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Melrose Moody

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Todo lo publicado por Melrose Moody

  1. Freya - Elfina personal de Pandora Stark Gracias al mago que había abierto la entrada, pudo pasar velozmente a través del recibidor justo detrás de él. Aunque intentaron detenerla cuando quiso ir m{as allá de eso, los elfos por supuesto, se limitó a preguntar si es que una bruja se había instalado recientemente en el lugar. Nadie pareció querer darle razón y uno que otro elfo quisieron tomarle primero los datos. La elfina tuvo que aguardar pacientemente a que eso sucediera con el corazón desbocado pensando, con un fatal presentimiento, de que estaba perdiendo el tiempo. Mientras tanto, el mago había ayudado a aquella inocente elfina, por no calificarla de manera más cruel. Y la señorita Madeleine llegó al lugar con una caja similar a la de su elfina. Freya se sintió ligeramente indignada de enterarse que la hija de su ama era servida por una criatura a la que no consideraba lo suficientemente competente. -Pues, señorita verá... -fue todo lo que la elfina fue capaz de decir delante de tantos individuos- yo sé que la señorita está aquí. Con aquello, Freya consideraba, era perfectamente entendible que su ama no la esperaba. De hecho, no entendía qué era lo que sucedía. Sólo podía esperar que la hija de su ama notara la preocupación que dejaba relucir su mirada, puesto que no se atrevía a decir nada más al respecto, por temor de agrandar un tema y soltar malas noticias. Su ama siempre había censurado que ella, según lo que ella consideraba, sobreexpusiera o exagerara las cosas. Así, la elfina hizo una profunda reverencia hacia Madeleine. -Freya debe retirarse a buscar a su ama. Con permiso. Haciendo una reverencia menos pronunciada hacia el otro señor y ningún tipo de deferencia para con la otra elfina, se retiró a buena velocidad de allí. Su intención era buscar de cuarto en cuarto y así lo hizo. Estuvo a punto de rendirse cuando abrió la puerta de una pareja que parecía sumamente enojada por el hecho de que invadiesen su privacidad, hasta que... Freya soltó un agudo grito que reverberó en las paredes de las estancias posteriores, cuando vio a su ama tendida en la cama y apenas consciente. Su varita había caído al suelo, sus ojos blanqueaban cada dos por tres y en cuanto la vio apenas soltó un débil gemido, indicando que le molestaba haber sido descubierta. Pandora volvió la espalda hacia su elfina así como a la puerta y, hecha un ovillo, intentó echarla de forma débil y poco convincente, apenas audible.
  2. Pandora se había visto incapaz de recordar la parte final de su anterior estadía en el negocio debido a que Richard había sido el encargado de llevarla en brazos de vuelta a Winterfall. El cuadro que encontró al entrar y acercarse a la barra, sin embargo, era más de lo que había esperado. De no ser porque había sido capaz de reconocer a Elvis a los segundos, hubiera terminado por salir huyendo de aquella pareja exótica, la mesera desinhibida y el bartender de camisa desabrochada. Mas, aunque no huyó, sí retrocedió un par de pasos con gesto austero, guardándose para más tarde su cara de pánico. Su autocontrol superó la dura prueba y pudo finalmente tomar asiento junto a la mesera, lo más lejos de la pareja exótica. Al tomar asiento, notó que se llamaban "hermanita" y "hermanito" el uno al otro, lo que le pareció todavía más extraño. Se abstuvo de mediar palabra y se limitó a pedir un trago al bartender con un gesto. Este lo captó al punto y sirvió un vodka con naranja. Stark probó un poco antes de hacer un segundo gesto de aprobación y empezar a beber con calma. La última vez que los nervios se le habían alterado, el acudir a ese lugar la había liberado. Lo que le preocupaba en esos momentos era su hermano, que empezaba a sumirse en una problemática etapa. Estaba cada vez más encerrado y menos sociable además de enérgico pero de una manera negativa. Prácticamente violento. Pandora sabía lo que eso significaba aunque se negara a creerlo. Quizá en no mucho tiempo, terminaría pidiendo la ayuda de alguien. Mordred parecía opinar lo mismo; una inquietud se había cernido en su alma desde la última vez que había visto a su hermano. DT
  3. Freya - Elfina personal de Pandora Stark La caja que en esos momentos era el tema de interés tanto de la otra elfina como el mago que tenía al lado, atrajo su curiosidad, sin embargo aquella elfina le parecía demasiado ilusa. Después de todo era obvio que aun tratándose de un vándalo, o más bien si así fuera, no iba a decirle con desparpajo que era una mala persona y que se cuidara de ella. Al contrario, era una cuestión tan obvia, que Freya sintió deseos de alejarse un par de pasos de ambos, pero se contuvo. Sus modales podían contra todo. -Disculpen la pregunta -indicó luego de esperar y notar que ninguno de los dos parecía haberse inmutado del todo por su presencia y dado que aun estaban concentrados en la caja- ¿llevan esperando aquí mucho tiempo? Es preciso que ingrese cuanto antes y si no es por aquí quizá por otro medio. Así que no me iría mal saber cuánto voy a tener que esperar. Le pareció una pregunta lo suficientemente neutral como para compartirla. Después de todo, no podía revelar el hecho de que estaba dispuesta a tirar la puerta abajo o colarse por una ventana o por una entrada trasera de ser necesario, con tal de buscar por cada rincón a su ama. Pandora Stark La voz de Mordred pareció acudir desde muy lejos. -Estas sufriendo, Pandora. Te estas muriendo pero tu no puedes morir. Parecía haber transcurrido horas desde que su varita había caído al suelo, su respiración andaba entrecortada, su brazo colgando de un lado de la cama y sus labios resecos de sed. Stark empezaba a cuestionarse su propia inmortalidad. De no haber sido vampira probablemente ya habría estado muerta o eso era lo que podía suponer. La mejor decisión hubiera sido marchar hacia San Mungo pero ya no podía moverse siquiera. Estaba totalmente a merced del viento que entraba a raudales por la ventana y el espíritu que se oía cada vez más preocupado, en su cabeza, con cada minuto que pasaba.
