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✿.。.:*El refugio Mágico*.:。✿* (MM B: 102601)


Helene Eloise Bellerose
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Sin duda Arcanus no dejaba de sorprender a la ojivioleta con sus respuestas; no sabía qué pensar con respecto a lo de matar mortífagos. Reconocía que en algún momento llegó a pensar de forma similar, sin estar totalmente de acuerdo con los ideales de la Orden y creía firmemente que si ellos hacían cosas malas, también tenían que pagar sus crímenes de una forma similar; sin embargo, no recordaba en qué momento fue que cambió de parecer. Varias veces había tenido debates de ese tipo con sus amigos y al final nunca lograban ponerse de acuerdo.


”No seré yo quien lo contradiga”, pensó firmemente la joven mientras prestaba atención a lo que decía. Al final, el legionario tenía razón en lo que decía, simplemente todo dependía del carácter de las personas y el punto era tener que luchar por un ideal, aunque las consecuencias tuvieran diferente valor para cada miembro de la Orden. De todas formas ella ya no estaba en posición de decidir si estaba bien o mal lo que pensaba, solo había hecho una pregunta y estaba viendo como su curiosidad desaparecía.


Tuvo que reconocer que le asustó un poco el hecho que el joven reconociera abiertamente lo que hacía; la única explicación coherente que encontraba, era que de verdad estaba confiando en ella. Aunque los tiempos habían cambiado mucho, la Granger aun no sabía que tan seguro era andar confesando su apoyo al bando; los dos estaban solos, solo temía por que llegaran a aparecer de la nada, como anteriormente ocurría. Solo de pensar en esa posibilidad, hacía que le dieran escalofríos.


Se encontraba absorta pensando en todas esas posibilidades, cuando el fenixiano le preguntó algo que le resultó completamente casual y ajeno a lo que estaban hablando. No pudo evitar sonreír y arquear una ceja ante el cambio brusco de tema; creyó que sería aventurado asumir que era una broma por completo y meditó durante unos instantes su respuesta, mientras lo veía quitarse la ropa. Cruzó los brazos y lo vio de arriba abajo, examinándolo detenidamente con gesto serio, con toda la intención de que se diera cuenta que estaba preparando lo que tenía que decir:


- Hmm… ¿atractivo? – Murmuró pensativa. - Pues… sí, eres muy atractivo… pero como que te falta algo para ser perfecto – Exclamó entre risas. - ¿Quieres saber qué es? Solo te lo diré cuando no me odies después de esto. – Se fue acercando lentamente hacia donde se estaba cambiando y rezó a los dioses para que no se fuera a enojar.


No esperó a que se terminara de quitar toda la ropa y lo empujó hacia la piscina; aunque empezó a reír más fuerte, casi enseguida se arrepintió de lo que había hecho. Se quitó el vestido, mostrando un bikini del mismo color; tuvo que reconocer que le daba un poco de vergüenza que la viera así, por eso rápidamente se quitó el calzado y se lanzó a la piscina para alcanzarlo. Se acercó a Arcanus, mostrando cara de arrepentimiento.


- ¡Perdón! No pude resistir la tentación – Trataba de contener la risa. - Debo decirte que ahora sí, eres perfecto. Sin embargo, estoy dispuesta a pagar el castigo. – Bromeó, aunque inmediatamente recordó algo que quería preguntarle. - Pero antes, tengo otra pregunta… -Se quitó la liga que sujetaba su cabello, ya que se había olvidado de quitársela, tomó un poco de aire y sonrió.


-¿No pasó por tu mente que pudiera ser una mortífaga que solo intentó fingir que no sabía nada para atraerte a mis redes y atacarte cuando estuviéramos a solas? - Evidentemente se trataba de una mala broma, así que solo se rió y sumergió su rostro en la piscina.

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La idea de nadar le parecía interesante a Arcanus y el tamaño de la piscina le fascinó. Además se sentía cómodo ya que no había gente allí y podría tener más intimidad. Al joven le gustó mucho cuando observó a Valeskya sonreír ante su pregunta. Todavía no se decidía si le gustaba más su mirada o su sonrisa. Ya estaba casi listo para entrar a la piscina cuando de pronto Valeskya lo empujó a traición. Por suerte para el Legionario el agua estaba tibia. Enseguida asomó su cabeza fuera del agua y pudo ver a la ojivioleta en bikini saltando hacia el agua y aprovechó para soltar un silbido.

