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Thomas E. Gryffindor

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Todo lo publicado por Thomas E. Gryffindor

  1. Ya habían transcurrido un par de meses desde que los funcionarios de Accidentes, encabezados por Matt Blackner, acudieron al llamado de Thomas, con el afán de prestar sus servicios ministeriales luego del funesto ataque que sufrió el taller mecánico a manos de los mortífagos. Gracias a la amabilidad, disposición y buena voluntad de la secretaria Day; la Vulcanización Mágica logró salir a flote de forma airosa, recuperando en gran parte las pérdidas ocasionadas por el incendio y la magnitud del daño en general ante el destroso. <<Ya es tiempo de tomar el timón del barco>> pensaba el apuesto Gryffindor mientras sus pies se posaban en la arteria principal del Callejón Diagón, deteniéndose "en seco" frente a la puerta metálica del local comercial, de la cual sobresalía la enorme cabeza del león que rugía mágicamente cada vez que un individuo cruzaba la verja de bronce y oro marroquí. -¡Buenas tardes, señorita Finnigan! Hoy sus plumas colgantes lucen más brillantes que de costumbre ¿Sabe el porqué?- saludó el mago una vez que su vasta espalda atravesó la puerta que daba con el vestíbulo donde Misty trabajaba. -¿Es cierto lo que mis ojos ven? ¿Señor Gryffindor? ¡No lo puedo creer! Ya pensaba que...- alcanzó a decir antes de ser interrumpida por el pelirrojo. -¿Ya pensaba que se quedaría con las ganancias de mi negocio, eh Day? Pues está muy equivocada. Retiré los galeones hace un par de días para poder cursar más destrezas en la Universidad... Arte Uzza ¿Ha oído hablar de dichos guerreros mitológicos? Pues, sí... Ellos mismos son ahora mis maestros, querida- relató con una sonrisa colmada de satisfacción en su fisonomía apolínea. -Don Thomas... no era eso lo que iba a decirle. Yo... es que yo pensaba que usted había muerto. No tener señales de vida... ni un saludo en Navidad además de aquel que el señorito Antoni nos hizo llegar, no sé... daba mucho que pensar. Y bueno... luego de su regreso, me pidió que yo llevase la escoba a Athena Rouvás, en vez de hacerlo usted mismo, pues... denota falta de interes ¿No?- refutó. -Tienes razón... En parte, tienes razón, mujer. Pero bueno... ya me tienes aquí otra vez, eh... Cuéntame ¿Cómo está Chimuelo?- consultó expectante de tener noticias amenas sobre su Ridgeback Noruego. -El Furia Nocturna está bien, señor... En perfectas condiciones, diría yo. Lo único malo es que come como sabañón. Entre él y los empleados, se trituran todas las ganancias del mes, incluso yo he tenido que...- de nuevo fue silenciada velozmente, pero en esta oportunidad debido a un rápido movimiento de la varita del fenixiano. -No quiero saber esos detalles, Day... pero estoy muy complacido con tu labor. Recibirás un bono por... "mejor secretaria"- agregó el veinteañero. -Pero señor. Si yo soy la única secretaria que tiene aquí- refunfuñó la bruja con el ceño apretado. -Lo sé, lo sé mujer. Es una mera forma de decirlo. Revisa bien tu liquidación de sueldo a principios de Julio... ahí verás los galeones extras que te daré... Aunque no creas que muchos... ¡Estoy en sequía!- exclamó el muchacho abriendo los ojos. -¿Algo más que me tengas que decir? Si tu respuesta es no... estaré en mi oficina revisando las facturas pendientes. ¡Ah! Y avísame si @ llega ¿Estamos de acuerdo?- culminó antes de atravesar el cuadro rumbo a la estancia donde se hallaba la gerencia.
  2. ¡Hola Universidad! Vamos por el siguiente Libro de Hechizos o/ Espero que Khufu sea bondadoso xD Ya quiero mi Vara de Cristal (?) Nick: Thomas E. Gryffindor ID: 113082 Libro de Hechizos: Libro de los Ancestros Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): #60 Rango Social: Orden del Caduceo Nivel de Magia: 30 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): 2011 Link a la Bóveda: Bóveda #93543 Link a la Ficha: Ficha #93537 OFF: Edito por si los Directores no lo han visto o se les ha pasado @@Niko Uzumaki
  3. -Llegué- anunció a la nada a través de un susurro que expulsó una nube de vapor producto de la interacción de la exhalación con el frío que circulaba en la orilla de dicha "playa" que conectaba el lago con el temido bosque que tendría que recorrer a continuación. Si bien era cierto que Elros ya conocía el trayecto hasta la Pirámide, aquello no le garantizaba que pudiese atravesar la frondosidad con éxito, pues cada Arcano tenía sus "maneras" para enseñar y orientar en la habilidad a sus discípulos. Fue por eso que, tras descender de un único salto desde la barca, la voz de Saka le causó un poco de extrañeza en su mente. <<Creo no haber comprendido del todo bien el mensaje>> se dijo el pelirrojo para sí mismo; debido a que le resultaba un tanto "confuso" el poder usar, o no, su varita para conseguir arribar hasta el umbral de ingreso de aquella construcción ancestral que estaba al centro de la isla; así que optó por guardarla entre sus ropas sin vacilaciones ni miedos. -Perdone si erré en algo... no fue mi intención, maestra Sauda- musitó a regañadientes en el preciso instante en que sus pies se adentraron por los primeros musgos y árboles milenarios que le dieron la bienvenida al nuevo perímetro. <<Y pensar que como mono llegaría más rápido y con una perspectiva más clara del panorama>> caviló cabizbajo el adolescente; escuchando, a su vez, el cantar de un colorido grupo de fwoopers que anidaban las copas de la flora más alta del lugar. Anaranjados, rosados, verdes lima y amarillos; eran las tonalidades intensas de las plumas que exhibían las aves mágicas; pájaros africanos que ligó de inmediato a Aailyah y sus vistosas kungas. A pesar de que el sonido le resultaba bastante agradable al oído; el Gryffindor tenía conocimiento de que aquello podía afectar su nivel de "cordura", así que cerró su espacio psíquico gracias a una pared mental que enaltó en su cerebro mientras se introdujo en un laberinto húmedo. <<¿Habrá tenido razón Uric el Excéntrico?>> se cuestionaba al avanzar por los estrechos caminos, meditando sobre lo que aquel sujeto intentó demostrar al creer que el canto de aquellas criaturas era en realidad beneficioso para la salud, oyéndolo él mismo durante tres meses sin interrupción. Estaba justamente en eso, cuando cayó de bruces en el piso; dándose cuenta de que lianas de Lazo de Diablo comenzaron a envolver su cuerpo con prontitud, sin dejarle la mera ocasión o escueta posibilidad de desenvainar su arma para conjurar un simple "Reducto" en la enredadera. <<No es hora para perder la cabeza aquí>> se alentó sin moverse en lo absoluto, sumergiéndose en una profunda calma que prolongaría más su estadía en comunión con la planta mágica. Sin explicación alguna, el Lazo del Diablo lo condujo al interior del muro; soltándole precipitadamente en un cuarto cerrado que parecía ser subterráneo. -¿Dónde estoy? Este sector no lo conocía- platicaba solo el fenixiano tras levantarse del suelo apoyándose en cuadrupedia; para posteriormente traspasar la celda (Salvaguarda Mágica) hacia un sucinto recoveco sombrío. A ciencia cierta, parecía que el paladín se había perdido; pero haciendo uso de aquella misma energía, se orientó sin prisa a pesar del nudo en la garganta que se le formó ante una sensación de "persecución" que afloró desde el instante en que abandonó la "prisión" donde el Lazo del Diablo le dejó. Imágenes de mortífagos encapuchados con sus katanas, de los Uzza atrás de su vasta espalda con sus Varas de Cristal para atacarle, y reos de Azkabán observándole maliciosos; eran parte del repertorio que intentó atormentarle. Con convicción y voluntad, el patriarca Granger consiguió subir una plataforma que lo llevó de regreso al laberinto del bosque; aunque esta vez parecía haber llegado al corazón mismo de la frondosidad. -Bien Elros... Ya estamos a unos minutos de...