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[Sagitas E. Potter Blue]

No me sentía a gusto, había hecho llorar a Argentus. Intenté acercarme a él, pero me hacía morritos.

 

-- Que lo hago por tu bien, Argi, que los micropuffs se atragantan en la boca y no te dejan respirar, y eso no es bueno, cielo.

 

Menos mal que la elfina se lo llevó un rato fuera. Entre todos nos pusimos a buscar micropuffs. De repente me di cuenta que no sabía cuántos había en la caja. ¿Quince? ¿Veinte...? Tendría que comprobar los registros para eso.

 

-- ¿Habéis visto alguno? Supongo que de ese color debe de ser fácil de encontrar, ¿no?

 

Sunar mirando por los calderos del suelo, por lo que yo me dirigí hacia las alturas. Aquellos bichos eran tan buenos trepadores... Eran capaces de aprovechar corrientes de aire, de rodar por pendientes, agarrarse no se como de un hilo de telaraña y moverse en vaivén de un lado a otro... Ufff, de verdad que aquellos bichitos podían estar en cualquier parte.

 

-- Mirar entre libro y libro, aunque son tan redonditos, en realidad eso es pura lana. Ellos son capaces de pasar su cuerpo diminuto por cualquier resquicio. En plano son como un papel. ¿Veis?

 

Y señalé uno que estaba entre dos libros. Lo tomé y lo deposité en una de las jaulas que había comprado para los micropuffs en la Subasta del Mundial de Quidditch el año anterior.

 

-- Ya tenemos uno...

[Jessie Black Lestrange]

Sonreí a Sunar, ella comprendía mejor que nadie el hecho de que me preocupara por mi mini sobris, le tome la mano que tenía libre y la estreche con ternura.

 

-Dime día y hora y yo te acompaño- repuse a mi prima con una sonrisa.

 

Pero mamá no se quedaba quieta ni un segundo, y antes de que pudiera siquiera socorrerla ella ya se estaba curando lo que le había pasado, un día de estos terminaría sacándome tremendo susto.

 

-¿Segura que estas bien?- pregunte a mi madre con una mirada preocupada.

 

Algo le decía a Argi sobre los micropuf, esas bella criaturitas que tanto me llamaban la atención. Le decía sobre que le podrían asfixiar y eso era cierto, yo cuidándolo de todo y eso se me había pasado por alto.

 

-Mira que me allá olvidado de eso- me reñí acercándome a mi madre y acuclillandome junto a ella-vamos, dejame al menos curar eso ¿quieres?

[Sunar PBT]

Sunar

 

La joven madre prestó atención a consejos de cómo buscar a los chiquitos y peludos micropuffs. Si bien era cierto, esos lindos animalitos podía ser escurridizos, esperaba que no estuvieran muy dipersos en la tienda. Se tardarían mucho en solo recogerlos a todos y debía seguir con otros enseres.

 

La Potter Blue le enseñó a todos uno que se escondió en un libro.

 

- ¿Así de bien se pueden esconder? - asombrada miró al pequeño.

 

Sin embargo, algo le molestaba, no le contestó a su tía Jesse. Observó que atendía a la bruja de cabellos violetas.

 

- En una semana, en horas de mañana. Solo avisame para tener los papeles del niño listo. - le dijo pasando detrás de ellas, hacia una cajas cerradas de otros objetos para la venta.

 

Se arrodilló poniendo especial atención las rendijas por donde podía pasar los micropuffs. Y una motita saltó. Sunar tuvó que estirarse para atraparla. Una sonrisa se dibujó en su rostro.

 

- Tengo otro - expresó en tono alegre.

[Sagitas E. Potter Blue]

Elevé mi presa dentro de su cajita. Era preciosa, aquellos micropuff siempre me habían gustado muchísimo. Lástima que fueran tan traviesos y se escabulleran con tanta facilidad. Jesse se acercó a mí y pensé que me iba a felicitar por haberla atrapado. Pero no, como buena chica que era, se preocupaba por mi salud.

 

-- Claro que estoy bien, el tobillo ha sufrido ya tantas luxaciones que reconozco que parece de goma. Esto tal vez… en algún momento… debería mirármelo… Pero he de reconocer que así tengo mucha más flexibilidad.

 

Pero Jesse es tan terca como yo y hasta que no le echó una ojeada no paró. Me sentía orgullosa de ella, al menos era una gran sanadora y se preocupaba por su madre-paciente.

 

-- Si vas a llevar a Argentus a la clínica, yo creo que también debería llevar a Ithilion, aunque la última vez destrozó un box de urgencias y le han puesto una estrellita amarilla en su informe. No se.. ¿Eso es bueno o malo, Jesse?