 

- Vaya, creía que podía bajar la guardia ya que no íbamos a duelear, pero veo que me equivoqué. - Dijo resignado mientras veía como la joven se acercaba hacia él. Su cara de arrepentimiento era hermosa, aunque a decir verdad, todas las caras que ella ponía le parecían hermosas. Arcanus la sujetó por la cintura debajo del agua, quedando pegado a ella y le dio un fugaz beso en la comisura de sus labios. - Guardaré el castigo para otra oportunidad. Por cierto, me encanta como te queda el bikini. - Dijo sonriendo mientras se apartaba un poco de ella, aunque moría por seguir abrazándola. Fue entonces cuando ella hizo otra pregunta, que más que nada parecía ser una broma.

 

- Mmm... Si fueras mortífaga estarías en manada esperando atacar a un simple Legionario. Y la verdad que no veo a nadie por aquí. Y para serte sincero, no me parecen para nada hábiles en duelo los Mortífagos, por lo que te podría derrotar fácilmente a ti y a unos cuatro más al mismo tiempo. Aunque si en lugar de un empujón, me hubieras lanzado una maldición asesina, creo que te convertirías en una leyenda. - Respondió divertido y soltó una carcajada.

 

- Aunque pensándolo bien, creo que sería algo complicado. No me parecería muy divertido que la chica que me gusta quisiera matarme en nuestras citas. - Se ruborizó un poco al decir eso.

 

- Bueno... ya que estamos aquí ¿Por qué no jugamos a algo? - Propuso Arcanus. - Nadaremos hasta el borde de la piscina y luego volveremos aquí. El que llega primero puede proponerle un reto al otro ¿De acuerdo? - Realmente el joven no era muy hábil nadando. Si bien intentaría ganar con todas sus fuerzas, tenía que confiar más en sus ganas de ganar que en sus habilidades.

 

- A la cuenta de uno... dos... AHORA - El Legionario dio una gran bocanada de aire y comenzó a nadar con todas sus fuerzas. Tenía que ganar como sea.

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No sabía con exactitud qué era lo que más le gustaba de Arcanus: su carácter, su físico o la forma en que la trataba. Todo en su conjunto había logrado que ella en ese momento deseara que siguieran así por el resto de los días. Tenía que reconocer también, que los momentos en los que estaba muy cerca de él eran sus preferidos; tenía un poco de vergüenza por tener que decírselo, por eso trataba de aprovechar cualquier situación para poder acercarse. Se sentía segura a su lado, se sentía apreciada y su comportamiento claramente la delataba.


Trataba de disfrutar esos momentos, pero de alguna forma era inevitable pensar en el temor que le producía que las cosas no resultaran como lo estaba esperando desde que había conocido al fenixiano. Sin contar que su comportamiento era todo lo contrario a lo que ella era habitualmente, la ojivioleta sentía que era otra persona solo cuando lo veía; definitivamente sacaba la mejor parte de ella y eso incrementaba un poco su inseguridad. Sacudió levemente la cabeza, como si con eso pudiera alejar esos pensamientos que le provocaban malestar.


En ese momento estaba disfrutando las consecuencias de su pequeña osadía al haber lanzado al joven directamente a la piscina. Reía, en parte por el alivio que le causaba la actitud con la que había tomado la caída; aunque también le servía para disimular su reacción al sentir los labios de él muy cerca de los suyos… y también para disimular la vergüenza que le daba escuchar comentarios sobre cómo se le veía el bikini. La Granger no estaba muy segura si Arcanus se daba cuenta de lo mucho que la ruborizaba con las cosas que decía, pero trataba de poner su máximo empeño para no hacerlo demasiado evidente.


Valeskya escuchaba divertida la respuesta ante la pregunta que había hecho; mortífagos atacando en manada o el hecho de imaginarse a sí misma intentando matar a alguien le resultaba absurda; incluso aunque ella tuviera la habilidad de hacerlo, en ese momento le resultaría imposible atacar al fenixiano, por el mismo motivo que le había hecho saber segundos antes: el hecho de que ambos se gustaban. En ese momento sintió que no había nada más que pudiera hacerla sentir más feliz, aunque el joven la sacó de sus pensamientos, proponiéndole un juego que podía ser divertido si ella ganaba.


