✿.｡.:*El refugio Mágico*.:｡✿* (MM B: 102601)

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La mansión, su hogar, era un caos de emociones en la cual la joven bruja no se encontraba del todo cómoda. La mayor parte del día se la pasaba en el callejón o en algún lugar en el mundo muggle; visitando un lugar que le encantaba, el cine. Y solo regresaba a la mansión para dormir y apenas sonara el reloj ella abandonaba la casa. Para ese día los lugares donde ir se le habían agotado. No tuvo que pensarlo mucho, extrañaba a su mama y la noticia de ese día fue que Kassandra se había ido a su negocio en el callejón Diagón.

 

El local estaba frente a sus ojos, y a idea de dar media vuelta la asaltó, sin embargo, como haba pasado alguna vez antes, la puerta se abrió revelando a una elfina. Ya no tuvo oportunidad de marcharse pues la elfina la conocía y la dejó pasar.

 

-Estoy buscando a Kassandra- habló Hani una vez dentro del negocio –Me dijeron que estaba aquí

 

-Así es señorita, su madre está acompañada de su abuela… sígame la llevare con ellas- La castaña asintió y camino detrás de la elfina. Se sorprendió de ver que habían muy pocos clientes, y una idea azotó su cabeza, le pediría as u madre que la dejase trabajar allí. Pues dado que no estaba interesada, por el momento, de continuar con sus estudios era una gran idea empezar a trabajar; y que mejor que en el negocio de su madre.

 

-Yo tocare, puedes irte- le habló al notar el ademan de llamar a la puerta de la elfina. La aludida asintió sonriéndole y se desapareció con un crack. Hani tocó la puerta, solo para anunciar que alguien entraría y giró la perilla, encontrándose con una imagen que la congeló. Su madre cargaba a un pequeño bebé. Si durante un segundo quiso sorprenderla con su vista, la situación se le había volteado.

 

 

@@Mynerva de Weasley@

[Helene Eloise Bellerose]

La pregunta que había salido hacia Mynerva se vio contestada apenas unos segundos después de su formulación, con la inesperada aparición de una de sus hijas. Hani la observaba petrificada desde la entrada de la habitación, alternando miradas entre ella y el pequeñín. Por su rostro helado, pudo ver que no se había esperado encontrarse con semejante escena.

 

Con total calma, Kassandra le dedicó una sonrisa a la recién llegada, y le hizo señas con las manos para que entrase y se pusiese cómoda. Necesitaba explicaciones y ella se las daría.

 

—Llegas en el momento justo hija mía. Ven por favor, únetenos. Apenas estoy empezando a explicarle a Mynerva esta situación.

 

Esperó que su hija mediana entrara en la habitación y tomara asiento junto a las mujeres. James por el momento seguía profundamente dormido.

 

—Este es James. Hijo del abuelo Gitax y la abuela Aimé... —Los presentó, empezando desde el principio. Dada la ausencia de Hani en varios puntos críticos de la historia de aquellos dos, ignoraba si su hija supo alguna vez que el par se había entendido bien, tanto que del fruto de su amor habían procreado al pequeño.

 

—La cosa es, que ellos no están en posición de hacerse cargo de él. Aimé está huyendo, sabes como es, nuestra condición como fenixianos es delicada, no es del todo seguro tener una familia, menos con la amenaza mortífaga de por medio. —Estaba consciente de que Hani sabía exactamente de lo que hablaba, pues ellas mismas habían sufrido aquello en su núcleo familiar. Se aclaró la garganta y prosiguió, tratando de ocultar el nerviosismo.

 

—Acabo de encontrarme con ella, con Aimé. Me explicó la situación. No sabe si volverá y teme por James. Ha decidido que lo mejor es que él se quede a mi cargo, petición a la que yo no me he podido negar en lo absoluto. Lo criaré como mío, y a pesar de que es tu tío, crecerá como tu hermano. Sé que es difícil asimilar esto, pero en este punto crítico, yo no podría nunca darle la espalda a mis padres, mucho menos a un pequeño indefenso como él.

