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Alba Ryddleturn

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Todo lo publicado por Alba Ryddleturn

  1. Nombre: Ygritte Harington Edad: 23 Nacionalidad o procedencia: Británica Raza: Humano Personaje principal al que está asociado: Alba Ryddleturn Relación con el personaje principal: Prima Aspecto Físico: http://images6.fanpop.com/image/photos/37800000/Mavi-Jeans-serenay-sarikaya-37835578-354-500.jpg Cualidades Psicológicas: es dulce, un tanto tímida a veces cuando le tocan temas que no le son de su agrado, pero dentro de todo es muy sociable. Le encanta conocer gente nueva. Explosiva si acumula muchas cosas en su mente. Historia: de pequeña al igual que Alba, paso su vida con muggle pero al contrario de su “prima” sus padres si eran sanguíneos, solo que ella salió con poderes y su familia sabía sobre ello. Ambas primas se separaron cuando ocurrió el accidente de la familia de Alba y nunca mas supo uno de la otra, hasta que se encontraron en ese largo viaje que hizo la Ryddleturn y ambas pudieron revelarse que eran brujas. Otros datos: Condiciones de utilización: solo por el usuario.
  2. Rio un poco al escuchar lo que le decía su abuela. – Esta bien, iré en estos días a saldar la cuenta con Cindy – guardó la bolsita, dejando guardado en su mente que tenía que ir pronto a saldar su deuda. – Es cierto, sería un lio aprenderse todo de tus negocios, solo pensé que podías tener la cuenta – sonrió – es mejor tener gente de confianza para que tenga todo bien controlado. Pasaron apenas unos minutos, cuando apareció la elfo con unos cuantos empleados más con todas las cosas que había pedido. Alba casi no pudo percatarse de que venía el lobezno, porque salto de los brazos de la elfo para correr hacia ella. La Ryddleturn no esperó segundos para acariciarlo y darle cariño, pero eso no fue suficiente porque el pequeño comenzó a aullar. – Sí, creo que quiere a Colmillo – le dijo a Lyra – ¿Quieres a tu nuevo amigo, no? – terminó por hablarle al mamífero rascándole las orejas. Dejó un momento al lobezno para ponerse a revisar las cosas, se veía todo en orden. – Creo que está todo perfecto de cómo lo dejé la última vez – alzó su dedo pulgar en forma de aprobación. El pequeño lobo estaba un tanto inquieto por lo que lo mejor era partir ya. – Este pequeño está ansioso, creo que será mejor que nos vayamos, espero no te moleste mi descortesía, pero volveré por tu otro local para saldar todo además de ver lo de la comida, creo que necesitaré más de lo que llevamos aquí – apunto a uno de los empleados que llevaba los sacos – este pequeño tiene mucho por crecer aún, y quiero que sea fuerte, ya después podrá comer lo que quiera, pero de momento tiene que alimentarse bien. Gracias por todo abue, espero que nos veamos pronto – se acercó a Lyra para abrazarla y besar su mejilla. Tomó en brazos al lobezno y se encaminó para salir del local. – Creo que debo escoger pronto un nombre para ti – le dijo acariciando la nariz del lobo. Y así estando fuera del local, se desapareció. off: un dia no muy lejano ire a pagar la cuenta!! palabra de scout! jeje
  3. Alba escuchaba y miraba el anillo que tenía su abuela. Le daba realmente nostalgia pensar como había quedado aquel lobezno ese día. Sabía que había tenido una conexión especial aquel día con el animal, como también lo había tenido con su lobo, si él era el que lo había escogido o ¿es que el pequeño lobo había escogido a su nueva familia? Muchas interrogante le venían a la mente a Alba, pero se había percatado que se había quedado unos pasos atrás de su abuela, por lo que comenzó a seguirla. La siguió ansiosa por saber de aquel lobezno, tenía muchas ganas ya de verlo y llevarlo a casa, sería una gran sorpresa para Colmillo. No recordaba bien si ya había estado en aquel lugar donde Katara la llevaba, pero al parecer si, que fue hace unos años cuando había ido a instalar red flu o el hechizo antiaparación que realizaba en ese entonces en su trabajo. No le dio mucha importancia a aquellos pensamientos vagos que le aparecían en su cabeza. En la habitación había sillones, al parecer era una sala donde se podía ir a relajar, descansar. Había una elfina, la Ryddleturn la reconoció enseguida porque ya la había visto en varias ocasiones. Cuando la elfina había desaparecido, Alba se quedó pensativa hasta el punto que apenas escucho lo que decía su abuela. - ¿Qué? Ah sí, sí quiero ayuda, sin duda que lo necesitaré – pensó en su elfo, pero recordó que andaba de paseo con Colmillo y no le gustaba que su lobo anduviera solo por lugares que no conocía, por lo que necesitaría a alguien – ahí tú sabrás a quien me designas – le brindó una sonrisa rápida, tenía demasiadas ansias. – Por mientras podríamos arreglar lo de los galeones, dime cuanto es lo que te debo, para que dejemos todo saldado – y sacó un pequeño saquito con galeones.
