía con todos sus sentidos, pero apenas terminaba por comprender las lecciones de su madre. Aprendió a contar y leer entre sacos de grano transportados en vagones, a sumar y restar entre los bastidores de un circo también errante en el que se escondieron durante un par de años, y a atarse los cordones de los zapatos bajo la mesa de las cocinas de un barco.

Un día, cuando su madre fue a preparar un par de sacos con comida para la travesía que iban a hacer de Viena a París, algo ocurrió. Algo lo suficientemente fuerte como para que la mujer incansable, la eterna escapista, la mujer que le había llevado hasta lugares que ni él mismo hubiera imaginado que perteneciesen a este mundo, se sentó a los pies de su cama y le miró con lágrimas en los ojos y una expresión que el pequeño Wild comprendió sin que hicieran falta las palabras: ya no tendrían que huir más.

Quiso entonces el destino que acabaran por acomodarse al norte de España, en la casa de la familia que hacía siete años les había acogido.

 

LOS CARBALLO Y RODRIGO

Los Carballo, de ascendencia gallega, eran una familia acomodada del norte de España que poseía una gran casona cerca de las costas cántabras, donde no dudaron en volver a alojar a esa madre y su hijo, a quienes, siete años atrás, habían visto partir apresuradamente hacia no sabían dónde. El matrimonio, de férreos principios hospitalarios y una gran pasión por hacer crecer de la tierra sus propios alimentos, contaba con tres hijos, tres varones que distaban mucho entre sí, en edad y en carácter. Sin embargo, todos recibieron a Ariel y Adrian con los brazos abiertos y este pudo comenzó a aprender todo aquello que los años de constante huida no había podido, como que el cariño, el cuidado y la constancia daban frutos.

De los tres descendientes de los Carballo, el más pequeño, Rodrigo Carballo, era colindante al pequeño Wild, y pronto ambos empezaron a compartir la que fue la primera y verdadera amistad de Adrian. Este entendió que el mundo también podía ser calmado y agradable, sin tanta urgencia ni hostilidad, y empezó a desarrollar un rasgo que no había conocido antes: la confianza. Ambos pasaban tardes y noches inventando historias en "El Refugio", un espacio detrás de la valla que delimitaba el huerto de la casa, en los árboles que se extendían más allá de los terrenos de los Carballo, compuesto por un conglomerado de telas en forma de tienda de campaña atadas a los troncos, mantas, cojines y libros. Muchos libros. Los Carballo, a pesar de ser una familia rural, habían desarrollado un gran intelecto cultural y creativo, consiguiendo ser personas muy abiertas al mundo y con una amplitud de miras excepcional. Y, por suerte, aquello parecía estar calando en el menor de los hijos, a diferencia de sus hermanos, con quienes habían desistido. Rodrigo y Adrian descubrieron juntos el arte, la literatura, y la magia que escondían.

Durante los años siguientes, los Carballo y Rodrigo fueron todo aquello que Adrian desconocía que existía y le dieron todo aquello que él nunca creyó que se mereciera. No iban a ninguna escuela, pero el culto matrimonio se ocupaba bien de la educación de sus hijos y el pequeño Wild fue tratado como uno más, gozando de los mismos beneficios. Carlos, el hermano mayor, nunca echaba cuentas a nada ni a nadie y Manuel, mantenía a los dos pequeños siempre alerta con sus jugarretas y bromas. Adrian comenzó a descubrir, junto con su curiosidad común con Rodrigo por la creatividad y las artes, lo que implicaba el carácter, a veces revuelto e impulsivo.

Fueron años felices, de los más felices que recuerda el Wild tras todos los que lleva vividos a sus espaldas, y a los que suele recurrir cuando necesita ver de nuevo la bondad y la tranquilidad del mundo. Años en los que las preocupaciones se redujeron y la confianza aumentó. Una confianza que la realidad no estaba dispuesta a conservar durante mucho tiempo.

