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León Crowley

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Todo lo publicado por León Crowley

  1. Tener que ir hasta la ficha para saber quien eras. Feo eso

    1. Mentita

      Mentita

      JAJAJAJAJAJAJA y eso que no me puse "Mentita Hot" porque ahí seguro que sacabas quien soy

  2. Me es imposible no entrar al foro y no venir a decirte cuanto te quiero y cuanto te adoro ❤️

    1. Mia.

      Mia.

      Ay mi amor, te quiero más ♥️

  3. El amor bonito ❤️ 

  4. Una sonrisa se dibujó tenue en los labios del holandés cuando vio a la custodia izquierda de Arya desenfundar la varita. Puede que ella no reconociera a mago pero él a Sagitas si; tenía una memoria bastante buena, en parte gracias a Baphometh, y recordaba perfectamente su cabello purpura corriendo por algunas de las habitaciones y laberintos de la Mansión Adler. Pretendía levantar la varita y enviar otro mensaje con destino a la Lugar Teniente cuando sintió la presencia de alguien más, demasiado cerca a él. Otra Macnair se las había arreglado para moverse entre las sombras lo suficiente para estar a escasos metros. —Sybilla —susurró al tenerla cerca y respondió sin verla aún—, si te cuento mi secreto, tendré que matarte. El mensaje había llegado a su destinataria y desde donde se encontraba percibía a la perfección como se enrojecían sus mejillas, lo cual siempre le había parecido algo demasiado tierno. El verde esmeralda de sus ojos era lo único que desentonaba con el rojo de su rostro y su cabello. Cuando la pelirroja bajó la mirada y siguió con la habitual tertulia del líder recién proclamado, se pudo volver hacia Sybilla, a la cual repasó de arriba a abajo, cerciorándose de no omitir ningún detalle de su apariencia. Llevó la mano derecha hasta la cintura de la Macnair, justo donde el bordé de su pantalón oscuro terminaba y daba paso a la blusa blanca semi-translucida que de forma sutil pero sugerente dejaba ver un cuerpo perfectamente tonificado, y la acercó hasta él. —Confío en que lo hará bien —susurró delicadamente a la altura de su oído derecho luego de dejar un delicado beso en la mejilla a manera de saludo—. Lleva toda su vida preparándose para un reto como este. Además, es una Macnair, ¿no? Sintió le tibio contacto de la piel de Cissy sobre el brazo y contrario a lo que habría hecho normalmente, extendió la extremidad rodeándole el torso y acercándola hacia el suyo propio lo suficiente para sentir el sutil aroma a lavanda que emanaba de su piel. Su cabeza era un completo desastre de emociones encontradas y voces atropelladas que parecían entablar una guerra. Baphometh estaba bajo control. —Pero no es @ Arya Macnair la que me preocupa, si no los que la rodean —preguntó a la mujer que tenía entre los brazos—, sé que llevo bastante tiempo afuera pero... ¿Ex Orden del Fénix protegiendo a la Líder de la Marca? Creo que ya he visto todo. No había estado más equivocado nunca. @ Ericen @ Rhiann Macnair R.
  5. Oros: -290  Really? También debo dinero en el mundo mágico? 

