Caminando por el camino de grava podía escuchar el viento pasando entre los árboles, el viento templado de Gran Bretaña se hacía sentir al pasar por mi capa entre cerrada y mi larga cabellera azul plateada, el eco de mis pasos comprimiendo la grava bajo de ellos condiciendome a la majestuosa mansión Malfoy.
Después de pasar una larga temporada en la Transilvania de mi juventud, ya que mis padres me mandaron a un internado para estudiar las ramas más oscuras de la magia antes de asistir a la escuela Hogwarts de magia y hechizaría. Me divertí mucho practicando el deporte nacional la caza de muggles, disfruto la caza, los gritos de angustia e incertidumbre al darse cuenta que no sobrevivirán la noche en los fríos bosques. Debo admitir que después de tanto tiempo puede llegar a ser aburrido al saber que el resultado siempre es el mismo. Regresó a la casa de mis ancestros, mi padre, hermanos y la nueva generación que tiene que mantener el nombre de la familia Malfoy en lo alto de los escalafones de nuestra sociedad mágica.
Caminando por un lado de las fuentes en el estanque del jardín frontal de la mansión recuerdo cuando mis hermano y primos éramos niños, jugábamos a brincar las piedras sobre el estanque y pegarle a las figuras de la fuente en su centro, de hecho se puede notar la esquina en una de las alas de un Abraxas faltantes, seguramente descansando en el fondo del estanque desde hace años. Todavía puedo sentir el castigo resultante de este desliz como si fuera ayer, mi padre aunque duro supo guiarme al mago que soy hoy y le estoy agradecido por ello.
-Ahhhh... Suspiré subiendo los escalones que conducen a las grandes puertas de roble rojizo, empujándolas el eco de la madera moviéndose sonó sobre el espacioso salón recibidor. Tomando un respiro profundo dentro de la mansión el aroma de la madera quemando en la chimenea viajando de la puerta abierta del salón,el barniz en la madera del barandal.
Levantar la vista y ver el sello de armas familiar tallado en la pared central de que separa a las escaleras dobles.
-Chávez. El elfo domestico aparece ante mí con su mirada hacia el suelo, mostrando el respeto hacia uno de los amos a los que sirve.
-En qué puedo servirle?. Pregunta el elfo con si voz chillona, aplastando sus orejas contra su cráneo.
-Avisa a mi padre que e regresado. El elfo desapareció con un plop.
Escuchando las voces que salían de la puerta de la derecha camine hacia ella, llegando al umbral vi a varias personas algunas sentadas en el fuego combatiendo al frío otros sentados en alguno de los colosales y elegantes sillones, algunos con tragos en las manos.
Las conversaciones cesaron cuando algunos notaron mi presencia, una sonrisa burlona se esbozaba en mi rostro.
-Como están familia Malfoy?