  4. Más y más, aunque al inicio había sentido a la energía correr por mis venas, en realidad no hacía más que debilitarme. De pronto, escuché el sonido del timbre pero como si viniera de una distancia demasiado lejana como para ser siquiera posible. Me preguntaba quién habría llegado, cuando noté que un par de finas gotas de agua caían en mi rostro. Mi varita, débilmente sujeta en mi mano izquierda, cayó al suelo libre al fin de mi agarre a causa de la debilidad que me poseía, lanzando un cúmulo de chispas verdes. >>¿Qué me sucede Mordred?<< No estaba segura de si lo había dicho en voz alta; todo lo que sabía era que con cada segundo que pasaba mi cuerpo parecía estar en peor estado y a la vez, más cerca de la absoluta paz. Freya - Elfina personal de Pandora La ama Pandora había vuelto a escaparse. La última vez había terminado en la Mina del Licor y la vez anterior a esa en el Dumbledore's Night. Sin embargo, Freya sentía que aquella vez era algo completamente distinto. Tenía una punzada negativa, sentía miedo. Su ama no la había convocado por su nombre ni una vez. No tenía forma de alcanzarla. La elfina había buscado por varios sitios, hasta finalmente dar con El Refugio Mágico. Nada más oír su nombre, notó que era un sitio excelente para escapar. Su ama, a pesar de todas las enseñanzas en la batalla contra la Marca Tenebrosa seguía siendo una mente antigua y la elfina adivinó que aquel título hubiera resultado demasiado tentador para ella. Así, se encaminó hacia el lugar y pudo encontrar en la entrada a otra elfina, cargada de maletas, y a un mago que se ofrecía a ayudarla. Con impaciencia, se colocó al lado de ambos, sin saber qué decir o hacer y sólo deseosa de poder averiguar si su ama se encontraba allí.
  5. Sabía que pasar por el registro para poder permanecer allí iba a ser un engorro. Pero no importaba. No podía permanecer en casa en aquel estado. Mi cuerpo se agitaba con espasmos involuntarios que, de tanto en cuanto, hacían que tuviese que detener mi carrera hasta que terminaran. En aquel estado, tenía temor hasta de aparecerme. Mi salud se había visto ostensiblemente desmejorada desde que había decidido, por iniciativa propia, recibir a Mordred en mi cuerpo; es decir, había llegado a tal grado de conexión con aquella alma. Mordred estaba taciturno, pero era capaz de percibir su dolor. Mi cuerpo ardía, a pesar de que en teoría eso era imposible puesto que no tenía temperatura. En el cielo aun no se dibujaba el perfil del sol. Había partido muy temprano para no alarmar a nadie y sufrir, a solas, en aquella lejana morada el tiempo que crisis tardara en desaparecer. Mi horror, fue al ver una figura conocida en la entrada. Se trataba de nada menos que de Elvis. Por unos breves instantes, me quedé parada sin saber qué hacer. Luego, con los pasos "estinto", giré hacia una fila de árboles y di un rodeo para poder entrar por la parte de atrás sin ser detectada. No quería que mi compañero de bando se enterara de mi estado. Detestaba estar tan débil. Ya dentro, tuve que aguantar las feas miradas que lanzaba el elfo a causa del desorden que había causado. Mas, cuando finalmente estuve inscrita, suspiré con alivio y me retiré a la habitación que había alquilado, con vista al lago. Me tendí sobre las frías y blancas sábanas y traté de tranquilizarme con el sonido del agua y los ocasionales animalillos cerca de la ventana a la par que mi pulso se tornaba más lento, como si hibernara. En aquellos instantes, Mordred empezó a cantar en mi cabeza, una vez más, es un idioma que bien podría haber sido alguna vez inglés. Sentí que aquello me relajaba y a la vez me dotaba de la energía que tanto necesitaba. No era consciente del paso del tiempo y lo único que me ataba en esos momentos a la realidad terrenal, era la preocupación exigua de que el elfo no fuera indiscreto y se callara mi llegada y los reclamos que antes velara. DT
  6. Llegamos a las Calles del Callejón Knockturn con un panorama bastante informativo del asunto. Desde arriba y desde hacía buen rato, podía verse claramente como la mayoría de los allí presentes habían estado peleándose unos con otros en medio de un enorme trecho que parecía tener cierto orden. Era como una línea enorme de personas que se peleaban unas con otras, corrían desesperadas o se infringían daño a sí mismos. Quizá, desde abajo no era muy notorio el hecho de que sólo las personas que se encontraban en medio del callejón parecían estar más alteradas. Al descender en una zona ligeramente despejada, pude notar más cosas. Dentro de las tiendas, podían vislumbrarse rostros temerosos u ojos, observando tras las puertas cerradas a cal y canto. Eso quería decir, que aquella locura no había alcanzado a todo mundo. Algunos, caminaban con un cascoburbuja, raudamente en medio del tumulto. No recordaba que me hubiesen informado que era de tales dimensiones. ¿Había aumentado quizá apenas en unas horas? Imitando a aquellos que parecían más lúcidos, conjuré un cascoburbuja y señalé a Ravenclaw que hiciera lo mismo. A pesar de la velocidad, el mago no había perdido el rastro, eso tenía que reconocérselo. Luego de dejar la moto en una zona parcialmente oculta de ojos curiosos, me aproximé hacia un buzón abierto. En medio de aquel desastre, una mujer cargada con una bandeja de plata vacía, intentó golpearme con ella en la cabeza. Conseguí detenerla con un simple "Petrificus totalus" sin embargo los movimientos frenéticos de esta habían conseguido asustarme. Luego, caí en cuenta de que muchos ojos se habían vuelto hacia nosotros ¿qué demonios estaba sucediendo? Dispuse mi varita en alto en la zurda y aguardé. http://i.imgur.com/uCktZSw.jpg Luego de haber ido, regresado y vuelto a venir, Anastacia y Cortland vislumbraron por fin la llegada de una mujer, o más bien niña. La niña resultaba sospechosa puesto que contaba con un vehículo parecido al que llevaban ellos. Anastacia, era de la opinión de vigilarla de cerca, mientras Cortland consideraba que debían restarle importancia. Finalmente, y luego de una larga discusión, Cortland accedió a echarles un vistazo. Aquello dio resultados, dado que pronto notaron que examinaba el lugar e intentaba sacar algo en limpio. Cortland soltó una risita. Tras ellos, se encontraba la moto con la que ellos mismos contaban. Nadie aun había descubierto lo acaecido, de forma que aquello daba tiempo al par. Por eso, decidieron poner en acción la segunda parte de su plan. -Aquí, niña -llamó Cortland alzando las manos en alto. Había irrumpido en medio de la calle, saliendo desde el pasadizo. Consciente de que podrían encontrar a Anastacia, le prestaría tiempo y además conseguiría llevar a cabo cuanto andaba maquinando.
