Bea Haughton G.

La sala estaba igual que siempre. Estaban en la antesala de la habitación de Bea, ese cuarto que en tiempos le había parecido tan adecuado para compartirlo con su gemela ahora estaba desarreglado y polvoriento. Tendría que haberle pedido a Riot que lo ordenase un poco, pero eso solo haría que las cosas fueran parecidas a antes sin serlo en absoluto. Ocupo la butaca que había un lado antes de volver a mirar a Jany, que efectivamente había ido detrás de ella y ofrecerle asiento enfrente de ella. Ya había empezado a hablar, soltando excusas que no consiguieron traspasar las barreras de la Haughton. Tal vez no era el mejor momento para la llegada, no cuando su madre parecía haberla abandonado también, y no sabía nada de su otra hija desde hacía tanto. Todo el mundo se iba y la dejaba ahí. - Por supuesto que no tienes una explicación, no creo que la haya. – Se masajeo las sienes con parpados bajados, mientras pronunciaba esa frase, intentando conseguir concentración para la conversación que se avecinaba. – Eras muy joven, tenías toda la vida por delante y no era el momento. Cuando abrió los ojos estos volaron hasta el rostro de su hija, el cual escudriñó con atención. No estaba tan cambiada como le había parecido en un principio, y las lágrimas que parecían querer asomar la conmovieron lo suficiente para adoptar una actitud más relajada. Nunca había sido una buena madre, eso era cierto, y nunca había querido serlo. Pero Jany no tenía la culpa de nada de eso. - Dejemos el tema de porque te largaste para otro día si te parece bien. ¡Riot! –Alzó la voz para que su elfo la escuchase, estaba segura de que estaba en la habitación contigua recogiendo su cuarto. Efectivamente, sin dar tiempo a nada, un bicho enano y desgarbado salió dando tumbos.- Tráenos algo, yo quiero una copa de vino, y para Jany lo que ella quiera. -Mejor hablemos de… -Lo que había estado haciendo tampoco parecía el mejor tema a tratar.- ¿A qué has vuelto? ¿Piensas quedarte aquí o vas a volver a marcharte? Tienes algún plan o es una simple visita de cortesía. @@Jany Mandarina

Recorría con paso ligero los corredores del castillo, sin un destino concreto. Desde todas partes era capaz de oír el sonido de las conversaciones que mantenían otros familiares y no conseguía encontrar el placer que daba el silencio ni siquiera en las profundidades de su cuarto. De vez en cuando cubría su rostro con las manos, como si eso le fuese a ayudar a recordar lo que necesitaba. Pero nada. Con frustración, bajó de nuevo, lo que necesitaba era un buen paseo por el jardín, algo relajante. Había dejado la capa arriba y llevaba los brazos descubiertos. Aunque sin duda haría frío fuera, renunció a subir y recogerla, estaba cansada de mantener las formas como si fuera una humana corriente, el frío no afectaba en absoluto a su piel. Estaba llegando al vestíbulo cuando vio a un figura ahí plantada que la miraba. Al contrario que ella, la otra persona iba tapada de arriba abajo, con la capucha impidiendo que la rubia reconociera su rostro. Frunció el ceño, al escuchar la única palabra que había salido de su boca. ¿Pansy? Fue lo primero que pasó por su cabeza. Pero no podía ser, hacía meses que no veía a su hija y hubiera detectado su olor a lobo desde tres plantas por encima. Por no hablar que nunca la llamaba así. Nadie la llamaba así. Frunció el ceño todavía más y cruzó los brazos, creando una expresión antinatural en su joven apariencia. - ¿Quién demonios e… - las palabras quedaron en el aire cuando una pequeña lucecita se encendió en su cerebro. Se abrió la boca como gesto de sorpresa y los brazos se descruzaron quedando colgados. Así que ahí estaba. Con la confianza que tiene una madre sobre su hija, se acercó con dos zancadas a ella y le quitó la capucha para poder verla. Mantuvo la compostura aunque su interior pedía gritar. Estaba cambiada, sin duda. ¿Cómo debía actuar? No podía estar lo suficientemente loca como para pensar que obtendría un abrazo, no por el momento. - Vaya, vaya – fue todo el recibimiento. – Pensé que nunca volverías por aquí. – El tono de su voz resultó altivo y sin una pizca de cariño en él aunque sus ojos en ese momento parecían los de un cachorro abandonado. – Supongo que tendremos que hablar, ¿no? Y se dio la vuelta, por donde había venido sin volverse a comprobar si la seguía. Al caos que ya tenía en la cabeza se había sumado una nueva preocupación y las otras tendrían que esperar a que solucionase esta. @@Jany Mandarina

