Cuando el corazón busca un destino la casualidad se convierte en mito... Una joven de tes blanca, ojos color ámbar y un largo cabello ondulado con una estatura de 1,64 y un rostro lleno de ingenuidad buscando saciarse de conocimiento mientras caminaba por los jardines de la Mansión después de haber sido recibida por alguien de quien ella aún no sabía el nombre, se dirigía hacia el sitio que de hoy en adelante sería su hogar. Ese lugar era como un nuevo mundo para ella y se veía tan pleno, magnífico y un tanto tétrico en especial en aquella noche que parecía iba a ser un tanto fría, a la lejanía podía contemplar aquella imponente mansión. Caminó largos pasos con la emoción de una niña experimentando la delicia de un dulce por primera vez.
Cuando estuvo ya frente a aquellas puertas tocó con delicadeza y cuidado sin saber qué sería lo que le esperaría detrás de aquél umbral, la Riddle se encontraba divagando en su mente con ideas absurdas y locas, sus labios con ese color durazno que le caracterizaban por resaltar en su rostro pálido tomaron una bocanada de aire para prepararse en cuanto alguien abriera, segundos después eso sucedió.
Buenas noches, mi nombre es Mishelle Riddle, estoy aquí porque he sido invitada por Felicity Malfoy. Se mordió el labio inferior pensando en si era correcto llamarla por el nombre o decirle "mamá", luego la pregunta que se había formulado a sí misma le resultó un tanto graciosa, su visto hacia el frente no le permitió visualizar a quién la invitaba a pasar fue entonces cuando una fina se dirigió hacia ella tras hacer una reverencia y entonces notó que era un elfo.
<Buenas noches señorita, sígame por favor>... Luego de escucharla le dedicó una sonrisa lo bastante amable asintió y siguió sus pasos, el lugar se veía a simple vista increíble, ella sentía que le faltaría el día para recorrerlo, conocer y poder jactarse de la historia que casi podía escuchar como las "paredes la gritaban".
En determinado momento entramos a un salón en donde se encontraba la silueta de una mujer, sus labios reflejaron una sonrisa la cual dirigió a ella sin necesidad de hablarse supo que estaba conociendo a su nueva madre, con pasos nerviosos y un deje de elegancia se aproximó para presentarse amablemente y poder contemplarla más de cerca, mientras sonreía habló.
Hola ¿cómo estás?, tú debes ser Felicity es un honor conocerte al fin, soy Mishelle... Concluyó y le dio un gran abrazo que de seguro era inesperado pero no le importó, a ella siempre le había gustado dejarse llevar por las situaciones y como no tenía más que agregar decidió darle un poco de emoción a su llegada, mientras tanto sus ojos recorrían la habitación y de pronto dieron con una botella de vino, eso la emocionó pues su gusto por el alcohol era perturbante de vez en cuando.