● Ars & Vita ● (MM B: 94346)

[Nate Weasley]

La canción iba apenas por la mitad, tenía que terminarla.. al menos una vez.

 

-Dame sólo ese beso que espero tanto tiempo, Y sabrás cómo siento este amor , Dame hoy tú mirada no me dejes sin nada, Porque sé que me muero de dolor. - la letra de la canción conjugaba perfectamente con mis sentimientos, estaba viviendo una situación parecida al no encontrarme con mi amada.

 

Cuando la canción llegó a su fin, decidí que ya había cantado bastante por el momento. Dejé a la muchacha seguir practicando con su guitarra y salí de la habitación de cantos para entrar a la habitación en donde se practicaba un poco de baile.

 

Me acerqué al escenario, lleno de espejos para retratar los movimientos y tras elegir la canción que quería bailar, apretè Play.

 

"There is no reason you and me should be alone tonight yeah babe, tonigh yeah babe"

[Gitax Weasley]

Indagando por el Callejón Diagon, el mago no sabia exactamente a cuál de todos los interesantes locales que había a lo largo de aquél recorrido que había realizado. Pero al final, decidió ir a otro que parecía ser interesante y al cual no había visitado desde la creación de este, o eso más o menos recordaba; quizás había entrado estando ebrio pero lo dudaba, puesto que no era un lugar relacionado con ello.

 

-¿Ars & Vita? Interesante nombre.

 

Se acercó hacia la entrada de cristal que había, y cuando estuvo por buscar la forma de abrirla, descubrió que era de esas que al pisar a cierta distancia de donde se encontraban solas se habrían. Entonces entró, y leyó los carteles que había allí, disfrutando de la relajación que le proporcionaban los colores de las paredes, los dibujos que habían allí y muchos otros detalles que por allí se encontraban.

 

Fue hacia la recepción y preguntó amablemente:

 

-Disculpe... para tomar clases de teatro, ¿Aquí se encuentra eso?

Tenía bastante interés en tomar de esas clases.

[Mica Gryffindor]

No podía sacar de su mente la búsqueda de aquella diadema, la posibilidad de apropiarse de ella la seducía demasiado como para abandonar al grupo con sus valientes intenciones. Apenas confiaba en que quienes se hacían llamar “leales” lo fueran realmente y, siendo así, no tenía por qué serlo por completo. Nadie tenía motivo de sospechar sus verdaderas intenciones, no por qué enterarse cuando se haga su dueña.

 

Una sonrisa se curvaba en el rostro de la demonio tan solo con pensar en eso, en la infinidad de posibilidades que había. Cuanto por hacer con un objeto así… intentó recobrar la seriedad en su rostro mientras traspasaba las puertas de aquel edificio. Se sorprendió un poco al notar que se abrían solas a su paso, aunque creía haber visto algo así en el mundo muggle.

 

Miró alrededor con detenimiento, el moderno edificio parecía hallarse en orden, de haber un poltergeist por ningún sitio. Eludió la recepción, puesto que el motivo de su visita era un tanto “difícil” de explicar. Se dirigió directamente hacia una escalera de cristal, muy amplia que se hallaba al fondo del Hall. Se dirigió con sigilo hacia la segunda planta, al llegar a la cima de la escalinata divisó cuatro puertas de diferentes colores e intentó escoger una.

 

No tenía idea de las ramas artísticas que allí se impartían, por lo que escogió dependiendo solamente del color que era de su preferencia. La puerta turquesa la llevó a una amplia sala, una de las paredes estaba recubierta por completo por un espejo y atravesada por una barra. Supo enseguida que se trataba de una sala de baile, la música resonaba en forma constante, invitando a cualquiera a implementar algún paso.

 

Se vio entonces reflejada en el gran espejo. Su aspecto no variaba demasiado del usual, una falda negra cubría sus piernas casi hasta llegar a las rodillas, una blusa holgada y sin mangas vestía su torso. El cabello lo llevaba suelto, permitiendo que sus rizos se mecieran en cada movimiento. Calzaba sandalias de alto tacón que brindaban a sus piernas un aspecto torneado más notorio que el natural.