  4. Lyra se sentó en la misma mesa que ella, mientras la escuchaba, para luego responder a todas sus dudas. Animó a la rubia saber que todo lo que había pedido se lo habían guardado. No le gustaba dejar las cosas a medias, menos en un lugar donde trabajaba alguien importante para ella, su abuela. – ¿En serio paso eso con el lobezno? – Alba se angustió al escuchar lo que Katara le decía sobre el animal. La Ryddleturn sentía un cariño especial por los lobos, desde que la convirtieron en licántropo, los lobos eran parte de ella. – Si, por favor, no perderé más tiempo en llevarme a ese pequeño peludo – dijo alegre al escuchar que ya podía llevárselo – mi lobo estará muy contento cuando llegue a casa. Es por eso que compré otro, para cuando Colmillo vague por el bosque no lo haga solo, que ahora lo haga bajo la compañía de alguien – seguía diciendo con tal alegría que no podía esconder. Tomó un trago de café, cuando el pequeño elfo llegó con lo pedido por ambas brujas. Comenzó a disfrutar de las galletas, pero no quería esperar más, las ansias de tener aquel lobezno en sus brazos era más fuerte. Bebió rápidamente el café. – Bien abuela, quiero ver si todo está en orden con lo que pedí, si no te molesta claro – y tomó las galletas que le quedaban para llevárselas.
  5. Comenzó a disfrutar del café. Parecía que hace tanto tiempo no estaba en un lugar tan ameno, bonito, calmado, que sentía que todo aquello era nuevo para ella. El aroma del café hizo que se relajara y disfrutara del mismo, se sentía muy bien, estaba tranquila. Al parecer necesitaba más lugares como ese para sentirse así. Su mente estaba viajando, cuando sintió la voz familiar de su abuela. Se alegró de verla, hace bastante tiempo que no veía a Lyra, ni a nadie de su familia, ella era con la única que tenía más contacto últimamente. Un abrazo fraterno entre ambas, para poder comenzar con la conversación. Alba miró enojada al elfo al escuchar a su abuela, pero rápidamente mudó la cara a una sonrisa divertida. – No has hecho nada pequeño – y acarició rápidamente la cabeza del elfo como si tuviese pelo en ella – solo necesitó hablar con mi abuela – y ahora la miró a ella con una sonrisa – lo que si me gustaría agregar a este rico café, son unas galletas de vainilla – le dijo al elfo. Cuando vio que el elfo se iba para buscar lo que pidió, se dispuso a hablar con Katara. – Vine por negocios abuela, más que eso, es una deuda que tengo contigo – habló calmada mientras bebía un sorbo del café – es sobre unas cosas que compré hace unas semanas en tu otro negocio, no sé si te hablaron de ello tus empleados. Tuve un inconveniente y me tuve que retirar rápidamente de ahí – puso cara de preocupación pero siguió – ¿habrán guardado todo el pedido que hice?
  6. Abrió los ojos y se sentó rápidamente, pero se mareó por lo que tuvo que volver a recostarse. Con sus ojos apretados y tomándose la cabeza por la manera en que le dolía, poco a poco fue dándose cuenta en qué situación se encontraba; estaba en el suelo tapada ¿Cómo es que llegó ahí? Luego abriendo los ojos, que a la primera veía un tanto nublado y movido todo, pudo observar el lugar. No era muy familiar que recordará, estaba lleno de estantes, pociones, un tanto desordenado, y ahí vino a su mente la escena que había hecho. Bien recordaba a la chica embarazada, su rostro no mucho ni tampoco su nombre, ni siquiera sabía si le había dicho su nombre, pero recuerdo cuanto había tomado y como llegó hasta ahí. Seguro se había desmayado por el alcohol, pero no le calzaba del todo aquello porque no recordaba haber tomado tanto como para llegar a quedar inconsciente. Vino a su mente las palomitas de maíz, y hasta ahí no recuerda más. Se quedó recostada, moviendo los labios, tenía sed. Tocó se pantalón, al menos su varita seguía ahí, no estaba desarmada, por lo que la chica que la había ayudado no era su enemigo, que si lo fuera, no la hubiese dejado recostada y tapada, además de sola en su local. Esperaría tranquila mientras la chica llegaba, no tenía muchas ganas de levantarse de ahí aun, su cabeza todavía daba vueltas. Quizás cuanto tiempo estuvo ahí inconsciente. @
  7. Hacía tiempo que no pasaba a ese lugar, pero lo había pensado ya bastante tiempo. Había ido ya a uno de los negocios de su abuela, pero no tuvo oportunidad de hablar con ella, además que tuvo un percance y no alcanzó a llevarse todo lo que había pedido aquel día, además del lobezno albino que había elegido como compañero su actual lobo. La chica iba con la esperanza de encontrarse con su abuela en aquel lugar que casi siempre que lo visitó, ella estaba. Quería saber si aquel día que fe de compras al anterior negocio, la recepcionista había entendido su problema que haya guardado todo lo que había pedido, no por nada le había hecho trabajar tanto a la pobre chica, mostrándole todo lo que tenía para lobos. Llevaba galeones de sobra para pagar todo y además por si había que dar algo más por las molestias producidas. Sabía de memoria el camino a ese local, más de una vez había ido, solo buenos momentos venían a su mente. Paso por las puertas del bello lugar, y ahí estaba, como lo recordaba de su última visita. Hecho una mirada rápida, pero no vio a nadie conocido. Se sentó en una mesa perfectamente ubicada donde tendría rápida atención. Y así fue, un elfo se acercó. Alba le pidió un café, para cuando ya había vuelto, preguntó en voz baja al elfo. – ¿Está Lyra en el local? Si es así ¿la puedes llamar?
