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Ashley Atkins

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Todo lo publicado por Ashley Atkins

  1. Con el andar de la gente que la rodeaba no logró percatarse de la presencia de la bruja que se había ubicado a sus espaldas. Tantos gritos alegres, tanto bullicio, tanta desesperación que recorría por su cuerpo. Era imposible evitar la sensación que aquel lugar le causaba cuando todo su deseo era alejarse de allí. Y aunque observaba con atención cada detalle, no pudo alejarse de una pequeña vidriera que se ubicaba en el centro del negocio mostrando a la golosina más azucarada y con más colores, como si estuvieran ostentando la joya más importante de todo Londres. Cuando las palabras penetraron su oído, sin antes provocar un escalofrío en su espalda, la rubia giró sobre sus tacones para encontrarse con el rostro que la había invitado a soslayar una pequeña sonrisa en sus labios. Por unos breves segundos se dedicó a hacer silencio para analizar a la bruja que yacía frente suyo contemplándola con cierta mirada que desprendía un brillo de picardia. - Yo tengo un buen lugar para escondernos, a menos que tengas una sugerencia que pueda llegar a interesarme. La voz de la vampiro era tenue. Marcaba cierta distancia, pero siempre con elegancia. Se sorprendía por la llegada de su nueva compañera, dado que había llegado algunos minutos antes de lo que ella esperaba. Aquella sonrisa sombría que había aparecido en su rostro, se desvaneció en seguida al sentir las miradas del público presente. Aunque quizás nadie miraba. - Tal vez algún lugar que nos pueda llegar a interesar a ambas...
  2. Edna Moolier Hacía algunos días que se encontraba divagando en su mente, aprovechando el tiempo libre que pocas veces tuvo dentro del Magic Mall. Era una época extraña la que se estaba viviendo, donde todos comenzaban a preocuparse y preguntarse qué era lo que estaba sucediendo que, como nunca sucedía, rara vez alguien ingresaba por la puerta con la intensión de comprar en cualquiera de las plantas. Moolier se mordía el labio inferior, dejando en claro su expresión de impaciencia ante la actual situación del Mall. Fue entonces que, en medio del silencio que se generaba pocas veces en el hall, se escuchó que alguien acababa de llegar. Se arregló las arrugas de la túnica del Mall y esperó a que su nuevo cliente se acercara lo suficiente para saludar con cordialidad y revisar el formulario que le entregaría. Notaba cierto nerviosismo en el aspecto del muchacho y le dio a entender que era la primera vez que se acercaba por allí. Y efectivamente, lo confirmó al leer el formulario. -Esta vez lo dejaré pasar, pero tienes algunos errores -expresó y comenzó a señalar uno por uno. ***************** @ Te voy a aprobar la compra porque es la primera vez que pasas por acá a hacer una. Pero te cuento, los productos que tiene un VA al costado son productos viejos y que ya no están en stock. Si entras al Mall, vas a ver que hay más Micropuff y que, de hecho, los actualizados, tienen el mismo precio que el tejón y la pantera (500G). Te recomiendo que entres a la página del Mall y en la parte de "productos" pones el nombre tal cual es en la búsqueda y te va a aparecer tanto lo viejo como lo nuevo. Sino vas a Anuncios del Magic Mall y ahí tenemos todo actualizado tambén.
  3. Fredson Kvorschizk En el último tiempo, el ayudante de la segunda planta había observado el poco movimiento que estaba habiendo en el Magic Mall. Poco podía saber sobre el resto de las plantas, debido a que no se movía de su puesto de trabajo en la sección de Pociones Mágicas, pero algo había podido escuchar sobre la quietud general de compras al Mall. ¿Era de preocuparse? Esperaba que no, pero mientras tanto esperaba poder seguir conservando su trabajo allí, donde se sentía cómodo. Luego de un rato en silencio, divisó que a lo lejos del pasillo se acercaba Nathan Weasley. Rápidamente dibujó una sonrisa en su rostro para que la bienvenida fuera cálida. Respondió a su saludo con una leve reverencia y tomó el pergamino que éste le entregaba. Sus orbes recorrieron línea por línea, confirmando que todo lo que se había rellenado estuviera correcto para proseguir a la aprobación de la misma. Levantó la cabeza y nuevamente le regaló una sonrisa. -Todo perfecto, Sr. Weasley. ************* Compra de Nathan aprobada.
  4. @ en realidad yo le había hablado a Moni hace tiempo diciéndole que me habían surgido algunos problemas. Avisé en el MM y en mi bando de la ausencia, por lo que "el no saber" es un tanto relativo xD Mi preocupación es si debo volver a gastar galeones en la clase o no, porque no me molesta volver a hacerlo, lo que me molestaría es tener que volver a gastar semejante cantidad cuando no me sobra y encima fue un problema que excede de mis manos.
  5. @ buenas! después de semanas obtuve nuevamente la comunicación con el mundo cybernético. Tuve unos problemas con mi pc (con los cortes de luz que hubieron) y murió para siempre *QEPD* por lo tanto era imposible pasarme por el foro de manera cómoda y pudiendo cumplir con mis funciones dentro del mismo. Quería saber si todo esta perdido para mí y si debo volver a pagar por la clase? D:
  6. Fredson Kvorschizk -Señor, me temo que lo que quiere comprar esta agotado -dijo a uno de los compradores. En cuanto se acercó una bruja que solía recorrer el Mall en el último tiempo, le sonrió con simpatía negando a lo que decía. Estaba seguro de que no sería un desperdicio de tiempo ir allí. Por lo que tomó el pergamino y lo revisó de arriba a abajo, buscando algo que pudiese llegar a estar mal, pero para su suerte todo estaba en condiciones. -Puede quedarse tranquila que lo que esta pidiendo aún lo tenemos. Para el próximo comprador que se acercó con un nuevo formulario de compra, lo revisó y notó algunos errores en el mismo, pero cosas que eran solucionables. A pesar de que ya le había rechazado anteriores compras, eran cosas mínimas, aun así decidió advertir. -Por favor, para la próxima vez contemple mejor los requisitos que se piden -trató de decir con la mayor amabilidad que pudo. ************ Sean, tu compra fue rechaza por dos cosas: la primera es que los productos que pediste no hay stock (eso lo podes mirar desde la página del Magic Mall o mismo en las Oficinas abiertas del Ministerio en el Concilio) y por editar. Recuerda que al editar, la compra se cancela. Compras de Evarela y Sherlock aprobadas. Sin embargo, Sherlock, te voy a pedir cuidado con la ficha, las pociones son clasificación A, no X. Y también te voy a pedir que pongas la fecha en que hiciste la compra. Para la próxima compra tendrás que colocar esto bien o podrán rechazarla. Saludos.
