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Matt Blackner

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Todo lo publicado por Matt Blackner

  1. Salí de la ducha, escuchando las voces en la entrada de Sagitas, Jack, @ Sean -Ojo Loco- Linmer y la chica desconocida, además de @ Maida Black Yaxley . Lo que fuese, nos había citado en San Mungo y debíamos investigarlo. Con los vaqueros, salí del baño aun con el pelo mojado en busca de algo para ponerme, distraido, cuando me encontré con qeu @ Helike R V PB estaba en la habitación, sentada en la cama mientras observaba a Elentari, que seguía dormida...aquella niña tenía la habilidad de dormir a pesar de la tendencia familiar a los gritos. Las miré un instante, con una media sonrisa boba... ¡¡¡¡¡ M A T T !!! ¿Te vienes o te quedas con @ Helike R V PB ? Conduce Harpo, no yo. Sobresaltado, reaccioné, al igual que Helike. Los dos nos miramos un momento, y en seguida me sonrojé, nervioso. Tomé la primera camiseta que encontré, una de color azul oscuro que descansaba sobre la silla. Me apresuré a ponérmela, tomando una chaqueta de cuero. - Será mejor que bajemos - murmuré a la vampiro - O Sagitas destruirá medio Londres sin nosotros. Sean parecía conocer de otro momento y lugar a @ Caelum ...en el fondo, no debería extrañarme. Aquel chico tenía la habilidad de conocer a casi cualquier mujer que habitara en Ottery. Reí levemente, mirando a Sagitas con una media sonrisa. - Es tan nuestro hijo. - contesté. Pero claro, las bromas no podían durar. Teníamos entre manos la cuestión de las flores, enviadas por alguien desconocido, con una cita cuanto menos, sospechosa. Sujeté el brazo de Sagitas, que se aferraba a mi como tantas otras veces había hecho. Pocas veces era totalmente corpóreo, y como fantasma, apreciaba aquellas muestras de cariño, algo tan leve como el contacto. A veces había temido qeu Sagitas pudiera acabar enamorándose de otro ante la falta de contacto, pero en seguida acababa desechando aquella idea. Al fin y al cabo, nuestra unión era lo qeu me mantenía allí. - Shh...no lo mates...recuerda que es familia. Y a la familia no se la mata. - murmuré a Sagitas, pues las palabras que Sean le había dedicado eran, cuanto menos...inexactas, en su opinión. Al fin, nos moveríamos. Sagitas llamó a Harpo, pues el conduciría el Autobús Noctámbulo, el único medio de transporte en el que podríamos viajar tantos a la vez. Matt seguramente preferiría su moto, pero Sagitas no estaba de humor para que le llevaran la contraria. Con un gesto de varita, pasé de llevar el pijama a un pantalón gris, botas y un jersey de color azul oscuro. Sagitas, como no, había preferido comunicarse con el chico y la vampiro por el método tradicional: a gritos. Sonreí de medio lado, mientras desde la planta de arriba se escuchaban pasos. Matt terminaba de ponerse una chaqueta de cuero, con rastros de rubor en su cara. Demonios...como había logrado casarse? Miré a Helike con gesto divertido, imaginando qeu habrían estado haciendo para que bajara asi... - Bien, si todo el mundo está de acuerdo, deberíamos salir ya hacia el hospital. No deberíamos hacer esperar a quién nos haya invitado.
  2. No era la primera vez que me encontraba allí, pero esperaba, sin ánimo de ofender, que fuese la última "A la tercera va la vencida, se suele decir" pensé para mis adentros, mientras daba un par de toques con la varita a mi moto, que encogió hasta que alcanzó el tamaño de un llavero, que metí en el bolsillo izquierdo de mis vaqueros de color negro. Con las manos en los bolsillos de la chaqueta, del mismo color que el pantalón, caminé en busca del profesor. En realidad, nunca había visto al Arcano Lawan, puesto qeu en mis dos primeros intentos no habíamos llegado a coincidir. Sin embargo, si que recordaba a su amiguita, aquella pequeña serpiente de coral. Con suerte, esperaba qeu esta vez no intentara morderme. Si tenía hambre, estaba dispuesto a ir a buscarle comida, fuera pescando en el río, o acudiendo a la misma reserva si hacía falta. Lo primero, lo importante, alcanzar el lugar donde, en teoría, descubriría si realmente poseía el don de hablar con las serpientes o si, por el contrario, aquello sería tarea imposible para mi. A lo lejos, creí ver a una joven. Esta vez, parecía que tendría compañía en clase. Eso, con suerte, la haría más divertida.
  3. Matt Blackner

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    Dioses, soy un desastre....también quiero hacer oclumancia, si!
  4. Matt Blackner

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    hey! em...no me mates Sagis...puedo intentar una última vez pársel? dicen qeu a la tercera va la vencida....
  5. Quiero rol😆quién para?

  6. Siempre me hacía gracia pinchar un poco al chico. A veces me preguntaba cosas...pero mientras lo veía girar y dirigirse hacia su habitación, tan rojo como su pelo, dejé espacio en la escalera, dirigiendo la mirada hacia @ Caelum , la joven que permanecía en la puerta, como una intrusa, acusada por Sagitas de habernos dejado aquel manto de flores negras en la Potter Black. Crucé los brazos, mirándola fijamente. Con voz entrecortada afirmó que no había sido la encargada de dejarnos las flores, argumento bastante débil en una situación asi. Pero claro, parecía tan perdida, ya no con las flores, sino con el mismo lugar, que...tal vez hubiera verdad en sus palabras. Giré hacia Sagitas, en una pregunta muda. Íbamos a creer en su palabra? Aun asi, su pregunta, casi como salida de la nada, me hizo gracia. Dejé escapar una risa socarrona, volviendo la vista hacia la joven. - Te presentas en un hogar, en esta situación, y aun preguntas quienes somos? - metí las manos en los bolsillos del pantalón de pijama. - la juventud de hoy en día me sorprende cada vez más. - comenté - Estás en la Potter Black. Ella - dije, levantando una mano para señalar a Sagitas - es una de las brujas más poderosas del lugar...y la más hermosa de todas, Sagitas Potter Blue. La joven morena que viste aquí poco antes era Helike Rambaldi y el joven que subió las escaleras, era nuestro hijo - maticé, señalándonos a Sagitas y a mi - Matt Blackner. Yo soy Jack Blackner. Di una palmada, avanzando un par de pasos. - Y ahora, hechas las presentaciones, quién eres tú, y qué tienes que ver con estas flores? - pregunté, con un tono más serio. Mientras, Matt al fin había alcanzado su habitación, cerrando un momento los ojos. Respiró hondo, frotándose los ojos. Con una mirada rápida, comprobó que Elentari aun dormía, feliz bajo las sábanas. Con cuidado de no despertarla, pasó junto al escritorio, donde el ramo con su nombre y el de @ Helike R V PB descansaba. Tomó un pantalón vaquero y se metió en el baño. Una ducha rápida bastaría para despejarle y con suerte, haría que la rodilla entrara un poco en calor.
