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Eobard A. Black Lestrange

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Eobard A. Black Lestrange ganó por última vez el día 7 Agosto 2020

¡Eobard A. Black Lestrange tenía el contenido más querido!

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    35
  • Rango Social
    Orden del Caduceo
  • Galeones
    134708
  • Rango dentro del Bando
    Base
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Marca Tenebrosa
  • Libros de Hechizos
    Libro de Hermes Trimegisto (N.35)
  • Familia
    Black Lestrange
  • Trabajo
    Jefe de Inefables | Líder de Investigación en la Cámara del Espacio
  • Escalafón laboral
    T1
  • Raza
    Humano
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    3120
  • Puntos de Poder en Criaturas
    1260
  • Puntos en Mazmorras
    1
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    2010 a 3000
  • Rango de Criaturas
    210 a 1100
  • Conocimientos
    Artes Oscuras
    Encantamientos
    Pociones
    Idiomas
    Cuidado de Criaturas Mágicas
    Runas Antiguas
    Estudios Muggles
    Astronomía
    Defensa Contra las Artes Oscuras
    Historia de la Magia
    Aritmancia
    Transformaciones
  • Habilidades Mágicas
    Metamorfomagia
    Animagia (Camaleón de Parson)
    Legilimancia
  • Medallas
    66000
  • Tickets
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Location
    Storm's End.

Campos para Gringotts

  • Escalafón último mes cerrado
    T1
  • Posteos acumulados último mes cerrado CMI
    35
  • Posteos último mes cerrado CMI
    0

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Logros de Eobard A. Black Lestrange

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Reputación

  1. Premio ganado: Recompensas de la Mazmorra "El Legado de Hufflepuff" Cantidad de tickets ganados: 2
  2. Premio obtenido: Criatura 2X Elección: Aethonan Enlace al posteo de rol: Mazmorra infinita (?
  3. ¡Hola! Vengo a avisar que ya terminé mi mazmorra. Les dejo el link a la misma. Gracias a quien revise, salu2.
  4. El trayecto estaba diseñado para hacerle perder la poca cordura que le quedaba, y producto de ello era la desesperación que sentía conforme daba otro paso en ese estrecho corredor. Le pulsaban las sienes de la cabeza, y por momentos se preguntaba si era otro efecto mágico del lugar, pero ya era tarde para detenerse. Dejó que sus pies lo guiarán, y eventualmente se halló en un espacio menos claustrofóbico. Con la varita encendida en un lugar amplio, su visión pareció volver a funcionar correctamente, pues podía distinguir mejor la serie de formas que le rodeaban; cientos de estandartes amarillos con marrón, coronados con un tejón, le sugerían que estaba en la sala indicada. Habría esperado algo más para decorar el sitio en el que, supuestamente, Helga Hufflepuff había dejado su legado, pero ya era de conocimiento amplio que, de los fundadores de Hogwarts, siempre fue la más sencilla. ⎯Ojalá haya valido la pena esta molestia. Ni siquiera los duendes se habrían arriesgado tanto, por tan poco. Intentó no dar pasos en falso, consciente de que podría haber una última amenaza entre el tesoro y él. Lo cual era cierto, pues hacia el centro de la estancia, se encontraba un dragón. A juzgar por su dominio de las criaturas mágicas, y las características que lograba observar del ente, era un colacuerno húngaro, con sus cuernos y cuerpo huesudo resaltando por encima de sus propias escamas o inmensidad. Era el guardián de lo que parecía ser un cofre. ¿Acaso ahí estaba lo que el Black Lestrange había venido a buscar? Ante el chirrido de la suela de su bota, la criatura abrió los ojos, emitiendo un rugido mientras se levantaba. Al ser el lugar demasiado estrecho para que emprendiera el vuelo, sólo podía lanzarse contra las paredes rocosas, con el riesgo de que todo se derrumbara y privara al mundo del tesoro de Hufflepuff. Eobard, instintivamente, rodó para evitar el primer salto del dragón, y se giró para quedar de frente a la criatura una vez más. ⎯Ah, Cassie va a odiarme por no haberla traído. ¿Qué mejor forma de pasar un tiempo de calidad, que calmando a un dragón? De entre los bolsillos de su vestimenta, sacó una reducida caja de Salvajes Magifuegos Weasley, devolviéndola a su tamaño normal para posteriormente encenderla con la punta de su varita. Aquella conmoción distraería temporalmente al colacuerno, que ya se preparaba para lanzarse contra el recipiente de los fuegos artificiales. Una copia, en forma de pirotecnia, parecía contonear con el ente mágico. Fue una idea un tanto arriesgada, pero suficiente para darle tiempo de pensar en una estrategia. La cola del dragón lo atacaba por la retaguardia, por lo que no permanecía mucho tiempo estático. Le preocupaba que, en uno de esos