  7. Wanda McGregor -Según entendemos los que aquí trabajamos, pronto se hará una renovación de stock, pero no se preocupe, señor -dijo con amabilidad -, una vez que entren nuevos productos se hará un informe público para que puedan venir a solicitarlo el que lo desee. Esta vez, cuando se dedicó a revisar el formulario del muchacho, se alivió al observar que podría aprobar su compra y no como las anteriores que tuvo que rechazarlas. Una sonrisa que acompañó su alivio se dibujó en su rostro y elevó la cabeza para encontrarse nuevamente con los ojos del comprador. Asintió para darle el visto bueno. -Muy bien, esto me lo llevo yo -dijo entrometiéndose en la conversación que un comprador llevaba con uno de los empleados del Mall (Liam). No le gustaba que hubieran choques entre cliente y empleado por el simple hecho de creer que podría llegar a perder esos clientes y, si eso llegaba a suceder, podrían llegar a despedirla de su puesto de ayudante. Tomó el pergamino que Edmund le entregaba y asintió. La sonrisa se le había borrado del rostro por la situación tensa que predominaba, pero aun así su predisposición era mayor. -Muy bien, señor, todo correcto. Y no se preocupe, no habrán retrasos. ************ Comrpas de Sherlock y Edmund aprobadas.
  8. —O sea que no interesa que Evarela ya no esté con nosotros, porque es una experiencia individual, según entiendo ¿no? —dijo queriendo remarcar la pronta desaparición de su compañera. Se encogió de hombros, total a ella no le afectaba en lo absoluto. Para la rubia, la mayoría de los que se encontraban allí eran conocidos, sea su rostro o que hubieran cruzado alguna que otra palabra, pero ninguno era su cercano. Muchos podrían decir que eran actitudes egoístas, pero para ella era autosuficiente; no dependía de nada ni de nadie. Con la indiferencia de sus palabras, entendió que había que continuar. Con la breve explicación que había dado uno de los guías, se había dado una idea de lo que allí harían. Evidentemente los Guerreros Uzza eran rebuscados y pedían siempre un poco más, sin importar la peligrosidad que un mago o bruja pudiese tener, lo que verdaderamente les interesaba era el canje del conocimiento, que se arriesgaran las vidas para poder terminar de comprender el funcionamiento de todos los poderes que proporcionaba el libro. Ciertamente, a Ashley, le hizo sentir respeto por aquellos seres, mientras en su rostro se dibujaba una leve sonrisa maliciosa. La adrenalina comenzó a correr por su cuerpo y aumentaba con lentitud a medida que daba un paso hacia adelante para ingresar por una de las bocas de las rutas que le ofrecía la cueva, y sentía cada vez con más fuerza la energía de su anillo Detector de Enemigos. Podía sentirlo bajo sus pies, que anteriormente se había dedicado a dejar descalzos dada la complejidad de caminar por aquel suelo con los tacos altos, una especie de vibración muy leve. ¿Qué más los estaba esperando? —¿Qué sucede si lo próximo que nos toque no sea una criatura comprensiva por más explicaciones que tratemos dar? —para ese entonces la vibración comenzó a hacerse más fuerte haciendo que algunas piedras puntiagudas que colgaban desde lo alto del túnel parecieran balancearse amenazando con caer encima de ellos. Ya se había adelantado lo suficiente como para dejar a unos diez metros de distancia a sus compañeros atrás. Sostenía a Fortia con firmeza mientras un destello de luz iluminaba su camino desde la punta. No tenía miedo en lo absoluto, sino que se contentaba de estar viviendo aquello debido a que siempre se sometía a la monótona vida en Londres. Mientras más avanzaba, más se intensificaba la vibración. Para la vista de quienes estaban tras ella, si es que la habían seguido, en el acto siguiente verían cómo aquellas puntiagudas y filosas piedras cayeron desde lo alto hasta donde se encontraba la rubia de ojos esmeralda. ¿Muerta? Algunos quisieran, pero para su suerte sólo le había impedido el paso en el caso de querer volver hacia el grupo. Limpió con su mano libre su rostro del polvo que le había quedado por culpa del derrumbe y presentía que aquello no era obra natural, sino que algo lo estaba provocando. —Estoy bien —dijo con tranquilidad, esperando que todos estuvieran utilizando el Anillo de Escucha —, pero algo anda mal aquí... siento... siento que algo se aproxima pero no logro ver bien. Se quedó en silencio. Algo se estaba deslizando. Podía escuchar cómo la piel o lo que fuera, se deslizaba contra el firme suelo de piedra. Lo primero que pensó fue en una serpiente, lo que sería lo más lógico de imaginar y hasta podía creer que la controlaría sin problema alguno, pero no... era más grande.
  9. Luego de recibir una buena respuesta de Monica, la rubia miró su reloj de bolsillo. Parecía estar impacientada por comenzar a aprender un poco más acerca del poder que tenían los amuletos. Sus ojos verdes esmeralda se focalizaron en el muchacho que parecía poner en duda la habilidad que daba el Salvaguarda Mágica. Comezaba a sentir una irritación, un malestar ante su presencia, lo que no era difícil de lograr en la Atkins. Entre dudas y parloteo, nadie se percató demasiado de la pronta desaparición de Mistify. Pronto debían hacerse cargo de los daños que estaban causando; estaba claro, o por lo menos para la rubia, que algo escondían entre los dos personajes que guiaban la clase, si así podía llamarse. Rápidamente, la mortífaga de cabello pelirrojo fue en busca de su compañera, mientras Elvis seguía aclarando algunas dudas más antes de adentrarse a la cueva. Siguiendo al resto y sin emitir ni una sola palabra, procuró pensar con claridad en el Salvaguarda Mágica que le permitiría poder descender como el resto de sus compañeros. La caída fue suave, nada de lo que preocuparse. Sin embargo, a pesar de la escasa luz que había gracias a algunas varitas y las esferas de luz que Elvis había formado sobre sus cabezas, la escueta iluminación no dejaba poder ver demasiado lejos, aunque los sentido sí estaban al tanto de lo que sucedía. Uno de los amuletos hacía que a muchos de los que estaban allí presentes sintieran una energía poderosa, algo que los estaba haciendo poner en un peligro inminente. No era algo claro, simplemente podía sentir aquello que la dejaba intranquila por dentro. Y para los segundos que pasaron luego, tres trolles habían hecho aparición tras sonoros pasos que retumbaban por toda la cueva haciendo parecer que todo se caería sobre sus cabezas. La rubia observó que los presentes en la clase habían realizado rápidos movimientos para deshacerse de los troll y poder seguir con lo que se suponía que irían a hacer, más allá de no tener un conocimiento certero de ello. Mientras, Ashley se concentraba en terminar de comprender los anillos y amuletos, las sensaciones que le proporcionaban a su cuerpo, cosas que no podía explicar con palabras. Las dudas no surgían en su mente, simplemente se sentía extrañada con todo ese nuevo poder que tenía en sus manos y que podía utilizar libremente, aunque con el conocimiento y responsabilidad necesaria. -¿A donde...? -no pudo pronunciar mucho más. Evarela había decidido separarse del grupo, desapareciendo de allí como si nada, pero ¿realmente aparecería del otro lado? La vampiro no era de preocuparse por nadie más que por ella misma, debido a que creía que sus intereses siempre debían ir primero que el de los otros. Sin embargo, el acto que había hecho su compañera de bando le había llamado la atención. A penas estábamos comenzando a entender el funcionamiento del libro y ella simplemente hacía lo que quería, dejando atrás el grupo. -Me encantaría poder entender qué es todo esto y por qué estamos aquí. ¿Por qué se empeñan por desaparecer? -la rubia no quería seguir persiguiendo a nadie más que tuviera que ser salvado de lo que fuera, sólo quería explicaciones.