    1. Darla G Dumbledore
    2. Cissy Macnair

      Cissy Macnair

      Jajajja vas a tener que vender tu cuerpo

  6. ~~Castillo Crowley~~ Aún no terminaba de reconocer la persona que le devolvía la sonrisa reflejada al otro lado del espejo. No habían líneas de expresión bajo los ojos, la cicatriz del pecho había desaparecido, la sonrisa amarillenta que le había dejado el cigarrillo y el whisky barato ya no estaba y el blanco impecable que emanaba de sus dientes parecía de otra persona. Los veinte años que había envejecido cuando expulsó al demonio se habían retraído y volvía a tener el cuerpo y la energía de un polluelo de 35 años. Se llevó las manos al pecho y al pasar los dedos por el pectoral izquierdo sintió la masa muscular tensa y firme como hacía mucho tiempo atrás. Baphometh se había vuelto a apoderar de él y temía por lo que hubiera podido hacer mientras dormía. Alesteir lo sacó de sus pensamientos. —Señor —espetó el tímido elfo del Castillo Crowley irrumpiendo en la habitación del patriarca—, acá está su.. ¿Jugo?. Dejó un vaso grande de lo que parecía ser zumo de naranja en la superficie oscura de la mesa de roble, a un costado de la cama revuelta. — ¿Alguna señal? —León tomó el vaso y vertió el contenido del mismo por su garganta. Aquello que acompañaba la pulpa de la fruta, lo reconfortó. —Ninguna, señor —respondió el elfo agachando la mirada, consciente de que no era la respuesta que él esperaba. —Mantenme informado, iré a Gringots a... No puedo terminar la frase. Con un gesto simple de la mano derecha mando al elfo a salir de la habitación que sin chistar desapareció con rumbo incierto. Los ojos oscuros de León se posaron en el la tinta viva del antebrazo izquierdo. El ofidio elegante se movía con gracia al rededor del brazo como no lo había hecho en mucho tiempo, en más de 4 años. Era como si ella, la serpiente, entendiera que ya no tenía el cuerpo del endeble anciano, que ya no requería de un bastón para moverse o que sus huesos ya no crujían al tratar de enderezar su deteriorada espalda. <<¿Por qué no?>> —preguntó una voz en su interior. Antes de que pudiera responder, había tomado la varita con la mano derecha y sin reparar en que no vestía más que unos vaqueros gastados, terminó de tomar la preciada mezcla de zumo de naranja y vodka y desapareció del lugar con destino incierto. Baphometh, en algún punto, sonreía satisfecho. ~~Mansión Riddle~~ Su cuerpo se materializó unos metros antes de la entrada principal. Las ruinas de lo que fue la mansión en su momento seguían tal y como las recordaba desde que las había visto por primera vez, 15 años atrás. Trozos chamuscados de alfombra, muros destruidos, una que otra estatua aquí y allá. Todo parecía estar exactamente igual a como estaba antes de desaparecer, de nuevo. Avanzó con firmeza pero sin prisa entre los escombros hasta llegar al portal custodiado por las famosas estatuas de mármol. Siempre le había causado gracia la similitud de aquel arco con el caduceo, el emblema de Hermes entregado por Apolo. Los muggles lo habían adoptado como el símbolo del comercio, pero para los mortífagos era mucho más. —Mercaderes de la muerte —susurró para si mismo mientras las dos serpientes daban paso a la portezuela que conducía al interior de la mansión. El interior había cambiado, en apariencia, más no en esencia. La luz cetrina de las antorchas eternas era la constante que permanecía mientras la decoración del lugar se dejaba al antojo del mandamás de turno, todos y cada uno con su estilo particular. Podrían ser listones verdes y plata de los Malfoy o los escudos negros y dorados de los Black, la mansión Riddle había sido siempre eso, una vitrina, un lugar para darse a mostrar, desde aspirantes hasta nigromantes, pasando por todos los escalones de poder. Todos y cada uno hambrientos de dejar su huella en la familia. <<¿Y qué has hecho tú?>> —opinó la voz en su cabeza, tan irritante como el canto de un augurey. Poco tiempo pasó antes de que pudiera notar la presencia de alguien más y consciente de que tal vez no conocería a nadie, se quedó rezagado del pequeño grupo que se comenzaba a reunir en algún punto de la mansión. La iluminación del lugar era la suficiente para que León pudiera contemplar todo desde donde se encontraba sin intervenir demasiado en la situación. Estaba ya demasiado viejo y gastado como para ocultar su identidad tras una mascara; a fin de cuenta nadie le iba a reconocer o al menos eso pensaba. En cuanto vio a alguien aproximarse al centro del improvisado escenario decidió acercarse un poco más. Por una razón que no comprendió bien en un principio, la dramática aparición de quien se presentaba a la multitud y la llamativa escenografía le recordó a cierto líder de tiempos pasados. La lluvia plateada de cristales entre la cual había entrado se había robado la atención de los presente, incluso la de León que no identificó a la artífice de tal espectáculo hasta que esta no levantó la mano y dejó ver la triqueta celta en su muñeca derecha. Los ojos esmeralda que descansaban en un colchón de pequeñas pecas marrón, miraban a todos los presentes con firmeza y determinación. A vista pasajera, se le notaba sobria, decidida y dura. Pero a la mirada de alguien que la conocía, que había trabajado de la mano con ella y acompañado en momentos necesarios, no lo era tanto. El sutil movimiento de su labio inferior, sus delicadas manos retirando el mechón rojizo de su cara y el constante desvío de su mirada hacía alguien al final de la multitud, le mostraban a León que estaba nerviosa. Y con razón. La responsabilidad de tomar las riendas de tan ambiciosa empresa era una carga que, de un tiempo para acá, se tenía que tomar solo y había tenido que ver como personas cercanas adoptaban esa posición con templanza y firmeza. Y @ Arya Macnair no sería la excepción. Contrario a lo que había pensado en cuando entró a la mansión, la cosas no era tal y como estaban cuando se fue. Estaban en buenas manos. —Tranquila pelirroja, lo harás bien —susurró a la punta de la varita mientras hacía la reverencia y una fina capa de humo blanco envolvió las palabras de León y las transportaron a través de la habitación y las liberaron a escasos centímetros del oído derecho de Arya.
  7. Buenas... ¿Aún hay forma de ver los nick anteriores de un usuario? 

