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Thomas E. Gryffindor

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Todo lo publicado por Thomas E. Gryffindor

  1. El ejército de fantasmas invocado anteriormente por Gryffindor aún continuaba haciendo de las suyas en contra de la horda nórdica que trataba de avanzar hacia ellos con todo su potencial; por lo que Elros aprovechó dicho instante de libertad para observar a su alrededor y así cerciorarse de que tanto Mei como Runihura estaban bien. <<Perfecto>> la palabra surgió en los pensamientos del muchacho en cuanto su mirada esmeralda contempló los efectos del poderoso y majestuoso hechizo Demon Hunter que Delacour utilizó tras llamar a su Vara de Cristal carmesí; provocando la cólera de los vikingos que se vieron imposibilitados de continuar con su vil marcha al estar atrapados de sus extremidades inferiores con suprema efectividad. -Eso me dolió hasta a mí- musitó luego de quitar la vista del soldado que fue interceptado por los filamentos llameantes de su líder, sintiendo (a la distancia) los gritos que verbalizaba al estar quemándose a lo bonzo sin poder apagarse; hasta que sus propios camaradas le auxiliaron con una serie de chorros de agua que brotaron de sus armas de forma involuntaria y a causa del aura convocada por la argentina, la que se manifestó como una neblina grisácea que envolvió sagazmente a los otros escandinavos. -¿Qué sucede?- se preguntó el pelirrojo al percibir que una energía maligna se aproximaba en compañía de una gran sombra que oscureció el soleado firmamento; sin considerar mucho el fuerte viento manifestado en brutales ráfagas eólicas que azotaron su rostro y movieron sus cabellos con mayor rebeldía de lo habitual. Eran dos dragones muy bien montados por jinetes cubiertos de armaduras de plata enmalladas en sus terminaciones; suceso que alarmó aún más al paladín que no logró contener su emocionalidad que se expresó en un "¡Miren el cielo!" para que sus compañeras no fueran tomadas por sorpresa ante el salvajismo de temer de aquellas mágicas criaturas. -¡Aqueora!- vociferó con prontitud para cubrir a la Uzza de una llamarada que le atacó por la espalda; conformando una masa de agua que le sirvió a modo de escudo para absorber el aliento quemante del colacuerno que osó en enfrentarle cobardemente. -No hay que subestimarlos, maestra- expresó sonriéndole, justo en el instante preciso en que cogió con fuerza su propia Vara de Cristal zafírea para lanzar dos silenciosos conjuros (uno para cada dragón) que afectarían espontáneamente su visión (sin la mínima posibilidad de evitar las fallas ocasionadas por una Conjuntivitis). -¡Aura de la LLama del Fénix!- fue la frase que salió desde los labios de Gryffindor luego de respirar profundo en un par de ocasiones con tal de recuperar el aliento; surgiendo una enorme luz espectral con la forma de aquel ave envuelta en fuego, que iluminó todo el campo de batalla como si de una aurora boreal se tratase. Luego, una fuente lumínica anaranjada abrazó a todos los enemigos de Thomas; poder que les impediría conjurar magia tenebrosa en las condiciones que normalmente la podrían utilizar. Tras manifestarse su deseo; el joven animago cayó de rodillas al suelo, afirmándose de su cayado azul que brillaba con menos intensidad ante la falta de energía que comenzaba a experimentar con una segunda aura en un intervalo corto de tiempo.
  2. -Es un amigo muy peculiar que estará feliz de quemar... ¿verte? Eso... Sí, de verte- sonrió Thomas por lo bajo tras susurrarle su respuesta al oído de Rouvás, quien segundos previos le había jalado del brazo como si de un nene malcriado se tratase. -¿Jugo de calabaza? Creo que debe quedar... pero te podría ofrecer un chocolate caliente, y eso que tengo barras de cacao puro que compré en Bélgica durante mi clase de Estudios Muggles con Sagitas. Para mí es mucho mejor que te sirvan la leche bien caliente y luego poner el chocolate para que se derrita poco a poco con la temperatura del brebaje... Algunos le llaman "submarino". Es muy reconfortante en estas noches de frío- platicó luego de oír toda la explicación que Athena les brindó en base a su relación tardía con el café y las infusiones; cosa que no le extrañó al muchacho, debido a saber de cerca sobre la timidez de la griega frente a cosas nuevas como lo sería la licencia de vuelo en escoba en un tiempo más (como cruelmente lo tenía premeditado). Helike y Matt permanecían sin decir nada; hecho que hizo que una cuota de inseguridad naciera en Gryffindor, pues se le cruzó por la cabeza el pensamiento de que quizás ellos no esperaban que alguien más estuviera ahí cuando el duelo se llevara a cabo; por lo que el veinteañero optó por indicarles que tomaran asiento mientras iba a la zona de cocina por un par de cosas para saciar el apetito circundante a esas horas de la noche. En el trayecto se volvió a topar con una Bonis un tanto más observadora a como de costumbre solía ser; así que la interceptó por la espalda tomándole de la cintura mientras apegaba su cuerpo al de ella, depositando el mentón en su hombro. -¿Más gente? ¿Qué dices?- preguntó dubitativo el paladín. enaltando una de sus cejas. -Yo no he invitado a nadie más, Athe... ¿A quiénes te refieres mujer?- consultó a continuación; realizando, a su vez, un movimiento con sus manos para que la ex-auror quedase mirándole de frente nuevamente, pero a una distancia tan próxima que sus alientos se entremezclarían en la escasa brecha espacial que quedó entre sus labios. -¿Algo que yo compré? ¡DEMONIOS! Traerán el regalo de Kytta... me había olvidado por completo del encargo de mi hermana. Será bueno que aprendas a hablar pársel, Bonis... Seraphina será tu obligación principal- añadió con picardía el animago; separándose de la funcionaria del Concilio no sin antes depositar un fugaz beso en su boca, robándoselo sin que ella pudiese hacer nada en contra de dicha acción. -Uno a cero... Y voy ganando, eh- vociferó mientras sus pasos se perdieron hacia la cocina del taller mecánico, reflexionando sobre la opción de cambiar para más adelante el encargo que Khufu le pidió antes de abandonar las inmediaciones del desierto Uzza.
  3. -¿Pero qué haces Mei?- preguntó Thomas en cuanto notó que su líder había utilizado, nuevamente, la fuerza de aquella energía verde fosforescente (antes invocada por la morena) en su contra; a pesar de que él mismo había optado por cubrirle como aliada con el manto de poder para que ambos recuperasen lo que Runihura les quitó segundos antes. -¿Es que no piensas ayudarme?- le susurró al oído a continuación, demostrándole cierta molestia que mitigó el cansancio y la fatiga que ya sentía tras haber hecho uso de su aura previamente. -¡Auch!- se quejó el muchacho apenas sintió el golpe en su cabeza producto del trastazo que la guerrera le brindó gratuitamente con su Vara de Cristal; a ciencia cierta sus motivos y razones personales ante tal acto se debían a la imprudencia del extrovertido adolescente; nada raro para el comportamiento de un sagaz joven inexperto como Elros. -Está bien maestra, lo siento- se disculpó, a su vez se sobaba el punto exacto del impacto contra su cráneo; reflexionando en que quizás en el mañana amanecería con un chichón que tendría que bajar su madre con un buen bulto de hielo. <<¿Un escenario especial? ¿Una batalla?>> fue lo que pensó de manera espontánea luego de las explicaciones y nuevas directrices que la clase tomaría; instaurando en sus ojos un peculiar brillo que sólo denotaba el grado de exaltación y emoción que sentía. Todo parecía estar muy silencioso en medio del desierto Uzza, y el frío calaba sus huesos con mayor penetración en relación a un comienzo de dicha aventura; así que en cuanto Runihura abrió el portal que los trasladaría; únicamente recordó a Anne en sus pensamientos, a sabiendas de que la directora ya no sería parte de su vivencia debido a la timidez que le absorbió. -¡Maravilloso!- exclamó, sonriendo al percibir el cambio temporal que habían experimentado tras cruzar la brecha que la tiferim hizo de su puerta de entrada a lo que parecía ser un paraíso natural teñido de verde. Tal parecía ser que él no era el único que gustaba de burlar las limitaciones que Cronos establecía en sus reglas; pues viajar y abusar del tiempo no era un juego de niños, por sobretodo en el punto que resaltaban los cambios que se podían producir y que alterarían el correcto funcionamiento del presente a cual pertenecían. -¿Quiere interferir en una guerra? Pero maestra... Eso va en contra de las leyes. Usted sabe que podemos provocar cambios irreparables ¿No es así Mei?- le dijo a su amiga tratando de buscar apoyo en ella; aprovechando de contemplar de frente el semblante de asombro que la argentina traía consigo. Pero, al ver que Runihura no tenía intenciones de responderle y que ya tenía programado ese evento desde antes (al juzgar su actitud de manera imparcial); no le quedó más remedio a Gryffindor que acatar las órdenes de su profesora y encaminar su andar hacia el área que había delimitado mentalmente como su refugio de combate para hacer frente a los vikingos que osaran en enfrentarle. Rápidamente y tras oír de la Uzza que ya se aproximaban los enemigos, Thomas se transformó en un simpático mono araña que ascendió hasta la copa de un árbol para corroborar la información; y posterior a ver una enorme horda nórdica acercándose a pasos agigantados, se lanzó hasta el piso a través de un salto ligero que se concretó con las fuertes pisadas del animago ya hecho hombre. -¡Todos listos!- vociferó apuntando con su Vara de Cristal en dirección norte; y en cuanto una decena de sujetos se abrió paso por los frondosos arbustos, se decidió a atacar sin vacilaciones. -Aura del Escudo Fantasmal- musitó con fuerza, agotando gran parte de sus energías con aquella acción. Fue así que muchos espectros translúcidos invadieron el campo de contienda, provenientes del temido ejército danés de la era del rey Wessex Alfredo I "El Grande", los cuales estaban destinados a proteger, no sólo a Mei y al chico de los cabellos ondulados de fuego, sino que también a la Uzza malcriada y algo obstinada. Varias bestias que acompañaban a los salvajes quedaron insaciables de sed de sangre; instante que Elros aprovechó para embestir con tal brutalidad que logró asombrarse de sí mismo y de sus capacidades bélicas. Todas las criaturas se recubrieron de una capa de hielo que se plasmó en ellas de forma espontánea (pues el rayo de las Semillas no había salido como tal debido al uso de la Vara de Cristal de Thomas); obligando a los nórdicos a descender de ellas ante el temor de ser tragados por lo gélido que era el aire que se respiró en sus pulmones tras verse rodeados de esculturas congeladas. -¡AHORA!- fue lo que gritó el veinteañero, desviando su mirada esmeralda hacia Delacour para que atacara sin piedad alguna... Era su oportunidad.