  7. @ Helike R V PB se sentó en la silla, frotándose la cabeza, donde se había golpeado. Al principio, el lobo temió que no lo reconociera, pero cuando al final le recordó, Fenrir gruñó, levantando la cabeza, con las orejas hacia atrás, orgulloso, en un gesto afirmativo. Era Fenrir, claro que si. Lamiéndose el hocico, el lobo se acercó, agachando la cabeza, con las orejas abajo, listo para que le rascaran donde más le gustaba: detrás de las orejas. El lobo miró a Helike, ladeando ligeramente la cabeza mientras la observaba terminar de prepararse. Un pequeño golpe con la pata en el suelo, acompañado de un ligero gruñido, apremiándola. Ella aun se entretenía por la habitación, pero debía llevarla hasta la Potter Black, asi que se acercó hasta ella, mordiendo su capa con delicadeza, pero con la fuerza suficiente para tirar de ella. ¡Al fin le entendía! respondió a su pregunta con otro gruñido, sentándose para esperar a que terminase de recoger sus cosas. Al fin estaba lista. En cuanto la escuchó, se puso en pie, caminando con la cola hacia arriba, un par de pasos por delante de la vampiro, bajando la escalera de caracol hasta la entrada, donde Fenrir se detuvo para esperarla, moviendo la cola con tranquilidad. Ella no estaba acostumbrada a aparecerse con el lobo, asi que él esperó pacientemente a que ella se decidiera. Su pregunta le extrañó, asi que ahogó un pequeño ladrido, impaciente. Al fin, la vampiro le agarró...de la correa. Correa? No! Fenrir era un lobo, un huargo grande, poderoso...no un perro. No llevaba correa, no lo necesitaba...pero la última vez que había jugado con el cachorrito de Matt, Elentari, se había dejado poner aquella correa porque no podía negarle nada al cachorrito...y había olvidado quitársela. Cuando los dos, vampiro y lobo, aparecieron en la entrada de la Potter Black, el animal no pudo aguantar y comenzó a intentar morder el collar, girando en círculo, gruñendo frustrado. Tanto, qeu apenas se dio cuenta de que Sagitas gritaba algo a la vampiro. Mientras, en la Potter Black, Matt salía de la habitación a tiempo para ver como Sagitas gritaba a una joven desconocida, y Fenrir aparecía con Helike en la entrada de casa. Jack fue quien puso un poco de cordura en la situación, primero quitando la correa a Fenrir, que al fin dejó de girar y procedió a rascarse el cuello, antes de correr escaleras arriba. Tras eso, observó a @ Caelum - Niña, no creo que sea quien ha...montado este jueguecito con los pétalos negros - contestó - pero como sea, tenemos que averiguar el fin...No vamos a presentarnos en una cita asi sin más, no? Jack observó a Matt, que un par de escalones por encima, observaba a Helike, sin decir nada. Miró a Sagitas y puso los ojos en blanco - Chico, deberías ponerte algo encima - le dijo - y cerrar la boca... - murmuró. Aquello hizo que Matt reaccionara, cerrando la boca de golpe. Se había quedado mirando a Helike sin darse cuenta, y de golpe, se sonrojó, apartando la vista. Aun llevaba la vestimenta que la que había pasado la noche...un pantalón corto. Abrió la boca, sin saber qeu decir, hasta que al final atinó a mirar a la vampiro y señalar hacia arriba, como si quisiera decir qeu le siguiera, antes de subir las escaleras dirección a su habitación. - Tan elocuente como siempre - susurró Jack al oido de Sagitas.
  8. - Claro que es raro qeu nos reclamen en San Mungo - contesté a @ Sean -Ojo Loco- Linmer , que ya se alejaba tras garabatear algo, con su ramo en la mano. - No podemos decir qeu no a una cita con tanta parafernalia, no? - contesté. Observé a los elfos, que se afanaban por hacer desaparecer todos los pétalos negros, tras lograr cerrar las puertas de acceso a la Potter Black. Sagitas aun no había dicho nada, mientras que Jack había ido a recoger el ramo que tenía el nombre de ambos grabado en la cinta. Miré mi ramo, volví a mirar a Sagitas y, sin saber qué decir, volví sobre mis pasos, escaleras arriba hasta mi habitación. Por suerte, Elentari seguía dormida. Dejé el ramo sobre la mesa y con un suspiro, me senté en la cama, frotándome los ojos. Observé la cinta, donde mi nombre y el de @ Helike R V PB estaban grabados. Por qué? Quién había orquestado aquello? Con un suspiro, cerré los ojos. Cuando los abrí, eran rojos, y Fenrir ya no estaba. Fenrir El lobo observó los terrenos de la Casa Rambaldi desde el exterior. Logró pasar por una pequeña rendija, y desde ahí trotó hasta la puerta de entrada. Olisqueando el aire, llegaba el mismo olor qeu en la Potter Black. Flores, muchas flores.... Cuando alcanzó la entrada, el olor a rosas fue más intenso. Los pétalos negros contrastaban mucho con el pelaje blanco del lobo. En su habitación, Matt frunció el ceño con un ligero gruñido, tratando de no despertar a la pequeña, mientras que el gruñido del lobo fue profundo...tal vez eso asustó a los elfos, qeu corrían para recoger las flores. Algunos se asustaron al ver como el lobo pasaba corriendo entre ellos. Se detuvo, olisqueando el aire, buscando a Helike. Matt la sentía escaleras arriba, y antes de que lo detuvieran, emprendió el camino hacia el dormitorio de la vampiro. El lobo era lo bastante grande como para ponerse de pie y abrir una puerta. Cuando la empujó usando la cabeza, Helike terminaba de ponerse las botas, lo que llevó a Matt a sonrojarse ligeramente. Fenrir esperó, mirándola, gruñendo, ladeando ligeramente la cabeza. Estaba bien, pero lo qeu fuera...también había llegado hasta ella.