- fue lo que alcanzó a pronunciar sonriendo, porque el ruido de un tedioso zumbido le cambió la fisonomía en un "abrir y cerrar de ojos". Frente a él, se hallaba una gigantesca colmena que le impedía el paso por los escalones hacia la entrada a la Gran Pirámide donde la tanzana le esperaba. Decenas de abejas deambulaban de un lado a otro, erizando todos los cabellos del retoño de Elvis y Annick, que les odiaba y temía con todo su ser. Eso mismo le había impedido ganar el Torneo de los Tres Magos frente a Durmstrang; era su fobia, su fuente de alergia y también su mayor miedo desde pequeño. Una simple picadura de aquel insecto bastaba para causar un shock sistémico en su organismo, el que le conduciría hacia la muerte; pero Thomas era astuto, y supuso que aquel obstáculo era un "boggart" plasmado allí por la Arcana con el afán de probarle. Sin estar seguro de lo que haría, pero convencido de tomar el riesgo; el adolescente cerró los ojos, aferrándose a la concentración consigo mismo. Sin ver, le sería más fácil caminar; y así como lo hizo con la bandada de fwoopers, trataría de no oír el zumbido de las abejas a través de una muralla mental que fortaleció con coraje su espíritu y bloqueó la sensación de pavor. Fue así que, luego de unos momentos, el veinteañero abrió los orbes lentamente; percatándose que ya estaba adentro de la Sala Circular con la estrella de cinco puntas rodeada por la serpiente que se mordía su propia cola. -Buenas noches, maestra. Lo he conseguido- exclamó alegremente el joven tras visualizar la figura de Saka nuevamente frente a él, esperando que ésta estuviese satisfecha con su progreso, pese al traspié inicial debido a una mala comprensión de sus palabras e indicaciones sobre el uso "estricto" de la varita. Lumos Solem ni Riddíkulus habían sido necesarios, pues su fuerza de voluntad, entereza y determinación fueron tan poderosas que bastaron para sortear las barreras hasta su meta.
  4. Una vez más los pies del apuesto Gryffindor se enfilaban hacia las inmediaciones del Magic Mall, con el propósito firme de adquirir el nuevo libro de hechizos que podía cursar junto a los Guerreros Uzza en la Universidad. Sabía, y estaba consciente de que el aprendizaje de la mano de Bakari había sido mucho más complicado que con Badru; pues resultaba lógico que cada vez que escalase en conocimientos, lo nuevo sería más atareado y confuso. Gracias a las bondades del mago Merlín, Elros se consideraba un individuo afortunado por tener un mayor grado de comprensión y madurez que el resto de sus pares; pues, pese a ser un joven veinteañero, le tomaba el peso real a las situaciones que estaba viviendo y que experimentaría más tarde con el pasar de los años. -Espero que Khufu sea un tipo amable, dentro de lo exigente que dicen que es- susurró el pelirrojo mientras subía los peldaños de la tienda comercial del Callejón Diagón con templanza; orientando, posteriormente, su andar hasta la habitación clandestina donde Fergus le esperaba "algo borracho", como era de esperarse de él. -¿Es que acaso no te aburres de beber whisky todos los días, hombre?- consultó sin saludar al bedel escocés, demostrándole el grado de fastidio que sentía tras oler el aroma, un tanto repugnante, a alcohol desde la entrada al "cuarto de servicio". Fue así que, sin mayores palabras ni gestos de caballerosidad con aquel calvo; el paladín se metió en el ascensor con la pintura descascarillada, introduciendo la contraseña en el panel de botones numéricos facilitada previamente en la recepción del mall, y respondiendo un breve cuestionario que ya conocía de memoria desde su primer arribo a la planta de objetos peligrosos y mortales. -¡Buenos días!- exclamó el animago tras cruzar el umbral; mirando de reojo la figura de Merwyn, el malicioso, que estaba pintada junto a otros sujetos en un vasto mural con estilo clásico ligado a la Grecia antigua. La estancia hexagonal tallada en el mármol más níveo del mundo, seguía igual como la recordaba; tal parecía que el Concilio de Mercaderes sólo invertía sus recursos en la mantención, y no en la renovación del lugar. <<¿No es Brenson Smith el que está atendiendo?>> se cuestionó curioso, debido a que sabía que aquel empleado trabajaba en la planta baja y no en aquella zona que era territorio de Broohilda, la cálida recepcionista. Con tranquilidad, el adolescente de ojos esmeraldas cogió un pergamino del mostrador y empezó a rellenarlo con una vuelapluma de color verde ácido que se movía veloz con cada frase que el patriarca Granger deseaba plasmar en el papel. -¡Hola! He venido por una compra. Creo que he puesto bien los datos requeridos, pero cualquier cosa errónea puedo arreglarla de inmediato- musitó a voz baja y suave el fenixiano, al mismo tiempo que le entregaba el formulario al empleado que le atendería. ID: 113082 Nick: Thomas E. Gryffindor Link a la Bóveda Trastero: #107620 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: #93543 Nivel Mágico: XXX (30) Fecha: 2017-05-29 Nombre del producto: Libro de los Ancestros Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): XXV (25) Precio: 25000 G Precio total: 25000 G
  5. 1d7 Thomas invoca al Señor del Caos
  6. A ciencia cierta, Elros jamás supo qué había sucedido con el ramo de tulipanes violetas que encomendó al hechizo Floreus (sobre la varita de su rival) en su última maniobra defensiva; pero de algo sí estaba seguro, y eso era que Helike había caído en su trampa "como ratón al queso". Ahora la ninfa no estaba en el campo de duelo, y la mujer ya no tenía la facultad de utilizar más las fuerzas del caos, debido a que había ocupado las dos posibilidades que Bakari les brindó a un comienzo de la contienda. <<¿Será necesario dejarla morir?>> se cuestionaba con un dejo de ambigüedad el Gryffindor; pues únicamente bastaba con silenciarla, entorpecer su pronunciación u otro ramo de rosas para dar "luces" a su fallecimiento al contrarrestar u, mejor dicho, omitir los efectos de un "posible" Morphos que convertiría algo en un bezoar. Pero, el pelirrojo finalmente concluyó que no era lo mejor matarla en una clase de aprendizaje; así que la dejó vivir a través de un "Zancadilla" que ató ambos tobillos de la Rambaldi con un lazo mágico negro que le hizo caer de bruces a la arena, segundos antes de que ésta utilizara el encantamiento de transformación para mutar su preciado antídoto contra la ponzoña de la avispa marina (que nuevamente volvió a ser un pantalón "común y corriente"). -¿Estás bien?- le consultó a la distancia, observando que la española aún continuaba en el suelo. -¿Mortífago? Pues no lo creo, linda. No soy partidario de los ideales de la Marca Tenebrosa... y creo que tú lo debes saber, o lo habrás corroborado mejor en este enfrentamiento- vociferó el veinteañero, a sabiendas de que la vampiresa, como una funcionaria ministerial activa, debía de conocer los hechos que acontecieron en el Atrio del Ministerio hace un par de meses atrás; donde la Orden del Fénix se reveló ante la comunidad (incluyendo a Thomas). -Tarantallegra- susurró apuntando hacia la Vladimir; lanzando un rayo dorado desde su arma de pirul que de impactar, haría bailar velocísimo a su duelista contra su propia voluntad por un turno completo.