  8. Tengo una consulta consultiva! xD yo hice la academia, hace muchos aaaaños xD la cosa es que he olvidado ciertas cosas, mas específicamente, duelo... quisiera saber si puedo cursar nuevamente esa clase, que sería mas que alumna como oyente participativa? xD o al go así, no se si pueda hacer eso. Participar pero sin evaluación final o algo por estilo. A ver si pueden aclarar esto. Saludos!
  9. La empleada del local daba muy bunas ideas, y demasiadas a la vez que daban para pensar. Todo le parecía bien. Más que comprar por compromiso como lo había sentido al principio, ahora lo haría porque le gustaba todo lo que le ofrecían, era muy bueno todo. – Me estás tentando con demasiado – le decía pensativa a Cindy mientras se tomaba la barbilla – pero está bien, tráeme todo lo que me has dicho, de seguro me llevo de todo aunque sea uno, me parecen excelentes opciones – decía animada. Al parecer el elfo se había quedado un tanto aturdido por las decisiones que debía tomar, por lo que Alba tomó aquella oportunidad para ser ella el centro de atención por un momento y así pedir las cosas que fuesen necesario y no quedar en segundo plano como había sido desde su llegada. Enarcó una ceja cuando la mujer le decía que si además de los zapatos que más había perdido porque el lobo lo había roto. No recordaba haber dicho que sus zapatos habían sido destruidos, pero seguro que la empleada estaba acostumbrada a escuchar que lo que más rompían los cachorros eran los zapatos. – Pues, jugaba bastante con mis calcetines, seguro que con unas pelotas se le quitaría esa maña al pequeño – dijo pensando que las bolitas de calcetines eran idénticas a un balón – lo que si recuerdo bien, es que un mueble en todas las orillas fue mordisqueado, a ver si algo de ese estilo – hablo intentando recordar que más podía ser. Pero al parecer no había más destrucción que eso, lo que más fascinación tenía Colmillo de cachorro fueron sus zapatos.
  10. Empleada Departamento Cooperación Mágica Internacional. Esperaba que la mujer le diera una respuesta positiva, pero no tuvo tiempo de esperar nada ya que en fracción de segundos una mujer comenzó a levitar con un fuego a su alrededor. Cualquier mago o bruja cuerdo sabría que eso era un maleficio, nadie se prestaría para que jugaran con él de esa manera. No podía creer lo que veía, por lo que sacó su varita, pero observó como Darius se encargaba de aquello, no pudo hacer mucho de seguro porque apenas era un adolescente y no sabía los hechizos correctos para la ocasión. Nadie hacía nada por la mujer, cuando ella comenzó a realizar un contra hechizo, ya era tarde, la mujer había caído al piso. Solo esperaba que no estuviese muerta. Se acercó al cuerpo, blandiendo su varita y cerciorándose con la misma de que el maleficio ya no lo tenía. Ella no lo tenía encima, sino que un pergamino yacía a su lado quemado. Le tomó pulso, pero ya era tarde, la mujer estaba muerta. – Vaya que eres arriesgado niño – le dijo a Darius mientras observaba que estaba exhausto – pero claramente aun no sabes cómo sacar el máximo provecho a tu varita – habló antes de tomar el verdadero peso a lo que había sucedido. Era extraño que un adolescente supiera ese tipo cosas, era magia muy avanzada, de seguro apenas lo estaban pasando en Hogwarts, eso hizo que Alba sospechara sobre el chico que tenía enfrente. Claramente con ello la fiesta se había acabado, busco con la mirada a través de la gente a Mia, pero también vio unas vestimentas igual que de ella. Por fin habían llegado un par de sus compañeras, que para ella eran nuevas. Se acercó a ambas a paso rápido. – Buenas tardes, Alba Ryddleturn, nueva empleada – dijo sin más para proseguir - ¿supongo que acaban de ver lo que ha ocurrido? – dijo un tanto agitada – creo que hay más trabajo de lo que nos dijo Sagitas ¿tendremos que llamar a otros departamentos con aquel cuerpo? – pregunto apuntando a la mujer que estaba en el piso. No sabía exactamente el procedimiento correcto que debía realizar, nunca imaginó que aquella visita terminaría de esa forma. @ , @@Mery Gaunt Karkarov , @@Nicole Evans Crowley
  11. La Ryddleturn estaba decidida a gastar en algo sus galeones. Ya tenía bastante ahorrado por lo que ya era hora de comprar ciertas cosas. No sabía con exactitud qué es lo que quería como otras veces que había pisado aquel lugar. Esta vez iba a ir a observar antes que todo. Llegó al lugar, y comenzó a examinar cada cosa que pudiese comprar. Lo que más llamaba su atención eran obviamente como a muchos magos, los objetos que no estaban a su alcance, aun. Esperaba pronto poder obtener alguno de ellos, pero seguro que tendría que trabajar arduamente para poder obtenerlos. Se dio varias vueltas por el lugar para poder decidirse por alguna cosa, hasta que por fin dio con algo de su gusto. Hubiese deseado tener otras cosas, pero al ver que no quedaban en stock, tuvo que optar por otra, no quería irse con las manos vacías, eso sí que no. Tomó un formulario, y se armó de paciencia para poder llenar cada línea que pedían. Por fin terminó, y se acercó al mostrador para que alguien aprobara su compra. Esperaba que todo estuviese correcto, no quería volver a llenar nada. ID: 118643 Nick: (con link a la ficha): [topic=http://www.harrylatino.org/topic/103976-ficha-de-alba-ryddleturn/]Alba Ryddleturn[/topic] Nivel Mágico: II Link a la Bóveda Trastero: -- Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/103981-boveda-de-alba-ryddleturn/ Fecha: 21-7-2016 Nombre del producto: Felix Felicis Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: poción Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 9320G Precio total: 9320G Total de Puntos: 160