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  5. -Tranquila Mei... Ya pasará esa sensación de ahogo. Por poco y la corriente te lleva hacia el lago- expresó Thomas luego de que Delacour tosiera en varias ocasiones consecutivas con el afán de expulsar el agua que había ingresado rebeldemente a su sistema respiratorio. <<Con un Anapneo bastaría>> pensó de forma fugaz, observando (a lo lejos) el extremo distal de su varita de pirul entre sus prendas de vestir. -San... sangre, Mei... Por amor a Merlín; te has herido en la cabeza. Déjame revisarte, mujer- alcanzó a pronunciar el muchacho mientras se arrodillaba para quedar a la altura de la trasandina; pero, justo en aquel santiamén, Runihura hizo acto de presencia de manera oportuna para colaborar con el proceso de sanación de su compañera de clases. -Verdaderamente creo que la "activación" fue algo riesgosa, maestra. El río creció muy rápido, y terminó por arrastrarnos... estando aún en la orilla. No me quiero ni imaginar si un torbellino submarino se hubiese conformado mientras la auxiliaba. Tengo mucha fuerza y resistencia; y aún así... siento que mi cuerpo está debilitado- comentó el adolescente a la guerrera, al mismo tiempo que éste se ponía de pie para volver a ingresar una bocanada de aire a sus pulmones y así ventilarlos mejor, disminuyendo dicha frecuencia que estaba ligeramente aumentada por la adrenalina y la tensión del momento. Luego (y tras notar de que la líder fenixiana estaba más calmada y serena), Elros encaminó sus pies hacia donde estaban sus pertenencias; secó su cuerpo y nuevamente se vistió para sosegar el frío nocturno que se transmitía por variadas corrientes eólicas que revolvían sus ondulados cabellos rojizos, tomó su varita con añoranza de no haberla tenido consigo en aquel instante crucial de nado, y finalmente condujo su andar con serenidad hasta donde la tiferim los guiaba... al Árbol de Fuego, uno de los lugares que tantas veces había visitado. -¡Vaya! Bastante ameno el aroma que sale de ella, maestra. La miel es algo que me encanta- dijo el veinteañero tras recibir amablemente el cuenco con la poción revitalizadora que reposaba en el caldero que ambos alumnos vieron al arribar, desde un inicio, a la plaza Uzza. -Nuestra escencia- interrumpió, entendiendo el real significado que tenía el beber ese brebaje único elaborado por el pueblo de la pequeña morena; era una bomba de energía pura que no sólo reconfortaría su cuerpo, sino que también su espíritu... "el alma". -A vuestra salud- exclamó el animago sonriendo antes de ingerir todo el líquido de un sorbo; pues además de estar exquisito, debía ser respetuoso de las leyendas y tradiciones que enmarcaban las tribus mágicas antiguas. <<¿Qué tipo de droga es ésta?>> reflexionó al inyectarse en él una potencia que era casi infinita e imperceptible a la simple vista de los otros; alegrándose, a su vez, de que comenzarían con el aprendizaje de los complejos hechizos que el Libro de Las Auras traía escrito. Escuchó y atendió en silencio todo lo que la hija de Atsu les relataba sobre el uso de aquel mítico poder; comprendiendo que debería de poner el práctica toda la canalización de las energías que había aprendido desde pequeño con el clan paladín donde pertenecían también sus padres, Elvis y Annick. La demostración de Runihura, con su Vara de Cristal en mano y luego de alejarse unos metros de sus pupilos, fue espléndida; logrando cautivar las expresivas esmeraldas brillantes de Gryffindor que no se detenían ni agotaban de mirar con curiosidad todo lo que a su alrededor se envolvió de verde. -Se siente... ¿Extraño? Es como si una ligera fuerza de gravedad influyese en mi poder habitual. No es algo dañino, sino que una percepción absolutamente diferente... una reducción de mis capacidades innatas, e incluso en todo lo que he adquirido durante mi... ¿paso por La Or...- se auto-silenció con tal de no querer mezclar temas de su bando en una clase universitaria, aunque mentalmente recitó "Fuego Púrpura" para corroborar lo que pensaba; y así fue, ya que la invocación que se igualaba a su rango de templario no se manifestó como comúnmente lo hacía, es más, no salió nada del extremo distal de su varita que no tardó en volverse un largo cayado zafíreo con una cabeza de león en su mango proximal (su propia Vara de Cristal). -Es aterradora, sin duda... el Aura de Muerte, maestra. Leí muy bien lo que la luminiscencia provocaba, y creo saber cuál es una de las formas de revertir eso- comenzó diciendo, segundos antes de cerrar sus ojos para concentrarse y hacerse uno solo con el ambiente; medio interno y externo unidos en un único punto que explotó en un peculiar hechizo. -Aura de Poder- musitó el púber; surgiendo una lluvia de estrellas que inundó el oscuro firmamento de un níveo resplandor que encandiló sus pupilas y las de Mei.
  6. -A... Athe... ¡BONIS! Qué... ¿Qué haces aquí a estas horas?- preguntó sorprendido Elros a través de un incómodo tartamudeo que se hizo evidente al percatarse de que Rouvás estaba una vez más junto a él luego de lo que ambos vivieron a las afueras del Templo Paladín en el Bosque Prohibido. Dentro de todos los pensamientos que afloraron en su jovial e intrépida mente adolescente; Gryffindor no logró recordar haber citado a "su chica" (sí; así había optado por decirle, aunque jamás se lo ha susurrado siquiera) a la Vulcanización, justo cuando estaba por iniciar un duelo en contra de Helike; utilizando su máximo potencial mágico sin miramientos ni vacilaciones. -Ehh... es que no son "clientes" como tales, querida... Están aquí, o mejor dicho, la señorita Rambaldi está acompañada por Blackner para cumplir una promesa que yo le hize a un Uzza al finalizar mi último adiestramiento en el desierto. Y bueno, tú sabes que yo soy un hombre de palabra ¿No? Así que... ¡Eso!- finalizó con aquel vocablo luego de un suspiro breve y conciso, esperando de que la nueva funcionaria del Magic Mall comprendiese lo expresado. -¡Ah, verdad! Enhorabuena por tu nuevo trabajo en el Concilio... aunque ya me había hecho la idea de verte como la nueva directora auror, y así seguir el legado de tu padrino, y de Madeleine... más que mal, ella también lo hizo bien- agregó sonriendo de medio lado, sin querer nombrar a Ley (su hermana mayor) para que los demás no lo vincularan mucho con su familia. -¡Claro que no está! ¿Acaso crees que yo la sobreexploto? Tan cruel, vil y despiadado no soy, mujer. Todos mis trabajadores están descansando en sus hogares a estas horas, Athe... Solamente está "Chimuelo"- aclaró el pelirrojo, sin ahondar en quién era aquel que se apodaba de esa manera tan "desdentada". -A todo esto... Matt, Helike... Ella es Athena Rouvás mi nov... o sea, mi nueva empleada. No somos socios, que conste... pero recibirá un buen salario, dependiendo de la capacidad de ganancia que tenga el taller. Obviamente si ella atrae clientes, desde el área un poco más comercial, recibirá una excelente comisión a finales de mes... Y bueno, Athena... Ellos son mis invitados para esta noche... Así que no perdamos más el tiempo e ingresemos. Hay mucho ebrio a estas alturas por las calles del Callejón Diagón- concluyó mientras sus pies traspasaban la verja metálica que tenía la cabeza de león como guardián; desviando su andar hasta el vestíbulo o recibidor del negocio, el cual tenía las luces encendidas tenuemente. -¿Algo para beber mientras?- ofreció con gentileza.
