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Madeleine Moody

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Madeleine Moody ganó por última vez el día 20 Noviembre 2022

¡Madeleine Moody tenía el contenido más querido!

Acerca de Madeleine Moody

  • Cumpleaños 03/06/1997

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    53
  • Rango Social
    Supremo Consejo de Morgana
  • Galeones
    293980
  • Rango dentro del Bando
    Legionario
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Orden del Fénix
  • Libros de Hechizos
    Libro de Merlín (N.40)
  • Familia
    Moody
  • Trabajo
    Cazarrecompensas
  • Escalafón laboral
    T1
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    4670
  • Puntos de Poder en Criaturas
    3940
  • Puntos en Mazmorras
    60
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    Más de 3000
  • Rango de Criaturas
    Más de 3000
  • Conocimientos
    Encantamientos
    Defensa Contra las Artes Oscuras
    Maestría con Escobas
    Leyes Mágicas
    Pociones
    Conocimiento de Maldiciones
    Artes Oscuras
    Runas Antiguas
    Historia de la Magia
    Meteorología
    Cuidado de Criaturas Mágicas
    Trasformaciones
    Aritmancia
    Primeros Auxilios
    Estudios Muggles
  • Habilidades Mágicas
    Oclumancia
    Legilimancia
    Animagia
    Hablantes de Pársel
    Nigromancia
  • Medallas
    89000
  • Tickets
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Gryffindor
  • Género
    Femenino
  • Location
    Incontrable

Campos para Gringotts

  • Escalafón último mes cerrado
    T2
  • Posteos acumulados último mes cerrado CMI
    173
  • Posteos último mes cerrado CMI
    0

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Logros de Madeleine Moody

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  • Well Followed
  • Máster de Halloween Raro
  • Conversation Starter
  • Reacting Well
  • Dedicated

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Community Answers

  1. Con un rápido vistazo a su Anillo Detector de Enemigos, que usa en el dedo medio de la mano izquierda, Madeleine percibe un brillo rojizo que confirma sus sospechas. Entonces planta los pies con fuerza en el suelo, levantando su varita mágica hacia el impostor mientras este se protege de su hechizo. No es que sea difícil replicar la apariencia de otra persona en el mundo mágico, pero el hecho de que esta copia pueda usar magia así de avanzada hace que Madeleine se preocupe. ¿Se trata de un metamorfomago, o de una persona bajo los efectos de la Poción Multijugos? Y, lo más importante, ¿Will está bien? ¿Por qué él? ¿Por qué alguien la perseguiría a ella utilizándolo a él? No tiene respuesta para ninguna de las preguntas y lo único que quiere es acabar con esto para poder investigar más a fondo. Con un gruñido bajo, sus dedos se cierra con fuerza en torno a la vara de tejo y se apresura a agitarla en el momento en que lo observa volver a levantar su arma hacia ella. —Detritus —susurra Madeleine. Una fina capa gaseosa de magia, que se manifiesta como una esencia sombría, la cubre por completo. Cuando Will —o, mejor dicho, el impostor— conjura un Fuego Maldito, las llamaradas en forma de tigre de bengala impactan contra ella, pero el escudo absorve el ataque y la deja ilesa. En aquel breve momento, Madeleine nota también el detalle de que el ataque consistiera en tigres de bengala y aquello hace que su corazón lata con un poco más de fuerza. Es demasiado específico. —¿Quién demonios eres y qué pretendes? —rezonga Madeleine, pero no tiene la esperanza de que su pregunta sea respondida así de fácil. Y tampoco espera a que él diga algo más. Cambia su postura a una de ataque y levanta su varita con determinación— ¡Kiorke! Del extremo de su vara de tejo se materializa un látigo color azul neón, que resplandece en la calle oscura. De inmediato, Madeleine agita el brazo y golpea el aire con el látigo, mientras con su mente se enfoca en su objetivo; tiene el objetivo de que el otro extremo del lágico golpee a Will en el pecho —aunque sabe que es una estipidez, se le hace difícil dirigir el ataque a su rostro—. No tiene la intención de eliminarlo, solo necesita dejarlo fuera de combate o hacer que se rinda, para poder interrogarlo y averiguar qué es lo que está sucediendo. Sin embargo, si el mago no modera su comportamiento, ella dejará de contenerse, @ Hobbamock Graves
  2. —Te vas a quedar calva, si te sigues jalando el cabello así —murmura Madeleine, mientras se recuesta en el sofá y sube los pies a la mesa de café. Ese día, la casa de la familia Moody está más silenciosa de lo habitual. Cuando se despertó y bajó al salón, encontró a Ellie sentada frente a la Smart TV —modificada para no ser afectada por las ondas mágicas, gracias a los conocimientos tecnomágicos de Ellie— con una taza de café frío en sus manos. Verla así, con los ojos llenos de lágrimas y sus dedos firmemente aferrados a la taza, le hizo recordar a la Ellie que había conocido muchos años atrás. Y Madeleine sabía que, el hecho de que algo pudiera conmoverla después de tanto, no era una buena señal. Sin Mel en sus vidas y con Catherine en sus propios planes la mayoría del tiempo, Madeleine y Ellie eran las que pasaban más tiempo juntas en la casa, lo cual usualmente era algo tranquilo. Sin embargo, Madeleine siente su corazón latir con pesadez, cuando se da cuenta de que está lidiando con una situación emocionalmente intensa. Por lo menos, cree entender el motivo. Había logrado ver algunas transmisiones de lo ocurrido en el Atrio del Ministerio de Magia, así como tweets del discurso de Horace Nott, que parecía haber inspirado a muchas personas mágicas y no-mágicas. —No puedo evitarlo —suspira Ellie, soltando el mechón del cual había estado tironeando mientras veía la declaración del Ministro de Magia muggle en el canal local de noticias—. Si hay algo que me hace molestar, es la estupidez humana. —Los centros de educación mágico-muggles... —comienza Madeleine— ¿Es cierto lo que dice Nott? Pensé que... Ya sabes, la declaración oficial del Ministerio fue decir que los muggles se molestaron cuando descubrieron que no podían usar magia. Ellie giró la cabeza tan rápido como una lechuza y sus ojos azules la observaron con una frialdad que era inusual en ella. Una frialdad, un enojo, que solo podía