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Marissa A. Black Crowley

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Todo lo publicado por Marissa A. Black Crowley

  1. -¿No fue casualidad que me despertará en un momento tan fortuito? Que bueno saberlo. La respuesta de su padre tenía sentido aunque le doliera. Nadie realmente esperaba que Marissa despertará, las razones de su maldición habían sido bastante misteriosas, y casi todos en esa familia estaban igual de malditos. Alzó su mano derecho para recibir la copa que ofrecía la chica que acompañaba a Fokker y le agradeció, ¿también sería su hermana? La rubia ya había perdido la cuenta de todos ellos, pero le agradó escuchar un nombre familiar. Hacía muchísimo tiempo que no veía a ninguno. Cerró los ojos y respiro lentamente, una leve sonrisa se dibujó en sus labios, esta vez sincera. Al abrirlos se vio en su expresión un atisbo de calidez. -Soy Marissa, por cierto – aclaró la joven, ya teniendo ocasión de presentarse–. Aunque debo admitir que Annabeth no me desagrada en lo más mínimo. Levantó la copa llena de vino tinto, odiaba esa bebida amarga, seca, nada parecida al jugo de uva. ¿Dónde estaba el whiskey en la casa? ¿Se habían acabado también el vodka? Quizás se habían terminado las provisiones en su ausencia, era tiempo de reponerlas. -Por los novios. Aún así no se fijo mucho más en la mujer que acompañaba a su padre, lo dejaría para otro momento. Tomó la recomendación de su hermano muy en serio, no quería alterar su reencuentro con la familia, o lo que quedaba de ella. Terminó el contenido de la copa rápidamente, no tendría efecto alguno en su cuerpo, pero quería deshacerse de ella lo más rápido posible y conseguir algo más acordé a su gustó. -¿No les parece que están demorando un poco en – cortó súbitamente la pregunta, no le parecía del todo correcto – decirme cuales van a ser los tonos de la boda? Podremos revivir a algunos de los muertos para entonces, ¿verdad? Hace no mucho yo era uno de esos, y tú también – comentó mirando a su padre. La Black no recordaba cuando el momento en que su padre había vuelto, pero había escuchado decir a los elfos que el patriarca había estado al igual que ella, en una especie de sueño muy profundo. Llegado a ese punto, quizás todo era una cuestión familiar. Aunque muchos otros sólo desaparecieron.
  2. Volver al castillo Crowley no era algo que estaba fuera de los planes de la joven, pero sin embargo no se sentía del todo lista para cruzar la gran puerta de entrada. Había pasado años dormida en su cuarto sin que nada la atormentara, mas la pesada maldición que había caído sobre ella se levantó. No halló una respuesta en el momento del porqué, pero tampoco la buscó, alejarse terminó siendo una solución. Estaba segura de que en el momento que descubrirían que faltaba se armaría un alboroto y su ánimo no estaba para lidiar con eso. No iba a permitir que arruinaran su regreso, después de todo estaba viva. Continuaba con la misma ropa, o lo que quedaba de ella; suéter, falda gris y botas que le llegaban hasta las rodillas. Por suerte el clima en ese lado del mundo no era tan helado como con el que había coexistido hacia unos días. Marissa estaba segura de que la calidez le sentaba mejor, su piel tomaba un poco de color, no sólo sus mejillas, y sus ojos brillaban con un verde más luminoso. Parecía que su hogar también sufría los mismos efectos, las habitaciones también lucían más vivas, y el efecto de un murmullo la fue guiando. La rubia trató de mantener los sonidos controlados al mínimo, no deseaba interrumpir a su familia en medio de una discusión, le interesaba más saber de que se trataba todo aquello. Sus recuerdos de aquel lugar eran en penumbra y silencio, pocas fueron las veces donde hubo concurrencia. Se acercó lo suficiente a la cocina para interpretar a que se debía todo. Por fortuna no se trataba de su desaparición, si no de algo que la tomó completamente por sorpresa. -¿Has dicho boda? comentó apareciendo en la cocina sin más, de brazos cruzados sin que le importe mucho la cortesía de saludar a los presentes. La Black estaba perpleja, pero se esforzaba en aparentar lo contrario, no era sensato perder la cordura frente a una desconocida. Aunque esta acompañará a su padre y uno de sus hermanos estuviera en la misma sala. Una sonrisa tensa se dibujo en sus labios. -¿Acaso es que planeabas casarte mientras tu hija favorita estaba maldita? Pero que padre más desconsiderado terminó por mirar a León dejando dilucidar un poco de rabia durante una milésima de segundo. @ @León Crowley @@Nicole Evans Crowley @@Fokker
  3. ¡Buena! Vengo a dejar esta tarea, que si resulta todo bien, será la última. No sabía bien que entregar, así que intenté usar las mascaras de las dos maneras demostradas en el tutorial. En el render: Original || Capas || Resultado Y si, es mucho más fácil de esta manera, porque en general mi problema con estos era nunca podía borrar del todo los fondos y perdía mucho tiempo. No se me ocurrió mucho para hacer con las mascaras porque mi imaginación escasea, pero las vi muy útiles. Original || Capas || Resultado En este caso use dos imágenes con las que estuve trabajando antes, hasta llegar a un resultado que me gustó xD ¡Saludos!
  4. ¡Buenas! Vengo a dejar la tarea, otra vez. En esta ocasión elegí una imagen un poco apagada (?) para reavivar el color y que quede (a mi gusto) más linda. Original || Editada Luminancia 64, intensidad de color 189, transición 61. Lo hice con dos colores, rosa y azul y como dije, creo que quedó más bonita xD Me molestó un poquito la luz naranja del árbol, pero nada más. ¡Saludos!
  5. ¡Buenas! Estoy a full con estos tutoriales xD En este caso, me puse ver como quedaba la imagen y me olvide de anotar lo que iba haciendo, pero más o menos fue así: En esta oscurecí (?) un poco la imagen en RBG y después con rojo ilumine a la chica Camille y salió esto :v Niveles: https://i.imgur.com/NLlgFw4.jpg Con la otra herramienta, si anoté más o menos(?) En los rojos; cian -100%, magenta +21%, amarillo -1%, negro +28%. En amarillos; cian -100%. En azul, +100% Corrección selectiva: https://i.imgur.com/eTY50fC.jpg Por ultimo dejo the original :B Imagen original: https://i.imgur.com/BIS8w7P.jpg ¡Saludos!
  6. ¡Holis! Con este tutorial tuve un problema quizá varios D: Seguro que es porque me estoy quedando casi ciega por estar casi todo el día con el ps y porque la versión del tutorial es diferente, pero no encontré la opción de animación en ningún lado. Así que no me quedó más que intentar con el otro programa. Usarlo en sí no fue difícil, la cosa fue que no encontré sprites... o no los se usar (?) En fin, algo salió: Me parece super tierno, pero tengo muchas dudas de si lo hice bien (encontré una imagen con muchas poses de Kirby, las corté y hice la secuencia). ¡Saludos!
