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† Mansion Ragnaventus † (MM B: 88988)


Hades Ragnarok
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El cainita observaba el lugar lo que le rodeaba, la chimenea estaba encendida por lo que la Macnair no pasaría frio. Odín su elfo personal se había encargado de dejar bebidas y algunos aperitivos para picar allí en la mesilla por si deseaban sentarse a hablar un rato antes de ir a las habitaciones. Le robo un beso a la matriarca de los Macnair para pensar por un segundo en cuál sería la respuesta adecuada a su pregunta.

 

-Te soy sincero, aquí todos hubieran corrido peligro, hasta tu, si me hubiera quedado –comento- la verdad es que en aquella época yo no era ni siquiera una sombra de lo que soy hoy –dijo el cainita- mi instinto me decía que debía irme a Grecia nuevamente, que allí podríamos enfrentar y afrontar todo lo que el destino nos estuviera preparando –confesó- además, ya nada me ataba a este lugar, si bien nuestra “familia” me hubiera necesitado ellos podrían llamarme cuando quisieran –dijo refiriéndose a los mortifagos- pero mis tíos también se iban de este lugar, por lo que la mejor decisión fue irnos, teníamos una guerra que luchar.

 

Suspiró mientras veía algunas imágenes pasar por su mente, sus inicios, todo lo que habían pasado y vivido, lo que amo, perdió, cada uno de aquellos detalles, como si fuera una película antes d que fuera a morir.

 

-No todos están preparados para sobrevivir en Grecia, la mayoría de los que viven en Londres, de haber ido allí, hubieran muerto en 3 días, ir allí me ayudo a forjar lo que soy ahora –miro los ojos de Cissy- claro está, falle, hice cosas de las cuales no estoy orgulloso y caí tan bajo como el mismo inframundo.

 

Estudio con la mirada a Cissy y la observo alejarse un poco para comenzar a subir aquellas escaleras. Escucho cada uno de sus planes y sonrió divertido, ya se veía venir aquello, cosas de chicas que él también había imaginado para Kore, la imagino crecer y verla en aquella habitación, en su escritorio, en su cama dormida o haciendo alguna cosa. Quizás la chica le daría tantos problemas o mas como la madre si era completamente irresistible como la Macnair, por lo que tendrían muchas discusiones al respecto. Negó con la cabeza, esperaba que llegara el momento de aquella discusión con la Macnair, ya la escuchaba decirle… “Nada de ser un padre machista, Kore aprenderá a ser toda una mujer con plenos derechos” y él le diría a la Macnair observándola a los ojos… “Yo jamás he dicho lo contrario”.

 

-el columpio puede colocarse en el jardín interno, y puede tener una casa en el árbol o una casa de muñeca de su tamaño allí en el jardín también, ya sabes para que juegue con sus amiguitas, tomen el té y todas esas cosas de chicas que seguro le gustaran –dijo divertido- en su habitación se podría colocar un puff o si, también un columpio en una esquina con almohadones para leer o tomar una siesta

 

Sonrió mientras se acercaba a la Macnair y la tomaba de la mano. Asintio ante su pregunta y comenzó a caminar con ella hasta el piso donde se encontraba su habitación.

 

-Estás segura de querer entrar? –pregunto- no se, no vaya a ser que el feo y malo vampiro la secuestre y le haga un masajito, comerte, hacerte reir y cositas –bromeo con tono provocativo para molestarla- siempre sacas mi lado oscuro Macnair –la culpo.

 

Llegaron a la habitación, la puerta era de roble blanco. Puso sus níveos dedos en la manija y la empujo, no había puesto ningún encantamiento en aquella puerta, nadie en su sano juicio se atrevería a llegar hasta allí.