  7. Las cosas estaban terminadas. El lugar lucía más respetable e incluso Jank había acudido. Lo pude reconocer a pesar de la luz. Observé que mis propios compañeros habían hecho aquella victoria posible junto con la huida mortífaga. Al ver además que la varita de Zack iba a dar al piso, resté importancia al asunto. Habíamos ganado. El centauro avanzó a mi lado a medida que salía del local despidiéndome con la mano. En el trayecto, tomó con un brazo el cuerpo de Aimé, que yacía en el suelo. El centauro seguía aprisionando al ya indefenso mortífago, que herido con un ataque de guardian había terminado por morir a causa de los hechizos de Mei y Mey, con fuerza entre con uno sólo de sus poderosos brazos. Aquello fue más que suficiente para que una vez fuera del local, tomara tanto la mano de Zack como la de Aimé y desapareciera junto a ellos, primero hacia San Mungo para dejar a mi compañera y luego hacia Abaddon para dejar al mortífago, dado que en la última fracción de segundo, el centauro se esfumó. Así, habíamos cumplido con nuestro cometido. Y, frente al dolor de la hija de Heimdall tampoco dejaríamos a nuestro compañero tirado en una celda para morir. Iríamos a rescatarlo cuanto antes nos dieran las fuerzas. El colgante de pirita brilló en respuesta a mis pensamientos, en cuanto llegué al hospicio. OFF: Pasada la hora, los hechizos impactan en Zack. Lindo ataque, acá los saldos: Marca Tenebrosa Muertos: Zack Black Rowle y Koa Black Ilesos: Isaac Macnair, Santos Malfoy y Aghata Gryffindor Heridos: Kritzai* y Gyvraine C. Sullivan* Capturados: Koa Black y Zack Black Rowle * No necesitan ir a SM. Orden del Fénix Muertos: Zarco Bulche Haigh, Adr. y Aimé Westrong Ilesos: Laimi Evans, Mei Black Delacour, Mey Potter Black, Bodrik, Elodia Riddle y Pandora Stark Heridos: - Capturados: Zarco Bulche Haigh Negociado primero con Agatha y luego con Isaac Macnair (cámbiate de nuevo el nick ¬¬).
  8. El fénix, sin perder el tiempo se posó en mi antebrazo con cuidado y lloró sobre la parte que tenía el hueso aun afectado por al absorvere de Isaac. Una lágrima bastó para curarme del todo. Alrededor, todo era un desastre, por lo que empecé a agitar la varita para componer las cosas a mi alrededor. Luego, el ave sobrevoló y se posó en el cuerpo de Koa, para evitar que algún desconocido que no fuese de la orden cogiese su cuerpo, sin embago al ver que Elodia se lo llevaba el ave voló de nuevo a mí. De hecho, la mujer no podía estar mejor; había dañado a todos sus compañeros e impedido el escape de uno de ellos. -Corpus patronus Al instante, el centauro que surgió de mi varita tomó a Zack entre sus robustos brazos, reteniéndolo en el lugar en el que se encontraba sin remedio y supendido en el aire por un metro de distancia. Aproveché para poder lanzar mi siguiente hechizo. -Expelliarmus El hechizo impactó a su vez en zack, eludiendo los brazos del centauro y dándole en el pecho, haciendo que su varita saltara a cinco metros de allí.
  9. No podía creer lo que veía al ver que habían huido, literalmente, dejando aquella estela detrás. Había sido un proceso más lento del esperado, aunque el pecho aun me ardiese bajo la presión del colgante de la hermandad. Miré a Elodia, no la dejaría sola en esos momentos. <<Heimdall>> -Ardius Corpus patronus-susurré seguidamente. El fénix que surgió de la varita curó al instante a Elodia con un par de gruesas lágrimas del sectuempra de Santos así como del absorvere de Isaac. Aquella era la mejor manera de asegurarme que no surtiera daño alguno. -Morphos -aclaré finalmente. El hechizo hizo que mi otra bota se convirtiera en un bezoar, que tragué al instante. Sin embargo, también tenía que ser cuidadosa conmigo misma, por lo que volví a pensar un episkey para curarme de las heridas del absorvere de Isaac. Así, completaba parte de aquel ciclo y permitiría que Elodia no estuviese en grave peligro.
  10. -Tarde- pensé viendo al mortífago que me había atacado, sin pensar siquiera que era mi hijo Kritzai. Estaba silenciada, pero eso no iba a impedirme atacar. -Gladius Al instante la espada legendaria apareció en mis manos, por lo que la clavé en tierra con fuerza. Así, mermó la magia de Zack con pasmosa facilidad, haciendo que él perdiese su magia de la manera más inmediata posible (primera acción). Así, su magia disminuyó luego de que él hubiese lanzado las llamas de un fuego maldito. Mi varita vibró con fuerza al recibir la anulación que me impediría aparecer un aqueora de nuevo. Aun así, Kritzai no se había detenido y había continuado con lo suyo. El sectusempra impactó en la mesa que en esos momentos me cubría y desde donde yo atisbaba de rato en rato por encima para mantenerme al tanto de la situación. -Episkey Dije seguidamente, curándome de las heridas provocadas por el fuego maldito de Gyvraine. Así, estaría parcialmente bien. La llegada de otro mortífago no hizo más que complicar las cosas. SIn embargo, un alivio inesperado llegó, podía hablar de nuevo. Además, el morphos de avispa marina de Agatha no había hecho nada en mí, gracias a las medias de lana que traía. Envié a la criatura a tres metros de un solo puntapié y esperé a ver como se transformaba en mi bota de nuevo, luego de morir. Así, vi como el fuego maldito de Pik en forma de conejo impactaba en la mesa, destruyéndola por completo esta vez. Estaba desprotegida.