  7. ¡Buenas! Vengo a dejar esta tarea, tuve la intención de hacer el cartel con los todos los tipos del tutorial, y si bien para mi no quedo muy armonioso lo hice igual :B Andaba con poca imaginación para un cartel Lo hice con mucho amor <3 Hay una letra (la ñ de diseño) que es de otra fuente y quedó media rara, pero es que la original no tenia ñ malditos yankees y trate de buscar algo que no desentonase tanto (?) Ahora me parece que el sombreado no se ve mucho con el fondo del foro, pero bueno, esta :v ¡Saludos!
  8. ¡Buenas! Vengo a dejar mi intento de firmitah (?) Estoy orgullosa del resultado, me gustó. Creo que es muy básica, no le puse demasiado porque mis conocimientos de ps son mínimos y usé un render con el que estuve practicando todo lo que ya no me acordaba /o/ Abrí un coso de 400x200 como decía el tutorial, le puse fondo rosita y le agregue un filtro de fibras. Arriba una capa de texto con una fuente para aparentar un grafiti desprolijo. Pegué el render y le puse un filtro de destello, y una ultima capa de color rojo en exclusión con una opacidad de 15%. Y TADÁ /o/ Como ya dije, me gustó el resultado y me quedé conforme muy fácil al primer intento xD ¡Saludos!
  9. Hola! Vengo a pasar después de tanto tiempo cinco años para re hacer esta tarea (?) fue la única de las que hice que me quedó horrible. En esta vez preferí que no quede tan fea, pero descubrí que ahora soy más inútil para esto que antes. Además se me cambio la versión de ps y entiendo mucho menos que antes. Así que seguro que vuelvo y hago todas que quiero progresar /o/ Original: https://imgur.com/TnteIys Editada: https://imgur.com/I1Mpl6s Lo que hice fue hacer dos capas, una azul con luz suave y 41% de opacidad; una roja con exclusión y opacidad de 22%. ¡Saludos!
  10. Marissa había despertado hacia un tiempo y aunque había salido corriendo del castillo tenía ganas de volver. Pocas, eso no podía negarlo. Dudaba mucho de que alguien se hubiera preocupado por su persona. Estuvo dormida mucho tiempo en su habitación y probablemente ningún miembro de su familia se hubiera enterado, o quizás si y ella los había juzgado mal. Después de todo alguien se había encargado de mantenerla en buenas condiciones, su habitación había quedado totalmente limpia y no recordaba haberla dejado tan ordenada la última vez que había estado ahí. Salió a recorrer los pasillos, mientras el volado de su falda dorada ondeaba detrás. Si no estaba tan errada con las fechas pronto se acercaba la navidad con todo lo que eso implicaba. El espíritu festivo debía sentirse en cada lugar en Inglaterra, menos aquí, menos en este castillo y la joven no podía permitirlo. -Jude- gritó, si había alguien en el castillo el podría traerlos más pronto de lo que ella los encontraría. El elfo hizo acto de presencia, alegre por volver a ser necesitado por su ama y ver que ella estaba sana otra vez, pero sin decirle una sola palabra sobre el tema asintió esperando su pedido. -Busca, reclama, secuestra si es necesario, pero vuelve. Necesito que vuelvas con miembros de esta familia. Poco me importa que están haciendo en este momento, pero diles que es imperioso que vengan a casa no tuvo que extenderse mucho más. La criatura volvió a asentir y se esfumó a cumplir con su pedido. La bruja estaba decidida a revivir este lugar, no le importaba cómo. Era obvio que el lugar estaba descuidado, pero no era una noticia actual que en la familia sean ausentes solo necesitaban animarse un poco. Un incentivo podría funcionar para atraerlos, pero más que su razón de estar ahí no tenía ningún otro. Se acomodó las mangas de la camisa blanca y con un movimiento de varita la rubia terminó de decidirse por posicionarse en el salón, centro de la gloriosa propiedad. -Si hay alguno en el castillo que no responde a mi llamado que de por seguro que lo mataré. La voz de la chica se expandió por todo el lugar, alto y en un tono que ayudaba a comprender que la chica no se encontraba de muy buen humor.
  11. Volar con Marissa en brazos nunca había sido fácil, era incómodo llevar a alguien aunque las grandes alas, similares a las de un cuervo, con brillos verdes y violetas sobre negro que se desprendían por el sol, soportasen el peso de ambos. Asriel se sentía decaer por momentos, mientras cruzaban Londres. Recordaba haber sobrevolado la misma ciudad, con la misma persona, hacia muchos años. La mirada sorprendida de la niña lo maravilló, como su rostro, y sus ojos en particular, demostrasen una catarata de emociones que trataban de contenerse bajo el orgullo. En ese entonces no había dudas, momentáneamente ni uno de los rizos dorados que poseía la pequeña Crowley estaban en peligro. Ningún demonio malvado trataría de utilizar su poder para volver a una bruja a la vida. Estaba a salvo y por eso debía regresarla a casa. Él, como su guardián, había cumplido su trabajo resguardandola, y también era su deber que olvidará todo lo ocurrido, era demasiado pequeña para poner sobre sus hombros una responsabilidad tan grande. Marissa debía seguir bajo su cuidado, pero desde lejos, en secreto, para que continuará con su destino sin ninguna intervención. Asriel jamás pensó que tendría que cargar el peso muerto de la chica, ya en su juventud. Lo había hecho en repetidas ocasiones cuando tenía que devolverla cuando a ella se le ocurría andar por "un mal lugar", pero nunca de esa forma, con esa languidez. A duras penas escuchaba el latido de su corazón, y parecía que sus leves respiraciones no podrían llenarla de oxígeno suficiente. Eso era mucho más que dormir, pero mucho menos que estar muerto, como podría ser un paso intermedio. Era el precio que pagaba por sus fallos, los fallos de él. Asriel jamás pensó que fallar iba a ser una opción y ahora se llenaba de impotencia. La sangre había corrido por el vestido de la mujer, una mancha roja a partir del vientre donde había estado clavada la daga. Retirarla no había servido de nada, una vez que el veneno ingresó en su sistema no pudo hacer nada. Marissa había caído en el acto, casi sin poder reaccionar. Él no tenía perdón, la había dejado pensando en que podría manejarse sola, pero no fue así. Cuando la encontró ya era muy tarde y su cuerpo yacía sobre la hierba. Lo único que podía hacer era llevarla a donde pertenecía, donde su cuerpo descansaria en paz y no se sería perturbado. Era donde tendría que haberse quedado, resguardada por los hechizos que protegían el lugar y con él. La apoyó lentamente sobre la cama, con todo el cuidado posible, acomodandola en una posición impasible. El rostro de Marissa no podía encontrarse más sereno, sin una pizca de nada que revelará su naturaleza efusiva. No se atrevió a besarla, verla así le causaba odio. Retrocedió por la habitación de la Crowley mordiendose los labios, el cabello largo y negro como el carbón se le pegaba húmedo sobre los contornos del rostro. Su desesperación se notaba, lo irritaba y el no podía continuar así. Chasqueo los dedos y desaparecido dejando sólo las cenizas.
