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Gabriel W Diggory

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Todo lo publicado por Gabriel W Diggory

  1. Sé que llego para el cierre y que te debo mucho más de lo que voy a dejar por acá, pero que sepas que he pensado todo el día en ti y en venir a desearte que tuvieras un feliz cumpleaños, espero que la luna te bañe con sus rayos de plata e ilumine el camino de tu felicidad. My Fair Lady Felicidad para ti.

    1. Malum Luxure

      Malum Luxure

      Sabía que aunque llegues tarde fantasma siempre estás...Gracias ❤️

  2. —Santé, pour la vie mon ami —respondí a la joven bruja luego de que el bartender me hiciera llegar una copa con whisky de fuego y ella tendiera su copa hacia mí para brindar. La verdad que las cosas se habían vuelto extrañas, lo menos que se podía decir. Había aceptado la invitación de una amiga, mademoiselle Dumbledore, aún a sabiendas que la última vez que había estado allí el comportamiento despreciable del futuro marido de Lady había arruinado la noche. Esta vez parecía que al menos no la había arruinado para ella como la vez anterior. Por más que lo intentaba no lograba no lucir molesto, mi padre era igual de prepotente y se creía el dueño y señor de mi madre y sus hijos y el hombre que había elegido, Lady, Malum, o como se llamare ahora no parecía muy diferente a él. Noté en ese momento el rostro de la mujer a mi lado y en su expresión me di cuenta que no estaba ayudando a hacerla sentir bien. —Lo siento Mademoiselle Dumbledore, usted es una buena amiga y no se merece que yo tenga tan mala cara —acabé mi whisky y dejé la copa en el brazo, tomando la mano que me tendía la bella mujer y nos dirigimos hacia la pista donde sonaba una canción algo antigua para mi gusto, pero que resultaba más que adecuada para la ocasión. Tomé de la cintura a la rubia y comencé a bailar con ella, girando en la pista, sin prestar más atención a mi adorada ex pelirroja ni a su inseguro y mal aprendido futuro marido. Seguía el ritmo de la música y escuchaba la canción mientras guiaba a la señorita Dumbledore por la pista de baile. —¿Cree usted que sea seguro que asista a la boda? Digo, luego de la muestra de amabilidad, seguramente me pida limpiar el piso para demostrar que es más alta alcurnia —casi lancé una carcajada —en realidad solo podría ir para molestarle —me encogí de hombros —estoy de nuevo en mi departamento de Londres así que puedo darme el lujo de dejarme despreciar por alguien más que mi padre por una vez —comenté con expresión irónica mientras la canción llegaba a su fin —creo que el ceniciento se va a ir retirando Mademoiselle Dumbledore, le agradezco su dulzura y atención —agregué haciendo una inclinación y besando la mano de la ministra francesa. @ Ada Camille Dumbledore
  3. En realidad me asombraba la ceremonia de sangre, luego del espectáculo que habíamos tenido de rayos y centellas. Veía caer las gotas en aquella copa, la cara de pocos amigos de un Uzza, la seriedad de la sacerdotisa, los movimientos de atar a la pareja por parte de una rubia que parecía resplandecer con la belleza de una verla, vaya que sabía reconocer esos embrujos femeninos yo. Si no me equivocaba era la misma bruja que junto a la bella Ada, y el mago de pelo oscuro habían reaccionado ante el ataque. De pronto me detuve, pasé mi mirada de los novios a los invitados, todos concentrados y al borde de la silla como si esperasen un nuevo ataque. Niñas y mujeres, hombres incluidos, familiares y amigos. Y en ese momento me sentí fuera de lugar, consciente que no debería haber venido. My Fair Lady, pelirroja de fuego, ya no estaba allí, la morena Malum podría ser casi como ella, pero la esencia de la mujer que conocí no tenía nada que ver con la dama que le estaba dando el sí a, no pude calificar decentemente al tipo. Levanté una ceja y ante las palabras de Ada tras la ceremonia, la cual me había perdido una parte por concentrarme en los invitados y mis sentimientos, decidí irme. No tenía ganas de aguantarme más groserías del marido de la dama, así que di media vuelta y comencé a alejarme sin saludar a la pareja, aunque les deseaba mucha suerte, la necesitarían para no terminar en habitaciones separadas en menos de seis meses.