 

EL SECRETO

Poco después de su onceavo cumpleaños, Adrian recibió una carta que cambió su entendimiento sobre el mundo. Hasta entonces, su madre nunca le había hablado de nada de su pasado y él siempre había entendido que no debía preguntar sobre él. Incluso los Carballo fueron lo suficientemente inteligentes como para entender que no necesitaban saber nada. Sin embargo, el día que Adrian vio sobrevolar a una lechuza sobre los jardines de la casona, esa puerta al pasado se abrió.

Encontró la carta en El Refugio, sobre una pila de cojines. Al principio no se lo dijo a nadie, ni siquiera a Rodrigo. Ponía su nombre, el sello era muy extraño y él nunca recibía cartas. Cuando, tras un día entero meditándolo, leyó su contenido, no pudo evitar buscar el cobijo de los brazos de su madre. Y una explicación. Ariel, que parecía haber estado esperando aquel momento, comenzó a darle las piezas para que todo comenzara a encajar. Aunque no todas. Adrian no entendía por qué, si él era un mago y su madre una bruja que podía hacer encantamientos, pero de verdad, no como los que simulaban en el circo con el que vivieron durante dos años, ella no había hecho uso de semejante poder para no tener que estar huyendo y ocultándose durante tantos años. Ariel tampoco le dio las piezas restantes para completar el puzzle. Y se tuvo que conformar con eso.

Lo que sucedió después fue aun más doloroso. Adrian tuvo que asistir a Hogwarts sin Rodrigo. Le costó entender que debían mantenerlo en secreto y contarles a los Carballo que unos familiares lejanos habían decidido que él fuera a una escuela privada en el país de origen de su madre y ella no podía rechazarlo. Mentir a Rodrigo y a su familia. A quienes les habían dado todo. Algo le decía a la intuición del pequeño Wild que no era siquiera necesario, que aquella culta familia, muy ligada a las tradiciones autóctonas de las tierras del norte de España y de tan amplio pensamiento, entendería perfectamente lo que él, con once años, había entendido, pero su madre le prohibió contarlo. Hogwarts, con sus altibajos, fue un descubrimiento, pero no le llenó tanto sin poder compartirlo con el niño que seguía siendo su único amigo.

En el verano antes de entrar en quinto curso, Adrian le contó todo a Rodrigo. La comprensión de este le asustó, pero entonces, todo fue de nuevo a mejor. Sus relaciones dentro de la escuela mejoraron, comenzó a disfrutar más de todo lo que concernía a Hogwarts y, lo mejor de todo, era que se carteaba en secreto con Rodrigo, contándole mil historias de todo lo que sucedía en el mundo mágico. Era un triple secreto: el secreto al resto de los Carballo que le había impuesto su madre, el secreto a su madre de que se lo había contado a Rodrigo, y el secreto al mundo de que un mago le estaba revelando aspectos del mundo mágico a un muggle. Pero Adrian se sintió afortunado. Afortunado de tener un amigo que le entendía hasta la médula y en el que sabía, que podía confiar ciegamente.

Y Adrian se prometió que siempre, pasara lo que pasase, mantendría ese vínculo.

 

LA TRANSFORMACIÓN

Era otoño. Adrian se había pasado todo el día haciendo tareas en el huerto de los Carballo mientras Rodrigo estudiaba en su cuarto. El resto de la familia estaba fuera de la casona y su madre llegaría a la mañana siguiente de Londres. Poco a poco, la vida parecía haberse ido asentando y dándoles una cotidianeidad apacible. Hacía ya cinco años que el Wild había terminado sus estudios en Hogwarts y estaba preparándose como aprendiz a sanador en San Mungo, disfrutando de su doble vida muggle y mágica. Seguía asentado con la familia de muggles en el norte de España, pero cada vez hacía más viajes a Londres, cosa que el aprendizaje de la aparición y el vuelo en escoba le facilitaron.

Aprovechó que estaban solos en la parcela para resolver algunas de las tareas más trabajosas con magia, tratando de que Rodrigo tampoco se diese cuenta. Aunque conocía su secreto, Adrian siempre intentaba no darle muestras de ello. A veces no podía evitarlo y sus propias ganas de enseñarle algo nuevo a su amigo le traicionaban. Ni siquiera hacía falta que el joven Carballo insistiera.