  12. Empleada Departamento Cooperación Mágica Internacional. Miraba todo lo que pasaba a su alrededor, pero sin mucha intención de nada, simplemente buscaba a ver si conocía a alguien. No centraba su mirada en nada en particular, hasta que vio que la gente comenzó abrirse en el centro, y ahí fue que se paró lo más erguida que pudo para observar el espectáculo. Mia con Darius comenzaron a bailar. A la Ryddleturn le salió una risa, nadie podía negar que aquella pareja se veía muy chistosa juntos, pero tampoco se podía decir es que bailaran mal, para nada. Llevaban de buena manera el ritmo. Cuando al fin hubo terminado, en el rostro de Alba aún quedaba una sonrisa, que en el transcurso de la canción hizo que por inercia se tomara gran parte del jugo que tenía en su mano. Mia se había acercado a su lado, había olvidado lo alta que era. Al sentarse al menos, se veía casi de su 1.70. – Bailaron muy bien – dijo a la primera oportunidad dejando ver sus dientes blancos por lo divertido que le parecía aquello. Se resguardó detrás de su vaso, haciendo ademán de tomar. Después de unos segundos de silencio y ya no poder esquivar más la pregunta habló. – Si todo bien – hecho una vista rápida a la puerta, sus compañeros definitivamente no llegarían, tenía que actuar sola – vengo por algo en concreto, y sin duda que me puedes ayudar para terminar con esto de una vez – dijo a su ex compañera de trabajo, la cual le caía muy bien – vengo a inspeccionar el local, ya que tu compañero – apunto a Darius a lo lejos – es extranjero, por lo que tengo que ver que todo aquí esté en orden, que no haya cosas prohibidas en Inglaterra – dijo de forma calmada – no debería haber problema, es lo que pienso. Sé que vine en mal momento, pero se supone que venían mis compañeros, pero nadie ha llegado – terminó de golpe su refresco – hagamos esto rápido, no creo que tengas problemas en mostrar toda la infraestructura del lugar ¿no? – regaló una sonrisa relajada. La Ryddleturn sabía que Mia era una chica correcta, por lo que no habría problemas con ella, pero no conocía al extranjero Darius por lo que no podía decir lo mismo de él. @@Mia Zoeh
  13. Empleada Departamento Cooperación Mágica Internacional. La chica seguía esperando a sus compañeros. Dentro del local todo se veía muy animado, Alba quería sin duda ir allí y disfrutar. Estaba recordando que había recibido una invitación al local por la inauguración, era de… Un hombre llego a su lado algo exaltado haciendo preguntas. La Ryddleturn lo miró extrañada, ¿por qué había reporteros ahí? ¿es que era tan importante aquella inauguración? Sin duda no era bueno aquello, ya que si encontraban algo inapropiado toda la comunidad mágica se enteraría, y eso no estaba en sus planes, y seguro que para ninguno de sus compañeros que aún no llegaban. -No tengo nada que contestar a la prensa, estos son asuntos privados del ministerio, cosas de rutina nada mas – fue lo único que alcanzó a responder la bruja, porque una chica gritaba su nombre. Era Mía, la que le había enviado la invitación que había dejado en su habitación. Le ofreció una sonrisa de saludo. No alcanzó a saludar, porque la chica comenzó a interrogarla por la forma en que iba vestida, claramente se notaba que iba por parte del ministerio. – No pasa nada, es solo cosas de rutina – le explicó a la chica, que estaba algo preocupada por la forma en que se referían a nosotras el reportero y su amigo. Como era de esperarse, querían sonsacar a toda costa información, pero la Targaryen los paro en el acto. Alba no pudo quedarse más tiempo fuera del negocio, ya que Mía la había invitado a pasar por lo que le siguió los pasos, pero sin antes voltear a ver si sus compañeros habían llegado, pero nada del rastro de ellos. Se dirigió adentro, pero aún seguía sin saber que hacer por lo que quiso seguir esperando. Se dirigió a la barra dejando atrás a su ex compañera que yacía metida en sus propios problemas por la gran fiesta que llevaba, seguro tendría tiempo luego de compartir con ella. Pidió un refresco de frutilla con hielos para pasar el rato. No podía disfrutar como los demás. Todos disfrutaban con sus tragos llenos de licor, que era lo que su garganta le pedía en ese momento, pero vestida como iba no era apropiado causar algún tipo de alboroto. Esperaría un tiempo prudente o hasta que su cuerpo no aguantará más y quisiera divertirse.