    1. Darla G Dumbledore

      Darla G Dumbledore

      me temo que no, se perdieron con la mudanza, a lo sumo si hizo el cambio en el último tiempo, aparece en su perfil junto al nick arriba de todo.

    2. Mica Gryffindor

      Mica Gryffindor

      Ir a chusmear la ficha de personaje

  8. Llevando más de dos años inactivo. Sin entrar a un solo topic de bando desde octubre de 2019 Sin conocer como se ha movido el juego de bandos en los últimos dos años. Sin conocer las votaciones ni l@a candidat@s postulados. Sin saber poco y nada de como está la situación actual del foro en general (aparte de la publicidad y el nuevo motor) @ Arya Macnair FELICITACIONES!!! merecidísimo nombramiento, no solo por el amor y empeño que le pones a todas las cosas que haces, sino por que siempre las haces pensando en las personas que se puedan ver involucradas en ella. Muy buena elección y me alegro mucho por ti, por el bando y por el juego de rol en general. Y ya, me voy de nuevo.
  9. ~Dos semanas atrás~ —Tampoco está acá...—se dijo a si mismo luego de recorrer el lugar por algo más de dos horas. La noche ya estaba cayendo y la cálida luz que brinda el sol de la tarde rápidamente cambiaba por la de las farolas que se distribuían cada 3 o 4 metros a cada lado de la acera. Los fugaces destellos de luz provenientes de los coches muggles que transitaban por la mítica Abbey Road dejaban ver de forma intermitente un rostro oculto tras las altas solapas de un pesado y sucio abrigo gris. Las estruendosas carcajadas de un grupo de jóvenes que escuchaban el Sgt. Pepper en el costado sur de la avenida llamó la atención de León, pero no eran más que muggles divirtiéndose. Con las manos entre los bolsillos del abrigo, cruzó al trote la calle con el espacio justo para evitar un taxi que bajaba hacia el parque de Alexandra Road. Las blasfemias emitidas por el conductor pasaron desapercibidas para el pelinegro que tenía la miraba fija en la puerta del London Coffee. Una mujer de cabello dorado acababa de salir del reconocido lugar y caminaba tomada de la mano de un hombre alto y fornido hacia la esquina contraria. Cómo ya había pasado en muchas oportunidades, el corazón del holandés se aceleró al igual que sus pasos que avanzaban a gran velocidad hacia la pareja, chocando un par de hombros en el camino. —¡¿Mía?! —preguntó exaltado halando la mujer del brazo derecho, obligándola a girarse. —¿Disculpe? —Unos sorprendidos y evidentemente disgustados ojos celestes le devolvieron la mirada. —Lo siento, yo... —respondió León un tanto desilusionado y confuso, pero sin soltar a la mujer. —¡Oiga viejo, suéltela! —exclamó el acompañante de la mujer que de un solo empujón mandó a León al suelo. La pareja se alejó del lugar entre risas e insultos mientras el pelinegro que se quedó allí, justo sobre el charco de agua en el cual había aterrizado. El hombre había quedado como el héroe de la historia y la mirada de admiración de la mujer que se aferraba a su brazo lo confirmaba. Unas cuantas miradas de lástima y desagrado de los transeúntes al villano derrotado y todo volvía a la normalidad. Liverpool no iba a cambiar porque un viejo en desgracia cayera al suelo. La misma ciudad que había recibido a León Crowley y Mía Black Lestrange unos cuantos otoños atrás, ahora le escupía y lo trataba como si no le conociera, como si fuera un indigente más en las calles, como si ella no hubiera desaparecido. Y allí estaba León tocando fondo. Solo. Sentado en el suelo mojado, con la espalda apoyada en la pared. Toda una vida de orgullo y arrogancia reducida a un insignificante ser, derrotado y agobiado. Baphometh había sido encerrado nuevamente y la voz de este en su cabeza ya no era una constante. A veces, lanzaba preguntas esperando una respuesta, una voz, una opinión que nunca llegaba. Ocasionalmente, percibía unas palabras a lo lejos, un intento fallido de articular una respuesta, pero era tan débil y tan lejana que no pasaba de ser una mala impresión. Solo tenía en la mente la voz y la imagen del rostro de su prometida que cada vez se le hacía más distante, más lejana, aunque no habían pasado más de 6 meses desde aquella noche en la playa del hotel, desde la última vez que la había visto. —Señor, ¿Está bien? —una tosca voz lo arrastró de nuevo a la cruda realidad—, ¿Quiere que llame a alguien? León no contestó. Tenía la vista fija en el reflejo