 

La tentación se tornó bastante ineludible, se descalzó e improvisó un par de giros y movimientos, captando su imagen al hacerlo. Lo hacía con bastante gracia, su cuerpo era elástico al punto que cualquiera pensaría que tiempo atrás había practicado algún tipo de danza… pero no era así. Siguió bailando, dejándose llevar, distrayendo su mente unos momentos, paseando su vista del espejo a su propio cuerpo, centrándose en cada desplazamiento, en cada flexión de sus articulaciones. Se sentía bien mientras lo hacía…

[Aimé.]

Ruidos de nuevo. Aquel sonido era lo que la hacía guiarse aquella noche, solo eso. Los poltergeist no solían ser silenciosos sin embargo apenas escuchaba movimiento alguno por lo que tenía que guiarse por cualquier sonido, por mas menor que este fuera. Asi fue que llegó hasta Ars & Vita, guiándose por unos pasos que aunque era imposible que se trataran del espiritu tenían dueño y quería enterarse de quien se trataba.

 

Las puertas como era de esperarse estaban abiertas, la persona no había tenido el cuidado de cerrarlas y eso, no sabía por que le disgustaba. Observó el hall, se veía a la perfección, nada fuera de lugar; inmediatamente se dirigió al lugar mas atrayente. El lugar se le antojaba hermoso, aquella escalera de cristal digna de cuento, perfecta. El piso, a pesar de su fragilidad no mostraba ninguna imperfección y sus pasos no denotaban ningún estruendo.

 

Al llegar al final de la escalera se presentaban ante ella algunas puertas de distintos colores, ella no tenía que elegir. Entró por la turquesa puesto que estaba abierta, seguramente el mago o bruja estaba ya dentro. Sus pasos la guiaron hasta el interior de una sala de baile. El sonido de la música la invitaba a bailar mientras aquel gran espejo reflejaba su figura, la cual no era ni la sombra de sus mejores días.

 

Recordó que de joven siempre había soñado con pertenecer a un grupo de danza. En la academia jamás se perdió ningún baile y era hasta ahora que se despedía de ellos por la falta de tiempo. Amaba la danza, era uno de sus placeres ocultos que solo sus mas allegados conocían, puesto que era una persona muy discreta con los desconocidos. Suspiró envuelta en sus recuerdos pero olvidándose al mismo tiempo de ellos, no estaba aquí para ser un niñita soñadora.

 

En el fondo de salón se apreciaba la silueta de Aghata. Bailaba y por alguna razón la ojiazul tuvo ganas de reírse, sin embargo lo omitió, no quería ser vista aun. Se sentó en una esquina sin hacer el menor ruido, quería apreciar el espectác*** como cualquier espectadora lo hubiese hecho, olvidándose de la búsqueda un momento.

 

No entendía por que su compañera se había escabullido así del grupo, le parecía tan extraño y un tanto sospecho. Ahora mismo actuaba extraño, bailando sola en aquella sala sin nadie quien la mirara por lo que Aime se preguntó si también ella ocultaba su gusto hacia aquel arte. Lo hacía estupendo y se notaba feliz con ello, su rostro lo demostraba aunque no lo pareciera.

 

Sus ropas se movían en cada movimiento. Aquella falda larga se flexionaba o estiraba según Aghata decidía y sus rizos lo hacían a su vez. No entendía como le era posible esa flexibilidad usando zapatos tan altos con los que cualquiera hubiese dado un paso atrás de presentarsele la oportunidad, sin embargo, ella no lo hacía. La admiro unos momentos para pasar al desconcierto. ¿Sería que Aghata no era humana? y ¿Por qué actuaba tan raro?.

Editado 9 de Marzo del 2012 por aime

[Kris Gryffindor]

La noche era joven el reloj de su zurda marcaban las ocho de la noche, algunas estrellas comenzaban a brillar en lo alto y la luna redonda acompañaba al joven en su recorrido por los callejones, no era que le agradara la idea de deambular solo con la luz de la luna, y más a sabiendas que aquel astro nocturno daba sus más altas concentraciones para los lobos, de los cuáles inusualmente hacía tiempo no se topaba con alguno, tal vez estaban decayendo pero aún así mantenía cierta defensiva ante cualquier ataque tanto lycantropo como mortifago, sin duda un blanco fácil, pensaba.

