La nieve que caía sobre el techo de cristal contrastaba con el ambiente templado del invernadero. Dentro, Beltis hablaba sola, sentada de piernas cruzadas en el suelo, con una esfera de metal sobre el regazo. Las velas que la rodeaban casi habían desaparecido y poco iluminaban ya la pila de pergaminos revueltos, las botellas de vino y las copas sobre el piso de piedra. Apretó la boca y deslizó uno de los diagramas hacia un costado, enseguida movió otro y luego todos los demás, sin parar, como queriendo armar un puzzle con los garabatos de tinta verde y manchones de vino. Unos segundos después se dio por vencida con un suspiro.
—No hay manera —tomó la esfera de metal llena de símbolos y la dejó girando suspendida en el aire.
Estiró la espalda y alzó los brazos por sobre la cabeza. Bostezó. Llevaba el pelo blanco recogido con un punzón de plata en un moño desarmado. Dejó caer los brazos al costado y elevó la vista para mirar el cielo gris que entraba por el techo acristalado. Había vuelto a Londres solo porque creía haber conseguido realizar un avance importante en su investigación y quería comprobar que sus cálculos fueran correctos. Y, sobre todo, comentar los usos potenciales del artefacto que había creado. Cerró los ojos y se dejó caer sobre la piedra, extendiendo todo el cuerpo agarrotado. Aún llevaba la ropa de fin de año, una falda de seda gris con una abertura lateral por la que se colaba una pierna llena de moratones y cortes, y un jersey de lana del mismo color, demasiado grande como para ser de ella. De hecho no era suyo, lo había sacado del armario de algún mago de noble y añoso apellido solo porque olía bien y abrigaba. Él tenía tanta ropa que estaba completamente segura de que no se había percatado de la falta de un jersey de lana abultado y simplón como ese.
En cambio ella apenas tenía para llenar un armario. No había pisado una tienda en siglos y había olvidado el número de su bóveda, aunque a esa altura probablemente ya no hubiera fondos. Tenía la mente en otras cosas, sobre todo en las estrellas. Y últimamente atravesar portales y hacer cálculos se habían vuelto sus únicos pasatiempos. ¿Hace cuánto no hablaba con alguien en inglés? El elfo no contaba. Hablar sola tampoco. ¿Hace cuánto que no saluda a un mago conocido? ¿Se había despedido antes de irse? No, no entró a ese maldito portal pensando en no poder regresar. Hasta ahora no se había preocupado demasiado por esas preguntas, suponía que cada cual había rehecho su vida como siempre.
— Señora ¿Despierto a Tauro? —el golpe que dio la puerta de cristal hizo que Beltis volviera a la realidad.
Tauro había llegado a casa antes la noche anterior y se había quedado dormida en el salón. Beltis se la encontró plácidamente dormida sobre una pila de cojines frente a una chimenea casi extinta, así que decidió no despertarla. La arropó y la dejó descansar.
—Deja que duerma un rato más.
—Lleva más de 18 horas…—el elfo contó con los dedos— no, casi 20.
— Deja, no hay prisa, cuando duerme no está de mal genio. Y así le puedes preparar una buena comida, parece que no ha comido hace tiempo.
—¡No! —el elfo se llevó las manos a la boca y negó con la cabeza.
— ¿Cómo que no?
— No queda comida. Tampoco queda dinero. Creo que un dragón vive en la vieja habitación de Anne y el ascensor se ha caído unas tres veces en el último mes…
— ¿Eh? ¿Un qué? ¿Pero qué habéis hecho con el ático? Os dejé dicho que podían ir a la mansión Malfoy si hacía falta.
Mengo bajó la mirada nervioso, no le gustaba robar. Aunque para saquear bibliotecas no se ruborizaba.
— No-no podemos ir…Ya yanosomosbienvenidos —contestó de forma atropellada.
La bruja bostezó y se cruzó de brazos sin levantarse del suelo, no le sorprendía la noticia. Su elfo no tenía las habilidades sociales como para engatusar a los elfos de la Malfoy y mucho menos sabía sacar comida a escondidas. El pobre inocente solo sabía leer e ir de libro en libro.
— Entonces —comentó Beltis —, es mejor que no avises a Craz…
— Pe…pe-pero ya mandé la lechuza.
— ***…
La esfera seguía girando suspendida en el aire. ¿Para qué iba a venir? ¿Para ver un inútil cachibache inacabado? ¿Una casa en ruinas? ¿A Tauro babeando en el salón?.
@ Tauro M.
@ Crazy Malfoy