 

Eso era todo. Observaba a Hani con recelo, como esperando que estallara y le dijera que estaba loca o algo por el estilo. Sin embargo sabía que el corazón de su hija era puro, y que no podía negar nunca a un bebé tan adorable y pequeñito como James.

 

@@hani_price @@Mynerva de Weasley

Editado 3 de Abril del 2016 por Kassandra Weasley

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Se sobrepuso de manera rápida de la sorpresa, no quería volver a cometer el error que tuvo en la mansión cuando se enteró de que tenía otra hermana. Si bien aún no estaba del todo convencida de ese asunto, decidió darle a su madre la oportunidad de explicarse; esperando que tuviese un poco más de tacto que la noticia bomba dada por Corine. Se sentó junto a las mayores sin decir nada, simplemente miraba a Kassandra expectante.

 

Hani tragó grueso y apartó la mirada de su progenitora sintiendo como se le formaba un nudo en el estómago al mencionar la amenaza mortifaga. Ser fenixianos, o con solo ser simpatizantes, representaba un gran problema en estos tiempos y los Weasley, como muchas otras familias, lo sabían de sobra. Ese grupo ya había provocado suficiente dolor en su familia. –Pues esta familia ya es lo suficientemente rara… ¿Qué más da que mi tío sea mi hermano?- comentó tratando de sonar divertida –Mamá, te apoyare en lo que decidas… Lo protegeremos… estará bien.- observó con ternura al pequeñín que dormía plácidamente en los brazos de su madre. Y sonrió al ver la expresión que esta tenía –Te hacía falta uno… Lo único malo es el nombre, sabes que yo había planeado llamar James a uno de mis hijos… mi plan se fue a la basura- comentó con el ceño fruncido y luego rio divertida

 

La puerta se abrió y por ella entró la elfina que había recibido a Hani momentos antes. Llevaba una bandeja con tres tazas y un tetera. La dejó sobre la mesa y salió sin decir nada, el gesto hizo que la joven recordara la idea que le había presentado antes, mientras caminaba por el corredor –Sabes mama… cambiando un poco de tema, tengo algo que contarte y algo que pedirte- comenzó a decir mientras les servía té –Dejaré los estudios por un tiempo, es un alivio que no pidan edad mínima para los cursos así que…- Ni siquiera veía la cara que debían tener las mayores y hablaba lo suficientemente rápido para que no la interrumpieran. Era un alivio que James estuviese durmiendo o si no se armaría un gran jaleo. –Ahora que habrá un bebe en casa necesitaras ayuda y no se debe abandonar el negocio… ¿Qué te parece si soy yo la que trabaja aquí?- Se sintió mal al haber usado al niño como excusa, pero no tuvo una mejor idea. Tomó su taza entre sus manos y dio un sorbo rogando a merlín que su madre no pusiese mucha resistencia.

 

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Editado 5 de Abril del 2016 por hani_price

[Helene Eloise Bellerose]

Kassandra no pudo ocultar el alivio que sintió cuando Hani aceptó al pequeño. No esperaba menos de ella, y dadas las circunstancias, sabía que no la iba a dejar sola con eso. Le sonrió con franqueza y le dio un medio abrazo, como pudo, con el niño en brazos, totalmente agradecida. Ahora sí, ya estaba tranquila.

 

—Pues podrás ponerle James también, ¿por qué no? —Rió con ligereza, sintiendo casi de inmediato como un peso se le iba de encima.

 

Hani cambió de tema, y la sonrisa cálida se deshizo del rostro de la castaña casi de inmediato. —¿Abandonar los estudios? ¿Viste algo que no te gustó? Te falta tan poco para terminar, ya solo una asignatura... —Observó a su hija con preocupación. La idea no le hacía mucha gracia. —¿Cuanto tiempo planeas estar sin estudiar?

 

La llenó de preguntas antes de asimilar lo que le había dicho. Hani quería trabajar en el refugio, y la verdad era que le vendría bien una ayuda. La miró de hito en hito antes de responderle.

