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Thomas E. Gryffindor

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Todo lo publicado por Thomas E. Gryffindor

  1. ¡Hola Universidad Mágica! Nuevamente por acá... Esta vez son Las Auras o/ ¡Saludos! Nick: Thomas E. Gryffindor ID: 113082 Libro de Hechizos: Libro de las Auras Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): #68 Rango Social: Orden del Caduceo Nivel de Magia: 33 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2011 Link a la Bóveda: Bóveda #93543 Link a la Ficha: Ficha #93537
  2. ¡Hola Magic Mall! Creo que ésta es la compra que más me ha dolido en mi vida foril... ¡Pobreza ven a mí! Planilla de compra: ID: 113082 Nick: Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: XXXI (31) Fecha: 2017-08-23 Nombre del producto: Libro de Las Auras Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 30 Precio: 30.000 G Precio total: 30.000 G
  3. Un hermoso fénix adulto sobrevolaba el firmamento anaranjado de verano, combinando con los matices de colores que la criatura tenía en todo el resplandeciente plumaje que le distinguía entre otras aves mágicas. Su dueño era un poderoso mago que, a pesar de su corta edad, había demostrado que la perseverancia siempre ayudaba cuando algo no salía del todo bien con las expectativas forjadas. Dentro de todo eso; Thomas había quedado muy preocupado por el bienestar de su camarada Helike luego de la fallida prueba de vinculación con el libro de Los Ancestros, ya que pese al hecho de haber estado descansando lejos de sus compañeras tras su victoria, pudo leer de los labios del Uzza que la española no había logrado satisfacer sus deseos de guerrero, y por lo tanto no le consideraba apta o digna de merecer las enseñanzas de uno de los Artes milenarios más difíciles de comprender. La empatía y el pesar por parte de Gryffindor fue tan grande que no pudo contener las ganas de brindarle una mano a Vladimir, con tal de que ésta se preparase de la mejor forma posible para una nueva prueba que tendría que enfrentar más adelante contra el mismísimo Khufu. Aún recordaba aquel nefasto duelo que libró con Rambaldi frente a Bakari, y todo lo que tuvo que contenerse para no demostrar el potencial que tenía; porque de no haber sido así, Helike habría sufrido graves consecuencias. Fue por eso de que el muchacho envió a su fénix con una carta; anhelando de que la vampiresa la leyese a tiempo y aceptara acudir al llamado que él, con amistad, le realizaba. El destino del ave era la hostelería "Dragón Verde", ubicada a unos tres kilómetros del pueblo de Ottery St. Catchpole, próxima a un cruce de caminos donde una ladera verde cubierta de hierba perfumada le servía de asiento. Jardines bien cuidados, un sedero de piedra, y una puerta redonda bastante alta (como para que pasara un troll de la montaña); eran parte del panorama que el fénix observó antes de disminuir la velocidad de vuelo, planeando hasta lo que era el alféizar. Fue ahí, y posterior a dar unos golpecitos con su pico, donde dejó el pergamino enrollado con una cinta roja anudada en la zona central; y luego emprendió el viaje hacia la mansión de la familia Gryffindor por comida.
  4. -Quédate a mi lado- le volvió a ordenar Gryffindor al león, el cual se colocó en posición de defensa frente a cualquier amenaza que acabase con la completa integridad física de su creador. A ciencia cierta, Khufu no tardaría demasiado en ponerse nuevamente de pie tras las heridas sangrantes producto del Sectumsempra; y así fue, pues el Uzza hizo uso de sus habilidades curativas para que dicho mal momento sólo quedase impregnado en la nueva tonalidad escarlata de su pantalón de lino. -No me considero bueno en este tipo de enfrentamientos, maestro; pero tras usar mi poder a favor de causas nobles, como las de La Orden del Fénix, aprendí a no dejarme vencer tan fácil- contestó Thomas, segundos previos a visualizar cómo la Vara de Cristal del guerrero hacía acto de presencia en el campo de batalla que ambos libraban en aquella fundición de metales para conseguir vincularse al Libro. Todo el sacrificio vivido en su aprendizaje con Khufu debía tener un buen final, y para que eso se cumpliese, tenía que terminar con la contienda de la mejor manera posible, siendo sublime en la forma exacta que debía dar un desenlace al cuento. Fue así que antes de que el guerrero pronunciara o pensara en su segunda acción; el adolescente volvió a hacer uso de su "Vara de Cristal" que yacía con firmeza en su mano derecha, y musitó mentalmente "Expelliarmus". El mágico encantamiento de desarme común en los duelos se activó como efecto, pegándole con fuerza a Khufu; separándole así de su mítica arma (la cual quedó en el suelo de la fábrica a unos 2 metros y medio del Uzza). -¡Accio Vara de Cristal de Khufu!- vociferó Elros con pasión en su corazón, haciendo que el bastón del nesedy volara hasta sus manos sin que nada ni nadie pudiese hacer algo para intervenir en la trayectoria del objeto. -Te he vencido... Esto ya se terminó, maestro- agregó el pelirrojo con orgullo, júbilo reflejado en sus ojos. ¿Realmente había ganado?
  5. <<No todo está perdido>> pensó el paladín mientras su mente comenzaba a volver en sí tras el hechizo paralizador que lo dejó unido al piso de la fundición. Era de presagiar que Khufu también se defendería de la mejor manera posible contra los efectos de la arena mágica del desierto; así que dicho acto de protección de sus sentidos no le causó extrañeza alguna al joven Elros. -Sí maestro... paciencia que mis pies están recién reaccionando- respondió sonriendo el muchacho, al mismo tiempo que recuperaba las fuerzas ante las flaquezas previas. Pero antes de que su verticalidad fuese retomada por completo; Gryffindor aprovechó de invocar su segunda arma, la cual le serviría como apoyo para ponerse de pie, y también como aliada para atacar al nesedy. -Aparece... Vara de Cristal- exclamó, y en el mismísimo segundo, su varita de pirul cambió a un largo cayado azul resplandeciente con cabeza de león en su extremo superior, representando su orgullo familiar. Aquella invocación, que parecía proveniente del zafiro más puro, otorgó de poder al inigualable "Sectumsempra" que fue pronunciado tan pronto como hubo aparecido el mágico bastón del Libro de los Ancestros en la diestra del animago. Rápidamente el cuerpo, conservado en años, de Khufu se pintó de carmesí a causa de varias heridas sangrantes que cortaron su piel amarillenta como gallina faenada; por lo que Thomas comprendió que el rayo pasó a ser un efecto con éxito. Pero ahora el chico debía buscar una buena fuente defensiva; así que con prontitud susurró "Morphos" para crear un león adulto a partir de un tonel metálico que estaba próximo a él, aunque no tan cerca. -El que ríe último, es el que ríe mejor... señor- musitó con mayor calma, sin despegar sus verdes ojos de la figura ensangrentada del Uzza, a su vez le ordenaba a la criatura acercarse a su flanco izquierdo con tal de protegerle de un eventual ataque.
  6. La sonrisa de Thomas se dibujó en su fisonomía de manera instantánea tras escuchar lo que Khufu decía de él. Era cierto, siempre se había caracterizado por ser un sujeto muy inteligente y "calculador" para ciertas cosas, pero también era verdad de que en otras ocasiones se dejaba guiar por los impulsos, como todo adolescente. La fábrica emanaba una agobiante sensación térmica alta que empezaba a sofocar al fenixiano; pero aquel clima hostil no sería lo único que tendría que vivir, pues una nube de arena apareció en el campo. Era la misma que antes lo había cegado en el desierto; pero que ahora no lo haría al estar protegido bajo el manto del Cantar de Eleboro. <<Gracias por tus enseñanzas, Sajag>> reflexionó con serenidad, recordando las doctrinas de su viejo amigo Arcano de Videncia. Fue en esa ansiedad de veinteañero que Gryffindor en cuanto vio venir el rayo de la varita del Uzza, pensó en "Kansho"; y una daga de un acero muy afilado con empuñadura de plata y orfebrería en oros blancos y dorados, diamantes y esmeraldas (tal como sus ojos) fue invocada en su mano izquierda, absorbiendo el ataque mágico del hechizo desmemorizante para así devolverlo con la misma agresividad contra su maestro. Elros estaba consciente de lo que sucedería a continuación, debido a que un intercambio de daños, ante la colisión de dos rayos (luego de oír el Desmaius del guerrero) ocurriría irreparablemente. El muchacho abrió los brazos como quien recibe a un hermano de viaje, y aceptó con resignación la parálisis que pronto afloró en él, haciéndole "caer de espaldas" totalmente inmóvil en el piso de la fundición. Por otra parte, el veterano nesedy quedaría con la mente en blanco, en una vulnerabilidad que tal vez no vio aproximar; sumando a eso los efectos de la arena que harían lo suyo en sus pálidos orbes.