del agua posada donde un rostro viejo y gastado le devolvía la mirada. La ausencia del demonio había acelerado el proceso de envejecimiento y en unos cuantos meses había pasado de aparentar los cuarentaytantos a parecer de sesentaytantos. Las arrugas se habían marcado debajo de sus ojos de forma tan clara que a veces no se reconocía en el espejo. Las distancias se hacían más largas, los recuerdo parecían disolverse más pronto y tenía que repasar dos veces las cosas para concentrarse en lo que estaba haciendo. En las últimas semanas las manos habían empezado a temblar de forma extraña, a tener movimientos involuntarios. —Oiga anciano, no puede estar ahí. Váyase o tendré que llamar a la policía —continuó la voz que provenía de uno de los empleados del London Coffee. —No sé preocupe, ya me voy —respondió León colocándose de pie lentamente. La noche se había toldado con una capa gruesa de densas nubes y las primeras gotas empezaban a descender sobre las cabezas de los descuidados transeúntes. La lluvia que lograba llegar al suelo desprendía pequeños hilos de vapores lentos que contrastaban con los rápidos pies que buscaban refugio en las carpas y cornisas de los locales. León se escabulló entre los transeúntes y se metió en un oscuro callejón alejándose de la multitud. Metió la mano al bolsillo donde tenía un mini-replica del reloj de la casa de los Crowley para comprobar de nuevo que el larguero que tenía la foto de Mía, seguía sin indicar un paradero especifico. Lo guardón de nuevo y avanzó un poco más, lo suficientes para que nadie le viera alejarse. —Pssst... —Un siseo proveniente de algún punto llamó la atención de León que se detuvo de golpe—. Pssst... —¿Hola? —preguntó tratando de encontrar el origen del sonido. —¿Quién eres y que hiciste con León? —indagó la voz que cada vez se hacía más fuerte. —Esa voz... —balbuceó dando unos pasos hacia atrás, tembloroso. —Responde... ¿Quién eres y que hiciste con León? —Imposible... tu no... tu no puedes estar acá... —¿De verdad creíste que ese ridículo chamán me contendría para siempre? —la voz se hizo tan tenue que podía identificar claramente el origen—. He estado acá, encerrado, esperando... y ahora es mi momento —Pero.. estabas debilitado, no tienes la fuerza para escapar, yo no... —se interrumpió. Un escalofrío recorrió cada uno de sus huesos y músculos al recodar las palabras del mago africano que retumbaban en su cabeza: "Mientras más fuerte sea tu mente, más débil será él" De repente las cosas se cayeron por su propio peso. La partida de Mía había representado un cambio en el pelinegro y había se había descuidado a sí mismo. No había vuelto a hacer ejercicio, no había comido bien en semanas y no recordaba la última vez que se había dado una ducha. Había concentrado todas sus fuerzas y energías buscando a mía y se había abandonado de si mismo por completo. Llevó la mano derecha rápidamente al bolsillo interno del gabán donde estaba la varita, pero ya era demasiado tarde. —Descuida, yo me encargo desde acá —fue lo último que escuchó León antes de perder el conocimiento. Mientras caía al suelo, los trozos de vidrio roto en el suelo le devolvieron una imagen aterradora. Los ojos se empezaron a oscurecer, las pupilas se ensanchaban y se tornaban rojas brillantes que acompañaban la risa burlona de Baphomet. ~Ahora...~ Como el sonido de un tren que se acerca a la estación desde muy lejos, los ruidos del sonido ambiente iban calando de a poco en los oídos de León con la misma velocidad con la que la escasa luz del sol empezaba a filtrarse por los espacios entre las pesadas cortinas. El particular olor de la vegetación aledaña a la habitación del patriarca Crowley se filtraba y dejaba saberle en donde se encontraba. El gusto despertaba al final del recorrido que implicaba el despertar después de un largo sueño y se sorprendió del leve sabor oxidado que reposaba en su lengua. La particular voz de Allan Quatermain II, locutor principal del noticiero matutino, salía de alguna radio ubicada en el castillo y llegaba tenue pero audible hasta la alcoba principal. <<Mientras tanto, continúan las investigaciones para esclarecer lo sucedido hace dos semanas...