ser resultado de un insulto de gran magnitud.... Un insulto a su trabajo. —¡¿Cuántas veces lo tengo que decir?! —Ellie deja la taza de café en la mesa y se levanta del suelo de sopetón, mientras camina hacia el librero de la pared– ¡Eso es propaganda! ¡Es lo que se inventaron para mantenernos en la oscuridad! Odian el progreso, odian lo que cuestione el status quo —masculla la bruja, mientras recolecta varios pergaminos en sus brazos—. La alianza mágico-muggle jamás tuvo que ver con darle magia a quiénes no nacieron con ella. Los muggles, por lo menos la gran mayoría, siempre supieron que eso no era posible. Y, claro, al principio pudo haber discordia... Con sus palabras, deja caer los pergaminos en la mesa frente a Madeleine, y comienza a abrirlos uno a uno. Con sorpresa, se da cuenta de que hay bitácoras y fotografías. Luego de que Ellie le haga un gesto afirmativo, Madeleine toma una fotografía y la observa de cerca. Reconoce a Rory y a Ellie, en algún hospital, rodeados de personas que por su vestimenta eran una mezcla de magos y muggles. Hay fotografías de grupos de estudio en los centros de educación, de labores en hospitales, de viajes, de cenas. Y, en las bitácoras, Ellie le explica que están plasmadas los resultados de las colaboraciones. Intercambio de conocimiento, obras de caridad y mucho más. —Pero siempre se trató de colaboración. De unir los conocimientos por un bien común. Los muggles no son est****os, y no todos piensan como lo hacía Laura Nielsen —Ellie se deja caer en el sofá y suspira pesadamente—. Pero, claro, es más conveniente para la agenda de la Ministra seguir alimentando esa línea de pensamiento. Y como la gente cree lo que quiere creer... —¿Y qué hay del virus? —la pregunta de Madeleine es genuina, no porque cuestione lo que Ellie le cuenta, sino porque quiere entender la gravedad del asunto. —Me parece curioso que resulte que haya una "mutación" de ese virus —rezonga Ellie—. Pero, en todo caso... Esta no es la forma de manejarlo, no con los recuerdos económicos e intelectuales del gobierno. ¿No lo ves? Quieren justificar su agenda supremacista. Madeleine asiente lentamente y se termina poniendo de pie. —Bueno, eso... Eso no lo podemos permitir —murmura, hundiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones—. Quiero decir, no es que podamos hacer nada. Lo que diga la Ministra, es ley, pero.... Nos quedan los caminos verdes. Mi deber es proteger al que lo necesite.
  3. Rhiannon Kincade —¿A medio camino? Repitió las palabras lentamente, como si sólo de esa forma pudiera entender a qué Insomnia se estaba refiriendo. Aunque hace un esfuerzo para hablar lentamente, en un tono adecuado, sabe que las palabras se atropellan mientras las enuncia y su voz se quiebra ligeramente cuando comprende la situación. No puede verla, pero imagina la situación en su cabeza: la joven bruja, la niña, atrapada entre los barrotes, por donde había estado intentando salir. Y, como si no fuera poco, el miedo que percibió en su voz le resuena en la cabeza. Aprovechando que está en la oscuridad, masculla una maldición inaudible. «Si alguien viene y se dan cuenta de que estaba intentando...». Es difícil no pensar que es su culpa. Ella es la adulta, ella es la que tuvo que haber tomado el riesgo. Debería haber sido ella la que intentara ayudar a Insomnia, y no al revés. No es que con ese cuerpo pueda hacer demasiado, pero hay una forma en que sabe que podría hacer más. El problema, no es sólo que se sienta egoísta. Sino que está aterrada de hacerlo. —No te preocupes —Rhiannon cierra los ojos y baja la mirada, incapaz de distinguir su propia silueta, pero sintiendo la tela húmeda de su camisón de dormir. Con las manos atadas, ni siquiera puede tomar la precación de quitarse la ropa—. Intentaré algo. Solo... —¿En serio le puede pedir que mantenga la calma? ¿Le puede prometer que todo estará bien? Rhiannon no está en perfecto control de su maldición y, además, nunca se sabe cuando será el momento en que no podrá transformarse de vuelta. A los veintitantos años, está peligrosamente cerca de la edad en su madre dejó de ser ella misma. »No te preocupes, todo pasará rápido. Después habrá tiempo de sobra para hacer tu tarea. En la oscuridad de su confinamiento, cierra los ojos y se muerde el labio inferior para no gimotear. No porque sienta dolor, sino porque en las poquísimas ocasiones que se ha transformado a voluntad y por perder el control de sus emociones, el miedo siempre la abruma. Durante muchos años pensó que lo peor que podía haber era sufrir en silencio aquella maldición, sin la única persona que podía entenderla; sin embargo, desde el incidente ocurrido en el hogar de los Moody, cuando perdió el control y terminó atacando a alguien, descubrió que era mil veces peor tener compañía en esos momentos. Porque, inevitablemente, terminaría siendo vista con otros ojos. En tan solo segundos, pasaba de ser ella misma, a ser un monstruo. Una cosa. Una abominación. Y ni siquiera el conocimiento de que todo eso era cierto hacía que la vergüenza fuera más tolerable. A esas alturas sabe que las pociones para dormir y para tranquilizar su sistema nervioso, que voluntariamente ingiere todas las noches, no serían un impedimento. Quizás estaría más débil de lo habitual, pero decide que éso es algo bueno. Lo único que necesita es romper unas cuerdas y un par de barrotes... Absolutamente nada más. De modo que, lentamente, deja que los pensamientos de su mente se vayan a un rincón apartado, el lugar desde donde siempre se queda observando. No siente nada; más bien, es como si su consciencia se alejara, y fuera solo una espectadora lejana. Escucha cómo se rompen la tela de su camisón y las cuerdas en sus extremidades, pero no hay dolor. Ni siquiera aunque su cuerpo se doble, triplique de tamaño, y su anatomía se aleje de lo humano. No necesita ver para saber que el espeso pelaje negro reemplaza su piel y su cabello, que las garras y los colmillos crecen, y que ya no hay nada en ese mamífero gigante, similar a un leopardo, que se parezca remotamente a una persona. Quizás por las sustancias desconocidas que su raptor le haya hecho ingerir, ese cuerpo se siente pesado de llevar. Pero aún así, con sólo un brinco hacia adelante, deja atrás las cuerdas rotas y los estrechos barrotes y la piedra de la pared salen volando hacia adelante, con un estruendo. Entonces, llega el dolor, porque el cuerpo que impacta contra el suelo y los escombros vuelve a ser el suyo. Con un quejido, una mezcla de dolor y del terror que le había ocasionado la idea de no salirse con la suya, se acomoda el camisón hecho tirones para cubrirse lo mejor que puede, y se levanta en un intento de ubicar a Insomnia. —Ahí voy... —la voz le sale temblorosa y, a esas alturas, se siente demasiado cansada como para seguir fingiendo que no tiene ganas de desfallecer ahí mismo. Sin embargo, como puede, se sostiene de la pared para avanzar hasta la portezuela donde la muchacha está atascada. Lo más sensato es asumir que el estruendo pudo haber llamado la atención, y que no hay que perder ni un segundo en nimiedades como revisar sus heridas o detenerse a pensar en un plan. @ Leah Slytherin