 

Intenté que mi pregunta sonara casual, pero me había sentido muy interesada en aquello, pero los sanadores a cargo no me decían nada, sólo que era secreto profesional. ¡Como si el hecho de que yo fuera su madre y que fuera la directora de la clínica no fuera suficiente.

 

-- Si quieres, me lo dices y pido la mañana libre en el Ministerio para poder ir juntas.

 

Y mientras Jesse insistía en verme la rodilla y el tobillo, me puse a reír al ver a Sunar con un micropuff en la mano.

 

-- Bien hecho, Sunar. Ponlo aquí, en la casita. A ver si ahora Matt consigue otro. ¡Eh, cuidado! Allá van dos por las escaleras mecánicas. ¿Cómo pueden haberlas puesto en marcha?

[Jessie Black Lestrange]

Negaba ante las palabras de mi madre, era obvio que me saldría con esas palabras, pero ya la reñiría luego para que fuera a revisarse al hospital.

 

-Si, como digas, pero ya iremos a que te revisen, estoy segura que Matt estará de acuerdo conmigo- murmure viendo de reojo a mi hermano.

 

Me reía de las palabras de mi madre, una estrella amarilla era solo una advertencia, claro que podía seguirse pasando.

 

-Claro mami, yo te aviso y no te preocupes, es solo una advertencia, de seguro para obsérvalo en su próxima visita y que nada le pasara- sonreí a mi madre dejando su tobillo en paz, ya la llevaría a revisar.

 

 

Y le veía irritada, sin poder evitarlo comencé a reír, por la cara de preocupación y desafío que tenía.

 

-Pues podemos ir la semana entrante, una vez que todo esto este en orden- señale con la mano todo el local en un gran movimiento.

 

Pero Sunar atrapo a un micropuf y llamo la atención de mi madre, luego volteaba a ver las escaleras sorprendida por que estas ya andaban.

 

-Ni idea... son mágicos, creo- me encogí de hombros riendo divertida

[Matt Blackner]

Mamá se había hecho varios episkeys, pero al enseñarme el tobillo vi que aun estaba inflamado. Iba a tener que mirárselo mejor, porque podía estar roto por varios sitios.

 

Cogí el tacataca y lo puse en un armario alto, no fuera que alguien volviera a darse con el y tuvieramos otro susto. Quería que mamá se estuviera quieta, pero ella ya estaba de pie para dar caza a los bichitos peluos que se nos habían escapado.

 

Argentus se echó a llorar, no sabía bien porque, pero cerré los ojos, era un sonido muy molesto para mis oidos y hacía que me doliese la cabeza.

 

Mamá nos dijo que buscasemos hasta entre los libros, que tenían mucho pelo y en realidad no hacían tanto bulto, y asi fue como sacamos un par de entre unos libros.

 

Jesse se puso con el tobillo de mamá, lo cual me hizo gracia, era muy profesional, auque no me acostumbraba a verla cuando se ponía en modo sanadora.

 

- Apoyo la decisión, habrá que hacer que te revises el tobillo, quieras o no. - le dije, mientras traía los dos microppuffs de las escaleras, aunque al ver la mirada de mamá, me quedé callado. Ya debá de haberse enterado de que me había saltado mis dos ultimas revisiones en la clinica despues de que lograran curarme el brazo.

 

- Creo qeu voy a ver si encuentro algun bicho de estos más... - dije para escaquearme.

Editado 17 de Marzo del 2012 por Matt Blackner

[Jessie Black Lestrange]

Jesse Potter Blue

 

Sabía por experiencia que su familia era propensa a los accidentes, pero lo que estaba pasando hoy sobrepasaba la normalidad incluso en su familia. Y tal como pensaba, mi hermano estaba de acuerdo con mis palabras, pero algo en la mirada de mi madre me hizo ver que algo no iba bien al tiempo que la vaga excusa de mi hermano de ir a por mas micropuf era lanzada al aire.

 

-¿Por que tan evasivo hermano?- pregunte acercándome a este y tomándolo por la muñeca, impidiéndole irse.

 

Algo le pasaba, de eso estaba segura, mas que segura y si tenía que realizarle un examen medico en el mas estricto sentido de la palabra lo haría.

[Matt Blackner]

Casi había salido de la habitación en busca de mas micropufs, cuando noté que Jesse me sujetaba de la mueca para que no me pudiera marchar. Aun asi me hice el tonto.

 

- Ups, creo que me enganché con algo...ah, no, espera, es Jess. la miré - Que quieres?

 

Me encogí de hombros, eludiendo la respuesta, aunque sabía que no me iba a dejar.