  7. Las sugerencias que Gryffindor le brindó a Mei, desde el otro lado del río, parecieron no oírse del todo; debido a que la corriente del fluvial natural opacaba bastante la sonoridad "normal" que un ambiente como ése tendría a esas horas de la noche en dicha época del año, siendo ya otoño. Con un poco de escalfríos ante la sensación térmica y el soplido infernal de Eolo que remecía sus ondulados cabellos carmesíes; Thomas admiró con asombro el clavado con que Delacour se lanzó a las torrentosas aguas del impetuoso caudal; percatándose de que su compañera tuvo que afiatarse con fuerza a una roca que sobresalía de la superficie con tal de no ser arrastrada hasta el lago que se alimentaba del rebelde arroyo en las proximidades de la Universidad. -¡Sujétate bien! Trata de avanzar luego antes de que esto se complique más- gritó el muchacho, esperando el instante preciso para lanzarse en su rescate de ser muy necesario, siempre y cuando no apareciese Runihura y detuviese su gesto heroico. Pero aquello no fue requerido, pues la líder de La Orden del Fénix logró arribar hasta la orilla; aunque su semblante demostraba lo cansada que estaba después de afrentar con valentía dicha prueba física que les marginó de sus varitas. -Crees que debemos... O sea... ¿Piensas que es "venir y volver"? No creo que la guerrera nos quiera matar de hipotermia, ni menos que nos fuésemos ahogados río abajo... Tú debes saber lo engorroso que sería tener que lidiar con dos muertos ¿O no? Pese a que el Amuleto de la Resurrección nos colaborase... Gracias a Uther que lo tengo cargado a tope- platicó Elros, al mismo tiempo que aferraba su colgante con la mano derecha; asegurándose de que éste estuviese indemne en su níveo cuello. -Algo había en aquel caldero bajo el Árbol de Fuego. Quizás alguna infu...- fue lo que alcanzó a decir el paladín, ya que en cuanto se dio la media vuelta para mirar el trayecto de retorno; un temblor sacudió la tierra húmeda bajo sus pies descalzos, provocando que una enorme ola los ingresara a ambos (a la fuerza) una vez más al río. Vueltas y más vueltas movían de un lado para otro al extrovertido mago; quien logró salir a flote luego de dar un par de poderosas brazadas que le permitieron respirar profundo una vez más. -¡Mei! ¡MEI! ¿Dónde estás?- vociferaba con un poco de angustia al no ver que su amiga compartiese el mismo destino; optando por volver a sumergirse para tratar de divisarla en las profundidades del caudal. Algas verde-azuladas, rocas y algunos cadáveres de grindylows (algo descompuestos) pasaban por su lado a través de la voraz corriente; y aquello último que vio fue la silueta de Mei tratando de zafarse de una rama submarina que le tenía sujetada de uno de los tirantes de su camiseta. Fue por eso y empujado por el valor, que Elros nadó hasta ella y le ayudó a salir de allí; para que posteriormente juntos nadasen hasta el punto donde sus pertenencias descansaban intactas. -E... ¿Estás bien?- le preguntó mientras le tomaba del brazo izquierdo, con tal de que ésta lo pasase por sus vastos hombros para equilibrarse mejor.
  8. -¿Qué te sucede?- le cuchicheó el adolescente a Anne con el propósito de que ésta despertase del naufragio de sus propios pensamientos que le mantenían abstraída frente a la guerrera, pareciendo que su mirada se encontraba muy aislada de todo el desierto que les rodeaba durante aquella noche otoñal de preparación espiritual. A continuación; Runihura emprendió el rumbo a lo desconocido, solicitándole a Thomas y Mei que le acompañasen de cerca; mientras que Gaunt tendría que reflexionar en solitario antes de proseguir con su entrenamiento; hecho que sorprendió al paladín de La Orden del Fénix, puesto que sintió que dejar ahí sola a su compañera era un gesto de reprobación de la Uzza y que le costaría caro a la directora el poder retomar el nivel de confianza que ya tenían los fenixianos con la "chica salvaje" (como mentalmente el apodó el muchacho pelirrojo). -No se preocupe, maestra... Y créame que me cuesta decir este título al verla así... ¿tan pequeña? Pero mis padres siempre me enseñaron que jamás había que dejarse llevar por las impresiones ¿No es así? No juzgo su edad o apariencia... sino que valoro su sabiduría- pronunció Gryffindor; tratando de ser lo más sincero y honesto posible con su sentir en relación a la morena. <<Volvimos al comienzo>> se dijo para sí mismo cuando su mirada esmeralda se posó en la copa del Árbol de Fuego; debido a que la Uzza les había trasladado (tras unos minutos de caminata bajo la luna) directamente a la plaza central donde solían convivir los legendarios gladiadores con el común de los magos y brujas británicos que se atrevían a pisar esas tierras sagradas. Las nuevas indicaciones pronto se dejaron escuchar, motivando a que el veinteañero tomase nota mental de todo para que no se le pasara por alto ningún detalle que pusiera en juego ni en jaque su estadía en la clase ni la bondadosa retroalimentación que, hasta aquel instante, estaban logrando con la hija de Atsu. -¿Miel?- preguntó curioso tras sentir el aroma que desprendía el caldero bajo la fogata que resplandecía en la sombra del árbol; pero su consulta quedó en el aire luego de que sus orbes se abriesen como platos producto del asombro que provocó en él el oír que su primera tarea sería atravesar "a brazadas y pataleo" un caudaloso río que solía ser muy peligroso en los meses de luna llena. -¿Sin magia entonces? Vaya... creo que hoy tendré que poner en práctica mi entrenamiento matutino de todos los días ¿Vienes Mei?- le exclamó con un dejo de picardía a su líder, al mismo tiempo que le cogía del brazo para conducirla (un tanto a la fuerza y sin reclamos) a orillas del afluente a unos trescientos metros al norte de su ubicación actual. Una vez ahí; Elros comenzó a desprenderse de sus ropas hasta quedar en bóxer (sonrojándose al percatarse de que su compañera le miraba por lo bajo, esperando de que éste desviara también su mirada), y tras dejar su varita junto a sus pertenencias, se lanzó a los brazos de Poseidón con un clavado digno de un buen nadador. <<Madre Santa>> caviló al sentir que el agua le desviaba con fuerza de la línea imaginaria que trazó para su viaje marino; quedando también atascado con una alga que se enrolló en su tobillo derecho, impidiéndole seguir avanzando de forma veloz y efectiva. <<Siempre sereno eh... No te precipites>> se auto-tranquilizó segundo previos a tomar una bocanada de aire con el afán de sumergirse y solucionar aquel inconveniente. Tiro, jaló y trató de sacar del fondo del río; no una, ni dos, sino que cinco veces; hasta que finalmente el alga cedió y le permitió continuar con su trayecto. -¡Hey Mei! Está helada. Usa la fuerza de tus brazos y piernas, y concéntrate en una línea... Trata de que nada te desvíe ¿Comprendes?- le gritó a su amiga, ya estando del otro lado del río; anhelando que ésta no tuviese que requerir ayuda, o él mismo tendría que volver a lanzarse a las aguas.