  4. Cuando el olor a carne chamuscada invade sus fosas nasales, Madeleine siente la mano de Ellie tensarse en su hombro, y tiene que plantar los pies en el suelo para no perder el equilibrio cuando su prima se apoya en ella, como si hubiera perdido la fuerza para sosptenerse por sí misma. Cuando la observa de reojo, descubre que la cara de Ellie luce todavía más pálida que de costumbre, y se está cubriendo la nariz con la mano libre, en un intento por evitar el olor. Madeleine pone los ojos en blanco, pero se quita la capa de viaje para que Ellie pueda cubrir su nariz y su boca con ella. Por supuesto que Ellie no está acostumbrada a ese olor, uno que ella conoce muy bien. —¿Podrás ser de utilidad así? —Madeleine inquiere, alzando una ceja, mientras guarda las manos en los bolsillos de sus pantalones y se echa a caminar hacia las familiares siluetas que logró reconocer en el caos de la situación. Aunque siente el impulso de actuar, fue Graves el que las llamó y confía en que él tenga un plan. Sabe que probablemente su interés en que Ellie viniera, se debe a que ella podría ayudar con las personas heridas; pero por qué la presencia de Madeleine es requerida, es todavía un misterio para ella. Ellie, habiéndose colocado la capa de viaje encima de su túnica, todavía se cubre la mitad inferior del rostro con uno de los bordes de la capa. Con los ojos llenos de lágrimas por el humo, y entre toses, logra alcanzar el ritmo de Madeleine. Se siente avergonzada por el hecho de que el escenario le afecte tanto física como emocionalmente, pero sería una estupidez intentar ocultarlo; tanto su prima como sus aliados del Simposio, saben que Ellie carece de experiencia en el campo de batalla, una debilidad que se esfuerza por equilibrar con sus conocimientos teóricos. —Estaré bien —dice Ellie, bajando la vista—. Te sigo. Cuando alcanzan a Valkyria y a Hobbamock, Madeleine escucha vagamente lo que la bruja le pregunta al hechicero, dándole a entender que ella también acaba de llegar, y que también está intentando entender lo ocurrido. —No creo que nosotras seamos todos los refuerzos —suspira Madeleine, haciendo un gesto hacia Ellie y ella misma—, pero esperamos poder ayudar en algo. Ellie trajo pociones sanadoras y algunos suministros de primeros auxilios. Y yo... —ella no es la mejor sanadora, pero quiere hacer algo donde sabe que puede. ¿Es por eso que Hobbamock la llamó?— Me gustaría llegar al fondo de esta situación. Esto no parece un simple accidente. @ Hobbamock Graves @ Kaori Matsudaira
  5. esto parece el liceo ya, chismógrafo de libreta que se pasan por el salón xd
  6. «La mente del sujeto luchará desesperadamente por crear recuerdos donde no los hay...» Y, entonces, escucha una voz familiar. Madeleine observa a Will, confundida, como si no esperara encontrarlo frente a ella tan de repente. Como si no tuviera sentido. Sin embargo, su mente se encarga de recordarle que ella lo estaba buscando; que lo vio caminando a la turba, y salió corriendo hacia él para detenerlo. Sí, lo recuerda claramente. «Pero, entonces, ¿por qué...?». Antes de que pueda terminar el pensamiento, siente sus manos tomando su rostro y de repente no tiene fuezas para cuestionar la realidad. Cuando besa a Will, siente que la confusión se disipa y de repente tiene el panorama muy claro. Los recuerdos se aclaran en su mente mientras la niebla se aleja. Están en medio de un desastre en The Mall, y ella estaba intentando detener a Will de unirse a esta. Cuando mira alrededor, se da cuenta de que Catherine y Ellie están ahí. ¿Cómo se enteraron de lo que estaba ocurriendo? De hecho, ¿cómo ella misma se había enterado de lo que ocurría? Por un momento, sus ojos se encuentran con los de Catherine y un pensamiento comienza a fomarse en su cabeza, pero una voz muy similar a la de Will —pero también una que había aprendido a distinguir— la saca de su ensimismamiento. Madeleine opta por ignorar la provocació en las palabras de Ben y, en cambio, se interesa por su preocupación por Will. —¿A qué te refieres con "para nada"? —Madeleine levanta de golpe una mano hacia el desastre que se desarrolla en el lugar, alzando una ceja— Hay que hacer algo, antes de que todos terminen matándose los unos a los otros. Como para reforzar su punto, el grito de una mujer hace que su atención se distraiga. Para su sorpresa, es Ellie la que reacciona, agitando su varita mágica para que una masa de agua proteja a la mujer que había estado a punto de ser arrollada. Por algún motivo, Madeleine se lleva la mano al pecho, sintiendo la ansiedad trepando por su corazón aunque en teoría han logrado ayudar a por lo menos una persona. Necesita cerrar los ojos por un momento, intentando calmarse y hacer sentido de la situación. Están a la mitad de The Mall, con una turna furiosa amenazando con llevarse por delante a todo al que se atraviese, y el retumbar de la música que suena a través de incontables dispositivos móviles penetra dolorosamente en sus oídos. Ellie ya ha bajado la varita y las observa a ella y a Catherine en silencio, pero no dice nada. A Madeleine le parece increíble que su prima no tenga nada con lo que aportar, pero sacude la cabeza y se resigna a dejar que alguna idea salga de su boca. —Debería haber alguna forma de... de... —Madeleine gesticula con las manos, mientras intenta explicar la única idea que se le ocurre— Inmovilizarlos, o de hacer que se detengan, sin tener que hacerles daño. Una forma de aturdirlos en masa. ¿Eso tiene sentido?