 

- No me pasa nada, en serio. Estoy bien! - y me solté con delicadeza de su agarre para poderme ir a buscar bichos y que se le pasase el enfado un poco. - Además, has dicho que le ibas a revisar el pie a mamá, no se que estas esperando para hacerlo - le recordé.

 

Esperba que al menos mamá no se fuese de la lengua, me había pasado una buena temporada en la clínica por culpa de mi brazo y sabía que no me gustaba ir al hospital.

 

- Creeis qu los miropufs han subido a la planta de arriba? - pregunté.

[Sagitas E. Potter Blue]

¿Cómo no iban a estar de acuerdo? Matt y Jesse siempre se ponían de acuerdo, sobre todo si era para llevarme la contraria. ¿No podían dejar en paz mi lindo tobillito flexible y dedicarse a perseguir micropuffs?

 

-- Vale, vale, la próxima semana o la otra venís a la clínica y yo prometo dejarme hacer una radio a mi tobillito -- medio prometí, porque estaba segura que un par de Episkeys más y ya no habría más problema para cuando ellos me miraran la pierna. -- Siempre que Matt me acompañe y hago lo mismo que yo.

 

Éramos tal para cual, los dos huíamos de los hospitales como de la viruela de dragón, así que sabía que seguramente los dos nos “olvidaríamos” de nuestra promesa de visitarnos.

 

--Sí, sí, yo subo también…

 

Y al ver que Jesse detenía a Matt, aproveché para subir unas cuantas plantas para poner espacio entre nosotros. Mi hija era muy insistente en el tema de la sanación, que pillara a Matt y le convenciera de que vigilara su brazo. Si le pedía explicaciones de todas y cada una de las cicatrices, se pasarían horas.

 

-- ¡Eh, vosotros! -- grité. -- Dejar en paz esa caja…

 

Varios micropuff saltaban por encima de una caja de cartón semiabierta que estaba allá tirada en la cuarta planta. Saqué la varita e hice un winwardium leviosa. La caja se elevó en el aire, los micropuffs encima se quedaron quietos, mirando alrededor.

 

-- ¿Qué, os gusta volar? -- les dije, divertida, al ver que se asomaban al borde de la caja y correteaban por encima.

 

Me hacía gracia verlos moverse con cautela. Fue por eso que no me esperaba que saltaran todos de golpe hacia mí. Me pillaron desprevenida y salté hacia atrás; mi varita dejó de controlar la caja y ésta cayó al suelo, con gran estrépito de cristales rotos.

 

Me acerqué corriendo y abrí la caja, aún antes de darme cuenta que había escrito a mano un letrero de precaución: “Muestras de San Valentín. Tratar con precaución.”

 

La vaharada de humo rosa me envolvió. Se habían roto los frasquitos del Filtro de Amor que contenía la caja. Suspiré y puse los ojos en blanco. Malditos hufflepuff. Ahora me enamoraría de todo el que pasara delante de mí.

 

-- ¡Ay… Desamor! ¿De quién estoy enamorada? -- suspiré de nuevo. Y un corazoncito rosa salió de mi boca con el suspiro.

 

Lo peor era que no recordaba cuanto duraba el efecto de la poción amorosa. Se iba a enamorar de todos los que se acercaran. Iba a ser pieza fácil de los rompecorazones. Mejor no salir de la tienda durante un buen rato.

[Sunar PBT]

Sunar

 

La chica se sintió contenta de poder ser de ayuda, estaba muy animada a seguir buscando esos animalitos mientras sus demás familiares también hacían los suyo, pero recordó que aún no le entregó a Sagitas la lista de varitas, más que todo, la cantidad que tenia en stock.

 

La ojimarrón dejo por un momento la tarea para buscar la el pergamino y al momento de sacarlo de una caja se dio observó que otro dos micropuffs se hallaban allí. Los agarró y se lo entregó a Sagitas antes que ella subiera por las escaleras.

 

– Sethy, ¿Se durmió Argi? – preguntó la joven adre al elfo que se encontraba apartado con e niño para que no se comiera un micropuff.

 

El elfo asintió mirando hacia un lado donde un moisés se encontraba con el peliazul. La Potter Black sonrió al saberlo y siguió revisando más cajas. No solo buscaba los escurridizos animalitos, también quería saber que más objetos para la venta debía catalogar y así tener una lista de los productos que ofrecerían al público.

 

Un ruido de cristales se escuchó arriba.

 

– Creo que se nos acabara la mercancía de seguir así – comentó mirando a sus tío Matt y Jesse.

 

Sunar iba a subir pero un dolor la detuvo. Una punzada en su pierna la hizo caer de rodillas. Era como si clavaran una daga, aguantó para no gritar y trató d esconderse entre las enormes cajas de calderos de gran tamaño.