  12. El dolor de cabeza le había resultado terrible por la mañana, sabía que no era inmune a la resaca pero jamás pensó que pasar una buena noche en una discoteca terminaría así. Obviamente ni se había atrevido a pasar por el castillo en todo el día, que la vieran en ese estado la aterraba. Estaba irreconocible, y todavía con cada paso dejaba una estela de brillitos dorados que se desprendían de los shorts. Era extraño verla caminar así por Londres, nadie en su sano juicio iría con tan poca ropa. A penas tenía una campera liviana de algodón negro para cubrirse, no iban para nada con las botas que le llegaban hasta las rodillas, pero fue lo único que consiguió para pasar desapercibida. Marissa toleraba el frío. Ladeo la cabeza a un lado, observando un local que le sonaba familiar. Lo había escuchado nombrar más de una vez, pero ¿Por quién? Parecía el típico lugar en donde saldría simplemente a tomar algo, sin ningún apuro, como en ese momento. Entrar no parecía mala idea, pero es conocido que las apariencias engañan. La sorpresa que se llevó al encontrar a media familia en el lugar fue grande, y de alguna manera reconfortante. Sólo tenía un motivo para entrar y era seguir bebiendo hasta encontrar a quien pague su cuenta, y en esos momentos el segundo objetivo estaba hecho. - Vaya, si que no me esperaba esto. Es una buena manera de darme la bienvenida ¿no creen? - alegó la rubia - Vuelvo a Inglaterra y luego de fiesta la familia, que bellos son. Se acercó a ellos y pidió una botella apartada de vodka, algo como para "entrar en calor". Esperaba que no hicieran demasiadas preguntas, no tenía ganas de contestar. - ¿Y? ¿Qué noticias tienen? ¿Pasaron cosas interesantes o todo sigue igual de aburrido?
  13. Era pleno invierno, el cielo gris y denso presagiaba una nevada próxima. El sol seguía en su sitio alto, magnifico, pero sin muchas señales de vida ocultado por grandes nubes. El bosque que rodeaba el castillo se encontraba con aspecto bastante cutre, en deterioro por las tormentas anteriores. Los animales y diversas criaturas que allí vivían se encontrarían invernando, o escondidos tratando de hacerse de la mayor cantidad de calor posible. El césped había descendido en cantidad, dejando varios trozos de tierra visibles, y los árboles, aun altos carecían de las hojas que habían poseído antes. Era sólo un inverno más, sí. Pero la diferencia recaía en que Marissa no podía dejarlo pasar más. Había vuelto por unos días, pero jamás creyó que terminaría detenida en su propio hogar. Sin embargo, continuar la investigación sola le producía un leve temor, porque si la memoria no le fallaba había sido alrededor de dieciséis años que ella había desaparecido del mismo lugar en donde quería volver. “También era invierno entonces.” Tuvo un breve recuerdo de aquellas fechas, una guerra de nieve que alguno de sus hermanos había comenzado y terminó en una batalla campal, uno de los pocos que tenía. Luego de eso nada, su mente se encontraba en blanco y por más que se esforzará sabía que era en vano. No iba sacar más información si continuaba sola pero pedirle ayuda a alguien no le resultaba satisfactorio, estaba acostumbrada a hacer todo por su cuenta y creía que ni su padre sabía lo que estaba haciendo. Volver a las ruinas de un castillo abandonado no tenía mucho sentido para la mayoría y más aún cuando la mayor parte de éste había sido trasladado a Ottery, pero ahí no la habían secuestrado. No podía estar segura de nada hasta que volviera a Rumania y encontrara ese castillo. Deducir el lugar donde había estado le había costado, pero más aún comprobarlo. Había hecho tres viajes y de ellos había conseguido miserias. Para salir de nuevo sólo tenía que alistarse, y aun ansiosa, se había demorado. Estaba completamente segura de que estaba vez llegaría al lugar exacto, pero el miedo no la soltaba. No quería imaginar que se podía encontrar, ya lo había hecho innumerables veces, pero pensar en encontrarse con nada la asustaba. Habría perdido mucho tiempo y muchas oportunidades si salía mal. La idea de resignación había llegado hasta su mente, junto a muchísimas preguntas. El hecho de haber vuelto sana y salva a su conjunto familiar siempre la había alertado, ya que carecía de sentido. “¿Por qué secuestrarían a alguien para devolverlo igual que como se fue?” Habían pasado algunos años, así que físicamente si se habían producido cambios, pero más allá de eso era muy poco. A simple vista ella había tenido una infancia normal. Terminó por hacerse con sus cosas metiéndolo todo en un pequeño bolso y encimando sobre su ropa un abrigo de piel de zorro. Sabía que no iba a sentir demasiado el frío, su naturaleza la hacía acostumbrarse a las temperaturas, pero no estaba de más acomodar su estilo ambiente. Además no podía estar segura de cuando iba regresar, porque lo que trato de llevar algo que podría utilizar en caso de emergencia. Esa masa de piel mullida le serviría sin lugar a dudas si tenía que pasar la noche en el bosque; ya había pasado algunas allí, no podía decir que le emocionaba la idea de no dormir sobre una cama. Salió de su cuarto con Jude pisándole los talones, había estado callada todo ese tiempo pero el elfo sabía que pronto le daría una orden, y no se equivocaba porque se sabía que su ama era para los trámites bastante floja. Todavía no había hecho el permiso de aparición y no porque no supiera hacerlo, sino porque tener que hacer papeleos para eso le parecía una locura. Sin embargo la ilegalidad no era algo que se le daba muy fácil, así que prefería que Jude se encargara de su transporte en esas ocasiones. A él no le molestaba y se le hacía más sencilla la tarea que alguna vez le habían asignado, vigilar a Marissa. Los últimos años le estaba pareciendo una tarea bastante complicada, ya que ella se iba por varios días sin avisar y sin su compañía. Pero cuando se trataba de investigar sobre su pasado confiaba en el plenamente. La rubia recorrió varios pasillos, dudando en varias ocasiones donde se encontraba con más de un camino. No hacía tiempo ni mucho menos, estaba apurada para salir del castillo. Pero le estaba inquietando la idea de no comentarle a nadie lo que sucedía. No lograba interpretar como debía reaccionar en ese momento, debido a las dudas que se podían generar si se lo decía a su padre o a alguno de sus hermanos. Al final, le pareció más que lógico comentárselo a quien no le importaría demasiado, alguien que no se