  4. Sonreí a desgano ante las palabras de la bella rubia a mi lado, solo su belleza hacía eco de tanta ingenuidad. En verdad la actitud de pe****o miedoso del futuro esposo de su bella hermana, demostraba la poca hombría de un hombre que fingía sentirse seguro de que la mujer a su lado le pertenecía pero que su propia inseguridad lo llevaba a denigrar sin causa a los hombres amigos de su mujer por verlos como una competencia a su propias capacidades. No, no había estudiado psicología, pero si hablábamos con uno seguro me daría la razón y marcaría algunos puntos más del miedo e inseguridad del tipo. Pero no eran temas para amargar la noche con la Dumbledore. –Mademoiselle, un whisky de fuego está bien y creo que si me concede un baile luego ya podremos considerar cumplida mi presencia aquí –hice una inclinación ante la joven dama –luego creo será mejor me retire porque no deseo cruzarme con su hermana o le diré algunas cosas para explicarle por qué es un error casarse con alguien así solo por no estar sola y usted y yo sabemos que eso sería catastrófico ¿Me haría usted el favor de evitar a Lady Malum? –pregunté a la joven rubia tomando con delicadeza su mano entre las mías. No le encontraba demasiado sentido al permanecer en la fiesta pero no quería desgraciar a la joven Dumbledore que había tenido la amabilidad de invitarme al evento de despedida de soltera de su hermana. Fijé mi mirada en los bellos ojos tras la máscara. @ Ada Camille Dumbledore
  5. Sentí que me tomaban del brazo y me giré sorprendido, sonriendo entonces a la blonda dama que me atraía hacia el bar. No podía negar que las rubias siempre habían sido mi debilidad en el pasado, pero justamente, había quedado hacía algunos años allí, asentí con la cabeza y dejé el vaso vacío en la charola del elfo. –Por supuesto mademoiselle, será un honor –pero antes de que pudiéramos avanzar alguien detuvo toscamente a la bella mujer y elevé una ceja. ¿Era en serio? Escuché con más paciencia de la que estaba acostumbrado las explicaciones que le daba a la dama, mientras mi mano cubría la de ella en forma protectora. En verdad no me había gustado para nada la brusquedad con que se había dirigido a ella para "excusarse". Sostuve la mirada del mago e intenté que mi rostro no reflejara la totalidad de lo que por mi cabeza pasaba. Él había cometido un error si pensaba que por un segundo aquello me afectaba. Una vez más reí, acariciando la mano de Ada en la mía, esta vez buscando contagiarme de la calma que ella exudaba, pero sabía que algo debía dejar en claro, mal que me pesara. –Las disculpas serían necesarias si en algo me afectara, conozco a los de su clase y si no lo hiciera he tenido quien me ha hablado de con quién se casa su prometida, así que no necesita aclararme nada a mí. Y como dijo, seguiré disfrutando la velada con la bella joven que me invitó, si nos disculpa señor Blackshorne –y me giré llevando suavemente del brazo a Ada hacía el bar donde ella me había invitado a hablar. Creo que hasta que no estuvimos junto a la barra no me di cuenta que había contenido la respiración y la mano, en cuyo brazo se apoyaba la Dumbledore, tenía el puño cerrado hasta el punto de haber quedado los nudillos en blanco. Aflojé mí postura y sentí como la mandíbula se destrababa. –Discúlpeme Señorita Ada, ¿entiende ahora por qué no era conveniente venir? Pero dígame usted, ¿de qué deseaba hablar? @ Ada Camille Dumbledore
  6. La bella mujer a mi lado permanecía aún en silencio, me preguntaba si se trataría de mis preguntas sobre el cambio acontecido en Lady, me imaginaba que era un tema que quizás fuera un secreto de familia. Claro que mi siguiente pregunta había sido algo más descarada y tal vez fuera de lugar, la bella ministra debía estar incómoda por mi pregunta. Mala mía, sin dudas y más cuando noté la figura que se acercaba. No se necesitaban poderes mágicos para identificar al ser que traía de la mano a una bella bruja, por más que ambos tuvieran antifaces tal cual nosotros. Esperé que el hombre saludara a la joven Dumbledore e hice lo propio con una inclinación de cabeza hacia la bella dama que le había acompañado y había quedado en el camino. El besuqueo francés siempre había sido algo que había tenido en estima, pero me parecía abusivo las imitaciones. Babosadas, habría dicho mi padre. Donde fueres has lo que vieres, diría mi más diplomática madre. Su comentario no voy a negar que me descolocó, lo observé con un gesto que estaba entre medio de un rostro fruncido y uno asombrado. O al menos eso es lo que se me antojaba sentir a mí. Sí, vino a colgarme un delantal del brazo y en ese momento fue como que, me descoloqué. —Ja ja ja ja ja —la carcajada flujó divertida entre mis labios mientras le arrojaba el delantal de regreso al elfo