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Eobard Thawne

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Todo lo publicado por Eobard Thawne

  1. ¡Hola! Dado que ha pasado prácticamente un mes, vengo a preguntar si hubo algún problemita con la certificación de los conocimientos de febrero, o algo por el estilo. (?) Gracias de antemano a quien responda. Salu2.
  2. Apenas había tenido tiempo de encorvarse para apoyar la rodilla y acomodarse en los escalones, cuando una voz femenina lo detuvo en seco. No se giró inmediatamente, pues su sentido de supervivencia le sugería evitar movimientos bruscos. El tono le era ligeramente familiar, pero las variaciones le hacían dudar de su identidad. ⎯⎯Vivo aquí. Bueno, solía hacerlo, hasta que cometí la estupidez de salvar a unos pobres incautos en Hogwarts. Casi me vuelan en mil pedazos, tuve la mala suerte de sobrevivir, pero los caminos de la vida no me trajeron de vuelta aquí. Respondió con toda tranquilidad, girando sobre sus talones para observar a su interlocutora. Con la apariencia descuidada y el atuendo minimalista, a sus ojos le parecía una integrante de alguna secta que había decidido volver a la civilización. ⎯⎯Me parece que no tenemos el gusto, ¿o sí? ⎯ inquirió con otra pregunta, en respuesta a su interrogante ⎯. Después de tan trágico evento, me fui a Estados Unidos por casi tres años. Mantuve un perfil bajo, y mas aun, con todo ese asunto muggle de la pandemia. Pasó la mano libre por la razonablemente poblada barba grisácea que cubría gran parte de su rostro, y que se había dejado resultado de sus idas y venidas con los guerreros Uzza. Aún con su metamorfomagia, había decidido no utilizarla para atenuar el paso de la edad; el Eobard que alguna vez se vanaglorió de su casi eterna juventud, se reiría de su estado actual. Estaba tentado a hacer uso de su recién adquirida habilidad de legeremancia, pero aún no la dominaba al cien, y si la rubia era una oclumante, dejaría al joven Black Lestrange retorciéndose con una jaqueca terrible. ⎯⎯Nadie recuerda exactamente cómo empezó, pero gran parte de la familia se esfumó cuando los dirigentes mágicos, comenzaron a declararse guerras entre sí ⎯ explicó, haciendo memoria de lo último que recordaba antes de irse de allí ⎯. Antes de eso, la matriarca, Mia, había desaparecido sin explicación alguna. Un sonido de movimiento de tierras, seguido por un chasquido interrumpieron su resumen de eventos, forzándolo a latiguear el aire con su varita de nogal negro. Pensó en el único hechizo que era verdaderamente efectivo contra los arácnidos, y lanzó un rayo hacia la panza de la acromántula que energía de la tierra. Ésta emitió un quejido de dolor, quedando patas arriba, incapaz de poder voltearse, mientras hacía chasquear sus colmillos. Por toda la conmoción, casi había pasado desapercibida la presencia de la elfina doméstica que acompañaba a la mujer. ⎯⎯Un momento, ésa es Clariss, ¿no? La elfina de Mia. Se la llevó cuando se fue. Esto… va a ser interesante. Dejó la frase al aire, consciente de que su rápido movimiento para aturdir al arácnido habría sido todo menos sutil, y que era casi seguro de que la mujer respondiera ante el impulso. Aunado a la infestación de arañas de todos los tamaños, el drama le agregaba el toque perfecto a la situación. @ Mia.
  3. El trinar de las aves resonaba en el vasto terreno en el que se extendían los dominios de los Black Lestrange, como un amanecer que anunciaba la inminente llegada de una nueva estación. Pero en los terrenos se sentía más bien un ambiente de soledad. El césped despedía coloraciones más propias del otoño, y emitía un crujido al roce de la capa de viaje. ⎯⎯Bitácora del explorador, principios de marzo. El hijo pródigo vuelve a casa ⎯ pronunció el castaño en voz alta, recargando el dorso de la mano sobre las rejas de hierro ⎯. Parece que el apocalipsis se ha extendido hasta aquí, la esperanza de encontrar alguien, o algo, con vida, no es muy factible. Llevaba la varita de nogal negro entre los dedos de la diestra, más por costumbre que por precaución. Conforme el sendero lo llevaba hacia la imponente estructura que había albergado a cientos de generaciones, alcanzaba a atisbar el estado en el que se encontraba. Si bien era un gran fanático de la teatralidad, debía admitir que la vista de la mansión cubierta de telarañas no era nada agradable. ⎯⎯¡Horace! Por favor, explícame qué es esto. ¿Alguna broma de un pobre incauto, o tenemos una plaga de arácnidos? Llamó a su elfo doméstico, su más fiel colaborador, mientras intentaba procesar la escena. Alternaba la mirada entre el pequeño cementerio familiar y el espacio dedicado al grifo de la familia, pero nada le daba las respuestas que deseaba. El chasquido a sus espaldas interrumpió su ensimismamiento. «El amo Eobard debe disculparme. La mansión no ha tenido movimiento en mucho tiempo, temo que no se le ha dado el cuidado necesario». Con la punta de sus botas de caza, palpó lo que parecía ser un saco de huevecillos de acromántula, como las nidadas que ocasionalmente se veían en el Bosque Prohibido de Hogwarts. La telaraña que cubría el contenido cedió un poco, revelando las futuras crías de araña. ⎯⎯Será mejor llamar a la familia, esto podría salirse de las manos. Ve si puedes contactar a alguien, o bien, esperemos aquí, seguro vendrán ⎯ dijo el Black Lestrange, procediendo a sentarse al pie de la escalinata que daba a la entrada. @ Mia.
  4. Boutique en Londres Agradeció que madame Delacroix les diera un poco de espacio, pues aunque ambos utilizaban de su ingenio para poder hablar sin tener que relevar demasiada información a terceros, siempre era bienvenido un espacio en privado para tratar asuntos sin importar de la trivialidad de estos. ⎯⎯Tienes un punto, en estos días hay que dar señales de vida cada cierto número de eventos, o pensarán que uno ha pasado a otro plano de la existencia ⎯ terció, empatizando con Juliette, porque así como ella, él era el único representante de su familia en activo. Sonrió con sorna el cumplido sobre su particular vestimenta, que fue un hit cuando aún se hablaba de las Trece Colonias y no de Estados Unidos de América. Apoyándose en el bastón, un aditamento a su vestimenta más que una herramienta que realmente necesitara, le siguió el paso a la Macnair-Rosier, quien se había prendido de la muñeca que no sostenía el báculo para guiarlo al sitio donde destellaba una amplia variedad de piedras preciosas. ⎯⎯Al intentar con algo nuevo, ya sea un peinado o usar otro color de cabello, se hace un salto de fe. Es un cincuenta por ciento de posibilidades de que salga bien; en mi reservada opinión en lo que a la moda respecta, podrías arriesgarte a la opinión de frauen Delacroix. Estiró un poco el cuello para poder observar como algunas de las gemas más preciosas, como los rubíes o los zafiros, se reflejaban sobre el iris esmeraldino de su acompañante. Se trataba de un espectáculo de reflejos y mezclas de colores, por lo que no pudo evitar carraspear al salir de su ensimismaiento. ⎯⎯Depende del autor que consultes ⎯ respondió mientras tamborileaba los dedos de la diestra sobre su barbilla. El bastón yacía recargado sobre el mostrador, inerte por el momento ⎯. Teníamos un par en la Reserva, pero eso fue hace eones. De cualquier forma, con tu estilo, fácilmente podrías pasar por una sin importar la elección de atuendo. Se inclinó para tomar dos de las pulidas piedras que se removían debido a la vibración de la madera. Tenían una forma ligeramente ovalada, teniendo una de ellas una cadena para colgarse y la otra un broche de metal para llevarla a manera de pulsera. Tendió ambas frente a ambos, para que Juliette pudiera observarlas mejor. ⎯⎯¿Qué te parecen estas? Rubí y zafiro. La tierra y el agua, o bien, el fuego y el hielo. @ Juliette Macnair