  9. ¿Acaso mis ojos están viendo bien? ¿Eres tú? ¿La Innombrable? xD Ro, hasta que te dignaste a venir a dejar tu inscripción como ¿afiliada? Creo que Misty estará muy contenta de recibirte... es una vaga y sabrá meterte trabajo extra en la Vulca. Como bien sabes... esto es un taller mecánico; así que tendrás que acostumbrarte a tener tu ropa y manos llenas de grasa del motor del automóvil mágico volador, así como también a cumplir tus ¿fantasías más ocultas? al lavar decenas de ellos con tu uniforme *cof-cof ropa interior cof-cof* Como eres la primera (y la única) tendrás algunos beneficios como: llevar mi café todas las mañanas, alimentar a Chimuelo y recoger la piel seca de Seraphina ¡JaJaJaJa! Todo esto por la módica suma del 20% mensual de las ganancias del negocio (y eso que yo quería darte el 10%) Te espero en el Callejón Diagón para armar drama ¡Saludos! *Edito el primer post para añadir a la nueva afiliada*
  10. Mientras esperaba que alguien le abriese la puerta para ingresar al camerino de las bailarinas; Thomas recordó en su mente la imagen del rostro de la muchacha que, minutos antes, le tendió el folleto informativo junto a Cye en uno de los estrechos pasillos que separaban las butacas del teatro austriaco; era muy bella pese a su corta edad, y eso le hizo memorar la fisonomía de su amada y fallecida novia de la época futurista de la cual provenía. <<¿El Lago de los Cines?>> pensó sonriendo el adolescente, debido a que él conocía muy bien aquel cuento de hadas que fue traspasado a ballet en un corto período de tiempo, siendo los rusos los pioneros en contemplarla, pese a que la adaptación fuese de un relato alemán escrito por Johann Musäus. <<Seguridad muggle... ¡Qué absurdo!>> se bufó para sí mismo de lo muy ineficaz que resultó el intento (en vano) de los hombres para retirarles del lugar; hecho que le permitió estar de manera muy fácil (y ahora) frente a su destino, según lo escrito en el boleto. ~Buenas... ¿Necesita algo?~ preguntó una mujer, de delicadas facciones y cubierta de un maquillaje muy exuberante, que se asomó por una diminuta brecha que dejó tras abrir la puerta hacia el salón de vestuario del elenco de la ópera. -Buenas... Yo... He venido por un encargo... en verdad... he venido a buscar algo que hay aquí adentro- contestó el pelirrojo con algo de timidez, a su vez rascaba su nuca con un poco de insistencia ante la incómoda situación que estaba viviendo. ~Ahh.. ¡Ya sé! Sí, me acuerdo que usted vendría para acá... ¡Adelante! ¡Pase! Aunque lo primero que le diré es que está "muy frío" en la zona principal de esta habitación~ dijo la bailarina, abriéndole el paso al púber con bastante amabilidad, recordando el trato que tenían con Potter Blue. Elros, sin dudarlo, accedió a ingresar al lugar (luego de realizar una venia sutil en señal de agradecimiento) donde permanecía un grupo considerable de chicas con vestuarios muy elegantes acorde a su profesión artística, las cuales le miraron con intriga mientras reían por lo bajo luego de cuchuchearse cosas en el oído. -¡Mujeres!- bufó, con una pizca de curiosidad y, a su vez, ganas de utilizar la Legilimancia con el afán de descubrir sus secretos. ~¡Frío! ¡Muy frío, señor!~ exclamaban las doncellas mientras el fenixiano buscaba el sobre que requería; avanzando con mucha seguridad, pues conocía el lenguaje de los muggles (al estar siempre en contacto con ellos por los productos para su taller mecánico), y aquel juego titulado "Frío y Caliente" era parte de su repertorio cultural. ~Caliente~ gruñó una bailarina tras percatarse de que Thomas estaba acercándose al escondite. Y así fue, pues el patriarca Granger halló directo el sobre que estaba oculto bajo un "tutú" de ballet; por lo que luego de cogerlo con alegría, se despidió de sus anfitrionas temporales para ir al encuentro de Cye en el punto que ambos habían acordado antes de separarse. -Genial que ya estés aquí, amiga- susurró el veinteañero, con mucho cuidado de no ser oído por los guardias. -Es un dinar jordano... la monena asiática que utilizan en esa zona del Medio Oriente. Supongo que yo debo tener lo mismo que tú en mi sobre (titulado T.G.), así que veamos bien lo que trae además de los documentos- añadió; justo antes de ser tirado, nuevamente, del brazo hacia un espacio reducido donde había un centenar de papeles con publicidad de las obras y recitales que se desarrollaban en ese teatro durante el año. Lo que sucedió a continuación fue realmente una serie de eventos desafortunados, ya que algo se subió sobre los hombros y se posó en la cabeza de Gryffindor en el santiamén exacto en que Cye tocó la moneda y fueron absorbidos por una sensación de vacío que los hizo desaparecer de allí antes de ser capturados por los muggles. -¡MERLÍN!- gritó con fuerza el paladín cuando se soltó, precipitada y tontamente, del traslador antes de tiempo; cayendo en una de las piscinas al interior del Templo de Petra. La ola que se formó con el "aterrizaje forzoso" fue de tal nivel que salpicó de agua a Cye y Sagitas que estaban platicando a orillas del estanque artificial. -Pe... perdonen. No fue mi intención mojar... ¡CARLITOS! ¿Qué haces acá?- alcanzó a pronunciar el animago antes de descubrir que su demiguise salía a flote junto a él; incitándole a abrazarlo para que nadie "muggle" lo viese y se asombrara de vislumbrar algo así (aunque tal vez creerían que era un mono).
  11. -Tranquila, Cye... Ahora que el tren se ha puesto en marcha, ya pronto llegaremos a Viena; y de ahí solamente nos queda coger un avión hasta Petra. Sé que... "quizás" te hubiese gustado pasar por otras partes como Rumania o la mítica Turquía, pero las condiciones un tanto "adversas" del recorrido nos obligan a tomar medidas o... no vamos a llegar a tiempo con Sagitas ¿Comprendes?- trató de calmar los ánimos en la joven rubia, pues ésta parecía estar un tanto descontrolada frente a todo lo que estaba sucediendo; pese a que Thomas desconocía las aventuras iniciales que ella tuvo que experimentar en su salida de Londres. -¡Espléndida noche en Austria!- exclamó Gryffindor en cuanto sus pies tocaron las cerámicas de la estación ferroviaria, sonriendo complacido de no tener que estar ningún minuto más en uno de esos incómodos vagones junto a decenas de muggles regañando por las fallas inesperadas del viaje. En eso, la esposa de Ishaya se acercó con prisa a una mujer que llevaba consigo un enorme equipaje, cuyo propósito firme era el de consultar sobre el horario de funcionamiento del aeropuerto entre otras cosas que Elros no prestó atención en aquel segundo de encuentro fortuito. -¡Hey! ¡Hey, Cye! Aguarda un minu...- fue lo que alcanzó a decir el muchacho, justo antes de ser sujetado de la mano (como un par de enamorados fugitivos), arrastrándole hasta la fila donde se conseguían los boletos; obviamente la taquilla dos era la que les correspondía por indicaciones de la Potter Blue. <<Por Merlín... Mujeres ¿No?>> reflexionó al ver la reacción de la medimago frente a un tipo que se "pasó de listo" al colarse en la fila, ocasionando que varias de las personas reclamaran tal como lo hizo Cye (aunque la rubia fue un poco más "agresiva" que el común de la gente europea). Thomas no quiso hacerse problema, así que esperó tras el abusivo sujeto; y posterior a que la sacerdotisa le dijese que lo esperaría en una banca cercana, se apoyó en el marco de la ventanilla y retiró cordialmente el sobre con su tícket aéreo de la sucursal externa que estaba allí con tal de que los turistas no tuvieran que acudir al aeropuerto o a un ¿centro de internet? por ellos. Al darse la media vuelta y contemplar a Lockhart comiendo lo que la azafata le obsequió; el pelirrojo sacó de su bolsillo un par de tortas de arroz que aún conservaba de Bélgica, así que sin dudarlo se la lanzó a la boca como un león a su presa, casi atorándose en el acto luego de percatarse de que Cye (histérica) se acercaba con un boleto para un concierto en la mano, en vez de sus pasajes en avión. -La... La Flauta Mágica... ¿de Mozart?- exclamó luego de toser y escupir un trozo del alimento que se había quedado atascado en su garganta; notando que tenían menos de una hora para acudir. Al transcurrir cuarenta y cinco minutos; Elros estaba junto a Cye subiendo por los escalones del teatro austriaco para oír una de las funciones musicales más afamadas del mundo, tanto muggle como mágico, pues el legado de Mozart era algo que unía culturas junto a diversas generaciones de amantes de la ópera clásica. El atuendo del adolescente era sencillo, aunque muy elegante; y lo había conseguido a través de un boleto de lotería que jugó en una casa de sastres que estaba cercana al lugar, quedándose con un traje frac azabache acompañado de una camisa y guantes níveos que resaltaban frente al bruno corbatín (humita) y zapatos de cuero bien lustrados. -Te ves preciosa amiga- susurró el paladín al oído de la rubia cuando ambos se sentaron en sus butacas numeradas; aunque la del lado derecho al veinteañero estaba vacía (una vez más) pero con una evidente depresión que instó al chico a quitar la vista de ahí y poner atención en los dos actos del singspiel cuyo libreto fue escrito por el alemán Emanuel Schikaneder. -Ehhh... no lo sé, linda... Me imagino que tendremos que irnos para alcanzar el vuelo a la madrugada ¿No?- respondió sin querer mirar hacia donde presumía que estaba aquello invisible que les había estado siguiendo. "Acude al camerino de las bailarinas tras finalizar la ópera" Era la frase que rezaba por posterior a su boleto de ingreso al teatro, y que Gryffindor vio de casualidad al querer lanzarse un poco de aire para aliviar el sofoco interno que le producía aquella "cosa" (fantasma según él) que no les dejaba en paz. -¡Mira Cye! El tuyo también debe decir algo... es una pista sobre lo que tenemos que hacer... Te veo en un rato más... Nos juntamos aquí mismo ¿De acuerdo?- le dijo a la fenixiana antes de lanzarse a correr por el pasillo (siendo seguido de cerca por su demiguise) rumbo al salón de vestuario de las chicas. -¡Toc-toc!- resonó en la madera de la puerta del camerino de mujeres tras golpear sutilmente, quedándose el púber a la espera de que alguien le abriese.