 

—Sabes que voy a necesitar la mayor ayuda posible, es cierto. Pero... vaya no lo sé. sabes que prefiero mil veces que estudies. —-Meditó unos minutos antes de proseguir. —Eres tozuda, en eso te pareces a mí. Sé que no vas a cambiar de opinión sobre lo de los estudios, ¿verdad? Supongo que no tengo mayor elección, al menos ahora que quiero que te mantengas ocupada en algo. Vale, puedes trabajar aquí, hay varios aspectos del negocio que necesitan atención, como habrás visto ya no tenemos mucha clientela, nos vendrán bien más manos para moverlo.

 

Con un pequeño bostezo, James les hizo saber que ya llevaba un rato despierto. Eso amainó un poco la actitud de la licántropa que lo miró encantada, como cuando descubres por primera vez la belleza de un objeto.

 

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[Hilary J. Gryffindor.]

Había pasado unos meses, realmente me era imposible establecerme teniendo que viajar constantemente del mundo mágico al mundo muggle. Lo cual me hacia estar bastante enojada. La mayoría de mis pertenencias seguían en el mundo muggle donde había dejado nuevamente a mi novio con su entrometida madre. -puff- Realmente era molesto y ya yo había decidido que hacer.

 

El viento soplaba el cabello negro suelto mientras caminaba en una mano sostenía una maleta donde guardaba algo de ropa, en la otro la mano de mi hijo con 5 años recién cumplidos. Cumpleaños que no había podido celebrar por culpa de la madre de mi novio. Al abrir la puerta del refugio la brisa momentánea hizo que la falda de mi vestido se ondeara.

 

Rápidamente busqué un elfo que pudiera ayudarme. -Disculpe, necesito una habitación para 2, el tiempo es indefinido.- Levanté las gafas de sol sobre mi cabeza para poder mirar mejor el lugar. En el mundo mágico los lugares variaban muy poco por lo que parecía estar viendo un recuerdo.

[Little G.]

Sus pasos se precipitaron apresuradamente a través del Callejón mientras su mirada se paseó distraída sobre los carteles de los nuevos locales. Los cambios del mundo mágico eran tan inesperados que el regreso se volvía cada vez más confuso y frustrante. Ahora era una extranjera en medio de aquellas personas cuyos rostros no evocaban nada, pues ni siquiera el recuerdo de su juventud, acontecida en aquel lugar, servía para reconfortarla.

 

Little Georgina se deslizó entre los cuerpos sudorosos de los turistas y los osados magos que se escondían tras largas y gruesas capas, a pesar del deslumbrante sol que inauguraba mayo. Llevaba un vestido de lentejuelas plateadas que bailaba en sintonía con el movimiento de sus caderas; el cabello, ahora rubio, se encontraba atado con una cola alta y un par de diamantes negros eran su único accesorio.

 

Estaba consciente de lo impropio del atuendo, pero tampoco le importaba. Quienes la veían pasar la confundirían con una súbita aparición bañada en perfume caro. Little era ahora solo un espectro enjoyado. Con el pasar de los años, el carácter de la Black Lestrange se había endurecido; el orgullo familiar inculcado durante la infancia potenció su vanidad hasta límites insospechados, convirtiéndola en una mujer no solo frívola sino soberbia. Los malos hábitos se estaban convirtiendo en su única conexión con la realidad, y la sumergían más y más en un abismo.

 

No obstante, pretendía cambiarlo.

 

No tenía idea de cómo actuarían sus amigas o sus padres al verla, pero se había propuesto regresar por el bien de la única persona con la que mantenía constante contacto: su hija Naunet, quien contaba ya con siete años y daba señales de ser tan arisca como ella misma. La hija de Valkyria reconocía su deplorable trabajo como madre; había pasado la vida arrastrando a la niña por todo el mundo, escondiéndose en lugares concurridos sin ser capaz de proporcionarle un hogar.

 

El sonido producido por la campanita al entrar fue su anclaje al presente. Frente a ella estaba Hilary sosteniendo la mano de su pequeño hijo. Little parpadeó gratamente sorprendida, antes de recordar que ella era la madrina de aquel niño. ¿Hacía cuanto no veía a su amiga? La escuchó murmurar unas palabras mas no se interesó en ellas.

 

-¿Tiempo indefinido? ¿Qué te parece si pedimos dos habitaciones? –. No estaba muy segura de que la bruja la reconociera, y aun así sonrió ampliamente, sintiendo como su corazón rebosaba en afecto.