Esa noche cenaron juntos y Rodrigo le contó algo sobre medicina muggle, la carrera que estaba él estudiando en paralelo a los estudios de Adrian, que les mantuvo debatiendo durante un par de horas. Tras eso, Rodrigo se fue a dormir y Adrian, en un golpe de varita, recogió todo y salió a los jardines a disfrutar del fresco otoñal y la profundidad que sus pensamientos alcanzaban. Dio un paseo entre los árboles frutales junto a la valla y la saltó, extendiendo su caminar por la arboleda que rodeaba la casona. Al volver a los terrenos de la propiedad de los Carballo, se tensó. La figura de un hombre se recortaba en la oscuridad del centro de los jardines, pasando el huerto. Fue a alzar su varita contra el desconocido, pero retuvo el movimiento dejándola oculta entre la manga de la camisa que llevaba puesta y su muñeca.

Se acercó con cautela. El hombre parecía una estatua, imperturbable. Le interpeló, pero este seguía sin inmutarse. Algo en el semblante del desconocido no le cuadraba, emanaba una energía que no reconocía. Cuando estuvo a apenas unos metros de él, el extraño sacó una varita y, enseguida, el joven Wild enarboló la suya. ¿Qué hacía allí un mago? Un mago que dejó caer su varita en el recortado césped salpicado de hojas de diferentes tonos marrones. Adrian no supo cómo reaccionar, y mucho menos cuando el hombre, que llevaba una especie de capa larga con capucha, enseñó una escalofriante sonrisa entre las sombras de su rostro indefinido.

— ¿Cuál es tu apellido, muchacho?

La voz del hombre le congeló la sangre. No supo responder. No solo porque no le salieran las palabras, sino porque no tenía respuesta para ello. Su madre nunca le había dicho cual era su apellido, el de su padre y él jamás había tenido el valor de preguntárselo.

— Entiendo —dijo el tenebroso extraño ante el silencio del joven. Entonces, se movió, apenas un par de pasos que acortaron la distancia entre ambos—. Llevo muchos años viendo cómo desperdicias tu vida intentando ayudar a los demás y a esta familia a la que no le debes nada. No, claro que nunca me has visto. Ni sabes quién soy. —Adrian advirtió cierto resquemor en aquellas últimas palabras. El hombre dio un par de pasos más—. Pero créeme: no permitiré que este mundo te corrompa. Debes saber quién eres y conocer todo tu potencial.

Los dos últimos pasos dejaron a un Adrian petrificado frente a aquel desconocido al que todavía no lograba ver el rostro. No sentía su respiración. Podría aventurarse hasta a sospechar que no tenía ni pulso. No hizo nada, y la mano con la que todavía sostenía la varita, clavada en el pecho del hombre, había perdido su fuerza.

— Wild. Ese es tu apellido. Recuérdalo siempre.

Y entonces, el misterioso hombre se acercó y clavó sus colmillos en el joven de veintidós años, que desfalleció al instante.

 

VUELTA A LAS RAÍCES

Fue su madre quien le encontró tirado en los jardines a la mañana siguiente, al volver de Londres. Rodrigo todavía no se había levantado y, cuando Adrian abrió los ojos, el rostro lloroso de Ariel le recibió, aumentando su desconcierto. La mujer ni siquiera se dio cuenta de que el muchacho había vuelto en sí, solo se repetía a sí misma, una y otra vez: "he fallado". Al principio, el Wild no recordaba nada y se incorporó para abrazar a su madre, que se mecía hacia delante y hacia atrás, preguntándole qué le pasaba y por qué estaban allí. Pero después, el recuerdo de lo sucedido le golpeó la mente tan fuerte que se quedó paralizado unos instantes, sin dejar de escuchar el mantra de su madre. He fallado. He fallado. He fallado.

Tardaron unos minutos en recomponerse, pero en cuanto lo hicieron, Ariel no dudó en ponerse a preparar todo lo necesario para irse de aquella casa lo antes posible. Adrian no entendía nada, pero tampoco pudo oponerse. La determinación de la decisión que de pronto tomó su madre le dejó sin opciones. Pensó en Rodrigo, arriba en su cuarto, durmiendo. No podía irse sin decirle nada. No podía alejarse de él. Aunque siempre podría enviarle una carta. Pero, ¿regresarían, no? No podía pensar claramente y se dejó llevar. Temió que tuvieran que volver, después de tanto tiempo de comodidad, a la vida nómada. Al parecer, su madre tenía un plan diferente aquella vez: volvían a casa de su familia. Su familia sanguínea. Volvieron a Londres, al castillo de los Dumbledore.

