.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)

[Athena Rouvas]

La Ravenclaw había salido a prisa de su hogar rumbo al Castillo de los Triviani tal como lo había mencionado minutos atrás el patronus en forma de Lince de las Nieves de una de sus compañeras de la Orden, pidiendo que aquellos que estuviesen libres pudieran acudir a dicho lugar. La rubia simplemente había dejado escapar un suspiro para luego verificar que la varita estaba donde siempre y salir rauda a su destino.

 

No tardó en llegar al lugar, notando que iba unos pasos más atrás que varios de sus compañeros, deslizó a Niké por la manga hasta sujetarla firme del mango y la alzó apuntando a su níveo rostro para cubrirse con aquella luz característica de los Miembros de la Orden. Siguió en su avance hasta adentrarse en los jardines, lugar donde los demás comenzaban a reunirse.

 

 

- Buenas chicos, a ver qué sale está noche - Miró en todas las direcciones que alcanzó pausadamente esperando por ordenes o movimientos que indicaran presencia de mortífagos.

[Paú Gryffindor]

Mientras esperaban respuesta alguna, la castaña se dispuso a mirar a su alrededor. El jardín del Castillo era lo suficientemente grande, por lo que había rocas y troncos secos a sus alrededores. Se encogió de hombros observando a una de sus compañeras y apuntando hacia una roca que se encontraba a tres metros a su derecha, murmuró:

 

- Morphos- Aquella roca de grandes dimensiones (2mx2m) se convirtió en un gorila que rápidamente se colocó a un lado de la Gryffindor, puesto que tenía indicaciones de protegerla. De alguna forma, si ella lo necesitaba para alguna otra cosa, le avisaría y el animal la obedecería sin pensarlo dos veces. Se sentía con mayor seguridad al contar con defensas.

 

Apuntó hacia el frente y articuló:

 

- Avis- Doce hermosas aves se desprendieron de la punta de su varita, volando por los alrededores. Estarían atentas a cualquier cosa que pudiese venir en su dirección, para buscar la manera de cuidarla, evitando que algún hechizo le impacte en el cuerpo.

[Héctor Weasley D.]

Un Patronus con forma de lince llegó a sus manos literalmente mientras descansaba pensando en varias cosas de la vida. El chico que lo recibió quedó pensando un momento con la vista perdida en el lugar. Pasó bastante tiempo hasta que finalmente Héctor decidió hacer caso de la invitación a la diversión, y desapareció inmediatamente de su habitación en dirección al Castillo Triviani.

 

Allí fuera, el joven miraba hacia la edificación que tenía en frente con aire despreocupado. No le importaba si veían su identidad al aparecer sin la luz en su rostro, la cual se puso casi en el acto con un paso de su varita de nieve. Su curioso traje consistente en una túnica negra azabache, capa oscura de similar tonalidad, pantalones y zapatos todos negros, hacía parecerle más a los individuos que pensaban buscar más que a sus compañeros. Por algún motivo se sentía extraño. Caminando hacia los jardines del castillo, el chico perruno miró en todas direcciones buscando algo que llamara su atención. Acercándose a un árbol alto del sector, el joven se recostó de pie con los brazos cruzados y la cabeza gacha. Había visto a sus compañeros, pero sólo les saludó con un ligero movimiento de su cabeza. Estaba bastante pensativo ese día.

 

Algo le decía que no aparecerían los mortífagos a esas altas horas de la noche. No en ese lugar. Y si lo hacían... sería algo de qué divertirse, tal vez.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

-Corpus Patronus- de la punta de mi varita salio una hermosa luz blanca que al sobrevolar por encima de mi cabeza adopto la forma de un halcón macho adulto de 50 centímetros de alto, con sus alas desplegadas alcanzaba los dos metros, dotado con las herramientas de su especie.

 

-Sobrevuela el lugar y avísame si vez movimiento- ordene al corpus el cual remonto el vuelo observando todo el castillo Triviani y sus alrededores

 

-Morphos- murmure apuntando a un tronco muerto de dos metros de alto y uno de largo que tomo la forma de un puma macho color negro que se coloco delante mio a cinco metros de distancia. Este tenía feroces colmillos, complexión robusta, velocidad asombrosa y garras afiladas que podrían destrozar el torax de quien se le pusiera enfrente.

 

-Defiendeme de cualquier posible ataque- ordene con voz firme al animal, el cual adopto una postura de defensa frente a mi.

[Binny Evans]

Desde lejos se veía alumbrar la luz que cubría su rostro, tan resplandeciente que iluminada alrededor de ella el escenario por donde pasaba. El Patronus en forma de Lince de las nieves había llegado hasta ella dándole la información correspondiente a un encuentro con su demás compañeros de bando en el castillo Triviani. No dudó ni un segundo para llegar al lugar lo antes posible y ahí se encontraba.

 

Un vestido corto de lino fino color blanco era todo lo que llevaba, era su prenda favorita a la hora de duelos. Su varita de Avellano la sostenía entre sus dedos y estaba preparada para usarla cuando la necesitara. Aunque no tenía mucha experiencia en comparación con los demás, la Evans no se daría por vencida tan fácilmente. Miró a los de su bando cerca de ella y murmuró.