  5. ⎯⎯Claro, claro. Mi corazón es tan grande, que hasta las más exóticas criaturas tienen cabida en él ⎯respondió con una expresión de ironía, mientras afianzaba su brazo a la mano de su acompañante en aquella noche llena de revelaciones. Le alivió saber que no era el único que estaba teniendo problemas con el irregular terreno, pues Juliette también parecía complicarse con el descenso. Por fortuna, estaban próximos a la zona de carpas, por lo que el tortuoso sendero pronto se convertiría en una memoria distante. ⎯⎯Ambos son mis colores favoritos, me es imposible decidirme por uno, ¿sabes? Pero si me lo preguntas, el verde esmeralda es muy atractivo. Escuchó las circunstancias que traían a la Macnair-Rosier al evento de la reforma, a la par que escudriñaba el mar de tiendas de acampar en busca del símbolo de su asociación sobre la lona de entrada. No tardaron mucho en dar con aquella que lucía la imagen de un globo terráqueo que estaba divido de forma diagonal por una varita de nogal negro. ⎯⎯Detesto admitirlo, pero no lo culpo, uno le agarra cariño a esos muros y corredores ⎯ inclinó la barbilla para señalar con esta la tienda de campaña que les correspondía, sincronizando sus pasos para que cruzaran al mismo tiempo ⎯. Irónico para alguien que sólo estuvo dos años aquí. Pero, ¿me harías el honor de acompañarme en esta velada de reformas? Utilizando magia no verbal, hizo que la bandeja se depositara en la mesita de madera situada entre los dos sillones minimalistas, de esos en forma de masa irregular que tanto le gustaban a los nomaj en los años más recientes. La comida que se había llevado constaba de un par de canapés, sandwiches y un par de postres más pequeños, así como una botella de vino de Odgen. Aún lejos del Gran Salón, seguro la magia de los elfos domésticos podría brindarles la comida que ellos desearan. ⎯⎯Sobreestimas mi inteligencia, querida Juliette. Aprendí más en nuestras...misiones, que en las aulas aquí. No obstante, puedo decir que el nivel de Hogwarts es bueno, aún existiendo opciones como Ilvermorny o el mismísimo Uagadou. Kalevi está en buenas manos. Un estremecimiento lo recorrió al recordar los cobardes ataques del Inquisidor durante el Día de la Ira, unos tres años atrás, en esos mismos jardines. La vista de tanta sangre mágica joven, algunas promesas, aún lo atormentaba en sus más oscuras pesadillas. Pero le daba esperanza saber que el castillo se había levantado de sus escombros, y con esas reformas se entraba a una nueva era dorada en Hogwarts. ⎯⎯En cuanto a la seguridad, y te lo dice alguien que solía trabajar en Gringotts, el castillo sigue siendo un formidable bastión. Excepto para las enfermedades, hace un tiempo tuvieron una pequeña epidemia ⎯ intentó hacer memoria de más acontecimientos relevantes en su paso por el Colegio, pero las aguas habían estado demasiado tranquilas en su tiempo, tanto como alumnos como profesor. @ Juliette Macnair Off: El dinero es temporal, los niveles son para siempre (?)
  6. El juego me ha encantado, y me devolvió un poco de la inspiración para rolear (?) Aunque ya no estoy para esos trotes Así que me sumo, me parece buena idea. Si bien mi personaje fue seleccionado en Slytherin por el Sombrero durante sus últimos años, quiero usar la casa que se me asignó en Pottermore. Siempre se puede hacer una suerte de What If, usar a otro personaje, o decir que es un Eobard de otra Tierra, idk. Dejo la inscripción. /o/ Nick: Eobard Thawne Casa de Hogwarts: Ravenclaw Salu2.
  7. En ese momento, se había disociado un poco al observar las constelaciones que se formaban sobre el abovedado techo del Gran Salón. La astronomía era una de las asignaturas favoritas, aunque sólo la había cursado en Ilvermorny y de forma muy rudimentaria; por lo poco que tuvo oportunidad de conocer, en Hogwarts se lo tomaban más en serio, pues era una asignatura obligatoria durante los primeros cinco años. Gracias a los viejos y nuevos dioses, el choque de hombros lo devolvió a la realidad. ⎯⎯Tenemos que dejar de encontrarnos así ⎯ repuso jovial, haciendo una ligera venia a modo de saludo a la Macnair, entre el mar de conversaciones ⎯. Que no te sorprenda, pero últimamente le hago más favores a MACUSA en el campo de las criaturas mágicas, ya no tengo edad para jugar al espía. El clamor con el que fue recibido el discurso del ministro Malfoy, y la posterior indicación del Sumo Inquisidor para vaciar la estancia, hicieron que efectuara un rápido cambio de planes para poder continuar la conversación con su compañera de tantas aventuras a lo largo de los años. Agradecía su cautela al conjurar el anillo contra oídos indiscretos, y era preciso, pues nunca se era demasiado cuidadoso. Agitando su varita con un sencillo movimiento, realizó un encantamiento convocador para una de las varias bandejas que habían aparecido sobre las mesas, tan abarrotadas que no les habían dado la oportunidad de sentarse. Invitó a Juliette a salir, siguiendo la trayectoria hacia los jardines y las carpas erigidas al pie del Lago Negro, con la bandeja de comida siguiéndoles por encima de las cabezas. En cuanto las cosas comenzaron a tomar su curso, retomó la conversación. ⎯⎯Agradezco el cumplido, aunque siento que el azul me va un poco mejor ⎯ con una risa por lo bajo, se retiró la capa de los hombros para llevarla doblada bajo el brazo, mientras cuidaba de no tropezar en el escarpado campo abierto que era el exterior de Hogwarts ⎯. Vine más por un tema de nostalgia, que por otra cosa. Sabes que me he mantenido fuera del ojo público, y con mayor razón, la Asociación me ha tenido un poquito ocupado. Se detuvo al final en una de las bifurcaciones del camino, en parte para descansar, pero también para poder charlar con la joven de esmeraldina mirada sin las interrupciones que supondrían ir buscando una tienda disponible para poder continuar con la conversación y poder, de menos, aprovechar la comida que se había ofrecido. ⎯⎯¿Qué hay de ti, mi querida Juliette, viniste por la comida, o por estar al día con las reformas? @ Juliette Macnair Mil años tarde, pero igual cuenta (?)