que lo tomó en el aire moviendo la cabeza en gesto de negación y me volví hacia la bella rubia —ni que el ejercer el derecho de pernada fuera lo que le inspirara con sus chistes, imagino ese era el original “novio” de Miss Luxure ¿verdad? —no estaba seguro de cuánto de lo que había dicho la joven bruja me entendería, después de todo aquellos estudios sobre el medioevo para presentar una tesis en Beauxbatons y Durmstrang solo se me podrían haber ocurrido a mí: “El derecho de pernada de los señores feudales, ventajas y desventajas según las dotes de la mujer”. Me giré y busqué una copa de algo más fuerte que tomar, arrancando un vaso lleno de whisky de fuego de una de las bandejas que los elfos transportaban. @ Ada Camille Dumbledore @ Eterno Black Triviani
  7. Lo siguiente que ocurrió fue más divertido de lo que había esperado, ¿me dolió? Pues sí, como cachetada de una dama. Solo que el golpe me lo dio el novio de dicha dama, y no fue un puñetazo, fue una certeza de que él era el “dueño” de la situación. Aunque la defensa de su futura esposa la habían hecho sus acompañantes y no el propio interesado, lo cual demostraba menos carácter de lo que jamás imaginara. Su desesperada reacción y repetición de afirmativas cuando el uzza lo observara tras la reiterada pregunta de la sacerdotisa fue algo así como un ¿a dónde estaba yo? Me crucé de brazos, aún de pie a un costado, con mi varita aún en la mano. ¿En verdad este tipo se decía enamorado de la mujer que tenía a su lado? A mí no me sonaba a hombre enamorado apurado por ser casado, más bien parecía conejo temeroso o no, me equivocaba, es como el zorro que teme se le escape la presa. La sonrisa triste y burlona en mis labios se aguó un poco al momento en que los labios de él robaron un beso a la bella bruja que tendría por esposa. El tipo tenía suerte en eso al menos. Claro que tenía que correr, si era legelemante seguramente sabría lo que por mi cabeza loca pasaba en ese momento. ¿Quién se opone? Y sin embargo tenía un cierto grado de decencia, pero sobre todo de dignidad, para no comportarme como un verdadero idi*** y me vino una imagen a la mente de un hermano hablando lenguaje de señas y explicando el por qué el novio no debía casarse con la cara de pato. Claro que en este caso no había hermano, y el cara de pato era el novio y mi lenguaje de señas, la que me venía a la mente era algo obscena, así que no, no era lo más adecuado. ¿Dónde había perdido las enseñanzas de mi amada madre? Buena pregunta. Sacudí levemente mi varita bajo el brazo, intentando contener el deseo de lanzar un sectusempra hacia la figura masculina que estaba frente al altar. Después de todo, si ella se había decidido a jugar esas cartas, ¿en verdad tenía el derecho de meter mi locura habitual en el camino?
  8. Había llegado tarde, sí, podríamos decir que era una negación total, o quizás el drama estaba en evitar gritar "¡Yo!" en el momento que el celebrante preguntara ¿Quién se opone? Era ilógico, lo sabía, un hombre ausente, un mujeriego por naturaleza, un caballero por crianza y un enfermo de celos pero sobre todo un hombre que entendía que no podía arruinarle la vida a nadie. Me detuve al final del local y por eso no entendí hasta que todo ya había ocurrido. Y yo me había preocupado de causar escándalo. Un hombre había llegado en barco y había amenazado a mi bella bruja. Que impidiera la boda era algo que me parecía genial pero que amenazara a mi bella emperatriz, al menos los cercanos a ella reaccionaron y ahora había una pared de acero separando a la bella bruja de su atacante. Aunque apenas había oído sus palabras ella parecía conocerle. Sin darme cuenta mi varita apareció en mi mano y me acerqué unos pasos, sin pensar qué ocurriría en realidad. Observé todo aquel enredo, magos y brujas blandían sus varitas y se cerraban en torno a la pareja, mientras que otros observaban desde la fila de asientos como si no dieran crédito a la intromisión sin sentido. El hombre seguro quería llamar la atención. Y a mí me decían egocéntrico. De pronto un perfume familiar me hizo girar la vista para notar a unos pasos a la bruja desmayada de mi primer visita a la Luxure. Curiosa imagen después de tantos años ausente las "celebraciones" nos hacían presentes otra vez. Miré al frente y susurré para mí –oh My Fair Lady, el destino sí juega a los dados con el universo –levanté la varita e invoqué una brillante lluvia de estrellas.
  9. Gracias por el pm que me enviaste, espero que sí, a mí también me gusta Harry Potter, Aria.