  7. Gryffindor estaba sorprendido al notar la gran suntuosidad con que Khufu realizaba sus hechizos, verdaderamente era para él un honor tener que enfrentar en un duelo a uno de los poderosos guerreros Uzza; pues dicha posibilidad no le fue factible con Badru ni Bakari. Tal parecía que, de forma inconsciente, tenía algo en común con el añoso brujo de los Nesedy; debido a que sus flechas de fuego fueron absorbidas por un cerco luminoso (que si bien conocía) de la misma tonalidad zafírea que el suyo propio, color que para él era el predilecto dentro de la gama. <<No esperaba menos de un maestro>> reflexionó con una sonrisa de medio lado; sintiendo, a su vez, la ansiedad de no estar frente a cualquiera de los magos de Gran Bretaña con los que ya había combatido previamente. Inmediatamente después de la primera acción del veterano, y antes de que éste pronunciase algo más; Elros apuntó directamente hacia él y con un único pensamiento que rezaba "Maldición", logró que el "Ignea" de Khufu fuese mal vocalizado, resultando en algo cómico y ridículo que le hizo mofarse involuntariamente como el adolescente que era. -Perdone, señor. No pude controlarlo. No lo repetiré- exclamó el paladín de La Orden del Fénix, tratando de sosegar su inapropiado jolgorio. Luego, quizás "profesando" lo que podía ocurrir más adelante con ayuda de su habilidad de Videncia; el patriarca de los Granger proclamó a viva voz el "Cantar de Eleboro"; surgiendo, del extremo distal de su varita de pirul, una vibración musical (apenas audible) que protegería todos sus sentidos, incluso agudizándolos aún más. Aunque, para su propia franquedad, lo que más le interesaba a Thomas era conferir de inmunidad a los mismos por un buen tiempo; así no tendría que preocuparse de asuntos externos al duelo, de llegar a ocurrir de forma sorpresiva. -¿Todo bien maestro Khufu?- preguntó con mayor confianza, tratando de analizar la fisonomía del Uzza; el cual parecía estar muy sereno pese a la situación de batalla que ambos estaban evidenciando en medio de la desolada fábrica de metales.
  8. <<¿Por qué no habrá sucumbido frente a tal magia psíquica?>> reflexionó Elros luego de escuchar con atención el comentario que Helike lanzó en relación al analgésico y la migraña que le estaba aquejando; pues él mismo tuvo que poner por delante su habilidad de oclumago para evitar que tales pensamientos le atormentasen e influyeran un tanto en su desempeño en la clase, cosa que la bruja oriunda de tierras españolas no era. -No creo que sea prudente hurtar algo que no nos pertenece... Lo mejor es espe...- fue lo que alcanzó a pronunciar el pelirrojo tras oír lo que Gaunt les expuso en post de la hostilidad del ser que se estaba aproximando por una de las brechas de la cueva que daba paso al campo de flores. -¡Maestro Khufu!- exclamó el muchacho con satisfacción, debido a que su energía ya se estaba agotando con tanta criatura mágica que tuvo que hacerle frente en la zona exterior del desierto; por lo que la presencia del nesedy era algo que ansiaba desde unas cuantas horas atrás. Pero justo cuando estaba at portas de consultar algo que le carcomía por dentro; una luz cegadora del zafiro más puro del mundo le volvió indefenso, sumando a aquello un fuerte dolor estomacal que le hizo recordar las veces en que le hacían aparecerse de forma repentina y sin previo aviso. <<¿Dónde estoy?>> pensó cuando sus pies tocaron piso firme una vez más. Claramente el Uzza había hecho usufructo de su ancestral poder para transportarlos hacia lo que parecía ser una fábrica de metales olvidada. El escenario y el aroma a los minerales fundidos le hizo memorar a Gryffindor todo el trabajo que realizaba a diario en su propia Vulcanización en el Callejón Diagón; es más, no pudo evitar relacionar el "Amuleto Anti-Robo" con todos los tesoros que almacenaba en el sótano de dicho lugar, que además era custodiado por su Ridgeback Noruego llamado "Chimuelo". <<Será un buen sitio para dejarlo>> soltó en su mente, sonriendo al ver con sus orbes esmeraldas que el guerrero tomaba posición frente a su figura, denotándole que sería su rival a vencer en aquel enfrentamiento. -La caballerosidad también es lo suyo, maestro... Estoy listo- respondió el chico luego de ubicarse a unos ocho metros de distancia del Uzza, resguardando que nada estuviese a sus espaldas (por lo menos a unos cinco metros a la redonda) que pudiera transformarse en algo ofensivo. Sus ropajes se mantenían indemnes, sucios pero conservados dentro de lo posible luego de la árida aventura; así que sin más ajetreos ni temores, el paladín se puso en posición de duelo y lanzó con determinación su primera jugada para salir victorioso. Una andanada de filamentos llameantes salió disparada, una tras de otra, de su arma de pirul. Eran las "Flechas de Fuego" que habían sido invocadas mentalmente por el fenixiano con tal de herir de gravedad a Khufu. Éstas incendiarían la piel del Uzza en cuanto hicieran contacto, y pasarían a convertirse en un problema de urgencia que el nesedy tendría que resolver para continuar con buena salud el duelo (cosa que no dudaba que pasara). Por otro lado, Helike y Anne ya habían comenzado su contienda a varios pasos de separación; Thomas lo supo por el sonido producto de la colisión de los hechizos que las mujeres se lanzaban valientemente y con la convicción personal de ganar en el limitado tiempo que poseían para demostrar que eran dignas del arte de Los Ancestros.