  11. -Contigo ni muerta.- me daba ganas de decirle Estaba senequeada, de eso no había duda, pero habían ciertas cosas que aun podía realizar y no dudé en hacerlo cuanto antes. -Proyección mágica. Al instante , luego de que consiguiera concentrar mi energía mágica pasado un profundo suspiro, una de las mesas se desplazó delante mío, cubriéndome de forma volcada, con las patas mirando hacia ellos, y de esa manera haciendo que el cuadrilátero me cubriera lo suficiente como para que pudiese estar tras él acuclillada, cosa que hice. Aquel hechizo no sería suficiente para poder defenderme del todo, pero era lo que tenía por lo pronto. -Finite incatatem Al instante, el hechizo que había impactado en Adryane (desangueo) dejó de hacer efecto y sus incisivos dejaron de crecer de manera apresurada. Estaría bien, si teníamos cuidado. -Episkey- finalicé, apuntando a Adryane nuevamente, para curarla de las heridas del fuego maldito de Agatha de nuevo, para que así estuviera ilesa. Me daba pena no poder curar a laimi del fuego maldito que zack acababa de enviarle, pero no podía remediarse.
  12. –Claro que la tiene, pedazo de idi.ota –solté sin poder contenerme, antes de agregar– Ardius Aqueora Adryane al instante se vio protegida por una capa de agua que la rodeó por completo. Además de resguardarla de los ataques físicos, rayos y ciertas invocaciones que pudieran lanzarle, la chica sería beneficiada por un episkey. Así, la protegió del sectusempra de Koa y la curó del fuego maldito de Agatha. –Confundus Uno de los mortífagos (Zack) se vio envuelto en una estela de desconcierto, producto del hechizo que acababa de echarle. Así no podría atacarnos ni defenderse y estaría inhabilitado para realizar acción alguna hasta que el efecto se detuviera.
  13. Mis fuerzas estaban declinando en los últimos días. La actividad mortífaga había descendido dramáticamente, sin embargo, era evidente que no se detendrían de manera tan simple. Por eso, no me sorprendió ver, en mis rondas habituales, como habían conseguido interceptar a una compañera de bando. Adryane estaba tomando un café tranquilamente cuando el par de enmascarados irrumpieron en el local. Lo bueno, era que dentro de sus planes estaba segura que no figuraba que apareciéramos. –Expecto patronum El collar de la hermandad del rayo brilló a la par que un montón de quetzales surgían de mi varita para mandar un corto y simple mensaje: Adryane necesita nuestra ayuda. El Refugio Mágico es el blanco de un ataque mortífago. Acudir, por favor, en ayuda de nuestra camarada. Así, las aves salieron volando y yo encaré al par que tenía a siete metros delante de mí. –Diviértete solo, mortífago –escupí con desprecio– y deja en paz a esta pobre civil –me volví hacia Adryane– huye, señorita. En cuanto así lo hizo, me volví hacia el par, dispuesta a lanzar el primer hechizo…
  14. Hija de Loki - Hermandad del Rayo Con asombro, noté como Gaby desaparecía junto a Surt, además de ver las dotes curativas de Rose. Nunca había imaginado que ella estuviera dotada de tal poder. En cuanto a Gaby, mi intuición me decía que podía ganar tiempo para nosotros. Era inútil buscarla, o al menos, la idea de eso no dejaba de poblar mi cabeza como un grupo de moscas veraniegas. Richard, para el momento en que Rose terminó con él, ya tenía compuestos los huesos. Ni siquiera con pociones lo habíamos hecho a ese nivel. Estaba genuinamente impresionada, más aun cuando a mí misma se me hacía tan difícil sanar. Pasada la preocupación, llegó la ira. -Pudiste haber tratado mejor a Elodia -indiqué con desdén- está en un estado delicado ¿sabes? Pudiste ser más precavido, pudiste... >>Pude hacer muchas cosas hermana, pero no las hice, así que olvídalo -Richard se sentó en el suelo aun un poco aturdido y agradeció a Rose en un susurro y un beso en la mejilla- tu amiga se pondrá bien. Yo me largo. Ni siquiera sé por qué lo hice si de aquí no saco ningún beneficio y ni siquiera tengo varita. La espada familiar se ha ennegrecido y no sé que tendremos que hacer para recuperarla.<< Negó con la cabeza como si no pudiese ver el calibre de su sacrificio y me miró significativamente. Al instante, comprendí que quería que desapareciera con él, de vuelta a Winterfall. Miré hacia mis compañeros que hacían una ronda, ya que Elvis con toda razón había dicho que teníamos que ir hacia la reserva para poder llevar a puerto todos aquellos esfuerzos, juntos. Sin embargo, decidí que podríamos alcanzarlos. -Vayan -indiqué, cerrando el círculo con los que ya estaban en la ronda-. Los alcanzaremos en un pestañeo. Si un defecto podíamos tener los Stark, eso era la testarudez. Sonreí apenas, al ver que ellos desaparecían todos juntos. Teníamos una esperanza, así fuese mínima y lo único que me quedaba era confiar en ella. Me volví hacia Rose y Richard y, haciendo un reverencia, dije: -Si nos haces los honores, Rose. Así, nos tomamos de las manos y desaparecimos hacia Winterfall. De ahí, partiríamos a la Reserva sin demora.