ciegos ataques, el cofre quedara reducido a escombros, por lo que se propuso neutralizar pronto a la criatura. Una vez más, sacó un objeto reducido de sus bolsillos encantados con hechizo de expansión indetectable. En esta ocasión, cuando anuló el encantamiento reductor, sostuvo en su mano izquierda el mango de la Saeta de Fuego, su escoba personal. Dando una patada en el suelo, se elevó hasta casi alcanzar el poco elevado techo de roca. Ahí, el dragón parecía más bien una tortuga, que continuaba entretenido, y colérico, contra su réplica hecha con fuegos artificiales, por lo que sería fácil lanzarle algo desde esa altura para poder cubrirlo, o de menos, impedir que atravesara hacia el centro de la sala donde estaba el botín. Valiéndose de su conocimiento de Artes Oscuras, el castaño conjuró el Fuego Maldito, que era parte de la disciplina prohibida de la magia. De la punta de nogal negro salió un torbellino de fuego, que según las órdenes mentales del Black Lestrange, se convirtió en un anillo que pretendía hacerla de cerca entre el dragón y el cofre. Aunque conocía de antemano que la piel de la criatura era resistente, el fuego era tan sofocante que sería un grave error intentar cruzar esa pared ígnea que había construido. Podría no ser de concreto u otro material resistente, pero el calor y el bochorno forzaron a que el colacuerno se replegara hacia la pared, comenzando a gruñir como si le faltara el aire. Descendió con mucho más tranquilidad a dónde estaba el contenedor. El cofre no parecía tener seguridad mágica, o no mágica, alguna, pues se abrió el toque, revelando una llave con motivos de la casa de Hogwarts que era representaba por el tejón. Se inclinó para recoger el artículo metálico. ⎯Así que, una llave ⎯ fue lo único que dijo, evidentemente más concentrado en mantener la barrera de fuego, por si la criatura decidía volver al ruedo.
  5. Premio obtenido: Criatura 2X Elección: Grindylow Enlace al posteo de rol: Mazmorra 2.0
  6. La poción restauró su humanidad, permitiéndole continuar, y por un momento, se preguntó si esa fatiga inexplicable sería la única sorpresa con la que se encontraría. Una parte de sí se alegró de haberse equivocado al respecto. El sendero aún parecía seguir una sola dirección, y se preguntó si sería un nuevo día cuando emergiera de las cavernas. Incluso, se planteó la posibilidad de que estuviera caminando en círculos, rodeando la montaña en un inútil intento de explorar su interior. Pero el aleteo a la distancia fue lo que lo sacó de esos pensamientos negativos. «A menos que me esté volviendo loco, no creo que cualquier ave, sea mágica o no, pueda sobrevivir en un entorno tan asfixiante», pensó, apurando el paso conforme escuchaba el ruido con mayor claridad. Los aleteos fueron poco a poco acompañados por un bullicio que no era propio de una parvada. Barajando las posibilidades, el Black Lestrange ya se imaginaba por dónde iba el asunto. Por suerte, estaba capacitado para lidiar con cualquier tipo de ente. De hecho, ese tipo de travesías le recordaban su breve paso como empleado en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, varios atrás, cuando era un novato inexperto. Ahora sólo era inexperto. Una masa pequeña, en vivos violáceos y azulados le paso rozando la cabeza, para después perderse en la penumbra a sus espaldas. Un instante después, otras dos manchones coloridos se impactaron contra su pecho, forzándolo a detenerse, más por la magnitud del impacto que por otra cosa. ⎯¡Duendecillos de Cornualles! Maldición, y en el peor de los momentos ⎯ se quejó, manoteando para quitarse a los animalejos del cuerpo, quienes intentaban tirar de su atuendo, como si quisieran elevarlo por los limitados cielos del pasillo cavernoso. Más adelante, había una gran cantidad de duendecillos, como una furiosa colmena de abejas, que parecía cerrarle el paso cual telaraña de acromántula. Usando su conocimiento de Cuidado de Criaturas Mágicas, el Black Lestrange sorteó a los molestos entes utilizando un encantamiento ralentizador, pues conocía de sobra que lo mejor para lidiar con esas criaturas era limitar su movimiento. Como si viera una película en cámara lenta, se valió de sus manos para abrirse camino entre los muchos duendecillos que se desplazaban hacia su ubicación, ralentizados por su hechizo. ⎯Lo siento, pero ya he perdido suficiente tiempo, como para perder más encargándome de ustedes. Será para la otra, chicos ⎯ dijo el castaño, apurando el paso para dejar atrás al grupo de duendecillos. Como no podía ser demasiado precavido, con una floritura de su varita de nogal negro, causó un derrumbe, sellando el sendero que ya había caminado, de modo que cuando el encantamiento perdiera efecto, las probabilidades de que los molestos diablillos lo siguieran, fueran mínimas.