  7. -Mientras Athena tampoco se entere sobre esto... Estamos a salvo, Helike- respondió sonriendo el Gryffindor, pues éste gozaba con poner en "evidencia" la belleza de una mujer; especialmente si ésta lucía sus prendas íntimas de forma tan sensual como se le veían a distancia a la española. Lo que sucedió a continuación fue lo más "raro e insólito" que había visualizado jamás en un duelo por los conocimientos Uzza; ya que la Rambaldi cogió una piedra y se la llevó a la boca justo después de tener un ramo de rosas blancas en la punta de su varita producto del veloz hechizo que el adolescente le había lanzado en su última acción. <<Le romperá los dientes>> pensó curioso, debido a que la dureza de esa roca podía fácilmente quebrar una pieza dental si de masticarla como a un bezoar se tratase. En realidad y a simple vista, la vampiresa parecía estar hipnotizada por algún factor externo a la contienda, pues de otra manera Thomas no se justificaba que el accionar de su compañera de clases fuera tan poco habitual. Fue así que, antes de que la inmortal intentara dirigir sus dardos hasta el paladín; éste pensó en "Maldición", lo que produjo que Helike vociferara "Silenorina" en vez de Silencius, ridiculizando la pronunciación original. -¿Qué fue lo que querías decir?- preguntó burlesco el pelirrojo, fijando su mirada esmeralda en la avispa que seguía ahí. -Debe estar pensando que te quiero matar- contestó con sinceridad a lo expuesto por la Vladimir, porque el vidente ya estaba tomando por costumbre asesinar a sus rivales (cualidad en contra de sus ideales fenixianos); así quedó demostrado en la cátedra del Equilibrio cuando indujo una hemorragia masiva en Lyra Katara, y también cuando acabó con la última chispa de vida de Mei Black Delacour en la prueba desértica del Druida. -¡Floreus!- volvió a usar en contra de la funcionaria ministerial, aunque en esta ocasión saldrían tulipanes violetas (como los cabellos de Sagitas Potter Blue) del extremo distal del arma de Helike cuando quisiera conjurar algo. Si sus cálculos no le fallaban; la ninfa debía desaparecer en el siguiente turno, y si la vampiresa no se curaba del veneno inducido por la letal criatura pegajosa aún aferrada a su muslo, fallecería indudablemente producto de un shock sistémico.
  8. <<¡Vaya! No la vi aparecer>> pensó en exclamación el Gryffindor cuando la figura de una ninfa se materializó junto a Helike; claramente la bruja había utilizado por última vez (según las reglas impuestas por Bakari al comienzo del duelo) las fuerzas del caos, resultando a su favor. Elros sabía que dicha bella doncella de la naturaleza poseía un sinfín de propiedades curativas, por lo que dedujo que los efectos de la Arena de Hechicero se habían esfumado como hielo frente al sol (debido a que el Cinaede ya no debería de haber dejado restos del veneno mortal en el cuerpo de la joven Rambaldi posterior a sus acciones previas). <<Se ahorró de utilizar el Cantar de Eleboro para recobrar la vista>> caviló el veinteañero sonriendo de medio lado; gesto que se acentuó en él tras visualizar que la española utilizaba el cerco de materia luminosa del arte druida para defenderse de la andanada de fuego. -Muy bien pensado. Eres astuta, linda... Veamos cómo te va con esto- vociferó Thomas hacia el otro lado del campo de batalla, no sin antes pensar en una estrategia viable que le permitiese atacar a su oponente a sabiendas de que la ninfa seguiría ayudando a la vampiresa por un tiempo más. -Morphos- susurró apuntando hasta el chándal azabache de la Vladimir, justo antes de que ésta consumiera su segunda acción en combate. Fue así que aquella prenda de vestir mutó en una temida avispa marina, la cual se aferró con sus tentáculos al muslo derecho de la inmortal; inyectando una ponzoña letal que fue acompañada de mucho ardor y dolor. -Lo siento... Te debo un pantalón- pronunció con gracia el animago. <<¿Por qué se curó de nuevo? Debería estar sana... Bueno, ahora ya no lo está con esa picadura>> se dijo para sí mismo cuestionándose el accionar de Helike, pues parecía estar un tanto confundida en la contienda. La "medusa de caja" continuaba pegada en la extremidad inferior de la Rambaldi al momento de que el fenixiano volvió a aferrar con seguridad su varita, alzándola en dirección a la mujer para conjurar un hechizo de bando muy útil. -¡Floreus!- fue la palabra que salió desde los labios color carmesí del apuesto paladín; efecto que produciría que saliera un ramo de rosas blancas del extremo distal del arma de la vampiresa cuando ésta tratase de lanzar un contraataque.
  9. <<¿A quién demonios le ha hablado?>> se preguntaba, una y otra vez, el muchacho de mirada esmeralda luego de haber oído un testamento de insultos hacia una "bruja" que parecía tener una "condición sexual" distinta a la de Helike; sensación un tanto "fuera de lo habitual" que dejó perplejo al Gryffindor, justo en el momento en que la española trataba de utilizar las fuerzas del caos para manipular el tiempo; no consiguiendo absolutamente nada "a vista y paciencia" del paladín heredero de las auras de Uther. Una sonrisa se dibujó, a continuación, en la fisonomía del animago; cayéndole en gracia el "humor negro" de la Rambaldi, quien logró pronunciar "a duras penas" el conjuro inicial para frenar la intoxicación masiva provocada por el gas de los pétalos de pensamientos. Pero, antes de que la vampiresa siguiera con su maniobra de curación (previo al Episkey que debía realizarse); Elros empuñó su varita con mayor determinación, pensando en aquel polvo conformado de huesos cristalizados de un sujeto que falleció mediante fuego mágico. Fue así que la "Arena del Hechicero" volvió a introducirse en las órbitas oculares de su rival (debido a que Bakari ya la había cegado en la clase) luego de dispersarse por el aire, privándole de aquel sentido que únicamente le dejaría con la posibilidad de conjurar efectos e invocaciones sin puntería alguna. -Lo siento, linda- susurró el adolescente casi en un sutil suspiro, observando a la distancia que su contendiente apuntaba con su arma hacia su propia garganta, claramente para sanarse de las heridas. <<¿Por qué no usó el Anapneo de forma mental si tanto le costaba hablar?>> se cuestionó casi con efecto retardado, memorando que aquel hechizo estaba permitido de efectuar en casos de "vida o muerte" como el producido por el Cinaede. Ya sin vacilaciones, el veinteañero proveniente del futuro volvió a apuntar hacia la esbelta figura de Helike, esta vez pensando en el poderoso fuego como su perfecto aliado. Tan pronto como las palabras "Flechas de Fuego" resonaron en su consciencia; una andanada de filamentos llameantes salieron disparados, unos tras otros, desde la maderosa de pirul del fenixiano, cuyo objetivo era incendiar y quemar la piel inmortal de la mujer de belleza exuberante que tenía al otro lado del coliseo desértico donde se desarrollaba el duelo.