  15. Quedé perpleja al ver que la mujer una de nuestras hermanas se encontraba en esos momentos tirada sobre la grama como si estuviera inconsciente. Recordando lo que me había sucedido con mi padre, corrí hacia ella el poco trecho que restaba e intenté que volviera en sí. -¿Gabyxlllsiby estas bien? Me di cuenta que no estaba inconsciente del todo, tal vez sólo aturdida. Y, para mi sorpresa, fue ella la planteó la solución a la interrogante que había estado haciéndome al recordar que no podíamos destruir a ese gigante a la ligera. De reojo, noté que Sunar también se aproximaba, así que dejé de preocuparme tanto. Elvis se unió a la comitiva. Y, ciertamente, teníamos que llevarlo a alguna parte o haría añicos el hogar de Sol. Al parecer, por lo que decía Sunar, Elvis ya tenía algo en mente. El bosque se hallaba medianamente tranquilo, así que había sido un buen espacio para reunirse; tenía la sensación de que Sunar tenía algo que ver con ello, directa o indirectamente, así que se lo agradecía. La mano empezaba a escocerme por culpa de la falta de una varita, pero traté de tranquilizarme, pensando en que probablemente la tendría pronto, una nueva. Mientras tanto, el jotun ya había destrozado la zona lateral de la casa; me sentía mal por Sol, pues aunque la ayudáramos aquello causaría una pésima impresión, quizá, en sus familiares. Aun andaba en esos pensamientos mirando de rato en rato a Surt, cuando noté que los ojos de mis compañeros se desviavan hacia un lado. Al hacer lo mismo, por poco entro en pánico. -Oh demonios -solté con desesperación, al ver lo mismo que Elvis, el chispazo dorado-. Elodia, ella... De pronto, un recuerdo asaltó mi mente. Era uno del día en que había ido a visitarla a la mansión Damilse, en donde había estado compartiendo una tranquila tarde con Zarco. Recordé claramente el ambiente entre familiar y tímido, las tazas para el té, la arcada y... Elodia, en el suelo, desmayada. El unísono latir de dos seres que convergían en su propia persona: Elodia. Y entonces, supe que aquella criatura no iba a matar a una persona sino a dos. -Aléjate, pedazo de... En esos instantes, una figura con cabello como el fuego y pinta de cuadro de Boticelli, apareció junto a ella. Tenía el cuerpo delgado y un traje a un estilo gótico moderno. En la mano izquierda, llevaba una espada con una empuñadura bastante conocida para mí. Esa espada, era Shadow, nuestra espada familiar. Al joven no le detuvo escrúpulo alguno; empujó a Elodia de forma poco amable pero segura hacia atrás y sin mediar palabra o tiempo muerto, clavó la espada hasta la empuñadura en el ojo derecho del gigante. Éste chilló de dolor y pude ver claramente como la espada brillaba como si drenara las fuerzas de su portador. En ese instante, crucé miradas con Richard, apenas un par de segundos. Luego, Surt le rompió las piernas de un manotazo y lo lanzó lejos con chillidos de dolor mezclados con sangre azul. Se arrancó la espada de cuajo y gritó enardecido por un cúmulo de llamas ardientes. Por suerte, Elvis ya había llegado hasta Elodia. Surt parecía agitarse con dolorosos espasmos aunque ya no tenía nada por lo qué hacerlo. Y entonces, recordé la "maldición" de mi hermano. La que me había confiado. Él, casi un squib, no porque no poseyera magia, sino porque su poder era arruinarla. Y Surt, un gigante repleto de ella, no había podido permanecer indiferente. -Tenemos poco tiempo -indiqué tomando a Gabyxlllsiby de la mano, mirándola con expresión intensa- Gaby, yo no le sirvo, pero es mi hermano y no puedo dejarle a merced de esa bestia. Yo sólo puedo tratar de ayudarlo. Por favor... tu, eres hija de la diosa de la caza, estoy segura de que podrás retener con éxito a Surt. Aunque el jotun es fuerte, tu madre lo es aun más. Estaba segura que ella más que nadie excepto quizá Rose, entendería mis intenciones. Pero tenía que ser cuidadosa. Ni siquiera sabía del todo por qué se lo encargaba a ella, pero alguien tenía que hacerlo y mi intuición rara vez se equivocaba. Por todo ello, corrí utilizando nuevamente el phantom para llegar a recoger a mi hermano y jalarlo metros más allá mientras Elvis se encontraba con Elodia. Sin poder evitarlo, miré en dirección a Rose. De los presentes, era la única que lo conocía y sabía quién era y por qué nos había ayudado. -Eres una imb.écil redomada -rezongó, a la par que un hilillo de sangre brotaba de su boca- 4 costillas, ambos fémur fracturados, quizá un cúbito... -me miró con expresión serena a pesar del dolor-. Esto va a costarte una fortuna hermana -calló unos instantes mordiendo con fuerza la tela de su manga para contener el dolor-; nunca, vuelvas a desaparecerte de esa manera. Nos perdimos una vez y mira el tiempo que pasó. No seas tan ilusa por segunda vez, encima de inmortal.
  16. Hija de Loki Hermandad del Rayo Las palabras de Vrael sólo confirmaron mis sospechas, mientras mi mente trabajaba a mil por hora. Necesitábamos una manera de evadirlo, fuera como fuese. Mientras buscaba sin éxito la forma, Rose se puso a mi lado con ademán protector. Entendía perfectamente que en aquellos momentos era la más inútil de todos. Elvis fue más rápido y apenas fui consciente de lo que intentaba hacer segundos antes de que lanzara el flash de luz cegadora. Cubrí tanto a Rose como a mí misma como pude, con mi pequeño cuerpo. Luego, mientras Sol me sacaba al exterior, en un arranque de rabia y frustración, utilicé mis otros poderes. <<Phantom>> Mi cuerpo empezó a moverse más rápido de lo que podía seguir un ojo humano. Con cuidado, halaba a Rose y Sol conmigo, tratando de no desencajarles el brazo del hombro. Los ruidos que hacía el Jotun sonaban como un bramido ininteligible hasta que algo cambió. Me detuve en seco casi cuando ya había avanzado buen trecho lejos del árbol ahora caído. Ahora, podía comprender. -Oh, mie.rda. El eco que antes era un sonido cualquiera parecía amplificarse. -Él es un muspeli, un gigante de fuego. Más específicamente Surt, rey negro que vaga junto a Simore, su reina -sabía que sólo Rose y Sol me oían, pero necesitaba decírselo a alguien- si lo ves, no pienses, sólo corre. No tenemos forma de ganarle, no importa cuan unidos o fuertes seamos. Todo lo que podemos intentar, es... encerrarle o... <<¿No lo escuchas hija? La voz de tus hermanos...te reto a un juego muy divertido en donde podrás desatar tu propio caos...>> Supe al instante que era mi padre y que sólo yo podía oírlo. Y entonces, escuché de nuevo los bramidos de Surt, pero esta vez no parecían tan ininteligibles. De hecho, captaba su significado. >>Bom, bom, avanzando van; bom, bom, pisoteando van. Nadie en su sano juicio los detendrá. Bom, bom la furia de Muspelheim sentirán<< -Tenemos que huir -informé sin aspavientos, con la voz entrecortada-. La pregunta no es cuándo o cómo, sino ¿dónde?