  9. ¡Hola chicos universitarios! Paso a inscribirme al conocimiento que aún tengo disponible ¡Saludos! o/ *Miro de reojo a Cye porque seremos compañeros de nuevo* * Nick: Thomas E. Gryffindor * ID: 113082 * Conocimiento: Estudios Muggles * Nivel de Magia: XXXI (31) * Link a la Bóveda: #93543 * Link a la Ficha: #93537
  10. -Sí, Helike... Estoy bien ¿Tú no sientes nada extraño?- le preguntó dubitativo el adolescente a la española, tras notar de que ésta parecía estar con todos sus sentidos bien cuerdos, a pesar de dicha fuerza mental que por escasos segundos casi le hace romper su guardia oclumántica tan perfeccionada por Saka. En eso, Anne descendió (con mayor sutileza que él, obviamente) usando el Amuleto Volador hasta la cueva; provocando que una sonrisa de camaradería se dibujase en la exhausta fisonomía del apuesto fenixiano. -Tal vez el "i******" sepa algo de ellas. Fui profesor de Runas en la Universidad hace un tiempo... pero tuve que dejar el Claustro por motivos personales de fuerza mayor. Aunque es necesario decirles que estos símbolos no tienen nada que ver con las antiguas civilizaciones mágicas ni muggles. Me atrevería a conjeturar de que se tratan de Runas Uzzas- explicaba el pelirrojo mientras pasaba su mano diestra por los relieves que conformaban los trazados sobre las rocas de la oscura gruta. -Buena idea... la vibración musical de Eleboro te ayudará a espantar aquellos pensamientos que atormentan tu cabeza... Pensé que había sido el único en percibir la presión negativa tras cruzar el velo que separaba la entrada del "santuario" del campo floral- susurró al oído de la warlock cuando ésta se le aproximó instantes previos a utilizar el Anillo de Presencia. La esencia mágica viajó con determinación a través del avión de papel que fue impulsado con la ayuda de la Vara de Cristal de Gaunt; perdiéndose en la ancestral atmósfera que albergaba los cuerpos de los tres viajeros aventureros que esperaban a su longevo maestro con anhelo. -¿Qué es lo que ves?- consultó a la irlandesa, quien hizo hincapié en que no analizaba nada que denotase peligro ni problemas como los que ya habían tenido que enfrentar en la superficie desértica exterior con las criaturas. -No lo sé, Anne... Creo que debemos esperarlo, ya que nuestra misión era arribar "sanos y salvos" hasta aquí... aunque él también nos dijo algo sobre "utilizar la flor en estado natural en combinación con la arena"... "poderosas pociones se pueden elaborar" Creo recordar eso... Sí, sólo eso- reflexionó en voz alta Elros, no sin antes agacharse hasta quedar más cercano a la altura de una de las flores de pensamientos brotada en el área. Con delicadeza, Gryffindor trató de arrancar una de raíz, pero en vez de recibir la planta en sus manos, lo único que obtuvo fue una descarga eléctrica que lo dejó sentado un tanto estupefacto con sus orbes esmeraldas como platos. A lo lejos, y entremedio de una roca con musgo, el muchacho logró divisar una porcelana que ilustraba el casco alado del Dios griego Hermes; objeto que le hizo sentido inmediatamente. -Este lugar está protegido... No se pueden hurtar las flores de este paraíso- balbuceó con ligera incomodidad en la lengua; enseñando, tanto a Anne como a Helike, con su dedo índice derecho en alto, el perímetro exacto donde estaba el Amuleto Anti-Robo. Pero justo en ese santiamén, una silueta alta y delgada pintada de sombras se acompañó de fuertes pasos sobre las rocas del piso... ¿Era Khufu? ¿El Nesedy los había hallado finalmente?
  11. ¿Qué clase de monstruo era ése? Una simple pregunta que Gryffindor no paraba de auto-realizarse mentalmente tras sentir que su cuerpo se desplazaba de forma leve a través de la arena movediza hasta las fauces de la criatura que le esperaba con ansias de digerirlo, tal como las enzimas estomacales con el bolo alimenticio. -¡Anne!- volvió a gritar el muchacho perdiendo las esperanzas, pues su varita de pirul estaba a pocos segundos de fracturarse en dos, lo que irremediablemente le haría caer al vacío. -Ya es muy tarde, Gaunt... Se romperá en cualquier santiamén- le respondió con una sonrisa desconfiada (pero algo aliviada), tratando de aferrarse con suma potencia a los brazos de la warlock del Ministerio de Magia, la misma que parecía estar pensando en un buen plan para liberarse de aquellos poderosos tentáculos que le jalaban de los pies sin piedad. <<¿Dónde está Helike?>> pensó con curiosidad, debido a que ningún sonido proveniente de los labios de la española había nacido desde que la acromántula se liberó de esa prisión momentánea poco efectiva. -¡Muy bien! Haré lo que me pides... Uno, dos...- alcanzó a balbucear antes de que su fornido cuerpo se volviese intangible (conformando un nudo en la extremidad del ser que antes le tenía cautivo) gracias a "Salvaguarda Mágica". Era cierto, el arte del Libro de la Fortaleza le había salvado la vida, pero aunque eso fue así, Elros no pudo evitar reflexionar sobre el porqué su "Anillo Detector de Enemigos" no había vibrado. A ciencia cierta, todo aquello podía estar planeado por el guerrero Uzza Khufu a modo de lección "académica". Cuando Anne utilizó el vaho gélido, todo se congeló; pero la figura del fenixiano (ahora fantasmal) descendió sin control por la superficie, hasta caer (terminado el efecto) sobre una rocosa área oculta bajo las arenas del desierto, que dejaba entrever una oscura cueva iluminada por dos antorchas. -¿Será posible...- conjeturó de forma espontánea; pero antes de seguir trazando particularidades de lo acontecido, dirigió su arma de duelos contra la "escultura de hielo" y con un estruendoso "Reducto" la hizo explotar en miles de estalactitas que se desvanecieron convertidas en un brillante polvo estelar. -No era real- supuso Thomas, quien enaltó su mirada esmeralda por el "ahora" agujero hasta donde se veía la silueta de la bruja irlandesa. -¡Creo que el camino es por aquí!- gritó con todo el aire acumulado en sus pulmones, esperando que sus compañeras bajaran con sumo cuidado hasta el sendero que los llevaría hacia su objetivo. Frente a él estaba la entrada a la caverna, la cual era evidente tras observar un portal de piedra que tenía unas runas similares a las que estaban plasmadas en la placa por donde salió la araña gigante que atacó a Rambaldi. Sin temor, el joven se aventuró a cruzar, sintiendo un fuerte pinchazo en la sien derecha que le hizo llevar la mano ipsilateral hacia ella para presionarla con el afán de calmar el dolor. Imágenes florecieron en su mente; algunas malas, otras buenas... pero gracias a la Oclumancia logró bloquear todo aquello que le distrajo de su meta por breves instantes. Ahí, sin más al alzar la vista, estaba plantado un hermoso campo de flores de los pensamientos; sitio que Khufu les contó con erudición y al que les solicitó llegar confiadamente.
  12. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero (en caso de poseerla): Bóveda #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda #93543 Nivel Mágico: 31 Fecha: 2017-07-18 Criatura: Erumpent Puntos: 80 Precio: 4000 G Criatura: Demiguise Puntos: 80 Precio: 4000 G Total de puntos: 160 puntos Total de Galeones: 8000 G
  13. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero (en caso de poseerla): Bóveda #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda #93543 Nivel Mágico: 31 Fecha: 2017-07-18 Criatura: Ave del Trueno Puntos: 80 Precio: 4000 G Criatura: Swooping Evil Puntos: 80 Precio: 4000 G Total de puntos: 160 puntos Total de Galeones: 8000 G
  14. -¡Malnacido seas!- exclamó Elros, el cual mantenía su mirada esmeralda fija en la criatura que le había atacado; la misma que ahora yacía inmóvil sobre la cálida arena del desierto que era parte de los territorios Uzza. Realmente el concepto de "llevar la fiesta en paz" que Anne había sugerido, no le parecía una mala idea, sobretodo porque no era bueno dejar en evidencia sus rencores frente a Khufu; más que mal ambos eran aprendices del arte milenario del Libro de los Ancestros, más allá de una cuestión de bandos y convicciones personales. De repente, un nuevo sonido se escuchó desde las profundidades del árido páramo, aunque la dirección de la fuente sonora se volvía cada vez más próxima, retumbando en las cercanías de unas runas antiguas que dejaron libre el paso a una araña gigante. -Odio a estos bichos- exclamó queriendo ayudar a Helike en su tarea, pero tras notar las habilidades de la española, optó por no interferir en su enfrentamiento con la acromántula. <<¿Qué cosas viven por acá? ¿Habrán más sorpresas hasta que consigamos arribar a la famosa cueva?>> pensó Gryffindor mientras fruncía el ceño con extrañeza; percibiendo la llegada de otra "cosa" más, aunque en dicha oportunidad pareció ser Gaunt la afectada con un violento empujón que la lanzó a varios metros de distancia. -La tormenta no deja ver bien... sólo noté un tumulto de...- fue lo que pudo contestarle el muchacho a la directora de Hogwarts, pues un ser híbrido de dimensiones considerables apareció en la escena cinematográfica muggle que los tres magos estaban recreando. -¡Quimera!