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Mega Ayudas Sagitas (MM B: 89081)


Matt Blackner
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- Eh! es una bonita historia, pero no se si sabes que yo también soy tu hijo y a diferencia de Ithilion entiendo bastante bien de lo que estáis hablando....y la verdad, no me gusta imaginar....ciertas cosas. - dije riendo.

 

Había dejado al pequeño en el suelo, y como niño qeu era, enseguida comenzó a jugar con el único alli que parecía darle bola, el lobo Fenrir. Era muy divertido verlos a los dos, el lobo tan grande como era, hocico arrugado dando al niño bocados totalmente inofensivos, llenándole más de babas que de otra cosa, dejándose agarrar y tironear.

 

- Quemar....oh, si, el enano aqui presente es capaz de hacer muchas cosas....o está aprendiendo al menos. - dije. - Claro qeu puedo enseñarte a controlar tu poder....uno que dos....no creo qeu tenga demasiada diferencia.

 

 

 

El ambiente en mega ayudas seguía siendo el mismo. Cambiaba el dueño, pero no la familia, ni su espíritu. Mantenía el mismo nombre, además del cartel qeu la dueña original había colgado en la ventana, a la vista de los que pasaran.

 

 

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-- ¿Imaginar ciertas cosas? -- me pillo descolocada, tal vez porque no estaba al tanto de lo que hablaba, pensando en mis cosas me había mantenido en mi mundo mental y no le había escuchado.

 

Ithilion jugaba con Fenrir. Me di cuenta que el lobo se había hecho su mejor amigo de juegos. Pobre chiquillo, no tenía niños de su edad con los que jugar, eso no era bueno. No tenía nada en contra del lobo, hacía tiempo que le había perdido el miedo aquel inicial que sentía por aquellos aniimales. Fenrir había sido un antidoto contra mis propios miedos. Sonreí un poquito; ahora podía pensar en mi niñez sin sentir aquella aprensión que me apretujaba el pecho.

 

-- ¿Quemar? ¡Por Merlín, Matt! Tú quieres que me dé un ataque al corazón. Me dijiste que ya le habías enseñado a controlarlo.

 

No era una crítica, ni una queja. El miedo al fuego era algo que no podía evitar, yo era Suma Sacerdotisa y controlaba los cuatro elementos pero el miedo al Fuego persistía y se me resistía un poco. Por eso prefería el del Agua, era más necesario para las plantas.

 

-- Ah, perdona, que lo está aprendiendo. Como siempre, me he adelantado. Hum... Espera. ¿Tú enseñándome a mí, que soy Suma Sacerdotisa?

 

Fruncí el ceño, intentando comprender porqué me sentaba mal esa propuesta. Suspiré. Una de las primeras normas de una sacerdotisa era ser humilde y reconocer sus carencias.

 

-- Perdona, Matt... Sí, creo que agradecería tu ayuda en controlar el fuego. Me gusta y lo domino, aunque no del todo. Creo que, como ente vivo, sabe que le temo y se sabe aprovechar de eso.

 

Suspiré de nuevo, a veces no sabía si era una buena o una mala sacerdotisa.

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Buscaba el local de la tía Sagitas porque necesitaba una ayuda muy específica, pero no la encontré. Busqué por todo el Callejón y me di cuenta que había desaparecido. Me asusté. Las reformas ministeriales estaban dañando mucho el lugar y muchos negocios habían cerrado sus puertas. ¿Habría sucedido lo mismo con "Mega Ayudas"?

 

Volví a pasar por el callejón parándome en todos los escaparates hasta que, de repente, volví a ver el negocio de la tía. Apareció de repente y parecía el mismo. Me dio mucha alegría por lo que corrí y abrí la puerta, gritando.

 

- ¡Está aquí, está aquí! Pensé que lo habíamos perdido.

 

No había nadie, al menos en la entrada. Me sorprendió verlo igual pero en silencio. El cartelito de la tía seguía en la ventana, y el sofacito. Incluso eran los mismos utensilios dentro de las cajitas. Pero... ¿Dónde estaban todos?

 

- ¿Hola? ¿Hay alguien? - pregunté, con algo de miedo.

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Miré a Sagitas, ladeando ligeramente la cabeza. No me echaba en cara que Ithilion aun no dominara el fuego....más bien parecía preocupada. Era normal, o eso suponía yo, qeu se preocupara porque el niño no supiera dominar del todo un poder asi.

 

- No es un maestro...aun es pequeño, pero la verdad es qeu sabe usarlo bastante bien. - dije.

 

El pequeño jugaba con Fenrir, ahora tirado en el suelo patas arriba, gruñendo entretenido, con Ithilion haciéndole cosquillas. El lobo disfrutaba con el niño e Ithilion con el animal. A veces tenía la sensación de que Fenrir jugaba con Ithilion, sabiendo qeu era pequeño y tratándolo como un cachorro, pero al mismo tiempo como si el mismo animal fuera una cría, tal vez jugando con él de la formaq eu ninguno lo había hecho nunca siendo niño.