    1. Ariaweasley

      Ariaweasley

      Me alegra saberlo un saludo 

  10. Recorría el lugar del evento mientras mi mano acariciaba cada tanto mi barba, gesto que más de una vez indicaba mi estado de ansiedad. No había madurado, eso era seguro, pero al menos esta vez mi desaparición no se debía a un par de mellizas teutonas como la vez anterior. Iba observando las parejas y los desconocidos tras sus máscaras, mientras la melodiosa voz de la cantante iba provocando en mí una sensación que no lograba identificar. Sabía no era My Fair Lady pero había en algo en ella que me la recordaba. Cuando minutos después la blonda sexy se me acercó supe el qué era. —Buenas noches Mademoiselle, es un gusto verla una vez más ahora sin que haya gente desmayada de por medio —bromee recordando la primera vez que nos habíamos encontrado, me pregunté qué habría sido de la vida de aquella otra sexy pelirroja. —Pues ya ve usted Mademoiselle, la vida me ha traído de nuevo a Londres y vuestra invitación me ha llegado, aunque debo reconocer que ha sido como que me cayera un balde a agua helada por medio de la espalda desnuda —me encogí de hombros tras dar dos suaves besos en sus mejillas y responder a su comentario sobre mi ausencia. —Los ataques muggles y no maj del pasado han hecho que debiera demostrar un poco de mis conocimientos y debí asistir a mi madre enferma en Italia —comenté encogiéndome de hombros —me temo que a pesar del amor de mi padre hacia ella las circunstancias del inquisidor y la ONU habían hecho que él la dejara sola y en esos días ella enfermó, pero no hablemos de lo que fue, cuénteme por favor, ¿cómo ha ocurrido este cambio y cómo es que han llegado a una boda en la que además ni la dejan hacer una despedida en forma independiente? —la pregunta podría parecer algo extraña pero la verdad es que me preocupaba, ¿era amor o dominación lo que los unía? @ Ada Camille Dumbledore
  11. Me sentía un poco extraño al estar llegando de esa manera una vez más al hogar de los Luxure. La última vez que había estado allí me había encontrado con una situación muy particular, el futuro esposo de Lady me había ofrecido galantemente que bailara con ella y nos divirtiéramos. Aquella noche había deseado mostrarle que su comportamiento dejaba mucho que desear, ya que ella no era un objeto, pero me había contenido por no hacer escándalo. Ahora estaba una vez más, con un traje negro y corbata, zapatos mocasines de cuero peinado y lo más loco, una máscara que me había hecho llegar, no mi anfitriona, sino una joven francesa con la cual había formado amistad gracias a Lady. Seguía sin entender qué es lo que había pasado. Desde que me había perdido ella parecía haberse perdido también, ya no era la pelirroja sexy que yo había conocido. Ahora se hacía llamar Malum y tenía entendido que era la emperatriz de Austria. ¿Tanto me había perdido en mi propio mundo? Recordaba a la bella pelirroja que me había atendido en el Ministerio apenas llegado yo a Londres. Mi familia seguía siendo la culpable para mí, mi madre enferma en Italia, mi padre intentando sin éxito organizar el mundo mágico y el mundo muggle o no maj, siendo representante diplomático ante la ONU. Nada había salido bien. Menos para mí. Ya no encontraba el sentido a mi vida y mucho menos a mis sueños. Caminé despacio tras aparecerme en las calles de Ottery cercanas a la mansión, me coloqué la máscara que decían tenía la magia de no hacerme reconocible y me pregunté si realmente ella no me reconocería. ¿Cómo haría con la bruja que había invitado? Cuando un elfo se me acercó lo detuve. —Sabes dónde está la Señorita Ada Camille Dumbledore? —le pregunté y él se encogió de hombros y me señaló hacia donde una bella mujer cantaba en ese momento. Vaya sorpresa. Tomé un vaso con whisky de fuego de la charola que llevaba el elfo y me acerqué a escuchar a la bella mujer que cantaba. Aún no estaba preparado para buscar a la dama que se iba a casar.
  12. No sé si me secuestraron los muggles o los extraterrestres. ¿Qué me he perdido? Una vida

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    2. Malum Luxure

      Malum Luxure

      Tengo entendido que fue muy cercano a mi otra como llamarla?...yo del pasado

    3. Gabriel W Diggory

      Gabriel W Diggory

      Lo intenté, a ella no le interesó, aunque no niego que mis ausencias no ayudaron.

    4. Malum Luxure

      Malum Luxure

      Le apetece una copa y contarme sobre ello?