  9. Amanecí con un escalofrío. Estaba en mi cama, tumbado sobre el edredón, mientras Elentari dormía tranquila, tapada, aferrándose a un osito de peluche. Parecía aun más pequeña en una cama tan grande, lo qeu siempre me hacía sonreír. La pequeña había pasado una mala noche con pesadillas, y al final, la había traído a dormir hasta mi cama, donde tras hacerla reír, había logrado dormirla. Ahogando un gruñido por la rodilla dolorida, me senté despacio en la cama. Era sigiloso, pero desde qeu Elentari había llegado a mi vida, había aprendido un nuevo nivel de sigilo, con tal de no despertarla. Solo Fenrir abrió un ojo, acurrucado sobre su cojín junto a Freyja. Permanecí un momento sentado mientras bostezaba, frotándome los ojos. Era bastante temprano, asi que con suerte podría bajar a la cocina, coger algo para beber y acostarme un rato más antes de que la niña despertase. Ni siquiera me molesté en ponerme una camiseta o calzarme. Bajé descalzo, cojeando en pantalón corto. La casa estaba más "habitada" que en los últimos tiempos... @ Sean -Ojo Loco- Linmer había vuelto a traer amigas, los sentía en algún lugar de la casa....como también sentía a Jack, y por lo qeu podía sentir, debía estar con Sagitas. Suspiré, bajando el último tramo de escaleras, distraido....tanto, qeu no fue hasta que noté algo crujir bajo mis pies, no me fijé en el camino. La puerta de entrada a la Potter Black estaba abierta. No tardé en sentir un escalofrío, no por la corriente de aire que inundaba la entrada a la mansión, sino por la estampa, todo lleno de pétalos de flores negras, frescas, vivas... en una estampa un tanto extraña. Fruncí el ceño, intentando dilucidar quién haría algo asi...desde luego, nadie que conociera. - Sagitas? - pregunté, en voz bien alta. Si algo teníamos en casa era que teníamos una voz bien potente para comunicarnos. - Jack...? Allí, en el medio de la entrada, casi como una invitación, como un regalo había tres ramos. Como hipnotizado, caminé hacia ellos, agachándome para observarlos de cerca. Eran ramos de flores negras. No respondían. Ojalá no estuvieran haciendo...nada.... - Quién querría llenar la Potter Black de flores negras? - pregunté, por si la mención a un hecho inusual les despertaba la curiosidad. En ese momento reparé en la nota, era la misma, y asomaba en cada ramo. Tomé una de ellas, era una cita. - Y qué se supone que va a pasar en San Mungo? Había dado en la tecla. En seguida, ruido, jaleo en la parte superior de la Potter Black. Sagitas estaba despierta, y por los pasos, Jack la seguía de cerca. Tomé uno de los ramos, notando que la cinta que lo envolvía llevaba grabado mi nombre, al igual qeu otro llevaba el nombre de Sean y el central, llevaba el nombre de @ Sagitas E. Potter Blue y Jack. Fruncí el ceño, poniéndome de pie. Extendí la cinta de mi ramo, torciendo ligeramente el gesto al notar que no solo llevaba mi nombre...sino también el de @ Helike R V PB . Aquello me dejó un ligero vacío en el estómago, pero la cercanía de los pasos apresurados de Sagitas me hizo levantar la cabeza, dando un par de pasos hacia el pie de la escalera cuando la vi llegar, con un batín y el pelo revuelto. - Bajé a la cocina y me encontré la puerta de la entrada abierta - dije, intentando justificarme, como si me hubieran pillado en alguna travesura. - La entrada ya estaba llena de estas hojas negras. Jack apareció un par de pasos por detrás, con pantalón de pijama y la camiseta en la mano. - Este ramo lleva mi nombre - dije, alzando el brazo con el que sostenía las flores, omitiendo el nombre de Helike - también hay uno que lleva el vuestro. - Jack murmuraba algo al oido de Sagitas, y un gesto cómplice tan sencillo como la mano en su cintura me hizo desviar al mirada. Sean llegó, y aunqeu llevaba una toalla que amenazaba con caer en cualquier momento, agradecí qeu llegase. - Ese de ahí. Parece que todos los adultos tenemos uno - una parte de mi, agradecía que ninguno de los niños tuviera un ramo. - Alguno tiene idea de quién los ha mandado? - pregunté, mientras los elfos se apresuraba a cerrar las puertas y recoger los pétalos.
  10. hey! Como Jack, tengo clarísimo a quien enviarle mis flores: ¿A quién? : a @ Sagitas E. Potter Blue , mi niña Flor (descripción escrita o imagen) : Un gran ramo de rosas rojas, rosas violetas y dalias ¿Por qué?: Porque las rosas rojas representan el amor, las violetas, el amor a primera vista, y las dalias, el amor duradero, para toda la vida. Y eso mismo es la representación de la relación entre Sagitas y Jack Si tengo qeu regalar flores como Matt, entonces.... ¿A quién? : a @ Helike R V PB Flor (descripción escrita o imagen) : un ramo de orquídeas y rosas rojas ¿Por qué?: porque, a pesar de todo, Helike fue el gran amor de Matt. ¿A quién? : a @ Sagitas E. Potter Blue Flor (descripción escrita o imagen) : claveles rosas ¿Por qué?: porque es la flor que representa la relación entre madre e hijo. ¿A quién? : @ Xell Vladimir Potter Black Flor (descripción escrita o imagen) : Girasoles. Frescos, amarillos y brillantes ¿Por qué?: porque siempre he asociado el color amarillo con Xell. Y porque mi primita también ha sido siempre la alegría personificada. ¿A quién? : @ Ada Camille Dumbledore Flor (descripción escrita o imagen) : Ave del Paraiso ¿Por qué?: porque es la flor que se regala a la realeza. Y no olvidemos que Ada es la Ministra de Francia.