  10. Wanda McGregor -El formulario queda aprobado -expresó a Niko en cuanto éste le entregó el formulario. Ante la pronta aparición de una bruja, sonrió para corresponder el saludo. Tomó el pergamino e hizo los movimientos mecánicos de siempre; leyó el formulario, se aseguró de que cada parte estuviese correcta, así como asegurarse de que todos los productos que pedía no estuvieran en falta, ya que una oleada de compradores había invadido el Mall recientemente llevándose gran parte del stock. -En cuanto se renueve el stock se hará un informe público -dijo ante la duda de la señorita -. Todas las semanas se hace un reabastecimiento de productos. Su compra queda aprobada. Finalizó con una sonrisa. ****** Compra de Evarela aprobada. Edito: me olvidé de aclarar que la compra de Niko también queda aprobada.
  11. Brenson Smith Fueron segundos. En cuanto el Smith le dio la afirmación al Gryffindor, una muchacha se acercó al mostrador saludando y entregando un formulario para la compra de dos criaturas más. Sonrió al notar que el stock se había agotado, por lo que tendría que informar a la Logia para que en la próxima semana pudieran abastecer los productos y criaturas que faltaran así los magos y brujas de la comunidad no dejaban de gastar sus galeones en los mismos. -Esta de suerte, son los últimos de la especie que quedan -dijo con una sonrisa. Revisó que todo estuviera en condiciones y aprobó la compra. Levantó la vista del pergamino y le regaló otra sonrisa más a la mujer que se encontraba del otro lado del mostrador. Luego le expresó si quería que las criaturas fuesen enviadas a su mansión. Los empleados del Mall podrían encargarse de ello. ***** Compra de Evarela aprobada.
  12. -Creo que no tengo ninguna duda más -se limitó a decir antes que el resto de sus compañeros hablaran. Entre anécdotas y otras cosas, la Atkins se había ensimismado pensando en lo ridícula que podría llegar a verse con la túnica y su preocupación porque luego algún compañero de bando o familiar la viera con eso puesto y se llevara una buena burla. Así es como se iría por las ramas en sus pensamientos hasta que una palabra la sacó de foco y prestar atención a lo que estaban hablando en aquel lugar de comidas del Mall. -Tour... -repitió por lo bajo -. Pues no me importaría ir a conocer el resto del Mall, por el contrario, sería beneficioso para todos saber dónde es que se encuentra todo. Así que simplemente esperó. Hasta el momento estaba comprendiendo su trabajo y todo lo que debía hacer en el mismo. Quizás algunas cosas podían llegar a parecerle rebuscadas, pero luego de haber pasado por el Banco de Gringotts por tanto tiempo, nada parecía serle tan dificultoso. En cuanto se le apareciera alguna problemática, entonces sí preguntaría de ser necesario. Se sentía satisfecha a pesar de su dificultad por relacionarse con la gente. Había cumplido con éxito la misión de presentarse ante sus compañeros y escuchar sus nombres, por lo menos, lo que no daba a entender que seguiría interactuando con ellos durante su trabajo, a menos que realmente fuera necesario o si alguno de ellos se atrevía a entablar una conversación. **************** Brenson Smith -Pues, tengo entendido que no se vende porque todas las criaturas que vendemos comen la comida que les proporciona la misma naturaleza -dijo con tranquilidad al encontrar los ojos de uno de los compradores más frecuentes -. Sin embargo, si posee algún can o felino, o alguna especie muggle, le recomiendo que usted mismo prepare su comida, que es igual de nutritiva. Tomó el pergamino del muchacho y lo revisó. Como siempre, los formularios de aquel siempre se encontraban impecables, por lo que le facilitaba absolutamente el poder aprobar la compra. Sonrió hacia el muchacho y le informó que todo estaba en condiciones, por lo que podía seguir comprando o, si no lo deseaba, ir a su hogar. *********** Compra de Enrick aprobada.
  13. Brenson Smith -Gracias por las palabras, señor -expresó con las mejillas ruborizadas ante el cumplido que había recibido por parte del comprador. Poco debió revisar el formulario. El muchacho era un comprador frecuente, por lo que se aseguró que lo más importante estuviera en las condiciones correctas y no mucho más. Sabía que éste no cometería errores, o por lo menos no lo había hecho hasta el momento. Aun con la sonrisa en sus labios por el cumplido, comprobó, como pensaba, que todo estaba en perfectas condiciones. Levantó la cabeza y asintió. -Todo perfecto, entonces -sentía aún el calor el sus mejillas -. Pronto recibirá todo en su hogar. *********** Compra de Enrick aprobada.
  14. Wanda McGregor Tras el mostrados de la primera planta pertenienciente a los Objetos Mágicos, se encontraba la joven ayudante de los empleados del Mall a la espera de nuevas compras. Había sido un día bastante movido, debido a los nuevos anuncios que le habían dado a la comunidad mágica sobre los nuevos productos que entraban en stock en relación al Quidditch. Pronto habría un campeonato en la gala que se llevaría a cabo por San Valentín, por lo que se esperaban muchos clientes con las ansias de poseer los objetos. Tomó el primer formulario, perteneciente a uno de los empleados del Mall. Lo revisó con claridad y asintió con la cabeza confirmando que la compra estaba en las condiciones de ser aprobada. Sonrió al muchacho y dejó en un costado el pergamino. -Por supuesto -contestó a Ishaya, luego de tomar su segundo formulario para ordenar una nueva compra. -Claro, todavía hay algunos más -respondió a Enrick que acababa de hacer acto de presencia luego de haber aprobado la compra del anterior cliente. Con una sonrisa impregnada en los labios, tomó el pergamino que éste le ofrecía y con el mismo mecanismo de siempre, revisando que todo estuviese en condiciones, aprobó la compra y le regaló una sonrisa. Pronto le llegarían los objetos que había comprado para que pudiera llevarlos a su hogar. Sin descanso, una mujer se acercó tras el último cliente a quien había aprobado la compra y nuevamente se encontró con que el stock de los productos de Quidditch se iba achicando. Revisado y verificado, el formulario parecía estar en perfectas condiciones para ser aprobado. -Perfecto -le dijo a la muchacha. ************** Compras de Niko, Ishaya, Enrick y Mary aprobadas.