>> Los recuerdos se atropellaban uno tras otro en su mente como era habitual pero aún no lograba darles un orden cronológico exacto: Lima, Uganda, Liverpool, Budapest, Latveria. Destellos de imágenes que se amontonaban de golpe y le producían un dolor de cabeza ya reconocido, tanto como lo era el sutil aroma de zumo de naranja que venía de algún lado de la habitación. Un vaso del preciado líquido acompañado con un poco de vodka esperaba por el holandés en la pequeña mesa de noche que estaba rodeada por un viejo y sucio abrigo, unos vaqueros oscuros y unos zapatos no muy higiénicos. <<..la ciudad muggle de Liverpool, famosa por sus historia musical donde...>> Avanzó como pudo hasta la mesa y tomó el vaso que se llevó con inusual fuerza hasta los labios, lastimándose un poco en el acto. Ni tres segundos pasaron antes de que el la mezcla se vertiera por la garganta de León, refrescándolo. Continuó al extremo de la habitación donde abrió de par en par las cortinas dejando que la luz invadiera por completo la habitación, aunque sin percatarse mucho de su actual condición. Abrió las ventanas de par en par y la fresca brisa de la mañana expulsó el pesado ambiente de pereza y letargo que reinaba en el lugar. <<..se presentó un evidente caso de asesinato empleando encantamientos de magia avanzada las cuales... >> La voz de Allan seguía saliendo del lejano radio sin que el holandés le diera mucha atención. Continuó hasta el baño donde a tientas abrió la puerta de la ducha e ingresó su cuerpo ya despojado de las única prenda que cubría su piel, ignorando el reflejo que le devolvía el espejo. El agua caliente recorrió su cuerpo y le daba la frescura y tranquilidad que su cabeza necesitaba para ordenar sus recuerdos: Lima, Budapest, Liverpool, Rumania, Uganda. Pero seguía faltando algo. <<...fueron realizadas por un ente mágico. Según la descripción de los ya desmemoriados muggles un hombre de...>> Salió de la ducha aún con la cabeza en reestructuración tomó el cepillo de dientes. Los vapores generados con la ducha habían empañado por completo el espejo y difícilmente le permitían al Crowley ver su reflejo completamente claro. Esa mañana, pese a la jaqueca, se sentía particularmente enérgico, radiante. Como si se hubiera quitado un peso de encima. Lentamente la brisa que entraba por los enormes ventanales disipaban la humedad del espejo y le revelaban a León el hilo conductor que le hacía falta. <<..de unos sesenta años que habría tenido una discusión con una pareja frente al Café London para minutos después arremeter contra el hombre y la mujer, asesinándolos casi de inmediato. Misma suerte para uno de los encargados del mítico café de..>> Al otro lado del espejo, un León de aproximadamente 35 años de edad le arrancaba un gesto de susto y exclamación. Un pecho tonificado y marcado que carecía de las cicatrices y secuelas de una cruel vida que no hacía más de dos semanas tenía marcadas en la piel. Un rostro terso, bien afeitado, carente de arrugas y con un corte de cabello muy al estilo militar le regalaba una sonrisa burlona. Las memorias se terminaban de organizar: Escuela de magia de Lima, Perú donde había ido a buscar a Mía, ya que habían pasado un tiempo descansando luego de comprometerse en matrimonio. Budapest, Hungría, donde había continuado su búsqueda, teniendo presente que muchas veces ella le habló de la magia residual que conservaban las cuevas que recorrían miles y miles de kilómetros de la vieja Transilvania. Rumanía, otro de los sitios donde muchas veces habían ido a descansar, lejos del ajetreo y la espesa sociedad londinense. Liverpool. <<...Liverpool, el cual sobrevivió al feroz ataque, pero falleció al poco tiempo en un centro de salud. Debido a la brutalidad de los ataques, las autoridades mágicas locales no pudieron remover los recuerdos del todo y fueron reimplantados como un devastador ataque de oso pardo proveniente de un circo ambulante ubicado en el parque de Alexandra Road...>> —¿Qué hiciste? —preguntó al hombre al otro lado del espejo. —Lo que debiste hacer hace mucho tiempo. Recuperar el orden de tu vida —la voz de Baphometh había dejado de ser un leve siseo, recobrando la firmeza y tonalidad de siempre. —Lo que debí hacer hace mucho tiempo fue acabar contigo —respondió León—. Y lo haré, cueste lo que cueste. — JAJAJAJA ¿Crees que lo vas a lograr de nuevo? —espetó la figura burlona del espejo—. Esa suerte no la tienes dos veces. Por cierto, ¿Recuerdas que pasó después de Liverpool?
  10. Pueden cambiarme el mundo en el cual te conocí, pero nunca podrán cambiar lo que siento por ti ❤️