  7. Premio ganado: Ruleta Navideña 2024 Cantidad de tickets ganados: 1
  8. Premio obtenido: Ventaja para la Gala: 1 ticket de Lotería Enlace al posteo de rol: Mazmorra
  9. Perdió la noción de cuánto llevaba caminando, en parte gracias a la densa oscuridad que reinaba en el corredor por el que se había deslizado desde su ingreso a la cueva. La varita de nogal negro tenía la punta iluminada, pero apenas lograba mirar más allá de sus pies, enfundados en las útiles botas de siete leguas. Otro indicio de que en ese lugar había magia, y muy poderosa, como para reducir el campo de visibilidad. Aunque el túnel no tenía rastros de haber sido modificado por magia o por acción del humano, como los existentes en las minas, el Black Lestrange lo encontraba un tanto agotador, lo cual no parecía coincidir con la descripción de esos entornos naturales. Era como si arrastrara un grillete atado a sus tobillos, con una gran carga, que se acrecentaba a cada milímetro que avanzaba. ¿Helga Hufflepuff estaba poniendo a prueba su fuerza de voluntad? Resistió todo lo que pudo, confiando en que se trataba de otro efecto secundario para evitar que llegara a lo que fuera que lo esperaba al terminar el corredor. La última vez que había tenido que probar su valía, terminó con una jaqueca permanente, y con la capacidad de escuchar los pensamientos de las personas, mientras éstas no supieran Oclumancia, por lo que se trataba de un precio razonable. ⎯Como sea una insignificante copa o un trozo de pergamino con alguna reflexión filosófica no mágica barata, en serio estaré muy decepcionado ⎯ dijo al fin, para romper el silencio. Las piernas comenzaban a temblarle, como si hubiese hecho un esfuerzo físico excesivo. Pero aquella caminata no representaba gran dificultad, sin mencionar el hecho de que, aún a su mediana edad, se mantenía en buenas condiciones físicas. Evitando arriesgarse de más, se detuvo de golpe, apoyando la espalda sobre la roca, mientras hurgaba en sus bolsillos. El contenido verdoso del frasco fue iluminado en cuanto lo sacó de sus bolsillos, como si se tratara de una gelatina de hospital. Quitándole la tapa con la mano que sostenía el vial, se bebió la Poción Herbovitalizante de un trago. Inmediatamente sintió la diferencia; incluso para sus estándares, el efecto del brebaje le devolvió toda fuerza y resistencia. ⎯Ahora sí. Acabemos con esto de una vez por todas. Retomó el sendero con renovada energía. No sólo se aligeró su carga para poder atravesar en la oscuridad parcial, sino también mejoró un poco su vista, que fue lo primero en cansarse. Era como si estuviera en sus veinte y tantos de nuevo.