  17. Luego del inicial alivio, empecé a desorientarme y sentirme abrumada; al inicio había creído estar aun en el bosque y luego todo se había trastocado a mi alrededor. Mis hermanos parecían discutir acerca de algo de lo que no quería oír. Y encima, me daba la sensación de ser una carga. Vrael había sido el que me había rescatado al parecer, por lo que le dirigí una mirada de agradecimiento, aunque no estaba segura de que la hubiera visto. Más que nunca, quería simplemente irme y quedarme en algún lugar oscuro y apartado con mis propios pensamientos y mi pena. Pero sabía que esa no era una posibilidad. Tenía que ayudar a reparar lo que había causado. No había excusa posible... En esos momentos, una nueva figura irrumpió en la sala, además de Vrael, Sol, Rose, Sunar y Emily. Se trataba de Elvis. Apenas fui consciente de su llegada mas al escuchar sus palabras y el suave tacto de su mano en mi hombro me estremecí con alivio. Aquello había significado mucho para mí. Él tenía razón, debíamos continuar y no podía permitirme olvidarme de ellos, de todo. En poco tiempo, se había convertido en una persona muy importante y en ese preciso instante comprendí el porqué. Lo que sucedió a continuación, me costó asimilarlo. Vrael parecía creer que estábamos todos en una alucinación colectiva, por lo que empezó a alejarse despacio. La repentina aparición de Heimdall lo cambió todo sin embargo. Al ver al dios que tenía delante, mi cuerpo se crispó al instante y sentí como el sofá parecía temblar bajo mi cuerpo. Al incorporarme del mismo, sin saberlo, había quedado completamente cortado, hecho trizas. Los mareos regresaron, mientras el sonido de un potente cuerno resonó en la estancia. Y no sólo eso, sino que una figura desconocida apareció junto a Vrael. Escuché a medias las palabras de Elvis, pero comprendí al instante su naturaleza y asentí sin fuerzas para indicarle que estaba de acuerdo. Sol formuló la pregunta que cruzaba por la mente de todos, Emily la contestó y luego reinó un incómodo silencio. En aquellos instantes, el cuerno pareció volver a sonar mas no vi reacción alguna en los rostros de mis compañeros. -¿Es mi imaginación o acaso...? -balbucí. En aquellos instantes, una figura gigantesca apareció en el umbral. Como un chispazo, pude formar su nombre en mi cabeza al instante. -¡¡Apártense!! -bramé con fuerza -¡es un Jotun! Sin querer, en el apuro, volqué la mesilla que tenía delante. Retazos nuevos del sueño que había tenido aparecieron en mi mente. De pronto, las imágenes de Surt "el negro" aparecieron en mi cabeza, mientras este miraba hacia el árbol del mundo, Iggdrasil. Sabía que yo poseía ascendencia de ellos, al ser Loki hijo de gigantes. Estaba asustada por mi capacidad para saber de ellos, por saberme parte aunque sólo fuera por ascendencia, de ellos. -¡Atrás! -indiqué con fiereza. El gigante permaneció inmóvil, como evaluándonos.
  18. Hija de Loki - Hermandad del Rayo Las sombras se cernían a mi alrededor cada vez con más fuerza. En medio de mi ensueño, pude ver como mi hermano azotaba con su cola una barrera imaginaria, como si esta le apresara tal cual habían hecho las ataduras divinas, antes que mi padre Loki le liberara con mi propia varita. Traté de mover la mano y descubrí que no podía. Grité, y nada. Finalmente, volví a sumirme en el olvido. Cuando desperté, me di cuenta de que no estaba en el mismo claro que antes. El agua había desaparecido y sólo podía oír el eco de un lugar tranquilo y aun intacto ante el caos acechante. Cerca, pude sentir la presencia de mis hermanos. Aquello asignados de una manera más fuerte incluso que mis camaradas de la Orden. Rose, Elvis, Emily e incluso Vrael. Suspiré a la par que me sentaba sobre la tierra. ¿Cuánto tiempo había perdido la consciencia? Con un movimiento reflejo, llevé mi mano hacia el bolsillo de mi vestido, sólo para descubrir que no había nada. Mi sueño ¿era cierto? ¿había robado mi varita mi padre y me había dejado en aquella isla a mi suerte? Incluso Sol no parecía estar muy lejos. Y de seguro los compañeros de la hermandad llegarían en cualquier momento. Antes de ser capaz de hilvanar algo coherente, empecé a balbucear. -Jormundandr él, atacará, la tierra se llenará de agua y todos perecerán. Y entonces, cuando se alcen, la tropa de muertos regresara de las tierras a la que fueron expulsados. Serán enviados desde detrás del velo uno a uno y las nornas cantarán nuestro futuro... y... y... Luego de aquello las líneas se perdieron en mi garganta. Reaccioné. -Yo... yo... -miré a mis compañeros con horror- soy una completa inútil en esta batalla. Perdí mi varita. "Lord" esta en poder de Loki, mi padre. Sé que es difícil de creer pero... es cierto, lo juro.
  19. Hija de Loki ~ En el claro del bosque perdido Hermandad del Rayo Ella llevaba soñando mucho tiempo. Hacía mucho que no lo hacía y aquel era uno especialmente realista. En él, ella podía verse a sí misma en su cama, con un sudor perlado cubriéndole la frente, mientras se agitaba entre las sábanas tratando de despertar. Cerca, un enorme animal reptaba abriéndose paso hacia ella. Estaba presa, a su merced. –Hija mía –escuchó que le hablaba una estela de color pardo, llevada por el viento como si fuera un poco de ventisca de arena– te necesito. Acude a mí y libérame. He sido apresado por los dioses, quienes me quitaron mi libertad cuando entregué el fuego a los hombres. Ahora, tu eres una bruja además de un ser que ha trascendido a la mortalidad; puedes oírme. Debes liberarme y evitar que perezca en las fauces del monstruo que me acecha. Debes tener piedad de mí y de tu hermano Jormungandr, que ya ha sufrido por demasiado tiempo. En el sueño, la gran sombra reptó cada vez más y más cerca del cuerpo de Pandora mientras esta se agitaba desesperadamente en su cama aun sin despertar. La voz de Loki se desvaneció como un eco junto con la estela de polvo, mientras una nueva, baja y sibilante se dirigía a ella. –Hemos esperado mucho tiempo. Nuestras fuerzas se diluyen, el fin esta cerca. Déjanos disfrutar antes de la llegada del Ragnarok. Antes de despertar, un par de ojos almendrados con unas rajas a modo de iris, quedaron grabados en la mente de Pandora. Era apenas medianoche y sentía que había dormido una eternidad. Y, para empezar, nunca se le había antojado dormir de noche. Salió al patio de su casa y notó que su colgante brillaba. Con suavidad, empezó a entonar una canción en gaélico, que ni siquiera ella misma conocía. La estela de luz creció, alzándose hacia el cielo como si fuera un