Los meses siguientes fueron, de nuevo, un gran viaje al pasado. Ariel le dio a Adrian unas cuantas piezas más para comprender su historia. Por fin pudo entender por qué habían huido los primeros años de su vida. James Wild**, su padre biológico, era un vampiro que tenía aterrorizados a muchos pueblos del sur de Inglaterra y parte de Escocia y tras quien las fuerzas de seguridad mágicas siempre estaban. Ariel fue atacada por él en el mismo momento en el que quedó embarazada. Su transformación había sido muy dolorosa, unida a la gestación de un nuevo ser que, afortunadamente, nació bien. Pero Ariel temió que James se enterara de que tenía un hijo y lo reclamase, por eso huyó sin descanso, hasta que escuchó un día por la radio mágica que le habían dado caza y había sido sentenciado. Lo que su madre no esperaba es que aquella información fuera un engaño de partidarios del clan de James que habían logrado inmiscuirse y corromper los asuntos de las fuerzas de seguridad del Ministerio de Magia relativos al vampiro.

No sabían cómo, pero finalmente, James Wild había dado con ellos y, por las palabras que compartió con el joven, llevaba tiempo espiándoles. Ariel supo entonces que debían dejar de huir y ponerse a salvo en casa de su familia, una de las ramas de los Dumbledore, quienes no dudaron en acogerles, aunque con muchas reticencias por la condición vampírica de ambos. Adrian aprendió al igual que su madre a gestionar toda esa nueva forma de vida y, por primera vez, sintió que la mujer que siempre había sido su refugio, pero un completo misterio, ahora también era alguien a quien entendía desde la cercanía de un lazo estrechado por la verdad.

La vida con los Dumbledore supuso una nueva etapa completamente diferente. Ariel y Adrian seguían visitando a los Carballo, y él no dejó en ningún momento de estar en contacto con Rodrigo, pero vivían más la cotidianeidad del mundo mágico. El Wild logró, tras varias pruebas en otros desempeños, ser sanador en la sexta planta de San Mungo durante mucho tiempo. Rodrigo, por su parte, le contaba todo lo que sucedía en su vida y en la casona del norte de España, aunque él se fue a vivir a Madrid con su mujer. Compartían información sobre la medicina muggle y la mágica, y jamás nadie supo de aquel intercambio, ni siquiera sus familias. Adrian comenzó a establecer relaciones más fuertes con las personas que se cruzaban con él y extendió su círculo de amistades más allá de Rodrigo. Al final, él pertenecía a ese mundo y, por fin, tenía la oportunidad de vivirlo... Durante muchos, muchos años.

 

EL SIGLO DE DESPUÉS

Al principio, aceptar su condición como vampiro no le fue difícil. La dificultad apareció cuando entendió que casi toda esa gente en la que confiaba y que formaba su red de fuertes lazos, no le acompañaría en su eternidad.

El primer golpe fue cuando su madre, el único pilar que le había sostenido durante la mayor parte de su vida, desapareció sin dejar rastro. Le dejó a la deriva, al amparo de una familia no muy unida y con fuerzas naturales internas en constante disputa. Esta fue una de las mayores etapas de descontrol que recuerda. Comenzó a descuidar sus relaciones y a viajar no por placer, sino por necesidad y desamparo. Como si de una adolescencia no vivida se tratase, se reveló contra el propio acto de abandono rompiendo con las enseñanzas de su madre, empezando por una de las primeras máximas que ella se había impuesto y le había obligado a él a seguir: no alimentarse de humanos. Fueron años muy difíciles y en los que no quiso hacerse responsable de sus actos.