 

La habitación era como una sala grande con grandes ventanales que dejaban ver una hermosa vista de los jardines y la piscina. Una muy suave y cómoda alfombra de pared a pared. Además, se podía ver el horizonte de Ottery y dejaba entrar exactamente la cantidad de luz de sol o luna necesarios para que hubiera comodidad. En el techo una hermosa lámpara con lagrimas de cristal. La cama era enorme (como para que pudieran dormir hasta 3 personas de manera cómoda) de madera con un hermoso dosel. No había muchos cuadros pero si un gran mesón donde reposaban muchos libros, había un gran librero y muchas otras cosas. El armario era también grande con todos los trajes, camisas y zapatos del Ragnarok, al menos cuando se vestía de aquella forma tan formal. Allí, en las muchas gavetas estaban los pisa corbatas y gemelos de diferentes materiales y piedras preciosas. Al otro lado del armario su vestuario más informal.

 

-te gusta? –pregunto.

 

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Las discusiones con Hades serían moneda corriente de ahora en adelante, de eso estaba segura pero también me divertía, no sabía por qué.

 

Lo escuché hablar de su viaje, preocupada. Yo sabía lo que era Grecia o lo que había sido para mí la última vez que había pisado sus tierras, lo que podría ser para Kore y, mientras él me contaba sobre lo que había vivido, el motivo para irse, para no quedarse en su mansión y poner en peligro a todos, sentí que estaba engañándolo al no contarle aún ciertas cosas de mi vida.

 

Después, me dije. Después le contaría todo lo que debía contarle, como el padre de mi hija. Como mi futuro esposo.

 

Subimos las escaleras juntos y caminamos hacia unas puertas blancas, donde él apoyó una mano sobre el picaporte mientras me preguntaba si yo quería entrar. Asentí, sin pensarlo en realidad. ¿Qué podría haber allí que fuera terrible para mí? Nada, me respondí. Nada de nada.

 

Y en realidad aquello era hermoso. La cama con dosel, los ventanales y la forma en la que se colaba la luz a través de ellos, bañando la cama y la alfombra suave bajo nuestros pies. Los enormes armario con ropa que me hicieron preguntar si Hades no tendría, quizá, más ropa que yo. Caminé despacio hacia la cama y me senté en el borde, admirando no sólo la tela del cubrecamas, sino también la sensación de estar sobre algo tan mullido, como si flotara. En cierta forma, la gente adinerada de Ottery poseía habitaciones como esta aunque ni de lejos tan espaciosa. La mía, por ejemplo, sería al menos la mitad de esta.

 

-Te gusta el lujo, Ragnarok- lancé de forma divertida, mientras acariciaba el dosel-. No tenía idea de esta parte tuya, donde te gustan los montones de ropa costosa o las alfombras extranjeras- porque ciertamente estaba pisando algo confeccionado con mucha calidad, nada que se pudiera comprar en un simple lugar de construcción mágico o muggle.

 

Todo era hermoso, desde la lámpara sobre nuestras cabezas hasta los intrincados dibujos tallados en los muebles. Pero de nuevo mi mente volaba por otros lugares, muy lejanos. Cosas que tendríamos que hablar.

 

-¿Crees que podrías hacerme lugar para colocar mi ropa?- pregunté, señalando los armarios-. Me juego a que tienes más pares de zapatos que yo- reí, levantándome de un salto para ir a ver si, en efecto, yo tenía razón.

 

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  • 2 semanas más tarde...
- Taberna el basilisco ahorcado
Sonrió cuando hades le comento como eran algunas cosas de su organización, realmente deseaba obtener aquel cargo en criaturas y así empezar a trabajar con el. No le gustaba eso de ser una niña mimada que tenía todo lo que queria por ser inmensamente rica, no... a ella le gustaba trabajar y ganarse lo suyo.
con un movimiento de su varita hizo que las viejas escobas y trapeadores cobraran vida empezando a limpiar aquella sucia taberna que parecía ser bañada en polvo todos los dias, hizo que las sillas se colocaran sobre las mesas y los vasos que yacían sucios se limpiaran y lustraran. Podía imaginarse la cara de Pascal al otro día cuando regresara y viera su local perfectamente limpio y oliendo a desinfectante.
terminó de hacer aquello y miro al Ragnarok con diversion - ¿Nos vamos Mosieur? - murmuró divertida
Mansión Ragnaventus
Volver a aparecer en aquellos terrenos hizo que una vieja emoción floreciera en su estomago, aquella casa había sido fiel testigo de sus recuerdos y miles de cosas que había aprendido, formaba parte de ella como una vieja amiga que había tenído mucho protagonismo en su historia
Espero al vampiro y lo dejó caminar delante de ella pues erael dueño de aquella casa y si de otro momento se tratara ella habría entrado como perro por su casa, habría descorrido las cortinas y se habría internado en aquella biblioteca. Pero sabía que ahora alguien mas vivia con el y eso la llevaba a ser mas respetuosa.
- Después de ti - dijo caminando a la entrada