  7. Por un largo rato, había optado por mantener silencio. La oratoria jamás había sido uno de sus talentos. Cuando escucha la reflexión de Kyle, una respuesta indirecta a lo que las aguas habían revelado, no puede evitar volver a preguntarse por qué accedió a esto; seguramente hay mejores oradores en la Orden del Fénix, personas que son capaces de poner en palabras ideas tan complicadas como las que están explorando. Ella es más de mostrar, que de contar, y es por eso que el ejercicio se está llevando a cabo en frente a este lago de aguas misteriosas. Con las manos hundidas en los bolsillos de su túnica, Madeleine se desliza silenciosamente junto al borde del lago y observa la superficie lisa de las aguas sombrías de este. Somos los arquitectos de nuestro propio destino. A pesar de que ella nunca ha creído en las fuerzas mayores que Azog menciona, muchas veces ha sentido que su destino está sellado de cierta forma; quizás el camino final todavía no esté claro, pero la existencia que mantiene se siente como algo definido, que no puede cambiar. Sin embargo, casi puede oír la voz de Catherine en su cabeza, recordándole que sus propias elecciones la han llevado allí. Que ha sido ella la que una y otra vez ha decidido regresar a la vida de la vigilancia, a la vida de la batalla. A una vida carente de paz. Quizás eso es lo más difícil de explicar. Que no se trata de tomar una única decisión que marcará el resto de tu vida, sino que constantemente te cuestionas el rumbo de tu vida y te preguntas si estás haciendo lo correcto. Madeleine cada vez está más convencida de que jamás alcanzará ese punto de su vida en el que esté totalmente segura de lo que pasará más adelante, pero aún así, tiene la convicción de seguir tomando decisiones. O, por lo menos, eso es lo que reflexiona mientras su reflejo le devuelve la mirada. No le parece que pueda añadir nada fructífero al comentario de Kyle; se limita a silenciosamente aprobar su aporte, lo cual es bastante para Madeleine, considerando que se trata de un mortífago. Sin embargo, aunque es uno de los aprendices el que se dirige a este, Madeleine se aclara la garganta tras su largo silencio. —¿Cuántos caminos hay? Yo diría que más de los que creen —Madeleine pasa los ojos por Azog y por Alexander, rememorando el contraste entre las visiones que aparecieron en las aguas para ambos—. Nosotros no podemos decirles cuál es el siguiente paso, pero ayudarles con un poco de... visualización, supongo —suspira, encogiéndose de hombros—. Como yo lo veo, no todo se trata de esencias o de tendencias internas. La naturaleza propia es una parte importante de nuestras identidades, pero también nuestras creencias y nuestras convicciones son importantes. Espera que sus pocas palabras sean suficiente para explicar su idea. Ella misma muchas veces se ha cuestionado si es una mala persona, si su naturaleza está torcida de una forma irreparable. Si su tendencia hacia la oscuridad, hacia lo sombrío, puede apartarla del camino donde está actualmente. Sin embargo, constantemente elige luchar por lo que ella sabe que es correcto; por proteger a los más débiles y a las ideas justas, aunque eso signifique ser perseguida o considerada una terrorista. Aunque eso signifique sacrificar una vida pacífica, cambiar noches con familia y amigos por batallas y heridas y nuevas cicatrices. Y aunque las dudas siempre salgan a flote, lo importante son las acciones. —Y, a veces, tener ideas contrariadas o no estar seguro... También es una creencia, en sí. Otro camino, otra opción más —acota Madeleine—. Él y yo seguramente podríamos entrar en un largo debate acerca de las ideas que defendemos —musita, haciendo un gesto con la cabeza hacia Kyle, sin dejar de mirar a Azog y Alexander—. Eso que vieron en las aguas no se trata de una profecía, o de una declaración absoluta. Bien puede ser una faceta más de sí mismos. ¿Creen que eso los tiene que llevar por un camino específico? ¿Lo aceptan, sin más? @ Kyle Blackthorn @ Azog Cantankerous @ Alexander Luxure Evil
  8. Nick con Link a la Ficha de Personaje: Madeleine Moody Bóveda del personaje: 94381 Empleo: Cazarrecompensas Información adicional: --
  9. @ Astara Macnair Hola! Vengo a cambiar al personaje del primer post, ya que lo pasé como personaje principal! Así que así quedaría la ficha: NOMBRE: Madeleine Moody. EDAD: Mediana edad. NACIONALIDAD: Escocesa. RAZA: Humana. PERSONAJE PRINCIPAL AL QUE ESTÁ ASOCIADO: Eileen Moody RELACIÓN CON EL PERSONAJE PRINCIPAL: Prima lejana. APARIENCIA FÍSICA: Eileen es una mujer de mediana edad con aspecto sencillo; no suele llamar la atención, lo cual le permite pasar desarpecibida. Es de contextura mediana, un poco regordeta, y estatura baja. Posee lo que se conoce como cuerpo con forma de pera; tiene hombros estrechos, el pecho poco voluptuoso y caderas y muslos anchos. Su piel es pálida y salpicada de pecas. En el lado derecho de su rostro, partiendo desde su cuello y subiendo hasta la mitad de su rostro, tiene una cicatriz rojiza que luce como raíces que se extienden por su piel. Desde que tiene memoria ha escuchado decir cara es inexpresiva, y en verdad ésta por lo general denota tranquilidad e indiferencia. Su rostro tiene una forma acorazonada, con mejillas rellenas y una barbilla fina. Su nariz es un poco ancha, con la punta redondeada. Sus ojos son redondeados, de un brillante azul claro, y la parte más expresiva de su rostro, la que delata sus emociones si se observa atentamente; están enmarcados por escasas pestañas y unas pobladas cejas oscuras. Por el contrario, su cabello es de un tono platinado, liso y con leves ondas; suele lucir un corte degrafilado, largo hasta la mitad de su espalda. Normalmente lo lleva suelto, o recogido en una trenza que le cae por encima de uno de los hombros. En cuanto a su vestimenta, se caracteriza por consistir de piezas versátiles y cómodas. Generalmente viste con túnicas sencillas, de colores apagados y oscuros, junto a zapatos de charol o botas planas. Sin embargo, cuando es necesario vestir a la usanza muggle, no tiene problema en usar vestidos combinados con cardiganes, en su paleta de colores habitual. Desde hace un par de años comenzó a usar un par de gruesos anteojos redondos, debido a una afección a la