HOLA @@Jany Mandarina No pude pasar antes -pega a sus deberes- pero ya estoy aquí. estás más que aceptada por supuesto Ay, una hijita, a ver si conoces a tu hermana +.+ Me alegro de que hayas decidido pasarte por aquí al final y que no te arrepientas de haber entrado en la mejor familia del foro Ya hablaremos pero a ver si pasamos por el castillo para rolear y esas cosas! Hacía mil años que no pasaba por aquí, wow.

- Empezaremos sobre la marcha, no he pensado ningún recorrido concreto, así que si queréis ir hacía algún lado solo tenéis que decirlo. Volvieron al vestíbulo. Una de las escaleras descendía hacia las mazmorras y las cocinas del castillo, y se lo dijo en voz alta, respondiendo a la pregunta de Violette. – Pero no es un lugar tan interesante como se podría pensar, solo hay algunas habitaciones más… Al fin y al cabo la época de tomar prisioneros paso de moda – aunque en su tono dejo un toque triste, su mente se traslado a otro pensamiento: “Nosotros no tomamos prisioneros, los matamos rápido para que no ocupen espacio. Se dirigió hacia uno de los pasillos que partían del vestíbulo. La gata les había seguido pero ahora no hacía casi a ninguna de las tres chicas, sino delante, guiando el paso con las orejas alerta. Rara vez Bea dejaba que saliera de la habitación, así que debía una gran experiencia para ella. - Dejaremos lo mejor para el final – llegaron a la primera habitación que daba a una piscina cubierta. La Haughton nunca había estado allí, porque era hidrofóbica y no sabía nadar, solo aguantaba el agua en la ducha y el menor tiempo, pero aún así sabía de a existencia de la sala. – Creo que es obvio lo que es y no tiene más misterio. ¿Os gusta nadar? Aquí podéis estar siempre que queráis. Se sentó en uno de los bancos alejada del agua, observando a las otras dos. A lo mejor se pensaban que era muy seria o callada y las miraba excesivamente, pero despertaban tanta curiosidad como esa casa podía crearles a las recién llegadas. – Los elfos… Supongo que dormirán cerca de las cocinas. Pero podéis traer los elfos que queráis, seguro que ellos solos encuentran donde descansar. Como no tenía gran interés, no tardaron mucho en salir de allí, volviendo al vestíbulo para entrar por otra de las puertas, pero como no tenía preferencia por ninguna de ellas paró para que ellas eligieran qué camino tomar. @@VioletteMoon @@Alia Lunne