 

 

 

 

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Con Cissy…

 

-No te creas Macnair, es un solo gasto y ya –bromeo- digamos que la mansión ya venia así cuando la adquirí –dijo aun más divertido- claro está, le di mi toque obviamente –se encogió de hombros mientras sonreía divertido ante los comentarios de la Macnair.

 

El Ragnarok estaba feliz, tenía mucho tiempo que no se sentía así y Cissy era la causante de aquello. La verdad es que la mayoría del tiempo aquella mansión se la pasaba sola, solamente los elfos domésticos recorrían aquellos pasillos desde que su familia y amigos decidieron desaparecer y olvidarse de él. Ahora, con la Macnair en aquella mansión era mucho más “caluroso” el ambiente y dentro de poco podría escuchar llantos, risas y pequeños pasos.

 

-Claro que te doy espacio en el closet, te aseguro que hay mucho más espacio allí del que crees, la ultima vez tuve que colocarle un encantamiento de expansión –bromeo solo para ver la cara de la ex vampiresa quien parecía estar sintiéndose mucho más cómoda y tranquila- y no creo que tenga tantos pares de zapatos –comento haciendo una mueca tras el comentario de la chica ya que normalmente solo tenía zapatos negros pulidos que siempre utilizaba y algunos más deportivos, pero Cissy seguro tendría muchos más.

 

Recorrió la habitación y pensó un poco observando la pared.

 

-¿Dónde estará la habitación de Kore cuando sea mas grande? –preguntó el cainita- mientras sea una bebe obviamente que tendremos que tenerla aquí, pero cuando comience a crecer deberá dormir en su propia habitación, una que seguramente ya tienes decorada en tu cabeza –rio.

 

Se acerco a la Macnair para acompañarla a revisar el closet.

 

-Además Macnair, en algún momento vamos a necesitar algo de privacidad cuando queramos… -le guiño un ojo- jugar -dibujo una sonrisa traviesa y seductora- aunque la mansion es grande por lo que algo podriaso encontrar tu y yo

 

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*********************

 

Con Emilia tiempo después…

 

Taberna El Basilisco Ahorcado

 

Podía ver en los ojos de la Malraux como se iluminaban ante la idea de regresar a la mansión que por un tiempo fue su hogar, además, conociéndola el Ragnarok se imaginaba que muchas otras cosas pasaban por la mente de la demonio de fuego.

 

Se sorprendió cuando observo lo que hacía. De cuando acá ella le hacia un favor a Pascal, mas aun, cuando el regresara para abrir aquel local seguramente le iba a dar un infarto al verlo todo limpio y desinfectado, quitándole todo lo lúgubre y especial que tenía el establecimiento de la marca.

 

-Sabes que si matas a Pascual vamos a tener que buscar otro cantinero cierto? –Pregunto divertido levantándose- no creo que nos perdone que hayamos quitado el glamour que tenía el bar –rio y se encogió de hombros- vamos entonces Malraux, la mansión y las nuevas aventuras te esperan.

 

Mansión Ragnaventus.

 

El cainita podía ver las facciones de la Malraux, como se movía, sus gestos, todo, podía sentir hasta la vibración de su piel como si algo en aquella mansión la atrajera y ella no pudiera resistirse a sus encantos, Lo mismo sucedía con el cainita cuando estaba cerca de Cissy, de Emilia y de Mery, las 3 tenían un encanto especial sobre el vampiro y cada una sabia aprovechar eso para sus fines.