    1. Mia.

      Mia.

      Ay, tampoco cambiará lo que siento por ti 💞

    2. Dana Gryffindor
  11. Si Mía le hubiera hecho esa pregunta un año atrás, León habría orquestado toda una película en la cual ninguna mujer había pasado por su vida, que era un errante caballero que vagaba en la vida solo y sin ningún tipo de afecto. Una historia digna de un imginarium completo o una saga de 6 tomos. Baphometh se habría encargado de hilar las palabras que la rubia quería oír solo con el fin de cerrar la conversación y dejar que la tarde se consumiera entre besos y caricias. Hace un año Mía no tendría un anillo y León no tendría un reloj de oro y sus vidas no tendrían la constancia y seguridad que los embriagaba en ese momento. Hace un año necesitaría mentir. Ahora no. —Marié —respondió a su prometida con la mirada perdida en el sol que empezaba a ocultarse en el horizonte cristalino—, Marié Adler Lacouture es la mujer a la que podría llamar primer amor. Una bruja huérfana francesa de orígenes humildes que conocí en la primera de mis salidas de Holanda junto con mi abuelo la semana en que cumplí la mayoría de edad. Trabajaba en un pequeño bar a las afueras de Nantes donde era mesera en las noches y en el día enseñaba inglés a un pequeño niño muggle —volvió a posar la mirada en los ojos verdes y expectantes de Mía—. Mi abuelo volvió a casa solo y yo me quedé cerca de un año en Francia por ella. Había logrado convencerla de irse a Holanda junto con mi familia cuando una tarde evitó que el niño muggle al cual le enseñaba se cayera por un barranco usando magia. La familia del niño la vio y la acusaron de bruja. Cuando volví de hacer los trámites de regreso a Holanda, encontré el cuerpo de Marié colgado calcinado en la plaza del pueblo. El siglo XV no fue muy bueno con nosotros. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que le había contado a alguien la historia de Marié. Era como desnudar una parte de su alma, de su pasado, y dejarlo vulnerable a quien lo escuchara. Pero no era cualquier persona la que lo escuchaba. Era la mujer que amaba y que había elegido como su esposa. La mujer que le brindaba una seguridad y confianza tal como para desnudar su alma las veces que fueran necesarias. Era un capítulo complicado en la vida de León pero se sentía tranquilo contándoselo a la Blacik Lestrange. Se giró sin levantarse de la arena y tomó la varita, entregándosela a Mía en la mano. —Esa tarde de 1564, esta varita acabo con la vida de los más de 50 muggles, entre hombres y mujeres, que habitaban el pueblo de Trentemoult y que habían orquestado la muerte de Marié —León señaló una inscripción roja en la base la varita de roble negro que decía "Marié's wraak"—. La venganza de Marié en neerlandés. Ese día el alma de León se había quebrado y de allí había surgido su infinito odio hacia los muggles que hoy en día se mantenía. Hubiera podido contarle todo lo que hizo luego de esa tarde, todo los pueblo que recorrió y los muggles que asesinó. Los bosques por los que estuvo y en uno de los cuales encontró a Baphomet quien aprovecho la ira y el odio natural del Pelinegro para llevar a cabo sus cometidos. Mía sabía que él no era una inocente paloma, pero tal vez no era el momento de contarle eso. Cambió la mueca melancólica que tenía su rostro por una leve sonrisa y le dio un pequeño beso en los labios cerrando el tema. Tal vez después le contaría más. —Si bien nadie ha merecido el titulo más que tu —respondió justo después de separarse de sus labios—, puede que alguna vez me lo haya planteado. Marié obviamente fue la primera vez, ya que el trámite que estaba adelantando la tarde en que la asesinaron era la autorización conyugal ya que ella era huérfana y sin tutor legal por la época no había tanta libertad como ahora. Había hecho una pausa antes de continuar con la respuesta. Si bien había convivido algunos meses con varias de sus parejas, no estaba completamente seguro de haberse planteado la opción de un matrimonio. Hasta el momento en que se dió cuenta lo enamorado que estaba de Mía, había desechado por completo la idea de un matrimonio o un compromiso con alguien. Pero puede que alguna que otra vez, siquiera lo haya pensado. —Si tuviera que decir otra persona, puede que con Evarela lo hubiera podido llegar a pensar. Creo que fue una persona con la cual tuve una muy buena química y pues no es secreto para ti ni para nadie que estuvimos viviendo juntos algún tiempo. Pero nunca llegó a ser más allá de una leve idea. Nunca una propuesta o hablarlo siquiera. Hasta ti, era una idea que jamás me había contemplado.