Después de dejar a las chicas en sus respectivos cuartos la Haughton avanzó a su habitación, la cabeza dándole vueltas. Todo había ido bien, aunque sus planes se habían torcido, no había estado mal el primer contacto. Las dos habían llegado al mismo tiempo, pero no parecía que eso hubiera estado mal, ya que las dos chicas parecían tener cierta afinidad. Al fin y al cabo, iban a ser como hermanas. Aprovecho para cambiarse de ropa, unos pantalones negros y ajustados y una camiseta de tirantes encima. Algo más casual y cómodo para dar un paseo por el castillo. Se miro al espejo. Por muchos colores negros que usara, no parecía tener más de 15 años. Tenía 18 años cuando la maldición vampírica congelo su aspecto para toda la eternidad, pero se podía decir que la madurez había sido lenta en su caso, y siempre había aparentado ser más cría de lo que era. Sabía que tenía que aprender a vivir con ello pero todavía le costaba. Se sentó al borde de la cama y con su adorada Esbeth en el regazo y preparando una carta para su madre. Teniendo a las chicas en casa, solo era tiempo que su madre las viera y les preguntara que hacían allí. Esperaba que si ella misma se lo contaba, no llegara a enfadarse. En otra época la reacción de su madre no le hubiera preocupado en absoluto, pero habían perdido el contacto y no sabía cómo se lo tomaría. Además, esto sería un acercamiento, tenía otra noticia que le preocupaba mucho más. Pero todavía tenía tiempo. Las chicas no tardaron mucho en reunirse con ella. Las oyó desde dentro y Esbeth fue la primera en salir y cuando Bea estuvo fuera, la gatita daba golpecitos a la pierna de Violette con su cabecita. – No os preocupéis tenía cosas que hacer. – Cerró la puerta que llevaba a su cuarto, quedando así las tren en la zona intermedia que tenía varios sillones para sentarse. Observó la puerta cerrada que había al lado de la suya, y llevaba demasiado tiempo sin abrirse. - Me alegro de que os haya gustado, yo lo decoré, pero bueno, lo he dejado sobre todo para que podáis hacerle lo que queráis – sonrío apartando la vista del cuarto de Kelly y volviendo a centrarse en Alia y Violette. Extendiendo la mano hacia el animal añadió, – esta es Esbeth y parece que le has gustado. Bueno, ahora vamos al tour general, ¿queréis? Y encabezando la marcha salió de la zona común al pasillo, y se dirigió a las escaleras, pues todas las zonas interesantes estaban en la planta baja. @@Alia Lunne @VioletteMoon

Al salir al pasillo se dieron cuenta de que no estaban solas. Había otro chico allí, al que la Haughton no había visto nunca, y al que saludó con una breve inclinación de cabeza y un “hola” que salió de sus labios, débil y sin mucho interés. Si algo había aprendido en Ottery, era que en la mansión había mucha gente con la que nunca llegaría a tener contacto. Era algo que producía cierta felicidad en ella, no iba a negarlo. En esa ocasión concreta,se sumaba a su caracter antisocial el hecho de querer disponer de tiempo para conocer a Violette y Alia en profundidad, sin gente alrededor que pudiera distraerla de su objetivo. Salieron del campo de visión del desconocido antes de que Bea volviera a hablar. – No os preocupéis, vive mucha gente aquí, somos una familia grande pero… Somos demasiados para tener relación con todos – dejo caer de pasada, repitiendo sus pensamientos en voz alta, porque se había dado cuenta de que las dos se habían quedando mirando. No había que subir mucho. Llegaron al tercer piso y con decisión se dirigió a una de las puertas que estaban más cerca de las escaleras. Había estado allí el día anterior, asegurándose de que su elfo doméstico lo había dejado todo en orden. - Esta es tu habitación, Alia. Abrió la puerta y dejo pasar primero a la dueña del cuarto. – Espero que te guste y puedas sentirte cómoda aquí, cualquier cosa que quieras cambiar, es tu habitación, puedes hacer lo que quieras con ello. Violette seguía a su lado y recordó que el recorrido no acababa allí. – Si quieres te dejamos para que te acostumbres al cuarto y organices un poco las cosas, voy a enseñarle el suyo a Violette y quedamos en un rato en mi habitación las tres, para que comience el tour. Después de indicar cuál era su habitación que estaba tres pisos más arriba y como llegar a ella, salieron de la habitación para dejar a la chica más intimidad. Solo dos puertas más allá estaba la habitación de Violette. - He pensado que os gustaría estar cerca la una de la otra – le explicó a Violette, al tiempo que indicaba cual era la puerta que llevaba a su habitación. - Como he dicho, te dejo también un rato, nos vemos luego en mi cuarto. Y con una última sonrisa se alejó de allí. Prefirió hacerlo así, para que ellas no se sintieran presionadas sabiendo que las estaba esperando, y pudieran dedicar un buen rato a colocar las cosas que habían traído y acostumbrarse a su habitación. Y mientras ella podía avanzar alguna cosa en su cuarto, a la espera de seguir con la marcha. @@VioletteMoon @@Alia Lunne