 

Su caminar a pesar de todo era tranquilo, aquel ambiente lo alegraba y es que últimamente disfrutaba la adrenalina que era estár entre los más buscados de su bando. Tal vez aquello era lo que lo hacía querer ir por más, y sentirse solo por unos pocos instantes vivo, sintiendo algo por que proteger, en aquel caso el bando a sus camaradas mismos. Sentir el ardor de la batalla, solo esperaba que aquella noche le dejaran tranquilo, al menos eso pedía, tenía trabajo que hacer defendiendo y apoyando los negocios Fenixianos.

 

Aquella noche él venía vestido con un conjunto simple a dos piezas que constaba de una camisa, un pantalón y unos zapatos de goma, la camisa en un color vino que hacía resaltar su pecho el cuál mantenía semi descubierto al no abrochar los primeros dos botones del cuello hacia su torso que dejaba ver además aquel collar que destellaba en forma de fénix y que lo autorizaba como miembro Fenixiano desde su reingreso a La Orden. Adicionalmente mantenía en su zurda un reloj y una esclava en su diestra la cuál identificaba al Patriarca como Gryffindor.

 

Pronto sus pasos cesaron al detenerse en las inmediaciones de las puertas de un negocio, sabía que su compañera llegaría después puesto que las guardias se mantenían activas y lo hubiese querido o no, tenían que comenzarlas. Kris entró por las puertas dobles e inmediatamente observó el lugar, se trataba de una Academia de de habilidades, al parecer muggles. Kris sonrió y simplemente espero recargado en la recepción con los brazos cruzados, posando su mirada en los cristales de los ventanales en dónde se distinguía aquella enorme figura del astro nocturno.

 

-- ¿A que hora llegará ésta mújer? -- Susurró el Gryffindor mientras sacaba su varita, mientras se le ocurrían distintas formas de darle la bienvenida.

[Mei Black Delacour]

Si no me apresuro, llegaré tarde pensaba la chica mientras buscaba algo que ponerse en el enorme armario que ahora compartía con otra persona más en la nueva habitación de la mansión Delacour. Hacía poco que había llegado de hacer un par de cositas extra en lo que se refería a su bando y anteriormente había estado trabajando, por lo que aquel día había estado bastante atareada.

 

Había quedado en juntarse con un compañero de bando con el cual comenzaba a llevarse bastante bien hacía poco y gracias a lo ocupada que casi lo olvida por completo. De no haber sido por su pequeño elfo que le recordó aquello, de seguro ni lo sospechaba.

 

Luego de un rato, encontró un vestido simple color lila con algunos detalles en morado y, colocándose unos zapatos a juego y tomando su pequeño bolso donde llevaba cosas necesarias como su varita, la muchacha salió de la mansión, no sin antes despedirse de sus elfos.

 

***

 

Caminaba rápidamente en dirección al local que habían acordado, lo que hacía que sus zapatos sonaran en la estrellada noche y su cabello suelto se revoloteara levemente por el viendo que generaba por el movimiento. Al cabo de un rato fue que distinguió el local y justo parado en la entrada se hallaba quien la esperaba, por lo que se le acercó mientras sonreía.

 

–Buenas noches, Kris – lo saludó mientras le daba un beso en su mejilla, una costumbre típica de su país originario y que no podía deshacerse de ella –. Perdón por llegar tarde – se disculpó de inmediato al notar que había tardado más de lo que había dicho.

[Kris Gryffindor]

Kris quedó un rato más esperando a que su compañera llegase, era uno de los negocios contados en la ciudad Mágica que mantenían abiertas sus puertas por muy tarde que fuera, tal vez por eso y por que realmente le disgustaba un poco el calor del sol, que Kris la mayor parte del tiempo se mantenía activo en la noche. Un gran silencio se mostraba en aquél negocio y es que al parecer tocaba la teoría en todos los lugares del local, por lo que solo Kris podría pasar de un lado a otro escuchando el resonar de la suela de sus zapatos solamente.