  14. Empleada Departamento Cooperación Mágica Internacional. La Ryddleturn era una de las convocadas para aquel día. Se habían puesto de acuerdo con su jefa del departamento para ir al nuevo local de Darius para inspeccionar que estaba todo bien allí, todo de forma legal. Sería su primer día en terreno, por lo que tenía entusiasmada. Estaba acostumbrada a ir a negocios por su antiguo trabajo, pero iba a una cosa en concreto, no como ahora que tenía que inspeccionar cada cosa que viera para saber si todo va en orden. Eso era lo que le preocupaba, no saber qué hacer exactamente, no saber con exactitud que artículos no iban con la ley mágica. Esperaba que este fuera el momento de aprender todo aquello, seguro que lo sería. Se había aparecido unos metros más lejos del local, llegó caminando al lugar indicado. Un gran portón dorado le indicaba que estaba había llegado a destino. Ningún otro negocio era como ese, además se podía apreciar que su decoración asimilaba a Egipto como había descrito Darius en la visita al ministerio. Alba se quedó admirando las grandes puertas que llamaban su atención, y que de seguro que de cualquiera que pasará por ahí también. No quiso entrar aun, quería esperar a que alguno de sus compañeros acudiera al lugar para así poder ir acompañada y seguir el protocolo correctamente. Esperaría unos minutos recostada en el portón, solo esperaba que no demoraran tanto. @Nicole Evans Crowley - @Mery Gaunt Karkarov - @Sherlock Holmes - @Cillian - @Beryl Serenity Hawthorne - @Sagitas E. Potter Blue
  15. Por fin ya había acabado de dejar las cosas en su lugar de forma desordenada, claro. Tomó la varita (que no era la suya) y se incorporó lentamente. Iba a ir a tomar más cosas para ver que tal funcionaban, pero escucho algo. ¿Comida? ¿Habían dicho comida? Su estómago rugió, llevándose una mano a este recordó que no había comido nada desde hacía horas, por lo que comer algo en ese instante le vendría perfecto. Empezó a caminar hacia donde había escuchado el llamado, y también guiada por su olfato. Llegó al fin a donde aquel raro olor la guiaba, y ahí estaba la bruja que había visto minutos antes con un paquete de maíz. – Tú de nuevo – le decía a la bruja, pero sin tomarle mucha importancia a ella, sino más bien fijándose en el paquete que tenía en sus manos. Comenzó a comer como si no lo hubiese hecho hace mucho tiempo. Se llegó atorar por lo que tomó un frasco vacío que encontró cerca, y apuntándolo con “su varita” dijo – aguamenti – pero nada paso – aguamenti – nada - ¡aguamenti! – pero seguía sin salir nada de la varita. Comenzó a agitarla como si eso la fuese arreglar. Tenía la garganta seca por lo que necesitaba tomar agua con urgencia, porque así lo pedía su cuerpo. Miró buscando donde conseguirla, y ahí vio varios frascos con líquidos, diferentes líquidos. Decidió tomar uno, lo bebió, no fue suficiente así que tomo otro, hasta llegar a tomar 4 seguidos, todos diferentes. No llegó a tomar la quinta porque no pudo. Su cuerpo comenzó a flaquear, soltó la varita, tomó su cabeza. Intentó agarrarse de los estantes que tenía a los lados pero no pudo. Cayó al piso comenzando a convulsionar, por su boca salía espuma. Todo por haber tomado diferentes pociones tan seguido que su cuerpo no aguanto. @
  16. La mujer tenía mucho trabajo al parecer con el elfo, jaulas y comidas para diversos tipos de animales que tenían sus amos, y al parecer uno micropuff algo alborotados. Nunca había tenido de esos bichos, por lo que no sabía cuál era su comportamiento pero tampoco se veían que pudieran hacer mucho alboroto. Cuando volvió con los pedidos del elfo, y por fin se dirigió nuevamente a ella, con una excelente idea con que había animales libres. – Me encantaría que pudiese salir a jugar con los demás animales, aún es muy joven pero está entrenado para no pelear – <<a menos que yo le diga>>, pensó la bruja, eso último – lo dejaré libre entonces.- Dirigió al lobo hacia la puerta donde se podía ir al aire libre donde se apreciaban ciertos animales. El lobo antes de salir, le dio un pequeño empujón con el hocico por la espalda al elfo – se está despidiendo, nada más – explicó Alba a la criatura para que no se alarmara – creo que le caíste bien después de todo. Vamos, ¡ve a jugar! – terminó por decirle a su lobo gris. Volvió al lugar donde se encontraba antes para seguir con lo que había pensado. – Me parece perfecto comida para ambos lobos, las mejores que tengas, sobre todo para el pequeño, quiero que crezca sano y fuerte – sonrió – también me parece una cama, pero solo para uno, ya que Colmillo usualmente duerme en mi cama. Lo que sí quiero ver, son unos juguetes, no quiero volver a pasar a que rompan todo lo que haya en mi pieza – comenzó a recordar que varios de sus zapatos tuvieron que ser reparados por su varita o simplemente ir a la basura, porque no tenían arreglo.