vista que ha empeorado rápidamente. CUALIDADES PSICOLÓGICAS: Debajo de su semblante tranquilo, Ellie es una bruja apasionada e incluso aventurera, con una curiosidad sin límites. Siente una gran fascinación por el estudio de la magia, a lo que ha dedicado muchos años de su vida. No se considera a sí misma una bruja muy especial pues no fue "bendecida" con ningún talento natural; si se siente segura de sus habilidades es por el gran esfuerzo, la paciencia y la humildad con la que se ha entregado al aprendizaje de diversas ramas de la magia. Por otro lado, en el ámbito social es más bien torpe. Su carácter introvertido sale a relucir cuando huye de las multitudes y las conversaciones banales; con quienes no forman parte de su reducido círculo íntimo, es bastante reservada acerca de su vida personal. Es mucho más abierta al hablar de los temas que son de su interés; no es inusual que atosigue a los demás con pláticas relacionadas con el estudio de la magia, sus últimos inventos y otros temas de conversación convencionalmente aburridos. Las virtudes que más aprecia en las personas, son la humildad y la autenticidad. En los últimos años, se ha convertido en una persona hermética y más recelosa con sus proyectos personales, los cuales ha comenzado a ocultar incluso de su familia. En general prefiere trabajar y llevar sus proyectos de forma independiente, razón por la cual decidió retirarse del Ministerio de Magia y para concentrarse en lo que la apasiona: la creación de artefactos mágicos, un oficio que le llamó la atención desde que era una adolescente y que comenzó a practicar desde entonces. Al estar concentrada en su trabajo no le gusta ser molestada, mucho menos sorprendida; cuando esto ocurre ocurre suele reaccionar de forma brusca, aunque ese no sea su carácter usual. HISTORIA ● Linaje ● Durante los años ochentas, con Tom Riddle en pleno auge de poder, la familia Moody —que desde hacía un tiempo había comenzado a acoger como familia a magos y brujas nacidos de muggles e incluso squibs, sin lazos sanguíneos directos— fue catalogada como traidora a la sangre dentro de las familias mágicas escocesas. No sólo comenzaron a ser marginados en la comunidad mágica, sino que estaban en la mira de los acólitos de Riddle. Euphemia Malfoy y Philbert Moody, una pareja de magos de sangre limpia, decidió que se mantendría al margen de la situación. Luego de su matrimonio, en lugar de alojarse en el castillo de la familia Moody ubicado en las Southern Uplands de Escocia, optaron por trasladarse a la Old Town de Edimburgo y asentarse entre los muggles. A pesar de que ambos tenían las posibilidades de conseguir un buen trabajo en el Ministerio de Magia, aquellos era todo lo contrario de lo que deseaban: mantener una distancia considerable con la comunidad mágica británica, azotada por la Primera Guerra Mágica. Euphemia consiguió un trabajo de medimaga en una pequeña clínica mágica de la ciudad mientras que Philbert optó por un trabajo más muggle, inaugurando una librería en la ciudad. ● Vida temprana ● Eileen el 13 de abril de 1986. Para entonces el mundo mágico aparentemente se encontraba en paz: hacía ya cinco años que Tom Riddle había muerto, dejando con vida al infante Harry Potter. Por otro lado, Euphemia y Philbert habían logrado construir una vida estable y razonablemente acomodada, por lo que no tuvieron problemas en ampliar la familia. Durante los primeros años de vida de Eileen eran evidentes en ella los indicios de magia, que se hacían más regulares y más poderosos con el pasar del tiempo. Aunque todavía se les consideraba traidores a la sangre, ya aquello no parecía ser una sentencia tan grave como hacía algunos años; por lo tanto, desde muy temprana edad convivió con magos y brujas tan jóvenes como ella. La magia siempre estuvo presente en su vida y era algo normal, así como el conocimiento de que ésta debía permanecer como un secreto para los muggles. En el verano del año 1997, cuando tenía once años de edad, recibió la carta de Hogwarts. Sin embargo, en muy poco tiempo, todo había cambiado en el mundo mágico. Ya era un hecho que Tom Riddle había regresado. Ese mismo año la noticia de la Batalla de la Torre de Astronomía, donde Albus Dumbledore fue asesinado, resonó por toda Gran Bretaña. Una sombra de temor e incertidumbre se cernía sobre los magos y brujas de la isla; ni siquiera aquellos que vivían alejados de las importantes comunidades mágicas se sentían a salvo. Nuevamente, los nacidos de muggles y los traidores a la sangre eran perseguidos. Y cuando la familia Moody comenzó a verse directamente amenazada, Philbert y Euphemia decidieron que en el colegio de magia Eileen estaría lo suficientemente alejada de los problemas que podrían cernirse sobre ellos. Fueron crédulos, además, en confiar en las medidas de seguridad y la protección que el Ministerio de Magia había garantizado para todos los estudiantes. ● Educación en Hogwarts ● Ese mismo año Eileen comenzó sus estudios en Hogwarts, donde fue asignada a la casa de Hufflepuff. La situación en la comunidad mágica, sin embargo, continuó agravándose. Habían noticias de revueltas y represión en el Ministerio de Magia, y secuestros y asesinatos contra sangre sucias, mestizos y traidores a la sangre. Sus padres estaban preocupados por la posibilidad de una persecución contra la familia, pero decidieron confiar que su hija estaba mejor en el colegio. Dentro del castillo, las noticias no eran anunciadas públicamente, sino que se esparcían por los pasillos a espaldas de los prefectos de Slytherin y los profesores Carrow, los encargados de los castigos físicos, ya que socializar en los pasillos y otros lugares abiertos no estaba permitido en aquel entonces. Las clases eran, a rasgos generales, una pesadilla. Pocos recuerdos conservó de las clases más tolerables; las que quedaron grabadas en su memoria, eran las que dictaban los hermanos Carrow, que la hicieron detestar el colegio y su propia magia. Odiaba ver cómo la magia era usada para causar dolor por simple diversión y estaba en desacuerdo con despreciar a los muggles o considerar que los magos de sangre pura eran superiores; sin embargo, sabía que no podía compartir aquellos pensamientos si no quería ser torturada. En aquel