relámpago; estaba segura de que sería capaz de ser notada a muchos metros de distancia. Los propios miembros de su hermandad, serían capaces de sentir como el collar quemaba en sus cuellos, como si fuera un metal al rojo vivo. Todos, Vrael incluido. La luz, de pronto, se dividió en dos. Una, conducía hacia el bosque de dioses de su casa, por donde avanzó aun con los pies descalzos. Sin embargo, esta terminaba frente a una piedra que no había visto antes, pero que se parecía a la que había visto en… <<Ya veo>> fue todo lo que pensó, antes de desaparecer hacia aquel lugar. El claro donde se habían encontrado por primera vez estaba en calma. No muy lejos, sin embargo, en aquella oportunidad consiguió distinguir una montaña. Sin perder tiempo y antes de que sus compañeros pudiesen descubrir la verdad, se acercó y desapareció en dirección a la cima. En ella, encontró un cuadro que le rompió los nervios. Se trataba de Loki, el mismísimo de la voz de sus sueños, encadenado a la montaña por sendas cadenas. Su dolor era palpable y el eco de sus gritos silenciado por los rayos que caían una y otra vez. De alguna forma, tenía una pésima sensación al respecto. ¿Por qué había acudido intentando adelantarme al resto? ¿Qué era lo que me hacía sentir que estaba haciendo algo mal? Era mi padre, no podía… –Pandora –le pareció escucharle decir, aunque era imposible ya que no podía hablar. Estaba comunicándose con ella directamente a su mente– hija mía… sácame de aquí. Y entonces Pandora lo hizo. Le liberó de las cadenas con su magia y gracias al Phantom aprendido de la Orden Oscura, retuvo el cuerpo de su desfallecido padre justo a tiempo antes de subirlo. Loki sonrió mientras ella tomaba su cuerpo, curiosamente se sentía bastante real, y curaba sus heridas. Loki besó la frente de su hija con ternura antes de incorporarse y entonces los truenos cesaron. El sonido de un único cuerno restalló en el cielo y Pandora perdió la consciencia. Lo que sucedió a continuación, ella lo supo mucho tiempo después. Loki tomó el cuerpo de la hija a la que acababa de noquear y la llevó de vuelta al claro. Con la varita de su hija, quebró la piedra de la hermandad del rayo y, de la base de la misma, surgió la cabeza de Jormungandr. El claro fue levantado por una corriente de agua salada mientras todo se inundaba alrededor, quedando como una solitaria isla. Y los miembros de la hermandad pronto estuvieron allí. Pandora, sin saberlo, había cumplido con el requisito que Loki había estado buscando por tanto tiempo para sacar a su otro hijo del encierro y provocar el ragnarok; no era que hubiera querido disfrutar de su libertad antes de que éste llegara, sino causarlo de una vez por todas. Cuando las corrientes marinas alcanzaran su mundo, todos los seres perecerían pero, por sobre todo, los dioses cumplirían su fatal destino. Sólo sus hijos estaban ahí, pero sus hijos, de ascendencia tan lejana, no podían actuar solos. ¿Qué harían? La inconsciente y desarmada Pandora poco podía hacer al respecto. Y cuando despertara la situación no mejoraría. Loki dio un último beso de despedida a su hija y, con una sonrisa ladeada, desapareció en una voluta de humo gris, llevándose consigo a “Lord” la varita de su hija y los trozos de la piedra de la hermandad, destrozada.
  20. http://i.imgur.com/uCktZSw.jpg Tanto él como ella habían tenido mucho tiempo para planificar al dedillo cuanto iban a hacer. Anastacia llevaba sobre el largo cabello un sombrero, que se parecía bastante a uno que había visto a otra joven... convenientemente buscada por el ministerio. Por otro lado, Cortland llevaba la barba recortada de la misma manera que otro tipo, buscado por la justicia. Juntos, sabían que no saldrían dañados por ningún motivo. Aun estaban en el aire, recorriendo las calles del Callejón Diagon, buscando el lugar más propicio. Por supuesto, no tardaron en encontrarlo. Tanto él como ella notaron que aquel sucio espacio, cubierto de magos y brujas que parecían estar dispuestos a mirar sólo lo que necesitaban era justo lo que requerían para llevar a cabo sus fines. Descendieron de a pocos y terminaron por tocar tierra junto a una anciana de aspecto decrépito, con los dientes podridos que sostenía una bandeja con uñas humanas. La mujer, dejó caer la bandeja del susto y se alejó maldiciendo. De alguna forma, aquella escena les resultó familiar. Anastacia fue la primera en descender. Cortland traía en sus manos un mapa y lo cierto era que no les importaba en lo absoluto llamar la atención; bajándose un poco la visera del sombrero, la mujer buscó la tapa de las alcantarillas. No tardó en encontrar la pesada tapa del redondo buzón. Con una sonrisa de satisfacción, agitó la varita y levantó aquella pieza por los aires. En sus manos, Cortland tenía un frasco perfectamente sellado. Sonrió. Anastacia se colocó la máscara, al igual que su compañero. Luego, vertieron con naturalidad el líquido contenido en el frasco. Cortland tomó a Anastacia de la cintura y se aseguraron de que la sustancia tuviera contacto con el agua debajo de ellos. Cuando así sucedió, Cortland extrajo del bolsillo de su gabán una bomba de humo. Un humo bastante particular, en realidad. -Tengan -susurró bajo la máscara, que le permitía respirar aire puro. El hecho era que realmente podrían haberlo evitado con un simple casco burbuja, pero no habían estado avisados. El humo se extendió en unos instantes y los transeúntes del Callejón Knockturn, ya de por sí sombríos, empezaron a gritar y pelearse unos con otros. En un determinado momento, uno de ellos sujetó a Anastacia del brazo pero al ver el rostro de su máscara, soltó un alarido de terror. De seguro había recordado su peor miedo, reflejado en el rostro postizo de la chica. Así funcionaba aquella droga. Cortland hizo que Anastacia subiera a la moto y alzó vuelo satisfecho consigo mismo. Abajo, la gente se peleaba en un desenfreno de miedo y desconcierto. Algunos se encontraban agazapados, sujetando sus cabezas con fuerza. Otros, golpeaban a cuanto ser se les cruzara en frente y otros incluso habían empezado a morder y lanzar potentes hechizos. Otros corrían como locos, completamente despavoridos. Cada uno reaccionaba de acuerdo a un determinado trauma, que había marcado sus vidas. Con una sonrisa, Cortland se alejó en la moto voladora. Llevaría un buen tiempo, antes de que Accidentes, El Cuartel Auror o incluso el Escuadrón, consiguiera detectar la naturaleza del ataque e intentase siquiera seguirle la pista. Tal y como había señalado, lo había planeado muy bien.