entrometería en lo que sea que haría pero que con toda seguridad recordaría en donde estaba por si pasara algo. – Jude, podrías llamar a Claudia. Dile que la espero en el cuarto junto al hall, por favor. El elfo dudó un segundo, pero enseguida asintió y se fue en la búsqueda de la matriarca. La joven por su parte, no se quedó a ver como desaparecía, siguió caminando hasta enfrentarse con la puerta que daba a la pequeña salita junto al hall. Se sentía cómoda ahí, aunque no recordaba ese lugar en el castillo original. La primera vez que habían tenido una reunión familiar en esa sala se habían dedicado a beber todo lo que contenido alcohólico tuviera. Al día siguiente nadie se acordaba de nada, pero había sido la primera vez en años que compartía con su familia de nuevo. También allí Franko la había besado, lo recordaba bien porque había estado toda la tarde leyendo libros de francés ese mismo día. Recorrió un poco la sala, fijándose en los pequeños silloncitos en color caoba que adornaban a un lado y un gran librero en el otro. Si algo sobraba en ese castillo sin dudar eran libros, pero jamás lo diría. Tenía la esperanza de leerlos todos, pero no todos eran en idiomas que conocía, por lo que debería aprender muchos más. Estaba segura de que algún día lo haría, pero quería concentrarse en ella primero. Para eso necesitaba saber varias cosas sobre su pasado, quería saber qué había pasado con ella, dónde había permanecido los seis años que había estado desaparecida, y sobre todo quién se la había llevado y por qué. También sobre su presente mantenía dudas porque estaba completamente segura de que algo la seguía y no podía definir si era algo malo. Al final Jude apareció intranquilo en la sala, se encontraba solo, sin la compañía de Claudia. Marissa enarcó una ceja y consideró la idea de exigirle al elfo, que se frotaba las manos nervioso, una respuesta inmediata. Sin embargo con su cabeza en otro lado, su ánimo no se lo permitía y lo único que salió de su boca fue un mínimo “¿Qué sucedió?” Jude se tranquilizó un poco, respiró y procedió a hablar. – Señorita, temo informarle que ninguno de los patriarcas se encuentra aquí el día de la fecha. La señora Claudia se fue hace días, de Fokker poco se sabe y su padre, se acaba de retirar del castillo. – Bueno, esto cambia un poco las cosas – comentó en voz alta, mientras se acercaba al escritorio en busca de papel y un pluma. “Al final de cuentas, quizás es lo mejor” pensó. Había perdido mucho tiempo, pero todavía le quedaba algo que hacer. Se olvidó de Claudia y de su interés despreocupado y se enfocó en quién si podía ayudarla a conocer todas las respuestas, porque si ella se parecía tanto a él como decían su padre habría pasado por algo similar; y con la mejor caligrafía que pudo comenzó a escribir: León: Me fui a casa, necesito encontrar algunas respuestas. Me gustaría poder hablar contigo cuando vuelva. Te quiero. M.C. – Llévala al cuarto de mi padre y asegúrate de dejarla en donde pueda verla – no hizo falta que le gritara para que Jude inmediatamente tomara el papel doblado y se fuera a cumplir la orden que le dio. Seguido a eso ya no tenía más dudas referidas a su actuar, sólo salió por la puerta y se fue. Tenía que hacer eso sola, o al menos en el momento no la llamaba tener cerca a nadie. A menos que fuera ese alguien a quién sentía observando desde lejos, le hubiera encantado que se presentara.
  14. La luz del sol se filtraba por la ventana calentando el ambiente que había quedado en la habitación de Marissa. La chica se encontraba en la cama envuelta de una manera bastante descuidada entre las mantas, dejando algunas partes de su piel expuestas al resplandor, casi en la misma posición en que se había acomodado esa noche después de la tiraran allí. Asriel no había sido muy amable con ella, pero no podía hacer más que llevarla. Después de todo el tiempo que la había cuidado no recordaba un momento en que actuara con sabiduría, teniendo al menos algo de amor hacía su delicada existencia. No podía asignarles otra concepción a los humanos más que est****os. ¿Qué se le había cruzado por la mente cuando decidió hacerse cargo de ella? Extendió su níveo brazo hasta llegar al rubio cabello de ella, pasando sus dedos suavemente por él. Quizás debía dejarla sola, dejar de rescatarla cuando a ella se le ocurría ir a dar paseos por los bosques en pleno invierno. La Crowley ya debería ser capaz de cuidarse sola, a los veintidós años era lo suficientemente grande para esas cosas. Aunque Asriel había prometido cuidarla durante toda su vida, hasta que llegará el día, Marissa había crecido. Se había convertido en una mujer fuerte, valiente. Había llegado a convertirse en mortifaga. ¿No significaba algo eso? Por ahí los comportamientos irracionales de la muchacha eran culpa del mismo guardián. ¿Había cometido errores sobreprotegiéndola? Bajó su cabeza y se sostuvo el cabello negro para que no roce con la Black mientras le dedicaba un pequeño beso en la mejilla. Debía confiar en que había hecho un buen trabajo en todos esos años. Después de todo le había enseñado lo que podía, y aunque de pequeña la rubia no se comportaba de manera tan irracional jamás olvidaría todo lo que debía hacer cuando llegara el momento. Se lo había hecho repetir incansables veces y debía confiar en ella, en que no se pusiera en peligro hasta que el tiempo llegase a su fin. Decidido a no mirar para atrás retiró su manto de su espalda para comenzar con la transformación, caminó hasta la ventana y saltó fuera del castillo. Sus alas se terminaron de extender mucho antes de llegar al piso, grandes en un primer momento, y luego más pequeñas cuando se alejaba y sólo quedaba su pequeña silueta de cuervo a contra sol. ••• Marissa estaba prácticamente consiente de que había pasado durmiendo gran parte de la mañana pero poco le importaba. Tenía demasiado en cuenta el día que era, porque aunque no lo demostrara, cumplir años era un momento especial para ella. Esta vez en particular se sentía mayor, más vieja. Había superado ya los veinte, pero no había notado diferencia. Sin embargo, ahora debía enfrentarse a más responsabilidades que un año atrás no tenía. Ya no era completamente libre y sabía que tenía una misión, por no decir varias por cumplir. Cuando entro su bando se sintió completamente realizada, había cumplido un sueño que poseía desde pequeña, el que le habían inculcado; y más adelante había conseguido un trabajo