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El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)


Reena Vladimir
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La chica escuchó las explicaciones de su tía con respecto a los demás datos del registro de Argentus en la guardería. Si bien ella no tenía mucho tiempo, debía regresar no sin antes darle pecho al niño.

 

- Creo que por lo de las horas debería ser unas 8 horas mínimos, ya que si no puedo buscarlo, Sethy podría encargarse de eso. Confió más en él para todo lo referente a Argentus fuera de aquí – explicó la ojimarrón. – Ya que ustedes estarán ocupados con los demás chicos dentro del lugar. – agregó.

 

Mientras se daba esa conversación su tía miró a otro lado. Al parecer Fenrir hacia de las suyas con una de las mascotas de la guardería. Además Matt y Jesse también conversaban de algo.

 

Tomó de su tía Sagitas el formulario para hacer un cambio. La bruja de cabellos violetas estaba algo entretenida. Además en ese instante, otra mujer entro al local con una niña en brazos.

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Nombre del niño:

Argentus Potter Black

 

Datos particulares:

 

Nombre de los Padres: Madre, Sunar Potter Black Tonks, padre fallecido.

 

Mansión en la que vive / Familia que se hace cargo: Familia Potter Black

Fecha de Nacimiento: 16 de Mayo de 2011

 

Registro en el MM: en proceso

Vacunas / Revisiones médicas / Alergias: Falta una vacuna de los 5 meses (casi cumplidos). No presenta alergias.

 

 

Mascotas: Por el momento, ninguna.

 

Alimentación: Toma leche materna y leche de vaca, licuados de frutas. Todavía nada pesado, aunque se está comenzando a darle papilla de verduras.

 

Observaciones: Tener cuidado con orejas o criaturas que posean colas o extremidades largas, le gusta halarlas y, hasta morderlas.

 

Datos académicos:

Horario dentro de la guardería: 8 horas

 

Curso:

Creo que por ahora es todo – dijo.

 

Sunar se fue a buscar al niño para amamantarlo, antes de volver al Ministerio.

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Aquellas flores me mosquearon. Tenía rosas negras exclusivamente para ella, porque me la recordaban, porque ella nunca estaba con nosotras y la echaba de menos. ¿Y ahora alguien le regalaba flores a ella y encima de mi propia floristería, y se las mandaban a la guardería?

 

No estaba celosa.

 

Sólo enfadada. Fue por eso que cuando sentí la puerta de entrada y alguien me pidió una matrícula, apenas la miré, buscando desde donde me alcanzaba la vista una tarjetita o algo que me informara quién era su admirador secreto.

 

--Ha venido al lugar ideal, nosotras nos vamos a hacer cargo de ella mientras usted esté trabajando. Pero qué niña más linda, como duerme...

 

Pero volví a mirar a los elfos, que seguían entrando flores negras. Estuve a punto de arrugar el ceño pero después sonreí a la mujer. No sé cómo se las apañó para hacer la matrícula. Cuando me lo tendió. Lo releí. Estaba...

 

-- ¡¡Eh, esperar!! -- les grité a los elfos.

 

No me hicieron caso. Sólo el último se paró un momento para dejarme el papel de la Floristería que tanto conocía. Era la mía.

 

-- Tome, la nota del encargo.

 

La cogí, claro, pero malhumorada. Cuando me di cuenta que aún tenía la matrícula de la niña en la mano me volví hacia su madre. La vi dar un beso a su niña dormida y después salir tras los elfos. Pateé un instante el suelo, con rabia. ¿Quién sería aquel que mandaba flores a mi amada?

 

Sunar aprovechó para darme también su matrícula, ya corregida. Había puesto las ocho horas que ella estaría trabajando. Le dije que no habría problemas y puse la hoja encima del mostrador. Después miré a la niña dormida.

 

Me acerqué a la niña de pelo negro. Releí su nombre.

 

-- Arieluz, bonita, ven... Que te llevo a una camita linda. Ya verás qué bonitas...

 

Y la tomé en brazos. Ella se agarró a mi cuello, medio dormida. Le sonreí, qué niña tan linda... Pasé por delante de Jesse y de Matt y susurré:

 

-- Nuestra primera cliente. Se llama Arieluz y va a cumplir tres añitos.