- vociferó el paladín luego de abrir los ojos como platos resplandecientes, debido al fuego que iluminó sus pupilas con la andanada que salió despedida de la Vara de la licántropo. La mujer verdaderamente era muy buena con los hechizos, y así quedó demostrando cuando su poder se magnificó con el uso de la daga del sacrificio y el maleficio de daño por igual con la bestia. -Bien hecho- clamó por inercia, sin darse cuenta de la sonrisa que le dedicó a su compañera recién llegada en señal de aprobación; gesto que tal vez le serviría para "limar asperezas" con la irlandesa. -El campo más próspero de las flores de pensamientos está en esa cueva que Khufu... ¿Khufu? ¿A dónde se fue?- consultó el adolescente luego de percatarse de que el guerrero ya no se hallaba entre ellos; a ciencia cierta su figura se había esfumado con la tormenta de arena que azotaba el área, y ahora tendrían que continuar solos. Pero, justo cuando sus pies llevaban un corto tramo avanzado por delante de sus compañeras (que parecían "hacerse buenas migas"), Thomas sintió que éstos comenzaron a resbalar sin remedio, cayendo de bruces al suelo, tratando de aferrarse con las manos a "algo" que obviamente no existía. -Movedizas... Arenas Movedizas- gritó con tal de que las chicas se detuvieran. En eso, un enorme agujero empezó a conformarse; del cual nacieron unos enormes tentáculos que cogieron de los pies al veinteañero, jalándole con fuerza hacia la zona central donde una criatura de origen desconocido brotó como botón de rosa con sus fauces listas para comerlo. -¡Madre santísima!- bramó en un balbuceo poco entendible por el pavor que recorrió cada centímetro de su piel, ya que nunca antes se había enfrentado a tal monstruosidad en su corta vida. Con agilidad, el fenixiano usó su Vara de Cristal a modo de "estaca" para clavarla en una de las paredes del foso desértico; pero éste no contó con que el poder de su arma estaba culminando, lo que se vislumbró a través de la pérdida del brillo y el encogimiento de la madera hasta retornar al calibre de su varita de pirul. -Esto no va a durar mucho- gruñó con dolor, debido a que su audición percibió cierta rotura en la zona central de su aliada de duelos, lo que no era bueno. Fue así que en una maniobra casi extrema por salvar su "pellejo", el pelirrojo intentó usar la aparición como última esperanza; la cual fue revocada por una descarga eléctrica que le lanzó la criatura a través de sus tentáculos; sacudiendo su cerebro con varios voltios de sobra que por poco le dejaron sumergido en la inconsciencia. Lamentablemente, la acromántula que atacó a Helike había logrado zafarse de su prisión y volvió a abalanzarse (un tanto desorientada) contra la vampiresa; por lo que su alternativa de ayuda se reducía únicamente a la warlock ministerial. -Anne... Anne... Ayúdame, por favor. Te lo suplico- pedía Gryffindor con desasosiego y dejando su orgullo de lado, sintiendo que pronto la varita se partiría en dos, y su cuerpo sería devorado por esa "cosa" que no paraba de tirarle incansablemente. http://i.imgur.com/ooZpI2o.png
  15. Los incómodos efectos del Embrujo Punzante poco a poco comenzaron a desaparecer del rostro de Rambaldi, a tal punto de que su fisonomía pronto recuperó la cuota de belleza que Helike poseía en cada uno de sus rasgos europeos que se asemejaban bastante a los de sus coterráneos, aunque acentuados por la inmortalidad que le envolvía. -Perdona si te dolió... Era lo más sensato que pude lanzarte a cambio de las heridas sangrantes, eh. Nada de mal, compañera- dijo el muchacho, sonriendo con satisfacción ante la pequeña demostración del poder de ambas Varas de Cristal en una de las tareas que el Uzza les solicitó para proseguir con el aprendizaje del Libro de los Ancestros. <<¿Acompañarnos? ¿Acaso quiere que ella se nos una así de simple?>> pensó Gryffindor (procurando cerrar su mente de los intrusos) luego de oír lo que la vampiresa le expresó a Anne a la distancia; lo que obviamente no le cayó en gracia, pues la directora de Hogwarts recién había arribado, en cambio ellos dos ya llevaban un buen trecho con Khufu, por lo que no encontró justo que eso sucediera, y lo haría notar de ser necesario. -Buenas tardes, señorita Gaunt. Le pediré que no ponga en mi boca... dichos que no he comentado. De todas formas, si aquello que usted dice es cierto... la que viene llegando es usted... no yo. Que tenga una excelente jornada- fue lo único que le dijo a la mortífaga, ya que no deseaba ser descortés ni "poco caballero" frente a Helike. Bien en el fondo, Elros desconocía la fuente de rencor principal que sentía por Anne; pero de lo que sí estaba seguro es de que la bruja no le agradaba del todo desde que la vio por primera vez. -Entendido, maestro- respondió el adolescente mientras se daba la media vuelta rumbo a una palmera que yacía estoica en el desierto que los abrigaba, optando por sentarse frente a ella y apoyar su vasta espalda en el tronco con tal de descansar unos minutos antes de continuar con las enseñanzas del nesedy. Cuando los cuatro emprendieron su andar hacia el norte, la silueta de su mentor comenzó a hacerse cada vez más difusa; era como si aquel hombre fuese un mero espejismo que se mimetizaba con el ambiente, y no el guerrero que los había recibido en las proximidades de la Plaza del Árbol de Fuego. -Debemos estar atentos... algo nos está siguiendo- susurró Thomas justo cuando una gran tormenta de arena se avecinaba, aglomerándose en un tumulto empinado que hizo nacer a un enorme escorpión de grueso cascarón que parecía estar recubierto de acero. -Comprendo- musitó ante las nuevas indicaciones de Rash, sin dejar de apuntar con su arma a la criatura que amenazaba con atacarles en cualquier segundo. Buscar una flor en una cueva que también debía ser hallada ahí, no era una tarea fácil de realizar; pero entre los tres alumnos a ciencia cierta sacarían algo provechoso. -Incárcerus- vociferó el fenixiano, haciendo que tres gruesas cuerdas amarrasen al temido alacrán, seguido de un "Duro" que haría más resistente el material. Lo del Anillo de Presencia le resultó bastante interesante, pero ahora tenían que concentrarse en cómo salían de aquel embrollo con los seres del páramo.
  16. -Tal vez no sea por la casa de Hogwarts, Helike. Recuerda que por mis venas corre sangre pura del mismísimo mago que la fundó hace bastantes años atrás- respondió al comentario de su compañera, al mismo tiempo que se cercioraba de que el colgante amarillo con forma de topacio estuviese indemne sobre su cuello. Claramente la emoción no dejaba de embriagar todos los sentidos del muchacho, el cual analizaba con cuidado cada detalle de su bastón azulado que ahora portaba en la diestra como una poderosa arma que tendría que ocupar en contra de la vampiresa. Dentro de todo lo malo que podía acontecer, un par de heridas sangrantes era lo más sensato proveniente de una "mujer amante de la bohemia nocturna", así que optó por prepararse para recibir cualquier tipo de maniobra ofensiva desde la "Vara" de la española que, poco a poco, comenzaba a tomar forma. -No todos podemos manejar bien la Animagia... la Arcana lo recalca muy seguido durante su clase; pero me alegra que lo tuyo venga de familia- comentó, sin despegar su mirada esmeralda de lo opaco y tenebroso que era ver a la distancia la nueva "varita alargada" de Rambaldi con la cabeza de un buitre en uno de sus extremos. Posterior a los cumplidos de la bruja (a los cuales el extrovertido mago correspondió con una seductora sonrisa de medio lado), el veinteañero empezó a sentir cómo su piel se abría en varios cortes que tiñeron de carmesí sus prendas de vestir. No había lugar para las dudas, y pese a que ningún rayo salió desde la vara de Vladimir; Elros reconocía el daño de aquel conjuro desde sus primeros enfrentamientos contra los partidarios de La Marca. Con tranquilidad y sin alarmarse demasiado, Gryffindor hizo brillar su "Amuleto de la Curación" con la luz del sol, reflejando destellos de múltiples colores al utilizar aquella fuente de energía vital que los Uzza le brindaron en el incio. -Vaya, vaya, vaya... No me sorprende, Helike- exclamó luego de culminar con la imposición de manos sobre su tórax, sanando "en parte" las injurias físicas del efecto gracias a su conocimiento de Primeros Auxilios. Como aquello no era un duelo oficial, sino que una demostración empírica de sus nuevas habilidades; el fenixiano aprovechó un par de segundos de silencio para pensar en un "Episkey" que curó por completo sus malestares, antes de proseguir con su hechizo de prueba contra la inmortal. -¿Lista?- consultó mientras tomaba posición, mirando de reojo a Khufu que se mantenía estoico junto al sujeto que le hacía escolta. La frase de "Embrujo Punzante" brotó en la sagaz mente del paladín a través de su Vara de Cristal, cuyo objetivo era desfigurar el rostro de Helike, de tal modo de que pareciera que ésta estaba sufriendo una cruel reacción alérgica que le produciría ardor y le impediría poder enfocar bien con su visión. Obviamente, la chica no vería ningún rayo nacer ni menos palabras moduladas desde sus labios; así que lo único que le quedaba a ésta era poder remediar lo que el apuesto legilimago había hecho.