  10. -Tranquilo, nene... Todo saldrá bien- eran las palabras de serenidad que le brindaba Annick a su hijo mientras se celebraba la cena en la morada de los Gryffindor; frase que fue acompañada por unas tenues "palmaditas" sobre el hombro derecho del muchacho, provenientes de Elvis, quien estaba sentado en la cabecera de la mesa con su plato ya vacío. -¿No vas a comer más, Elros?- preguntó el patriarca al pelirrojo; el mismo que contestó con un gesto negativo con la cabeza antes de expresarse delante de sus progenitores. -La verdad es que no tengo mucha hambre, papá. Con la carne y las ensaladas quedé bastante bien... Tendré que dejar los carbohidratos para otra ocasión. Creo que sacaré un par de naranjas de la cocina antes de marcharme al Ateneo- platicó el fenixiano previo a poner ambas manos de porcelana sobre la cubierta de madera y así ponerse de pie, pidiendo antes el permiso correspondiente. -Lástima que estén solamente ustedes dos, esta noche. Estoy tan acostumbrado a ver la casa llena... pero bueno, un poco de "privacidad" no le hace mal a nadie ¿O no?- agregó con picardía al besar la mejilla de la McKinnon, sonriéndole a la distancia al escocés con un guiño divertido de su ojo surdo. -Nos vemos a mi regreso- se despidió finalmente el paladín; orientando sus pasos hacia el vestíbulo de la mansión, lugar donde Rhaenya (la elfina de su padre) ya le tenía armado un pequeño bolso tonalidad marrón junto a dos relucientes frutas. -Muchas gracias... me ahorraste ir por ellas. Cuida bien de mi pequeño Brahmsy- exclamó al salir a la fachada; bajando los escalones de piedra con agilidad antes de sumergirse en dicha desagradable sensación de aparición que, segundos más tarde, lo materializó en las proximidades del lago universitario que rodeaba la isla. La noche estaba fresca, corría un suave viento que mecía sus ondulados cabellos de fuego al son de los soplidos del dios Eolo, la pálida luz de la luna iluminaba con elegancia las copas de los árboles, y los mooncalfs bailaban en la ladera inferior de la montaña del Gigante de Piedra sobre sus patas traseras; hecho que hizo sonrojar al apuesto mago al cerciorarse de que se trataba del ritual de apareamiento de dichas criaturas mágicas. <<Me imagino a mí con esos pasos frente a Athena>> pensó con discreción mientras lanzaba una piedra "con efecto" hacia el agua, dejando entrever su destreza para hacer "sapitos" o practicar la conocida "cabrilla" de la Antigua Grecia. -¡Diablos!- fue lo que vociferó cuando oyó la voz de Saka a sus espaldas; teniendo que realizar un veloz movimiento de compostura para evitar caer al lago de bruces. -Perdone, maestra. No sentí su presencia. Entre mi pasatiempo y la neblina que hay... pues, me distraje ¡JaJaJa!- pronunció rascándose la nuca con una pizca de insistencia. -Comprendo, Sauda. Sé que hay que esforzarse para llegar hasta allá. Es mi cuarta vez, pero jamás había estado aquí bajo este clima un tanto "inusual"... Supongo que usted previó esto ¿No es así?- continuó diciendo, esta vez refiriéndose a la pulsera de pequeños zafiros circulares que la tanzana poseía en su muñeca. -Le agradezco... La veré ahí- concluyó antes de separarse de Aailyah, regalándole una reverencia. En la orilla, ahora yacía una barca de madera junto a un par de remos; por lo que Thomas, sin vacilar, se acercó hasta allí y subió con rapidez a su nuevo medio de transporte que lo conduciría hacia la isla. Al sentarse en una de las gruesas vigas, alzó su varita de pirul para invocar un encantamiento que empezó a mover los remos sin usar la fuerza humana (aunque tampoco restaba de ella), sumergiéndose y emergiendo en las aguas con un ritmo muy calmado que permitió que el adolescente no se marease. Iba vestido muy cómodamente; desde un pantalón de jeans, una polera de mangas largas (la cual arremangó hasta sus codos) y deportivas livianas que le acompañasen en aquella aventura; la misma que comenzó cuando la niebla se volvió más y más densa, opacando su visión. <<Tranquilo... no pierdas tu norte... Concéntrate>> cavilaba para sus adentros tan pronto como optó por cerrar sus ojos. Una serie de imágenes del futuro, desde donde provenía, empezaron a atormentarlo: la escena de sus padres muertos, el templo de la Orden de la Mano de Plata en ruinas, y los cadáveres de las hijas de Arabella en el Departamento de Misterios. <<Deja... deja ir estos pensamientos... enciérralos y ocúltalos en un cofre al interior de tu consciencia>> meditaba mientras respiraba relajadamente, enaltando su poderosa barrera mental al hacer uso de la Oclumancia "pasiva". Y así, sin darse cuenta; la barca encalló en tierra firme con un golpecito que incitó al veinteañero a abrir sus dos carismáticas esmeraldas al mundo exterior que le aguardaba.
  11. -Es bastante curioso este Libro... ¿No lo crees Helike?- preguntó el legilimago a su compañera, quien ya había dado por finalizado el "experimento" de la Rueda de la Fortuna que, para él mismo, no fue nada más que irrelevancia en su más pura manifestación empírica. Pero justo cuando el muchacho iba a lanzar otra interrogante hacia el guerrero del Caos; una roca irregular se plasmó ante sus esmeraldas expresivas, levitando como un objeto más influenciado de forma precisa por el encantamiento Wingardium Leviosa. Sin mayores dudas, Thomas cogió con su diestra aquella cosa inerte; trasladándose gracias al hechizo Portus hacia una arena de duelo muy peculiar y algo escalofriante. Aún conservaba las mismas ropas que en un comienzo (una sudadera azul rey, bermudas de jeans algo desteñidas por el tiempo, y un par de deportivas níveas un poco descuidadas) cuando se encontró con la Rambaldi a orillas del lago que colindaba con la tienda del tiferim; recordaba ese episodio con simpatía, pues había tratado de educar a su "ahora contendiente" sobre las consecuencias del consumo de tabaco; obviando que ella era "inmortal". -¿Estás bien, linda?- le consultó a la vampiresa mientras se ponía de pie luego de la abrupta caída ocasionada por el viaje en el traslador. -Creo que es hora de demostrar lo aprendido ¿No?- agregó sonriendo el paladín; manteniendo una distancia de 8 metros de frente a la figura de la funcionaria ministerial, la cual parecía estar en perfectas condiciones con todos sus sentidos en orden y sanos (especialmente su visión). Restos de estatuas, mármol y mucha arena era lo que se apreciaba cercado por la reja de alambre de púas; lo que hacía dudar al Gryffindor sobre si estaba en un campo baldío del desierto del Ateneo o en una de las infinitas cárceles desoladas de Azkabán para sus reos peligrosos. -¡Comprendido!- respondió con voz aguerrida el fenixiano, al mismo tiempo que adquiría la postura característica de enfrentamiento que había aprendido desde infante en las clases de Hogwarts. Lo primero que hizo el apuesto chico fue reunir las fuerzas oscuras para invocar la "Rueda del Caos", direccionando toda su energía hasta las palmas de sus manos a la hora de concretar su objetivo general. Al no sentir ni mayores fortalezas o debilidades en su cuerpo posterior a su estrategia de duelo; el vidente optó por iniciar la batalla con un hechizo muy conocido por los que han pasado ante el arte del Equilibrio. -Cinaede- vociferó; emergiendo un veneno gaseoso extraído de los Pétalos de Pensamientos, el cual penetró en las vías respiratorias de Helike, cortándolas "en el acto".