  8. Boston, Massachussets. Se necesitaba de una expedición a China en busca de perfeccionar sus conocimientos mágicos, para que el Black Lestrange volviera a sus raíces. Era cierto que no había pasado mucho tiempo con los Thawne tras su reincorporación al árbol genealógico, pero en ese momento necesitaba despejarse sin tantas preguntas respecto a la evidente fatiga por el continuo uso de sus diversos poderes. Volvía de su paseo habitual por el Freedom Trail, haciendo resonar sobre el adoquín la punta del modesto bastón que llevaba como parte de su indumentaria. Un regalo de Cassius, tenía la punta superior adornada con una lechuza de plata, que batía las alas como si fuese a echar el vuelo. Pero su retorno a la habitación que había alquilado cerca de allí, se vio interrumpido por un chasquido que le hizo girarse con cierta cautela. A la luz de los edificios nocturnos, se podían distinguir las amplias orejas y los enormes ojos vidriosos de la criatura, que era varios palmos más pequeña que él. Reconoció de inmediato al elfo que le había dado la bienvenida en la mansión Rosier, y no pudo sino curvar sus labios en una sincera sonrisa al concluir la lectura de la invitación. ⎯⎯Y en el momento más oportuno, vaya alineación de los astros ⎯ dijo para sí, extrayendo la varita del bolsillo de su abrigo marrón, con la hilera de botones dorados reluciendo ante el movimiento ⎯. Vamos allá, llévame con ella, mi querido amigo. Conjuró un Fulgura Nox, creando una distorsión espacio-temporal manifestada en forma de un agujero frente a ambos. Le pidió al elfo que cruzara primero, para fijar el destino, y raudo hizo lo mismo, viajando miles de kilómetros de vuelta a la capital inglesa, justo donde le esperaba su acompañante de aquel evento que seguro sería buena oportunidad de refinar sus oxidadas capacidades sociales. Londres. ⎯⎯Yo opino que el color verde siempre le ha ido de maravilla. Alzó la mano a manera de saludo para romper la tensión, mientras emergía del portal. Había alcanzado a escuchar el comentario de quien atendía el negocio respecto a la elección que podía hacer la Macnair-Rosier, por lo que no desaprovechó la oportunidad para hacer su entrada. Una vez que el hechizo se cerró tras de él y el elfo, avanzó a paso tranquilo hacia donde estaban, esquivando las cintas y tijeras que levitaban de aquí a allá. ⎯⎯Mi querida Juliette, nos encontramos nuevamente ⎯ saludó, depositando un sutil beso en la mejilla izquierda y apoyando la diestra en brazo de la Macnair. Acto seguido, sostuvo en alto la invitación ⎯. Un baile, ¿es en serio? Dado nuestro historial de huir de ese tipo de eventos cuando menos lo esperamos, parece que la tercera es la vencida, ¿no te parece? En ese momento, se palpó la camisa con encaje en el cuello que llevaba bajo el abrigo, como si buscara algo con desesperación. ⎯⎯¡Pero, claro! También necesitaré un aditamento de emergencia para este evento. Hum... ⎯ se giró hacia la mujer que atendía a Juliette, con la esperanza de que tuviera algo a juego con su atuendo de último grito de la moda del siglo XVIII ⎯. ¿Tendrá de casualidad algún chaleco escarlata? Y, tal vez, unos zapatos puntiagudos. Del cabello me encargó yo. Volvió a entablar contacto visual con la Rosier, utilizando su metamorfomagia para modificar la tonalidad de su cabellera, derivando en una esponjosa y grisácea mata, como si fuera algodón de azúcar recién elaborado. ⎯⎯Espero disculpes mi descaro, estaba de vacaciones en Boston cuando llegó tu elfo. No tuve tiempo de elegir un atuendo menos...patriótico. @ Juliette Macnair
  9. Estaban en el Juego Final. La última predicción que dio utilizando su conocimiento de Adivinación, fue correcta. Al menos en esencia, pues el destello que emitieron las runas al ser ordenadas como él había sugerido, le indicaron que su idea no era del todo descabellada. Ya sí en cien años, o mil, acontecía otra llegada del conejo, correspondería a los defensores de esa época el determinar si el joven Black Lestrange había tenido razón o no en predecir un futuro ataque. «Cerca, muy cerca. Esto se va a poner movidito en cuanto entremos ahí», pensó, intentando seguirle el paso a su instructora a través del acceso que las runas les desbloquearon. Yuriko era muy ágil, pues el castaño aún con las botas de siete leguas no podía alcanzarla del todo, aunque también culpaba a la fatiga que resultaba de usar continuamente sus poderes sin descanso alguno. Amit fue el primero, y último, en caer, considerando que los otros miembros que se les unirían se perdieron en el camino; ahora dependía de su instructora y de él salvar lo que quedaba del pueblo y asegurar que no se propagara a otros sitios. ⎯⎯Detesto admitirlo, pero estos demonios sí que tienen buen gusto ⎯ mencionó ante la vista del altar y la efigie dedicada al conejo, ambas grandes obras de arquitectura oriental, a pesar de que fueran el medio de propagación de la energía oscura. Pero no era tiempo de apreciar la bella decoración, pues su profesora había hecho lo propio para comenzar la contención del demonio, colocando la daga dentro de la urna que él mismo había transformado minutos atrás. Era tiempo de probar que verdaderamente sería de utilidad para el fin con el que la había modificado. Sosteniendo su varita de nogal negro, aguardó a la instrucción de Yuriko, pues reconocía que ella tenía una amplia experiencia lidiando con ese tipo de situaciones. En cuanto colocó la tablilla con cierta dificultad, debido a la enorme presencia de oscuridad allí, suficiente para que Eobard se estremeciera cada ciertos segundos, supo lo que debía hacer; confirmado después por la oriental, quedaba generar una tapa u obstáculo para contener a la criatura allí, y poder colocarle el sello que la mantendría fuera de ahí por, al menos, cien años. Recurriendo a su conocimiento de Transformaciones, el Black Lestrange realizó un único movimiento descendente en forma de zigzag, comenzando la mutación del objeto de madera que había cubierto la urna. A diferencia de las otras ocasiones en que había transformado algo, esta vez no modificó la composición del objeto, sino que lo hizo más maleable, pues la madera comenzó a escurrirse como si se hubiese derretido. Poco a poco abarcaba cada una de las aristas, similar a la cera que se adhería a algunos recipientes previo al uso del plástico. Finalmente, la tapa quedó como una formación flexible a la vista, pero resistente como el platino, con algunos destellos en oro. Además, en el centro de esta, se había formado una figura simple de un conejo para dar a entender a los futuros poseedores de dicha urna, lo que estaba contenido ahí. ⎯⎯Es hora, creo con eso será suficiente como para que resista. Pero sin el sello, sólo será una prisión temporal. Cerró los ojos por varios segundos, trayendo a flor de piel los últimos resquicios de su fuerza vital para poder ayudar a Yuriko con la colocación del sello. De eso dependía el éxito de la expedición, no podía haber errores. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  10. Escuchaba con atención la explicación que Juliette le brindaba respecto a la presencia de las rosas, mientras se hacía con un bagel de salmón y queso crema para acompañar con el whisky de fuego. ⎯⎯Tiene sentido, es parte de una gran tradición familiar. Un cliente seguro ya tienes ⎯ concedió, ladeando la cabeza a juego con la sonrisa que le dedicó ⎯. Gran sorpresa también es enterarme de tu herencia Rosier, se creían desaparecidos tras la Segunda Guerra, pero claramente los registros mentían. Coincidió con ella en cuanto a mantener un bajo perfil. Dada la constante inestabilidad social que había reinado en Europa tras los cambios en el entorno político, era más sensato ocuparse en los asuntos propios y, de vez en cuando, interferir en los de otros. ⎯⎯No sabes lo útil que me ha resultado estar muerto para la mayoría de los gobiernos europeos ⎯dijo, moviendo los dedos de la mano sana como sí enlistara países ⎯. Pero, a veces, uno se cansa de correr. En cuanto Juliette tuvo el caso entre sus manos, Eobard hizo lo mismo, paladeando un poco la mínima cantidad que se había llevado a los labios. El ardor invadió su boca, como si le cerraran la garganta, pero poco a poco fue diluyéndose en una sensación reconfortante, que se cuestionó si se debía a la bebida o al reencuentro. ⎯⎯Cuéntame tu secreto, quisiera tener una cabellera tan sedosa como la tuya ⎯ repuso con gracia, inclinando ligeramente la cabeza hacia la derecha ⎯⎯. Un guerrero caído, me temo. Supongo que tiene que ver con la edad, uno se hace menos ágil y más cauto; pero aún se me dan bien las escapadas de los bares, si te lo estabas preguntando. Una fugaz imagen del altercado en Elviris Pub, momentos antes de que se les convocara para recibir la mítica Marca Tenebrosa. Entonces no les había importado dejar atrás un negocio casi destruido, y parecía que esa chispa era lo que necesitaban ahora para retomar las andadas. ⎯⎯Dudo que sea eso, todos tenemos fantasmas, y algunos de ellos visibles al ojo. La cuestión está en no dejar que nos arrastren a ese inframundo. Volvió a reclinarse sobre el asiento, con el vaso en mano y la zurda reposando casi inerte sobre su rodilla, mientras escuchaba con atención el contexto respecto al hijo de Juliette del que no tenía conocimiento. En el gris de sus ojos se podía ver la sorpresa; y vaya que él no solía sorprenderse con facilidad. La amplia sonrisa que dejaba entrever sus piezas dentales era una reacción cortés para que su expresión de sorpresa no pareciera desconcertante. ⎯⎯Kalevi ⎯ repitió, visualizando la imagen de un hábil estudiante de Slytherin ⎯. Razones de sobra tienes para haberlo ocultado, han sido años complicados, y en esas edades, más aún. Sin embargo, creo que en lo que respecta al padre, más de uno nos hemos llevado un chasco así que, ¿qué es lo que le ha pasado? Aunque le interesaba conocer quién sería el posible padre, tampoco quería ser tan fisgón, así que aprovechó para hacerse de otro bocado del bagel. Las posibilidades eran casi infinitas, tal vez alguien dentro de los Sagrados Veintiocho o algún joven de buena cuna en Norteamérica. ⎯⎯Disfruto elaborar pociones en mis tiempos libres, creo que mi opinión respecto a lo que es aburrido o no, sería inválida ⎯ concedió tras otro sorbo a la feroz bebida, como antesala a los hechos que se desdoblarían ahí a partir de entonces ⎯. Me encantaría conocerlo, siempre es grato saber de otro Slytherin, aunque bien sabes que originalmente fui un Wampus. Si me dices que gusta de hacerse con exquisitos objetos de alto valor histórico, lo enlistaré a mi pequeña asociación. La expectativa de conocer a alguien de quien, momentos antes, no había tenido ni idea de su existencia era emocionante. Las palabras de Juliette contribuían a su imagen de cómo sería el muchacho, por lo que seguro se llevarían bien. O intentaría hacer añicos al Black Lestrange en su primera oportunidad. @ Juliette Macnair Han pasado 84 años, srry (?)