  17. Como si estuviera en medio de una fiesta, seguía saltando, en su mundo. Ella estaba gozando, entre más saltaba, más se le revolvía la cabeza, pero poco le importaba si cada vez estaba peor. Paro de saltar lentamente al escuchar que alguien hablaba en medio de todo el silencio que había en el local. Miró a ambos lados, hasta que dio con la bruja que le hablaba. Dio una vuelta en 360 para ver si había alguien más, y se apuntó a sí misma para corroborar que se refería a ella. - ¿Yo? – habló en un tonó notablemente ebrio – ¡estoy perfectamente! – decía riéndose quizás de qué, por su mente pasaban muchas cosas, menos que estaba en un local como aquel. De golpe fijó su vista en la panza de la bruja, le causó gran impresión como si nunca hubiese visto a una embarazada. – Oooh viene un bebe un camino ¡Enhorabuena! – se agachó un tanto para quedar mirando atontada la barriga de la bruja, la tocó levemente con el dedo índice, y ladeando la cabeza hacia un lado, vio que había una escala. De seguro en el segundo piso encontraba más cosas con las que divertirse. Comenzó su andada como pudo y sujetándose bien de los pasamanos, subió a la siguiente planta. No tomó en cuenta si la bruja le decía algo o si iba detrás de ella, simplemente llegó arriba y miró todo a su alrededor. Caminó lentamente porque miraba todo con tal detenimiento o es que solo miraba de esa manera porque no podía fijar bien su vista. Al apoyarse en uno de los estantes, botó algunas cajas. Puso ambas manos en su boca demostrando impresión por lo que había hecho. Recogió torpemente las cosas, que llegó a caer de rodillas y vio como una varita rodó. Pensó que era la suya, por lo que la acerco y le dejó a su lado, mientras devolvía desordenadamente las cosas a su lugar. @
  18. Escuchó y observo a ambos interlocutores, y porque se apreciaba ninguno estaba molesto, eso para ella era positivo, lo que menos quería era tener que irse de allí ya que por fin se había hecho el tiempo de ir. Les dio una rápida pero nerviosa y aliviada sonrisa a ambos. La Ryddleturn se quedó un tanto callada mientras esperaba que la chica atendiera al elfo, después de todo no tenía mucho derecho a alegar por atención inmediata; una porque el elfo había llegado primero y otra por el suceso reciente. Se quitó un peso de encima al no escuchar al elfo decir que le diría a sus amos de lo ocurrido, no quería lidiar quizás con que mago. Escucho cada palabra que decía, como también recordó lo que le había dicho a ella de que por qué había llevado al lobo. Cuando ya había terminado de hablar, y hubo unos pequeños segundos de silencio aprovecho su oportunidad. – Como lo que acabas de decir de las comidas, podrías aprovechar de traer comida para lobos – le dijo a la empleada – así aprovechamos de traer todo de la bodega que me imagino que debe estar todo junto – dio una pequeña sonrisa, porque en realidad no iba para nada por comida, tan solo por otro lobo para la compañía del que tenía al lado, pero para poder compensar el altercado iba a comprar comida y quizás otras cosas – y también un saco para lobeznos, porque quiero comprar un cachorro, para eso lo traje, para que elija a su amiguito – le acarició las orejas a Colmillo, mientras este no le sacaba los ojos de encima al elfo, y lo olfateaba desde lejos, al parecer aun no concebía que pudiesen existir más elfos que su amigo Shely.