como reportera, que no pudo mantener demasiado. En líneas generales el año anterior para ella había estado repleto de altos y bajos, la esperanza de que eso cambie se encontraba latente. Se había levantado despacio, tanteando en su guardarropa hasta que dio con algo que le agrado. En un principio considero que quizás el negro no era tan acertado para empezar un día así, pero era uno de los colores con que más se daba. La falda, corta y con volados, era del mismo tono que la camisa, completamente lisa a excepción con una pequeña costura con las iniciales M. C. en el lateral izquierdo. Parecía algo egocéntrico a simple vista, pero esas pequeñas cosas motivaban a la Crowley. Prácticamente no había contado con tiempo de desayunar, o más bien no se atrevía a entrar en la cocina o en algún lugar en donde se encontraban algunos de sus familiares. Pero no podía quedarse en su habitación todo el día, por lo que no le quedó otra que enfrentarse al día y salir a buscar un lugar donde podría descansar dentro del castillo. Terminó eligiendo un saloncito, donde había estado antes tomando whisky con algún familiar, y también el lugar donde una vez Franko se había atrevido a darle un beso... aunque bastante est****o de su parte. Un lugar donde no fácilmente se la podría encontrar si la buscaban, pero de donde era sencillo para ella salir y movilizarse estando pendiente de los demás. Jude, su elfo personal, le había separado un par de libros que ella le había pedido y había ido en busca un té de bergamota, que aún no le había llevado. Se encontraba bastante tranquila y de momento estaba prefiriendo que fuera mejor de esa manera, hasta que escuchó los sonoros golpes que se producían en la puerta de entrada. −¡Jude! Ve a abrir la puerta, pero fíjate antes que no quiero sorpresas poshas — gritó en voz alta, clamando por la criatura. — ¡Jude! mier**, si son poshos me las pagaras elfo. No había muchas opciones, seguramente Jude no la escuchaba y las maldiciones que dijo fueron en vano, pero abrir la puerta del castillo para recibir visitantes no era su estilo. Abrió la puerta con una sonrisa completamente falsa, que hasta pasó por sincera cuando vio a la recién llegada y logró enarcar una ceja. Al menos estaba segura de que no podía tratarse de fenixianos tratando de llevársela, ese día no. —¡Con que el viento me traído una Haughton hasta mi puerta! Buenos días, ¿gustas pasar?
  15. Jude, elfo personal de Marissa. Jude estaba dudando en volverse para ir a buscar a su ama, estaba casi seguro de que la situación la pondría muy nerviosa. Conocía a Marissa como la palma de su mano, su señor padre le había dado la orden de cuidarla sobre cualquier cosa y lo había cumplido en los primeros años que compartieron, pero luego tuvo que alejarse. La rubia tenía órdenes muy estrictas y estar sola era una de ellas. Desde luego, el jamás había dejado de vigilarla, pero se mantenía a una distancia prudente para que la Crowley no lo notara. Conocía lo delicado de su situación, su salud era muy delicada pero no porque estuviera enferma, sino porque simplemente su ama era demasiado descuidada. Olvidarse detalles para la Black era un problema grave, podría estar más de dos días sin comer si fuera por ella. Ahí entraba Jude, cerciorándose de al menos siguiera en con plena facultad de sus condiciones vitales. <<Marissa querrá arrancarle las pestañas a la pelirroja esa que vino al castillo>> pensaba el elfo << Por favor, sólo deseo que se controle. Por los calzones de Merlín, que no suceda nada que se pueda lamentar luego>> El ya andaba caminando por los pasillos hacía el vestíbulo con una bandeja flotando a su lado, contenía un pedazo de pastel de manzana y grosellas, junto con una taza pequeña de té negro. No esperaba que la Black comiera al momento, pero era lo que le había ordenado y no quería dejarla sin vigilancia tanto tiempo. Antes de cruzar la puerta, ya escuchaba el ruido y la tensión que sucedía al ambiente. ¿Había pasado algo realmente malo? No, no, todavía no. Jude soltó el aire que sin querer había comenzado a retener, y asomó su cabeza por la puerta. La situación que observo no le agrado del todo, un hombre semidesnudo abrazaba a Marissa que echaba rayos por los ojos en dirección a la pelirroja y a su mismo padre. ¿Se había perdido de algo? Lo que sea que fue, sabía que la rubia no iba a terminar bien porque el amo Crowley no lo iba a dejar así.
  16. La cara de odio de Marissa no se podía disimular, era demasiado obvio que la mujer que tenía enfrente la hacía rabiar. Además, ¿cómo se dejaba pasar el brillo rojizo en los ojos de la rubia? Podía asegurar que podría saltar a su yugular en cualquier momento, aunque no era ninguna vampiresa. Tomó aire y volvió a respirar, no recordaba cuando se había olvidado de hacerlo, pero el dolor en sus pulmones se hizo presente al instante, y con él una mueca. "¿Quién se cree esta mina?" No podía entender como está mujer podía ser tan ilusa y creer lo que su padre le había dicho. Rodó los ojos al escucharla, y se colocó las manos en sus caderas. - Escucha, - comenzó tratando de ser clara - no sé que te ha pintado mi padre, pero las cosas no son así. Tú no eres su esposa, sólo la mujer que lleva a otro de sus hijos en sus entrañas. Nada más. Te corresponde sólo por él o ella, o lo que sea esa cosa - no sé sintió bien en referirse a su hermano por cosa, pero sentía desagrado por los bebés y era inevitable - un espacio, dinero; pero no más que eso, no tienes un lugar especial aquí. Estaba por volverse, para subir y seguir con lo suyo, cuando escuchó la voz de su padre. ¿Cómo podía inquirir que estaba pasando? "El tenía la culpa de todo" Estaba demasiado alterada como para cubrir su enfado a esa altura, y no pudo evitar su insolencia. - ¡Eso deberias saberlo tú! Así como tienes tus asustos, arreglas tus problemas.
  17. ¡Hola! Buenos días noches. Vengo a pasarme por aquí para pedir una pequeña(?) edición de toda la ficha y porque alguien me prometió galeones y dulces Esta es la primera vez que lo hago, así que espero que esté bien *-* Bueno, gracias de ante mano (: ¡Saludos! ¡Buenas! Volví para editar porque la primera vez me faltó una parte de la ficha, donde están los links y eso u.u En fin, ya lo puse así que espero que ahora si esté todo bien. Y también quería pedir si me cambiaban el nombre de la ficha, para que concuerde con el del personaje (o sea, Marissa A. Black Crowley). Bueno, nada más. Nos vemos!