Vida fácil. Oír a las chicas hablar de sus experiencias le hacía sentirse mala persona, mucho más que pensar en aquellas personas a las que había torturado o matado, cuyo número ascendía con rapidez. A pesar de ese mundo de dificultad que ella misma había creado para justificar su comportamiento, había una familia que siempre la había querido y apoyado. -Oh, ella es Sophie. Seguro que la conocéis en algún momento, le diré que queréis verla – comento mientras le preguntaban por su madre. Hacía tiempo que no la veía, y a pesar de sus palabras, lo último que deseaba es que apareciera por allí sin avisar. No había tenido tiempo de avisarla de que iba a ser abuela y no sabía cómo se lo tomaría. Debería esperar a estar a solas para no montar un espectáculo. Se había vuelto a perder en sus pensamientos. Cuando volvió a la realidad las dos chicas hablaban entre ellas, y sin querer interrumpir la conversación las observó, con los ojos impregnados de cariño. No fue hasta que Violette le hizo una pregunta directamente a ella que volvió a tomar las riendas de la conversación. - ¿Pasadizos? Tal vez no hay puertas escondidas que llevan a pasajes ocultos entre dos paredes… O tal vez sí – sonrío con cierto aire de misterio. – Digamos que nunca he encontrado ninguno pero… – se encogió de hombros teatralizando la situación – Yo no conozco todo el castillo, hay pasillos por los que seguramente no haya pasado nunca. ¿Queréis hacer una excursión por la casa? Se levantó mientras pronunciaba las últimas palabras. De un salto, como si hubiera tenido un muelle el asiento, estaba de pie y recorrió la estancia para llamar a Root. No era una persona que llevase bien la inactividad y menos en un día como ese, que se encontraba rebosante de energía. Volvió hacia donde estaban las chicas y las invitó a seguirla. - Primero os puedo llevar a vuestras habitaciones, para que las veáis, y luego las zonas comunes. Tenemos que estar pendientes por si vemos algún signo de cosa misteriosa. No quería interrumpiros antes, pero me alegro de ver que os lleváis bien. Ahora sois hermanas y no hay nada más bonito que eso. En su mente se formó la imagen de la pelirroja. La recordaba demasiado a menudo, sobre todo desde que había tenido la horrible visión en la cueva. Perdón chicas, estuve muy ocupada estos días @@VioletteMoon @AliaLunne