  11. Sonreí de medio lado, cerrando los ojos. Suspiraba, tranquilo, relajado...un día, una mañana, donde nadie nos molestaría, donde nada más allá del hambre podría movernos de la cama. Traté de abrazarla, de acercarla, de... Su bufido me hizo reír, mientras me frotaba los ojos para despertar. El chico salía más a su madre de lo que podría parecer, más allá del aspecto. Aunque toda relajación desapareció en el momento en qeu Matt mencionó San Mungo. Aquello alteró a Sagitas, que saltó de la cama y bajó corriendo las escaleras mientras se cubría con una bata. Salté de la cama, llevando el pantalón de pijama y una camiseta en la mano, que logré ponerme a duras penas mientras la perseguía descalzo, corriendo escaleras abajo, a punto de rodar en un par de ocasiones. Cuando llegué al pie de las escaleras, frenando la carrera hasta detenerme junto a Sagitas. El chico estaba parado en mitad de la entrada, mirando a su alrededor con el ceño fruncido. Lo rodeaban las flores, cientos de pétalos oscuros que se habían colado por la puerta abierta. Él también parecía que llevaba poco tiempo despierto, aunqeu a diferencia de mi, prefería dormir en pantalón corto y parecía haberse dejado la camiseta en la habitación. Se giró hacia nosotros, alzando la mano izquierda, donde sostenía un ramo. - Este lleva mi nombre. Y he visto otro en la entrada que lleva el vuestro - dijo, señalándonos a los dos con el ramo. - Incluso hay uno con el nombre de @ Sean -Ojo Loco- Linmer . Matt miró el ramo, encogiéndose de hombros. Luego señaló a su alrededor. - Bajé a la cocina y me encontré la puerta de la entrada abierta. La entrada ya estaba llena de estas hojas negras. Observé a Sagitas, que miraba al chico con evidente preocupación. Le pasé la mano por la cintura, intentando tranquilizarla. - Parece que no podremos quedarnos en la cama.
  12. Aquella había sido la primera noche en tiempo que Sagitas y yo habíamos pasado en la Potter Black, compartiendo habitación, tranquilos...bueno, más o menos. Hacía tiempo qeu debió de dejar el cargo como Líder de la Marca, pero por cosas, había mantenido el cargo. Al fin, había traido sus cosas a la Potter Black y pasamos la noche allí, en vez de en la fortaleza de la marca, donde me había hecho un habitual, por más que se quejasen...no pensaba dejar a Sagitas sola entre posibles enemigos. La única persona en quien confiaba para protegerla era yo mismo. Me había contado lo sucedido con aquel ramo de aguileña negra, pero optamos por pensar qeu no tendría por qué ser nada malo...hasta que la voz del chico nos despertó. A voces, desde la entrada. - De quién habrá sacado esos pulmones? - murmuré, adormilado, besando la espalda de Sagitas. - ignorémoslo - murmuré a su oído, enterrando la cara en su cuello, abrazándola. - tal vez asi se olv... - Quién querría llenar la Potter Black de flores negras? - volvió a gritar Matt. - Y qué se supone que va a pasar en San Mungo? Gruñí. Al final, tendríamos que bajar.
  13. Observé su espalda, sabiendo qeu me rehuía, qeu mentía. No la sentía, como si hacía nuestra nieta...el chico no había heredado aquella habilidad de mi. Pero yo la conocía, estábamos unidos y sabía que algo le rondaba la cabeza, la preocupaba, e impedía que, a pesar de que querría quedarse con nosotros en casa, dejar que me aferrase a ella y la tranquilizara. - No dudo de tu capacidad para espantar moscones, niña - contesté, con voz socarrona - pero soy muy bueno en mi trabajo. Y a mi también me gusta cazar moscones. Al tiempo qeu ella cambiaba su vestimenta, yo hice lo propio, usando la varita para transformar el pantalón de pijama en un pantalón de vestir negro, unido a la camiseta, que pasó a ser una camisa violeta. Por último, una chaqueta, de color dorado envejecido con flores violetas bordadas. La observé con una sonrisa, aproximándome hasta ella. La tomé por la cintura, besándola. - Prefiero sin la máscara, pero tendremos que mantener un poco de misterio - dije, alzando la mano, sosteniendo mi máscara - ya tendré tiempo de arrancártela más tarde...igual que ese vestido - le guiñé el ojo, sonriendo antes de ofrecerle el brazo. - Lo bueno siempre se hace esperar. Vamos a espantar esos moscardones.
  14. - Agüerita!! - exclamó Elentari, mientras salía disparada hacia la entrada de la Potter Black, un par de segundos antes de que Jack y yo entendiéramos que Sagitas estaba en la entrada. La niña si la sentía, por eso ya sabía que estaba allí. Sagitas podía esconderse de mi, pero no de ella. No tardamos en verlas entrar a las dos, precedidas de las risas de la pequeña pelivioleta, a la que dejó en el suelo, animándola a correr con Jack, que la recibió con los brazos abiertos, alzándola antes de sentarla en su regazo y hacerle cosquillas. Nunca pensé que lo vería asi. Pero Sagitas anunció la fiestad e Navidad, y su tono cambió. Su cara cambió, y aunqeu Elentari se volvió hacia ella con extrañeza, no me hizo falta leer a la niña para notar que a mi madre le pasaba algo. Había aprendido a saber que le rondaba por la cabeza de otras formas. Sagitas dio media vuelta, con lo cual no pudo ver la mirada entre Jack y yo...El otrora fantasma se levantó, pasándome a la niña, mientras los lobos se ponían en pie y nos aparecíamos en mi habitación, él se marchó hacia las escaleras, siguiéndola hasta la habitación qeu compartían cuando, como ahora, era corpóreo. - Niña...no creerás que voy a dejar que acudas a una fiesta sola, verdad? Alguien debe espantarte a los moscones de alrededor.