  12. ¡Buenas noches duendes! He venido por un trámite de la Familia Granger, ante una nueva incorporación. Dejo los datos Nombre de la Familia: Familia Granger Link y N° de la Bóveda del Familia: Bóveda #86794 Trámite a Realizar: Nuevo miembro en la familia -Laimi Evans (Actualizar árbol genealógico) Árbol Genealógico http://i.imgur.com/bHgfDfU.png Matriarcas Annick // Bóveda Sofía Elizabeth Granger G // Bóveda Patriarca Thomas E. Gryffindor // Bóveda Fundadoras Valeskya Granger // Bóveda Robin Dumbledore // Bóveda (*) 1ra. Generación Primos: Agatha Haughton Malfoy // Bóveda (*) Arabella Gryffindor // Bóveda (*) Elvis F. Gryffindor // Bóveda (*) Hermanos de Annick y Valeskya Granger: Joaquín Granger // Bóveda (*) Alyka Paprika // Bóveda (*) Prima de Valeskya: Rose Riddle Granger // Bóveda Primo de Sofía: Coyo-t de Monter Westrong // Bóveda Prima Lejana de Thomas E. Gryffindor: Laimi Evans // Bóveda 2da. Generación Hijo de Annick: Cris Granger R. // Bóveda Hija de Sofía Elizabeth Granger G: Jessie Stabolito // Bóveda
  13. -Yo no tengo deseos de comer ni beber, gracias de todos modos- expresó el pelirrojo a la azafata de pañuelo color violeta que estaba junto a su carrito con bocadillos para calmar los ánimos de los pasajeros con una buena ofrenda que les hiciera más "amigables" al instante de comprender la falla abrupta del tren. Pero el caso de Cye no fue de la misma forma, debido a que la rubia aprovechó de solicitar el tentempié de jamón y un zumo de naranjas de origen muy peculiar; dejando a Thomas con la boca abierta luego de oír algo sobre un "árbol sagrado". Cuando la funcionaria del ferrocarril se marchó hacia el otro extremo del vagón; el muchacho miró con extrañeza a Lockhart, pues ésta sacó la mochila del asiento junto al ventanal, pero el bulto formado con su manta seguía ahí... intacto. <<¡Válgame Dios y Merlín!>> exclamó para sus adentros, poniendo sus dos orbes esmeraldas como platos tras notar que la medimago del Control de Comercio Universal saltaba de la cómoda butaca como un resorte. -Ve... Ve... ¿Vengarme yo? No... no sé a qué te refieres, linda... Lo... Lo único que te puedo decir es que ahí hay... ahí hay... un... un... fan... un fan... ¡FANTASMA!- gritó como un niño asustado, mientras su dedo índice derecho apuntaba hacia la manta levantada que, fugazmente, se desplomó en el piso; al mismo segundo que la ventana del vagón se abría, dejando ingresar una gélida corriente de viento que congeló los rizados cabellos del animago (el cual estaba "engrifado" como gato ante un can). -I... Ins... ¿Instrucciones? Pues, claro... ¿Incurrí en una falta?- le preguntó a su acompañante, tratando de sacar sus sentimientos negativos asociados al miedo que experimentó frente a aquella "escena paranormal". Por otra parte; el simpático demiguise del fenixiano había oído todo lo que la azafata les dijo a los hechiceros; y con ansias de hacer algo bueno por su amo, quiso remediar "en parte" la torpeza por haberse sumado al viaje del chico sin su permiso ni consentimiento. Luego de ascender por un fierro del tren hacia la cubierta, la criatura corrió contra el soplido del dios griego Eolo (conservando su invisibilidad) hasta el sitio donde unos ladrones muggles intentaban cortar todos los cables de cobre que permitían que el ferrocarril avanzara. Con ágiles y certeros golpes de puño, el demiguise les dejó noqueados a través de una fuerte paliza que nunca olvidarían; y a continuación enlazó los hilos para que el medio de transporte prosiguiera con su recorrido. Y así fue; la luz en los otros vagones regresó a la normalidad, y el movimiento de las ruedas sobre los rieles se hizo evidente con mayor velocidad; incitando a la criatura a volver al lugar donde Thomas y Cye seguían platicando. -Qué... ¿Qué fue eso?- preguntó Gryffindor a la sacerdotisa cuando la ventana volvió a abrirse y cerrarse frente a sus rostros estupefactos, sin que nada ni nadie la atravesara; sólo viento y más viento... ¿Y el demiguise? Sí, el pequeño bribón se había instalado en uno de los compartimientos más altos del vagón (donde escaseaban las maletas), esperando pasar desapercibido por ambos magos que ya estaban en camino hacia Viena, donde Elros pensaba coger un vuelo directo.
  14. Planilla de compras para Negocios Nombre del Negocio: Vulcanización Mágica Link al Registro: N° 108100 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #108116 Fecha: 2017-09-19 Criatura: Serpiente Cornuda Precio: 8000 G Total de Galeones: 8000 G
  15. -Ya estoy nuevamente en camino- expresó Gryffindor tras un leve suspiro que denotó la satisfacción propia de no dar por terminado un aventurero viaje producto de situaciones muggles que eran comunes para el resto de los mortales que no poseían conocimientos mágicos como él y sus símiles. Fue así que, ya más sereno, Elros se encaminó por el pasillo del tren hasta llegar al número de su asiento adquirido en la ventanilla dos de la estación ferroviaria; dándose por enterado de que justamente el de su acompañante (pegado a la ventana) estaba vacío, casi al comienzo del vagón. <<Una señal positiva dentro de todo>> pensó el muchacho, haciendo auto-referencia a su propia consciencia tras dejar su mochila sobre el espacio "sin nada ni nadie"; aunque curiosamente la maleta quedó mucho más aplastada de lo normal (como si "algo o alguien" estuviese ya sentado allí, pero con la contextura no mayor a la de un niño de diez años). Raramente, su centro de atención cambió con rapidez luego de que una mujer le cayera encima sin poder hacer nada para evitar que sus partes íntimas se vieran afectadas con la presión que los codos de la rubia hicieron sobre éstas; ocasionando que un ligero y doloroso "auch" brotase de los labios carmesíes del apuesto animago. -¡Cye!- exclamó el fenixiano tras reconocer a la mujer; quien era la esposa de su buen amigo Ishaya. -Me has robado la cuestionante de la boca, querida. Yo te iba a consultar exactamente lo mismo... Y sí, voy a Austria- agregó sonriendo; segundos previos a que el tren se detuviera "en seco", provocando que decenas de pasajeros de pie se fueran de bruces al gélido piso. -¿Fallo técnico? ¿Qué habrá pasado?- preguntó a Lockhart, enaltando su ceja derecha con una pizca de incredulidad acerca del aviso que fue transmitido para todos viajeros que se trasladaban en el transporte europeo. -Vaya. ¿Creen que con una película de Disney para críos van a lograr persuadirme? Aquí ha sucedido algo más- volvió a dirigirle la palabra a la jefa del Control de Comercio Universal, la misma que aún continuaba sobre sus piernas. -Creo que... eh, creo que deberías...- le dejó entrever el veinteañero a la medimago de que por favor retomase la verticalidad de su cuerpo, y así pudiesen dialogar de mejor manera. En eso, una azafata con vestuario diferente y "muy peculiar" se les acercó con tal de ofrecer los productos del carrito que empujaba; pero ésta también aprovechó la ocasión de decir un par de verdades que dejaron aún más perplejo al joven Gryffindor. -¿Magia? Eso es de cuentos de hadas, señorita. Los adultos creemos en "la causa y el efecto"... y aquí claramente algo pasó ¿O no Cye?- inquirió luego de notar de que un "bulto" se había formado en el asiento próximo a la ventana, pero optó por no darle mayor trascendencia y esperar a que su compañera de La Orden opinase algo sobre todo lo que la "extraña dama de violeta" les dijo.
  16. -Disculpas aceptadas, maestra- respondió el veinteañero; observando, a su vez, el gesto que Runihura tuvo al rascar su cabeza de forma distraída; tal y como lo hacía él de vez en cuando al estar dubitativo sobre su accionar o en una toma de decisiones complicada en su corta existencia adolescente. Luego, el fenixiano se dedicó a mirar y escuchar todo lo que la guerrera del Libro de Las Auras les expresaba a sus nuevos aprendices; percatándose de que esta nueva prueba no sería nada de fácil, al igual que todos los senderos ya trazados previamente por los Uzza. Los castaños y profundos orbes de la morena se clavaron por breves instantes en sus esmeraldas; lo que llevó al humano a cerrar su mente con el arte de la Oclumancia con tal de que la tiferim no lograra penetrar en sus pensamientos más recónditos, en especial aquellos que guardaban relación con lo que él podía pensar de ella. <<Esta niña es la reencarnación del mismísimo diablo>> caviló en su consciencia, mientras sus oídos prestaban atención a las palabras que Mei pronunció con el afán de iniciar el diálogo de presentación que la hija de Atsu les solicitó tras su bienvenida. -Yo soy Thomas Gryffindor... y al igual que la señorita Delacour, creo que este "ejemplar" trata mucho más allá de la magia convencional que estamos acostumbrados a ver e invocar- comenzó diciendo el pelirrojo, para posteriormente proseguir tras un leve suspiro que le hizo recuperar el aliento. -El significado de las Auras ha sido estudiado tanto por la comunidad mágica como muggle; pero lo que más me llama la atención es que todos las conciben como un campo de energía que emite luminosidad... algo así como un "halo espiritual" que no es visible para todos- agregó a modo introductorio de su discurso ortodoxo. -Sobre lo que yo espero hallar aquí... es fácil... "el equilibrio". Sé que todos tenemos un desbalance en cuanto a lo que somos y lo que sabemos utilizar en base a la magia; por lo que el estudio de las Auras nos podría ayudar a canalizar mejor nuestras energías para saber cómo, cuándo, dónde y con quiénes expulsamos nuestro máximo potencial- continuó con un dejo de emoción en su hablar. -Para mí, la fuente que nos entrega la sabiduría Uzza es trascendental... sus conocimientos, y el enfoque que le dan... pero lo que más me motivó en el ayer, y me impulsa hoy, es la escala de valores que inculcan con su coraje. Es admirable- terminó el paladín de La Orden del Fénix, no sin antes desviar su mirada en búsqueda de Anne para darle el "pase directo", y así romper su silencio.