Descubrió mundo, vivió en muchos sitios diferentes y comenzó a entender que aquella eternidad era en realidad una maldición. Pero nunca tuvo el valor suficiente para acabar con ella. Siempre encontraba una excusa, una nueva motivación o un nuevo anclaje. Su relación con Rodrigo desmejoró, pero jamás se rompió. Era lo único que le mantuvo cuerdo y le hizo regresar a sus cimientos, esos que los Carballo le habían regalado. Conoció a los hijos de su amigo, quien no necesitó hablar directamente con el Wild para entender que este ya no era humano, y siguió en contacto con él hasta su último aliento.

La muerte de Rodrigo fue el segundo golpe que sufrió, esta vez de realidad. Adrian Wild volvía a estar a la deriva, pero aquella vez, sumido en una profunda depresión. Retomó el contacto con la hija menor de Rodrigo al cabo de los años, cuando esta ya era una mujer y apenas le recordaba de cuando era niña. Le contó su historia, la relación que había mantenido con su padre y, Angélica, tan sabia como lo habían sido anteriormente sus abuelos, le hizo entender otra verdad de su vida que él nunca había sabido ver: Rodrigo había sido siempre su primer amor.

Angélica fue su nexo entonces con los Carballo, su nueva confidente, y entonces Adrian lo entendió: él mismo se había prometido que nunca, jamás, pasara lo que pasase, iba a romper el vínculo que una vez estableció con el hijo menor de los Carballo, y así sería. Siempre tendría, generación tras generación, a un confidente dentro de esa familia. Tras Angélica, llegó su hijo mayor, Carlos y, después de él, el único hijo de este: Sergio Carballo. Hoy en día, él es su nexo y, como siempre, caprichoso, el destino decidió que Sergio recuperara la casona de sus antepasados y viviera en ella. Adrian le visita siempre que puede.

Pero este último siglo también trajo consigo otras muchas cosas. Adrian descubrió que su padre era parte de ese grupo de seguidores de Lord Voldemort, los denominados "mortífagos", y comenzó a desarrollar un intenso odio hacia ellos. Ciertas averiguaciones sobre las atrocidades que su padre había cometido, sumado a seguir sin noticias de su madre, lo desestabilizó. No tardó en volver a dejarse llevar por sus emociones y pasó a rodar de nuevo por el mundo y cometer fechorías de las que James Wild estaría orgulloso, muy a su pesar. Dio tumbos hasta que se topó con un ser de luz que le rescató y le hizo regresar a la razón: Antara Potter Black, quien le acogió en el seno de su familia y le recondujo.

Los Potter Black se convirtieron en su nueva familia, en su nuevo anclaje a tierra, y compartir la juventud de su hermana Sagitas y sus alocados círculos fue lo mejor que le había pasado desde hacía mucho tiempo. Desde la infancia y adolescencia vivida con los Carballo, antes de su transformación. No fueron, igualmente, años fáciles, pero su red de confianza se regeneró y volvió a tener la esperanza que había perdido, entendiendo que no podía vivir sin lazos humanos, aunque tarde o temprano tuviera que dejarlos marchar.

Construyó su propio local dedicado a las artes escénicas, en memoria de Rodrigo Carballo, con quien siempre tenían el lema de que "el arte era vida", y pasó por diferentes puestos dentro y fuera del Ministerio de Magia, como en el Cuartel General de Desmemorizadores del Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes o en el Comité Cultural Mágico Internacional del Departamento de Cooperación Mágica Internacional.

Adrian comenzó a poseer la madurez y la paciencia que la experiencia y los tantos años vividos le daban, y empezó a afrontar todo aquel pasado que durante tantos años había ocultado entre emociones descontroladas, sin atreverse a reconocerlo. Al mismo tiempo, investigó sobre su padre, aprendiendo a disociarse, y durante algunos años, contribuyó desde dentro de la organización de la Orden del Fénix, con la intención de obtener más datos sobre su progenitor, que sabía afiliado a la Marca Tenebrosa, y poder acercarse a él para obtener las últimas piezas necesarias para resolver el puzzle que desde pequeño nunca le permitieron completar.

 

LA PROFECÍA

Las pesquisas sobre su padre le llevaron a tomar una decisión que quizá no debería haber tomado.