 

Dibujo una mueca divertida, cada célula de la demonio del fuego deseaba que él Ragnarok se apurara en abrir la puerta para que ella pudiera entrar. Le extraño aquello ya que Emilia solía romper cada uno de los protocolos y hacer lo que le viniera en gana en la mansión, pero supuso que sería por respeto a la Macnair quien ahora también vivía allí en aquella mansión junto con el Ragnarok.

 

-Estás en tu casa –dijo el vampiro abriendo al puerta para luego cederle el paso a Emilia. La estudio, observo los ojos azules de esta. El cabinita estaba feliz, la Malraux había vuelto a casa y ahora allí vivirían (si es que Emilia decidía quedarse un poco mas) 3 de las 4 chicas más importantes de su vida en Londres. Cissy, Emilia, Kore quien aun no nacía y solo faltaba su hermanita menor Mery.

 

@@Emilia Malraux

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Volver a aquella masión hizo que sus ojos brillaran como dos gemas en medio de la oscuridad y cuando el vampiro la invitó a entras y le dijo que esa también era su casa la pelirroja le dedico una dulce sonrisa, esa de quién siempre se sintió perdida y por fin encontraba un lugar y es que si, aunque jamas se lo hubiera dicho al Ragnarok ella consideraba aquella masión como su hogar.
- Gracias Hades- dijo con ese brillo de emoción en sus ojos y la alegría de volver, detalló la mansión mientras giraba sobre si misma y sin poder evitarlo caminó a aquella biblioteca que tanto tiempo había sido su lugar de paz, y a la que le debía el haber recuperado a su mejor amigo. sus pasos sonaban leves en aquel suelo pulido mientras entraba en aquel majestuoso salon y directo hacia los estantes toco los libros sonriendo.
tomó uno, con cuidado tenía un titulo peculiar tepes sabía de que trataba y es que ella conocia de memoria aquella habitación y sabía que los libros no cambiaban de lugar. Aun no había mirado a Hades pero sabía el vampiro estaría sonriendo a sus espaldas como un padre o un mentor que en silencio le había obsequiado a su pequeñala oportunidad de viajar entre paginas y la dicha del saber.
- Había olvidado la paz de este lugar- susurró por fin girandose hacia él sonriendole con el libro abrazado entre sus brazos, había olvidado de que cosas tenían que hablar y tuvo que hacer un esfuerzo por recordarlo. Caminó hasta su sofa tomando asiento se sacó los zapatos y subió los pies al mueble sentandose de indio mirandolo
- ahora si puedes responder mis dudas -

 

 

 

 

 

 

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El vampiro sonrió divertido al observar los movimientos y gestos de la Malraux. No había que ser un genio ni nada parecido para saber que por instinto los pasos de la chica la llevaran a uno de sus lugares más felices en aquella mansión. Cuando ella inconscientemente se movió hacia la biblioteca supo que no se había equivocado. ¿Cuántas cosas y cuantas aventuras habían pasado ambos en aquel lugar?, esta vez, el hijo de la noche había guardado muy bien aquel libro que hizo que ambos se hicieran tan cercanos. No pensaba correr riesgos nuevamente.

 

La siguió sin decir nada, como si fuera un fantasma se movió sigilosamente mientras que la demonio de fuego se movía entre las estanterías y tomaba un libro entre sus manos, Sonrió al verla llegar hasta el sillón donde tantas veces la había encontrado leyendo o con algún libro sobre su pecho mientras dormía. Claro estaba, ella solía pasar días sin pegar un ojo mientras devoraba cada libro y vivía vidas y viajes y aventuras en cada uno de ellos. Muchas veces observaba como el rostro de la Malraux cambiaba mientras pasaba las paginas, como se alegraba y entristecía con cada historia, hasta el punto de que la entendía cuando la pelirroja tenia aquellos episodios de duelo post libro que él también solía tener.

 

Cuando al fin cruzaron mirada el Ragnarok se acerco y se sentó en la otra punta del sofá, escuchando lo que la Malraux tenía que decirle.

 

-Bueno, creo que es uno de los lugares más pacíficos que podrías encontrar –dijo el Ragnarok- claro, si no contamos que hay libros que podrían matarte –rio ante aquello recordando aquella última aventura juntos.