  15. Últimamente las cosas estaban raras. Los habitantes de Ottery parecían haberse recluido en si mismos y apenas salían de sus hogares y entornos, incluidos nosotros mismos. Hacía algún tiempo que tenía la sensación de que necesitaba viajar, algo que nunca antes había creído posible. De niño odiaba pasar la vida de un lado a otro, y sin embargo ahora tenía la sensación de qeu debía volver a viajar. Elentari tiró de mi pantalón, llamando mi atención. Al mirarla, sonreí como un bobo, como siempre pasaba cuando interactuaba con la pequeña. La cogí en brazos, mientras ella me enseñaba lo que traía, un pergamino garabateado y lleno de colores. Pensé en aquella conversación qeu tuve con Helike cuando nos enteramos de su embarazo...la siguiente navidad que pasaríamos, seríamos tres. Y sin embargo...volvimos a ser dos. - Vaya, qué bonito. Se lo has enseñado a los abuelos? - le pregunté. La niña asintió, enérgica. - Al güero ti - dijo, sonriente - pero la güerita nosta. Fruncí el ceño, ladeando ligeramente la cabeza. La dejé en el suelo, caminando en busca de Jack. Lo encontré en la biblioteca, leyendo un viejo libro. - Y Sagitas? - pregunté, mientras Elentari volvía con los lobos. - Ya sabes - me dijo, levantando la vista, cerrando el libro con tranquilidad. - Si no está aquí y yo no estoy con ella... "La Marca" pensé, con un leve gruñido. Los dos teníamos la silenciosa preocupación, no por el tiempo que pasaba allí, sino porque su mandato se había alargado más de la cuenta...y temíamos que tramasen algo en su contra.
  16. hey! Yo por lo qeu entendí todos somos o estamos en el pueblo en el momento que todo estalla y se amuralla (pueblo o alrededores) porque el rol parece qeu empieza justo cuando estalle el brote...no? Otra cosa, en lo de la mentalidad, se podrían añadir con el tiempo...submentalidades? (puede decirse eso?) En plan: Miedoso-mentiroso/Miedoso-ayudador/Valiente-alocado/Valiente-lobo solitario/Valiente-sacrificado....no se xD digo, por proponer algo más, aunqeu al final, todos vamos a aportarle ese "algo" de más
  17. hey! Parece que voy a ser el primero en dejar la ficha. Allevoy! FICHA DE PERSONAJE NOMBRE: Joel Miller EDAD: cuarenta y tantos OCUPACIÓN: Contratista (constructor). En su juventud pasó un tiempo en el ejército. HISTORIA BREVE: Joel vive su vida, normal e incluso un poco aburrida, disfrutando su taza de café diaria y su guitarra. Hombre de muy pocas palabras, solitario pero de fuertes convicciones y un profundo sentido de protección hacia las personas que considera importantes, muy desconfiado con desconocidos. En el pueblo es conocido por ser un buen trabajador, un contratista fiable y rápido en el trabajo, sea reparar un tejado o ampliar el salón. En su juventud, junto a su hermano menor, se unió al ejército, en el que pasó un par de años para protegerlo. Tras eso, llegaron al pueblo donde se establecieron, aunque con el tiempo los hermanos, por circunstancias, se distanciaron. MENTALIDAD: Valiente
  18. Seguía dando consejos a @ Sean -Ojo Loco- Linmer para que no tuviera problemas con Maria Antonieta y su séquito, pero trataba de no quitar oido a la conversación de Matt y Sagitas. Si el chico nos iba a hacer abuelos de nuevo, también quería enterarme. Aunque por su expresión, no tenía pinta de ser el padre del niño que esperaba Ada. Lástima. Nunca estaba de más tener críos en casa. Pero la cosa....empezaba a salirse de madre entre ellos. Matt negaba ser el padre, alegando que no había vuelto a...oh, pobrecillo. En realidad entendía su situación, aunqeu con motivos diferentes entre nosotros, no dejaba de ser similar. Era difícil, y eso qeu él tenía a Sagitas. No estaba solo, pero le comprendía. La que no parecía entenderle era Sagitas. Qué había entendido ella de lo que el chico trataba de explicarle? Planeaba llevarlo a matasanos y clínicas donde experimentaban con ve a saber qué criaturas. No, no sería necesario. Si de algo podían enorgullecerse los hombres de nuestra familia era de como...funcionaban. Éramos excelentes cazadores y mejores amantes. La propia Sagitas podía dar buena fe de ello. No, estaba seguro de que el problema del chico no podía ser ese. No podía esperar menos de mi hijo. Su problema debía ser otro. Probablemente, el ámbito social. Las relaciones. Siempre habían sido su punto débil. La cosa empezaba a desmadrarse, y yo había ido perdiendo el hilo de la conversación con el poltergeist poco a poco, al darme cuenta que planeaba experimentar con Xell o cometer crímenes contra jovencitas lugareñas para que nuestro hijo se... Ahora si, la conversación se les había ido de las manos. Sagitas se volvió hacia nosotros y comenzó a increpar a Sean. Qué había entendido, o que le había dicho el chico? no lo sabía, pero por una vez, alguien debía salvar al poltergeist. Le puse una mano en el hombro. - Eh, Sean, por el bien de Sagitas, pero sobre todo por el tuyo, mejor será que vayas a ligarte a Maria Antonieta y su séquito. Antes de que mi mujer experimente contigo. - le susurré, dándole una palmadita en el hombro. Me acerqué hacia ellos. Matt estaba enrojecido, tanto, que casi podía notar el calor que desprendía, como si tuviera fiebre, probablemente por la situación que le acababa de pasar por encima. Y Sagitas seguía gritándole exaltada. Sujeté a Sagitas por la cintura desde atrás y la mecí para tranquilizarla. Su último grito había hecho que algunos se girasen y nos miraran. - Ssshh...eh...tranquila. Será mejor que no sigas gritando asi o Ada no tendrá que anunciar nada. - susurré a su oido, dándole un beso en el hombro. - además, deja de gritar al chico. No es el padre, no nos va a hacer abuelos otra vez, al menos de momento. Déjalo estar. - le dije. - Además, como puedes creer que tiene algún problema con...ya sabes. - le dije, alzando la ceja de forma pícara - Es hijo nuestro. Seguro qeu ese no es el problema. - Levanté la cabeza, esperando encontrar ahí a Matt. - Eh, donde se ha metido? - pregunté en voz alta, oteando a nuestro alrededor. - Se ha ido?