  13. No había estado en Inglaterra por demasiado tiempo, miré mi barba en el espejo y era sin dudas una clara muestra de cuánto llevaba desaparecido. La arreglé con magia y barbería como pude, los cabellos habían sido otra historia similar. ¿Por qué estaba de regreso en Edificum Destiny? La realidad es que los rumores habían sido muy fuertes. Una joven bruja me había contactado un par de veces, pero me lo había ocultado, ella era su amiga quizás por protegerla no me había dicho nada. Me desplacé desnudo por el cuarto hasta donde estaba acomodada mí ropa, Leto se había tomado la molestia de elegir un traje a medida para mí, el adecuado para la ocasión. Lamentaba no haber llegado a tiempo para su despedida pero quizás fuera lo mejor, mí elfo había averiguado que los novios la habían celebrado en conjunto. ¿Tanto la manipulaba? No, no debía engañarme, ella parecía estar "enamorada" de aquel hombre y yo, yo había perdido la esperanza al perderme en mi propio mundo. Me fui vistiendo como en cámara lenta, había llegado tarde a todo así que llegar tarde a la boda no era algo que pudiera considerarse inusual. Tomé la colonia de la mesa de noche y eché unas gotas en el pañuelo y mis ropas, como si no me hubiera alcanzado echar sobre mi piel la salir del baño. Cualquiera diría que me quería hacer notar, aunque estaba seguro no había olvidado mi aroma del día que me había visitado. Lancé una carcajada al recordar ahora a la pícara niña que me había robado la toalla. Qué tiempos aquellos. Corté un pimpollo de rosa blanca y lo puse en el ojal de mi solapa. Sí, llámenme anticuado, pero me parecía que le daba un toque sofisticado a mi aspecto y sin dudas era como ir a mi velatorio. ¿Por qué no llevar flores a él?
  14. ¿Cómo regalo un item del Gremio del Oro que aparece comprado por mí en mi perfil?

    1. Juliens

      Juliens

      Para regalar debes darle a Buy & Store, luego desde el perfil puedes regalarlo. Si le das a Buy & Use no se puede regalar