  17. -Bien- musitó con ligera dificultad luego de exhalar una bocanada de aire que se mantuvo firme en sus pulmones a la hora de hacer frente a la figura que más amaba en el mundo, su madre. Tal parecía que la poderosa daga de acero le había servido para absorber y regresar la maldición asesina que la impostora le había lanzado a escasos pasos de distancia; aunque Elros no se mostraba muy confiado con aquel efecto, pues le pareció haber leído en alguna página del Libro de los Ancestros que "Kansho" no actuaría de la misma forma en un duelo o redada contra los mortífagos que quisiesen matarlo a sangre fría. <<Tendré que estudiarlo más a fondo en casa>> pensó Gryffindor, justo en el instante preciso en que su amiga Helike había culminado con la ilusión de material sólido que Khufu le direccionó con el afán de controlar sus emociones, en este caso hacia la persona que más odiaba en la vida (debido a que así quedó demostrado con las palabras que Rambaldi utilizaba a la hora de referirse a aquel sujeto). Mientras el tipo que parecía ser el subordinado del Uzza llegaba al campo desértico con una nueva alumna; Thomas aprovechó aquellos segundos para acercarse a la española y así tenderle una mano en señal de camaradería, golpeándole a su vez el hombro para que se despojara de todo lo negativo que había cogido para sí misma tras el enfrentamiento. -Lo hiciste muy bien, Helike. Cada minuto me convences más sobre tus habilidades... aprendes rápido, eh- le susurró al oído a través de una sonrisa que se opacó con el arribo de Gaunt. El muchacho sabía muy bien quien era Anne, la mala fama de warlock aliada a la Marca Tenebrosa era chisme de pasillo entre sus colegas de La Orden; es más, él mismo había acudido en una oportunidad a su local "Elviris Pub" en calidad de ministro de comercio, no siendo recibido para efectuar el protocolo de validación mercantil del CCU. -Nos llegó compañía- balbuceó con recelo, esperando que Vladimir notase su descontento ante la presencia de una de las directoras de la institución académica. A continuación, y sin prestar mucha importancia a la irlandesa, el adolescente se centró en cada uno de los vocablos que el guerrero les dedicó; abriendo vastamente los ojos al ver cómo éste conformaba su propia Vara de Cristal, la cual se enroscó en su brazo como una serpiente. -Está bien... Ya es hora de avanzar otro paso más, maestro- dijo mientras miraba con dedicación su propia arma de pirul que tantas veces había empuñado en contra de rivales de categoría. Sin vacilaciones ni temores, el patriarca de los Granger concentró todas sus energías, haciendo uso de las enseñanzas de Badru y Bakari; y sin inconvenientes la hizo fluir como manantial de agua a través de sus brazos. Poco a poco, la varita del paladín empezó a transformarse; creciendo hasta tocar piso y así convertirse en una especie de bastón azul rey que dejó en su extremo más proximal la cabeza de un león con sus fauces abiertas y dientes afilados. -Respira... respira- se auto-decretó tras el gasto de magia que tuvo que hacer para conseguir su objetivo. -Vamos Helike... Te espero para lanzar el primer hechizo- motivó a la vampiresa inmortal para que ésta se animase a utilizar su Vara de Cristal, y así proseguir con las indicaciones del Nesedy.
  18. -Sí Helike, estoy bien. No te preocupes... ¿Cómo estás tú?- preguntó Gryffindor mientras se frotaba los ojos con un dejo de insistencia; debido a que la fuente de luz que le cegaba en medio del terreno desértico, poco a poco pasó a convertirse en una doble visión y luego en un enfoque borroso que permitió que su sentido finalmente se recuperase por completo con el pasar de los segundos. La imagen que tenía frente a su cuerpo indudablemente era Annick, pero no la mujer que residía en aquellos tiempos en el año 2017, sino la madre que los mortífagos le habían arrebatado en un futuro próximo cada vez más incierto para el joven extrovertido y aventurero de cabellos rojizos. Si no fuese por la destreza que había adquirido con Sauda; los pensamientos que brotaban en su mente hubiesen terminado con su templanza y valentía, sin embargo la actitud del muchacho era la de un guerrero temerario que no sentía lástima ni pavor al enfrentar a un "espejismo" que únicamente podría ser "real" frente a un "Priori Incantatem" o gracias a la grandeza de la mitológica Piedra de la Resurrección. -No eres más que una simple ilusión... bastante básica como para querer intimidar a un hechicero con tanto control de la mente como yo- expresó sonriendo entremedio de las variadas chispas azuladas que se conservaban posterior a la destrucción del cerco Uzza. -Señorita Rambaldi, confío en que usted podrá salir airosa de esta prueba. Conserve la calma y la concentración- declaró hacia su compañera, la misma que se había vuelto intangible tras una serie de "latigazos" que por poco la dejan derrumbada en el suelo. Cuando "Annick" volvió a apuntar con su arma en dirección al pecho, ahora algo descubierto del veinteañero, una energía muy poderosa comenzó a sentirse en el costado izquierdo de la cadera de Thomas. Tanta fue la curiosidad y las ganas de saber de dónde provenía tal poder, que Granger descuidó su enfrentamiento para direccionar su vista hacia su nuevo destino. Allí, brillando como el acero más pulcro del mundo, se hallaba una daga de empuñadura de plata y piedras preciosas; la misma que se posó sin vacilaciones en su mano diestra en lugar de su varita de pirul como de costumbre. -¡Avada Kedavra!- fue la frase que retumbó en los tímpanos de todos los allí presentes, incluso de Khufu que se mantenía alejado del centro de los problemas. Pero, con algo de instinto e intuición, Gryffindor colocó la daga por delante de su pecho y recibió el impacto del rayo sin ocasionarle la muerte. "Kansho", aquella arma que ahora le acompañaba, absorbió la maldición asesina enviada por la McKinnon; y salió disparada contra ella misma como si de un rebote hubiese sufrido efecto. Al llegar a la "bruja", ésta estalló en decenas de fragmentos de vidrio que se volvieron arena en un abrir y cerrar de ojos, uniéndose nuevamente al árido piso del territorio universitario.