  11. Yuriko y Amit lo alcanzaron al poco tiempo, pero el cansancio ya era evidente. Estaba deseando tirarse a la cama de su habitación en la Mansión Black Lestrange, o en un catre de San Mungo, cuando todo esto terminase. Les siguió el trote mientras se mentalizaba para la confrontación final; contener a un demonio nunca había sido cosa sencilla, ni siquiera para los magos. ⎯⎯Con tantos senderos que hemos recorrido, estaremos en muy buena forma para correr un maratón ⎯ dijo con una media sonrisa, subiendo por los peldaños a los que la profesora los guió. A pesar de llevar las botas de siete leguas, y de que su lado reptil le daba cierta fortaleza, no podía evitar sentir que le faltaba el aire conforme se acercaban al templo. Y quizá tenía que ver con el hecho de Yuriko sostenía la daga, lo cual intensificaba el aura oscura alrededor de los presentes. Llegó tras la profesora y su compañero malherido, dando un traspié en el último escalón que quedaba por subir. ⎯⎯Claro, en este tipo de recintos siempre hay una clave para poder acceder. Nunca falla. Teniendo la asignación de descifrar la secuencia correcta para poder acceder al templo, el castaño se dispuso a rebuscar entre sus bolsillos el objeto que requeriría para tener mayor claridad en lo que quería observar. Por fin extrajo una esfera de cristal de tamaño mediano, lo suficiente para caber en la palma de su mano, y con un contenido nebuloso similar al de una recordadora. ⎯⎯Veamos que nos dice el Ojo Interior. Utilizando su conocimiento de Adivinación, intentó encontrar la combinación correcta, recordando también sus clases de aritmancia. El runespoor representaba al número tres, y si todas las runas se reacomodaban, podían formar un año posterior al que vivían actualmente, considerando que ese tipo de magia era periódica y ciertos patrones se repetían cada cierto tiempo, como el surgimiento de magos oscuros como Grindelwald y Voldemort. Agitó la cabeza, para poder despejar sus pensamientos y centrarse en la predicción que le daría la combinación acertada. Primero apareció un graphorn recorriendo un páramo similar al del Bosque Prohibido, después un unicornio caía a manos de una figura encapuchada, otro graphorn era rescatado por unos magizoólogos en Boston y, finalmente, las cabezas de la runespoor se agitaban vivarachas del otro lado de la bola de cristal, como si quisieran salir. Eso era. Dos mil ciento veintitrés. ⎯⎯¿Por qué no probamos con la siguiente combinación? Graphorn, unicornio, graphorn y runespoor ⎯ sugirió, levantado la mirada del objeto de cristal que había tomado prestado de las pertenencias de Mía ⎯. No pretendo ser un vidente ni nada por el estilo, pero este tipo de magia suele seguir un patrón. Echó un vistazo al pueblo, más abajo de donde se encontraban. Las edificaciones se repararían, pero el mal siempre estaría vigente, así había pasado con civilizaciones que cayeron y ascendieron en el mismo lugar. ⎯⎯Ese número nos muestra un año que acontecerá exactamente en un siglo, quizá es así como funciona. Un aviso para la siguiente generación. Detuvo sus cavilaciones y aguardó a que Yuriko intentara el conjunto de runas que había presentado, fruto de su predicción. Quedaba ver si había sido correcta o un fallo total. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  12. Tragó saliva al ver la espada Kansho en manos de Yuriko. Era sin duda un arma formidable, lo suficiente como para absorber hechizos y devolvérselos a su invocador. Él mismo recordaba haber caído en combate contra Runihura con esa misma daga, así que su aparición indicaba que la profesora no se andaba con rodeos. ⎯⎯Eso… debió doler ⎯ dijo al final, apretando suavemente los dientes ante la escena de la profesora atravesando a Amit con el arma. No era fanático de la sangre ni por asomo, por algo nunca se especializó en sanar heridas, ni mucho menos laborar en San Mungo. Se giró por unos instantes, mientras la líder de la expendición hacía lo propio para atender a su compañero en apuros. Su fuerza física flaqueaba, pero ya no podían echarse para atrás. No cuando podían detener aquel universo de la locura. Por fortuna, Yuriko parecía tener todo controlado con Amit, ya que le pedía hacerse cargo de la roca que su compañero había puesto para cerrarles el paso. Asintió con suavidad y se adelantó para encargarse de ese asunto. «Genial, menos sangre para mí», pensó, mientras ascendía hacia el hueco cubierto por la formación rocosa. ⎯⎯Sí que te luciste, Amit… Aunque, más bien, fue Amit bajo la posesión del espíritu. Destruir esta roca es lo fácil, pero un Black Lestrange siempre busca complicarse las cosas. Trazó un medio círculo con su varita, en torno a la superficie de la roca que daba al exterior, canalizando su conocimiento de Transformaciones para deshacerse de ella. En sentido figurado, claro, pues sabía que la materia no se creaba ni se destruía, sólo se transformaba. Continuó con su encantamiento, pasando a dibujar sendos espirales en forma del infinito, que poco a poco fueron mutando el obstáculo. La seca y fría roca dio paso a una textura más delicada, suave al tacto y que se manipulaba con mayor facilidad. Eobard dio un par de pasos hacia atrás para contemplar el resultado, no sin antes arrancar un poco de ese suave dulce, que se hizo agua en su paladar. ⎯⎯No es bueno transformar cosas con el estómago vacío. Pero es mejor eso a desechar tanto fragmento de roca. En dónde antes había estado la esfera gigante, ahora se formaba una cortina de algodón de azúcar, infinitamente más maleable, y que gradualmente se desplazaba hacia los extremos para revelar el acceso. El camino hacia su destino seguía. ⎯⎯¡Obstáculo despejado! Podemos pasar, por fin ⎯ dijo, colocándose la varita en la yugular, y conjurando un hechizo no verbal para amplificar su voz. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  13. De pronto, Amit volvió en sí, pero desde luego que no era el Amit que recordaban. Eobard podía identificar los síntomas de una posesión, de acuerdo con lo poco o mucho que sabía de artes oscuras. Además, ¿por qué los intentaría desmotivar así, estando tan cerca de llegar al templo? Además, había trazado la Runa Dagaz, que reduciría considerablemente tanto el poder de Yuriko como el suyo; estaban jugando un juego más tenebroso, y el Conejo comenzaba a mover sus fichas. «Como tengamos que abrirnos paso a través de la magia oscura misma, vamos a terminar todos en San Mungo con serias secuelas mentales», pensó el castaño, dirigiendo una perspicaz mirada hacia su compañero que de repente parecía haberse curado. ⎯⎯¿En serio eres tú? ⎯ inquirió el Black Lestrange, mirando de soslayo a la docente para confirmar sus sospechas ⎯. Tienes una gran fortaleza, no muchas personas suelen sobrevivir a la posesión en su primer intento, ni siquiera los mejores Oclumantes. Un crujido de roca y el subsecuente sonido de impacto contra otra superficie, le indicó que algo más estaba sucediendo mientras lidiaban con la sorpresa del regreso de Amit. El templo estaba ya muy próximo, y el espíritu seguro intentaría rezagarlos de cualquier forma. ⎯⎯Eso no ha sonado bien, aquí hay gato encerrado. Permítanme un momento ⎯ pidió, cerrando sus ojos para concentrarse en el Ojo Interior gracias a su conocimiento de Adivinación. Nuevamente tuvo predicciones acerca del futuro inmediato que concernía al evento del Año Nuevo Chino. Una roca que bloqueaba el camino, y si no era retirada, permitía que el sello se anulara y se liberara todo ese mal en el mundo. Miles y miles de entes, fruto de la energía oscura, que emanaban del recinto del Conejo, y se extendían por todo el mundo, propagando así la oscuridad. Un rápido atisbo del pueblo cercano al templo, reducido a cenizas, lo hizo estremecerse, y salir del trance. ⎯⎯El espíritu del conejo está intentando cerrarnos el paso, lo he visto, y parece que se propagará si no quitamos pronto esa roca para ingresar al recinto ⎯ con la varita de nogal en mano, estaba en estado cauteloso por si su compañero poseído intentaba atacarlos ⎯. No hace falta decir lo que pasará si fallamos en detener esta manifestación dentro de Amit aquí y ahora. Quedaba ver la decisión de Yuriko, que antes que nada era la líder de la expedición, y seguro tendría una idea de cómo lidiar con la situación que se les había presentado. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  14. Cargar con un estudiante menos los demoraba en su búsqueda, y aquello había quedado evidenciado con la caída de la noche y la dificultad para conducirse en aquel sendero por el que el Black Lestrange había predicho que los llevaría sin tantas complicaciones al templo. Pero ya era tarde para echarse hacia atrás. Se giró sobre sus talones, con los ojos como platos, cuando escuchó el sonido que sugería que una cuerda se había jalado hasta accionar algún mecanismo. El primer cuchillo se impactó lejos de cualquiera de ellos, pero fue mera suerte. El verdadero reto yacía frente a ellos, con una infinidad de navajas que parecían lanzadas por un profesional, y que no tendrían piedad en perforar sus cuerpos. «No terminaré siendo un queso mal picado», pensó el castaño, agitando su varita de nogal negro para desviar algunas lejos del grupo, que tenía preocupaciones de sobra. La profesora Yuriko ya había tomado la iniciativa, y le tocaba a él seguir sus pasos para evitar aquella nube mortífera de cortes, por lo que concentrándose en su conocimiento de Transformaciones, comenzó a conjurar los cuchillos que seguían acercándose. ⎯⎯Las plumas han sido un maravilloso detalle, se verán geniales junto a lo que he elegido para acompañarlas. Como si se retorcieran por obra de una mano invisible, las navajas se fueron estirando hacia el frente, hasta finalmente convertirse en finas tiras de papel maché, y que conforme iban descendiendo por el aire, trazaban una serie de espirales. Así, el castaño había convertido el resto de los cuchillos en papel decorativo. Continuó haciéndolo por bastante tiempo más, concentrado en usar su conocimiento para evitar transformar los filosos objetos en algo peor. ⎯⎯Los usaremos para celebrar el éxito de esta expedición, supongo ⎯ comentó, enroscando su dedo en uno de los papelitos que descendían hacia él. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  15. Eobard Thawne

    Nigromancia

    ⎯⎯Como todo, en realidad. El exceso de confianza puede ser la perdición de una persona, por más que domine algo ⎯ concedió, pensando en las muertes más banales que habían sufrido mágicos y no mágicos, tan irreales como lo era romperse el cuello con un mal paso en la acera ⎯. Además, el inframundo está en constante cambio, por lo que no es de extrañarse que uno vuele a ciegas. Aún el Nigromante, no está por encima de la Muerte, subestimarla sería una estupidez. Las revelaciones hechas por Báleyr lo dejaron helado, aún no era tarde para sucumbir ante las cálidas garras que le ofrecían abrigo en otros planos existenciales. Era un viaje en el que existía un retorno, pero no sería ni remotamente placentero. Curvó sus labios ante la sonrisa tétrica del Arcano de Nigromancia, pero no existía felicidad en su expresión; más bien era la ironía de, por primera vez, enfrentarse a una arena en la que sólo contaba con el crudo fracaso como experiencia. ⎯⎯Posiblemente nunca lo sabremos, hay asesinatos en Hogwarts y otras escuelas de renombre que, aún con miles de investigaciones, jamás se aclararon ⎯ terció, pensando en todas esas décadas que el asunto de la muerte de Myrtle la Llorona permaneció entre las sombras ⎯. Es más factible que ella vuelva, a qu... No logró terminar la oración, puesto que su cuerpo había dejado de responder tras el movimiento hecho por su mentor con su bastón. Lo extraño fue, que no vislumbró la escena desde sus propios ojos, sino desde una perspectiva aérea, como un ave que sobrevolaba en ese momento la escena. Una mirada hacia lo que yacía debajo de él, le bastó para entender que el arcano había desprendido su forma astral de su forma física. A diferencia de los agrestes fantasmas que moraban el mundo mágico, él seguía conservando los colores de su cuerpo y vestimenta. Ladeó la cabeza en torno a Báleyr, quien seguro podía verlo en ese estado. ⎯⎯Con que así de patético me vi cuando caí a manos de Runihura. Disculpe la pose, Arcano Báleyr, pensé que haríamos esto un poco más adelante en la clase, así que no tuve tiempo de planear una menos vergonzosa. Echó una última mirada a su cuerpo inerte, que se había quedado con un brazo sobre la cara, como si se cubriera del sol, y las piernas ligeramente flexionadas, antes de adentrarse en el cadáver ensangrentado de la muchacha, como una bola de luz que ingresaba a un mecanismo. Recorrió una serie de túneles caleidoscópicos, cuyos colores casi lo dejaron ciego, antes de aterrizar en un ambiente nebuloso, muy similar a lo que eran los terrenos de Hogwarts próximos al Lago Negro. Se mezcló por un rato entre los grupos de estudiantes que inundaban el vivaz césped, buscando a su objetivo. A juzgar por las conversaciones y el ambiente jovial, debía ser el final del último trimestre, por lo que gran parte del alumnado ya había rendido sus exámenes finales. Pero las palabras se convertían en susurros ininteligibles apenas las personas abrían la boca, y sus cuerpos se iban difuminando a cada movimiento. Hasta que, tras un largo tiempo deambulando cerca del linde del Bosque Prohibido, la encontró. Los vivos azules en su túnica y la apariencia que momentos antes había vislumbrado al ahondar en sus memorias, le indicaron que se trataba de ella. ⎯⎯Esto va a ser interesante, ¿cómo hacer que una memoria me pueda ver? Y después de eso, que acepte volver al mundo de los vivos ⎯ dijo, caminando con un ligero trote hacia donde se encontraba. «Y, ¿cómo pretendes eso, exactamente?», respondió la joven, dando la espalda a las copas de los árboles y mirándole directamente, evidenciando que había escuchado todo lo que el Black Lestrange había dicho. Casi se tropieza al entender que se refería a él, derrapando a un costado para evitar caer. Por mera costumbre, miró hacia los lados para asegurarse de que no hubiera alguien más a quien pudiera estarle hablando, ya fuera alguien usando una capa invisible o un ente no visible a los ojos humanos. La chica se cubrió los labios para dejar ir una risa estridente. «Te hablo a ti, tonto. Eres el único que me ve aquí», clarificó, señalando los pocos grupos que se atrevían a arremolinarse a las orillas del Bosque. «Digo, aún cuando estaba viva no destacaba mucho, pero ahora es mucho más notorio. Me llamo Laurel Lance, por cierto.» ⎯⎯Eobard ⎯ murmuró el castaño, aún incrédulo de lo que estaba sucediendo. Sacudió la cabeza al recuperar el hilo de los eventos, carraspeando antes de volver a hablar ⎯. Eobard Aldrich Black Lestrange. Jamás me imagine que una memoria estuviera consciente de su muerte, aunque en mi defensa, es la primera vez que hago esto. «Qué nombre tan extraño, Eobard, no parece que sea de este siglo. Entiendo tu sorpresa pero, ¡no estás en una memoria! De verdad soy yo, o bueno, al menos, lo que queda de mí, entonces lógicamente estoy consciente de que morí. Esa es la razón por la que te veo, y por la que el resto parece más bien una película repetida una y otra vez hasta el cansancio». Le invitó a que la acompañara de vuelta al castaño, sujetándole la mano, que el Black Lestrange percibió cálida, muy contrario a las creencias de que los fantasmas eran helados. Confirmaba las palabras de Laurel mientras volvían a Hogwarts, notando que los movimientos de los estudiantes se replicaban cada cierto tiempo, indicando que no estaban conscientes de sus acciones. Así, al final llegaron al Séptimo Piso, cerca de la entrada a la Torre de Gryffindor, pero en vez de ir hacia dónde los leones, la mujer lo condujo hacia el aula de Aritmancia. ⎯⎯Quisiera saber cómo fue que moriste. Si es que lo recuerdas, claro. «Por curiosa, creo. Fue aquí mismo, detrás de esa puerta. Vi cosas que no debía ver, y pagué el precio por ello», respondió la señorita Lance con una tranquilidad nada natural. «Entra, así verás qué es lo que sucedió en realidad». La madera cruijó cuando el castaño la empujo, temiendo alertar a lo que fuera que los esperaba, pero por fortuna nada salió al ataque de la nada. Con la casi inexistente iluminación, apenas se percibía la silueta de alguien en el centro, que parecía sentado con las piernas flexionadas, en torno a lo que parecía ser un libro escarlata, con cadenas que sobresalían por todos lados. A juzgar por