  17. @@Mia Black Lestrange ¡Hola Mia! He venido por una consulta bien específica, con el propósito de que me orientes para no cometer el mismo error si incurrí en él. Se trata de un punto en el actual "Sistema de Donaciones" posterior a la Reforma del Foro. Estuve leyendo el tópic: "VIII Sueldos, Pluses, Donaciones y otras reformas que afectan a Galeones" (Manual de Rol) para saber si la transacción que Kytta efectuó hacia mi negocio estaba correcta o no. Al final del apartado del Sistema de Donaciones, hay un cuadro que habla de los Negocios. Allí dice: "¿Puede A donar de la bóveda del negocio compartido (con "B") a un usuario Z de la misma familia que A?" Y la respuesta es Sí. A lo que voy es que si del negocio se puede donar a un familiar (en base al % de cada propietario si es compartido // en mi caso soy el único dueño), debiese ser viceversa también; o sea que Z (supongamos el caso anterior) que comparte la misma familia que A, pueda donar galeones al negocio de A... ¿Se entiende? En mi caso, y lo que pasó con Kytta; es que ella es mi hermana en la Familia Gryffindor, y por regla yo podría donarle galeones desde mi negocio a su bóveda personal de forma directa al tener el lazo... pero ¿por qué no puede ser al revés? que ella done a mi negocio (donde además soy único dueño) directamente al ser familia. Espero que me puedas resolver esta duda. Saludos
  18. Elros degustaba una exquisita barra de chocolate blanco con avellanas tostadas mientras cruzaba la calle principal que le conduciría al terminal de buses de la ciudad de Amberes. Hasta aquel momento todo había salido bien, y por suerte no se produjo ninguna marejada cuando la embarcación atravesó el Mar del Norte desde Londres. Estaba tan ensimismado comiendo que el saludo de un grupo folklórico, conformado por mujeres de ropajes pintorescos y típicos, le hizo sobresaltarse de tal forma de que un par de tartas de arroz se fueron al piso en el acto. Tan pronto como aquello sucedió, el peso en su espalda se hizo tan ligero (pues el demiguise invisible descendió para comer) que le instó a mover sus hombros para "adelante y atrás" como queriendo recuperar parte de la movilidad perdida. -Es muy extraño que la mochila tenga una carga tan ¿fluctuante?- susurró rascándose la nuca, sin perder de vista el baile que las féminas de Bélgica efectuaban con una sonrisa de gozo estampada en sus rostros. Era una especie de "vals" con influencia francesa; música que adornaba aún más los vestidos olaneados de las mujeres que al girar se veían como "cazuelitas" que simpatizaron a todo el público turista que se reunió en una plaza colindante a una antigua construcción histórica; la "Basílica Ferroviaria". -¿Se han suspendido los viajes en bus? ¡Vaya desastre hay! Tome mujer... Una propina por su danza- pronunció Gryffindor mientras depositaba dos euros en la canastilla de mimbre que ya estaba a tope. -¿Autobús o Dragones Mágicos?- exclamó enaltando su ceja derecha en señal de curiosidad; pues lo primero que le daba intriga era de que la mujer le había dicho con anterioridad de que los buses estaban en huelga, y lo segundo era que supiera de criaturas no muggles que sólo conocían por cuentos de hadas o películas de ciencia ficción. <<¿Y si es una squib?>> se auto-cuestionó el pelirrojo, escuchando todo lo que la bailarina terminó de relatarle como si ésta supiera las verdaderas intenciones del adolescente. Varios supuestos pasaron por la mente de Thomas cuando la chica por fin se marchó con el afán de reunirse con su grupo para ir en búsqueda de otro conglomerado de viajeros que descendieron de otro navío en el puerto. La alternativa que más le seducía era la que decía relación con que Sagitas había manipulado la consciencia de la muchacha con Legilimancia, pero ¿era la Potter Blue una legilimago? No lo sabía. La otra opción era la Maldición Imperdoble "Imperius", pero indigna de un miembro de La Orden del Fénix; así que fue la que descartó sin dudarlo dos veces. Ante eso, sin vacilar demasiado; encaminó sus pasos hasta el interior de la Estación Central de la ciudad, olvidándose de ir a Bruselas en autobús. Accedió a la ventanilla dos, cogió el boleto que lo conduciría hasta Viena, y posteriormente entró al andén de la cúpula del "templo de mármol"; donde el ruido del arribo del tren le hizo apurar las zancadas (con su mascota a cuestas) hasta que su silueta cruzó el umbral metálico hasta el interior del vagón.
  19. <<Pronto aparecerá>> caviló el fenixiano, justo cuando una "palmadita" en su espalda le hizo girar para corroborar la fuente "humana" de donde provenía. -¡Hola Anne! ¿Cómo estás? Bonito tono de cabello, eh- saludó Thomas con una carismática sonrisa dibujada en su pulido rostro europeo; mirando, sin querer, el escote que se formaba en la nívea camiseta que la warlock traía consigo; dándole un toque de sensualidad que Gryffindor, como todo hombre, agradeció casi por inercia "masculina" y con espontaneidad. -Es una réplica muy convincente ¿No lo crees? Cualquiera que no supiera nuestra real ubicación... apostaría su vida discutiendo que estamos en Egipto ¿O no?- agregó el veinteañero, tratando de separar sus orbes esmeraldas de la incómoda prenda de vestir superior de Gaunt, la misma que le provocó que cierto rubor cálido tiñera sus pálidas mejillas. -El clima está agrada...- fue lo que alcanzó a pronunciar, ya que el resto de la frase fue consumida por un montón de arena que le fue obligada a comer cuando su cuerpo fornido se fue a piso por una fuerza descomunal que no entendió del todo hasta que oyó una voz infantil que le amenazaba con una sutileza típica de una nena malcriada. -Ru... Runihura- mustitó posterior a escupir los granos del desierto, y así poder mover su cabeza con un gesto de "negatividad" a las sádicas propuestas de tiferim. -Lo sentimos... De verdad, guerrera Runihura. Nos citaron a esta hora... Ahora bien ¿Te puedes quitar de encima? Ya tengo los músculos agarrotados con el golpe que me diste. Si no hubiese estado la arena de por medio... estoy seguro de que mi cabeza estaría reventada en sangre- balbuceó, sacudiéndose hasta que la Uzza puso finalmente sus pies en la superficie. -¡Mei!- exclamó con alegría el animago; poniéndose de pie en el acto para ir al encuentro de su líder de bando, no sin antes sacar los restos de arena que habían quedado pegados en sus prendas de vestir. -Me alegra que estés aquí, amiga- le susurró al oído tras abrazarle con suavidad; para luego darse la media vuelta con tal de sacar su carta de aceptación al Libro de las Auras entregada por la Universidad. -Yo también la tengo aquí, maestra. Puede ver con claridad la hora y el lugar al que se nos citó. Le reitero mis disculpas si se sintió ¿invadida?- finalizó enaltando su ceja derecha, a su vez esperaba con respeto las réplicas de la morena.