  15. Fredson Kvorschizk Habiendo recibido algunos formularios y pasándolos a los empleados del Mall, el ayudante se encontraba tras el mostrador como una especie de robot con funciones limitadas. Tomaba la compra, la revisaba y si todo estaba en orden, la pasaba a alguno de los empleados que más cerca se encontrara para que fuera aprobada y lista para certificar. Poco tiempo pasó en que la última compra se había realizado para cuando una rubia un tanto agitada llegó con un nuevo formulario. -Buenas tardes -devolvió el saludo con amabilidad. Tomó el pergamino y lo revisó. Asintió con la cabeza y luego se lo pasó a una de las empleadas del Mall para que la aprobara. Todo estaba correcto, así que simplemente volvió a mirar a la compradora y le dio la aprobación. ******* Compra de Alessandra aprobada.
  16. Por fin había llegado la lechuza que tanto había esperado. La correspondencia que le traía era un aviso de que ya estaba habilitada para poder aprender los conocimientos que otorgaba el Libro de la Fortaleza. Durante el tiempo que había estado esperando, la rubia de cabello largo y lacio hasta la cintura se había empeñado en leer tal libro e informarse sobre lo que podía llegarse a encontrar en la clase. La clase, repitió en su mente. La última vez que había estado en una era cuando enseñaba en la vieja Academia de Magia y Hechicería en Generales. Le resultaba raro y hasta se había olvidado, de una forma exagerada de decir, de lo que se podía llegar a tratar. Sin perder mucho más tiempo, se vistió en un solo movimiento de varita con un largo vestido morado y unos tacones altos tapados por el mismo vestido que llevaba. Era la vestimenta que casi siempre usaba. No quería llegar tarde, no era su estilo, por lo que en cuanto se terminó de arreglar y tomar todo lo pertinente a la clase, se dejó envolver por una voluta de humo que la transportó directamente a los terrenos de la Universidad. Era la primera vez que visitaba aquel lugar, por lo que se le hacía difícil reconocerse allí. Caminó hacia donde encontraba, en su campo de visión, la imponente estructura. Poco tardó en reconocer las dos estatuas de oro macizo que imperaban la entrada al establecimiento. Allí se encontró con el resto de quienes serían sus compañeros en aquella nueva aventura. No hizo ningún gesto en señal de saludo a nadie, simplemente se limitó a escuchar las exigencias de la Malfoy y seguir a la manada. Los interiores del edificio de la Universidad parecían resplandecer por sí solos. Ashley, detrás de sus ojos verdes y vacíos, se sentía maravillada por el grandioso trabajo que habían hecho con aquel lugar. Sin embargo, poco pudo prestar atención en cuando llegaron a la biblioteca y, luego de tachar su nombre de la lista, se apresuró a tocar un pequeño espacio que quedaba de bota para poder desvanecerse junto al resto y sumergirse en un viaje que le daría lo que anhelaba: poder hacer uso de los amuletos y anillos. Rápidamente se aparecieron en el Caribe. La matriarca Atkins escasamente recordaba alguna clase que había tenido la oportunidad de impartir en la que se habían transportado hacia allí, pero lamentablemente nunca había tenido la oportunidad de vacacionar en un lugar como aquel. Mientras seguía al grupo, en su mente el mal humor comenzaba a hacerse más fuerte -nada anormal en la personalidad de ésta- debido que, a pesar de ser una vampiro y portar un amuleto propio para no quemarse viva bajo el sol, sentía el clima cómo penetraba la tela de su vestido y chocaba el aire caliente sobre su fría y pálida piel, así como sus tacones se hundían en la tierra. Bajo el ruido de la cascada, Mónica trataba de presentarse y dar la bienvenida al resto. Y el aroma del mar penetraba sus fosas nasales, por lo que entendió que no muy lejos estaban del mismo. No pudo evitar desviar la mirada de su compañera de bando cuando Elvis salió de la cueva que se encontraba tras el grupo; había logrado escuchar sus pasos gracias a las habilidades que le otorgaba su raza, así como también se resistía a saltar a la yugular de dos de los presentes humanos. Algunos ya se habían presentado y hablado un poco de lo que sabían del libro, pero a la Atkins le sorprendía que aún no se hablara del Salvaguarda Mágico que rendía el Libro de la Fortaleza. Aquel hechizo podría ser uno de los más claves dentro del mismo, siempre y cuando a todos los que se encontraban en aquella clase gustaran presenciar asaltos, duelos o redadas. Aun así, todavía no movía sus labios esperando que el resto terminara de investigar lo que realmente irían a hacer allí. —Mi nombre es Ashley Atkins —se presentó por fin, aunque muchos de los que allí se encontraran ya la conocieran —. Pues la verdad es que, más allá de las curaciones que pueden llegar a ser muy interesantes y hasta útiles, lo que a mí persona compete es la necesidad de aprender sobre el Salvaguarda Mágico —dijo en tono de complicidad con la pelirroja. No debía decir mucho más para hacer entender las preferencias que tenía sobre los hechizos del libro, por lo que simplemente se limitó a volver a guardar silencio y esperar que se aventuraran para así poder hacer uso de todos los artefactos y terminar de comprender la utilización de los mismos.