 

— Todo está demasiado calmado o me parece? —Resopló—Tendremos que darles su tiempo para que se aparezcan —finalizó.

[Kris Gryffindor]

— Morphos

 

Susurró el castaño mientras apuntaba a una estatua que se encontraba a un costado. Inmediatamente ésta se transformó hasta convertirse en un oso pardo mediano el cuál inmediatamente fué frente al Gryffindor a la espera de las órdenes del castaño quién simplemente observaba a su alrededor.

 

— Comare... ¿Podemos ir a estrenar alguna habitación?

 

Preguntó bromeando el castaño mientras observaba a su alrededor, era más que obvio que los mortífagos no irían en defensa a su mansión. Kris simplemente suspiró al momento que entraban hacia la mansión. Kris inmediatamente ascendió por escalinatas hacia el primer nivel del castillo. Kris de inmediato observó como varias habitaciones se encontraban totalmente abiertos, Kris aprovecho para entrar y así comenzar su búsqueda.

[Aimé.]

Algunos de sus compañeros ya habían acudido al llamado por lo que no tenía caso seguir quietos, los que llegaran después pronto los seguirían. La pelirroja sonrió a los recién llegados en vano puesto que aquella sonrisa se veía apartada del resto gracias a la luz que su rostro emitía. Vió como varios de los fenixianos comenzaban a preparar sus defensas por si los mortifagos aparecían en el lugar, ella por su parte haría lo mismo.

 

-Corpus Patronus-de inmediato apareció aquel hipogrifo para posarse a su lado. El tamaño del animal era idéntico al de uno real, si no fuese por aquel maravilloso brillo la criatura podría hacerse pasar por la original. La pelirroja volvió a sonreír y comenzó a caminar rumbo a la mansión, no sin antes indicarles a los muchachos que la siguieran.-A buscar chicos, procuren ser cuidados-dijo Aime pues lo unico que buscaban era demostrar la presencia mortifaga.

 

La pelirroja entró a la mansión, la misma no podía negarse que destilaba belleza por todas sus paredes.

[Binny Evans]

— Morphos

 

Apuntó a una estatua, al instante de pronunciar el hechizo quedó convertida en un enorme oso negro de dos metros de alto, que obedecía las ordenes de su creadora, estas eran defenderla de cualquier ataque en su contra. Por ello estaba parado a unos escasos metros de ella protegiéndola y aguardando el momento de recibir su siguiente indicación.

 

— Avis

 

De su varita de avellano salieron invocadas un grupo de aves multicolor, en total doce, que tenían la orden de defenderla de cualquier ataque que viniese en su contra. Revoloteaban encima de la Evans sin perderla de vista y muy alertas a todo el escenario.

[Athena Rouvas]

- ¿Y bien?

Cuestionó la chica a nadie en particular, de hecho lo había preguntado en voz algo baja quizás no la hubiesen escuchado. Estaba bastante silencioso el Castillo, como para creer que de pronto se habían marchado todos de aquel lugar. Se encogió ligeramente de hombros esperando que alguien dijera algo por mientras se dedicaría a levantar alguna defensa que le pudiese servir más tarde.

 

- Morphos – Apuntó a una especie de tronco de árbol algo seco pero de grandes proporciones, que pronto se transformó en un puma feroz, por lo general gustaba mucho de aquella especie felina para utilizarlo tanto de defensa como ataque. Este se situó en un costado esperando indicaciones.

 

Escuchó la orden de Aime de que revisaran todo lo que pudieran. No iba a dejar al puma allí solo así que lo hizo entrar siguiendola al interior del Castillo, solo se quedaría en las habitaciones centrales del primer piso entendiendo por ello el salón principal y si es que estaba por allí la biblioteca del lugar. Nunca había cateado los hogares de otras personas y eso le ponía algo nerviosa(?)

[Héctor Weasley D.]

De pronto, mientras pensaba con los ojos cerrados, el chico perruno miró con rapidez su alrededor. De seguro los mortífagos no entrarían por las altas horas de la noche, pero quizás podría matar el tiempo mientras esperaban que realmente aparecieran. Tenía una idea que poner en práctica, y eso quería decir que realmente en hacer un cateo real no veía el interés por saber que el Castillo Triviani estaba más que visitado en buscar objetos ocultos o magos tenebrosos, y los mortífagos solian defenderlo con continuidad.

 

- Morphos - susurró Héctor, concentrándose en una curiosa roca larga de un metro y medio metro de ancho en el suelo. La misma se volvió lentamente en una espada larga hecha de un duro metal en su filo, y un mango bien fabricado. El chico tomó la espada en su mano izquierda, notando el peso que poseía, que era casi de 20 kilógramos. Era difícil de manejar con facilidad.

 

Con ella, el pelinegro se acercó a un pedazo de tabla que estaba de pie apoyada sobre un árbol casi seco. Queriendo ver qué podía hacer, Héctor tomó la espada con las dos manos, dejando su varita en el bolsillo de su túnica, y lanzó un espadazo hacia abajo directo sobre la tabla. La madera se fracturó completamente en el lugar del impacto y saltaron sus pedazos a los lados. Cabía decir que la tabla era bastante gruesa y resistente. Era una buena espada después de todo.

 

- Vaya, a lo que he llegado a hacer por esperar a los mortífagos... - susurró, con un aire cabizbajo.