  12. 1d10 Thomas invoca la Rueda del Caos
  13. Tal parecía que el poder de la Rueda del Tiempo de Heliké no había salido a su favor, puesto que los efectos de la Arena de Hechicero continuaban privándole de su sentido de la vista; y así no tendría la puntería suficiente como para atacar efectívamente con conjuros de tipo rayo. -Tranquila, señorita Rambaldi- trató de serenizar a la chica oriunda de tierras españolas; esperando que la ansiedad de la muchacha no terminase por jugarle una "mala pasada" al querer revertir la engorrosa situación. <<¿Qué sucedió con mi Rueda del Caos entonces?>> se preguntó curioso el Gryffindor tras ver que su maldición sanguinaria impactaba de lleno en Bakari, quien cerró las heridas de manera veloz con movimientos zigzagueantes de su poderosa varita. -Por mi parte, señor... Estoy listo para enfrentar esta nueva probabilidad del azar, maestro- respondió con fervor el adolescente; dejando que el Uzza utilizara primero las fuerzas del Caos con tal de jugar con la "fortuna". Y así fue; el tiferim dio "riendas sueltas" a su maestría, enseñándoles la última fase del ejemplar que les abriría, a ambos compañeros, las puertas de la prueba para hacerse con los nuevos conocimientos que tanto ajetreo mental y confusión habían producido en la consciencia de Elros por las noches en su dormitorio personal. -Vamos- se auto-motivó el paladín, concentrando su potencia en la energía que se transmitió desde sus brazos hasta las palmas de sus manos; volviendo a conformar aquellas esferas resplandecientes que cayeron en el abismo al pensar en lo que la suerte le traería consigo en esta oportunidad. El resultado fue indiferente, pues el pelirrojo no notó que algo hubiese sucedido; hecho que le orientó la mirada esmeralda hacia la vampiresa, con el afán de observar y analizar qué tal le iba a ella con la fortuna de la mano del Caos.
  14. 2d50 Thomas invoca la Rueda de la Fortuna
  15. -Comprendo, maestro Bakari... Creo entender bien el "costo-beneficio" que trae invocar al Señor del Caos- expresó Thomas una vez que terminó de escuchar las palabras del Uzza en relación a los efectos que provocaba el arribo de la entidad demoníaca una vez que surgía en el campo de batalla tras el azar, fortuna o desdicha, del mago o bruja que lo utilizara en su sabia consciencia. -¿Peeves?- gruñó casi en un susurro cuando notó que aquel Poltergeist había salido de la magia creada por su compañera Helike; recordando todas las bromas desagradables que el payaso de Hogwarts una vez le hizo sin su consentimiento en una Gala de San Valentín en las inmediaciones del Gran Salón de la institución académica. <<Malnacido seas>> pensó con recelo, no pudiendo evitar fruncir el ceño al percibir que el ser de "dudosa reputación" emprendió su rebeldía contra su propia creadora, sin ningún respeto por los presentes ni menos por el guerrero que también sufrió las consecuencias del travieso ente. -Está bien... Le sigo- contestó el muchacho extrovertido con un leve movimiento de cabeza en señal de cortesía hacia el tiferim; guiando sus pasos hacia el nuevo lugar que el hombre, de escasos cabellos grisáceos, escogería para continuar con el aprendizaje de los hechizos del libro. -¿Es que acaso te tendré que cerrar el hocico con esto?- vociferó el Gryffindor con la varita firmemente empuñada en la diestra, ya un poco molesto con tanta batahola que Peeves estaba formando en todo el trayecto desde la tienda del Uzza. Pero, gracias a la bondad de Merlín, al igual que el Señor del Caos y el Cíclope, el Poltergeist también se desvaneció; colmando el ambiente de un silencio tranquilizador que únicamente se rompió cuando su mentor decidió detener sus pies con tal de retomar el hilo conductor de la clase magistral. La mirada inquieta del paladín se transformó en concentración absoluta al corroborar que el Uzza nuevamente volvía a hacer uso de la energía alrededor de sus manos, expandiendo una fuente de luz (algo cegadora) a través de dos esferas que se esfumaron en las palmas del mismo Bakari sin poder notar ningún efecto evidente. -Vaya... la Rueda de Poder puede ser muy reveladora ¿No? Quiero decir que puede dejar en evidencia a un sujeto que optara por usar un hechizo de bando sin su máscara o resplandor en el rostro. Aunque no muchos han sido lo suficientemente valientes como para salir a las calles de Londres a... mejor me callo- se interrumpió a sí mismo el fenixiano, debido a que desconocía por completo las inclinaciones de la Rambaldi, pese a que la vampiresa no parecía ser una mala persona como para creerse una mortífaga seguidora de las artes oscuras de Voldemort. -Mi turno- musitó luego de ver que una arena muy conocida se proyectaba por el viento hacia la española, cegándole sin remedio. La energía recorrió, una vez más, todo su cuerpo; y se centró en sus dedos para invocar la Rueda del Caos. Pero, a diferencia de la vez pasada, cercioró que algo extraño había ocurrido, porque se sentía un tanto débil. -Sectusempra- vociferó con su arma de pirul en ristre hacia el Uzza.