  10. El vaho que dejaba su aliento era un indicio más de la hostilidad del entorno en el que se encontraba. Las bajas temperaturas eran comunes en el Reino Unido, y más con la época decembrina que imperaba, por lo que nada de eso le extrañaba; sin embargo, no era el frío lo que le parecía inusual, sino el ambiente alrededor del bosque montañoso, cuya desolación era exagerada, hasta para los estándares del mundo mágico. «Dicen que Helga Hufflepuff escondió un tesoro ahí, pero la mayoría opina que es un rumor poco fiable, ¿se imagina? Qué mal gusto el de una fundadora de Hogwarts», escuchó de un funcionario ministerial, quien fue el que le trajo el reporte de campo, en el que se le invitaba acudir a la investigación llevándose a cabo. Aún Jefe de Inefables del Departamento de Misterios, el Black Lestrange no pensaba desaprovechar ese llamado. Una última aventura al borde de sus limitadas capacidades como ser humano, en una comunidad que parecía expandirse día con día. Portando la túnica morada que cubría gran parte de su indumentaria en trabajos de campo, el traje de cuerpo completo en vivos verdes con relieve escamoso que recordaba más a un reptil, se dispuso a llegar a la ubicación que señalaban las malas lenguas. ⎯Mal gusto en ubicación, pero buen gusto en privacidad ⎯ susurró el Black Lestrange, conforme ascendía para alcanzar el lugar en el que se supone estaba el acceso a la cueva. Llevaba las manos dentro de los bolsillos de su peculiar atuendo. Además de mantenerlas a una temperatura aceptable, comprobaba que llevaba lo necesario para tal investigación, pues siempre ocurría algún percance que cambiaba los planes de acción. Con la experiencia de incursiones anteriores, había aprendido a siempre encantar los bolsillos de su vestimenta con hechizos de expansión indetectable, y la misión al bosque no fue la excepción. Combinándolo con encantamientos de reducción, hasta logró colar una moto mágica reducida a lo equivalente a un modelo de juguete. ⎯¿Será ahí? Por los huesos de Ranrok, ni siquiera se molestaron en disimular un poco esto. Parece que sí será una trampa para turistas, después de todo. Alcanzó una zona en la que la vegetación parecía menguar, ya fuera por magia o designios biológicos: los árboles se volvían raquíticos, y sus hojas eran cada vez menos abundantes, hasta llegar a ser simples trozos de madera que estaban venidos a menos. El suelo también parecía resentir lo que fuera que sucedía, pues estaba agrietado, como víctima de una prolongada sequía. Apoyándose en sus rodillas, puso una mano sobre el pedregoso sendero, intentando descifrar si se trataba de una broma o era algo más siniestro. En definitiva, era un rastro mágico. De qué, aún no lo sabía, pero con ello confirmaba que ya era tarde para echarse hacia atrás. Sacando la varita de nogal negro de sus bolsillos casi infinitos, Eobard avanzó hacia el agujero en penumbras que invitaba a los visitantes a acceder a lo que fuera que hubiera en su interior. No era tan amplio, y a juzgar por el espesor, sólo permitía que una persona a la vez se internara en las cavernas. Buen augurio, o quizá malo, ya lo averiguaría después.
  11. Premio obtenido: Ventaja para la Gala - Nimbus 2001 Enlace al posteo de rol: Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas - Rol EABL
  12. ⎯Más que tener todo en contra, puede que se trate de una mala pasada. Hay temporadas bajas, y temporadas altas. Hasta una maldición, me atrevería a conjeturar ⎯ dijo, tras darle un sorbo al jugo de calabaza de su pocillo, y haber hecho desaparecer la garrafa entre el infinito de sus bolsillos ⎯. El problema es que no soy experto en eso. C-Conozco a...alguien que sabe de maldiciones, pero quizá después. Mi punto es, que no creo que sea algo personal. Se había detenido en el momento justo para diluir su respuesta; Cassiopeia era una experta en maldiciones, pero no consideraba prudente su mención inmediata. Aquella era una relación en la que no consideraba prudente interferir, y