Editado por Sagitas Potter Blue

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Arieluz Potter

 

 

El olor a fresa me hizo agarrarme mas fuertemente, una voz dulce me empezó a arrebatar de la duermevela en la que estaba:

 

-Arieluz, bonita, ven... Que te llevo a una camita linda. Ya verás qué bonitas... - me apreté al calor que emanaba la mata de pelos violetas y enterré mi rostro en el cuello. El olor me hizo rugir la pancita como si tuviera un pequeño dragoncillo.

 

Suspiré y abrí la boca y la pegue a la piel caliente, el sabor salado no me gusto, me espabilé un poquito más, abrí los ojos y escupí el sabor salado de mi boca, miré a mi alrededor donde todo los colores y las formas eran diferentes a lo que estaba acostumbrada, me restregué los ojitos y miré a mi alrededor:

 

-¿mami? ¿mamita... tiengo muta hambre? - empecé a restregarme los ojitos con los puños cerrados y espabile mirando a mi alrededor, mi pancita volvió a rugir y me quedé desconcertada viendo todo - ¿Mamita...?

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

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-- ¡Ay, leñe! -- exclamé.

 

La niña se había despertado. Era una niña hermosísima, con ojos enormes y que miraba a los lados. Estaba extrañada por encontrarse en un lugar diferente al habitual. Por eso quería que los padres no se fueran hasta un rato de jugar con ellos, para que no tuvieran esa reacción. Pero su madre seguro que tenía mucha prisa, debía llegar tarde al trabajo, porque había desaparecido sin más, sin decir ni mú, y lo que era peor, sin decir si podía comer de todo o si tenía alergia a algo.

 

Tal vez lo hubiera puesto en la matrícula, pero ahora no le daba tiempo de ir a leerla, que no quería dejarla solita.

 

-- Hola, guapa -- le dije, tumbándome a su lado. Le señalé a su peluche, aún no quería tocarlo por si se enfadaba. Yo aún era una extraña.-- Mama se ha ido un ratito a trabajar y te ha dejado en una guardería. ¿Sabes qué es eso? Mira...

 

Le señalé todo con un ademán de la mano.

 

-- Esto es un lugar donde jugar mientras mami no viene a buscarte. ¿Te gusta?

 

La niña parecía muy lista pero aún no abría la boca. Me giré a los muchachos.

 

-- Hey, Jesse, o Matt. ¿Me traéis la matrícula? A ver si puede comer de todo y le traemos algo de comer a esta niña tan guapa.

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Arieluz Potter

 

 

-Hola, guapa - una señora de un pelo muy bonito me estaba mirando sonriente, se acostó a mi lado y me señaló algo que estaba a un lado mio, miré hacia lo que indicaba la señora y agarré a Tommy, mi osito. la bruja con una hermosa sonrisa y un cabello raro siguió diciéndome:

 

-Mama se ha ido un ratito a trabajar y te ha dejado en una guardería. ¿Sabes qué es eso? Mira... - hizo un gesto con la mano. - Esto es un lugar donde jugar mientras mami no viene a buscarte. ¿Te gusta?

 

Miré los grandes ojos cafés y asentí al mismo tiempo que abrazaba a Tommy, ladee mi cabeza y me quedé viendo el cabello de la señora, no pude aguantarme la curiosidad, me levanté apoyando mis manitos en el suelo y me acerque a tocar su cabello le dije:

 

-Bonito... es violieta, tu camello es muy bonito - me volví a mirar lo que estaba a mi alrededor mientras enredaba una manito en el cabello de la señora, trastabillé y caí sobre ella, el dolor en mi cara era muy fuerte y empecé a llorar mientras tocaba mi carita que se veía roja.

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Fenrir miraba aun expectante al Uni-ojo, segroq eu esperaba que hiciese algo más. Pero de momento no parecía muy animado para moverse. Peor la mirada de Sagis, seguro qeu pensaba qeu le entraba enterito en la boca, pero no iba a ser capaz de eso.

 

Conversaba con SUnar acerca de la matrícula del pequeño Argentus, qeu tambien iba a venir a la guardería, como cualquier otro niño, claro qeu si. Al fin y al cabo era muy simpático y debía jugar con los niños, igual que Ithiion

 

EL lametón qeu Fenrir dio a la mascota la hizo reir a pesar de todo, y el lobo se sintió muy extrañado al ver la familiaridad con la que le hablaba, incluso le daba achuchones, lo cual era cosa rara.