  15. —Mi querida Mademoiselle Dumbledore, ha sido para mí una sorpresa y un placer recibir su invitación, muchas gracias por la bienvenida —comenté tomando la mano de la aludida y besándola delicadamente —está usted espléndida —agregué admirando el hermoso vestido que destacaba cada línea de la embajadora. Una nueva belleza había descendido por las escaleras y Ada me la presentaba antes de que yo pudiera dar crédito a que las brujas más bellas se habían reunido allí para esta velada, buena suerte la mía. —Mademoiselle Hannity, es un gusto conocerla —me incliné gallardamente y besé la mano de la joven y bella mujer —veo que Francia tiene las más bellas e inteligentes mujeres al frente de su gobierno —agregué con una sonrisa mientras me enderezaba y soltaba con delicadeza la mano de la señorita viendo como Ada se alejaba diciendo todos los nombres del fantasma de Robespierre, que de seguro se la vería en problemas con la embajadora si no le hacía caso, pensé divertido. —Por supuesto Mademoiselle, es usted totalmente libre —respondí luego que ella se disculpara y me adentré en la fiesta, con unos nervios poco comunes en mí. No fue hasta más tarde que pude apreciar, ya en medio de la reunión el motivo de mis nervios, como si el gen materno hubiera hecho que presintiera la presencia de una pelirroja que añoraba de mi pasado. De hecho había confundido varias melenas similares, aunque no con sus bellos brillos, Londres estaba lleno de cabelleras pelirrojas, lisas y con rizos pero ninguna pertenecía a la de la más agraciada dama que había conocido. La cual minutos después llegó acompañada de un hombre que había conocido en el momento de rendir mis pruebas de aparición y vuelo en escoba. Hombre cuyos ideales había conocido y me habían llamado la atención y que no esperaba ver en compañía de mi Fair Lady esa noche. Dudé entre permanecer o retirarme, dada mi inconstancia, quizás fuera mejor no hacer sufrir mi corazón ni hacer pasar vergüenza a la dama con mi presencia. Tomé una copa de vino que me ofrecía uno de los mozos con levita y me alejé hacia una puerta balcón, desde donde podía apreciar el lugar y a la vez tener una vía de escape, después de todo ya había cumplido con mi presencia allí.
  16. La invitación me había sorprendido, recordaba a la bella joven que me había pedido ayuda en la Luxure para que cargara con su amiga desmayada. Luego de eso habían pasado cosas. Lo que nunca hubiera pensado entonces que me encontraba ante una alta mandataria francesa. Oh la la, pensé divertido mientras giraba en mis manos la invitación, era de verdad, no cabía dudas, que sorpresa más extraña en realidad, pero agradable. Me preguntaba si la bella Lady iría. Nuestro último encuentro había sido ¿infortunado? Bueno, ¿cómo se describe que a uno le dejen desnudo frente a la mujer que le gusta? Al menos no con una tosí ahogándome con la taza de café al pensar en aquella idea. Mi simpático portero me había dicho que la niña era algo de una de las socias propietarias de mi edificio. Ya hablaría, cuando la encontrara, con su madre. Pero ahora era otra cosa lo que me ocupaba, revisé el vestuario que mi elfo había elegido ese día para mí, cóctel, vaya lujo, me había rebajado la barba para no parecer un pordiosero. El cabello no lo recortaría, solo lo peinaría con algo de más esmero y magia. El traje negro constaba de tres piezas, pantalón saco y chaleco, me parecía extremadamente formal que los botones fueran forrados, pero según mi elfo se usaba y el detalle del borde del bolsillo rojo, a juego con mi corbata que lucía como una llamarada de fuego sobre una fina camisa blanca era como para sentirme un modelo de línea. Zapatos clásicos era lo único que Kato me había permitido elegir. Un elfo que supiera de moda era útil, pero molesto. —Se trata de la Embajada Francesa —había repetido como mil veces —su tío estaría orgulloso igual que su padre —ahí me arrancaba un gruñido grosero. Finalmente la idea era ir en mi Nimbus 3000, otro grito en el cielo de mi elfo. Elevé una ceja. —¿Y cómo diablos se supone que llegue hasta este lugar? —pregunté mientras le sacudía en la cara la invitación en el llamativo castillo. —Kato lo llevará —dijo con cordialidad el elfo tomando la invitación, leyéndola, bendito el día en que se instruyó a los elfos y tomándome segundos después de la muñeca desaparecíamos en forma conjunta hacia el lugar en cuestión. —Cuando el amo me necesite Kato regresará por él —y me sonó a una madre dejando a su niñito en la fiesta de la escuela mientras me tendía la invitación y tras yo tomarla él desaparecía. No sé por qué pensaba que no podía aparecerme solo, había aprobado dolorosamente ese examen y el de vuelo, maldición. Y no pensaba emborracharme, o eso creía. Caminé observando a mi alrededor, las mujeres lucían un más bellas que otras y sus escotes, delanteros y traseros, madre mía. Lástima que ninguna lucía sus piernas, me hubiera encantado verlas pero supuse que eso implicaba la ropa de cóctel, una pena, aunque ¡lo que veía! Mis ojos se fueron unos segundos tras una espalda más que reveladora, una corta cabellera rubia dejaba ver más belleza que de la Luna a la Tierra.