  12. El inmenso mar que los rodeaba parecía quedarse pequeño ante la imponente mirada esmeralda que el sol resaltaba en los ojos de Mía. La brisa tenue que arrastraba las olas jugaba con el cabello de la bruja completando la imagen que se quedaría grabada en la mente del pelinegro para siempre. —El fin del mundo se nos queda corto mi amor —susurró antes de fundirse en sus labios, dejando que su cuerpo se apoyara contra el suyo. La posición de las extremidades inferiores permitían que el contacto entre ambos fuera más que un simple abrazo o una caricia. La playa estaba completamente sola y podrían hacer lo que les entrara en gana, pero las ganas de ser uno solo peleaban a la par con la intensidad emocional que tenía el momento, como si de una batallas entre el instinto animal y racional se llevara en cada uno. Apoyó el peso de su cuerpo solo en el brazo izquierdo y con la mano derecha acarició la tibia piel de los hombros de su prometida y se deslizó por su brazo hasta llegar a su mano para entrelazarla y guiarla de nuevo hasta arriba de su cabeza donde la volvió a aferrar con fuerza. Parecía decidido a dejar que la faceta animal tomara la delantera pero la pregunta que salió de los labios de la Black Lestrange lo detuvieron. Al parecer ella tenía otros planes. Sonrió dando otro pequeño beso en sus labios y se quito de encima de ella, recostándose sobre el costado derecho sin perder la cercanía de su piel. Se tomó algunos segundos antes de responder. —No sería la primera vez que te diga que soy y seré enteramente sincero y honesto contigo —confesó en un tono un poco más solemne acariciando con la punta de los dedos indice y medio la tibia planicie de su vientre bañado por el sol—. Si, eres la única y serás la última, pero entiendo que puedas tener dudas por que si bien llevamos un par de años juntos, estuve mucho tiempo por fuera y tuvimos mucha historia antes de siquiera contemplar la idea de estar juntos. Sabía bien que la conversación se daría en algún momento. Tal vez en alguna cena o en alguna de las charlas posteriores a las artes amatorias que sucedían en la Mansión. No se imaginó nunca que Mía escogiera la mañana siguiente a su compromiso para esa charla pero, a fin de cuentas, si tenían pensado pasar el resto de la vida juntos, era mejor hacerlo con el pie derecho. Acercó la mano de nuevo al plato y tomo el vaso de zumo de naranja que, extrañamente, no tenía licor. —Soy y seré un libro abierto para ti. Así que dime, ¿Qué deseas saber? —preguntó dando otro pequeño beso en sus labios
  13. —Por supuesto que quiero entrar al mar —respondió posando las manos en la parte baja (muy baja) de la cintura de su prometida—, debo enfriarme un poco —apuntó soltando un beso en sus labios justo antes de que ella lo empujara y cayera de espaldas. León, el recio, el imperturbable, el rígido, jamás se hubiera imaginado sentirse de la forma en la que lo estaba haciendo al lado de una mujer. Una mujer que lo complementaba de una forma única. Era rebelde, salvaje, indómita y eso la hacía más atractiva. Notó la incomodidad que le ocasionaba el tener el agua más arriba de las rodillas y apagó el impulsivo de deseo de buscar venganza y derribarle en el agua. Se acercó a ella y respondió el beso que le tendía al cual se entregó. Se embriagó de nuevo con el sabor de sus labios que parecía cambiar en cada minuto, despertando en él mil y un sensaciones diferentes. Habían tenido muchos de esos besos en distintos lugares; bares, castillos, oficinas de Gringots, academia. Y cada uno de ellos parecía enseñarle algo de ella, algo diferente. La agarró por las piernas y levantó su cuerpo dejando que este descansara sobre el hombro derecho del pelinegro y la sacó del agua en dirección a la playa. Con la excusa de sujetarla con fuerza, las manos de León aprovechaban para aferrarse a los firmes y tonificados muslos de la rubia, la cual dejó caer con delicadeza sobre la arena no muy lejos de una mesa que los prestos trabajadores del hotel habían dejado a la mano. El agua había hecho de las suyas en la piel dorada de Mía y le proporcionaba un brillo particular que se magnificaba con la luz del sol que bañaba su trabajado cuerpo. El Crowley se tomo algunos segundo segundo para contemplar la imagen y tal vez guardarla en lo más recóndito de su sistema de memorias. Se inclinó a su lado no sin antes tomar una fresa de la mesa y dejarla en los labios de la rubia. —¿Extraña acaso nuestro juego de roles, profesora Black Lestrange? —contestó con otra pregunta consciente de a donde quería llegar su futura esposa. Se acercó a sus labios y los beso delicadamente, saboreando de nuevo ahora con el dulce tono de la fragaria fruta—. Rubia, pelirroja, castaña, nada haría la diferencia en que te ame como lo estoy haciendo en este momento. Antes de que sus palabras terminaran de salir de sus labios había abandonado el intento de postura neutral que había tomado y se