  19. Me iba a dar un ataque. Sagitas no quería que probara el alcohol, pero por momentos mi cabeza gritaba que erala mejor opción para salir de aquel lío. "Debería de haberme callado" pensé, mientras la miraba con los ojos como platos, tan enrojecido que no se diferenciaba el color del pelo con el de la cara. Qué estaba...qué...insinuaba....oh dioses, qeu había entendido? No había hecho referencia al funcionamiento de mi....a mi funcionamiento. Y ella ya planeaba llevarme a alguna clínica en vete a saber donde para que experimentaran conmigo solo porque habían tenido exito con...flubberts? claberts? QUE SE SUPONE QUE ES UN CLABERT? Cerré los ojos, abriendo la chaqueta y aflojándome la corbata. Necesitaba tomar aire. Si Sean o Jack oían algo de todo aquello, ya podía ir buscándome otro lugar donde vivir. O para esconderme. - Mamá... - murmuré, pero ella se había parado frente a mi, sin oirme, solo para preguntarme por mis preferencias. Ella quería ser abuela, claro. Y yo quería volver a ser padre! Pero no asi... Y para colmo me preguntaba por mis preferencias. La mención a Helike fue como un pellizco en el estómago, pero que me propusiera a Xell me alarmó. Cogí sus manos para que parase de hablar y me mirase. - Mamá, escúchame, vale? - pedí. - No hace falta ninguna clínica, ni legal ni experimental, y menos aun de...claberts. Sean lo que sean. Funciono perfectamente. Eso no es ningún problema, te lo aseguro. - dije. - Y deja a Xell por favor, es muy guapa, pero no creo que hacerle probar pociones sea buena idea. Me quedé callado. Miré a Jack, que seguía charlando con Sean, y luego la miré a ella. Tragué, pensativo, bajando la cabeza. Miré nuestras manos y luego volví a mirarla. - Yo....solo quería algo como lo que tenéis Jack y tu. - admití. - Después de que Helike se fuera...si no hubieras estado no se que habría hecho con Elentari. Pero no... - desvié la mirada - No quiero qeu vuelva a pasarme lo mismo. Me da miedo. Y además está Elentari, no quiero qeu ella lo pase mal. Asi que no...bueno, no tengo demasiada relación con nadie. Y menos de ese tipo. Claro que quiero una familia, y tener más hijos, pero...no de esa forma. - no quería volver a pasar por eso. Por verme con un recién nacido, yo solo, apenas un día después de que saliésemos del hospital.
  20. La sorpresa de @ Sean -Ojo Loco- Linmer fue evidente al darse cuenta de que estaba vivo. Alcé la ceja, divertido con su reacción. La relación qeu me unía con ella era poderosa y misteriosa, incluso para nosotros. Puse los ojos en blanco. - Hace dos años me tendieron una trampa. Quisieron secuestrarme para... - carraspeé - no, nunca estuve con Maria Antonieta. - Le puse una mano en el hombro - claro Sean, por favor, lígatela. Todos te lo agradeceremos. Yo el primero, me gusta que mi mujer esté en casa para disfrutar con ella, y si provoca un conflicto internacional, creo que no tendremos la ocasión de hacerlo. Dirigí la mirada hacia Sagitas, con una sonrisa bobalicona. Aun enfadada, gritando a nuestro hijo mayor y a Sean, molesta por la presencia ed aquellas fantasmas victorianas, estaba preciosa con aquel vestido de flores. De no ser por la gente que nos rodeaba, la hubiera tomado en brazos y quién sabría lo que hubiéramos hecho. - Para siempre - susurré a su oido, respondiendo a su pregunta. Pero claro, su naturaleza le llevó a hacer la pregunta más obvia de la forma más grosera de la que fue capaz para molestar a Sagitas. - Eso, Sean, no es problema tuyo. - le dije, secundando el evidente enfado de Sagitas - pero si debes revisarte la audición es problema tuyo - dije, como quien no quiere la cosa. De nuevo, tiré disimuladamente del poltergeist. - Bien, Maria Antonieta siempre está rodeada de su séquito. Si quieres que te dejen acercarte, deberás ganarte, al menos, a una de ellas. - lo observé. Para mi desgracia, sabía aquello después de su ardid dos años atrás. - Para ti lo más sencillo será Laureen, la que lleva el vestido azul claro. Matt Aquel breve momento entre Jack, Sagitas y Sean me dio un respiro. Noté el jaleo a lo lejos, entre Ada, Eliah y Antoni, al qeu acompañaba un desconocido que parecía ser la causa del problema. Estuve a punto de acudir, pero al final, Ada pareció solucionarlo, evitando un problema mayor. Tal vez aquella distracción no me hizo darme cuenta que Sagitas se volvía hacia mi, hasta que de nuevo, volvió a acusarme. La miré sin entender, ya que había dado por hecho que me había entendido. Pero en lugar de eso, volvía a la carga, casi obligándome a admitir que el hijo que esperaba Ada era mio. - Dios, necesito un trago - dije, frotándome los ojos, cansado. - Mamá...no tengo nada que confesar. No me puedo hacer responsable de algo con lo que no tengo nada que ver. - contesté, mirándola. Aquella situación empezaba a angustiarme, necesitaba beber...o salir de allí. - No es mio. No soy el padre. La última persona con la que me acosté fue Helike. - admití. - Lo siento, pero hoy en día dudo que vuelva a hacerte abuela.