  17. El área de comida. Ashley no era una persona sociable en lo absoluto, pero sabía que allí debería hacer un esfuerzo porque se rodearía de personas todo el tiempo. No era algo que le apeteciera, ni que le gustara, más bien lo contrario y muy en el fondo podía sentir cierto arrepentimiento por haber elegido aquel trabajo. Sin embargo, comprendía lo que significaba estar allí y ser parte del personal del Mall, por lo que decidió hacer caso omiso a aquellos sentimientos contrariados y prestar atención a sus compañeros. -Mi única pregunta sería si realmente es necesario utilizar estos uniformes, pero ya veo que no puedo quejarme al respecto -sabía que aquella no era una de las mejores cartas para presentarse, pero no podía dejar su arrogancia de lado -. En fin, mi nombre es Ashley Atkins, matriarca de dicho apellido. Nunca he trabajado en el Mall anteriormente -y simplemente guardó silencio. Mientras esperaba a que el resto se presentara como lo habían pedido, la rubia cruzó una pierna por encima de la otra y comenzó a examinar, con un dejo de desagrado en su rostro, la túnica que le habían entregado para que usara en su horario de trabajo. Ya comenzaba a sentir la frustración que le caía sobre los hombros, pero seguía manteniendo la calma. *Más tarde* Haciendo un recorrido por las plantas se decidió por quedarse un rato más en la trastienda donde las criaturas se encontraban posicionadas como una especie de exposición divididos por las especies, siempre siendo prudentes en que no se mezclaran y causaran desastres naturales o físicos del Mall. No pasó mucho tiempo para que los habituales compradores se acercaran luego de haber pasado unos pocos minutos de la actualización de stock. -Sí, es cierto -afirmó a la pregunta de la bruja que se había acercado con cierto fanatismo corriendo por sus venas -. Todo esta correcto -dijo luego de revisar el formulario. Anne se acercó pocos minutos después y le entregó el pergamino que contenía el formulario de compra. Lo revisó por completo y comprobó en la lista que tenía a un costado con el stock que se había renovado. Una vez que confirmó que todo estaba en orden levantó la mirada y sin mucha expresión de mujer agradable le aprobó la compra. Hasta el momento no había tenido ningún problema, lo que le aliviaba bastante. ********* Compras de Amya y Anne aprobadas.
  18. Para no perder la costumbre y el movimiento, Ashley bajó hacia la primer planta tras Felicity una vez que habían terminado la compra en la planta de pociones. Podía sentir la euforia que emanaba, con cada golpe del tacón contra el suelo del Mall. Era evidente que algo allí dentro le había sucedido para que estuviese así allí o quizás solo era un pensar de la rubia y en realidad había tenido un muy mal día, sea lo que fuere, no iba a involucrarse. -Todo está bien también por aquí, señorita Malfoy -dijo mientras aprobaba la compra. Cada cual con sus razones egoístas tenía su humor. Ashley sentía frustración por tener que portar un uniforme en un empleo, teniendo que tapar su hermoso vestido morado con una túnica azul ordinaria con el símbolo del Magic Mall en el costado izquierdo. Sin embargo, siempre llegaban personas desesperadas también por querer comprar; hacía unos pocos minutos habían publicado la renovación de stock que se había hecho. Sabía que todos caerían de a hordas de gente. -Todo esta en orden -le expresó al muchacho luego de revisar el formulario. ************* Compra de Felicity y Enrick aprobadas.
  19. Luego de haber estado reunida con sus compañeros del Mall y conocerlos un poco más, según lo que nos pedía Lyra, la rubia se dirigió hacia la segunda planta para seguir con sus tareas de empleada. Lamentablemente se había enterado que debía utilizar un uniforme estando allí. Una túnica azul que casi podía arrastrar por el suelo le colgaba desde los hombros. Con una expresión de frustración en su rostro llegó a la planta pertinente y se colocó detrás del mostrador. Poco tiempo duró allí en solitario, porque una compañera de bando se acercó hasta allí. Se la notaba un tanto molesta y, aunque no sabía por qué, tampoco se interesó demasiado en ello. La Atkins no era de interesarse más que por ella y tampoco creía pertinente el meterse en la vida de otras personas, tratando de caerles bien y queriéndole dar un apoyo que realmente no era sincero. Tomó el pergamino que contenía el formulario y lo analizó. -Todo esta perfecto, queda aprobada -dijo guardando el formulario. ******* Compra de Felicity aprobada.
  20. Buenas, quisiera venir a pedir el cambio en algunas secciones de la ficha. Les dejo lo siguiente: Aspecto Físico: De contextura extremadamente delgada, mide aproximadamente 1,65 m de estatura que es compensada por los altos tacones que lleva diariamente, que la hacen parecer más alta. Su largo cabello lacio es de un tono amarillo casi dorado, que cae por su espalda con un corte elegante. Las facciones simétricas de la Atkins van muy bien con su rostro. De nariz pequeña y respingada, labios carnosos y ojos verdes donde el tono cambia de intensidad dependiendo de la luz, adornados por largas y pintadas pestañas; su actitud siempre es seria, así que sus finas cejas están constantemente inclinadas hacia abajo en una expresión cautelosa. Suele vestir con vestidos elegantes largos hasta por debajo de los tobillos, largas y refinadas túnicas que se ciñen a su cuerpo. Lleva colores oscuros y atenuados que van con su tono de piel pálido. El altivo porte que la caracteriza hace que su sentido de la moda se adecúe mucho a ésto, de modo que siempre tiene una apariencia pulcra y fina, rozando en lo aristocrático. Cualidades Psicológicas: Tiene un carácter muy fuerte, siempre actúa con frialdad y severidad con las personas por más allegadas que sean. Su mirada refleja su constante mal humor. No le interesa lo que el resto piense de ella, como tampoco le importa caer mal a las personas que la rodean. Es muy antipática y arrogante, siempre prefiere estar fuera del contacto con la gente. También suele ser muy orgullosa, a punto tal que no asume errores, ni pide perdón. Es desconfiada en varias ocasiones por muchos sucesos de su vida que la marcaron. Es muy sincera y a veces puede que esto afecte a sus relaciones más cercanas, dado que dice las cosas de manera tal que puede caer mal. Su mayor orgullo es su familia, lleva el apellido Rambaldi a flor de piel, a pesar de no ser su familia de sangre, y desde que la fundó no dejó de estar pendiente por todo en su familia. Si bien no conoce a todos los integrantes, dado a las cualidades ya señaladas, quien lleve el apellido Rambaldi es digno de ser defendido de por vida. Así como sucede con la Atkins, familia de nacimiento. Historia: Nacimiento y primeros años Londres, Inglaterra. El invierno ya había llegado a la ciudad hacía poco más de un mes, y el frío y la nieve azotaban las casas de las familias que tenían la oportunidad de vivir en la ciudad, así como en sus alrededores. Era de noche y las calles de tierra estaban desiertas. Era la hora de la cena para cuando el llanto de un bebé