  20. Misty Day Finnigan Secretaria de Vulcanización Mágica "Pasado mediodía, previo al encuentro de Thomas con Helike" -¿Irnos temprano? ¡Vaya que patudez! Desaparece por meses y luego viene hasta acá a ordenarnos que nos marchemos a la hora que él gusta... ¡Qué descaro! Seguramente traerá a su "novieci...- fue lo que alcanzó a refunfuñar la Day estando detrás del escritorio del recibidor del taller mecánico, lanzando una serie de palabras en contra de la voluntad de su patrón en relación a la jornada laboral de aquel viernes de verano; justo en el instante preciso en que el rugido del león de la reja de metal del exterior indicó la llegada de un nuevo visitante. -Buenas tardes... ¿Y usted es?- le preguntó a la bruja de orbes dorados como el oro, la cual parecía venir del Ministerio de Magia con información sobre la tenencia legal de criaturas mágicas en Londres. -No sé de qué criatura me está hablando... aquí no hay nada. Éste no es un zoológico, señorita... ¿Acaso es ciega? Aquí hay únicamente autos, escobas, tuercas y más tuercas... y unos cuantos barriles con aceite- respondió Misty con una cuota de enojo inusual en ella, pues debía demostrar cinismo ante lo que la funcionaria del Departamento de Regulación afirmaba. La rubia sabía muy bien que la existencia de "Chimuelo" era un secreto "bajo llave" en un baúl de siete cerrojos; nadie, absolutamente nadie debía saber que un Ridgeback Noruego residía allí, y así fue el trato que Gryffindor hizo con la antigua directora de esa institución gubernamental. <<¿Será posible que...>> se cuestionó la recepcionista, enaltando su ceja derecha como gesto dubitativo y de extrañeza. -Mire señorita "misteriosa" y sin nombre... Puede llevarse su panfleto a la punta del...- otra vez la muchacha se quedó con la frase pegada en los labios; debido a que la pelicastaña ya se había dado la media vuelta con el afán de hacer abandono del lugar de forma inmediata. -Nadie las entiende- criticó posterior a un suspiro que se acompañó de cierto malestar en la cabeza (semejante a una de sus crisis de migraña) de tan sólo imaginar la reacción del fenixiano al enterarse de aquella noticia de que su dragón ya no era parte de una tregua "top secret". Chimuelo jamás había estado a la vista de nadie; es más, su silueta sólo se dibujaba en las paredes de la gruta estrecha que conducía a la cueva subterránea exclusivamente cuando las antorchas iluminaban el trayecto al expresar las "palabras correctas" que activaban el pasadizo oculto (tras un cuadro) de las miradas indiscretas de los clientes.
  21. La visita anterior de Cye luego de la clase de Maestría en Escobas en el Ateneo de Conocimientos de la Universidad Mágica, le había dejado a Thomas muy satisfecho; especialmente por el hecho de tener que revisar y reparar parte del inventario de objetos voladores que Lockhart tenía consigo misma, lo que también le demostraba el nivel de confianza que la rubia medimago tenía con él desde el primer momento en que se conocieron. Ya había transcurrido un buen lapso de tiempo desde aquello; y muchos acontecimientos importantes pasaron por la vida del joven animago que no dejaba de perfeccionarse en habilidades y destrezas que le sirvieran para poder combatir las fuerzas oscuras de los mortífagos más peligrosos que formaban parte activa de las filas de La Marca Tenebrosa. Fue por eso que Gryffindor optó por dar espacio al Arte Uzza dentro de su espíritu; comprendiendo el porqué de aquella fuente de magia ancestral y el cómo los guerreros la utilizaban para sembrar el ímpetu en las tierras de Gran Bretaña. La última de las pruebas que le vincularon al Libro de Los Ancestros fue verdaderamente complicada y difícil de llevar; no por la falta de comprensión ante las doctrinas de Khufu, sino por lo complejo que resultaban los hechizos que en el tomo se plasmaban como sapiencias de alto nivel de ocultismo. Fue por eso que Elros decidió tenderle una mano a la única de sus compañeras caída en los duelos de vinculación; su nombre era Helike, con quien tuvo que contenerse de utilizar todo su potencial en la contienda comandada por Bakari tras percibir la falta de práctica con la varita de la bruja, pese al gran nivel de motivación que poseía. Ya era cerca de medianoche, y el veinteañero se encontraba solamente con su sombra en el recibidor de su local en la avenida principal del Callejón Diagón. Había procurado despachar a Misty y al resto de sus empleados muy temprano de modo de que nada estorbase con lo que ahí sucedería dicha noche de verano; suceso que planeó muy bien, en su mente algo extrovertida, antes de enviar a su lechuza con la misiva al negocio "El Dragón Verde", propiedad de la española Rambaldi. Día viernes, y muchos se marchaban temprano a sus hogares para comenzar a disfrutar del fin de semana que se avecinaba; pero eso no sería así para el fenixiano, el cual se apresuró a salir por el umbral de la puerta tras sentir el rugido de la cabeza de león en la verja metálica que indicaba la presencia de alguien en el exterior de la fachada de la Vulcanización. -Buenas noches, Helike. No sabía que vendrías escoltada- saludó Elros sonriendo de ver a su invitada junto a Blackner que estaba sobre su "Triumph Bonneville" de material azabache. -¡Hola Matt! ¿Es una T-100 o una Bobber 2017? ¡Ah! Helike... Bonita cazadora, eh- agregó a continuación, al mismo tiempo que les invitó a pasar al taller a trevés de un cordial gesto con su mano derecha. @ // @@Matt Blackner
  22. -Tal vez me conviene más tomar un autobús de Amberes a Bruselas... y de ahí coger el tren hasta Viena- pensaba en voz alta Gryffindor mientras revisaba con cautela el mapa que Sagitas le había enviado con Harpo a su hogar; viendo de que si era factible poder realizar dicha combinación para llegar sin problemas a territorio austriaco. Dentro de aquella ruta trazada mentalmente, tendría que pasar antes por Fráncfort del Meno en Alemania; lo que no le importaba mucho, al contrario, le parecía un país y una cultura atrayente especialmente por la cerveza que era bastante buena. Estaba justamente decidiendo sobre eso, cuando un perro de raza buldog francés empezó a ladrarle al pantalón con bastante insistencia; tanto así que le molestó un poco al no entender aquella manía impulsiva del can. -No tienes de qué disculparte, niña... Los animales carecen de razonamiento, actúan por instinto neto- respondió Elros a lo que una jovencita de boina escocesa le expresó con tal de excusar la actitud de quien parecía ser su mascota. -Un gusto, Mery... Mi nombre es Thomas. Y no... no es un viaje de placer o de negocios... sino algo estrictamente "académico". Digamos que estoy aprendiendo de las costumbres de los diferentes países en el mundo, como si de un sommelier muy erudito en vinos se tratase, aunque cambiando el trago por "conocimiento" ¿Comprendes?- agregó, sin rechistar ni un poquito al recibir el pergamino que, obviamente, sabía que no era suyo; pues todas sus pertenencias estaban muy bien guardadas en su mochila de viaje. <<Profesora Potter Blue>> reflexionó al leer de reojo lo que decía el manuscrito encontrado. Varios puntos eran los que conformaban la "Ley de Protección de Muggles" dictada por el Ministerio de Magia, y ahí estaban plasmados todos aquellos incisos que dejaban bien en claro lo que no se podía hacer en estricta prohibición frente a un individuo que carecía de poder mágico. <<¿Squibs?>> se auto-formuló el muchacho, recordando que jamás había tratado con uno de ellos, ni menos entablado una relación cercana; aunque tampoco los discriminaba ni pensaba que eran menos "persona" que los hechiceros, sino que simplemente habían tenido "mala suerte" de nacer así. -Debe haberse caído de alguna propaganda... pero lo conservaré ¡Gracias!- contestó a la nena, guardando el panfleto en uno de los bolsillos de su abrigo café. El viaje en barco fue bastante agradable; y luego de pasar próxima a la bahía de Dunquerque y Brujas, la embarcación tocó puerto en Amberes. -Ha sido un gusto conocerle, señorita. Cuide a su perro, y enséñele a no ser tan "cascarrabias"- se despidió el fenixiano, cogiendo su equipaje (y por ende a su demiguise invisible, el que se montó nuevamente en su vasta espalda) con tal de descender a tierra firme. Dentro de todo, el veinteañero no tenía mucho apetito, pues en el barco había degustado una custard junto a un té inglés típico de Gran Bretaña; por lo que compraría en Bélgica sólo unas tartas de arroz y unos cuantos chocolates para su recorrido hasta Bruselas en el autobús que arribaría pronto al terminal de pasajeros que estaba a tan sólo una cuadra de su ubicación.
  23. -¿Será cierto el mito que ronda a Runihura?- se preguntó en voz alta Thomas mientras ordenaba las pertenencias que llevaría a la nueva aventura Uzza que estaba por comenzar de la mano de su amiga Mei, contando además con la valiosa compañía de quien le salvó la vida en pleno desierto durante la clase de Khufu, la warlock Gaunt. Dentro de toda la información que su padre Elvis, siendo aún director de la Universidad Mágica, le relató de los poderosos guerreros; estaba lo comentado acerca de la figura que proyectaba la mujer de la tribu tiferim, quien (para los curiosos que se le acercaban cuando le veían rondar la Plaza del Árbol de Fuego) aparentaba ser sólo una niña que no alcanzaba ni la edad de quince años en comparación a la longevidad de sus pares. -Debe ser sólo una leyenda... Chismes de pasillos que no tienen un fundamento sólido. No creo que le den espacio a una nena para impartir tal sapiencia- se contestó a sí mismo, justo en el instante preciso en que terminó de anudar la mochila que llevaría al encuentro de Las Auras. Si bien era cierto de que el adolescente conocía bastante de ese tipo de energías al ser parte del Clan Paladín de La Orden del Fénix; le resultó confusa la lectura acerca de las nuevas seis invocaciones que tendría que dominar al culminar su aprendizaje de la mano de la morena, especialmente aquello que narraba sobre su uso en batallas contra un grupo de hechiceros, y no en un enfrentamiento a la par con un contrincante que le desafiara a duelo. Pero era demasiado pronto para sacar deducciones en solitario; así que optó por coger sus objetos y luego salir de su pieza rumbo al vestíbulo de la mansión de su familia. -Nos vemos Brahmsy- se despidió de su elfo, cruzando el umbral que lo dejó en la fachada de la morada; sitio donde utilizaría la aparición con tal de viajar rápido hacia su destino. <<Debí haber usado Fulgu...>> alcanzó a pensar. El fornido cuerpo de Gryffindor se materializó en la ladera baja de lo que parecía ser el Monte Catalina; la gran montaña más alta de Egipto, así como también de la península del Sinaí. -Recuerdo haberla visto de lejos- dedujo a modo reflexivo, sabiendo que aquella enorme masa de arena no era la original; sino una copia que, a ciencia cierta, había sido confeccionada para hacer sentir "en casa" a los Uzza. Era cerca de medianoche y no corría mucho viento, a decir verdad el clima estaba agradable al común de los días que ya había pasado en dichos terrenos junto a los otros guerreros que le adiestraron en aquel Arte milenario. Mei y Anne aún no arribaban; eso le demostraba al chico que sin querer queriendo había sido el primero en llegar al encuentro con Runihura, la cual tampoco se veía por ninguna parte. <<¿Dónde estará?>> caviló mientras se rascaba la nuca, revolviendo sus ondulados cabellos rojizos que eran idénticos a los de su madre, Annick. Debía ser paciente. Sí, aquella virtud era muy valorada por los Uzza. Nunca demostrar miedo ni ansiedad; sino que guiar sus pasos por el sendero del esfuerzo y del espíritu de lucha constante.