  19. Thomas asintió tranquilamente ante las palabras del Uzza, pues concordaba en plenitud con la definición de "ideal" que Khufu les expresó a través de un gesto de seriedad que no daba espacio para las quejas ni réplicas. -El poder no siempre es bueno... Hay algunos magos que caen en la ambición más allá de la convicción. Es por eso que es bueno conocer los límites de las metas que queremos alcanzar, sin tener que dañar a nadie ni a nosotros mismos- comentó Gryffindor mientras secaba su rostro, "algo humedecido", por la brisa que se formaba con el viento que golpeaba en el agua estancada del lago próximo a la plaza del Árbol de Fuego. Helike, por su parte, se mantenía reflexiva, como si las palabras de su maestro estuviesen resonando, una y otra vez, en sus pensamientos; calando en su zona interna más ligada a las emociones personales y la "lucha" que tendría que sortear, la cual carecía aún de significado para la vampiresa oriunda de tierras españolas. Todos esos detalles psíquicos, Elros los conseguía gracias al contacto visual directo que realizó con los ojos cafés claros de Rambaldi; utilizando su habilidad de "Legilimancia" en ella para así tener una noción más certera sobre lo que mantenía en silencio a su compañera, obviamente sin el afán de indagar demasiado en los deseos más ocultos y privados que la funcionaria ministerial podía conservar en secreto o en la intimidad de sus cuatro paredes. Pero, justo cuando el pelirrojo estaba a punto de intervenir con una nueva interrogante; la superficie desértica bajo sus pies empezó a temblar tras un chasquido de los dedos del Nesedy, reuniendo gran cantidad de arena en un tumulto que comenzó a enaltarse poco a poco, conformando una especie de figura humana que no lograba identificar del todo, pese a la corta distancia que mantenía con ésta. Una fumarola grisácea envolvía en integridad al ente o "cosa" que ahora el fenixiano distinguía con mayor claridad; percatándose de que se trataba de su madre, Annick. <<No es posible>> alcanzó a esclarecer en su mente el veinteañero; pero cuando sus orbes se posaron en la mirada de amor de la McKinnon, un especie de trance hipnótico se apoderó por completo de su subconsciente. -¡Mamá!- vociferó Elros con nerviosismo, sintiendo una fuerte presión en su sien derecha producto de una serie de pensamientos algo nostálgicos de su infancia que emergieron de la nada, pero que logró controlar a la perfección por su poderoso y reciente control de la Oclumancia. En eso, la paladín sopló una gran cantidad de arena que yacía en sus manos; la misma que viajó a través del viento hacia los globos oculares de Granger, instaurando una ceguera temporal en él. Sin duda alguna, el muchacho conocía que se trataba de la "Arena Mágica del Desierto" y que su visión retornaría paulatinamente en segundos; así que sin dejarse llevar por sus emociones decidió convocar un "Obsistens" azulado en el caso de que recibiese un ataque inesperado. -¿Madre eres tú?- preguntó, sintiendo que un rayo colisionó "en seco" contra la barrera luminosa que ahora ya no estaba, volviéndolo vulnerable.
  20. -¡Vaya! Llegas muy puntual, Helike... ¿Cómo va todo?- saludó el chico, correspondiendo el sentimiento de alegría de la joven inmortal a través de un efusivo abrazo que antecedió a la cuota de humor que Rambaldi expresó en ese momento basándose en su vampirismo y la no necesidad de dormir como un humano común y corriente. -En mi caso jamás me he quedado pegado en las sábanas... Tengo un reloj biológico en la cabeza que me hace despertar sin problemas. El inconveniente es cuando estoy enfermo... Detesto hacer días de reposo sin poder salir al exterior- agregó antes de enseñarle la flor que había tomado del Árbol de Fuego. -Es para ti... Tómalo como una muestra de amistad ¿Vale? Porque me haces de estas clases un instante más ameno, querida- exclamó sin sonrojarse, al mismo tiempo que miraba el extremo distal del cigarrillo de la mujer (evitando el contacto visual directo para no colmar de rubor sus níveas mejillas), el cual no paraba de consumirse con cada aspiración que la aprendiz universitaria realizaba a la espera del guerrero Uzza. Y así sucedió, pues Khufu hizo su entrada magistral en el árido terreno con una paz muy similar a la que Sauda le transmitió en la clase de Oclumancia; sin querer queriendo ambos poderosos hechiceros tenían caracteres parecidos, a pesar de las rivalidades entre etnias, lo cual tranquilizó los nervios evidentes que Elros sentía. -Thomas Gryffindor, señor. Es un placer estar con usted- respondió el pelirrojo, efectuando una venia pausada con la cabeza en señal de respeto hacia la figura imponente del tembloroso Nesedy. <<¿Otros datos?>> fue la interrogante que surgió en los pensamientos del adolescente, debido a que luego de la presentación de Vladimir, le quedó un margen de duda que se ligaba a aquello que la bruja no deseaba ahondar. -Creo que mi compañera tiene toda la razón, maestro... Encuentro muy acertada la definición que nos obsequió. No siempre un guerrero va a estar vinculado al sentido más "tradicional" que da énfasis al enfoque militar o que se tiende a involucrar en situaciones violentas y conflictivas... los muggles saben mucho de eso con las guerras que han conformado con el pasar de la historia misma. Es por eso que aquella parte de los... ideales que Helike muy bien expone, engloba más a la personalidad del temerario- comenzó diciendo, sin sentirse intimidado por Khufu ni por la altura que éste exhibía en compañía de su sabiduría. -Y, si bien es cierto que el valor es el motor o la base del actuar de un guerrero... para mí la esperanza es otra virtud que le va muy bien de la mano- añadió el muchacho, sintiendo la brisa fresca que recorría los confines desérticos del lugar que hoy los cobijaba.
  21. -Legeremens- expresó una vez más la Pereira, ocasionando que un fino hilo de sangre discurriese desde la fosa nasal derecha del pelirrojo producto de la potencia que tenía dicho hechizo proveniente de la Vara de Cristal de aquella Arcana que había sido también su primera mentora en el arte de las habilidades mágicas. Imágenes algo borrosas, un par de recuerdos atesorados y otro conglomerado de éstos más tormentosos envueltos en el sufrimiento; fueron parte del repertorio psicológico que Rosália logró ver en sus pensamientos gracias a la "pasividad" del animago, quien no parecía querer proteger más su mente de aquellos invasores que usurpasen sus alegrías y miedos más ocultos. -¿Qué es lo que te ocurre, jovencito? ¿Es que acaso has perdido tu dignidad como hechicero? Esto está resultando mucho más fácil de lo que pensé... ¿No tienes convicciones ni motivaciones, eh Gryffindor?- platicaba la brasileña, sin dejar de mirar fijamente los orbes esmeraldas algo perdidos del hijo menor de Elvis y Annick. Pero fue en eso que, justo cuando estaba "at portas" de perder toda esperanza, una luz se materializó en su consciencia como ángel que acude en ayuda del desamparado. Era la voz de una mujer, pero no era cualquiera, sino que los consejos provenían de una sabia tanzana que no dejaba de confiar en él. Aailyah Sauda le estaba transmitiendo paz a través de una fuente de energía pura que emanó desde el anillo de prueba de la Oclumancia que el templario llevaba consigo; compartiendo un vínculo espiritual que se conectó de forma directa y oportuna con las oraciones y plegarias que Saka efectuaba desde el otro lado del portal por donde su aprendiz había ingresado hace más de una hora. Claramente estaba que el patriarca de los Granger desconocía el origen de todo eso, puesto que una vez que había cruzado la puerta con tal de empezar su prueba, todo lo que sucedería ahí dentro no podría ser ligado al reto. -¡JaJaJaJaJa!- se lanzó a reír Elros en medio del caos que estaba viviendo allí encerrado. -¿De qué te ríes, eh? ¿Es que acaso tengo cara de payaso? ¡Mocoso malcriado!- arrebatió la manipuladora de mentes con bastante intriga sobre lo que estaba ocasionando que el Gryffindor riese de esa forma en una situación tan desesperada como aquella que estaba experimentando. -Me río porque tú no me conoces- comenzó diciendo Thomas levantando su cabeza, la misma que segundos previos estaba agacha sin fuerzas ni ánimos de continuar. -No sabes quién realmente soy, Rosália. Ni tampoco te imaginas el poder inmenso que reside en mí desde el día de mi concepción. ¿Crees que no tengo motivación ni convicciones en mi vida? Pues, te equivocas. El amor hacia mi familia y mis seres queridos, es el motor que me mueve día y noche para querer ser siempre mejor mago... mejor "persona". Y si te dejé navegar en el mar de mi vida subconsciente fue porque... soy demasiado caballero como para querer atacar o defenderme de una mujer- añadió el veinteañero, escupiendo sangre hacia un lado de la silla que le mantenía atado. -¡Ah, sí! Veamos si lo que dices es verdad, menino vaidoso... ¡Legeremens!- vociferó la Arcana en un estruendo que hizo retumbar el piso; pero tan pronto como el hechizo salió de sus labios, el fenixiano enaltó su barrera protectora con tanta entereza que la Vara de Cristal de la Pereira salió despedida hacia atrás tal como si un Expelliarmus la hubiese desarmado. -¿Cómo fue a pasar esto? ¡No es posible!- gritaba la mujer agarrándose la cabeza con ambas manos, sintiendo que alguien estaba poniendo ilustraciones mentales falsas, o quizás verdaderas, en su psiquis. Elros no sólo repelió el grado de ofensividad del ataque de Rosália, sino que también estaba haciendo uso de la habilidad como una aliada en el concepto de implantar alucinaciones de forma certera. -¿Tienes pavor? Estás temblando- cuchicheó. -¡Tú no eres Rosália! Mi maestra no habría actuado así con nadie, a pesar de la repulsión que siente hacia... los seres humanos. Ella no es culpable de no poder confiar en quienes la dañaron tanto. ¡Muéstrate demonio!- incitó a la bruja que le hacía compañía; quien, de la nada, comenzó a verse rodeada por sombras y tinieblas que cubrieron cada rincón de su cuerpo con una larga manta con capucha azabache que lo único que dejaba entrever era una horrible máscara plateada; señal inequívoca de que no se trataba de la Pereira, sino que de una mortífaga. -Me las pagarás, Gryffindor. Ésta no será la última vez que nos veamos... Yo, sí... Yo, Sofía Elizabeth Granger... Me encargaré de que cada día de tu existencia sea más negro que el anterior. Siempre... siempre seré tu mayor pesadilla- siseó la francesa antes de quitarse el velo y esfumarse de la escena cinematográfica, dejando el portón metálico abierto y las sogas que aprisionaban a su presa ligeras de sacar. -Se ha acabado- suspiró el muchacho con satisfacción tras incorporarse nuevamente en posición bípeda erecta, percatándose de que la salida del cuarto estaba iluminada por un resplandor níveo que impedía ver lo que había del otro lado. El aroma a rosas secas era lo único que provenía del otro lado; esencia que le resultó muy familiar, por lo que optó por seguirla con fe. Fue así que Thomas salió del portal de la prueba de vinculación con el anillo de la Oclumancia, topándose de frente con una anaranjada kanga y llamativo turbante que acompañaban con elegancia a la exótica belleza morena de la Arcana. -Lo hice- rezó Elros exhausto en un tono de voz tan bajo que el eco que resonó fue débil.