  18. Corriendo con la mortifiga, mientras lanzaba hechizos a los poshos entrometidos, llegaron a salir de los jardines. Sin embargo, la tranquilidad todavía no le llagaba. No estaba segura de si lograrían salir. De repente, apareció un elfo ¿De dónde? Ah, claro. Lo habían llamado, él las sacaría de allí. Siguieron corriendo, con la esperanza de salir de los terrenos del castillo, porque de lo contrario no podrían salir de allí. Cuando lo lograron un alivio invadió a la Crowley, y tomada de la mortifaga y del elfo que ella había llamado, desaparecieron. Fueron llevadas lejos, un lugar donde Marissa podría curase, porque ya no podía casi mantenerse en pie. No sabía donde exactamente, pero estaba segura de que estaría mejor, porque no la iban a perseguir maniáticos tratando de asesinarla por no haber hecho nada. Ya que realmente, no nunca había matado ni a una mosca. Simplemente, la habían perseguido sin razón. Desaparecieron con su compañera y el elfo a un lugar muy lejos, y más tranquilo.
  19. — JUDE — llamó, y en instantes tuvo a su elfo enfrente. Él ni preguntó, al ver a su ama de esa forma, sigo corriendo con ambas, Marissa y la mortifaga. Comenzó a pensar a donde podría llevar a su ama, necesitaba que alguien la cure, enseguida. De lo contrario moriría. Sólo pudo pensar en una solución, volverla a llevar al lugar de donde había venido. Corriendo, terminaron saliendo de los jardines, y de cualquier territorio dentro de los límites que no permitían la desaparición a fuera de los terrenos del castillo. Jude tomó a las chicas de ambos, brazos, sujetándolas y con un “click” desaparecieron del lugar sin dejar rastros. Los había trasladado aquel lugar en donde sabía que su ama había sido tan feliz, donde había vivido casi toda su vida. “Rumania, no estaba tan lejos como parecía.” Le escuchó decir, o quizás sólo lo imaginó, porque no sabía si Marissa seguía del todo consiente.
  20. A Marissa le costaba caminar, pero aun así no se dio por vencida y continuo, la acompañaba una mortifaga, así que podía decirse que si estaba un poco más segura. Al menos tenía presente que no moriría ahora. Siguió corriendo, bajando por las escaleras traseras. Hasta que encontraron la puerta de salida, y continuaron saliendo hasta los jardines para que sea adecuado. Sentía dormida ya la una de sus piernas, pero aun trataba de continuar corriendo. Le habían quitado la varita y no había mucho que podía hacer así. Ni siquera hablando, pero bueno. Ya sin varita la rubia se encontraba indefensa. Seguramente se encontraba ya con un aspecto horrible, aguantándose las lagrimas de dolor, con los ojos llorosos, y la cara rojiza. mier**, si que le habían arruinado el momento.
  21. Las palabras que les habían dicho no le importaron, estos poshos eran persistentes. No comprendían como cagaban el momento. Iba a echar a la pelirroja preñada y lo arruinaron, ¿no lo comprendían? Ah, no, claro que no. Al parecer carecían de algo para notar esas situaciones, percepción. Le resultó bastante raro a la rubia, porque dos de ellos eran mujeres y, eso dejaba en duda eso de la intuición femenina. Tal vez, de verdad no servía. Ya la habían lastimado, pero no podían detenerla. Con la comezón el tobillo por la picadura de algún bicho, corrió con Koa escaleras arriba. Sin detenerse, casi lloraba por el dolor, pero no importaba. No quería que algo le pasara a alguien de su familia por aquellas personas. Al final, siempre era lo mismo, llegaban con falsos motivos queriendo lastimar a cualquier Crowley, no era la primera vez. La tomó del brazo al llegar y desaparecieron, gracias a la Loveless, hacía algún lugar mejor.
  22. —¡¿Qué?! — la rubia rodó los ojos — ¿Es una broma? Chicos, esto no es día de brujas. ¿De qué me están hablando? ¿Yo una mortifaga? — la Crowley rió. — ¿Están locos? ¿Qué se fumaron? ¿Té de vainilla?... O algo más fuerte, ¿saben? No es bueno drogarse, más a estás horas de la mañana. No dice nada bueno de ustedes, doñas poshas…. Y posho. No sabía cómo habían entrado estos extraños al castillo, ni quiénes eran o qué querían. Estaba a punto de echar a una novia de su padre ¿cómo la podían interrumpir? Era una reunión, ¿quiénes se creían? Marissa sacudió la cabeza, despeinando aun más su cabello. ¿Cómo iba afrontar esto? “Esta gente cada más desquiciada” — ¡Por el amor de Dios! ¿Justo ahora vienen a interrumpir? No tienen ningún derecho a aparecerse por estos lugares. Ningún de ustedes es bienvenido, y mucho menos comenzado por difamar a una de los miembros de esta respetable familia. No tienen ninguna prueba, no pueden venir y ensuciar mi nombre así. Retírense, no lo diré más.