 

El sonar del segundero del gran reloj enmedio del local era lo único que hacía mella, además de encontrarse completamente solo el lugar, ni la recepcionista se encontraba y es que sabía que La Orden se encontraba ahí precisamente para cuidar que cualquier intruso no entrara, ¿Y por qué no? entrar si fuera necesario a alguna clase, ya fuera como cliente o como inspección. Pasaron los segundos y el castaño escuchó por fin el sonar de unas zapatillas en la entrada.

 

-- Vaya Mei... por fín -- susurró el Gryffindor vislumbrando la delgada silueta de la mujer entrar y saludar al vampiro quién regresó de la misma manera colocando un par de besos en cada una de sus mejillas. -- ¿Y Heko? -- Preguntó, luego que sabía que aquellos dos tortolitos no salían por lo regular solos.

[Mei Black Delacour]

En cuanto llegó, Kris le respondió de la misma forma su manera de saludar, algo que le sorprendió y en parte la hizo sentirse bastante cómoda, pues le recordaba su tierra natal a la cual no había vuelto desde hacía varios años.

 

–Heko anda ocupado, – susurró algo alicaída la muchacha en cuanto el vampiro le preguntó por su esposo – le ha surgido algo y tendrá que hacer viajes periódicos al extranjero, solo vendrá los fines de semana – le explicó a la vez que intentaba distraerse.

 

Ciertamente extrañaba al chico, pero por eso mismo había aceptado la compañía del Gryffindor, pues deseaba distraerse aunque fuera por lo más mínimo, como era salir a dar un par de vueltas por los locales del Callejón Diagon. Luego de un momento la chica observó el lugar donde se hallaban que parecía prácticamente vacío.

 

–¿Crees que haya alguien de los nuestros adentro? – le preguntó con curiosidad a la vez que echaba un vistazo a la puerta principal de entrada.

[Kris Gryffindor]

Kris escuchaba atentamente lo que Mei decía, era una lástima que su esposo hubiese tenido que retirarse, ya que definitivamente era raro encontrar a la mújer, e incluso el castaño llegó a pensar que a ambos los unía algún organo vital, a tal necesidad de estár por siempre juntos. Sin embargo era algo que degustaba de las parejas, a veces un respiro hacía que la relación se fortaleciera, tal vez aquello era la razón por la cuál el solo habría de estár desde hace un tiempo a atrás.

 

-- Lo siento, créeme que no lo sabía... espero que esté haciendo experimentos para usar contra los enmascarados... -- susurró bromeando mientras jugueteaba con su varita paseándola entre cada uno de sus dedos, envolviendo el mando con sus largos dedos y finalmente apuntar a la mújer. sin embargo aquella acción fué prontamente ocultada al notar su visión nuevamente a él, preguntándole acerca de la instrucción dentro.

 

-- Tal vez... aunque ... sería de mala educación interrumpir sus clases y no tengo pensado de momento entrar -- susurró con una sonrisa en los labios, al pensar que a pesar de saber la utilización de algunos instrumentos por el tiempo vivido, no le gustaba presumir. -- Soy un asco en ésto, otro día mejor venimos para ver que aprendemos -- Se excusó.

[Mei Black Delacour]

A la pelicastaña le sorprendió que el muchacho se disculpara rápidamente por lo que le había preguntado por Heko, por lo que lo miró con curiosidad. Al parecer era demasiado evidente que lo necesitaba más de lo que a muchos le gustaba. Debía comenzar a pensar seriamente en aprender a ocultar bien sus emociones.

 

–No te preocupes – le respondió al fin y al oír su comentario adicional, rió por lo bajo –. Créeme que ganas no le faltan de seguro.

 

Luego de un momento en el cual contempló el lugar, oyó la respuesta que el vampiro le daba ante su comentario, por lo que pensó que tenía razón, a lo que rápidamente otro pensamiento llegó a su mente.

 

–Deberíamos hacer vigilancia en otros locales, ¿no te parece? – le sugirió la muchacha a la vez que observaba el ahora poco transitado callejón debido a la hora que era – Nunca nos podemos fiar de nuestros queridos amigos enmascarados – agregó no sin cierta razón, aunque dudaba que aquel día aparecieran por allí.