- Me parece que sería bueno pensar en… ¡Oye! – La joven exclamó con sorpresa al ver que el joven de ojos marrones había comenzado a nadar rápidamente. Intentó alcanzarlo, pero le llevaba una ventaja considerable. No era tan buena nadadora, aunque por su condición muchos podrían pensar lo contrario. La realidad es que siendo mortal nunca había aprendido a nadar, entonces aunque no podía ahogarse, le costaba moverse con gracilidad dentro del agua. Por más rápido que había intentado moverse y aun estando muy cerca de alcanzarlo, había perdido.


- Totalmente desprevenida… - Exclamó al tiempo que trataba de fingir enojo. - ¡Exijo que los jueces revisen esta competencia! – Empezó a reír. - Espero que no intentes vengarte por lo de tu caída “accidental” a la piscina – Su rostro mostró una ligerísima mueca de preocupación, real por supuesto.


- Aunque… antes de aceptar las consecuencias de mis actos, me gustaría hacerte una pregunta.- Lo miró fijamente a los ojos. - ¿Sabes? – No sabía por dónde comenzar, así que bajó la voz hasta convertirla en un susurro apenas audible. - Solo… quisiera saber hasta dónde tengo permitido ilusionarme contigo.- Finalizó.

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El joven había puesto todo su ímpetu en ganar la carrera. Tal vez fuera por eso, o quizás, por el hecho de que había hecho trampa que había logrado vencer a Valeskya. Flotaba en el agua de aquí para allá con una sonrisa triunfadora en el rostro. El joven era muy competitivo y no porque la ojivioleta le encantara, la dejaría ganar. Tomó a Valeskya de la mano y la llevó hasta la escalera para salir de la piscina. Ambos se sentaron al borde de la piscina.

 

- No hay jueces. Además gané limpiamente - Dijo y le sacó la lengua en un gesto burlón. Se acercó a Valeskya y se acurrucó junto a ella bajo un gran toallón. Le encantaba sentir la proximidad con ella y cada vez que estaba cerca suyo quería congelar el tiempo para poder estar juntos por toda la eternidad.

 

El joven escuchó la pregunta de la ojivioleta y le sonrió con mucha ternura. Fue entonces cuando recordó lo que ella le había contado sobre su anterior relación y se detuvo un instante a pensar. Le gustaba mucho Valeskya y no tenía dudas de eso, pero quería hacerle saber que él iba en serio para que se quedara tranquila.

 

- Hasta que te canses de mi - Contestó al mismo tiempo que pasaba una mano por la mejilla de Valeskya. Lentamente acercó su rostro al de ella. Su respiración estaba un poco agitada, por la emoción del momento. Apoyó suavemente sus labios en los de la ojivioleta y comenzó a besarla. Había estado esperando ese momento por mucho tiempo. Sentía como los fríos labios de la joven se volvían más calientes que el infierno. Disfrutaba besando dulcemente a la mujer que se había cruzado de casualidad y lo había encantado con esos ojos hipnotizantes. No podía dejar de acariciarla, de sentir su suave piel.

 

- Espero que te haya convencido mi respuesta. - Dijo momentos después que se separó un poco de ella, sin dejar de abrazarla. - Solo quiero estar contigo. Desde hace días que no puedo sacarte de mi cabeza y quiero intentar empezar una historia contigo. ¿Qué dices? - Por fin estaba más relajado. Le había confesado todo lo que sentía y esperaba su respuesta.

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La joven se preguntaba cómo es que una persona podía provocar tantas emociones en ella: desde la diversión, la emoción, la competencia, hasta sentir que su mundo se desmoronaba solo de esperar una respuesta suya. Dejó que Arcanus tomara su mano al tiempo que la guiaba para salir y sentarse al borde de la piscina; tuvo que reconocer que él era extremadamente hábil demostrando sus encantos y eso era una de las cosas que más le gustaba: de los dos, él era quien podía mostrar sus sentimientos de forma más abierta.


Ahora ambos se encontraban muy cerca y esa espera de no saber lo que iba a responder, comenzaba a provocar cierta ansiedad. La bruja comenzó a pensar que debía haber formulado su pregunta de forma diferente, que debió aclarar que no era su intención presionarlo; era tener las cosas claras desde el inicio, para que ninguno se llevara ninguna clase de sorpresa. Sus pensamientos comenzaban a traicionarla justo cuando el fenixiano respondió de la forma más tierna hasta ese momento.


Si existía una forma de reducir toda su existencia a un solo momento, no tendría que pensarlo dos veces para saber que era con ese beso. Su mano acariciando su mejilla, sentir su respiración y el rápido palpitar de su corazón, acercarse a ella tan despacio, que parecía que el tiempo se detenía a su alrededor. Las manos de la ojivioleta podían sentir la calidez de la piel del mago, el dulce roce de sus labios y la forma en la que le demostraba todo lo que sentía. No había palabras que pudieran describir ese momento que parecía eterno.