  16. 1d10 Thomas invoca la Rueda del Caos
  17. <<¿Imperfección?>> pensó el Gryffindor tan pronto como la Lockhart culminó su respuesta acerca del porqué deseaba orientar la habilidad de la mano de Aailyah; palabras sinceras que tenían mucho de cierto, pues los seres humanos de por sí son organismos "no completos", pese a que la rubia fuese una sacerdotisa. -Tranquila, Cye... Saka sabrá guiar tus pasos de la mejor manera posible. Sólo déjate llevar... y deja que el poder que reside en ti, florezca y consiga su apogeo... Es lo único que te deseo, tanto a ti como a Bodrik- expresó Elros una vez que terminó de comer la manzana roja que había sacado de la fuente de greda; dejando solamente el centro de ésta con las semillas, las que servirían para plantar otro árbol en el patio exterior de la Universidad. El adolescente amaba la vida, y como paladín sentía que todo lo que le rodeaba estaba conformado de energía, al igual que la mente. Era por eso que él trataba de dar continuidad a todo ciclo de vida que fuese interrumpido artificialmente por la mano del hombre; y el haber cogido aquel fruto de tu mata, era algo que debía recompensarse con el nacimiento de un nuevo ejemplar. -Eso creo, maestra... Ha sido un camino muy próspero, pero que también ha tenido que ser trazado con esfuerzo y una "no despreciable" cuota de perseverancia innata en los descendientes de Godric- comenzó platicando el fenixiano de ojos colmados de orgullo por su antepasado y línea sanguínea directa. -Muchas gracias... Creo que dormir un tanto en mi cuarto... sentir el vaivén del viento con un zumo de naranjas en mis manos... será lo mejor que puedo pedirle a la vida antes de enfrentarme a mi reto definitivo. Ya ha amanecido... y nuestra pasada noche fue muy ajetreada en el bosque que rodea a su morada, Sauda- agregó sonriendo tras recordar su travesía en busca de la flora y fauna que componía cada rincón de aquel frondoso y húmedo sitio. -Muy bien... entonces las dejaré solas- suspiró. -Boo... Querida Cye... que tengan un excelente aprendizaje. Nunca olviden las palabras que nuestra maestra les diga o dedique, pues siempre tienen una razón muy arraigada en la verdad. Eso les ayudará en su peregrinar hasta que sus espíritus les transmitan que ya están listas... Y usted, Saka... Nos vemos en la noche, cerca de las diez estaré en los límites del lago que está en el centro del Ateneo- platicó el muchacho pelirrojo, aproximando su andar hasta el lugar donde descansaban las tres mujeres sobre las almohadas, con tal de tenderles la diestra con caballerosidad y besar los dorsos de éstas como tal galán a la antigua. -Cuídense... Hasta pronto- se despidió con aquella frase, justo antes de cruzar el umbral del despacho de la Arcana de la Oclumancia; a sabiendas de que la próxima vez que sus esmeraldas vieran a las perlas azabaches de la tanzana sería en la Pirámide ancestral de la isla que le aguardaba el portal y su vínculo con el anillo de prueba que yacería en uno de sus dedos si lograba sortear los obstáculos.
  18. -Muchas gracias por el voto de confianza, maestra... No la defraudaré- respondió el pelirrojo a las palabras de "ánimo" que la tanzana le brindó, frente a sus nuevas compañeras, tras la pregunta de rigor que el muchacho no dudó en realizarle a su mentora. Dentro de todo lo vivido con Sauda; Elros sentía que su espíritu estaba listo para ser parte, una vez más, de una prueba de habilidad en la Pirámide; aunque, obviamente, ésta sería distinta a todas las ya vividas junto a los otros tres Arcanos del Ateneo. Aailyah meditaba, parecía estar tratando de dilucidar sobre la interrogante que su discípulo le expresó con perseverancia y optimismo; y así fue, pues no demoró en entregar una frase muy convincente que hizo reaccionar al Gryffindor de inmediato. -¿Un tiempo para mí? Pues... yo- susurró con la misma suavidad en la voz que la sabia bruja había empleado, tiñendo sus mejillas de un tenue rubor que demostraría lo muy complacido que estaba con aquella propuesta de descanso. -Me parece perfecto, maestra. Creo que mi ansiedad no me ha dejado entrever que igualmente mi cuerpo está un poco cansado... Soy humano al fin y al cabo ¿No es así?- agregó sonriendo mientras se ponía de pie; cogiendo la almohada (donde estaba sentado segundos antes) con ambas manos para aferrarla, posteriormente, contra su tonificado abdomen. -Me haré a un lado para que puedan conversar tranquilas ¿Les parece chicas? Así yo puedo trabajar lo que nuestra guía me ha pedido. Cye... Bodrik; con vuestro permiso- concluyó el fenixiano junto a un gesto de cabeza que proyectaba el respeto que él le tenía a ambas camaradas de La Orden del Fénix; las cuales parecían estar "en pausa", como si por alguna razón no hubiesen oído todo lo que la mujer, oriunda de tierras africanas, le había comunicado. <<Poner firmeza en mi barrera mental... trabajar mis emociones>> repetía para sus adentros el adolescente, al mismo tiempo que encaminaba sus ágiles pies hasta un rincón del despacho universitario; hallando un lugar propicio junto a una ventana donde se lograba contemplar la luna en compañía de las hermosas estrellas. -Ideal- musitó el chico tras un suspiro; sentándose a modalidad "indio" sobre el cojín que antes acolchó su trasero. Todo lo aventurado, poco a poco, empezó a florecer en sus pensamientos; analizando cada sílaba que Sauda le brindó como enseñanza para sacar adelante dicha habilidad que cumpliría con la profecía de la "Triforce". Mantener en control su corazón era algo que le costaba su resto, pero que luego de haber pasado por tantas tristezas y pérdidas importantes en su vida; ya era un don que llevaba consigo donde quiera que vaya su sombra. Fue así que el aprendiz cerró los ojos, envolviendo su mundo de tinieblas, pero no de ésas que le oscurecían el paso, sino de aquéllas que le permitían cerciorarse de que el camino que estaba eligiendo era el correcto. Por su parte; Thomas no se definía como alguien "ofensivo", de hecho se había auto-instruido a manejar su "sed de venganza" luego de su peregrinación desde el futuro; por lo que su mecanismo de defensa sería siempre el expulsar al intruso que optara por navegar en su universo abstracto sin su consentimiento previo, a menos que la integridad de sus seres queridos estuviese en juicio. <<Una fruta>> pensó fugazmente, cuestionándose el porqué de aquel deseo natural en él. Luego, abrió sus esmeraldas de par en par. No sabía cuánto tiempo había pasado, ni si sus acompañantes le estuvieron mirando o no; solamente quería algo sabroso para comer y no vaciló en aproximarse hasta una fuente de greda donde habían unas manzanas rojas. -Lo necesitaba; perdón maestra- soltó el paladín con un trozo de la fruta en la boca tras una mascada.
  19. <<¿Bastante necesario? Para torturarnos... Obviamente>> pensó incrédulo el Gryffindor; observando que la actitud, un tanto seria, del tiferim parecía no querer cambiar con nada, incluso pese a las disculpas pertinentes que el mismo Elros le había brindado tras el ataque del Uzza que aún le mantenía un poco débil frente a Helike. -Cada individuo tiene diversas maneras para enfrentar sus temores o para guardarse sus aspiraciones... las cuales en reiteradas ocasiones pasan a convertirse en ambiciones descontroladas frente a la inmadurez ¿O no maestro?- fue lo único que expresó el animago luego de escuchar, atento y concentrado, la explicación que Bakari daba sobre el caos; dándole un acento de "fatídico" a éste cuando se ligaba a la maldad. Posteriormente el silencio invadió el lugar; ya no se escuchaba palabra alguna ni sonido que perturbara la armonía que transmitían las enérgicas manos de aquel guerrero que ahora tenían como mentor. -¡Rayos!- exclamó el fenixiano mientras se cubría los ojos con el antebrazo derecho, debido a que una luz resplandeciente le encandiló la visión como conejo "at portas" de ser cazado; y tras esfumarse aquella energía, la figura de un cíclope se materializó de la nada. -¡Por las barbas de Merlín! Ten sumo cuidado Helike... No te acerques, son peligrosos- vociferó a su compañera, sin olvidar ponerse delante de ésta en el caso de que la criatura de un único ojo, teñido de carmesí, quisiera atacarlos. -¡Vaya! Así que lo ha convocado con el poder del Señor del Caos... Poderosa es esta magia- susurró. -Entendido... Yo iré primero esta vez, señorita Rambaldi- proclamó con entusiasmo el adolescente, respirando de forma profunda y serena antes de envalentonarse a realizar su poder; y así fue. Luego de canalizar la energía de todo su cuerpo en ambas palmas, tal y como lo había aprendido de los paladines; el apuesto mago esperó a que esta fuente se volviese inestable para juntar sus manos con fuerza y a través de un único golpe que emanó un resplandor similar al que Bakari había conjurado, pero esta vez de una tonalidad azul que se vio reflejada en los ojos de la vampiresa española que estaba a su lado. -¿Qué demonios es esto?- platicó desconcertado al notar que una presencia oscura estaba delante de él. -Es... es... El Señor del Caos- agregó, justo cuando la entidad egocéntrica se dio la media vuelta para mirarle fijamente con odio. -Me atacará...- alcanzó a gritar el aprendiz; porque la criatura le propinó una esfera de energía que impactó de lleno en su pecho, curándole todas las heridas y dolencias. -¿Qué fue lo que pasó aquí?- le preguntó al Uzza sin dejar de contemplar al ser tenebroso, sintiendo que todo su organismo irradiaba mayor vitalidad.