 

Aun tenía otra mascota? y conociéndola no sería ninguna tontería. Aunque un gato volvador...bueno, no era un dragón o algo asi.

- me alegro de qeu le guste Fenrir. Y no, no creo qeu tengamos muchos problemas, soloq eu habrá que hacer entender a Fenrir que no es comida

 

Jesse em había pedido que no regañara mucho a Fenrir, pero al final había sido muy suae

- Bah, Jess, que no le pasa nada. Es un cabezota, igual que yo. Y por cierto, lo puedes tocar, no te va a morder si dejas qeu te huela antes

 

Se había sobresaltado con el ruido de la mascota, ero Sagitas aseguró qeu significaba alegría, asi qeu me quedé más trnaquilo.

 

Jesse aun no controlaba sus cambios de humor, pero de todos modos ya no me importaba, estaba acostumbrado y no tenía manera de qeu lo entendiera, asi qeu la dejé tranquila.

 

Le saqué la lengua y le hice burla divertido mientras me remangaba y tomaba las cajas.

 

- Tal vez yo te sirva de algo enana. - y las levanté con mucha facilidad.

 

Sagis siempre parecía divertirse con nuestros juegos, al menos conseguíamos que riese.

 

Escuché de decir mi nombre y me levante para ver que pasaba, pero no era más qeu sagitas, qeu hablaba ahora con jesse

- Pues a lo mejor eres tu quien aaba en esa clase! - y le saqué la lengua, antes de ir a dejar las cajas

 

Fenrir perseguía a Uni´-ojo, pero esta vez no se lo comería, y la mascota lo sabía.

 

Pero dejamos de hacer tanto ruido, pues habían traido a nuestra pirmera clienta, una niña pequeña que parecía dormida, aunque se despertó al poco.

 

- Toma, la matrícula mamá - respondí mientras me acercbaa. La niña se me quedó mirando, a lo mejor el pelo de colores tan brillantes le llamaba la atención - Hola peuqeña - le saludé, con voz suave

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-- Miraaa... Arieluz, este es Matt. Es un chico guapo que nos ayuda.

 

Estuve a punto de decir que lo iba a meter a dar clases en el aula de los mayores pero reprimí la broma. Los ojos de la niña parecían aún asustados, aunque se estaba abriendo, ya se atrevía a tocarme el pelo llamativo.

 

-- A ver, gracias por darme la matrícula. Dice que... ¡Leñe! Es alérgica al pelo de perro. Aleja a Fenrir, que no se acerque, y dile a algún elfo que limpie a conciencia la Sala de los Mooncalf. Completamente prohibido que Fenrir entre en ese cuarto, ¿entendido? No vamos a provocarle una anafilasis o como se llame ese ataque si entra en contacto con él.

 

Sabía que eso le iba a doler a mi hijo, pero era necesario. No iba a cargar con la muerte de un niño tan pequeño por su mascota, aunque fuera tan especial.

 

-- Vamos, hijo, es cuestión de unas horas, hasta que venga su madre a buscarla y nos dé alguna medicina. Pregúntale a Jesse si tiene algo en el botiquín de Primeros Auxilios. Y... No te acerques tanto, por favor. Sabes que te quiero. Pero hasta que venga su madre, somos los responsables de que no le pase nada a la niñita.

 

Y fue entonces, mientras hablaba con Matt, que se me cayó encima. Se puso a llorar. La senté en el suelo, entre mis piernas, y le acaricié la cara. Sólo había sido el golpe y mucho más el susto. La abracé.

 

-- Anda, cariño, no llores... Mira... Ahora nos vamos a comer algo. ¿Vale? ¿Puedes traerme un vaso de agua, Matt?

 

Y le lancé una mirada significativa a sus manos, esperaba que se las lavara para que no hubiera ni un sólo pelo de Fenrir.

 

-- Deja que mire tu ficha... Comes de todo, muy bien... ¿Cómo que una vez al mes debe tomar sangre humana?

 

Me quedé alelada. ¿Aquella linda muchachita bebía sangre humana? En cuanto volviera su madre íbamos a tener una larga charla.