El 5 de septiembre de 2021, en mitad de la incursión al Ministerio de Magia secuestrado por Laura Nielsen y sus Redentis, Adrian se topó, mientras estaba encerrado con Mackenzie Malfoy en la Sala de las Profecías de la novena planta, con una profecía que tenía inscrito su nombre. La curiosidad y la necesidad de saber, de encontrar esas piezas faltantes, le llevó a tomar la decisión de romper la profecía para escucharla. Las palabras que se perdieron en el aire quedaron grabadas en su memoria:

«De la nada surge,
en la nada se esconde;
cuando el camino llegue
no será la nada
quien en el futuro espere»

Desde que esas palabras resonaron en su interior y supo que contenían una verdad que se le escapaba por los poros, el Wild ha reanudado sus investigaciones personales y familiares, pero los múltiples conflictos del mundo mágico y la disolución del Estatuto Internacional del Secreto Mágico, así como sus responsabilidades ministeriales, le han impedido poder hallar respuestas claras, a pesar de que, cada vez que puede, se escapa y explora nuevos territorios.

Debido a las circunstancias de la última década, ha descubierto lo importante que es para él la unión entre el mundo muggle y el mágico, y lo que eso significaría en la reconciliación de su vida personal, y ha entendido que la educación es fundamental para conseguir que semejante empresa funcione. Por ello, aunque jamás se hubiera imaginado en esa posición, no dudó ni un instante cuando le ofrecieron ser el nuevo director de Hogwarts, un nuevo reto que la experiencia y la templanza conseguidas en los aprendizajes de su vida le han permitido aceptar sin vértigo alguno.

Además, siendo sinceros, sabe que esa posición le deja vía libre para algo aún más importante para él: seguir buscando las piezas que algún día espera encontrar para así poder completar el rompecabezas vital que desde niño jamás le han dejado terminar de entender.

 

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Objeto Mágico Legendario: --

Elfos:

  • Wilmo: Elfo de mediana estatura con grandes ojos verdes y unas orejas muy puntiagudas, algo dobladas por las puntas. Es un elfo joven y muy vivaz, con gran energía. Cariñoso y amable son sus cualidades más marcadas, aunque muy cabezón. Siempre va bien vestido, con bonitas túnicas de elfo.

 

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Personajes Secundarios: 
--

 

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Cronología de cargos:

Marzo 2010: Graduado en la Academia de Magia y Hechicería.

  • En el Ministerio de Magia:

Diciembre 2009 - Marzo 2010: Aprendiz en la 6ª planta de San Mungo.
Marzo 2010 - Julio 2011: Sanador en la 6ª planta de San Mungo.
Agosto 2011 - Enero 2012: Sanador en la 6ª planta de San Mungo.
Diciembre 2012 - Noviembre 2014: Empleado del Cuartel General de Desmemorizadores; Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes.
Mayo 2017 - Marzo 2018: Empleado del Departamento de Cooperación Mágica Internacional.
Agosto 2018 - Junio 2019: Empleado del Departamento de Cooperación Mágica Internacional.
Junio 2019 - Agosto 2019: Jefe de Oficina en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional.
Agosto 2019 - Septiembre 2024: Director del Comité Cultural Mágico Internacional, del Departamento de Cooperación Mágica Internacional (MM).
Septiembre 2024 - Actualidad: Director de Hogwarts. Director del Comité Cultural Mágico Internacional.

  • En la Orden del Fénix:

Marzo 2010: Entrada como Intié.
Agosto 2010: Ascenso a Legionario.
Septiembre 2011: Ascenso a Templario.
Mayo 2012: Descenso a Legionario.
Julio 2013: Descenso a Intié.
Octubre 2013: Baja en la Orden.