la apariencia de dicho libro, debía ser algo prohibido, mucho más macabro que las lecturas que correspondían a la Sección Restringida. «Él es Damien Darhk, ambicioso estudiante de la casa Slytherin. No nos llevamos bien, y lo peor de todo es que lleva seis años amenazando a cualquiera que ponga en duda sus poderes y habilidades. Esta vez fue demasiado lejos, obteniendo un libro a través de un comprador misterioso; intenté disuadirlo de utilizarlo, pero claramente fue inútil», dijo con una sonrisa irónica, colocando sus dedos índices sobre su pecho, «Esta misma tarde pretendía utilizar el libro para invocar la fuerza vital de una antigua tribu, los Zambeze, pero lo confronté en el momento en que iniciaba su ritual». A sus palabras las prosiguió una escena propia de una memoria dentro de un pensado, con la figura esbelta de la joven rubia entrando al aula y señalando a Darhk con una mano y la varita en la zurda. El muchacho, rechoncho y de cabello lechoso, se giraba, horrorizado, y le espetaba que no era asunto suyo, que huyera de allí, o la acabaría en un instante. Laurel no cedía, amenazando incluso con denunciarlo con el director Basil Fronsac si no cedía. Una primera llamarada, de intensidad moderada, la lanzó contra la pared de ladrillo. Le había chasmucado el hombro derecho y una parte de la mejilla de ese mismo lado, pero Laurel pareció no rendirse. Blandió su varita nuevamente e intentó desarmar a su contrincante, que respondió con más fuego y uno que otro maleficio. El duelo se prolongó por unos minutos, hasta que Damien hizo el movimiento final, enviando una llamarada con forma de erumpent, que corneó a la Ravenclaw de lleno, acabando así con su vida. ⎯⎯Qué manera tan horrible de morir. Lo siento mucho, Laurel ⎯ dijo al final, cuando la escena se desvaneció y dejó a la estancia de Aritmancia con la presencia de la joven y la suya ⎯. Sin embargo, creo que conoces acerca de la Nigromancia. Es lo que me ha permitido llegar aquí, para conocerte, para estudiar tu historia. Ha sido enriquecedor, de verdad te lo agradezco. «Sí... Ya lo suponía. Algo me dice que nos hemos enlazado de alguna forma, así que podremos comunicarnos el uno con el otro, ¿verdad? Este plano de la existencia comenzará a colapsarse, deberías salir de aquí. Te veo del otro lado, Eobard». El castaño se propulsó de vuelta al plano astral, fuera del cadáver de Laurel, mientras dejaba atrás el entorno del Hogwarts contemporáneo, que se difuminaba cual tinta vieja en las hojas de pergamino. Finalmente emergió del cuerpo, como alguien que se zambulle al agua sin tanques de oxígeno o el Casco Burbuja, y respira por primera vez en mucho tiempo. ⎯⎯La mataron por ser demasiado curiosa. Y fue en Hogwarts, para no perder la costumbre. Hemos comenzado a vincularnos, al menos creo que puedo intentar traer su alma aquí, ya he hablado con ella. @ Báleyr
  16. Se encontraron avanzando sin mucha premura por el puente que el castaño había creado a partir de la transformación de un par de árboles que había en la zona. Agradecía que la magia oscura todavía no hubiera causado estragos en ese punto, pues entre las primeras reglas de la transfiguración estaba implícito que se requería de materia para convertirla a otra cosa; ni siquiera con toda la magia del mundo, se podía crear materia, o transformarla, de la nada. Pero sus tribulaciones quedaron ofuscadas en cuanto llegaron a la encrucijada de caminos, y Amit le habló con una voz que no percibió como suya. Debían estarse acercando al templo, era lógico, por lo que comenzarían a sufrir efectos secundarios, como bien lo había explicado Yuriko al comentarle la situación, y darle su próxima asignación. ⎯⎯Con un poco de suerte, saldremos de esta. Aunque, en mi experiencia, no existe tal cosa como la suerte ⎯ decretó el Black Lestrange, situándose en el punto previo a la división del sendero. En esa ocasión, no se enfocaría en el uso de la teomancia o predicciones a través sus propias visiones, sino que utilizaría el Ojo Interior para poder ver más allá del camino que les deparaba. En su lugar, leyó las propias líneas de su mano izquierda, empleando el conocimiento de Adivinación para poder determinar el futuro inmediato que tendría. Uno de los surcos que iniciaba a media palma y desembocaba en la línea que unía la palma con el dedo medio, le indicaba que desarrollaría más adelante sus habilidades de adivinación, pero sólo si decidía con cuidado el camino que tendrían. Uno de estos senderos, el del extremo izquierdo, se veía aparentemente vacío, pero la realidad era que en ese trayecto, el camino les jugaría otra mala pasada y el suelo bajo sus pies los llevaría a una muerte segura; el de en medio estaba bordeado por más árboles, pero casi al final sufrirían los efectos similares a un Levicorpus, potenciado por el aura oscura, y sin posibilidades de liberarse como lo habrían hecho en una situación habitual. Eso les dejaba el camino de la derecha. Volvió a consultar las líneas de su mano, que fugazmente le dieron a entender que tendría futuro, o bien, un atisbo de que seguiría respirando, si se iban por allí. ⎯⎯Ese es el camino que debemos seguir para llegar. No será fácil, dado que es en el que más energía oscura se ha liberado, pero no hay duda de que los otros senderos estarán plagados de desagradables sorpresas, y el tiempo no es algo que podemos permitirnos en este momento. Había reconocido el Aura de Poder de Yuriko, pues no hacía mucho, Runihura había barrido el suelo con Eobard utilizando dicha aura. Consciente de que necesitarían toda la ayuda posible, él hizo lo propio para invocar el Aura del Escudo Fantasmal, trayendo consigo a un puñado de patriotas de Massachussetts de la época de la Revolución, dándoles mentalmente la orden de que los defendieran de cualquier amenaza, por lo que serían la avanzada en el camino. A él le quedaba claro, que aún con todo el poder que el grupo estaba exhibiendo, sería un tanto complicado cruzar, pero combinando todas sus fuerzas seguro lograrían pasar aquella encrucijada sin tanta ceremonia. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  17. Si bien era un tanto neófito con la habilidad de Legilimancia, pudo notar que Yuriko lo había acompañado en sus visiones; a diferencia de otras ocasiones en las que habían incursionado en su mente, la docente no emanaba un aura de desconfianza. Le alegró saber que sus predicciones fueron acertadas, muy a pesar de lo inexacto que podía ser con sus primeros usos del conocimiento de Adivinación. Pero la paz duró muy poco. Amit había descifrado el mapa de runas, y los encaminaba hacia el camino correcto; pero el mismo sendero parecía tener vida y comenzó a vibrar de forma inexplicable. Eobard confirmó su teoría mientras se volvía intangible gracias a la intervención de su profesora; un enorme socavón los separaba de su destino, y en palabras de Yuriko, le correspondía al castaño hacer lo propio para que pudieran salvar el obstáculo. ⎯⎯Modificar seres vivos siempre es complicado, espero que nuestro transporte les agrade. Trazando una serie de espirales con la varita de nogal negro, que había dirigido hacia el grupo de cuerpos arbóreos, empleó su conocimiento de Transformaciones para poder formar un puente que conectara ambos puntos. Las copas de los árboles se vaciaron, como si estuvieran en pleno otoño, y los nudosos troncos se fueron separado en hebras de madera de diversos tamaños. «Maldita sea, Eobard, parece que lo lograste», pensó el Black Lestrange, mientras observaba la escena. Cada hebra fue a parar al extremo del precipicio, para enterrarse en el suelo, y propulsarse hacia el otro lado, tejiendo poco a poco un cruce con la estabilidad y anchura suficiente para que tres personas pudieran cruzarlo al mismo tiempo. ⎯⎯Me ha recordado un poco a esas escaleras móviles que utilizan lo nomaj en los centros comerciales ⎯ comentó, impulsándose con las botas de siete leguas para aterrizar al pie del puente ⎯. Venga, es seguro cruzar, pero recomiendo no mirar hacia abajo. Aún faltaba que Amit interpretara las runas del templo, pero por lo demás, confiaba en que estarían a tiempo para detener a ese mal en forma de conejo. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart
  18. Contra todo pronóstico, parecía que el resto del equipo había tenido dificultades para sumarse a la aventura; para el Black Lestrange no eran ajenas ese tipo de problemáticas, pues más de una vez se quedó colgado mientras cumplía órdenes de la Marca Tenebrosa, hacía ya tantos años. Un merecido respiro le permitió enfocarse en lo que la profesora Yuriko había solicitado. ⎯⎯Bien, vamos a ver, el mal puede tomar muchas formas, al igual que la muerte ⎯ razonó, pensando en el Señor del Caos y sus distintas personalidades ⎯. Pero comienzo a creer que en esta ocasión, tendrá una apariencia muy…festiva. Cerró los ojos para concentrarse en el uso del conocimiento de Adivinación, permitiendo que el Ojo Interior lo invadiera nuevamente. Era como entrar en un trance, similar a lo que hacía cuando incursionaba en la mente de otras personas con la Legilimancia. A diferencia de su habilidad, mantener la concentración para ver más allá, era un tanto complicado, dada su inexperiencia con las predicciones. De pronto, se encontró en una estancia que emanaba tranquilidad, paz y caos, al mismo tiempo que despedía una sensación de oscuridad. Frente a él, en el centro de todo, yacía una estatuilla que parecía ser la clave de todo, con una forma similar a la de un conejo, pero que parecía ser más bien una botarga que lucía una persona común y corriente. ⎯⎯Creo que ya lo tengo. Sólo necesito una segunda opinión, y creo que sería la más acertada. De entre los miles de bolsillos que tenía su atuendo, extrajo una bolsa hermética con lo que era el pozo de una taza de té, correspondiente a las hierbas aromáticas y frutos que le daban cuerpo a la infusión. Acto seguido, la abrió y vació su contenido sobre el suelo, para irlo ordenando conforme lo que había visto. Finalmente pudo interpretar de dichos elementos, que el mal al que se enfrentaban sólo podía ganarse si se atacaba con balance. Lo blanco y lo negro, el gris que salía de ellos. Otro de los pozos de té le mostró el físico de su adversario. ⎯⎯Parece que tendremos que echar mano tanto de la magia habitual como de la oscura, en un perfecto balance que disuelva a este mal ⎯ anunció, hincando levemente el pie derecho para incorporarse y mirar al equipo ⎯. Tiene la forma de un hombre común y corriente, pero vestirá una piel de conejo. Y, como el Señor del Caos, a veces adoptará la forma de un dragón para intentar detenernos. Al menos, es lo que me ha mostrado el Ojo, y estos restos de la infusión, reconozco que no es muy preciso que digamos. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart @ toji @ Sunar PBT
  19. Si bien era muy diestro con el uso de sus habilidades o conocimientos, las aptitudes sociales del Black Lestrange eran un detalle que no había podido pulir, ni siquiera con el paso de los años. Enfocado en utilizar el Ojo Interior, no se había percatado de que otro de los miembros de la expedición se le acercó para presentarse. Una vez que concluyó con el uso de la adivinación, se volvió para estrechar su mano. ⎯⎯¿Qué tal, Amit? Soy Eobard, de la casa Black Lestrange. Ya he hecho un par de colaboraciones con Castelobruxo, me temo. En el pasado, incluso fui uno de sus profesores ⎯ sonrió de lado, recordando aquel breve periodo en el que dictó cátedra para el colegio brasileiro ⎯. Actualmente, soy Geomago de profesión y, ocasionalmente, administro un casino. La docente hizo hincapié en el poco tiempo con el que disponían para evitar un aciago resultado, hecho con el que el castaño estaba de acuerdo; mientras más esperaran, menos probable era que pudieran conseguir sellar la maldición. Intentó seguirle el paso a Yuriko Oyama valiéndose de las botas de siete leguas, por lo que era como si se deslizara sobre el terreno. Apenas llegaron al poblado, Eobard fue capaz de percibir la sensación de desolación; allá a donde mirara, veía muerte o destrucción. No era la primera vez que veía tan amargas escenas, pues el ataque del Inquisidor a Hogwarts, y el recuerdo de los alumnos que no pudo salvar, aún aparecían ocasionalmente entre sus pesadillas. Mientras alejaba los malos recuerdos, la oriental entregó a Amit un trozo de pergamino, que el joven muy hábilmente logró interpretar gracias a su experiencia con las runas antiguas. ⎯⎯Uh, nunca fui bueno con las manualidades, Oyama sensei ⎯ repuso, recibiendo la masilla de manos de Yuriko, y haciendo que ésta levitara con una sencilla floritura de su varita mágica ⎯. Pero haré mi mejor esfuerzo para obtener una urna decente. En todos sus años como estudiante, fuera en Ilvermorny o en el último año de Hogwarts, la asignatura en la que se efectuaban toda serie de cambios en los cuerpos, siempre se le había dificultado. Nora Wells le había ayudado a sobrellevar algunas de los hechizos más elementales, pero aún con todo, el Black Lestrange era un desastre en cuanto a transfiguraciones. Sin embargo, también era metamorfomago, y dominar esa habilidad le había conferido cierta confianza para lograr otras hazañas. Analizó detenidamente la forma irregular de la arcilla, que levitaba a unos centímetros de él, como si se tratase de agua en gravedad cero. Previo a comenzar a darle forma, recordó las variables que influían en el cambio de un cuerpo: el peso, la crueldad, el poder de la varita mágica, la concentración, y un elemento aún desconocido por los estudiosos. Comenzaba a visualizar esa masa irregular como un contenedor, casi podía palpar las cuatro paredes de la urna, cuando empleó por primera vez el conocimiento de Transformaciones. Para su gran sorpresa, la arcilla comenzó a retorcerse, como si unas manos invisibles la moldearan, para poco a poco ir adoptando la forma cúbica que él había previsto diseñar. ⎯⎯No es mucho, pero es trabajo honesto. Cumplirá con su propósito, pues también le he imbuido algunos encantamientos protectores y, aunque poco ortodoxo, una porción de magia oscura, para complementar el escudo. Tendió la urna, un cubo perfecto de quince centímetros de cada lado con las aristas pulidas en forma redondeada, hacia el centro del grupo de exploración. La tapa se abrió con un chasquido, a pesar de carecer de broches metálicos, y reveló un interior impecable, suficiente como para contener cualquier clase de energía; la superficie se apreciaba nívea, a pesar de que los últimos rayos del sol menguaban, como si se tratara de mármol. En la cara frontal, el Black Lestrange había trazado la Runa Sello, pues también era estudioso de la materia, y consideraba que aquella protección contribuiría al conjuro que pretendían efectuar ⎯⎯Tal vez podrías agregar alguna protección adicional, Amit. Hay muchas runas que sirven como escudos o protecciones, según recuerdo. Aprovechó aquel momento para recuperar el aliento, y la concentración. Su primer intento con las transformaciones había sido decente, pero sin duda le costó un cierto esfuerzo. Si bien era cierto que Yuriko también le había pedido encontrar el sitio exacto para colocar la urna, y que el tiempo apremiaba, apenas tomara una o dos bocanadas de aire, se pondría a aquello, mientras el resto evaluaba si la urna era adecuada. @ Ludwig Malfoy @ Amit Lockhart @ toji @ Sunar PBT