  17. Lady apenas había ingresado al departamento, me daba más vergüenza lo desnudo del lugar que el mío propio. Sonreí con cierta vergüenza y llevé una mano a mi nuca, rascándome con pena al escuchar, aún con la otra mano sosteniendo la puerta del departamento. —Bueno el tiempo es relativo —comencé a responder a la bruja, sintiendo que quizás me había pasado un poco pero un huracán en tamaño niñita apareció de repente y dio un salvaje y certero tirón a la toalla que me envolvía. —¡Por Merlín! ¡niña! —grité dirigiéndome a la pequeña figura que se alejaba corriendo hacia el ascensor con mi toalla tras un ¿matanga dijo la changa había dicho? Y en ese momento caí en la cuenta, mi trasero estaba expuesto hacia Lady. Por los mil demonios del inframundo, pensé mientras bajaba las manos al frente o atrás ¿qué me tapaba primero, giré más mi cabeza que mi desnudo cuerpo, una mano delante mientras dudaba si cerrar la puerta quedando como había venido al mundo frente a la bella Luxure. La bruja estaba de espaldas a mí, tendiéndome su capa, la cual, tras cerrar la puerta, acepté para cubrirme. —Gracias, yo, en verdad no sé de dónde salió, dame un minuto —me dirigí hacia la habitación donde había dejado mi ropa, esperando poder vestirme y así estar presentable. Me apresuré a ponerme los boxers negros, un pantalón sport beige, mocasines claros y una chomba negra, no era mi mejor look, pero era mejor que el que la joven Lady había apreciado minutos antes. Doblé su capa y volví a la vacía sala esperando no se hubiera ido. —Te pido disculpas, no sé de dónde salió esa niña, puedo hacer limpiar tu capa y hacértela llevar —tampoco era que no estuviera limpio, pero no sabía si ella querría usarla de nuevo luego que me cubriera mis partes pudientes. @ Malum Luxure @ Leslie Ashryver PB
  18. FORMULARIO: Nick del usuario: Gabriel W Diggory Id: 120042 Link a la bóveda del usuario: https://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=112242 Galeones a depositar: 200 G [pensé eran más]
  19. Salía del baño listo para enfrentar la jornada de arreglar la casa, miré para todos lados mientras me secaba el cabello con una de las toallas solo para descubrir que Kato debía haber regresado a la Mansión Diggory. Lástima, fue mi pensamiento mientras sonreía divertido, el elfo hubiera vuelto a poner el grito en el cielo. El desayuno estaba sobre una bandeja a los pies de la cama y al otro lado de la misma acomodada mi ropa. Busqué al elfo en su habitación, pero no estaba allí, ni en la cocina, que seguía tan desarmada y vacía como cuando había llegado, vaya, lo único mejorado era mi perfil tras la afeitada y mi cuerpo más relajado por la ducha. Me giré para desayunar y vestirme cuando el sonido de un par de golpes sobre la puerta me sorprendió. ¿Sería la dueña de casa? Me apresuré a envolver como pude la toalla en la cintura y me acerqué, entreabriendo apenas, podía ser un descarado pero tampoco que le fuera a dar un espectáculo de gratis, por nada, no quería me odiara, más luego de su opinión vertida el día que me mostrara el departamento. Claro que también podía ser el simpático de McKinnon, tal vez traía el periódico de la mañana. Si hasta era para reírme de mis propios chistes. Más la sorpresa hizo que abriera no solo los ojos sino totalmente la puerta al encontrarme al otro lado la más espectacular figura femenina que hubiera visto. —Lady —¿cómo hacía para lucir tan bella hasta en ropa muggle de la más comunarda? —que sorpresa, pasa ¿ha ocurrido algo? —pregunté sinceramente preocupado, verla así tan de civil y con esa expresión que se me hacía de preocupación en su rostro me había dejado más que perplejo y preocupado. Tan perplejo y perdido que había hecho pasar a la más bella de las mujeres a una sala vacía y conmigo casi en pelotas, vaya caballero había resultado y no caería en la cuenta de ello hasta unos segundos después, mientras que lo que no se cayera fuera la toalla, todo bien. @@Lady Luxure Grindelwald
  20. Dormir en una cama prestada estaba bueno, dormir en la propia era mejor, no corres el riesgo que llegue un marido o novio celoso a querer cruciarte, con suerte, si no escapaba un avada de su varita ofendida. Eso pensaba mientras tirado en la cama observaba el techo luego de una noche tranquila tras una deliciosa velada en privado. ¿Había algo más privado que la intimidad de mi propio departamento? Pues sí, lo bueno de las creaciones muggles que cambiaban una H por una M. Pero ya era hora de levantarme. --¿Kato? --pregunté mientras me sentaba en la cama y el elfo aparecía con un sonoro crack. --Kato ha preparado el desayuno para el amo Gabriel, pero el amo Gabriel haría bien en poner algo más que una cama en su casa, Kato va y viene desde la Mansión Diggory con todas las cosas. Eficiente pero protestón pensé mientras sonreía divertido. El elfo tenía razón, solo su cuarto estaba totalmente amoblado, por lo que sospechaba, ya que le había dejado total libertad, por mi parte solo había traído las cosas para llenar el botiquín del baño, colonia, crema de afeitar y lo indispensable para asearse. Las tandas de ropa iban y venían de una silla a la Diggory y es verdad, solo una cama bueno, no. --Vamos Kato, no solo la cama, ¿no te agrada ese espejo de pared a pared que hice instalar? --el elfo resongo girándose para ver el mencionado espejo y resopló de nuevo. --Kato traerá el desayuno a la cama al amo. --Perfecto, mientras me higienizaré y luego de enviar unas cartas me ocuparé de decorar el departamento, aunque sería algo simple, mesas, sillón, sillas, no sé, bueno, ya se me ocurrirá algo --dije mientras me ponía en pie y el elfo volvía a protestar por la falta de ropa. --¿Y la cocina? el amo pretende que Kato muera entre una y otra casa --protestó mientras cerraba los ojos provocándome al risa. --Y la cocina Kato, no olvidaré la cocina --prometí mientras entraba a darme una ducha y tras verme en el espejo del botiquín, cepillo dental en mano pensaba que una leve rasurada para emparejar vendría bien. El agua bullía en la ducha mientras tanto.