  20. 1d7 Thomas invoca al Señor del Caos
  21. *Carta Vociferadora para el Guerrero Uzza del Caos* Estimado Sr.@Bakari , junto con saludarlo, le escribo por dos cosas puntuales. La primera es saber cómo se encuentra usted, pues hace bastante tiempo que nos tiene abandonados, a mi compañera @ y a mí, en su clase. Espero que pronto anuncie noticias, pues ha tardado bastante en responder. Helike roleó por primera vez el 31 de Marzo, luego yo el 5 de Abril... y su respuesta fue el 11 del mismo mes (transcurriendo 11 días desde la llegada de la primera alumna a la cátedra). Posteriormente con mi compañera respondimos el mismo 11... y hoy estamos a 26 de Abril y aún no tenemos rol (pasando 15 días) ¿Hay algún problema de salud o inconveniente muggle de fuerza mayor? Espero que @@Niko Uzumaki pueda ayudarnos con alguna información al respecto, debido a que mis tiempos igual están limitados y no esperaba tardar tanto con este Libro de Hechizos. Y bueno... pasando a la clase en sí (y que es el segundo motivo de mi post)... ¿Existe algún manual sobre cómo se postean los dados? En verdad ha sido un martirio entender eso y siento que no sé cómo se lanzan... Eso. Estaré atento ante cualquier noticia de vuestra parte o de la Dirección de la Universidad... ¡Saludos cordiales! *Una vez que el mensaje ha sido recibido, el sobre estalla en llamas dejando sólo cenizas ante la mirada de su destinatario oficial* P.D: Cito a @ por si sabe algo al ser Supermoderador xD ¡Gracias de antemano!
  22. En cuanto oyó el beneplácito de la Arcana para ingresar a su despacho universitario; Elros extrajo sutilmente su varita de pirul entre sus túnicas y, con un gesto ágil como si de rasgar el aire se tratase, desvaneció el vidrio del ventanal que lo separaba de la figura de su mentora. -Gracias Aailyah- exclamó con una sonrisa luego de saltar desde su alfombra voladora proveniente de Asia; aterrizando en el piso a través de un único golpe de pies que hizo retumbar las macetas de plantas que yacían en variados estantes coloridos adentro de la habitación. -Espero que no haya tenido que esperar mu...- fue lo que alcanzó a pronunciar el Gryffindor; debido a que tan pronto su apuesta y jovial figura emergió detrás de una especie de biombo africano, sus expresivas perlas verdosas se cruzaron con dos mujeres que reconoció al instante, no pudiendo evitar alegrarse como un niño de kindergarten con crayones nuevos sólo para él. -Cye y Bodrik Lockhart... Vaya maravilla encontrarlas justo acá, eh. Cualquiera que viera esto diría que Cye y yo tenemos algo oculto, pues últimamente nos hemos topado de forma habitual ¿No es así?- platicó con ojos seductores hacia la esposa de Ishaya, recordando su pasado encuentro en el Estadio de Quidditch junto a la Potter Blue y sus escobas. -Ingresa, enróllate y guárdate en mi bolso- ordenó el muchacho a su alfombra; la misma que siguió, al pie de la letra, las instrucciones de su amo; quien la esperaba con la mochila (con hechizo de expansión indetectable) abierta entre sus manos. -¿Quiere saber cómo me fue maestra? Pues... ¡Excelente!- respondió Thomas a las palabras de la tanzana; observando la postura de piernas cruzadas que ésta tenía. Fue así que, luego de besar las mejillas de abuela y nieta, el adolescente imitó la posición que Sauda tenía, sin pasar por alto el coger otra de las almohadas que allí estaban disponibles, con el fin de conformar una especie de plenario con forma de circunferencia donde todos se podrían ver a las caras. -Estoy convencido de que logré poner en alto mi muralla, Saka. Sé que no fue una tarea fácil de realizar y... que en un principio me acarreó molestosos dolores de cabeza producto de pensamientos antiguos que parecían ser imágenes reales que se cruzaban, una y otra vez, ante mi ser... pero vencí, maestra- empezó relatando el fenixiano, tratando de hacer memoria sobre cada hecho y sensación que su mente y cuerpo experimentaron al usar la "Oclumancia pasiva". -Mooncalfs, hadas, diricawls, un grandioso ejemplar de sauce boxeador... e inclusive un graphorn junto a su cría; fueron parte del abanico de muy gratas sorpresas que pude divisar muy de cerca durante la travesía nocturna. Aunque debo reconocerles que la luna y las estrellas me ayudaron bastante con la visión; ya que el bosque, en sí, es muy frondoso- prosiguió tranquilo y sereno el veinteañero, esperando que sus acompañantes lograran dimensionar la magnitud de su aventura. -Arcana... ¿Le puedo preguntar algo? Es que... ¿Usted piensa que podré concretar pronto mi orientación ante el Portal?- dijo el pelirrojo sin tapujo alguno, pues su corazón sentía que ya se estaba acercando la hora de pararse frente a los peldaños de la Pirámide para enfrentar su prueba de vinculación.