 

Movió la varita e hizo aparecer los bocadillos y las bebidas favoritas de la Malraux. Además, conociéndola también había hecho aparecer una manta para que no pasara frio. Algo el decía que tendría que sacar a la demonio de fuego cargada si le permitía quedarse mucho tiempo dentro de la biblioteca.

 

-Exactamente cual de todas tus dudas? –pregunto bromeando- puedes formular las preguntas nuevamente si lo deseas –dijo.

 

Sonrio esperando. El hijo de la noche sabia que debia presentarle a la macnair a su mejor amiga y protegida.

 

@@Emilia Malraux

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Estar en aquel sofa le parecía como si el tiempo se hubiera detenido como si jamás se hubiera ido de aquella mansión. Los libros seguían ordenados en aquellos estantes y sin poder evitarlo dirigió su mirada a donde se encontraba antiguamente aquel libro de los recuerdos del vampiro, al que tanto respeto le tenía ahora. Otro libro ocupaba su lugar era una tapa negra de cuero que no hizo mas que llamar su atención, sabía que el Ragnarok seguramente habría escondido todo libro peligroso de las manos de ella asi que no se preocupo y volviendo a levantarse caminó directa a el y lo saco del estante mirando el título.
- Maldiciones Egipcias y los misterios de la Atlantida - sopló sobre la tapa del libro y lo miro sorprendida - ¡Hades, esto es papiro original!, es una reliquia ¿De donde lo sacaste?- dijo volviendo a olvidarse de lo que los había llevado a aquella mansión, cual niña destapo el libro y leyo la primera página, estaba escrito en italiano antiguo seguido de algunos geroglificos y allía se perdió por varios minutos hasta que el carraspeo del mago a saco del libro.
- ¿Qué?- dijo perdida saliendo de su lectura sin poder ocultar esa sonrisa inocente - Perdon, perdon es irresistible. ¿Hablame de Tartarus? todo lo que debería saber- dijo volviendo a sentarse a su lado ahora con dos libros sobre las piernas.

 

 

 

 

@@Hades Ragnarok

Editado por Emilia Malraux

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El Ragnarok sonreía divertido al ver como la Malraux disfrutaba de aquella habitación. La verdad es que muy pocas personas por decir nadie o casi nadie era invitada a penetrar en aquel sagrado recinto, pero Emilia siempre había tenido paso libro allí, aunque él no lo quisiera. La demonio pelirroja siempre encontraba una forma lícita o ilícita para entrar en la biblioteca del cainita. Se sentó allí a su lado mientras sabía perfectamente que ya había perdido toda atención de Emilia. Negó con la cabeza y puso los ojos en blanco. El solía decir que Emilia siempre hacia trampa y lograba lo que ella quisiera.

 

Siguió la mirada de esta. Dibujo una mueca sabiendo a donde había ido a parar aquella mirada, pero aquel libro ya no se encontraba allí. Sin embargo, la chica se levanto como solía hacer, fue hasta la estantería y eligió un libro. La expresión de la demonio de fuego fue todo un poema al leer el titulo y más aun, al descubrir que aquel era un tomo original. Rio cuando la chica fue hasta el sillón y se sentó esperando una respuesta.

 

-Digamos que, sabía que te gustaría leerlo si es que deseabas regresar –dijo divertido intentando cambiar el tema de cómo se suponía que él lo había conseguido- y por tu reacción supongo que te agrado –dijo sonriéndole.

 

Suspiro una vez que Emilia abrió aquellas primeras páginas y comenzó a leer. Definitivamente ya había perdido toda la atención de la chica. Ahora si se sentía que el tiempo no había pasado y que no había cambiado absolutamente nada, aquella Emilia que estaba allí sentada junto a él no era la Emilia “adulta” o más bien la Emilia “madura” de hacia unas horas, aquella era la Emilia joven y libre que siempre había sido. Claro estaba, amaba a ambas Emilia y aquel toque de madurez de la chica era maravilloso.