  21. OFF: Aquí los saldos, negociados por Sally (ya te tenemos de vuelta sin el nombre alien T__T) y Mía, apoyados en una porción por Zack (?), que yo sólo me encargo de postear xDD. Porque ellos son unos vagos que se aprovechan de mi nobleza (?) v_v Marca Tenebrosa Ilesos: - Heridos: - Muertos: Derek Lúcien Capturados: Mía Black Lestrange, Zack Black Rowle y Gyvraine C. Sullivan. Orden del Fénix Ilesos: Sally Sigel, Mey Potter Black, Mei Black Delacour, Pandora Stark, Aimé Westrong y Jank Ravenclaw R. Heridos: - Muertos: Rose V. Walker Capturados: -
  22. La batalla había terminado y el Castillo era el único testigo de los cuerpos regados por el suelo. Me agaché y le tomé el pulso a Rose, a pesar de saber que era inútil. Aquella chica tan sincera y a la vez fuerte, había caído en batalla por culpa del capricho de unos pocos. La tomé con delicadeza y la subí a mi hombro; en mis condiciones actuales, no podía darme el lujo de cargarla en brazos como hubiera querido, debido a mi debilidad. Por otro lado, otro cuerpo yacía también en el suelo. Uno de sus compañeros había intentado llevárselo, pero al final había tenido que ceder debido a que él mismo estaba herido de gravedad a causa de las quemaduras recibidas. Por eso, levanté el cuerpo de aquel enmascarado (Zack) y lo cargué como pude en mi otro hombro. Era un peso excesivo. Primero dejaría a Rose en el hospital y luego pasaría a dejar el cuerpo de aquel mortífago a la prisión. Con pena, vi como el collar de pirita de Rose caía sobre mi pecho, sin brillo y manchado de sangre. Una lágrima escarlata se escurrió por mi mejilla, aunque se secó al instante a causa del viento. Al menos me quedaba el consuelo de que la muerte de nuestra compañera no había quedado impune. -Adiós -musité en dirección al resto de mis compañeros. Haciendo una venia me retiré a distancia prudente y cuando ya me encontraba corriendo a medio camino hacia el hospital, las fuerzas me fallaron. Hacía mucho que había abandonado el Castillo Lestrange Lupin, pero aun así había deseado llegar a pie. Craso error; las fuerzas no me alcanzaron. Por eso, desaparecí sin hacer sonido alguno con ambos cuerpos bien sujetos, para luego llegar al hospital.
  23. Derek reaccionó ante mis órdenes. Sin cesar y subiendo las manos como había visto que hacían en cierto libro muggle (?) algunas criaturas parecidas a lo que él se había convertido, avanzó hacia Mía, aunque torpemente, de forma rápida y esquivando los rayos, dado que se lanzó al suelo para mordisquearle los gemelos, aquella deliciosa carnosidad poco más arriba del pie. Lo hizo de forma voraz, dado que pronto la sangre comenzó a brotar y en breve se notaría el hueso de su tobillo. -Confundus Al instante, la mente de Mía quedó desbalanceada y sin capacidad de discernir cuanto sucedía a su alrededor. De esa manera, aseguraba que los ataques lanzados en su contra impactaran con éxito y que no presentara más una absurda batalla. La mujer era nuestra. -Accio varita de Mía. Al instante, la varita de aquella mortífaga (Mía) voló a mis manos gracias a que mis compañeros se habían encargado de desarmarla. Para colmo, Mía caería muerta poco después de aquello, debido a los sectusempras que habían impactado en su pecho debido a que ya no contaba con protección alguna que pudiese impedir que así lo hicieran, ya que sus defensas habían desaparecido. Además de ello, estaba ciega.
  24. Con curiosidad, noté como el fuego alrededor de Derek estaba a punto de abrasarlo, apenas un paso... y quedaría quemado completamente, y tendría que curarse de inmediato para no morir, sobre todo si es que salía por su propio pie, enloquecido o algo así. Para mi pena, pude ver como el muchacho se quemaba en las brasas sin remedio a causa de su intento de escapar. —Lusentium Me había concentrado de manera anticipada y con sumo esmero, en un único pensamiento: la pérdida de los sentidos, para el caso, el sentido del gusto. El hechizo surgió de mi varita al instante, dirigido hacia mi objetivo más cercano, Zack, quien perdería al instante su capacidad de percibir sabores, así como también el poder hablar ya tendría la lengua medio trabada. Su esfinge era cosa del pasado. -Confundus- Al instante la expresión de Zack se relajó, mostrando un rostro que hasta podría haber pasado por amable. Era debido a que estaba nuevamente en el limbo del desconcierto, que le convertía en un completo inútil a la hora de defenderse o atacarnos, así que llevábamos la ventaja. -Guardian Al instante, Derek se incorporó de nuevo, pero no como el mismo sino como un voraz espectro, debido a que había muerto a causa del fuego del incendia din. Una lástima, que ahora su alma estuviera prisionera en ese deplorable cuerpo y a mi merced. Ataca a aquel mortífago (señalando a Zack); despedázalo.
  25. AL parecer, había tenido problemas de coordinación. Con asco, vi como mi pierna comenzaba a gangrenarse y se tornaba de un color decididamente asqueroso, pero ignoré el dolor y el descuido, susurrando. -Ardius Terreus – Sin demora una masa de tierra de un metro cúbico emergió del suelo y formó una estela ovalada a mi alrededor, que manejaba a placer con las manos. Tan pronto podía ser una pared fina, como un cubo grueso. Hice que la tierra alcanzara mi altura, constituyendo aun una capa de aproximadamente unos 20 cm de grosor, y que tomara una forma ovalada a los lados. En caso de que me atacaran me limitaría a moverla hacia adelante o hacia la zona de donde viniera el ataque. Estando como estaba, la tierra parecía como unas alas enormes, que salían de mi cabeza y llegaban hasta el suelo. -Gladius Al instante, la espada legendaria apareció en mi mano derecha y sin perder tiempo, la clavé en tierra para mermar el poder mágico de Zack. El hombre perdería poder mágico casi al instante, por lo que no podría realizar magia prácticamente luego de hacer cosa alguna (primera acción del siguiente turno xD). -Incendia Din -finalicé Al instante Derek se vio envuelto por una esfera de fuego. Si intentaba salir de allí así por así, se vería en serios problemas.
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