entonces, Hogwarts no era lo que había imaginado por tantos años y cada vez crecía en ella la idea de abandonar el colegio. Al final del primer año, ocurrió la Batalla de Hogwarts. Eileen fue llevada junto a una gran cantidad de estudiantes de todas las edades y todas las casas a un lugar seguro, una de las torres más altas del castillo, donde varios profesores y estudiantes de último año garantizaron su seguridad. Pasaron la noche escuchando las explosiones, los gritos y los llantos. El miedo y la angustia, principalmente alimentados por la confusión y la ignorancia de lo que estaba sucediendo, los mantuvieron en vela. Luego de lo que pareció haber sido toda una vida, llegó el día y el anuncio de paz. Debido a estos sucesos, Eileen tuvo que repetir el año. Sus padres no le permitieron abandonar los estudios mágicos y, a pesar de lo sucedido el año anterior, esta vez estaban convencidos de que era lo correcto. Fue durante ese segundo primer año que conoció al verdadero Hogwarts, en lugar de lo que los mortífagos de Tom Riddle les impusieron como colegio. Con libertad de pensamiento y actuar, sin torturas por no querer ser como ellos, sus deseos de abandonar desaparecieron; por el contrario, comenzó a desarrollarse su pasión por el estudio de la magia. En poco tiempo descubrió cuáles áreas de conocimiento mágico le interesaban. Se destacó en Encantamientos, Teoría de la Magia, Defensa Contra las Artes Oscuras y, en años posteriores, se descubrió a sí misma ampliando sus conocimientos de Maldiciones y Artes Oscuras. Para ella toda la magia podía ser hermosa, útil y beneficiosa, como cruel y destructiva; éso no se determinaba por su naturaleza o catalogación, sino por el uso que se le diera. Decidió dedicarse al estudio de diversas ramas de la magia, sin prejuicios, pues confiaba en su capacidad para usarla con responsabilidad. Durante sus últimos años en Hogwarts, comenzó a salir a flote su creatividad, curiosidad en ingenio. Dejó de conformarse con estudiar lo que alguien más ya había escrito y comenzó a nacer en ella la convicción de hacer sus propios descubrimientos e inventos. Quería revolucionar el campo de la magia y dejar su huella en él. ● Adultez temprana ● Al terminar sus estudios en Hogwarts, Eileen regresó a Edimburgo. No tardó en dejar la casa de sus padres y comenzar a trabajar en un laboratorio de pociones oculto en la ciudad muggle. Sin embargo, desde antes de graduarse tenía muy en claro que quería emprender una carrera mucho más ambiciosa. Se impuso a sí misma el objetivo de conseguir un empleo en el Ministerio de Magia, específicamente en el Departamento de Misterios, donde tendría todos los recursos que necesitaría para llevar a cabo las investigaciones y proyectos que comenzaban a formularse en su mente. Pero aquello no sería sencillo, mucho menos para una bruja que no contaba con las conexiones necesarias. A partir de ahí decidió que comenzaría a estudiar por su cuenta y que mantendría una mente abierta con respecto a los saberes que le ofrecieran en su camino continuó estudiando. En el lapso de varios años, se especializó en las ramas de la magia que más le interesaban: Encantamientos, Pociones, Maldiciones y Artes Oscuras. Fue durante aquellos años, que desarrolló la Oclumancia y la Legeremancia. Su principal instructora fue su profesora de Encantamientos en Hogwarts, Jane Knightly. Tras largas y extenuantes sesiones de aprendizaje teórico y práctica, logró dominar aquellas habilidades relacionadas con las Artes Oscuras, con el único objetivo de comprender aquella rama de la magia y ampliar su entendimiento de la mente. Aún luego de dejar de ser su estudiante, mantuvo amistad con su ex profesora y volvió a acudir a ella en reiteradas ocasiones en busca de guía y consejo. ● Departamento de Misterios y Familia Moody ● A comienzos del 2018, logró entrar al Departamento de Misterios, donde comenzó a dedicarse a la creación de hechizos, pociones y objetos mágicos. Trabajó alrededor de un año en el Ministerio de Magia e incluso llegó a ser Jefa de la Oficina de Experimentación Mágica, que llevaba a cabo las investigaciones y experimentos del departamento. Antes de ésto, Eileen se había mantenido bastante alejada de la famosa comunidad mágica británica; había preferido moverse en espacios menos notorios, donde no salía a relucir lo peor de la comunidad, como la supremacía mágica. Tampoco era cercana a sus familiares en las Southern Uplands. Sin embargo, con aquella oportunidad laboral decidió que sería bueno acercarse a la familia Moody, la cual su padre había prometido que la recibirían con los brazos abiertos. Fue así como conoció a Melrose Moody, su prima hermana, además de Richard y Madeleine, quiénes no tenían lazos de sangre con ella pero eran considerados parte de la familia. A pesar de que no la conocían, hicieron honor a su apellido ofreciéndole un lugar en el castillo. En aquel entonces, Melrose también trabajaba en el Ministerio de Magia, de modo que ambas coincidían en bastantes "aventuras". En poco tiempo se volvieron muy cercanas, volviéndose mejores amigas, aliadas y compañeras en aventuras y salidas a comer. Si bien durante lapsos de tiempo se distanciaban por sus ocupaciones y otros aspectos de sus vidas, siempre volvían a reunirse y la relación se mantenía viva y cálida. Durante varios meses su carrera se mantuvo en un buen lugar, así como la relación con su familia. Sin embargo, desde su acercamiento a la comunidad mágica de Gran Bretaña, las cosas habían comenzado a salir mal: cada día parecía ocurrir una nueva desgracia, el Ministerio de Magia era envenenado por la corrupción de los mortífagos y comenzaba a sentirse la tensión de la enemistad entre tensiones. Cuando Bulgaria le declaró la guerra a Inglaterra, atacando el Atrio del Ministerio de Magia, Eileen tomó la misma decisión que sus padres tomaron años atrás: se mantendría alejada de aquellos problemas y se mantendría a sí misma y a su familia a salvo. No le dolió abandonar su prometedora carrera, pues durante su tiempo en el Departamento de Misterios aprendió algo muy importante: no necesitaba de los recursos del Ministerio de Magia para ser exitosa. A partir de allí decidió continuar de forma independiente, dándole vida a un taller de creación