 

Carraspeo la garganta para que su mejor amiga volviera en sí. Rio al ver su rostro volviendo a la realidad. Movió la varita e hizo llegar hasta él un par de libros. Uno de ellos era un libro que no le mostro a la Malraux que quizás en algún momento le enseñaría. El otro era uno escrito en letras antiguas y milenarias. Saco su daga de plata y le pidió a la Malraux que colocara una gota de su sangre en aquel libro. Así cerraría el juramento y se le permitiría entrar a la guarida de TARTARUS.

 

-Tartarus es una organización criminal secreta en donde nos encargamos de todo tipo de trabajos ilegales, ya sea asesinatos, contrabando, espionaje y cualquier cosa –dijo sonriéndole- yo soy el jefe de la organización y por el momento hay pocos miembros, sabes perfectamente que no confió en muchas personas y solo están dentro de él los más capaces y peligrosos –dijo divertido.

 

Le guiño el ojo.

 

-Nuestra guarida es un bar con el mismo nombre de la organización, imagínate, una tapadera dentro de una misma tapadera –rio divertido- a nadie se el ocurrirá que un local llevara el mismo nombre de una organización capaz de desestabilizar el mundo mágico –se encogió de hombros.

 

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Observó con cuidado el libro que el ragnarok acercaba a ella, lo miró con curiosidad mientras este lo abría y le pasaba una preciosa daga, miró el filo de la hoja con interes para luego acercarlo a su dedo y cortarlo dejaban que un hilo de sangre empezara a salir del mismo. Se acerco a la página que el mago le indicaba mientras escuchaba lo que le contaba del lugar, dejo la mancha en aquel libro y al lado firmó con su nombre.

 

- vez que si es sangre y no solo alcohol Ragnarok- dijó la bruja en alusión a algo que habían hablado hacía horas en la taberna de Pascal - Bien entonces existe un local que se encarga de brillar a los ojos del todo el mundo y es una pantalla de humo para los negocios ilicitos, esto es interesante -

 

comenta mientras con su propio poder cerraba su herida y volvía a mirar distraida el libro de la atlantida - ¿Con qué paises tienes negocios?-

 

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El vampiro observo como la Malraux sellaba aquel juramento. Sabía perfectamente que ella lo haría y que le interesaría cada uno de los detalles de aquella organización. Confiaba en la demonio del fuego y conocía sus capacidades. Una vez que firmo movió la varita sellando aquel libro para luego hacerlo desaparecer mágicamente hasta un lugar secreto donde nadie podría encontrarlo.

 

Rio ante el comentario de la Macnair con respecto a su sangre devolviéndole la broma que este hacia unas horas había hecho. Si, aquello era el pan de cada día. Cuando el hijo de la noche estaba con al Macnair, con la Malraux y con su pequeña y consentida hermana Mery se sentía cada vez más vivo y no había nada que pudiera perturbarlo.

 

-No sé, solo fue una gota –bromeo- quizás debiste dejar que saliera un poquito más, capaz esa era la última gota de sangre que tenias antes de que el alcohol terminara saliendo –rio observando los ojos de la Malraux quien comenzaba nuevamente a realizar preguntas.

 

Observo como en un segundo la piel de la demonio de fuego volvía a la normalidad mientras escuchaba aquel comentario y el asentía tranquilamente. Entre la Malraux y el Ragnarok los secretos habían `pasado de moda, claro estaba, quizás había uno que otro más que nada personales, pero ambos conocían los dolores, alegrías y la vida del otro, ambos compartían un lazo mucho más fuerte del que cualquiera podría imaginar, ¿Por qué habría secretos entonces?.

 

-Negociamos o trabajamos para todos los países del mundo, digamos que para el mejor postor o para quien pueda pagar nuestro precio –dijo divertido el vampiro- la información cuesta mucho, lo que nos piden también –se acerco a la demonio de fuego- yo mismo he sido doble agente y realizo el trabajo sucio que nadie queire hacer –rio mientras observaba aquel libro en las manos de Emilia sabiendo que lo disfrutaría mucho- así que en cualquier caso, si necesitas ir a un lugar puedo ayudarte, puedo decir que trabajas para mi, con mi capacidad y mi reputación podrías entrar a donde quisieras sin problemas

 

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