  19. -¡Olvídenme chicos! – lanzaba un beso a quien sabe a quién dentro del local – ¡volveré! – dijo mientras cerraba la puerta detrás de ella. Era casi el medio día, y a Alba ver aquel sol que le pegaba de lleno en sus ojos era fatal. Al salir de aquel sucucho donde había pasado la noche, en casi total penumbra, y ver de golpe una claridad descomunal, hacía que sus fueran una rendija, no podía casi ver. Puso una cara desastrosa, pero poco a poco intento abrir lo que más pudo los ojos. – Esto está difícil – se dijo así misma, y comenzó a caminar. Se tambaleaba un poco, y sentía una felicidad de la nada ¿por qué habría de estar feliz? No había razón que recordaba, pero aquella sonrisa que llevaba en el rostro no se la quitaba nadie. Estaba borracha. El aire de aquel día le hizo más efecto, y su cabeza comenzó a dar vueltas. Llevaba unas cuadras caminando, cuando se topó con un local que la hizo detenerse. Mirando unos cuantos segundos, habló. – Nunca te había visto antes aquí – apuntaba el lugar - ¿eres nuevo? – le hablaba al edificio como si este le fuera a contestar. Le llamaba la atención los colores y la forma en que estaba diseñado, era como si reflejara la emoción que se sentía en ese instante. Intentando tener un paso decidido se fue a la entrada. Intentó entrar pero no pasó nada. Hizo fuerza, se tambaleaba pero aun así nada pasaba. Deslizó su espalda a través de la puerta, hasta quedar sentada en el suelo. Pasaron unos cuantos magos frente de ella, hasta que se decidió y se levantó rápidamente cuando vio a uno “x”. – Señor, dígame como se entra a esta cosa – dijo mientras a gatas se levantaba y se acercaba. El mago se asustó al principio, pero terminó por decirle como se debía entrar. Alba dijo las palabras claves, y así pudo al fin abrir la puerta del local. Abría y cerraba los ojos muy grandes, al ver tantas cosas de colores. No podía centrar la vista en algo en particular. Se quedó apoyada en una de las paredes, hasta que decidió caminar y comenzar a tomar las serpentinas para colgárselas en el cuello. Comenzó a gritar de júbilo y a saltar como estuviera en medio de una fiesta. Movía las manos en el aire, por diversión y también para quitarse a las hadas que se acercaban a su cabeza. @
  20. Después de haber postergado tanto tiempo aquello, se había decidido por fin a ir donde su abuela. No sabía si ella estaría ahí, lo más probable es que no, de seguro con lo ocupada que siempre estaba, andaría haciendo algún tramite. Lo más oportuno era ir con su lobezno, ya que para él quería un amigo o amiga, no estaba segura que sería lo mejor, por eso iría con él para que decidiera por él mismo a quien quería como compañero. Llegaron al callejón Diagon, donde últimamente ella había estado visitando por lo que era hora de volver allí pero con algo en concreto que hacer. Iba decidida al lugar, recordaba perfecto donde se encontraba. Entró, pero quedo un tanto extrañada al ver como estaba el lugar. Giró sobre si misma mirando el cuadrado lugar. Volvió a salir para asegurarse que no se había equivocado, y no, no lo había hecho. – Que ha pasado aquí ¿eh? – le dijo a su lobo que estaba a su lado mirando sin entender. Alba se acercó a la puerta que tenía en frente, y pudo leer lo que decía. – “Si deseas llegar a nuestra nueva ubicación, a la puerta con amabilidad debes tratar para que te deje pasar”. Mmmm habrá que probar ¿no? - miró fijo la puerta y dijo – déjame pasar, soy nieta de Lyra – se quedó parada esperando a que se abriera. Pero nada. – Pues habrá faltaba la palabra mágica – esta vez se aclaró la garganta y volvió a decir – Me dejas pasar, por favor – puso cara de amabilidad, como si la puerta pudiese ver su gesto. Al cabo de unos segundos, sonó un “click” despacio, como si algo se hubiese abierto, y claro que fue así. La puerta se comenzó a echar hacia atrás. – Te dije que faltaba la palabra mágica – le dijo a su lobo mientras le acariciaba la cabeza. Entrando al nuevo lugar, no cambiaba mucho la situación, seguía sin ver el local como ella lo recordaba, pero al menos había alguien ahí a quien podría pedir ayuda. Pero antes de que pudiese decir o hacer algo, se lobo dio un salto, el cual Alba no pudo hacer nada para impedírselo. Había saltado encima del elfo que estaba hablando con la señorita. -¡No Colmillo! – gritó Alba. Pero el lobezno lo único que había hecho era posarse encima del elfo (que yacía en el suelo con un gran lobo encima de él) para lamerlo – no es Shely – le decía Alba mientras se acercaba para sacarlo de ahí. El lobo olfateó bien al pequeño elfo, y al darse cuenta que no era el elfo que compartía todos los días, se apartó en seguida. – Siento el alboroto, pero es que pensó que era mi elfo, que siempre se juegan así – rió Alba al ver al pobre elfo levantarse – supongo que no es problema que haya venido con él ¿no? – le preguntó a la mujer que estaba ahí, mientras acariciaba a su lobo – se comporta muy bien, solo se equivocó esta vez – esperaba que la chica no quisiera que lo echara, porque sería un problema para los planes que tenía en mente sobre la compra. @@Seba Granger según yo aun están en el mostrador por lo que leí, si no es así, ignoren lo último xD
  21. Observaba como el Groter terminaba su cerveza y pedía otra. No quiso decirle lo que estaba pasando por su mente, no quería ser mal educada, pero recordó que tenía algo importante que hacer esa noche. Hacía demasiado tiempo que no veía a su padre, y recordó que él le había enviado una lechuza por la mañana aquel día. Quería que se vieran, y ella no podía rechazar aquello, no podía dejarlo pagando. Surgió una pregunta, lamento aquello solo porque aquel mago le había caído bien, pero tenía que marchar. – Pues he viajado por casi toda Europa, así que me gustaría conocer América, es bastante grande y hay mucho que recorrer – terminó de un trago lo que tenía – tal vez algún día podamos seguir esta conversación, pero de momento lo siento, no recordaba que tengo algo muy importante que atender – le estrechaba la mano – sin duda nos volveremos a encontrar-. Guiñando un ojo, pago la cuenta completa de ambos, y se retiró con paso decidido.