No se había presentando. ¿Había sido brusca? Seguramente. ¿Por qué no le salía hacer las cosas de manera natural? Mientras las chicas respondían a sus preguntas, ella se había lanzado a andar con rapidez y determinación, dejando a las otras dos atrás. Poco a poco intento frenarse, hasta quedar a la altura de las chicas. Podía imaginarse cómo se sentían, había pasado por algo similar al llegar allí. Pero con la diferencia que ella había ido a buscar a su madre, y con su hermana. Nunca había estado sola. Alia fue la primera en hablar y parecía muy confusa. Pero antes de que ella lanzara otra pregunta a Alia, Violette empezó a hablar. Escuchó también lo que ella contaba. Así llegaron a un salón que estaba vacío. Un sofá y unos cómodos sillones estaban dispuestos alrededor de una mesa baja en la cual había unos entrantes que la Haughton había hecho preparar a su elfo para cuando las chicas llegaran. - Podéis tomar asiento, supuse que estaríais algo hambrientas y pedí que prepararan algo. – Espero a que las dos se sentaran y ocupó uno de los sillones individuales que le permitía un ángulo de visión que las englobara a las dos. – Luego os enseño vuestras habitaciones. Espero a que las chicas comieran. Por fuera, su semblante serio no permitía entrever el torbellino de emociones que estaba sintiendo. Años de práctica habían permitido que esa chica insegura pudiera enfrentarse al mundo. - Bueno, - miro primero a Alia que era la primera que había hablado - ¿y cómo era tu primera familia? Eran… ¿muggles? – sin poder evitarlo, un tono de desprecio impregno la última palabra. Los odiaba y no sabía ocultarlo. Pero quería ir con ojo y no hablar de más con ellas. Aunque las había acogido y sentía hacia ambas un sentimiento de cariño, hacía falta mucho tiempo para ganarse la confianza de la Haughton. - ¿Así que tú vienes de Londres? Bueno, eso está aún más cerca – sonrió un poco haciendo así que pareciera un comentario agradable. - ¿y estabas sola? Bueno, aquí no tendrás que preocuparte por nada de eso, estarás en un sitio seguro y… Tendrás una familia. Las dos la tendréis. Cogió uno de los entrantes que había y jugueteó con él. No estaba hambrienta, pero era más fácil para ella pasar por situaciones difíciles cuando tenía las manos ocupadas. Un viejo hábito de niña que aún conservaba. - Si está en casa, luego os presentaré a mi madre – siguió hablando aunque sus palabras esa fueron un intento de seguir con la conversación. No había muchas posibilidades de que eso pasara, su madre nunca pasaba por el castillo, aunque podían intentarlo. – Pero antes, podéis contarme lo que queráis. No quiero molestaros con preguntas, pero si hay alguna cosa que creáis importante… Estaría bien saberlo. Y por supuesto, cualquier cosa que queráis saber sobre mí, o sobre Ottery… También podéis preguntar. @@VioletteMoon @@Alia Lunne

Había salido de caza la noche anterior. Llevaba tanto sin hacerlo que se había olvidado de lo que era levantarse sin dolor de cabeza y sin sed. Su habitación en cambio estaba hecha un desastre ¿Dónde estaba ese maldito elfo doméstico cuando se lo necesitaba? Se retiro a arreglarse dejando el desastre y el cuerpo de la mujer de la que se había alimentado la noche anterior, la cual seguía respirando levemente. Cuando salió del baño, con su moño alto y su vestido azul, impecable, la habitación estaba a juego con su ropa. Root terminaba de hacer su cama. Ni rastro de la chica, ni rastro de la sangre, ni rastro del desorden. – Buen elfo – susurro en voz baja y cantarina, pero el elfo no lo escuchó. La Haughton nunca le había dedicado un cumplido al elfo y no estaba en sus planes hacerlo. Salió de su habitación cuando el sol estaba cayendo. Había pasado durmiendo todo el día durmiendo y había dejado demasiadas cosas pendientes que por suerte, podía resolver sin salir de allí. Estaba cansada de tener que llevar esas ropas tan ridículas y podía lucir uno de sus elegantes vestidos, que la hacían sentirse más adulta y segura de sí misma. Lo cierto es que no estaba así por casualidad. Esperaba visita, de una de sus hijas adoptivas. No se acostumbraba a decir eso, todo era muy reciente. Pero conforme suposición en Ottery mejoraba y se sentía más madura y capaz que antes, había decidido hacer lo que habían hecho antes por ella. Aunque muchos pudieran pensar que la Haughton era orgullosa, sabía agradecer a la gente que había hecho cosas por ella. No habría llegado a nada sin esas personas y era est****o no admitirlo. Ella intentaría hacer lo mismo por otras personas. Caminaba por un pasillo, sin rumbo fijo cuando Root, al que había dejado en la habitación apareció ante ella. – Señora, señorita – acompaño sus palabras con reverencias. – Han llamado a la puerta, las personas que estás esperando han llegado. La rubia le preguntó al elfo donde las había llevado y cuando este contesto que seguían en la puerta empezó a soltar maldiciones y se dirigió con rapidez a la puerta principal del castillo. Tal como había dicho, allí estaban las dos chicas. Se fijo en ambas, examinándolas con atención. No esperaba que llegaran juntas, pero tendría que enfrentarse a las dos la vez. - Bueno, parece que ya os habéis conocido – comentó para romper el silencio. No era de una persona de muchas palabras pero era lógico que en esa ocasión fuera ella la que tomaba la iniciativa. – Espero que no llevéis mucho esperando – “todo es culpa del inútil elfo doméstico que tengo” pero lo último no salió de su boca. Se hizo a un lado para que pasaran- Pero pasad, estáis en vuestra casa. Creo que tenemos muchas cosas para hablar, pero… Tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Estáis cansadas del viaje? ¿De dónde venís? Preguntas y más preguntas. Era uno de sus defectos, podía resultar molesto y era consciente, pero esperaba no molestar a ninguna con ellas. Quería que estuvieran cómodas allí, como si fuera su casa. @@Alia Lunne @VioletteMoon