de artefactos mágicos en el Callejón Knockturn, además de inaugurar una tienda de segunda mano en el mismo local para tener ingresos. Por otro lado —y tras la destrucción del castillo de la familia Moody en las Souterh Uplands, por parte de los problemáticos hijos de Richard—, juntó sus ahorros con los de Melrose y Richard para comprar una pequeña casa en el pueblo de Luss, ubicada en la región Argyll and Bute de Escocia, la cual declararon la nueva vivienda de la familia Moody. ● Orden del Fénix ● Poco después de comenzar a trabajar en el Ministerio de Magia, Eileen aprendió acerca de los nuevos mortífagos, la Orden del Fénix y la llamada "guerra de bandos". Más por curiosidad que por auténtica motivación, se acercó a la organización clandestina, intrigada por los rumores de que habían desarrollado su propia magia para combatir a los acólitos de Tom Riddle. A pesar de no participar activamente en la Orden, estableció relación con varios de sus integrantes y se dio cuenta de que estaban infiltrados en muchos lugares importantes, como Hogwarts y el mismísimo Ministerio de Magia. Descubrió que varios miembros de su familia pertenecían a la Orden del Fénix, como Madeleine y la propia Melrose, aunque el miembro más famoso era Alastor Moody, un auror asesinado durante la Segunda Guerra Mágica en mitad de una misión de la Orden. Si bien Eileen consideraba que los mortífagos harían daño a la comunidad mágica si les dejaban la vía libre para ejecutar sus planes e implantar sus ideas supremacistas y retrógradas, no sentía que perteneciera a una organización de aquel calibre y comenzó a distanciarse de ésta. Volvió a saber de la Orden del Fénix, cuando un amigo, Hobbamock Graves, se contactó con ella para ubicar los Lugares Seguros del bando en Inglaterra y volver anexarlos a la Orden, ya que éstos misteriosamente habían dejado de pertenecerles. Decidió apoyarlo a él y a los magos y brujas, también miembros del bando, que querían renovar y reestructurar la organización. Se dedicó a investigar y ubicar en el mapa estos Lugares Seguros, así como a descubrir el secreto del encantamiento fidelio que los había mantenido ocultos para ellos. Durante esta aventura Eileen se dio cuenta de que podía usar sus conocimientos y habilidades para cambiar verdaderamente el mundo mágico y que podía pertenecer a la Orden del Fénix aún sin ser precisamente una guerrera. Luego de que Hobbamock fuese elegido líder de la organización, aceptó unirse a él y a Kaori Matsudaira para coordinar la Orden. Desde entonces, Eileen ha puesto a disposición de la organización sus conocimientos y habilidades, principalmente ayudando desde las sombras y participando en misiones de bajo perfil, donde es de mayor utilidad. ● Rhiannon y la investigación de la maldición maledictus ● En el Callejón Knockturn, poco después de comenzar a trabajar de forma independiente, por pura casualidad llegó a su negocio Rhiannon Kincade, una bruja que apenas había cumplido la mayoría de edad. Había llegado a Londres desde Tintern, Gales, y según sus propias palabras estaba buscando a un erudito de la mundialmente conocida Universidad Mágica. Eileen, que en aquel entonces había aceptado un trabajo como profesora de Maldiciones en la institución, le respondió que podía ayudarla si necesitaba orientación acerca de la Universidad Mágica. Sin embargo, pronto descubrió que Rhiannon no tenía el más mínimo interés en la institución. Confiando en Eileen, reveló que sufría la maldición maledictus y que había abandonado su hogar familiar para encontrar a un experto en Maldiciones que pudiera ayudarle a cambiar su fatídico destino. Eileen aceptó lo que consideraba un desafío, a pesar de que se trataba de la vida de una persona. Aquel fue uno de sus mayores, que guardó incluso de Melrose. Durante meses investigó arduamente, sin resultados y sin la valentía y la humildad de hablarle con honestidad a Rhiannon y explicarle que lo más probable era que no tuviera éxito. Con terquedad, siguió insistiendo, con el deseo cada vez más irracional de superar aquel reto. Debido a las casualidades de la vida, Richard descubrió la naturaleza de Rhiannon y se mostró interesado en ella, pero Ellie, ya completamente obsesionada, se interpuso en sus planes, lo cual acabó con un confrontamiento familiar donde Melrose se vio afectada y Rhiannon se alejó, decepcionada de la mujer a quien había considerado su mentora. ● La caída del Estatuto Internacional del Secreto Mágico ● Tras el quebrantamiento del Estatuto y los sucesos del famoso Día de la Ira, Ellie impredeciblemente regresó a trabajar con la Orden del Fénix y el Simposio de Ladrones. Está decidida a encontrar un antídoto para la vacuna que, supuestamente, es capaz de eliminar el gen mágico de las personas. A la vez, está dispuesta a entablar relaciones amistosas con los miembros de la comunidad no mágica, como siempre lo ha hecho; está convencida de que aún sin el Secreto, pueden construir una realidad donde los mágicos y no mágicos vivan en paz, respetándose y trabajando juntos por el bien común. ● La Guerra de los Pactos Mágicos ● Durante el par de años previos a la Guerra de los Pactos Mágicos, Ellie se mantuvo considerablemente aislada de la sociedad mágica, debido a su inmersión casi compulsiva en varios proyectos personales. Trabajó hombro a hombro con Rory Despard en el proyecto piloto de escuelas de enseñanza mixta, tiempo durante el cual su lazo fraternal con Rory se afianzó considerablemente. Simultáneamente, colaboró con sus colegas del Simposio de Ladrones en el Departamento de Tecnomagia del MACUSA, desarrollando artefactos y teconología totalmente nueva. Sin darse cuenta, dedicó varios años de su vida a estos proyectos, aislándose de todo lo demás, a excepción de su familia y su círculo más íntimo. Cuando la Guerra de los Pactos Mágicos estalló, los Moody corrieron con la fortura de ser prácticamente hermitaños y mantenerse alejados del foco de atención. Sin embargo, ya que la familia era conocida por ser abiertamente tolerante con los muggles y aversores a la segregación, se aseguraron de reforzar sus métodos de seguridad y evitar llamar la atención indeseada, para mantenerse a salvo durante los períodos más tensos. Al sol de hoy, Ellie todavía mantiene