  23. La rubia se había levantado de la cama, ya estaba realmente recuperada. Su cara había vuelto a la normalidad, por lo que cuando cruzó frente al espejo de su habitación no pudo evitar sonreírse. ¡Volvía a tener mejillas! Ya no parecía un cadáver viviente. Tenía ganas de salir y molestar a quien estuviera en el castillo, sus hermanos sobre todas las cosas. Sacó de su armario un vestido azul y se lo cruzó por la cabeza rápidamente, era ajustado, sin escote y no demasiado corto. “Tal vez es demasiado formal” pensó, considerando su imagen, pero al final. Continuó así, ató su cabello a una coleta alta, algo despeinada y se calzó un par de zapatos negros. Camino decidida por el pasillo, buscando el camino hacia la sala. No recordaba donde era por merito propio, era algo más lo que la hacía avanzar con decisión. Sentía donde debía ir, sus piernas se movían como si conocieran el camino. “Tal vez es mucho más parecido al castillo original de lo que pensaba”. Quizás su memoria en el inconsciente no era tan mala. Antes de si quiera llegar a cruzar el segundo pasillo, su elfo se le apreció de repente frente a ella, haciéndola retroceder unos paso. Hasta que reconoció sus grandes orejas de murciélago. — Jude, ¿qué demonios haces? ¿No deberías estar preparándome el desayuno? — Cena, mi señora, ya va a ser la hora de la cena — la corrigió el elfo, sin ningún temor a una represaría porque conocía a Marissa, desde hacía tanto tiempo. Sabía que ella no le haría ningún daño, porque tampoco nunca le había fallado — y ya lo hecho, en parte, venía para prepararla. Pero no es ese mi motivo de sorpresa. Mi señora, le tengo noticias… No sé cómo decirle esto… — Sólo lárgalo, Jude — ya comenzaba a inquietarla, así que decidió cortarlo. — Lo que sea, sólo dilo. — Bien, escuche. Ha llegado una mujer, una señora con signos de un embarazo avanzado. Dice ser la señora Crowley, prometida de su señor padre, León. — terminó el elfo, observando cómo la cara de la rubia parecía desmoronarse, sus ojos que cambiaban fuertemente de color, llegando y consagrándose en un tono carmesí. Si, estaba furiosa. Una tormenta de palabras cruzaba la mente de la Black, no comprendía cómo su padre había traído una mujer al castillo sin haberla presentado primero. ¡Sin haberle dicho nada a ella! Y peor, ¿cómo jamás le había mencionado ninguna palabra de algún compromiso? ¡Era inaudito! No podía ser, debía ser alguna clase de broma, si. ¿Y el embarazo? Serán mantas que se puso la mujer para parecer más creíble. Pero… ¿Y si no era así? ¿Qué pasaba si de verdad esa mujer estaba embarazada de su padre? Quizás, eso si era cierto, no podía negar que su padre había plantado su semilla siempre que pudo. Sus hermanos eran fruto de eso, pero el matrimonio o compromiso, lo que sea, eso no podía ser. Bajó las escaleras furiosa, yendo al vestíbulo. Estaba completamente segura de que esa mujer que había llegado al castillo era una embaucadora, su padre jamás le daría un anillo a una mujer sin haberlo hablado antes. O eso quería creer Marissa, porque para ella no tenía sentido. León era su padre y consciente de que ella no haría algo así sin consultarle, pensaba que la relación debería ser reciproca. Al llegar cerca de la puerta, se encontró con la escena. Fokker y Joa ya la habían recibido, por lo que debería cambiar su plan de manera radical. Al bajar, fingió una sonrisa mientras miraba la extraña pelirroja. Dejó notar apenas una muestra de desdén, pero lo borró enseguida. Examinó a la mujer de arriba abajo, y se fijó en la barriga. No podía fingirla, era muy notoria. Volvió a sonreír con un aire de superioridad y comenzó a hablar. — Bien, veo que tenemos una visita, ¿no es un poco tarde? ¿Quieres que te prestemos un traslador para que vuelvas a casa? — dijo, casi comprensiva — Oh, lo siento disculpa, ni si quiera me presenté. Me llamo Marissa. Marissa Crowley, una de las hijas de León, pero única sin lugar a dudas.
  24. El elfo se tomó su tiempo, pero al final regreso con las tijeras en mano, temblando un poco, porque no tenía idea de lo que haría la Black. ¿Acaso se había vuelto loca? Había notado que algo no iba a bien con ella, apenas había cruzado la puerta, pero no dudó ni un instante en hacerle caso. El seguiría a Marissa donde fuera, para eso estaba, pero también la cuidaría de ser necesario, tenía el poder para eso. Aunque luego mereciera un castigo, su ama seguiría a salvo. La rubia seguía tratando acomodar su cabello, pero le fue imposible manejar más de la mitad. “No importa, con esto bastará” pensó tomando la tijera de las manos de Jude, y sin pensar mucho más comenzó con el movimiento de dedos, mientras se desplazaban hacia el piso grandes mechas de pelo. No se detuvo en ningún momento, hasta llegar a emparejarlo por completo sobre los hombros. Seguía despeinada, pero no estaba mal. Sentía la cabeza mucho más liviana y se sentía más cómoda de esa forma, sólo le faltaba algo. Un baño, claro. Su fiel elfo le había llenado la bañera con alguna especie de jabón que olía a cítricos, no sabía exactamente qué era, pero se metió a dentro de ella sin duda alguna. El contacto del agua caliente con su piel era muy agradable, así sólo se sentó a disfrutar la sensación y de apoco se fue cubriendo totalmente con el agua, hasta quedar zambullida por completo. Sentía como cada uno sus músculos se aflojaban, no podía recordar cuando había sido la última vez que había estado tan tensa. Eso seguramente no ayudaba para nada a su humor. Cuando salió una toalla blanca cubría la mayor parte de su cuerpo, que se encontraba de un tono rojizo debido a la temperatura de agua, que apenas había disminuido. Se encontraba muchísimo mejor, sus ojos estaban en un celeste casi cristalino y muy vivaz. Luego de dar pocos pasos a la salida del baño, observó que Jude ya se había ido, pero había ordenado todo en su habitación. Incluso había recogido el cabello que había quedado en suelo, y le había dejado una muda de ropa de cama preparada para que se recostara. La tomó y observó con detenimiento, era rosa bonito, largo y con encaje. ¿Ella había comprado eso? “Ok, ahora sí. Definitivamente estoy loca.” No podía explicar el porqué, lo que terminó suponiendo que tendría que haber estado ebria cuando adquirió eso, o simplemente había sido un regalo. Se lo puso, no quería que luego el elfo se lastimara porque había desaprobado las prendas que le había cedido. Al terminar, se tiró sobre la cama y terminó tapada hasta la cabeza con una gran manta, aunque no hacía mucho frio, y se acurrucó en la cama. Tenía la esperanza de que al despertar todo fuera más lindo para sus ojos, que su elfo ya no estaría loco, que por fin saldría el sol en Londres, y que nada más podría lastimarla tanto como para hacer la estupidez que había hecho. Esa tarde soñó con nieve, una gran cantidad de nieve anegada en las puertas y ventanas de un castillo, que no permitían la entrada ni salida de nadie… Nadie que fuera a pie, claro. Un traga luz alumbraba a todo el salón principal, y esa era la única entrada que podía ser posible, pero ¿quién podía pasar volando por allí? La luz solar le daba de llenó a Marissa, y evitaba su visión en colores, sólo vio sombras. Otra vez, la sombra de un gran animal, una especie hombre con alas que de momento sólo le causó pánico. Despertó aterrada, no había dudas. Había tenido una pesadilla, ¡y qué pesadilla! Sudor frio le recorría la cara, por lo que la rubia se incorporó y se limpió con el dorso de la mano. Miró el reloj que colgaba sobre la ventana. Sólo habían pasado dos horas, pero le había parecido eterno. No era la primera vez que soñaba con esa cosa, pero no tenía idea de lo que era. Ni si de verdad existiera, por lo que para ella significaba podía ser sólo un signo de su clara locura, o quizás representaba la búsqueda de respuestas en su pasado. En cualquier caso, no importaba. Su estomago gruñía, el hambre se había intensificado, ya no podía ignorarlo. Buscó en su armario algo para ponerse, y terminó decidiéndose por un cálido vestido azul de lana, que le ajustaba la cintura y se balanceaba sobre sus delgadas piernas, acercándose a sus rodillas. No era raro que la Crowley usara vestidos, ni zapatos altos, sin embargo, en aquella ocasión, ignoró su amor por los segundos y se puso unas ballerinas de color crema. Salió cruzando los pasillos como un rayo, sin importarle el chocar con alguien. Quería encontrar la cocina, y si no mal recordaba, el camino era el mismo que en aquel castillo donde había estado cuando era pequeña. Un poco cambiado, tal vez, pero en líneas generales eran muy parecidos.