rompió el silencio generado por la tensión y la esperanza de una familia y sus criados. Un hombre con la ropa ensangrentada da la buena noticia, luego de salir del dormitorio, anunciando que era una niña. El alivio generalizado y algún que otro festejo inundó el ambiente de seguridad. A medida que Ashley iba creciendo, el color de sus ojos se definían, sus quejidos eran mayores y más expresivos, comenzaba a dar sus primeros pasos y el tiempo no dejaba de correr. A la pequeña de cabello dorado no le faltaba nada y su vida siempre se encontró envuelta en un ambiente de amor y cariño. Había tenido esa suerte. La familia Atkins era de linaje pura sangre y esa era la enseñanza que le daban a la nueva integrante. A medida que pasaban los años, y la pequeña de cabellera dorada comenzaba a hablar, su aprendizaje iba avanzando con rapidez. Para Ashley no era necesario el exterminar a los muggles del mundo o los sangre impura, simplemente empezaba a creer que servían, no para la magia en sí, sino para hacer los trabajos sucios y que los magos y brujas de poder no debían por qué hacer. Aun siendo muy pequeña, su familia sufrió un quiebre importante en su historia. Con las guerras que comenzaban a invadir el terreno londinense y por la posición no sólo económica, sino también ideológica de la familia Atkins, muchas peleas comenzaron a surgir entre los integrantes. Entre ellos, una de las más fuertes fue la del padre y la madre de Ashley. Con la pelea de sus padres, la madre decidió huir de allí y abandonarlos. Por algún tiempo más, Derek, el padre de Ashley, la acompañó en su infancia hasta donde pudo. Los años pasaban y la guerra no parecía querer finalizar. Ya con diez años de edad, la pequeña y su padre se encontraban en un estado muy diferente al que habían conocido por tanto tiempo, el de una calidad de vida inigualable. Con la frustración que cualquier padre pudiese tener, no tuvo mejor idea que irse. La guerra se estaba llevando todo. Arrasaba. La vida de la pequeña niña inocente de ojos verdes abrillantados comenzaba a ser un infierno. Los Atkins se dividían, muchos emigraban del país sin antes dejar un aviso, el divorcio de los padres, y la parte más dura: su abandono. Con tan solo seis años de edad, la pequeña Ashley caminaba por las calles inundada de soldados, rescatistas y enfermeros, con su vestido que había pasado de un blanco perlado a marrón. Su rostro machado de tierra y lágrimas. Y una muñeca de trapo arrastrándose por el suelo sostenida de la mano de la niña. Ese momento de quiebre y desilusiones fue cuando Ashley comprendió el valor de la familia, el mantenerla a flote sin importar las peleas y desacuerdos, la fuerza que debían tener. Esos valores fueron los que tomó y se aferró a su vida. Por mucho tiempo se pasó de familia en familia. Nadie la terminaba de querer debido a su comportamiento hacia otros niños que no eran como ella, puros. Otros simplemente la abandonaban, haciéndola pasar por maltrato y descuido absoluto. Y a medida que iba creciendo entendía que la vida había que hacerla sola, sin la necesidad de tener a alguien al lado quien te pueda llegar a lastimar, herir, desilusionar. Y fue por lo mismo por lo que se destacaba ser, a su corta edad, una niña desconfiada del mundo que la rodeaba, cerrada e impenetrable. A pesar de todo ello, hubo una persona que le devolvió la inocencia y juventud. Su madrina, quien la acompañó hasta la post-adolescencia, quien le enseñó a manejar su magia con propiedad y quien, para su suerte, mantenía sus mismos ideales. Adolescencia y vampirismo Una cabellera rubia que se desplegaba hasta la cintura. Humana. Con el carácter de cualquier adolescente padeciendo las clases que su madrina le daba. Revoltosa, pero siempre queriendo saber más sobre su poder y sobre lo que podía llegar a hacer con él. Unos ojos verdes y claros como el agua, brillantes y admirados ante la presencia de aquella mujer que la mostraba desde pequeña el mundo en el que se encontraba, lleno de magia, pura y que no debía ser corrompido. —Quiero ser como tú —soltó con ánimo, interrumpiendo a la castaña. —Y ¿tú crees que ya estas preparada para ello? Yo creo que no —el tono de firmeza que manejaba dejaba en claro quién mandaba allí. —Lo quiero y me siento preparada para ello. Aunque titubeó por un momento, la mujer se acercó con rapidez hacia Ashley, sus ojos mostraron nuevamente la aprobación y al segundo siguiente un agudo dolor se apoderó del cuello de la rubia. Los colmillos rompieron la piel y penetraron absorbiendo la sangre tan pura como puede ser la de un ser humano limpio de excesos y completamente sano. Se debilitaba cada vez más y, antes de que su cabeza tocara el suelo, sus ojos se cerraron entrando en una especie de purgatorio. La piel morena por el sol que solía tomar todos los días se empalidecía de a poco, hasta quedar en un blanco pálido. Su temperatura disminuía y, para cuando sus párpados volvieron a abrirse, comenzó a sentir un fuerte dolor en su boca. Unos pulcros colmillos nacían y se formaban puntiagudos y filosos. Con una expresión de susto en su rostro, se levantó con la ayuda de su madrina. Tomó su cuello, acariciándolo despacio, sintiendo la sequedad en su garganta implorando beber algo que la pudiera saciar. Miró a la castaña que se encontraba con una sonrisa acogedora frente a ella y no supo que decir. Aunque no hizo falta, dado que ésta le extendió un vaso con whisky y hielo. Ashley negó con la cabeza. No bebía alcohol, nunca lo había hecho y, a decir verdad, su aroma no la reconfortaba para nada. Fue en ese momento en que se dio cuenta de que sus sentidos se agudizaban y podía escuchar con claridad lo que pasaba a metros de distancia, así como su aroma percibía absolutamente todo a su alrededor. —Debes tomarlo igual. Te acostumbrarás luego, porque será lo único que te proporcionará el calor que no tienes en tu cuerpo —explicó. Con aversión tomó el vaso y vertió el amargo trago por su garganta. No, no le había gustado en lo absoluto, aunque no podía negar que era vigorizante el ardor que se expandía por su cuerpo. Para cuando el líquido se terminó, entendió que aún necesitaba algo más. Necesitaba alimentarse. Se encontraba nerviosa y aquel sentimiento parecía multiplicarse bajo su nueva condición. Sus pupilas se dilataron y salió corriendo al bosque. Sin reconocerse, sentía como si un demonio se apoderara de su ser y entre la desesperación se encontró entre la civilización. Sentía el aroma de la sangre humana y parecía oír como si las venas latieran a la espera de que fueran perpetradas. Internamente rogaba por resistir ante aquella sensación de querer deshacer sus cuellos y alimentarse de ellos como si se trataran de una buena cena, pero era inevitable. Su cuerpo estaba poseído por el deseo. Todo fue tan rápido. Todo parecía nublado en su cabeza. No entendía ni cómo ni cuándo había sucedido, pero frente a sus ojos aparecía una de las escenas más aterradoras que una persona podría ver. Un callejón oscuro, teñido por el rojo vivo y fresco aún de la sangre humana. Cuerpos repartidos en el