había lanzado sobre su cuerpo, rodeando su cintura con ambas piernas y tomando sus muñecas con ambas manos tomando así el control completo de su cuerpo. Acercó sus labios y los rozó apenas, los acarició suavemente y los abandonó para deslizarse hacia la tibia piel de su cuello. Se embriagó con el aroma remanente de su perfume que había quedado impregnado de la noche anterior donde había aceptado ser su esposa, había aceptado amanecer a su lado todos los días. Muchos días por delante como ese. O mejores. —¿Y tú? ¿Hubieras preferido que yo fuera un duende y que el juego de roles fuera diferente, señora directora? —preguntó mirándola a los ojos y soltó una de sus manos para acariciar su mejilla—, ¿preferirías que algo fuera diferente?
  14. @Beltis Hola Napo <3 Muchas gracias, ya vi que me aparecen los conocimientos y me dejaron un regalito en la bóveda que no cae nada mal. Solo para estar seguros, ¿La medalla y la criatura se harán después? esos si no me aparecieron en la ficha. Gracias Morsmordre!
  15. Le causo un poco de risa escuchar a Nicole presentándose como la hija de Claudia ante Marissa, teniendo en cuenta que la hermana de León había roto el corazón del hermano menor de Marissa, León Jr. Por fortuna para la concurrida cocina, la joven no le dio mayor importancia al asunto. Cómo si se hubiera activado un chip en cada uno de los presente, las preguntas, las opiniones, las sugerencias empezaron a surgir desde todos los frentes. Antes de que el Holandés pudiera poner freno a los ataques despiadados de sus hijos y sobrina, Mía había hecho alarde de su fantástica diplomacia y los había atendido a cada uno con la sutileza de una duquesa. León sonrió, complacido de la actitud de su futura esposa. —No pudiste haberlo dicho mejor amor —apuntó luego de que la rubia dejara un beso corto en sus labios—. La historia de nosotros viene de mucho tiempo atrás, antes de que yo desapareciera. Sé que no les va a parecer extraño, pero Mía y yo tenemos una hija casi de la misma edad de ustedes —dio otro mordisco a la pizza, consiente de que de algun ladó saldría un comentario al respecto—. El tiempo se encargó de unirnos tiempos después y ya llevamos algunos años saliendo así que ¿Por qué no? Si la situación actual se hubiera presentado algunos años atrás, sencillamente los hubiera mandado al ca***o a todos, alegando que poco o nada les importaba lo que él hiciera con su vida. La usencia de Baphometh y la influencia que ya no ejercía sobre él era tan evidente ahora, que se asombraba del cambio. Los ojos del pelinegro se hicieron pequeños al sentir la doble intención en las palabras de Marissa y estaba presto a responder cuando se cruzó con otro comentario que le sacó una pequeña risa. Hubiera deseado que Fokker tuviera la misma iniciativa para la despedida de soltero, pero era demasiado pedirle al mundo. —La decisión fue relativamente sencilla. Nunca había sentido lo que siento por ella, ni me había sentido tan tranquilo como me siento con Mia y es todo lo que necesitan saber —cortó en seco al darse cuenta que estaba a punto de salir su cursilería a flote—. Ademas es de las pocas personas que puede seguirme el ritmo tomando vodka, así que no podía dejarla escapar. Ella sabía bien que había un centenar de razones, sentimientos y sensaciones que solo le correcpondian a ella. La respuesta había sido meramente formal ante la atosigante inquisición familiar. La pizza ya se había acabado y el vino también. Necesitaba encontrar un metodo de salir del interrogatorio sin que fuera demasiado evidente. Levantarse e ir a la despensa por otra botella sería relativamente fácil pero dejaría a Mia en medio de los lobos. —No es necesario, linda —contestó acentuando un poco la última palabra—, agradezco profundamente tu energía pero ya nos encargaremos nosotros de esos detalles. Eso si, sepan que desde ya están cordialmente invitados y que no vamos a aceptar ninguna excusa ¿eh? —terminó el contenido de la copa y el último trozo de Pizza—. Pero basta de nosotros, cuéntanos de ti, Nicole. ¿Qué es de la vida de tu madre? y tu, Fokker ¿Ya casi salen de gira con los Cisnes rockeros? Hace un buen día, vamos al jardín —apuntó colocandose de pie y tomando la mano de Mia para salir de la cocina hacia el jardín interior.
  16. NO había hoja tres cuando hice este post. NO respondo
  17. Zoella no te burles, podría salirte un hijo como yo
  18. AY CARAJOOOO Porque nadie más posteaba!!!! Pens´pe que el topic no era para Spam y por eso nadie pasaba!! Me he purgado del #/&%(/"%(/ sustooo
  19. Luego de que se dé el link (cuando pasemos la página 3), está prohibido el spam. Así que se tomarán medidas en caso de que ocurra. Esto lo dices por mi, cierto?

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