un bajo perfil en la sociedad mágica, habiéndose convertido en una persona un poco más hermética y recelosa, aunque sin llegar a ser tan paranoica como otros miembros de su familia. Adicionalmente, durante este tiempo, Ellie intentó reestablecer el contacto con Rhiannon. Pero, lo que sea que haya sucedido, es algo de lo que guarda silencio. OTROS DATOS: ◉ Varita mágica. Es de madera de sicomoro, con núcleo de fibra de corazón de dragón. Mide diez pulgadas y media, y fue descrita por Garrick Ollivander como razonablemente flexible. Por su carácter curioso y aventurero, ella es la dueña perfecta de una varita de sicomoro. El sicomoro es propenso a aburrirse y al hacerlo la varita comienza a quemarse. Sin embargo a Ellie, quien no emplea magia para actividades mundanas, aquello nunca le ha ocurrido; por el mismo motivo tampoco la madera ha perdido el brillo. A lo largo de su vida su varita ha producido accidentes debido al temperamento de su núcleo, pero con el pasar de los años éstos se han reducido hasta prácticamente desaparecer. ◉ Patronus. Fue capaz de invocar por primera vez un patronus corpóreo a los dieciséis años. Tiene la forma de una lechuza común y jamás ha mutado. ◉ Animagia. Estudió independientemente el proceso necesario para obtener la habilidad, desde la larga preparación previa hasta el ritual diario, la creación de la poción para animagos y la realización del hechizo de animago; finalmente, como lo requiere el proceso, concluyó exitosamente su transformación la noche tormentosa en que bebió la poción hecha por ella misma y recitó por última vez el conjuro. Como sucede en muchos casos, su patronus corpóreo indicó con anticipación en qué animal se convertiría. Es capaz de transformarse en una lechuza común (Tyto alba) completamente blanca, en un tono que recuerda vagamente a su cabello pálido. ◉ Alquimia. Tiene un gran talento para la elaboración de pociones y venenos, además de sentir una gran afición a esa rama de la magia. Incluso, durante un tiempo fue la Maestra de Pociones de Hogwarts. A pesar de haber renunciado, sigue dedicándole tiempo a la alquimia por mero gusto y cariño, incluso atreviéndose a incursionar en la creación sus propias pociones. No permite que nadie se acerque a su laboratorio, mucho menos a sus muestras. ◉ Manitas. Es habilidosa en los trabajos manuales. Emplea sus conocimientos teóricos y destreza mágica para la reparación y modificación de artefactos muggles y mágicos, incluso ha desarrollado muchos planos y prototipos de invenciones propias; si bien todavía no ha tenido un gran éxito, es una actividad que le apasiona y está decidida a mejorar. Algo que no comparte con muchas personas, es que tiene la aspiración de patentar algún invento que sea útil y beneficioso para la comunidad mágica, y de esa forma ser reconocida como una inventora. ◉ Hogar. Vive junto a Melrose y Richard, en una pequeña casa asentada en Luss, un pequeño pueblo muggle de la región de Argyll and Bute, Escocia. En el jardín trasero hay un cobertizo que usan de trastero, encantado para repeler a los muggles, y una pequeña cabaña aledaña con los libros, manuscritos y pergaminos que lograron rescatar de investigaciones previas en el castillo y del material que fue legado a Catherine Moody gracias a las últimas mujeres de la familia. Si bien hay una gran diversidad de material, Ellie suele optar por las investigaciones que versan acerca de Estudios Antiguos, Teoría Mágica, Pociones y Venenos. Asimismo, en la cabaña está la improvisada estación de alquimia: matraces, balanzas, morteros y otros equipos y materiales para la elaboración de pociones. Unos viejos anteojos alfa y una navaja multiusos conforman parte de dicha colección, así como también los viales comprados en el Callejón Diagón. ◉ "El Trastero". Es la dueña de una pequeña tienda de segunda mano en el Callejón Knockturn, llamada El Trastero. Allí además de vender diferentes objetos mágicos, ofrece servicios de reparación y restauración de artefactos variados; además, en el taller ubicado en la planta superior, desarrolla sus proyectos y experimentos independientes. ◉ Pasatiempos y aficiones. Disfruta del vuelo en escoba y es bastante buena en ello, aunque no tanto en el quidditch; prefiere el quodpot. También le gusta los juegos de mesa, un pasatiempo que le "inculcó" su prima Melrose; le gustan mucho los naipes explosivos, aunque no tanto los gobstones pues es particularmente mala en ese juego. Entre sus otros gustos, están la literatura muggle de ciencia ficción, el jazz y los picnics. ◉ Nymeria. Su mascota, un cruce de kneazle, solía pertenecer a Madeleine Moody aunque ella no lo sabe. A pesar de que Ellie no es talentosa con las criaturas mágicas y animales en general, la medio-kneazle se ha mantenido a su lado desde que la encontró vagando a las afueras de Ottery St. Catchpole y decidió adoptarla. Como las criaturas de este tipo, Nymeria pasa fácilmente por un gato común ligeramente más grande de lo normal; tiene un espeso pelaje grisáceo con vetas negras, orejas altas y puntiagudas y brillantes ojos color ámbar. Es desconfiada con los extraños, mas no llega a ser agresiva a menos que la provoquen. ◉ Orden del Fénix. Se unió a esta organización clandestina poco después de comenzar a trabajar en el Ministerio de Magia, más por curiosidad que por un auténtico interés o motivación. En un principio sentía que no encajaba entre personas con fuertes ideales, que a veces chocaban con su pensar más neutral. Sin embargo, con el pasar del tiempo fue comprometiéndose más con el bando y encontró razones para quedarse. Considera que las ideas de los mortífagos son dañinas para la comunidad mágica y sólo lograrían que la comunidad mágica deje de progresar, con sus integrantes cegados por las mentiras de la pureza de sangre y la superioridad por encima de los muggles, squibs e incluso otros seres mágicos. Como lo ve, la forma de luchar por un mejor futuro es formando parte de la Orden. Ya que no se considera una guerrera, su aporte a la organización consiste en poner a disposición sus conocimientos y habilidades en misiones de bajo perfil y apoyo discreto. CONDICIONES DE USO: Sólo puede ser usado por Madeleine Moody.

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