  22. Un nuevo y ansiado aviso por parte del Concilio de Mercaderes, aunque de la mano de los warlocks, arribó a todos los rincones de Londres anunciando la buena noticia. Elros había estado esperando que el stock del baúl de siete cerrojos se renovase, debido a que era uno de los únicos productos de la primera planta con excelente catalogación que le faltaba en su colección de la bóveda trastero que mantenía custodiada en Gringotts. Fue así que rápidamente cogió una capa negra que estaba colgada en el perchero a la salida del vestíbulo de su taller mecánico, con el afán de salir hacia la avenida principal del Callejón Diagón con rumbo al Magic Mall. Gracias a Merlín no demoró tanto en pisar los escalones de la tienda comercial más grande de Gran Bretaña, ya que últimamente no había mucha gente en los alrededores de Inglaterra; obviamente personas con habilidades mágicas, sin contar los muggles que abundaban a las afueras de los territorios que se conservaban ocultos de sus miradas indiscretas. Al llegar al área de venta de objetos, Gryffindor orientó sus pasos hacia el lugar donde se exhibían los productos recién adquiridos; y con una sonrisa plasmada en su bella fisonomía europea, tomó un formulario entre sus manos y comenzó a rellenarlo muy veloz, aunque con la precaución de que nada estuviese erróneo o se lamentaría bastante el tener que re-hacerlo. -Buenos días. He venido por una única compra. Espero que todo esté en orden- expresó el paladín fenixiano, al mismo tiempo que le tendía el papel con la información de la transacción al funcionario que le atendía en ese instante. ID: 113082 Nick (con link a la ficha): Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Fecha: 2017-06-10 Objeto: Baúl de Siete Cerrojos Puntos: 40 Precio: 2000 G Total de puntos: 40 Total de Galeones: 2000 G
  23. No era un día como cualquier otro en la vida del joven Gryffindor, puesto que durante aquella jornada de primavera comenzaría con el aprendizaje del Libro de los Ancestros de la mano de un guerrero Uzza que tenía fama de ser un tipo bastante solitario, puesto que prefería rodearse de animales antes que de seres humanos; tal vez por alguna situación traumática que había experimentado o simplemente por ya estar decepcionado de la raza pensante tras vastos años de erudición conviviendo con ellos. -Vaya... Nuevos objetos. Creo que terminaré convertido en uno de esos gigantescos armarios de "Borgin & Burkes" del Callejon Knockturn... Aunque este Amuleto, según lo que dice en la página 23 del tomo, me servirá de gran ayuda en mi Vulcanización Mágica- expresó el adolescente mientras veía con curiosidad la porcelana que representaba al dios griego Hermes con su casco alado. También, dentro de los raros materiales, estaba otro frasco con arena y un anillo con una diminuta cavidad en medio; el mismo que parecía ser un elemento inofensivo que deberá descubrir con paciencia una vez que estuviese en la cátedra con Khufu. -¡Brahmsy! ¡Hey Brahms! ¿Está todo preparado para el viaje?- consultó el fenixiano con un dejo de apuro, alzando su voz rumbo a su elfo doméstico que continuaba guardando cosas adentro de la bolsa con hechizo de expansión indetectable. -Mi señor Thomas... Sólo falta que usted introduzca lo que tiene en sus manos, señor. Me preocupé de poner un pequeño recipiente plástico con cereales de chocolate, yogurth con trozos de fresas y frutos secos para que tenga algo que comer en algún minuto... Debe ser agotador recibir doctrinas de los Uzza, señor- platicó el leal sirviente de ojos marrones claros y orejas levantadas como un inocente can adiestrado. -Ya no hay mucho tiempo que esperar... Debo acudir cuanto antes al sitio de reunión, o Helike me regañará por ser un compañero impuntual. A las chicas no se les debe dejar "plantadas", eh... Recuerda eso siempre, Brahmsy- musitó el paladín con simpatía, cerrando su ojo izquierdo en señal de complicidad con el elfo obsequiado por su padre. Fue así que Elros descendió con prontitud las escaleras de su hogar hasta arribar al vestíbulo donde se despidió de su madre Annick con un beso en ambas mejillas; y al salir a la fachada de la residencia de La Orden, no olvidando todo lo que debía de llevar consigo, el apuesto animago concentró todas sus energías para abrir el portal (Fulgura Nox) que lo trasladaría directamente hacia su nuevo objetivo. En un "abrir y cerrar de ojos", la figura del patriarca de los Granger se abrió paso a través del Haz de la Noche, materializando su organismo en la mismísima Plaza del Árbol de Fuego en un perímetro cercano al Oasis donde cohabitaban las tiendas del Pueblo Uzza. -La señorita Rambaldi debe estar por llegar. Le dije que nos juntáramos a los pies de la estatua sagrada de la Diosa- balbuceó, casi para sus adentros, el pelirrojo; aprovechando de coger una de las hermosas flores de la especie para regalársela a su amiga, obviamente sin el afán de cortejarla. Vestido con jeans azabaches, una camisa nívea y deportivas grisáceas; el gran ejemplar de "mono extrovertido" se sentó en una de las bancas del árido terreno, esperando que la española llegase antes que el perteneciente a la tribu de los Nesedy. @
  24. -Agradezco su confianza, maestra- respondió con rapidez Elros, observando cada movimiento que la Arcana realizaba desde su posición sedente con las piernas cruzadas hasta su bipedestación tranquila cuyo rumbo le era conocido. El Ouroboros se mantenía tan magistral como le recordaba, llenando de magia aquel salón circular ancestral que le daba la bienvenida a todo aquel que sintiese que estaba listo para afrontar el portal de la prueba de vinculación con la habilidad correspondiente a la que se aspiraba. -No se preocupe, Sauda... Estoy preparado para esto. Usted me guió de la mejor manera que pudo, sacando a relucir dotes que jamás había logrado controlar. Debo y tengo que hacerlo... por mí, por los seres que quiero... Dominar el arte de la Oclumancia es mi meta, y la Triforce mi ambición- fue lo que contestó el veinteañero, para posteriormente coger el "anillo de prueba" de la palma de la tanzana y colocarlo así junto a los de Animagia, Videncia y Legilimancia. Segundos de reflexión personal en compañía del silencio que se formó en la Pirámide fue lo que culminó por colmar el espíritu guerrero del fenixiano, quien terminó de oír la última indicación de Aailyah antes de volver a alzar la voz con determinación y valentía. -Se lo prometo que así va a ser, Saka- exclamó sonriendo; aprovechando aquel instante, previo a la prueba, para ver una vez más el rostro de la mujer nativa africana que le esperaría con fe y convicción. Fue así que, sin mayores rodeos ni temores, el mago comenzó a caminar hasta donde estaba la puerta mágica que daría inicio a su reto definitivo; pero antes extrajo una jugosa naranja, que combinaba con