 

Había extrañado esa sensación.

[Ania Evans Weasley]

Un gran suspiro salió de mis labios al verme a través del reflejo de la puerta en frente de mi. Después de mucho tiempo volvía a pisar esos terrenos en momentos peligroso para mi, para mi familia y sobre todo para mis amigos y compañeros fenixianos.

 

El callejón Diagon es uno de los mejores lugares para pasar el tiempo, comprar, pasear y claro, encontrar problemas también. Era consiente de que en cualquier momento podría toparme con uno o varios de ellos, mortífagos. Quienes prácticamente me obligaron a huir de la ciudad la ultima vez que me atacaron.

 

Aun así la sangre, la raza y la familia son poderosas y la añoranza puede hacer grandes cosas, como esto por ejemplo, estoy de nuevo aquí donde casi acaba mi vida, he vuelto por mi familia, por mis amigos...

 

Ingresé al Refugio Mágico y me dirigí al escritorio que se encontraba al final del pasillo, saludé a la el fina dedicándole una sonrisa y seguidamente pregunté por mi madre. Desde que recuerdo a estas horas ya se encontraba aquí.

 

-Su madre se encuentra en su despacho, acompañeme señorita Ania.

 

-No se preocupe, conozco el camino, puedo llegar sola, muchas gracias.

 

Conocía las instalaciones del lugar puesto que no era la primera vez que venia a visitar a mi madre, de hecho hasta a Emi lo traje una vez, menudo oso, ¿qué será que habrá pasado con él? Seguro sigue comiendo chocolates como yo.

 

Golpeé la puerta del despacho de Kassandra antes de abrirla y grata fue la sorpresa que me encontré en ese lugar.

 

-Vaya! Veo que no soy la única que te ha estado extrañado todo este tiempo madre- me acerqué hasta ellas y las saludé, pero cuando pude darme cuenta de las cosas, vi al bebé sobre el brazo de Kassandra y no dije más nada, esperaba una explicación pero no podía evitar pensar en los posibles padres de la criatura, <<¿Quien? ¿Kriss? ¿algún mortífago? ¿algun mago que no conozco? ¿porque no me había contado nada? Ni siquiera me mando una lechuza!>>

[Hilary J. Gryffindor.]

-¿Tiempo indefinido? ¿Qué te parece si pedimos dos habitaciones? – Por un momento me quedé desencajada, esa voz la reconocería hasta en el fin del mundo. Me voltee soltando la mano de mi hijo para encontrarme con una mujer extraña frente a mi. -¿Little?- Tuve que pestañear varias veces para encontrar a mi amiga en esa mujer. Su in embargo, su sonrisa fue lo que me hizo estar segura de que era ella. Por lo que me acerque a abrazarla.

 

- Espero que estés muy consciente de que tu vestimenta no es para nada adecuada.- Guerra eterna de mi parte intentando vestir a las trilliz y a Kass. Pensándolo bien por rdo quizás Little se fue del mundo mágico, para que no hiciera lo mismo con su hija. -Y Aeryn ¿dónde esta?- pregunte separando el abrazo. -¿Acabas de llegar o llevas un tiempo acá en Ottery? ¿Has visto a Kass, a tu madre, a alguien?-

 

Me sentía como reportera, pero el encontrarlo me hizo querer alejar mi mente del enojo aunque fuera por un momento. -Apros saluda a tu tía ¿o la dejaras con los brazos abiertos?- El pequeño la veía de forma extraña, cuando la abrazó lo primero que hizo fue tocar el pelo de mi amiga y preguntarle si era de verdad. Sonreí de lado, la verdad mi hijo hace muy buenas e incomodas preguntas.

[Little G.]

Little recibió alegremente el abrazo de su mejor amiga. Aunque se sentía cada vez más desdeñosa con las personas, el cariño que le tenía a su familia derretía cualquier sentimiento malsano que nacía en su interior. Rodeando con sus brazos pecosos la cintura de Hilary, empezaba a sentirse en casa otra vez y mientras se dejaba invadir por aquella sensación sus ojos dorados se posaron sobre el pequeño niño que lucía asombrado ante el arrebato de su madre.