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Aradia se apareció ante la puerta de su oficina en la guardería el Hipogrifo Asustado y observó todas aquellas rosas negras que habían aparecido en aquel lugar.

 

En otro momento, las hubiera adorado e incluso se hubiera enloquecido al ver tal belleza junta, pero no fue así, se dedicó a tirar al suelo todos y cada uno de los jarrones que contenian las rosas negras que tanto adoraba.

 

El suelo quedó repleto de cristales rotos, agua esparcida y rosas destrozadas y pisoteadas.

 

-Nunca debí volver

 

Susurró para sí misma mientras se sentaba en una de las sillas, ofendida por su forma de actuar. No se reconocía, ¿en dónde quedó el alma mortífaga que llevaba consigo? ¿Dónde estaba ese humor de perros que tenía hacia todos? Se había vuelto debil ante todo aquel que se dirigía a ella, por esa mera razón ya no pertenecía a la marca.

 

Por esa razón ahora se sentía frágil e indefensa, no era ella misma, algo la había hecho cambiar en todo ese tiempo.

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¡D-Mente & D-Squiziada!

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Arieluz Potter

 

La señora me había puesto en sus piernas cuando me caí, me dolía mucho pero su cariño y su ternura me hizo parar mi llanto, me pegué a ella y me quedé hipando en su pecho, abrí los ojos cuando me dijo:

 

-Anda, cariño, no llores... Mira... Ahora nos vamos a comer algo. ¿Vale? ¿Puedes traerme un vaso de agua, Matt? Deja que mire tu ficha... Comes de todo, muy bien... ¿Cómo que una vez al mes debe tomar sangre humana?

 

miré a la señora de pelo violeta y traté de decirle:

 

-tiengo hambre... mami nu me quiere, mi ser pequeña diemonia y mi mordeo a mamá... ¿tu si quieres quiererme? - miré al joven que traía un vaso de agua y le dije con una pequeña sonrisa temblorosa en mi sonrosadito rostro - tu tiener bonito camello... - me quedé muy pegadita a la señora de cabello violeta, recostada sobre su pecho abrazando a tommy.

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

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La situación se hizo realmente rara. Intenté mantener la calma ante lo que sucedía. Lo primero, los golpes en el despacho de la entrada, el que le había asignado a Aradia. Esos ruidos y la rotura de los cristales no pronosticaban nada bueno. Pero por otro lado estaba el problema dos, que era el que me impedía salir corriendo a ver qué pasaba.

 

-- Arieluz, cariño... --La levanté del suelo en brazos, mientras yo también me levantaba. Jolines, ya pesaba para su edad. -- A ver, explícame lo de mami.

 

Un instinto se había despertado en mi mente y no me gustaba nada. Nada de nada.

 

-- ¿Cómo que eres una demonia y que muerdes a mami?

 

Eso no era bueno. A ver, Ithilion era semidemonio. Sabía que era difícil de llevar, pero no mordía nada. Bueno, vale, quemaba cosas, eso le gustaba. Pero le había enseñado a reprimir ese deseo o al menos no acometer las cortinas con fuego. Pero eso de morder...

 

-- Sabes que no está bien morder, ¿verdad? No se muerde, se da besitos.

 

Y le di yo uno en la frente como ejemplo.

 

-- Entonces... Si tú me das besitos, yo prometo quererte mucho. Si me muerdes no, me sentiré triste y no me apetecerá jugar contigo. Y no creo que quieras eso, ¿verdad? Vamos a la cocina, ya verás qué comida más buena tenemos.

 

Busqué con la mirada a Jesse. Si era cierto que aquella chiquilla era una demonia, íbamos a necesitar mucha ayuda. Y aún no le había hablado de lo que iba a costar eso a su madre. Tendría que cobrarle un suplemento.

 

Una elfina entró en la cocina a la vez que nosotras dos lo hacíamos. Senté a Arieluz en un taburete bajo, apropiado para su edad. La elfina me tiró de la bata y me susurró algo al oído. Sonreí.

 

-- Ahora nooooo, Abba... -- canturreé. -- Ahora no pueeeedoooo ir a ver a Araaaaadiáaaa. Que le estoy preparando comidita a Arieluz... Iré en cuanto pueeeeedaaaa...

 

Lo dije en tono jocoso y divertido. Lo que menos necesitaba era asustar a la niña con el alboroto de cristales.

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