  21. @ Ada Camille Dumbledore y @ Eliah Ryddleturn se alejaron en dirección a los baños. Menos mal que la joven había aceptado amablemente a acompañarla, poruqe me preocupaba que en uno de esos mareos acabara por los suelos sin nadie para ayudarla. Lo que no esperaba (aunqeu conociéndola, debí de haberlo pensado) era la reacción de mi madre, que me hizo enrojecer todavía más. Primero pensó que andaba metido en líos, lo que me hizo sujetar la bebida casi con culpa, aunque fuera sin alcohol. Pero ella no pensaba en eso. Intenté que Jack me ayudara, pero él solo callaba, aguantándose la risa mientras permanecía junto a Sagitas, bebiendo de su copa. Volví a mirar a Sagitas, intentando encontrar la forma de que entendiera que no era lo que estaba pensando. - Qué...? no! - contesté al instante, entendiendo lo qeu estaba insinuando. - No me h...ella... Jack! - no, definitivamente, solo bebía y aguantaba la risa. No se metería entre los dos si no era totalmente necesario. Estaba a punto de gritarle cuando @ Sean -Ojo Loco- Linmer hizo acto de presencia, asustándola. Eso, supongo, me dio un segundo para pensar. - Oh, pues mira Sean - dijo Jack, alejando al poltergeist de nosotros dos un par de pasos. Ahora que era corpóreo, era más sencillo para él. - Te diré encantado donde están Maria Antonietta y su séquito. Estaré encantado de que te hagas cargo de ellas, ya que por desgracia para su causa, yo estoy felizmente casado... - siguió, señalando hacia los balcones donde las fantasmas le observaban. Tomé a Sagitas del brazo para alejarla un momento de ellos. - Claro que conozco la maldición que tenemos. Hemos perdido a los niños y no paro de ver que voy a m... - callé. - mi hija también está atada a nuestra maldición. Tranquila, no pasa un momento sin que lo recuerde. - murmuré. - Pero no...he...hecho... - vocalizaba, despacio, para que me escuchase bien - nada...con...Ada. Su bebé no es mio. No pensaba en librarme de nada. Vino a la Ojo Loco, llorando, sin saber qeu hacer. Estaba asustada y le ofrecí ayuda. - suspiré. - No he preñado a nadie. - repetí sus palabras - dios...la última vez qeu estuve con alguien aun estaba casado y fue con mi mujer. - admití, rezando por que Sean no oyera nada, o me torturaría burlándose hasta el fin de los tiempos. Jack y Sean estaban de vuelta. Los miré y señalé al poltergeist - Sean, nada de contar secretos. Liga todo lo que quieras, pero guarda silencio por esta vez. Por favor.
  22. Con la ayuda de @ Eliah Ryddleturn alcanzamos el banco de piedra, bajo la sombra de los álamos. Dejamos que @ Ada Camille Dumbledore se sentara para recuperarse, y al parecer la idea surtió efecto, más o menos. Por experiencia, sabía que la francesa tendría que acostumbrarse a aquellas sensaciones, al menos, durante un tiempo. Fue mi prima quién se encargó de presentarnos a la joven, lo que me recordó mi torpeza social... era tan raro que acudiera a una fiesta o cualquier evento social que, como lo normal para mi era no conocer a nadie, ni siquiera había caido en presentarme. Además, la invitó a ver nuestra pequeña competición, que había quedado en suspenso por el malestar de Ada. - Asi que quieres un testigo de como t... La voz de mi madre me hizo cerrar los ojos, maldiciendo por lo bajo mientras notaba que me sonrojaba de golpe. La sutileza familiar.... Me puse de pie, carraspeando, mientras Ada daba a Sagitas las explicaciones necesarias para ponerla al día y pedirle un poco de discreción, incluso Eliah aceptaba guardar el secreto, aunque ella al parecer era una recién llegada. - Vale... Ada, Eliah podría acompañarte al servicio para que puedas.... arreglarte el... - no sabía que necesitaba arreglarse, tal vez el peinado o el maquillaje. A saber. No manejaba demasiado en temas de belleza. - mientras, yo te espero con mis padres para que todos sean testigos de nuestra apuesta. Sagitas no estaba relajada. Lo notaba en como se agarraba a mi brazo, en la manera de otear a nuestro alrededor, como si buscara una amenaza. En realidad, no era muy diferente del estado de alerta constante en el que me movía, igual que Matt, solo que tal vez nosotros disimulásemos mejor. Pero quería disfrutar el momento. No teníamos muchas oportunidades de pasear, igual que hoy, corpóreo y cogidos del brazo. Añoraba sentir el cosquilleo en el brazo que me producía el contacto con ella, sentirlo con mi propia piel. Notar el calor de su cuerpo junto al mio y... De nuevo, divagaba. Y en una multitud tan grande, tal vez no era buena idea tener según qué pensamientos, no fuera que alguien intentara saber qué pensaba. En ese momento, éramos dos jovencitos paseando por los acantilados de la Costa Brava. - Y te extraña? El chico salió clavadito a mi. - contesté, riendo. No era mentira...salvo el color de ojos, que había heredado de ella, y la diferencia de edad...a simple vista, éramos fáciles de confundir. Que el chico era vidente como Sagitas ya lo sabía. Que lo dominara...bueno, tal vez podría forzarlo y tratar de saber qué había hecho, pero no estaba seguro de que fuese la mejor idea. A veces era mejor para él no saber. Y mentalmente debías ser muy fuerte para soportar lo que vieras. No dudaba de él, pero....me preocupaba. - Ya...lo he visto alguna vez, parece que las imágenes lo asaltan más que si él dominara cuando Ver o no. Espero que no intente forzarlo. Noté que apretaba más mi brazo, asi que para calmarla, dejé mi mano sobre la suya, dibujando pequeños círculos con el pulgar en un intento por tranquilizarla y rescatarla de lo qeu fuese que la estaba agobiando. Me encogí de hombros ante su pregunta, para mi era sorprendente saber qeu estaba en la zona de juegos, a la vista, y no escondido en algún rincón sombrío. - Parece que Ada no se encuentra bien. - murmuré, mientras escudriñaba en su dirección. No parecía un ataque, sino más bien, que se sentía mal. Reí por lo bajo, había enseñado a Matt muchas cosas, pero a ser un caballero...no estaba seguro. Sobre todo, porque dudaba que me hubiera escuchado. Pero nos acercamos hasta ellos, y la entrada de mi mujer no pudo ser más...delicada. Guardé silencio mientras ellos hablaban, hasta que Matt sugirió que Ada podría ir a retocarse en compañía de la joven (buena idea, poruqe no sería adecuando que un hombre entrase en un baño para señoritas). Cuando nos quedamos a solas, el chico se volvió hacia nosotros, tan rojo como nuestro pelo, mientras bebía un trago. Me resultaba bastante difícil aguantar la carcajada en aquel momento. - Que sutil - dijo, mirando alrededor, sin levantar la voz. - Ada me lo contó hace un par de semanas en la Ojo Loco, pero no quería hacerlo público. Ella...necesitaba ayuda y se la ofrecí. - nos miró, suspirando - Pero tranquila, no es mío. Tengo mis dudas de que vuelva a hacerte abuela...