HOLA DE NUEVO He pasado más por aquí estos días que en todo el tiempo que llevo en el foro /o/ Pero ahora vengo a aceptar a @@VioletteMoon como mi hijita Me alegro de que te hayas decidido a pasar por aquí y por esta familia y que podamos rolear pronto. Creo que ya te he dicho que cuando te aprueben la bóveda la traigas, pero lo repito por si acaso (?). Bueno, eso. ¡Saludos a todos!

Hola *o* Pues paso a aceptar a Alia como mi hijita adoptiva! Así que eso bienvenida @@Alia Lunne Ya sabes que cuando tengas la ficha y la bóveda tienes que traer los links pero no creoque haya ningún problema. Y nada, a ver si pasamos a rolear por el castillo y nada AH. No sé que decir, estas cosas me dan pánico.

Aaaaah *da vueltas en círculos sabiendo que va a ser madre* Pues ya hemos hablado y esas cosillas y paso a acoger a @@PansyParkinson90 como mi hija si todo esta bien /o/ Bienvenida a la familia No soy buena haciendo estas cosas, pero meh. Cuando tengas la ficha y ña bóveda acuérdate de dejarlas por aquí y ya nos pasaremos a rolear cuando podemos :3*le da mimos* *se lleva a Valentina a darle mimos también* Ya te quiere la familia xD