suelo y algunos de ellos, incluso, sin cabeza, otros casi decapitados. Era una película de horror. Sus ojos verdes habían perdido todo su brillo. Se apagaron por completo, haciendo que así se quedaran para siempre. Sus manos, su rostro, su ropa, todo se encontraba manchado por el crimen que acababa de cometer. Sin embargo, ni una lágrima apareció en su rostro. El arrepentimiento no era parte de su ideología de vida -herencia familiar-, mientras repetía mentalmente que por algo siempre pasan las cosas y que así debían ser. Convencida con que aquello estaba escrito por el destino. Incluso el mundo debía agradecerle por haberse deshecho de algunos muggles, que según su familia complicaban la tranquila vida de su mundo. Se retiró con aire altivo y dejó atrás lo pasado. Pero para cuando dobló en la esquina se encontró con los ojos de su madrina apenas a unos metros más adelante. Con una expresión de susto, se acercó a ella corriendo queriéndose convencer de que su ahijada no había hecho lo que sus ojos observaban. Negó con la cabeza y la hizo desaparecer automáticamente para que nadie más la viera así, dejando a cargo a uno de sus elfos domésticos para que limpiara el desastre. —Sabía que no estabas preparada —Ashley no contestaba, se encontraba ida de sí —¡Hey! —gritó frente a su rostro y chasqueaba los dedos tratando de hacerla despertar. Siendo vampiro y habiendo hecho su primera matanza convirtiéndose en una depredadora voraz, perdía la inocencia que había mantenido hasta sus veintitrés años. Sus ideales seguían siendo los mismos de siempre, pero el hecho de haber asesinado a personas solo por tener la necesidad de alimentarse le había generado un impacto muy fuerte en cuanto a lo psicológico. Madurez y actualidad Por mucho tiempo, luego de su transformación, Ashley era reconocida por sus matanzas a sangre fría. Había decidido apagar sus emociones para así no sentirse culpable de lo que hacía, para no tener ningún impedimento a la hora de poder alimentarse. Fue por lo mismo por lo que su madrina se separó de ella luego de largos intentos de recuperarla. Era en vano. Un poco antes de conocer a quienes serían sus amigos de la Academia de Magia y Hechicería, hubo un suceso en su vida que hizo que reuniera su fuerza de voluntad y volviera a encender sus sentimientos. Se había encontrado con la necesidad de volver a armar su familia luego de recibir una carta desde el otro lado del mundo. Sintiendo el dolor que durante años decidió tapar, la rubia se ahogaba y se castigaba por todo lo malo que había hecho. Sus recuerdos eran su tortura. Varias veces había querido borrar su memoria con un simple “obliviate”, pero entendía que no era tan sencillo y que debería acarrear con su pasado para poder vivir su presente y formarse con ello. Su dolor, su pasado, su vida en general llevaba a Ashley hacia un lado desconocido para ella. El hecho de ingresar a la Orden del Fénix creyendo que así podría revertir todo el mal que había dejado atrás fue uno de los errores más grandes en su larga vida. Con poco tiempo dentro, y luego de haber formado la familia Rambaldi con algunos de sus amigos de la Academia, entendió que no pertenecía allí, que nada cuajaba con quien verdaderamente era y era evidente que lo mismo creían muchos de sus compañeros. Con el sabor amargo en la garganta por el maltrato que había vivido en aquel bando, lo abandonó y decidió retomar el camino que conocía desde pequeña. Mucho tardó en formarse. Tomar una actitud más seria, estricta, solitaria, todo lo contrario a lo que venía viviendo. Una Ashley destripadora, divertida con la adrenalina que le ofrecía el poder hacer lo que quisiera, la rebeldía adolescente y más siendo independiente, luego querer reparar su error yendo hacia la luz, creyendo que le hacía un bien a la humanidad cuando en realidad formaba parte de uno de los grupos más desleales que había conocido… nada había servido, nada de ello le pertenecía realmente. En su búsqueda por encontrar su verdadero ser, se vio al poco tiempo con una persona que poco se divertía, que se cerraba a las personas, a quien no le interesaba ir adoptando niños por la vida para llenarles el alma, sino más bien llenarse la suya con cosas que para ella realmente valieran la pena como lo era el poder reconstruir su familia, unirse a las filas de la Marca Tenebrosa como muchos de sus familiares habían hecho en el pasado. Los asesinatos no le parecían necesarios a menos que se tratara de alguien realmente despreciable y quien creyera que no tenía sentido mantenerlo con vida. Convirtió su vida alimenticia en otra cosa muy distinta a la que conocía, comenzando a ir a cazar animales al bosque o robar de hospitales bolsas de sangre que le aportaran aquello que necesitaba para seguir con vida. Mientras caminaba tranquila y con su vida reconstruida a su propia forma de ser sin importarle nada ni nadie más, se cruzó con su hermana. Leah entró a su vida para quedarse luego de conocerla en una de las clases de la Academia siendo Ashley profesora de Generales. Tardaron un tiempo en darse cuenta de que en realidad eran familiares y un poco más en encontrar a Derek. Pero así y todo, pudieron reunirse y levantar el castillo Atkins. La búsqueda por encontrar más sobre su familia, por saber a dónde se habían ido muchos de los Atkins que habían emigrado por las guerras se intensificaba. Sin embargo, una visita inesperada le llamó la atención. Charlie Atkins se había hecho presente en la mansión Rambaldi revelando algunos detalles de la historia que Ashley, al ser tan pequeña, estaba fuera de su conocimiento. La rubia intentó mantener el contacto con la mujer para obtener un poco más, pero parecía haberse esfumado. En la larga vida de la Atkins muchas cosas estaban inconclusas, eran extrañas, inexplicables. Pero, sin embargo, seguía su camino, luchando por descubrir a cada paso que diera su verdadera historia familiar. Por eso mismo era que dejaba entrar en su vida a nuevas personas, mas nunca les daba su confianza, sino que lo utilizaba como método de investigación de lo que esas personas pudieran darle a su vida. Gracias a ello fue que conoció a Perséfone Zwaan. Una mujer vividora, hermosa, divertida, alegre y siempre aprovechando su belleza para fines egoístas. Había algo en ella que Ashley nunca había podido considerar, se aprovechaba a cada instante de cualquier cosa que pudiera, pero no podía entenderla. Entró en su vida de una manera sospechosa y seguía intentando entender por qué insistía en quedarse junto a la rubia, a pesar del maltrato que ella le otorgaba. Había algo más allí, pero ¿qué era? Así como era y cómo llevaba su vida, pocas veces habían sido las que se relacionaba amorosamente. Su primer y único casamiento había sido con quien había levantado la familia Rambaldi y quien prefería mantener relación con hombres, más que mujeres. Sin embargo, un hombre más formó parte de su vida: Demian Alaric. En un amorío express, Ashley enamoró y destruyó al muchacho para abastecerse del amor y cariño que su marido no le daba. Mas nunca volvió a volver a verlo.