que debía permitir que ellas dos llegaran a un entendimiento. Un tartamudeo fugaz, que estuvo a punto de convertirse en una estocada a sí mismo, posiblemente no pasaría tan a la ligera. ⎯Y, a veces, sólo es el legado de los apellidos forzándonos una y otra vez a probar nuestra valía. Resopló con ligereza, pensando en sus propias palabras. Él siempre había querido estar a la altura de los dos apellidos que le correspondían, tanto de forma sanguínea como por circunstancia. Dos familias que, a la fecha, seguían haciéndolo parte de su historia, y por lo que estaba muy agradecido. El cruzar líneas, como escuchó mencionar a Baela dentro de toda esa reflexión, era precisamente un gusto adquirido. ¡Por fin alguien se lo preguntaba! Admitía su gusto por el peligro, Juliette lo sabía de sobra, pero Baela podía ver algo más. ⎯No tengo el complejo de salvador, y creo que lo sabes ⎯ puntualizó, dejando escucharse como Eobard en vez de Auric. Así como ella clamaba que su madre no había estado en sus momentos más difíciles, él también reconocía la inevitabilidad de haberse ausentado, aunque fuera brevemente, de la vida de Baela ⎯. Y mentiría si te digo que me recuerdas a mí más joven, porque era impulsivo, poco práctico y descuidado. Cualidades que, me parece, no son propias de una Ravenclaw tan brillante como tú. «Lamento la interrupción», se escuchó amortiguado tras las cortinas que brindaban ese espacio seguro entre la Macnair y el Black Lestrange. «Señor Goldfinger, le he traído el alta de la señorita Macnair, como solicitó. Pero, es mi deber como sanador insistirle en que nos permita cuidar de ella, aquí, el tiempo que requerimos». Eobard señaló con la cabeza hacia sus espaldas, como si le indicara a Baela nuevamente que el tipo sabelotodo parecía estar interesado en lo que le había sucedido, por no decir, en ella. Con una sonrisa que ascendía sus labios a su mejilla derecha, por unos instantes sacó la cabeza entre las cortinas, dirigiéndose al muchacho. ⎯Pero la decisión es nuestra, al final, ¿no, mi joven amigo? Ya sea que decidamos que se quede o no, está más allá de su alcance ⎯ la voz de Auric era como un susurro arrullador, digna de un orador que Eobard jamás en su vida se plantearía ser. Tendió la mano para recibir el documento, agregando una despedida antes volver con Baela ⎯. ¡Ah! Veo que siguió mi consejo de ir por algo más fuerte. Disfrute de su té con un toque de escocés. De regreso con la joven Macnair, quien una vez más se encontraba buscando su iris grisáceo, como si se conectaran de una forma peculiar, sostuvo el papel en alto, para indicarle que, por fin podrían acabar con aquel burocrático asunto. Sacando la pluma de pavo real, tan distinta de su estilo habitual, la agitó para poner en movimiento la tinta. ⎯No. Realmente detestaría que alguien pase por toda esa oscuridad solo; ya viví una época así, y estuve la mayor parte del tiempo solo. Dejando las tonterías del eterno benefactor, no se me haría justo que pasaras por algo similar o peor. Con su pulcra caligrafía, escribió su nombre en tinta azul marino, sobre el encabezado que solicitaba la autorización de un familiar o alguien responsable del paciente, seguido por una firma de complejidad moderada, que recordaba más a cierto grupo de estrellas en el firmamento nocturno. Se aproximó al borde de la cama, para entregarle ambos objetos, con el objetivo de que firmara en el rubro que correspondía a la persona convaleciente. ⎯Podríamos considerar este pequeño documento como el sello de esa promesa, ¿qué te parece? ⎯ inquirió, nuevamente dejando ver la teatralidad de su verdadera apariencia. @ Baela Macnair
  13. ID: 121079 Nick : Eobard A. Black Lestrange Link a la Boveda Trastero: #111034 Link a la Boveda de la cual se descontara: #110224 Fecha: 01/12/2024 Link a la Compra: Ver pedido Producto: Fluido Explosivo Puntos: 80 P Precio: 4000 G Producto: Poción Herbovitalizante Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 100 P Total de galeones: 5000 G