  25. Casi todos los problemas que habían surgido se habían terminado. León se estaba recuperando y ya no había enemigos que quisieran atacar a los Crowley, así que en lineas bien generales, estaban a salvo. Lo positivo de la experiencia había sido, al menos para Marissa, que había dejado de preocuparse sólo de su bienestar y había considerado a todos los demás miembros de familia. Porque a fin de cuentas eso eran, familia. Los había unido, aunque todavía poco sabía de ellos. Tenía en cuenta que algunos ya se habían convertido en compañeros en su mismo bando, junto con ella. Así que se podía decir que sabía de manera fehaciente en quien de ellos podía confiar con ese aspecto. De los demás podía decir poco, por no decir que casi no sabía quiénes eran. ¿Tendrían que ver con la figura que se veía en el castillo en esos momentos? Las marcas eran claras, hubo problemas en el lugar, de los que no se había enterado hasta llegar. Era normal que pasara eso, no era la primera vez que sufrían el ataque de miembros de la orden del fénix, pero ahora que sabía la verdad se preocupo un poco más. ¿Habrían lastimado a algún miembro de su familia? Caminaba en silencio los pasillos, no es que tenía miedo, sino que no quería llamar la atención. Le atraía muy poco hablar con alguien sin saber exactamente que paso, por lo que se dirigía a un lugar seguro, a hablar con alguien quién sin lugar a dudas se lo contaría. Para su infortunio Jude no estaba donde ella supuso. Le había asignado una habitación pequeña continua a la de ella, para que pudiera manejarse como quisiera luego de sus labores, pero no había ni rastro del elfo allí. "Tal vez esta ordenando o limpiando alguna cosa, ya volverá. Siempre sabe donde estoy" pensó despreocupada y se volvió a su pieza, donde imaginó como sería de relajante el baño que le mandaría a preparar cuando volviese. Además de por la curiosidad, la rubia se moría de cansancio. Su agotamiento mental, causado por darle tantas vueltas al tema de Franko, se había transformado en físico al momento en que descubrió que había pasado tres días sin dormir. Al principio no lo había notado, pero luego se dio cuenta del estado deplorable en que se encontraba después de haber vagado por los bosques. Apenas abrió la puerta, miro con encanto su cama, necesitaba un baño tanto como recostarse y dormir. También comer, pero la Black se olvidó de ese detalle. La vio tan hermosa, cómoda y mullida que le ocurrió lanzarse sobre ella, pero manteniendo la compostura, incluso en su estado solitario, se guió hacía el espejo y al asiento que había delante de la mesita. Allí tenía todas esas cosillas que se había autoregalado en los viajes, desde anillos, cadenas, hasta perfumes y algunos maquillajes. Las cosas habituales de una mujer coqueta, aunque ella no se consideraba así. Esas cosas eran más un agasajo que se daba de vez en cuando, casi nunca las usaba. Decoraban parte la habitación. Tomó un cepillo de plata que tenía desde que era pequeña, y comenzó a acomodarse el cabello, de manera que fuera más fácil peinarlo. Le llevaría bastante tiempo, pero sería el suficiente para que Jude viniera a buscarla. Además su cabello ya estaba bastante enredado y sucio, sin mencionar que era demasiado largo y pesado. Trató de separarlo en partes, pero casi le fue imposible. Con cada movimiento le causaba dolor, así que desistió. ¿Tan molesto podía ser su pelo? "Esto es ridículo" El cabello, en su forma natural, ya superaba en largo a su cadera, se había vuelto molesto de llevar, así que se volvió a la opción fácil. Cortarlo. — ¡JUDE! VEN AQUÍ AHORA — vociferó al elfo, esperando que la escuchara. En ese mismo instante una raja se produjo en el vidrió del espejo, cortando la cara de Marissa en dos y creando dos más en el reflejo. "Siete años de mala suerte" recordó el significado de esa estú.pida costumbre, realmente no creía en eso, pero le afectó ver dos reflejos de ella misma. Eran tan diferentes e iguales a la vez, y no se reconocía en ninguno de ellos. Estaba horrible, eso lo sabía, pero no tenía la noción de haberse visto así antes. Se le habían marcados los pómulos, perfilado la cara y ¿era posible que se le haya agrandado la frente? Parecía un cadáver andante, un infieri pero no en tan mal estado. Al poco tiempo de que el grito terminara de resonar, apareció Jude con una cara apreciable de pánico. Tenía un corte en la oreja de murciélago, otros más por los brazos y las manos vendadas. La Crowley jamás le había hecho daño a su elfo, no toleraba que les hagan daño a esas criaturas, eran demasiado serviciales, ellos mismos se lastimaban demasiado. Verlo así le afectó, sabía que él jamás se lastimaría, era un orden que le había impuesto de pequeña y nunca la había roto. — Señorita, lamento mucho la tardanza, he tenido algunos inconvenientes para regresar... — ¿Regresar de dónde? — lo cortó la chica — ¿Dónde has estado y qué te ha pasado? — No me he ido del castillo, ama, he estado por aquí, viendo que tan parecido es comparado con el original. Viendo que tan seguro es para usted — explicó Jude, y se detuvo mirándose las heridas — y he llegado a la conclusión de que debería irse, señorita, hay peligros aquí. No es nada para un elfo, por ser un elfo, pero usted, aun siendo un Crowley corre peligro. — ¿Qué? ¿Peligro? — dijo las palabras confundida — Jude, ya pasó todo. Se aclararon los problemas, ya nadie nos quiere hacer daño, el hijo perdido del otro Crowley ya sabe quién es, esta bien, se fue, y todos estamos a salvo. — No me refería a él, ama. ¡Hay alguien aquí! ¡Hay alguien en el castillo! Alguien que quiere echarlos a todos. Dice que es su hogar.. dice que este lugar le pertenece, y que si no se van... los matará a todos. ¿De qué estaba hablando el elfo? ¿Alguien los querría matar otra vez? "No, no. Seguramente se puso nervioso porque todos nos fuimos antes, y ahora sólo imagina cosas. Tal vez necesita dormir, como yo." — Por favor, Jude, no tengo tiempo para juegos ahora. No me fastidies con esas historias para niños. Ve a preparar la bañara, ponle lo que sea, pero quiero salir de allí estupenda — le ordenaba mientras volvía con su cabello — y por favor, antes que nada tráeme unas malditas tijeras.

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