  22. Al parecer al mago le caía bien Alba como era viceversa. Sus palabras parecían sinceras cuando decía que esperaba que le dieran el empleo, y ella esperaba lo mismo sin duda. Alba se asombró al escuchar lo que decía el mago. Se llegó a atragantar un poco con su trago. Nunca había escuchado tan abiertamente que alguien hablara de los licántropos de una forma buena, siempre hablaban de mala forma para descalificarlos, y no era para menos. Ella también haría lo mismo si es que no fuese parte de aquella clase. – Vaya, nunca había escuchado que alguien asumiera que fuese licántropo, porque supongo que si tu hijo lo es, es que tú también lo eres o tal vez su madre – sintió que aquel mago podía ser abierto de mente en cuento aquel tema – pues, yo también por desgracia, soy parte de esa raza, pero ya me acostumbre, no queda de otra – se encogió de hombros mientras se sinceraba con el Groter – nunca había asumido esto con alguien, porque creo que es algo peligroso. Pero veo que tú tienes una mente bastante amplia con esto, espero no estar arriesgándome con estar contándote esto – sonrió levemente. Esperaba que haberse sincerado de esa manera, en un futuro no le pasara la cuenta. – Creó que es lo más que te puedo contar de mi vida, porque ahora en este instante ya te he dicho como va mi vida en el hoy, solo busco trabajo desde que volví a Ottery. Solo quiero empezar de cero – le regaló una débil sonrisa, mientras centraba su mirada en el líquido del vaso que estaba bebiendo.
  23. -Me encantaría trabajar en Gringotts, pero creo que eso lo veo muy lejano, ya que no soy duende – dio una pequeña risa – así que me postulé más bien al departamento de cooperación mágica. Creo que me ira bien con la postulación… ¡Es lo que espero! – justo en aquel momento llego el bartender con su nuevo trago, pago e hizo un pequeño brindis por lo que acababa de decir. Lo que contaba el Groter sobre su hijo y la niña, era algo sospecho para Alba ¿su grupo? ¿Qué encontraron a la niña? Eso se tornaba un tanto raro, solo podía ser que aquellas personas fueran algún tipo ser como vampiros o tal vez licántropos. Aquella duda seguiría así, porque sin duda que no era apropiado preguntar algo como aquello, menos a alguien que estás recién conociendo. -¡Ah! Ya tenías un hijo, pero veo que estás lejos de él, alguna razón fuerte debe ser – le miró curiosa mientras bebía un poco de su trago. No esperaba que le contestara, pero tiró aquella frase a ver si algo surgía – que bien que hayas aceptado aquella pequeña, sin duda que todos los niños necesitan socializar, tener una familia. A pesar de que no tengo hijos, creo en que merecen ser felices como cualquier adulto, así que te felicito por ello – le regaló una sonrisa en aprobación a su acto con la niña. No quiso indagar más allá sobre aquel tema, porque era solo de él, tal vez en algún momento podría saberlo, pero ahora no creía que lo fuera.
  24. El mago le daba un poco más de esperanzas de las que ella tenía puesta en la solicitud que había ido a dejar al ministerio. Al menos alguien le explicaba cómo estaban las cosas allá. Solo esperaba que quedarán vacantes en lo que ella había postulado, porque o si no, no tenía sentido. – Me das un poco de ánimo con lo del trabajo, espero que todo salga como quiero, puede que seamos colega de departamento o al menos podría ser que nos topemos en algún pasillo – esbozó una pequeña sonrisa. – Yo también tuve esa cara de bobo en algún tiempo – pensó cuando el Shulton afirmaba que su felicidad era una mujer. Se quedó callada unos segundos, mientras bebía otro pero largo sorbo de su trago, en su cabeza dieron vuelta ciertos recuerdos que ella no los quería ahí, pero rápidamente se fueron, y sonrió a su interlocutor. – Que bello gesto, creo que eres bueno de aquí por lo que dices – le tocó con el índice el pecho donde debiera tener su corazón – así que dos mujeres te tienen feliz. Solo preguntaré por una, porque la otra, es más que obvia lo que sigue – enarcó ambas cejas y levantó sus hombros – ¿tenías ganas de ser padre que adoptaste o es por algún caso en particular? – terminó su trago, y llamó al bartender para que le diera otro igual.
  25. El mago aceptó la invitación de la bruja. Ya no sería una noche en solitario ni menos tomando hasta emborracharse solo por hacer algo, tenía la oportunidad de conocer a alguien y así tener una grata conversación si así se lo disponían los dos. Vio como el bartender le servía lo que había pedido, y así fue como espero para que estuviesen más tranquilos para responder. – Pues bien, la verdad es que no hago nada – se encogió de hombros – he llegado hace poco de nuevo a Ottery, entonces no tengo trabajo y no he tenido mucha interacción con los pocos amigos que tenía antes de irme – bebió un pequeño sorbo de su trago – espero poder volver al Ministerio, a ver si la experiencia que tengo me ayuda un poco con algún cargo – se acomodó un poco el cabello que tapaba su vista. – He de suponer que la vida te sonríe esta vez, en todos los ámbitos, porque si algo estuviera fallando, tendrías el mismo rostro que la otra vez – le dijo dando una pequeña sonrisa para que no creyera que era entrometida, sino que más bien se lo decía de una forma agradable demostrando que le agradaba que estuviese mejor - puede que tu cambió ¿tenga nombre de mujer?. - Tal vez está oportunidad sería mucho más agradable que anteriormente para entablar una buena conversación.

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