 

-Espero que estés consciente de que no me importa lo inadeacuada que te parece mi atuendo - respondió finalmente con una leve sonrisa maliciosa. Adoraba sacar de quicio a la Gryffindor, quien siempre la había tratado como una niña. No en vano era la menor de las tres amigas. - Naunet está en el castillo Karkarov con mi madre… Digamos que está acostumbrándose a tener a su abuela cerca.

 

Escuchó el parloteo ansioso de Hilary, pero se negó a contestar. Su mirada volvió a detenerse en Apros sintiendo un profundo cariño por él. Después de todo era su ahijado. Y estaba tan grande que por unos instantes la Karkarov se sintió asustada; ¿hacía cuanto no veía a Hilary? Se agachó para estar a la altura del infante, sintiendo que el vestido se elevaba unos centímetros, y extendió los brazos en su dirección.

 

-Oh, déjame darte el amor que no he podido darte -. El pequeño parecía perturbado por la familidad de la extraña, pero se dejó hacer. Sus manitas recorrieron el cabello dorado de la bruja como si cuestionara su autenticidad. – No, desgraciadamente es un engaño. Sin duda deberé arreglarlo ahora que regresé, ¿no crees?

 

Era definitivo, todos en el mundo mágico parecían detestar el cambio. Little Georgina volvió a reírse ante la inocencia infantil, preguntándose cómo haría para explicarle a Naunet que tenía que retomar su castaño habitual. Se pondría furiosa. Acariciando las mejillas del niño y cargándolo en sus brazos, Little se levantó para encarar a su amiga.

 

-Llegué hace poco… Es una historia un poco complicada, Hil. El mundo no me ha tratado muy bien – evitó alegar que ella tampoco había tratado bien al mundo porque la Gryffindor comprendía más sus silencios que las palabras pronunciadas. – Esperaba encontrarme con Kassandra, porque supe que Aime hace tiempo no aparece… Al menos pude encontrarme contigo. ¿Por qué no pides una habitación y nos ponemos más cómodas? Necesito un trago.

 

 

@@Hilary J. Gryffindor.

[Hilary J. Gryffindor.]

Definitivamente mi amiga tenia algo mal en su cabeza, rodé mis ojos cuando me expresó que no le importaba si su vestimenta era adecuada. Definitivamente seria una guerra eterna en el tema. -¿Quien se está acostumbrando realmente, Aeryn o Valkyria?- No pude evitar reír pues sabía que mi prima se volvía blandengue con sus nietos, algo que no hizo con sus hijos.

 

Mirar a Georgina interactuar con Apros me daba mucha paz interior. No importaba cuan cambiada pudiera estar la Karkarov ella era parte de mi familia. Alzó en brazos al pequeño mago que seguía jugando con su cabello. -Como quiera me gusta.- le dijo en un susurro a su tía.

 

-Entonces estamos en las mismas.-No pude evitar refunfuñar al recordar todo lo sucedido en mi casa muggle. Seguí escuchando a la bruja cundo vi a mi hijo recostar su cabeza sobre el hombro de ella. - Si lo mejor es conseguir esa habitación. Apros necesita su siesta, no durmió muy bien anoche.- Me dirigí nuevamente al elfo pidiendo la habitación, que tuviera 2 camas y un buen balcón. Así el pequeño mago podría dormir bien sin nosotras interrumpir ninguna conversación o bajar la voz, estando en el balcón estaríamos mas cómodas.

 

La criatura comenzó a buscar para dirigirnos a un buen lugar mientras co continuaba con Little. -Es cierto, desde casi el nacimiento de Apros no se de Aime. Lo lamento por Kass supongo que debe ser difícil para ella. La verdad que no pude hablar mucho con ella en mi ultima visita, ¿como se encuentra? ¿Ya tiene novio o va a ser la eterna soltera como su madre?- Siempre voy a recordar cuando Aime decidió que seria monja, incluso se vistió como una caminando por todo el Edificio Currington. Si no llega a ser por Gitax seguro Aime se hubiera quedado en el celibato.

 

@@Little G.