- ¿Puedo hacer trampa y decir que tu respuesta no me ha convencido? – Sonrió la joven mientras se dejaba envolver en los brazos del joven de cabello castaño.


No sabía cómo expresar lo que pensaba, volver a recordar cómo se sentía ser besada, quedar sin aliento y sin palabras. Estaba feliz de haber tomado la decisión aquel día de ir al Callejón Diagon, porque así tuvo la oportunidad de haberlo conocido. Se percató que sus manos estaban temblando, quizás se trataba por los nervios, la emoción o ambas cosas. Sentía temor de intentar nuevamente una relación, no quería terminar mal otra vez, pero a la vez deseaba con todas sus fuerzas seguir adelante con Arcanus. Tomó un poco de aire antes de hablar:


- ¿Qué digo? Que me encantaría – Fue lo único que alcanzó a decir, al tiempo que lo abrazaba. - Aunque me gustaría que hiciéramos una promesa… Pero no te asustes, no voy a sacar mi lado posesivo y celoso… aún – Por una fracción de segundo, la sonrisa de su rostro desapareció y dijo con algo de seriedad , al tiempo que levantaba el meñique. - No será lo mismo que el juramento inquebrantable, pero la promesa con el dedo meñique es casi lo mismo… caaasi… - Le sacó la lengua, mientras volvía a su habitual sentido del humor.


- Deseo que no haya secretos entre nosotros, que cuando alguno de los dos llegue a sentirse incómodo con algo, que no nos quedemos callados y que si vamos a intentarlo, que sea con todas nuestras fuerzas… ¿Qué dices? ¿Aceptas? –

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Los segundos transcurrían muy despacio. Como si toda la escena fuera en cámara lenta y todas las personas del mundo hubieran desaparecido, creando un universo solo para ellos dos. El joven respiraba un poco agitado, producto del nerviosismo. Aunque por dentro sabía que Valeskya quería lo mismo que él, estar juntos. Tras unos instantes escuchó la respuesta de la joven y una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro. Lo único que pudo hacer fue volver a besarla, rebozante de alegría. Luego de eso escuchó las palabras que tenía para decir.

 

- Acepto. Sin secretos. - Respondió el joven enérgicamente y nuevamente volvió a besarla. Sin dudas daría lo mejor para hacer sentir amada a aquella mujer que lo enloquecía.

 

- Estaba solo un poquitito nervioso ¿Sabes? O sea, se veía a la legua que estabas muerta por mi, pero siempre estaba esa pequeña posibilidad de que todo fuera una mala pasada de mi imaginación. - La abrazó con fuerza, como para no dejarla ir nunca.

 

El día había pasado bastante rápido y el sol comenzaba a ocultarse tiñendo todo el cielo de un color rojizo. Arcanus se incorporó y luego de secarse el cuerpo, comenzó a vestirse nuevamente. Tomó a Valeskya de la mano para ayudarla a incorporarse y que hiciera lo mismo. Aún había muchas cosas para hacer allí y Arcanus quería hacerlo todo.

 

- ¿Por qué no vamos a admirar el hermoso paisaje del atardecer? - Propuso sonriente - Si seguimos en el agua, voy a parecer un viejo de lo arrugado que voy a quedar - El joven pensó que por suerte a ella no le afectaba el agua. Esperó que ella se vistiera y la tomó por la cintura rumbo a los jardines.

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Las cosas estaban resultando mejor de lo que hubiera imaginado desde aquel día en que había conocido al fenixiano. Ahora estaban comenzando una historia juntos… algo que le resultaba tan difícil de creer; la ojivioleta tenía que reconocer que la felicidad superaba por mucho al temor que sentía a que algo saliera mal. Supuso que era normal sentirse así, aunque tenía tanto tiempo de mantener ese tipo de sentimientos al margen, que volver a traerlos al presente resultaba algo totalmente nuevo para ella.


Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de la joven bruja al escuchar la respuesta, aunque no estaba segura si era por eso o por el beso que llegó a continuación. Tenía que reconocer que sin duda eso se convertiría muy pronto en su actividad preferida, aunque escuchar a Arcanus decir que estaba un poco nervioso y que era evidente que era algo mutuo por la forma en la que ella se comportaba; dejó que la abrazara tan fuerte y aun así dejó escapar en un susurro:


- Claro, tendríamos que haber competido a ver quién se moría más de amor y sin duda hubiera ganado –


La Granger no cabía en sí de tanta felicidad, al punto en que no se había dado cuenta en que era tarde. Sin duda esa parte era su momento favorito de cada día: cuando el sol comenzaba a ocultarse para dar lugar a la noche. Con ayuda de Arcanus, se incorporó para volver a vestirse nuevamente y volver a caminar por los jardines; en su mente divagaba acerca de lo mucho que le gustaría quedarse mucho más tiempo en el refugio. Aunque la mano del mago iba sujetándola por la cintura, la ojivioleta optó por separarse para tomar su mano y entrelazar sus dedos.


- Prefiero caminar de esta forma contigo, si no te molesta – Se excusó al tiempo que sonreía.- Te confieso que será algo diferente ver un atardecer contigo.- Se le escapó decir a la joven, pues realmente no le encontraba sentido a los días que transcurrían así sin más. Era solo el tiempo que transcurría lentamente, sin algún motivo aparente y ahora sería una experiencia distinta.


- ¿Cuál es tu mayor miedo? – Preguntó Valeskya de repente, al tiempo que llegaban a un pequeño lago que estaba en la parte más alejada del refugio. El verde pasto servía como una confortable alfombra, sin ruido alrededor y con el cielo totalmente despejado. Creyó que sería un buen lugar y se acomodó, haciéndole un ademán al joven de ojos marrones para que la acompañara. - Lo siento, es inevitable hacer tantas preguntas. – Dijo, al tiempo que se inclinaba de hombros.


- El mío, creo que es bastante obvio… ver morir a las personas que quiero. – Lo miró a los ojos mientras deslizaba su mano por el rostro del fenixiano.

Editado por Valeskya Granger

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Por fin ambos se habían vestido y comenzaron a caminar por el jardín, admirando el bello atardecer que se pintaba en el cielo. Caminaban despacio, sin preocupaciones, disfrutando el momento como si pudieran manejar el tiempo a su antojo. Sin apuros, sin distracciones y eso le encantaba al Fenixiano. Hacía mucho tiempo que el joven no disfrutaba de una salida como esa y todo se debía a su flamante nueva pareja.

 

- Supongo que todo será diferente contigo también para mi. Todo será espectacular a partir de ahora - Le dijo cariñosamente a la vez que se detenía un momento para volver a besarla tiernamente. Arcanus sonrió al pensar que besar a Valeskya era como su nueva adicción. Ambos caminaban tomados de la mano, hasta que llegaron a un lago donde se sentaron a contemplar el paisaje. Apenas se sentaron, Arcanus abrazó a Valeskya. No quería dejar pasar ni un segundo sin sentir su piel. De pronto la ojivioleta hizo una pregunta.

 

- ¿Mi mayor miedo? - Francamente nunca se había detenido a pensar si había algo que le causara miedo. Sin dudas no tenía miedo a la muerte, ya que siempre se encontraba teniendo duelos. Tampoco tenía miedo de perder seres queridos, ya que realmente, había pocas personas que el joven quería. - Creo que mi mayor miedo es quedarme completamente solo. - Eso era lo que siempre se imaginaba y le causaba miedo. Si bien el joven, era alguien más bien solitario, tenía algunos amigos que siempre estaban en todo momento y que apreciaba mucho. Luego de su respuesta se quedó un poco pensativo por la respuesta de Valeskya y sintió un poco de tristeza por ella, eso hizo que la abrazara un poco más fuerte.

 

- Bien, mi turno. Si pudieras pedir un deseo ¿Cuál sería? - Preguntó súbitamente el joven perdido en los ojos de su amada.

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  • 2 semanas más tarde...
Valeskya también deseaba que las cosas fueran diferentes al lado del fenixiano. A su lado se sentía cómoda, tranquila y sobre todo feliz; cada vez que se veía rodeada por sus brazos, podía sentir que el tiempo se detenía y que nada ni nadie podía hacerle daño. Le agradaba sentirse así, era como si le permitiera ver la vida desde un enfoque distinto y en el fondo de su ser deseaba con todas sus fuerzas que ambos permanecieran juntos por mucho tiempo.