Bea Haughton Grindelwald Era de noche, su parte favorita del día. Estaba sentada en su cama, había comida y no tenía sueño. Esbeth frotaba su cabeza contra la pierna de la chica y ella le acariciaba entre las orejas. Todo parecía completamente normal, una escena tranquila, llena de paz. Pero la cabeza de la chica no tenía paz. Apenas había descansado en las últimas semanas, y esa noche era la primera que tenía completamente libre desde ni se acordaba. La estaba dedicando a pensar, en todo lo que había pasado por ella en las últimas semanas, su ascenso en el bando, su trabajo soñado en Gringotts. Tenía todo lo que habría pedido al llegar a Ottery, pero estaba demasiado ocupada haciendo las cosas como para disfrutarlas siquiera. Una botella estaba apoyada en su cómoda, totalmente sin abrir. Era demasiado triste, hasta para ella, beber sola, la había dejado allí como un símbolo de lo que había cambiado en su vida, pues antes no habría dudado en terminarla. No sabía cuánto tiempo había transcurrido, había pasado de estar sentada a andar por la habitación, a asomarse a la ventana a respirar la brisa que corría. Tal como estaba, apenas escuchó el ruido, pero su gatito se puso tenso, erizó la cola y empezó a arañar la puerta. La rubia se acercó a él con cuidado y lo levantó, alejándolo le de la puerta, que quedaría magullada si seguía así. - ¿Qué pasa, bonito? – le preguntó mientras lo tenía abrazado contra ella. Y entonces lo oyó. Un grito desgarrador, que inundó la estancia e hizo que Esbeth empezara a arañarla y lo soltó, totalmente despreocupada por él. Con la varita en la mano salió a la sala que había compartido con su hermana y salió al pasillo. - Lumos – susurró, y de la punta de su varita salió un punto de luz. Ella podía ver en la oscuridad, pero lo hacía principalmente para que quien estuviera fuera la viera a ella. Llevaba un camisón blanco y la varita parecía estar totalmente fuera de lugar en ella, pero la agarró con fuerza, no debía tener miedo con ella encima. Estaba caminando cuando oyó su nombre. - ¿Hola? – susurró, mientras seguía caminando, yendo hacia la voz que había sonado. No tardó en llegar, y estuvo a punto de soltar su varita. Su madre estaba allí, debía ser ella la que la había llamado. – Mamá, hola. Se acercó a ella, y a pesar de la tensión anterior le dio un leve abrazo como saludo. - ¿Has oído eso? ¿Sabes de donde provenía? No sonaba demasiado bien. La última frase intentó que saliera con cierto tono sarcástico, aunque la preocupación se había vuelto a instalar en su rostro. No le gustaba que algo malo hubiera podido pasar allí, en su hogar y menos aún que los causantes de ello estuvieran sueltos por allí, haciendo quien sabe qué y con los miembros de la familia dormidos.

¡Hola! Bueno, ahora que ne he cambiado de nick, obvio que quiero seguir aquí xD Este mes no se si rolearé mucho porque estoy sin teclado y el teclado de la pantalla es horrible, pero bueno, si hay alguna trama si participaré, porque quiero ver esta familia animada de nuevo e.e Eso es todo, bueh. ¡Saludos familia!

Llevaba la tarde sentada en su escritorio, intentando leer. Habitualmente, no le resultaba complicado concentrarse en ello, era una de sus actividades favoritas, de las que nunca se cansaba. Pero no era fácil cuando una lechuza no paraba de entrar por la ventana trayendo cartas. Apenas había leído dos páginas, cuando la lechuza de Ethan entró por enésima vez por su ventana, y la Haugton, lejos de estar enfadada se levantó de un salto para cogerla y leerla. Era una carta invitándola a un local del Callejón Diagon en el que no había estado nunca. No era raro, no solía frecuentar esos lugares. Le pareció buena idea quedar, al fin y al cabo, la lectura estaba siendo de todo menos productiva y le vendría bien salir a dar una vuelta. Garabateó una respuesta de "Allí nos vemos" en un papel y lo ató a la pata de la lechuza. - Ya es la última vez, no te preocupes. Ya sola, se vistió con rapidez, dedicándole el tiempo necesario. Se recogió el pelo en un moño alto, y potenció esa imagen de niña que siempre llevaba. Cuando terminó de colocarle un vestido informal, con la manga lo suficientemente larga para tapar el tatuaje de su antebrazo, se puso la capa y salió de su habitación. No tardó en llegar al Callejón Diagon, ventajas de la aparición, y cuando solo tuvo que dar una vuelta antes de encontrar el sitio donde habían quedado. Pensó en dar otra vuelta más, pero había tardado más de lo que esperaba en prepararse y no quería hacer esperar al chico. Así que, muy a su pesar, abandonó el aire libre y fue directa a The cawing crow. No tenía mala pinta, empujó la puerta y el ambiente la invadió. No tardó en localizar a Ethan, sentado en una de las mesas que había en el local y se veía desde la puerta. el chico estaba cantando. - Buena canción, eh - dijo para hacerse y notar y sonriendo tomó asiento enfrente de él. - Y bonito lugar, no está mal. @@Ethan Lenteric