  24. -¿Llevas tu pasaporte, hijo?- fue la voz de Annick la que resonó en el vestíbulo de la mansión Gryffindor cuando el pelirrojo se disponía a salir de su hogar con el montgomery bien abrochado; ocasionando de que el muchacho se diese la media vuelta en el acto (antes de cruzar el umbral de salida) con tal de subir las escaleras en búsqueda de tal documentación que había olvidado por completo. <<Cabeza de pollo>> pensó a su vez se daba un ligero golpecito en la cabeza a modo de "auto-regaño", debido a que la costumbre de usar magia en todo momento le hacía "pasar por alto" lo habitual que es una "libreta de viajes y timbres" que los muggles usan siempre cuando atraviesan una frontera de un país ajeno a su patria. -¡Gracias má! Por poco y me tengo que regresar... ¿Puedes decirle a papá que retire mi moto del parquímetro que está cerca del puerto de Londres? Es que tomaré un barco hasta Bélgica... y creo que tendré que dejarla estacionada allí... para que ningún sujeto me la robe- pidió Elros a su madre, justo antes de ponerse en la cabeza el casco protector y los guantes de cuero bruno que usaba cuando conducía su "joyita". Era una Chopper modelo "Msk Spider 300" de color azabache, muy liviana y veloz; tanto así que en cuanto puso su cuerpo sobre ésta (y a pesar de la mochila, que al final no fue la maleta que le pidió a Brahmsy), sintió un peso sobre su espalda mayor al que había percibido tras salir de la fachada de su casa. Lo que Thomas no sabía era de que su aventurero demiguise se le había montado sin que se diese cuenta, y luego de volverse invisible pasó a ser una carga adicional a lo que llevaba en su bolso o simplemente una mala jugada de la "fuerza de gravedad de la Tierra" en su musculatura. -Le dije que no pusiera tanto equipaje- gruñó instantes previos a encender el motor de la moto que, en un par de segundos, dejó la humareda en los jardines del hogar de los leones de Ottery. Y así fue como el adolescente veinteañero comenzó su viaje hasta Petra, atravesando la carretera londinense hasta arribar a una "casa de cambio" en las cercanías de las riberas del río Támesis. -Buenos días... He venido a cambiar este dinero por una cantidad igual entre dólares y euros, por favor- expresó el fenixiano al hombre que estaba tras el mostrador, y que recibió la bolsa que Sagitas le había encomendado a Harpo. El tipo no tardó en hacer la transacción, entregándole a Thomas lo que le había pedido conforme al valor del cambio de cada moneda; gesto que agradeció sonriéndole. Ya encontrándose, luego de unos minutos, en el sitio que le permitiría embarcarse por el Mar del Norte; el animago dejó estacionada su moto donde Elvis podría recogerla más tarde, y se encaminó con su equipaje (y demiguise en la espalda) hacia el punto exacto donde se realizaba el "check-in" de los pasajeros. Con tranquilidad y demostrando el manejo que poseía en relación al trato con muggles (debido a que en su Vulcanización debía de comercializar muchos de los insumos que él y sus trabajadores utilizaban a diario); Elros entregó el pasaporte al funcionario y dejó su mochila en una de las mesas donde la revisarían para cerciorarse de que no llevaba nada ilegal a Bélgica. <<¿Qué demonios?>> se cuestionó cuando notó de que el peso en su espalda no había disminuido lo suficiente, preguntándose a sí mismo sobre si quizás algún malestar físico, post rutina de ejercicios, le había terminado resintiendo la zona de la columna donde sentía esa peculiar presión. -Todo en orden. Que tenga buen viaje- exclamó el empleado del barco, el cual devolvió sus pertenencias al viajero, junto con recibirle el billete que había cogido de la "taquilla dos", tal como Potter Blue le indicó en la carta. Una vez acomodado en su asiento, Thomas extrajo el mapa y lo revisó con un dejo de minuciosidad, repasando mentalmente la ruta que recorrería para llegar a destino "sano y salvo".
  25. La cálida mañana de Septiembre abrazó al ventanal de la pieza de Thomas justo cuando el reloj tocó las 08:00 AM en punto. Durante la última noche del mes de los "gatos", el fenixiano había estado junto a su "amiga" Athena en los recónditos terrenos paladines del Bosque Prohibido, haciendo uso de los poderes que Uther les regaló desde el bello segundo en que sus cabezas fueron ungidas con la magia ancestral del mentor del reconocido clan de La Orden. -No Brahmsy... Cinco minutos más- suplicó el muchacho cuando su elfo doméstico ingresó a la habitación y corrió, de par en par, las cortinas de su alcoba, dejando entrar los rayos de sol directamente en el rostro somnoliento del joven que parecía haberse "ido de copas" en vez de estar haciendo algo productivo por su vida. -Mi Señorito Elros... su madre dice que tiene que levantarse con el alba... La flojera mata al cuerpo. Además señorito, usted es un hombre de veinte años... ya no es un niño o bebé como su ¿"otro yo"? Bueno... Brahms sólo cumple con el mandato de la señora Annick y el amo Elvis- aclaró el leal sirviente, aproximándose hasta el borde de la cama con tal de arrojar todas las sábanas y frazadas al suelo con un único y certero chasquido de sus delgados dedos. -Pagarás por esto, Brahmsy. Te lo juro- respondió el apuesto animago a regañadientes, al mismo tiempo que se sentaba al borde del lecho con los pies descalzos sobre la alfombra, frotándose sus orbes verdes con un dejo de insistencia acompañado de un bostezo. Con toda la calma del mundo; el extrovertido púber tomó una ducha caliente, lavó sus dientes con mesura y se vistió con ropajes comunes y corrientes (una camisa blanca desabotonada en los dos broches superiores, un pantalón color terracota de gabardina, zapatos de cuero café claro y un cinturón del mismo material). Bajó las escaleras desde el tercer al primer piso de la mansión Gryffindor, dobló a la derecha, y finalmente se introdujo a la cocina; donde la elfina de su padre (Rhaenya) le tenía preparado un desayuno de campeones. Panecillos, huevos con tocino y zumo de calabaza con naranja, eran parte del inventario que los ojos expresivos del adolescente observaron; deleitándose con una tarta de frambuesas y crema catalana que no alcanzó a porcionar ante la llegada de un desconocido elfo con un extraño pergamino en las manos. La criatura respondía al nombre de "Harpo" y venía de parte de Sagitas con una carta que, a ciencia cierta, tenía que ver con la clase de "Estudios Muggles". -Interesante- fue la única palabra que el pelirrojo pronunció tras leer el contenido; tomando, a continuación, una bolsa con dinero obsequiado. -Gracias Harpo. Dile a tu ama que he recibido todo bien... Rhaenya, dale algo de comer y beber a nuestro fugaz invitado... Y Brahmsy... ¿Brahms? Sí tú... alista mi maleta con lo necesario. Iré a una "casa de cambio" antes de coger un barco hacia Bélgica... ¡Ah! y trae mi abrigo café tipo "montgomery". No tardes, eh- pidió con amabilidad antes de beber un buen poco del zumo y lanzarse un trozo de pan a la boca, que por poco lo atora. Sabía que tener una buena cantidad de euros y dólares le serviría como moneda universal para llegar hasta el templo de Petra, así que su primera parada en dicho sitio donde podía cambiar todo el dinero era fundamental antes de coger la embarcación que lo trasladaría hasta el puerto de Amberes. En eso, el carismático demiguise del fortachón, comenzó a tirarle del pantalón, como solía hacerlo de costumbre para que le diese algún bocadillo; aunque esta vez no sería lo único que la criatura haría con el afán de captar una cuota mayor de atención y dedicación.

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