La joven escuchó atentamente las palabras de Arcanus cuando hablaba de su mayor temor y no pudo evitar darle la razón. Las personas no podían vivir solas, siempre necesitaban estar ligadas con alguien más: cariño, amor, amistad o algo que les permitiera sentir que formaban parte de un grupo o familia; aunque ella consideraba que el joven de cabello castaño se trataba de alguien solitario, no dudaba ni por un instante que hubieran personas que habían formado o que formaban parte importante de su vida y eso le hacía sentir curiosidad.


- ¿Solo un deseo? – Murmuró la bruja sonriente, antes de responder la pregunta que le había hecho al mago. En realidad era algo que no se había detenido a pensar, así que le tomó un poco de tiempo acomodar sus ideas. - La verdad es que…. Creo que mi deseo es que tener una familia, aunque claro, no en un concepto tradicional.- Solo de pensar en los Granger, le resultaba imposible pensar en una familia normal. - Es decir… que la familia permanezca unida, los que somos y los que en un futuro nazcan, aparezcan o se unan.- -


Tal vez había sido una explicación algo confusa, esperaba que Arcanus no malinterpretara lo que había dicho… o más bien, no asustarlo con lo que había dicho acerca de la familia. No había sido una indirecta, en realidad para la ojivioleta su familia era parte muy importante, solo de recordar ese periodo de soledad en su casa, no lo extrañaba en lo absoluto; de cierta forma amaba el alboroto que siempre había en su actual hogar y lo disfrutaba. Esperaba que esa esencia permaneciera por siempre.


- Me toca preguntar…- Dijo de pronto la joven, al tiempo que acariciaba el rostro de fenixiano y le daba un beso. - ¿Puedes contarme los detalles de tu primer duelo? – Lo preguntó para salirse un poco del tema y enfocarse más en lo que a él le gustaba. La joven levantó su mirada violácea hacia las estrellas que comenzaban a aparecer; la temperatura comenzaba a bajar un poco, sin embargo el cielo estaba completamente despejado y la luna estaba en su fase de cuarto menguante.


- ¿ Y es considerado un exceso preguntar quién fue tu mentor en cuanto a duelos? – Preguntó la joven, sonriente.

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  • 4 semanas más tarde...

Realmente había sido una buena idea eso de hacerse preguntas. De esa manera el joven podría conocer más sobre su novia y pensó que ese conocimiento sería muy valioso en aniversarios o cumpleaños. Además también le resultaba divertido el responder preguntas. Hacía bastante tiempo que el joven no la pasaba tan bien estando con alguien. Sin dudas Valeskya era muy especial para él.

 

El joven escuchó con atención el deseo de Valeskya y sonrió. A decir verdad, el siempre había querido una familia unida. Si bien había pertenecido a algunas, en ninguna se había sentido cómodo. Nunca había tenido alguien con quien socializar porque no encajaba en ninguno de los pequeños grupos que solían armarse dentro de las familas. Si bien eso nunca le molestó, no había tenido el agrado de saber lo que era tener una familia unida.

 

- Es un lindo deseo - Asintió el joven sonriendo. - El mio sería encontrar una compañera con la que pasar el resto de mi vida. Que me entienda y yo igual a ella y sobretodo que pueda enamorarme incondicionalmente - Las palabras salían relajadas de su boca, no quería que Valeskya sintiera ningún tipo de presión. Solo el tiempo diría si Arcanus podría cumplir su deseo junto a ella. Luego de eso era el turno de preguntar de la ojivioleta.

 

- ¿Mi primer duelo? - Arcanus hizo un enorme esfuerzo por recordar aquel suceso. Habían pasado muchisimos años desde que había tenido su primer enfrentamiento con otro mago. A duras penas podía recordarlo. - No es algo que recuerde muy bien, pasó ya mucho tiempo. Recuerdo que en la academia había un grupo de magos con los que competía. - Sonrió al recordar aquellos momentos cuando era un recién llegado y ya había conseguido rivales antes que cualquier otra cosa. - La verdad que fue desastroso, lleno de errores por todos lados. Creo que perdí pero ese enfrentamiento me sirvió para enamorarme definitivamente de los duelos - Se detuvo un momento para darle un fuerte abrazo y un beso en la frente a Valeskya. -Es curioso, pero como con los duelos, cada momento que paso contigo hace que me enamoré más. - No sabía si era una frase que la derretiría de amor. Pero para él comprarla con los duelos significaba mucho.

 

- ¿Por qué elegiste unirte a la Orden? - Se acercó mucho a su oído para susurrar la pregunta. Nunca sabía si alguien podría estar escuchando. Esperó la respuesta sin soltar a Valeskya, como si no quisiera dejarla escapar nunca de su lado.

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