la kanga de la Arcana, desde su bolso con hechizo de expansión indetectable, y se la comió tal y como un niño ansioso que moría de sed con de ganas de tener algo dulce en la boca. -Tome, maestra. La elfina de mi padre me pasó dos... Están muy ricas, eh- expresó con amabilidad el chico, pasándole una fruta a Sauda en sus propias manos; quien quedó algo perpleja, aunque agradecida, con tal acción de "humanidad" que no todo el mundo tenía en aquellos días donde el egoísmo y los caprichos reinaban por doquier, alejados de los valores. Ya con el estómago recompuesto, el extrovertido adolescente se internó "de lleno" en el portal, cruzándole con la seguridad de que volvería con Saka como un oclumago completo. Una sensación similar a una ducha con agua fría le envolvió desde el rizo más largo de su cabello hasta la punta de los pies, incitándole a cerrar los ojos mientras el escenario de la estrella de cinco puntas con la serpiente giraba en sus pensamientos, hasta que finalmente todo se volvió oscuridad. <<¿Do... Dónde estoy?>> caviló con una cefalea horrible que le hizo querer llevar sus manos hacia su cabeza con tal de acunarla; pero aquel gesto fue imposible de realizar, debido a que se hallaba atado de torso, muñecas y piernas a una silla que se asemejaba bastante a las ocupadas en el período alemán nazi por Hitler, el tirano muggle más temido de todos los tiempos contemporáneos. Muy cerca había una mesa de arrimo que iluminaba tenuemente la habitación, especialmente lo que estaba sobre ella... su varita de pirul. Instrumentos de tortura, armas blancas, una pistola e inclusive un electroshock eran parte del inventario que yacían en las estanterías que custodiaban, una a cada lado, el portón metálico que le separaba del entorno exterior. -¡Holaaa! ¿Hay alguien aquí? ¿Pueden oírme?- vociferó el heredero de Uther, haciendo eco en las gélidas paredes de la cámara. -Hasta que por fin te dignaste a despertar, Gryffindor- fue la dulce voz que floreció a espaldas del rehén, erizando todos los pelos de su cuerpo tras cerciorarse de que no estaba solo en ese lugar. Pero, aquello no sería todo, puesto que el sujeto empezó a pasearse en las tinieblas, hasta que se posicionó de frente al paladín mirándole fijamente a través de sus orbes avellanados color ámbar. -Ro... Rosália Pereira- pronunció con complejidad, trabándosele la lengua. ¿Qué hacía la Arcana de Legilimancia allí? ¿Qué planes tenía la brasileña para con el británico? Eran sólo algunas de las cuestionantes que surgieron en la mente impávida del patriarca Granger, el mismo que no lograba entender la situación, la que no parecía ser "normal". -¿Qué es lo que quiere, maestra?- preguntó a la híbrida; quien se limitó a sonreír mientras sacaba su Vara de Cristal entremedio de las verdes hojas y flores exóticas de variados tonos que le vestían. -Legeremens- dijo "a secas" apuntando con el arma al paladín, quien no pudo evitar caer en su juego de sumisión. Prontamente, imágenes de las tragedias más dolorosas de Elros se dibujaron en Rosália como si el propio animago le estuviese pintando sus recuerdos sin oponer resistencia. -No... no, no... Salga de ahí- suplicaba con la frente empapada en sudor y los ojos rojos; verdaderamente el poder de la Arcana era estratosférico. -Eres débil... No sé cómo llegué a confiar en ti. Me deshonras, Elros... ¿Con esto planeas ayudar a los demás? Lord Colt acabaría contigo antes de que pudieras defenderte... ¿Te sigues considerando digno de portar estos Aros de Habilidad? Sé, y estoy segura de que Sajag y Suluk estarían decepcionados de ti. Ellos... tus padres, ¡TODOS! Eres una basura, una escoria en esta sociedad. Viajaste desde el futuro por nada, jovencito... Y ahora sufrirás las consecuencias de los actos arrebatados de un nene de cuna como tú... ¡Legeremens!- volvió a decir la garota, pero en esta oportunidad con mayor ímpetu; lo que bloqueó la psiquis del malogrado aspirante. ¿Debía abandonar todo? No lo sabía. Jamás se había sentido tan vulnerable, sumado a que su varita estaba lejos de él.
  25. -El Señor Gryffindor está en su despacho ¿Quién le busca?- preguntó la Day, sin saludar, a pesar de que Cye ya se había presentado correctamente con ella en un trato muy gentil y cordial. -¡Ah! Señorita Lockhart, perdone mi falta de decoro, pero estos días he estado muy distraída con tanta cosa que ha pasado últimamente. Desde la llegada de mi jefe hasta las llamaradas del "Furia Nocturna" que está ahí abajo- señaló el mismo cuadro del Ridgeback Noruego por donde se accedía hacia la zona de gerencia, como también al subterráneo donde se mantenía el dragón azabache. -Le avisaré sobre su llegada. No creo que tarde en bajar- agregó en un tono más amable, al mismo tiempo que sacaba su varita con el afán de conjurar un par de palabras que tal vez la medimago no escucharía del todo. Fue así que un conglomerado de hilos plateados resplandecientes surgió desde el extremo distal del arma de la Finnigan, formando una lagartija diminuta que salió "disparada" atravesando la pintura que yacía tras el mostrador de la recepción de la Vulcanización, con el mensaje claro y conciso hacia el apuesto animago. En cosa de un par de minutos, la figura de Thomas se dejó entrever desde el espacio físico que quedó cuando el cuadro se movió hacia un lado; el cual no pudo evitar sonreír tras notar que su amiga venía a cumplir la promesa que ambos se forjaron en la clase de Sagitas sobre Maestría en Escobas. -Vaya, vaya, vaya... Miren a quién tenemos por aquí. La mismísima jefa del Control de Comercio Universal viene a solicitar los servicios de este humilde hechicero de cuarta categoría ¡JaJaJaJa! ¿Cómo has estado, querida?- expresó radiante el miembro de La Orden del Fénix. -Veo que me has traído los "restos" de las escobas de tu marido, que a propósito no he visto en meses ¿Cómo está el condenado de Ishaya? No ha aparecido desde la revelación en el Atrio del Ministerio... ¿Está de viaje? ¿Enfermo? O es que acaso se volvió un antisocial- platicó el muchacho mientras se acercaba hasta la alfombra voladora con tal de examinar por fuera los trozos de madera que se podían vislumbrar desde el saco que los contenía. -Será mejor que subamos a mi despacho... Hay muchas mentes curiosas por aquí ¿O no Misty?- añadió girándose hacia la Day. -“Soy el amo de las tuercas, la velocidad y la adrenalina”- musitó a modo de contraseña, lo que produjo que el cuadro del dragón volviera a moverse para dejar libre el paso hacia un túnel pequeño con escalera ascendente. Luego de que ambos amigos se internaran en el recoveco, arribaron hasta la oficina del pelirrojo; quien se apoyó en uno de los bordes de la mesa de pool, mirando fijamente a Cye. -Ahora sí... Cuéntame ¿Cómo va todo?- consultó con empatía. @
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