 

Fruncí el ceño. De repente me daba cuenta de qeu nunca había jugado con Fenrir....o al menos, no siendo niño.

 

- Quieres que yo te...enseñe? - pregunté sorprendido mientras caminábamos hacia el edificio. Fenrir traería a mi hermanito.

 

Abrí la puerta para dejarla pasar. Dentro se oía la voz de la prima Xell...y la pobre parecía bastante preocupada. le tendí a Sagitas el viejo libro de Jack, por si quería ojearlo mientras.

- Estamos aqui prima, en la parte de atrás. Pasa si quieres. - le dije, asomándome por si viéndome se quedaba tranquila.

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  • 3 semanas más tarde...

Vale, encima mi hijo me decía que el pequeñín era más bueno dominando el fuego que yo. No era su intención hacerme sentir mal, era yo la que me sentía así últimamente. Permanecí en silencio mientras Ithilion jugueteaba con el lobo. La pregunta de Matt me sorprendió, más porque rompió el silencio que por lo que decía; al fin y al cabo, había sido yo quien le había pedido ayuda.

 

-- Sí, quiero. He de ser humilde y reconocer en lo que eres mejor que yo.

 

Le seguí, pues me había parado un momento para contestarlo. Íbamos hacia el edificio de nuevo, volviendo el silencio entre nosotros. Tal vez me considerara débil. Odiaba que la gente supiera que no era tan fuerte como quería hacer creer. Al llegas a Megas, me tendió un libro, el de Jack. Sonreí tristemente y lo abrí, observando su pulcra letra en aquellas páginas tan antiguas.

 

-- Vaya, Xell llega...

 

No supe si lo dije con tristeza o con alegría. Por un lado quería estar con la familia y por otra me apetecía recluirme en algún agujerito donde sentirme sola y llorar un rato.

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  • 3 semanas más tarde...

- Estás bien? - pregunté, al ver que ponía mala cara. Xell no respondía, tal vez porque no hubiera llegado a entrar y solo había sido mi imaginación.

 

Sagitas reconocía que quería mi ayuda. Era una sensación un poco extraña, auqneu podía ser divertido intentar enseñarle algo. Con Ithilion me era un tanto difícil, pero siempre procuraba que fuese divertido, tal vez porque para mi nunca lo había sido, y a veces dudaba de que el pequeño me entendiera si me ponía demasiado técnico.

 

- Tal vez te interese leer esto... - le dije, viendo como pasaba las páginas, todas ellas escritas con al pulcra letra de Jack. Era tan distinta de la mia...hasta en eso había intentado diferenciarme de él.

 

Pasé las páginas, sabiendo lo que buscaba. Había sido algo que me llamaba la atención en el pasado, y es que no lo había logrado entender nunca del todo.

 

- Mira, si lees aqui...Jack escribió algo acerca de una...mujer. -dije, señalándole la página en cuestión, acompañado de dibujos que para nosotros representaban distintos elementos. - Al parecer reflexionaba acerca de que alguien pudiera controlar los elementos sin necesidad de pertenecer a nuestra familia. Según lo qeu pensaba "ella" era afín a los elementos más apegados a la naturaleza, como si tuviera algún don especial que los conectara. Quería saber más de todo aquello...según lo qeu pensaba, seguramente era afín al elemento del agua, el que da la vida. - le señalé el dibujo en el lateral - Y al de la tierra - señalé el dibujo justo debjo del primero

 

- Nunca terminé de entender a que se refería.Hasta donde yo sabía Jack era un amargado y no sabía que tuviera más familia...pero creo que se refería a ti.

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  • 3 semanas más tarde...

Sé que mi hijo lo hacía por animarme, pero cuando me dio el libro con la letra de Jack, me sentí mucho más triste. No sé, tal vez no era buena compañía, así de sencillo.

 

-- ¿De una mujer? -- mi pregunta sonó demasiado curiosa. ¿Jack interesado por una mujer? Nunca me había hablado de una anterior mujer, o tal vez fuera posterior a mí, excepto la demonio que nos destruyó la vida. -- ¿De qué mujer se trata?

 

Ahora sí que me interesaba el libro. Busqué la zona que Matt me señalaba. Lo leí y lo releí, dejándome confusa.

 

-- Pero eso es lo que hace una sacerdotisa, Matt...

 

Volví a mirar aquello, perpleja, resiguiendo con la punta de los dedos los dibujos de la tierra y del agua...

 

-- Son elementos de la naturaleza. Una Sacerdotisa conoce los cinco elementos naturales, aunque siempre tiene domina uno con más facilidad. Yo, por ejemplo, saco mi fuerza de la naturaleza viva, de las plantas y los vegetales. Para ello, tuve que aprender a dominar el Agua, el Aire y la Tierra, que son los necesarios para que crezcan y...