  14. Buenas, para avisar que abrí mazmorra: El legado de Hufflepuff - EABL. Gracias a quien revise. Salu2.
  15. La Navidad se acercaba, pero el murmullo de la sociedad estaba lejos de centrarse en los regalos. Nadie sabe cómo, dónde ni quién comenzó el rumor, ni siquiera se habían sentado a pensar si podía ser una broma, pero una cosa era cierta: una jauría de cazadores deseosos de fortuna e incluso académicos curiosos habían aparecido en un desolado bosque montañoso de Inglaterra. Se dice que un viajero no mago se había perdido, pero grande fue su suerte al encontrarse con una cueva extraña en su destino. Su cuerpo y mente le decían que no debía entrar, así que no lo hizo, pero sí pudo notar unas palabras extrañas grabadas en la entrada. Al llegar a la ciudad y preguntar por ahí, descubrió que era un lenguaje mágico casi extinto. Después de indagar más, descubrió que las palabras decían: "Solo los dignos de mi legado podrán encontrar mis pertenencias. Helga Hufflepuff." También se dice que el mago que tradujo quiso asesinar al viajero, y por venganza, el no mago reveló la ubicación a toda la comunidad mágica. No sé cuánto de la historia sea verdad, pero la ubicación de la cueva estaba en boca de todos. También es cierto que la cueva existe y que los distintos caminos creados artificial o naturalmente acabarían con la vida de los incautos que, cegados por la curiosidad o avaricia, no tomarían las precauciones necesarias para protegerse. La entrada de la cueva es solo eso, una entrada. Los que entran deben encontrar otra salida para salir de allí, si no, solo podrán esperar a que el gobierno los rescate después de un tiempo. La cantidad de perdidos y desaparecidos llamaría la atención del gobierno, ¿no? Aunque yo no confiaría en ningún político. Si te atreves a entrar, ¿serás capaz de salir con vida? ¿Podrás encontrar algunos de los objetos que Helga dejó para el futuro? Por mi parte, solo puedo desearte suerte y que el espíritu navideño guíe tu camino. OFF.- Recuerden que los roles deben tener al menos 1300 caracteres sin contar espacios y que las mazmorras se cerrarán el Domingo 7 de Diciembre a las 23.59 hrs. Además, cuando se utilice un producto o conocimiento, deben resaltarlo en rojo y negrita. La edición está prohibida, de hacerlo tendrá que empezar la mazmorra desde cero. Acá podrán encontrar una breve explicación sobre el uso de dados, recuerden que necesitan una cuenta en la web para poder usarlos. La mazmorra puede hacerse sólo una vez por cuenta. Una vez abran la mazmorra deben reportarlo acá, para que un moderador pase a aprobarla. Lo mismo cuando finalicen la mazmorra. Los post quedará de la siguiente forma: Post #2: Post de un moderador validando y dando inicio a la mazmorra. Post #3: Entrada Post #4: Post de RolHL con el dado Post #5: Si el resultado es 1: Llegas a un camino sin salida a menos que... sí, si utilizas una poción Fluido Explosivo podrías hacer un camino donde no lo hay. Si no posees Fluido Explosivo, tendrás que quedarte esperando a ser rescatado. Si el resultado es 2: No sabes si es porque el camino parece largo e interminable o es una magia que desgasta tu resistencia, pero si quieres seguir avanzando necesitarás tomar una Poción Herbovitalizante. Si no la posees, tus piernas sin fuerzas te obligarán a quedarte esperando a ser rescatado. Si el resultado es 3: En un rincón encuentras 500 galeones. No sabes si lo ha dejado Helga o se le ha caído a otro visitante, pero ¿por qué no recogerlo?. Post #6: Post de RolHL con el dado Post #7: Si el resultado es 1: Al parecer has pisado una trampa y el piso sobre el que te encuentras empieza a desprenderse, notas un agujero sobre tu cabeza ¡Habrá que subir! Usa cualquier objeto de transporte aéreo (escobas sin importar marca o modelo, alfombra mágica o moto voladora) para seguir avanzando o prepárate para darles una navidad inolvidable a tu familia. Si el resultado es 2: El sonido de unas aletas y vocecitas agudas te pone en alerta ¿son duendecillos de Cornualles? Utiliza Flauta de Sheena Ktam o tu conocimiento de Cuidado de Criaturas Mágicas para deshacerte de ellos ¡antes de que te atrapen y debas ser rescatado! Si el resultado es 3: ¿Qué es eso? Encuentras una roca sospechosa, al levantarla encuentras una Poción Agudizadora de Ingenio ¿no estará caduca?. Bueno, fue creada por Helga Hufflepuff, al menos tiene valor de colección. Continuas tu camino feliz con tu nueva adquisición. Post #8: Post de RolHL con el dado Post #9: Llegas a la sala donde se encuentran algunos restos del legado de Helga Hufflepuff, pero no todo sería sencillo ¿no? Existe un guardián... un dragón. Superalo si quieres decir que superaste esta cueva. Si el resultado es 1: Debes utilizar 3 pociones y 2 hechizos. Si el resultado es 2: Debes utilizar 2 objetos o pociones y un conocimiento. Si el resultado es 3: Debes utilizar al menos 5 productos que no hayas utilizado previamente. Si superas al dragón encontrarás en el centro de la sala un cofre con una llave dentro ¿qué podrás conseguir con ella? Post #10: Moderador anunciando el cierre de la mazmorra. Premios: Por superar el primer pasillo: 1 a 3 tickets de lotería navideña (igual al número del dado del post #4) Por superar el segundo pasillo: Si lo superaste luego de haber sacado un dado 1 o 2: 1 llave Baby Si lo superaste luego de haber sacado un dado 3: 1500 G. Por terminar la mazmorra: 1 llave de Hufflepuff

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