  23. -¡Por todos los magos!- exclamó Thomas cuando tuvo que esquivar a Cye, debido a que ésta había pasado tan veloz que no tuvo mucho tiempo para seguir pensando en cuándo la invitaría junto a Sagitas a su Vulcanización Mágica. <<¿Qué es lo que se trae entre manos...>> fue la pregunta que no alcanzó a formularse el animago, ya que el grito de la Lockhart pidiendo "ayuda" le hizo vislumbrar que su estrategia de vuelo no se trataba de algo premeditado, sino que un accidente que podía tener graves consecuencias si no se remediaba a tiempo. -¡Sujétate bien!- gritó el muchacho justo antes de lanzar un fuerte silbido que hizo que su propia alfombra voladora saliese disparada desde adentro de su bolsa con hechizo de expansión indetectable, y se ubicase junto a él en el firmamento repleto de nubes grisáceas cargadas de toneladas de agua que seguían precipitando sobre las cabezas de la docente y sus estudiantes. -¡Recibe su cuerpo en caso de que caiga! No te preocupes por mí ¿Vale?- le pidió al objeto volador proveniente de Asia, el mismo que había adquirido hace muy poco tiempo en las dependencias del Magic Mall. -Tranquila, profesora- solicitó el Gryffindor tras ver la reacción de la Potter Blue alzando los brazos para agarrar a la rubia en caso de desplome inevitable; hecho que le impulsó a apresurarse con su actuar. Fue así que el adolescente, vestido de tonalidades de la casa de Hufflepuff, pegó firmemente sus talones a las cerdas de su Nimbus 3000 y se inclinó perfectamente hacia adelante con tal de que la escoba acelerase sin vacilaciones rumbo a la esposa de Ishaya; la misma que no paraba en su "ir y venir" a través de todas las gradas del Estadio. -No te vayas a soltar, Cye... Ya te estoy alcanzando- vociferaba un preocupado Elros, rezando a Merlín para que nada saliese mal en aquella maniobra; la cual empezó con el desenvainar de su varita para conjurar un hechizo que hiciera que la escoba de la bruja se frenase "en seco". -Obscuro- susurró primero que nada el apuesto hijo de Elvis y Annick, enviando una cinta negra que cegó la vista de la medimago para que no pudiese ver la hazaña que haría. -¡Reducto!- fue lo que se oyó a continuación antes de una explosión que, a ciencia cierta, dejaría atónica y con los nervios de punta a Sagitas. Aquel fuerte sonido correspondió a la quebrazón de la escoba que saltó en miles de pedazos y astillas por el cielo; lanzando precipitadamente el cuerpo de Cye desde las alturas. -¡Te tengo!- dijo el pelirrojo con alegría tras afirmar entre sus fuertes brazos a la sacerdotisa; disminuyendo la velocidad de vuelo hasta que sus pies tocaron piso con gallardía. -Ya te puedes quitar la venda... Eso sí, te debo una escoba- sonrió con timidez el chico, desviando su mirada esmeralda hasta la maestra con tal de esperar algún gesto de aprobación o repudio de su parte.
  24. <<¿Sinforosa? Pero qué nombre más extraño... aunque no me sorprende de Sagitas>> cavilaba para sí mismo el apuesto joven, sin descuidar los contenidos que la maestra comenzó a relatar en base a los hechizos que contenía una escoba actualmente; debido a que éstos habían cambiado y evolucionado con el pasar del tiempo. -¿Chizpurfles? Esos bichos parásitos una vez se intentaron comer la varita de mi novia... o sea, de mi amiga... Athena. Generalmente roen y roen hasta llegar a la médula en busca de su fuente de poder mágico; así deben hacerlo con las escobas también. Pero entiendo que el antifungicida en crema fue elaborado gracias al trabajo en equipo de la Subdivisión de Plagas del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas junto al Departamento de Transportes ¿No es así, señora Potter Blue? También está comprobado que estos chizpurfles atacan objetos eléctricos muggles por dentro... Es por eso que Estudios Muggles será mi próxima adquisición; debido a que yo trabajo mucho con este tipo de cosas en mi Vulcanización Mágica- comentó el Gryffindor, sonriendo a causa del detalle de la madera de abedul con la que había sido fabricada su Nimbus 3000. -Esas anomalías las evalúo muy seguido en mi taller, porque ahí nos damos la tarea de realizar un scanner completo a la escoba, y no solamente a ellas... sino que a todo vehículo mágico. Se imaginarán que paso todos los días con mi cuerpo cubierto de aceite y barniz; pero... es lo que más me apasiona desde niño... ¿Han oído hablar del mecanismo de invisibilidad de las escobas?- consultó curioso Elros con un brillo singular en la mirada; característico de los púberes. -¿Hipócrates Smethwick? ¿El reconocido sanador de San Mungo que instauró también la Sala "Dai Llewellyn" donde se trataban las mordeduras graves? No sabía que él también había sido el precursor del "Conjuro Almohadón", es un dato que no manejaba en lo absoluto, profesora... Cada día aprendemos cosas nuevas- expresó el pelirrojo, justo antes de escuchar con concentración el palmeo de manos de la sacerdotisa a cargo de la cátedra. -¡Entendido!- vociferó muy entusiasmado el muchacho, para posteriormente montarse en su escoba y emprender el vuelo hacia las gradas del lado oeste del Estadio New Trafford. -¡Hey, Cye! ¡Vamos, eh! No te quedes atrás... Me imagino que has jugado Quidditch alguna vez en tu vida ¿O no?- preguntó inquieto el animago a la rubia, tras ver que la alfombra voladora de ésta no se despegaba de su ubicación; como si estuviera resguardándola de algo. <<Si mal no recuerdo, Cye estaba embarazada la última vez que la vi en el CCU... ¿Cómo habrá salido todo eso?>> se cuestionaba el fenixiano; hecho que le hizo tomar una postura más "considerada" con la Lockhart, y ya no podría sobre-exigirle demasiado, como él mismo lo hacía cuando entrenaba con el equipo de Hufflepuff, donde por su puesto de guardián le apodaban: “El Imbatible de las Quaffles”.
  25. <<Hasta que se dignó a apare...>> fue lo que alcanzó a meditar, para sí mismo, el veinteañero; debido a que un agudo y quemante dolor en el pecho le silenció hasta los pensamientos más recónditos en el segundo exacto que cayó al piso con la sudadera mojada en su propia sangre. -Ah- masculló con los dientes apretados, al mismo tiempo que el colgante con forma de topacio amarillo que el joven portaba en el cuello, comenzaba a brillar; lanzando destellos de colores que se reflejaban con la luz de la luna que permanecía estoica en el firmamento estrellado. -Muchas gracias, Helike... No tenías para qué preocuparte tanto, linda... Sé defenderme; y por lo demás... recuerda que tenemos nuestro boleto de retorno asegurado ¿O no?- agradeció el honorable gesto de amistad de la Rambaldi con una sonrisa plasmada en su rostro luego de quedar completamente en forma ante la herida sangrante producto del hechizo que pasó a convertirse en un efecto rápido, certero y mortal; además de enseñarle que también llevaba consigo el Amuleto de la Resurrección como un as bajo la manga. -Su Vara de Cristal es de temer...- susurró el muchacho cuando logró ponerse, una vez más, de pie; observando el rostro molesto del tiferim mientras terminaba de apagar todas las llamas sobre el techo de su tienda de campaña. -Lo sé, señor... Le presento mis sinceras disculpas. No va a volver a ocurrir- respondió Thomas a las advertencias de Bakari en relación a su hogar y lo intocable que era para toda la comunidad Uzza que residía en los terrenos de la Universidad Mágica de Gran Bretaña. -No le cuestiones más, Helike. ¿Vale? Ya estoy mejor, gracias a ti- pidió a la vampiresa con tal de calmarla. Bakari era un guerrero mucho más viejo que Badru, pues su fisonomía denotaba por lo menos sesenta años de vasta y poderosa experiencia; la misma que fue reflejada a través del magnífico poder de su cayado carmesí. Una pulsera amarrada en su muñeca derecha con un cuchillo de madera afirmado de ésta, fue lo que llamó la atención de Elros una vez que comenzó a prestarle oído y comprensión a los dichos del Uzza; interrogantes que alguna vez en su vida sí se había auto-formulado en instantes de reflexión personal. Fue así que, posterior a las razones de Helike; el apuesto Gryffindor se atrevió a romper su silencio. -Mi mayor miedo es no ser lo suficientemente valiente como para dar la cara a los temores que aquejan mis noches de desvelo... En cambio, mi mayor deseo es alcanzar la felicidad de las cosas más simples que me puede regalar la vida- contestó con humildad el animago; sin dejar de contemplar la figura añosa de su maestro; desde sus escasos y despeinados cabellos grisáceos, hasta las arrugas en su cara.

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