  21. No podía negar que me había sorprendido para bien, escucharla reír como hacía tiempo no la veía hacer era casi como un bálsamo para el alma. La había visto feliz en su cumpleaños y luego se había mostrado tan fría y lejana. Había veces en que sentía que podíamos ser los mejores amigos y otras en que, en parte por mis desapariciones, parecíamos dos extraños desconocidos. Más sus palabras y que me llamar su dulce fantasma era una magnífica señal, si es que yo las lograba interpretar en su justa medida. La tomé mejor de la cintura cuando se colgó casi de mi cuello y no pude evitar reír. Disculpe, disculpen, iba repitiendo a nuestro paso, estaba seguro que la mayoría iban a pensar que ya nos habíamos pasado en la degustación y estábamos ebrios. Quizás yo lo estaba pero por el aroma de sus cabellos y su piel mientras parecíamos una peonza dando vueltas a lo loco hasta una mesa con copas, botellas y platos con bocadillos. —Tinto, malbec —agregué mientras tomaba asiento como ella me lo indicaba, la seguí con la mirada mientras se movía como una experta eligiendo la botella y la copa para la bebida elegida. Sonreí divertido ante su gesto de picardía y se me aceleró un poco el corazón y todo mi cuerpo reaccionó al colocarse casi entre mis piernas. Dos podían jugar el juego de las travesuras. Me incliné hacia adelante para tomar el bocadillo de queso que me ofrecía y mientras lo hacía acerqué mis labios a su oído. —Aunque esta variedad marida mejor con un sabroso trozo de carne —me enderecé y poniéndome de pie, me acerqué a ella, extendiéndome para buscar por su costado un trozo de fiambre de la barra, casi rozándola y se lo ofrecí mientras volvía a tomar asiento —¿gustas? No era un experto en bebidas, pero los viñedos de la familia de mi madre habían sido mi lugar de juegos y sí había prestado algo de atención a lo que mis abuelos y sus empleados me contaban. A estas alturas en realidad era lo que menos me importaba, apoyé la copa unos segundos en la barra y acomodé los cabellos de Lady tras su oreja. —Parece que nuestro baile hasta aquí desacomodo tu cabellera —dije sonriéndole luego de mi gesto hacia ella mientras volvía a estirar mi brazo para tomar la copa volviéndola a rozar. —Lo disfrutas ¿verdad? —pregunté mientras llevaba la copa a mis labios para probar el líquido de un color oscuro intenso. El aroma frutado como a cerezas y ciruelas se mezcló con el perfume de Lady en mi olfato y el sabor con notas dulces sedosas me hicieron pensar en cómo sabrían sus labios. @@Lady Luxure Grindelwald
  22. Me sorprendió el giro de su actitud, aunque no podía negar que para bien, no estaba seguro si eran correctas hasta ahora mi vida no había sido precisamente lo que había manifestado segundos antes, pero era eso lo que planeaba desde que había finalizado mis estudios hacía algunos años. Que no se daba, no se daba, eso era seguro, pero no era el mismo picaflor de entonces, aunque no fuera de hierro. —Llegado el caso ella tendrá que decirlo, no soy monedita de oro, pero sí al fin llega una mujer que quiera que esté para siempre a mi lado ten por seguro que es lo que buscaré, estar para ella y hacerla feliz, en todos los sentidos. La miré a los ojos y luego la copa que me extendía en señal de brindis y le correspondí. —¿Acaso hay otra manera de divertirse que no sea de buena manera? —reí mientras entrechocábamos las copas y me incliné hacia ella susurrándole al oído —conmigo siempre es de la mejor manera. Disfruté de esa sonrisa que se dibujaba en sus labios mientras se disculpaba y negué con la cabeza. —My Fair Lady, no tienes por qué disculparte, ya habrá tiempo de que me expliques qué aqueja a tu corazón, ahora —me acerqué a ella y la abracé por la cintura como si la fuera llevar a bailar [/i]—¿una nueva danza o degustamos vinos hasta que el paladar nos pida otros sabores? [/i]—aunque dudaba que ni el mejor aroma se sintiera como el de sus cabellos ni a mi paladar hubiera algo más dulce que su piel. @@Lady Luxure Grindelwald
  23. Salí de la ducha secando el cabello alborotado, agradeciendo que si hubiera toallas en el lugar. Definitivamente me iba a quedar y dar el toque personal al departamento, nada muy elaborado en realidad. --Kato --lamé e inmediátamente mi elfo se apareció en el pasillo frente a mí. --Amo Diggory --dijo bajando la cabeza al verme sin ropa, cosa que me asombraba hasta para un elfo. --Llámame Gabriel, Kato, lo hemos hablado mil veces, trae mi ropa aquí y tus cosas, nos mudaremos un tiempo a este departamento, avísale al tío Amos y --dudé, no, si mi tío le quería avisar a mi padre que lo hiciera por su cuenta, luego le mandaría una lechuza a mi madre --rápido, la ropa de anoche está hecha un desastre, trae al menos lo básico, para empezar luego veremos que más. El elfo desapareció y me dirigí a la kitchenet, debería llenar la heladera y la alacena con algunas provisiones, por lo pronto había un par de vasos y la verdad hubiera estado bueno otra cerveza. El sonido de un carruaje me llamó la atención y me acerqué a la ventana que daba a la calle, parecía que McKinnon tendría una jornada movida, una muchacha acababa de llegar al edificio de departamentos y parecía dispuesta a quedarse porque venía con bastante equipaje. Obervé su trajecito de Beauxbaton desde arriba, parecía un pimpollo con ese sombrero. El crack de la reaparición de Kato me arrancó de la ventana. --Genial --el elfo había llegado con dos baules, el mío y el suyo --al dormitorio, debo buscar unos boxers y creo que por ahora podemos descansar, gracias Kato --dije dando una palmada en el hombro al elfo mientras arrastraba mi baul hacia el que sería mi cuarto --la otra habitación es toda tuya amigo --agregué --decora y descansa a gusto, mañana será otro día.

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