  23. Sonreí, ladeando la cabeza mientras @ Ada Camille Dumbledore se jactaba de manejar las armas mejor que yo. Tenía motivos para llevarle la contraria, pero parecía animada, y después de nuestra última conversación, casi mejor que siguiera asi. Eché un vistazo alrededor. No me sentía del todo cómodo entre el bullicio (aunque la fiesta era bastante tranquila, cosa que también agradecía) pero no quería dejarla sola. Ya encontraría el momento de esconderme de la gente si tenía ocasión. - Si me obligaras a hacer eso será todo un escándalo. - afirmé. - Tal vez... 10 galeones y una cena - propuse. Daba poca importancia al dinero, algo que solía resaltar en cosas tan sencillas como la vestimenta. Me parecía más divertido apostarnos una comida. Me distraje, por eso, tardé un segundo en darme cuenta que Ada ya no caminaba a mi lado, sino que se había aferrado a una de las carpas. Menos mal qeu una joven ( @ Eliah Ryddleturn ) estuvo más atenta que yo, sosteniéndola. En cuanto me di cuenta olvidé el juego y acorté la distancia con ambas. Ada estaba pálida, mareada a pesar de su sonrisa. Eché un vistazo alrededor, corriendo hasta uno de los camareros. Para cuando regresé con ellas, Ada respiraba despacio, intentando recomponerse. - Será por el calor. Y la gente. - intenté disculparla. Tomé la mano de Ada, entregándole un pañuelo blanco. Envuelto en él, unos cubitos de hielo y varias rodajas de limón. Menos mal que los camareros preparaban cócteles y los tenían a mano. - Póntelo en la frente y en el cuello. Eso te aliviará el...mareo. - afirmé. - tranquila, de momento será mejor que no te deje comer nada. Miré a la chica, agradeciéndole la ayuda. Ofrecí el brazo a Ada, echando un vistazo a los alrededores. Al fondo, algo apartado, divisé un banquito de piedra a la sombra. - Vale, de momento dejaremos las apuestas y los juegos. Vamos a llevarte a un lugar tranquilo y apartado hasta que se te pase.
  24. Sagitas me arrastró, lejos del alcance de Maria Antonieta y su séquito (al menos, temporalmente. Esperaba qeu el anillo le hubiera dejado claro que no pasaría nada). Si no la conociera, diría que parecía un par de centímetros más alta. Seguro que eran los zapatos, pensé dando un trago a la copa. - Con que les quede claro a la única que quiero acercarme será suficiente - contesté, ofreciéndole el brazo como apoyo mientras caminábamos. Miré alrededor, pero no encontré al chico. - Según dijo el camarero, lo vieron junto a las columnas, intentando esconderse en las sombras. Luego lo vieron pasar con Ada hacia la zona de juegos. - era lo que había escuchado de los trabajadores mientras me servían las bebidas. - Al principio les chocó que pidiera alcohol. Luego supieron que no era la misma persona. Me encogí de hombros, mirando a nuestro alrededor. - No, no recordará nada. O no gran cosa. - contesté. - cuando era pequeño y...pasaba aquello tenía lapsus de memoria. Recordaba lo sucedido justo antes, pero no sabía que había hecho o sucedido en ese tiempo. Dudo que eso haya cambiado con los años. A no ser...que la videncia le haga recordar con el tiempo. Es capaz de controlarla? - porque, de ser asi, entonces podría forzarse a recordar, pero no estaba seguro de que quisiera hacerlo. Señalé los jardines, hacia el fondo. - El área de juegos está en esa zona. Tal vez el chico siga alli.
  25. Llegábamos no solo tarde, sino además, a escondidas del resto de invitados. Me importaba? Ni lo más mínimo. Al contrario que en las últimas celebraciones, donde Sagitas había llegado puntual, con carruaje y anunciándose con toda la pompa que ofrecía la ocasión, este año habíamos optado por una entrada no solo tardía, sino también discreta. Aunque claro, pocas veces teníamos disponible la Potter Black para nosotros solos y un cuerpo totalmente sano que aprovechar juntos (de formas qeu a nadie más le importaba fuera de la intimidad de nuestra habitación) Aunqeu ahora, mientras nos mezclábamos con el resto de invitados, noté qeu se aferraba a mi brazo con nerviosismo. Ella llevaba un vestido de flores sencillo, y yo había optado por un traje negro y corbata morada, con flores similares a las de su falda...aunqeu algo torcida. Se me daba mal qeu el nudo quedara derecho, y a la vista de los recientes acontecimientos, era a lo que menos le había prestado atención. Teníamos demasiados problemas en la cabeza: al fin teníamos una pista semifiable para encontrar a Ithilion, pero a cambio Matt había perdido la cabeza y estuvo a punto de terminar en desgracia. Teníamos que tener vigilado al chico. Y en el bando las cosas no parecían ir mejor para Sagitas. Asi qeu tendríamos que tener mil ojos en todas partes. Pasamos junto a un banco, donde Sagitas aprovechó para sentarse, a la espera de que le buscara algo de beber. Esta vez me mezclé entre la multitud sin ella, notando miradas y cuchicheos. Por las miradas, entendí qeu aquellas personas ya me "habían visto", o mejor dicho, habían visto a nuestro hijo mayor. Llegué hasta la zona de bebidas, donde hice un gesto a uno de los camareros para que me sirviera un par de bebidas. Esperaba con las manos en los bolsillos hasta que la sensación de atravesar una cascada me recorrió la espina dorsal. Nervioso, giré, encontrándome la fantasma de Maria Antonieta justo a mi lado. Apreté al mandíbula sorprendido. Esperaba que me hubiera olvidado desde la última vez, pero ahí estaba, con su fantasmal figura arreglada y un exagerado peinado de rizos , sonriente. - Bonsoir monsier.... - Hola. - contesté, nervioso, notando que varias de sus damas de compañía levitaban por detrás de nosotros. - Yo no...espegaba encontragle tan...vivant. - dijo. - Ya, eh... - giré, tomando el par de bebidas qeu me tendía el camarero, encontrando a Sagitas entre unos arbustos. - Si me disculpa, debo volver con mi mujer. - dije, alzando la mano donde el anillo de casado brillaba, bien visible, antes de acelerar el paso hasta Sagitas. - Por favor, líbrame de ellas - supliqué, mientras le tendía el cóctel - El chico está por aquí, en algún lado. Por lo qeu escuché, con Ada.

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