 

Premios y reconocimientos: --

 

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Link al Perfil de Comprador MM: Nº 52
Link a Bóveda Personal: Nº 78776
Link a Bóveda Trastero: Nº 107285

Listado de negocios abiertos:

● Ars & Vita ●

 

 

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✤ Viajero de la noche ✤

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Hechizos utilizables en batallas y duelos

 

Libro del Aprendiz de Brujo

  • Orbis Bestiarum
  • Espejo de Niebla

Libro de la Fortaleza

  • Salvaguarda Mágica
  • Curación

Libro de la Sangre

  • Daga del Sacrificio
  • Obedire
  • Juramento de Sangre
  • Maldición

Libro del Equilibrio 

  • Flechas de Fuego
  • Arena de Hechicero
  • Semillas de Hielo
  • Cinaede

Libro del Druida

  • Haz de la Noche
  • Obsistens
  • Ignea
  • Cantar de Eleboro

Libro de los Ancestros

  • Kansho
  • Vara de Cristal
Editado por Adrian Wild

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Objetos Mágicos:
Certificados por el Ministerio de Magia.

 

El Ministerio de Magia informa que el personaje de Adrian Wild ha sido aprobado con el siguiente objeto.

Objeto: Varita mágica.
Clasificación: AA
Puntos: 20

De acuerdo a lo especificado en el Registro de Magos y Brujas, las fichas nuevas solamente pueden tener una varita mágica, para añadir más objetos y criaturas mágicas o no mágicas, podrás adquirirlos en el Magic Mall.

Si aún no lo has hecho, no olvides inscribirte en la Academia de Neutrales, te ayudará a mejorar todos los aspectos de tu personaje. Puedes hacerlo en el Libro de Admisión y, hasta que te gradúes, tu rango social será el de Aprendiz y el Bando será neutral.

A los personajes inventados, es decir, que no son manejados por una cuenta, se les pone el ** para diferenciarlos. Recuerda que no puedes editar tu la ficha, ni los posteos #1 y #2, sino que debes solicitar el cambio, el cual será realizado por un moderador. De esa forma comprobamos que todo esté en regla. No olvides echar un vistazo a los manuales de Normas y Ambientación para conocer todas las reglas del juego.

 

Atentamente:
Adrian Wild
Moderador(a) de HarryLatino.org

Editado por Adrian Wild

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Ola!! Bueno venía a pedir que pusieran mi bóveda de Gringotts.

 

[url=http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78776]Bóveda de Adrian Wild[/url]

 

 

Lo he puesto de las dos maneras porque no sé cual preferís. Decirmelo para la próxima vez ^_^

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Ola!! Bueno venía para recordaron el cambio que pedí en mi post anterior ;)

Esque como ha pasado mucho tiempo y no me lo habeis cambiado... Pues es por si acaso.

Si os he molestado porque teneis mucho trabajo (cosa que entiendo) y por eso no me la habíais podido editar decirmelo... y Lo siento por si acaso :unsure:

 

Muchas gracias por vuestro trabajo :D

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Bueno, ya he hecho los cambios pertinentes. Perdona la tardanza. Cuando quieras más cambios, ya sabes ;)

Alárgala. Alarga la mano... y atrapa una estrella
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See You Space Cowboy
"Por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti"

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  • 2 meses más tarde...

Hola! Bueno venía a pedir que en Trabajo me pusierais: San Mungo (Aprendiz)

Muchas gracias por adelantado (espero no hacer spam...) Bueno.... completo las dos lineas xD

Gracias ;)

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  • 3 meses más tarde...

¡Hola! Bueno venía a pedir cambios por la Graduación. Empiezo xD:

 

En Rango Social: Unicornios de Bronce

Bando: Orden del Fénix

Rango dentro del Bando: Intié

Conocimientos Especiales: Pociones y Artes Oscuras

 

Se estrañarán por este ultimo Conocimiento en un Auror pero.. Es uno de los que piden en la mayoría de los Departamentos xD Y por favor quiten:

 

Mascotas: Un elfo llamado Wilmo.

 

Dejen sólo a Wilmo, pues el dragoncito me lo quitaron ya que está prohibido... Cuando haga cambio de postulación en San Mugno y me pase a Sanador vuelvo a pedir cambio ;) Creo que se puede porque este no cuenta al ser de Graduación no¿?

 

Muchas gracias ^_^

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Cambios listos :D

 

Y cuando tengas el cambio de trabajo puedes pedirlo ^^

Firma by Alissia Y. Ryddleturn http://img169.imageshack.us/img169/1296/tejonueki.gif
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