 

Volví a mirar el libro y tuve un atisbo de celos.

 

-- ¿A qué mujer se refería? -- pregunté, disimulando el miedo. -- Y Jack no era un amargado. No al menos mientras estuvimos juntos -- esta parte la dije en un susurro. Sabía a lo que se refería y eran recuerdos que le dolían. Era mejor no insistir en ellos.

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Alcé la ceja, viendo como pasaba la mano por los dibujos, leyendo y releyendo las palabras de Jack. Me explicó que a lo que Jack se refería eran precisamente las cosas que una sacerdotisa hacía. Ella sacaba la energía de la naturaleza y los seres vivos y para eso había tenido qeu dominar el agua, la tierra y el aire.

 

Pero de pronto la vi celosa. Me eché a reir, acababa de ponerse celosa de si misma.

 

- Hablaba de ti, estoy casi seguro, solo que entonces no tenía ni idea. Va, Jack no era el alma de las fiestas entonces, y te aseguro que en los tugurios donde nos metíamos no había mujeres.Jack las rehuía...supongo que se sentía tan culpable por lo qeu había pasado qeu jamás pensó en nada con otra. - le dije. No me gustaba hablar de Jack en aquel entonces, pero al final era algo qeu no se podía evitar.

 

- Se trata de eso. Jack tenía esa sensación contigo, de qeu podías dominar esos elementos de forma natural....lo que él quería saber era si podrías aprender a usar los mismos sellos que nosotros usamos para cazar demonios....al principio le acompañabas cuando viajaba, no? nos creamos muchos enemigos siendo cazadores, tal vez lo qeu quería era qeu pudieras ayudarle o defenderte. Tal vez el fuego no se te de bien porque al final no es tu elemento.

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off: paso de mirar el otro tópic a saber dónde quedó mi personaje, así que, hago otra entrada. Espero que no os parezca mal jaajjaja

 

on:

 

Muchos negocios de tía Sagitas habían cambiado dueño, pero igualmente pertenecían a los familiares más cercanos a ella. Al menos, no los tendría ningún desconocido y podríamos mantener nuestras aventuras sin recibir regaños de nadie...

 

Me había ido del negocio para resolver unos asuntos que tenía en otros lados. Igualmente me había cambiado de ropa para estar más cómoda. Un poco de informalidad siempre estaba bien. En ésta ocasión, me había puesto un chandal con unas zapatillas de deporte.

 

Era algo raro que usase ese tipo de prendas pero sí, estaba más gustosa con ellas.

 

Me aparecí delante del local a una distancia de unos tres metros. Cómo no sabía si había alguien en su interior, saqué la varita del bolsillo y realicé el encantamiento patronus. Éste avisaría al actual dueñ@ de mi presencia en el negocio. Tenía curiosidad de quién se encargaba de 'Mega Ayudas'. Ahora sólo tocaba esperar a ver quién me recibiría.

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  • 2 semanas más tarde...

Mi rostro cambió, del desconcierto a la vergüenza.

 

-- ¿Era yo? -- me sentí ridícula al sentirme celosa de aquella mujer que había resultado yo misma. -- Vaya... Qué lindo suena todo lo que dice...

 

Y en ese momento afloró de nuevo aquel sentimiento amoroso que tantos años nos habían acompañado.

 

-- ¿No salió con ninguna otra mujer...? Vaya... -- de nuevo estaba sorprendida y me sentí mal porque yo, porque yo había tenido relaciones con otros hombres. No le había sido tan fiel como él había sido. La prueba, Perenela era hija de otro hombre y él nunca me había echado en cara ese detalle. En mi defensa, para entonces él ya estaba muerto.

 

Quedé pensativa, mirando el libro e intentando comprender toda la historia.

 

-- Al principio le acompañaba. Era un buen cazador. Hasta que empecé a sentirme mal por... por el embarazo. Él se iba y yo esperaba en casa, en aquella casita del acantilado, junto al mar... Allá esperaba nunca más de dos días, siempre volvía. Hasta que no volvió.

 

Me abracé la barriga, recordando aquellos días en que miraba el mar, sabiendo que había muerto en alguna de aquellas andanzas, deseando morir yo también. La Diosa sabe la fuerza de voluntad que tuve para no despeñarme por el acantilado. Pero sobreviví y resistí, por mi hijo. Pero no le dije nada.

 

-- No, el fuego no es mi elemento. Mi poder es creativo, hago crecer a las plantas y a todo vegetal que esté muriendo, hago que la vida renazca de un árbol seco. Pero el fuego es destructivo, lo repelo. Nunca se me ha dado bien. Lo uso y sé crearlo, pero le temo y, por tanto, no me obedece. Reena es la gran sacerdotisa del fuego. En eso me da algo de envidia.

 

Un patronus se materializó delante de Matt, como dueño del negocio. Sonreí, lo había reconocido.

 

-- Vamos, Matt. Tu novia en la puerta, pidiendo permiso para entrar...

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