  21. Entre un cliente y otro que se iban acercando para realizar sus respectivas compras, el tiempo parecía volar. Compenetrada en su labor, con calma, la paciencia que no solía tener nunca, tomaba una tras otra y a quienes debía, se aprobaba y continuaba. En cuanto menos se lo esperó una mujer se le acercó. Giró sobre sus talones para encontrarse con los ojos de quien la había nombrado y sí, la recordó. -¿Qué tal, Lyra? Por suerte te recuerdo -dijo mientras recordaba alguna que otra vez que la había atendido o años posteriores, en algún lugar de Londres -. Por supuesto, cuenta conmigo -expresó decidida a seguirla para encontrarse con el resto de los compañeros. Aunque Ashley no era una persona que demostrara emociones, si dejaba en claro que se tomaba las ordenes en serio y su trabajo constante para un buen rendimiento. Por lo menos nunca había recibido una queja de sus superiores en ninguno de los empleos que había tenido dentro del Ministerio. Y a decir verdad, hacía mucho tiempo que no tenía trato con el personal y la clientela desde hacía varios años, por lo que le había resultado dificultoso en un comienzo poder adaptarse a ello. Caminó tras Lyra, para luego reunirse con el resto de sus compañeros. No quería ni pretendía dejarlos esperando, por lo que trató de hacerlo lo más pronto posible. En cuanto se encontró con ellos, los saludó con cordialidad con un leve movimiento de cabeza en forma de reverencia.
  22. Lo bueno de ese empleo es que no quedaría paralizada en una sola planta todo el tiempo, podía pasear por las plantas tratando de captar algunas ventas que se hicieran o poder cruzarse con algunos de sus compañeros. La realidad era que para lo que lo hacía era para lo primero, debido a que Ashley siempre se tomaba en serio su trabajo y no se permitía distraerse con conversaciones vanales y sin importancia. Demasiado seria y correcta. Hasta en cierto punto un tanto aburrida. -En luna llena el lobo se vuelve inofensivo, señor, no lo atonta ni revierte la transformación, simplemente no atacará. Contestó con un tono un tanto ofuscado. Nunca había sido víctima de tantas preguntas por una sola persona, salvo que se tratara de alguna entrevista, la cual ocurría una vez cada muerte de obispo. Así que tomó nuevamente el pergamino que le entregaba y revisó. Todo en orden, la compra sería validada. Ya se habían cruzado en la planta de objetos mágicos, por lo que no se molestó en saludar. -Lo mismo que ya le he dicho con respecto a la moto, una vez que renovemos el stock se hará el informe público para que todos los interesados se acerquen. *********** Compra de Sherlock aprobada.
  23. Atender las plantas del Magic Mall no parecía ser un empleo apropiado para la personalidad que llevaba la rubia. Manteniéndose en silencio, sin hacer mucho contacto con los compradores, limitándose a verificar que los formularios estuvieran en el estado correcto para poder validar sus compras, y en ningún momento mostraba algún gesto de agradecimiento. Su labor era sumamente mecánico, tomaba el formulario, leía, aprobaba o no y ya. -En cuanto se renueve el stock se hará el informe público, señor. Contestaba ante las preguntas que le hacía un nuevo cliente. Tomando el pergamino que éste le extendía, sin prestar mucha más atención a otra cosa, lo revisó y lo aprobó. Estaba todo en orden, al parecer y estaba apto para obtener el objeto que deseaba. Se quedó con el formulario y levantó la cabeza para asentirle y que éste pudiera irse tranquilo del recinto o, en efecto, hacer alguna otra compra más de la cual estuviese interesado. ********* Compra de Sherlock aprobada.
  24. Luego de haber estado por la planta baja, Ashley sentía curiosidad por investigar un poco más sobre el resto de las plantas, y por qué no también atender algunas compras que necesitaban ser atendidas. El Magic Mall parecía ser más impresionante a medida que pasaba más tiempo dentro, por lo que llegaba a pensar que disfrutaría siendo empleada de allí, así como también disfrutó en su momento su trabajo en el banco de Gringotts. Al llegar a la planta pertinente a los Objetos Mágicos pudo captar enseguida la presencia de su hijo. Lo miró con complicidad y tomó el formulario que pretendía entregar para realizar una compra. Negó con la cabeza con ironía, tratando de incomodar al muchacho oportunista por tener el empleo en el mismo lugar donde podía realizar las compras. Y al pensar aquello, creyó que podría ser bueno tener algún tipo de descuento al formar parte del staff. -Mmm, parece estar todo bien -señaló a Liam. Una vez aprobado el formulario, levantó la vista y se cruzó nuevamente con la mirada del Tonks. Sin demostrar ningún tipo de reacción, tomó el pergamino que entregaba y lo revisó de punta a punta, tratando que nada se le pasara por alto. Asintió con la cabeza levemente y volvió sus ojos hacia los de él. -Perfecto. ********* Compras de Liam e Ishaya aprobadas. Liam, querido, cuidado con el link que pide en la parte de "Nick" tiene que ser a la ficha de personaje, no al perfil. Te la dejo pasar esta vez.(?)
  25. La flamante figura de la matriarca Atkins se aproximaba a la imponente edificación del Magic Mall. Se había pasado varios meses lejos de lo que era el trabajo ministerial, así como de Londres en general, pero ahora que se encontraba de vuelta en su hogar se precipitó para encontrar un nuevo puesto de trabajo. Siempre manejando la misma línea que el banco, creyó que el Concilio sería un buen lugar en donde estar. Pasaban las horas y veía a magos y brujas entrar y salir del edificio con sus compras logradas y algunas, lamentablemente, fallidas. Sus compañeros parecían estar bastante atentos a todo, pero la rubia prefería mantenerse un momento al margen y analizar cada aspecto, cada acción, movimiento, cualquier cosa para no errar al tomar su primera compra. Con la ojiverde mirada en el último muchacho que había ingresado a realizar sus compras, compendió que la charla entre su nuevo compañero y éste se volvía entretenida y algo distraída, por lo que no pudo aprovechar aquel momento para, por fin, poder atender. Se acercó a ambos muchachos y, con cautela, tomó el formulario que Ishaya extendía. -Perdón la interrupción -expresó con su voz gélida, mientras leía el pergamino que sostenía -. Todo esta a la perfección. Manteniendo la cordialidad hacia quien conocía hacía años, aprobó la compra y pasó a dejar que su charla continuara. No le interesaba estar al pendiente de sus vidas privadas. *********** Compra de Ishaya aprobada.

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