  20. Con un nuevo año, venía una nueva oportunidad de probarse a sí mismo y adquirir más conocimientos en ramas de la magia que eran de su interés. Aún le dolía en el orgullo no haber logrado aprender las técnicas de la Herbología, pero esta ocasión estaba decidido a cumplir con su cometido. ¿Tendría éxito? Era una pregunta de la que desconocía la respuesta, todavía, pero de lo que sí estaba seguro es que no esperaría hasta el Año Nuevo Chino para averiguarlo. La llegada de dos misivas, una solicitando un experto en Adivinación y la otra en Transformaciones, le pareció graciosa, pues se trataba de la misma persona. Era peligroso llevar dos conocimientos al mismo tiempo, pero el Black Lestrange haría lo mejor para llevar a buen puerto la misión que se había detallado en el papel. Así, con varita de nogal negro en mano, invocó el Fulgura Nox, uno de los poderes del Libro del Druida, con destino a las afueras de la provincia de Fujian, de donde se creía que se había erigido el templo a Hu Tianbao. Apenas puso un pie fuera de la distorsión espacio-temporal, inundó sus pulmones del fresco aire que ofrecía un entorno alejado de las grandes urbes como lo era Londres. Hacía una ligera brisa, que causaba que la capa ocre encima de su vestimenta ondeara al compás del viento. ⎯⎯Parece que llego un poco tarde ⎯ anunció, dedicando una ligera inclinación de cabeza a manera de saludo ⎯. Una enorme disculpa por la demora, las lechuzas se habían perdido, o al menos las mías se desviaron en el camino. Eran un equipo improbable, compuesto por una variedad de personajes que aportarían de alguna u otra forma a la misión, que era sellar la energía que, de ser liberada en su totalidad, sería catastrófica a niveles inimaginables. El castaño se cuestionaba el papel que jugaba en todo ello, pero no había mejor forma de afianzar el vínculo con sus conocimientos, si no comenzaba a utilizarlos. ⎯⎯A ver, el Año Nuevo Chino. Por lo que sé, gracias a mi entendimiento de la cultura muggle y un poco de historia, suele comenzar días después del primer de Enero, que es el Año Nuevo habitual para nosotros, ¿no? Aunque a veces puede variar, y en esas variaciones puede estar la clave para el tiempo que tenemos antes de que sea demasiado tarde. De entre los bolsillos de su vestimenta, un conjunto de cuerpo completo de algodón en tonos verde pantano que se adaptaba a varios ambientes, extrajo un rollo de pergamino, en el que tenía anotadas distintas fechas de los movimientos de los astros, de acuerdo a sus observaciones. Empleando la Adivinación, se enfocó en usar el Ojo Interior, para poder predecir la fecha en que tendría lugar el mencionado evento que los había traído a tan remoto sitio. Conforme releía las declinaciones y duraciones de rotación de las estrellas, algo en su interior comenzó a hacer sentido. A diferencia de la Aritmancia, en la que usualmente relacionaba los números para encontrar una lógica o un mensaje, con el uso de la adivinación casi podía ver ante sus ojos la hora exacta en la que iniciaría ese nuevo periodo. ⎯⎯Según lo que he visto, parece que este Año Nuevo Chino comenzará en... hum ⎯ volvió la vista hacia sus anotaciones por unos instantes ⎯. Un par de días, siendo casi exactos, el veintidós de enero. @ Ludwig Malfoy @ toji @ Amit Lockhart @ Sunar PBT
  21. Desde el infame Día de la Ira, el Black Lestrange - Thawne se había replegado en las inmediaciones del Casino Royale, su Ópera Prima. Casi parecía irreal que el local abriera sus puertas hacia casi cinco años y que, en esencia al menos, se mantuviera vigente. Desde luego, había pasado por altas y bajas, remodelaciones y destrucciones, pero entre los propósitos de un nuevo año para el dueño, estaba el de devolverle el status quo de centro de entretenimiento. ⎯⎯A veces sólo es eso, un salto de fe ⎯ se dijo a sí mismo, observando a los primeros visitantes en años, desde el balcón interior que se cernía sobre la primera planta. Deslizó la mano sobre la superficie de acacia, hasta que cayó con gracia a su costado, recubierto por la gabardina azabache cuyo cuello le cubría hasta la barbilla. Allá abajo, Jean Duran, su nuevo barman, atendía a los comensales con el nivel de atención que le había prometido al contratarlo; era difícil conseguir nuevos prospectos para trabajar en un casino, o en cualquier lugar, en realidad. Se materializó a espaldas de ambos, con los brazos cruzados tras la espalda. Llevaba una baraja de naipes entre las manos, y no podía esperar a hacerlos volar. ⎯⎯Ah, madame Dumbledore, cuánto tiempo ha pasado. Me alegra saber que este paraíso venido a menos aún es visible en las altas esferas de poder. Saludó con una inclinación de cabeza a la mujer, a quien había reconocido como la Ministra de Magia de Francia, quien fuera su compañera en Mahoukotoro hacía varias semanas. Quien le acompañaba no era familiar para el castaño, una situación común con tantas caras nuevas en la comunidad londinense, pero le dedicó el mismo gesto. ⎯⎯¿Jean los está atendiendo bien? Es nuestra nueva incorporación, de cara a la remodelación ⎯explicó, aproximándose hacia la barra que ocupaban sus visitantes ⎯. Curaçao para mí, Le Chiffre, por favor. Lanzó las cartas al aire, creando un arco como el que solían hacer los expertos muggles al iniciar una partida, con la diferencia de que aquella baraja emitía destellos verde azules que reaccionaban al movimiento.
  22. Casino Royale ⎯ Al inicio la Noche de la Expiación El arco de naipes barajados que levitaban sobre su cabeza comenzaba a desplazarse hacia sus espaldas, donde estaba el resto de las cartas de aquel juego, reflejándose en la cristalería de la ventana. El Black Lestrange frunció los labios ante la aparente tranquilidad de la noche, plagada de gritos y explosiones cada tanto. No tenía razones para haberse quedado en Inglaterra, menos con la invitación por parte del gobierno norteamericano a abandonar el país antes de la famosa Purga. La perspectiva de observar a los habitantes ceder ante sus más oscuros deseos, se le antojaba digna de un estudio. ⎯⎯Un casino puede ser un objetivo de interés ⎯ replicó Eobard, devolviendo la mirada al interior de su oficina, encarando a la figura que bebía su humeante infusión en el otro extremo de la oficina⎯. Pero para eso decidiste quedarte aquí, ¿no, Harrison? Me debes una. ⎯⎯¡Pronto tú me deberás más de una, ya no estoy en edad de batirme en duelo con un puñado de pirados! Tras asegurarle que no llegarían a eso, y si así sucedía, no le cobraría el coste de la restauración de su local, el Black Lestrange se adentró en la locura de la famosa Purga. Era una excelente noche para realizar sus famosos levantamientos geodésicos, y lamentaría que su labor se viera interrumpida por un incidente aislado. Cerca de la Calle Oxford Valiéndose de las botas de siete leguas, se las arreglaba para saltar entre los tejados, evadiendo gran parte de las trifulcas que se desarrollaban ahí abajo. La sensación de libertad era embriagante para Eobard, quien para seguir con la temática, había elegido lucir un traje de tela sintética con vivos verdes, con un chaleco de varios bolsillos y que finalizaba en una capucha de cuero; adoptó la identidad de Prometheus, un vigilante que operó en Estados Unidos hacía un par de años. A punto de saltar por encima de la Calle Oxford, la vista de la Marca Tenebrosa le escoció el antebrazo izquierdo, como recordatorio de sus decisiones. Derrapó sobre la orilla, sosteniéndose en la cornisa con la diestra para evitar salir despedido hacia la acera, metros más abajo. Grande fue su sorpresa al asomar la cabeza y presenciar una peculiar escena, en la que una drag queen parecía ser acechada por dos figuras, uniéndose rápidamente una tercera que había aparecido, destensando brevemente el ambiente; Eobard sonrío de lado, bajo la máscara hecha de vendajes que cubría su rostro, pues apreciaba la teatralidad, y más en aquellas fechas. Alcanzó a escuchar la conversación, aún con los estallidos y sin tener que invocar anillos de poder; una alianza era un arma de doble filo, pero la propuesta era tentadora. Habiéndose mantenido al margen tantos años, era la oportunidad de quitarse el óxido. Sin mover los labios, invocó un Fulgura Nox, rompiendo la continuidad espacio-temporal para salir de un agujero, sobre la banqueta y unos cuantos palmos de los presentes, con ambos brazos extendidos. ⎯⎯Entonces, ¿qué va a ser? Saltaba por los tejados, y no pude evitar escuchar tan peculiar propuesta ⎯ habló, emitiendo una voz metálica bajo la máscara de vendas. Se dirigió entonces a la joven enmascarada que propuso la alianza. ⎯⎯Me vendría bien para estirar un poco las piernas esta noche, así que estoy dentro. @ Ludwig Malfoy @ Binny Evans @ Ada Camille Dumbledore @ Kaiser Lord Pilu
  23. Mientras la réplica del Expreso de Hogwarts traqueteaba cada cierto tiempo al pasar sobre las vías, el Black Lestrange se deleitaba con la vista a través de la ventana, cambiante a lo largo de esas dos horas de trayecto. Se había mantenido al margen de la mayor parte de los acontecimientos de la comunidad mágica desde mediados del año pasado, cuando decidió volver a Estados Unidos; pero con los cambios de poder, era lógico que las piezas de ese gran dominó comenzaran a moverse. Y con ello, la oportunidad para tomar un poco de sol, o de luz de luna. Era quizá uno de los invitados más improbables de aquella Reforma; actualmente era Cartomago, y el rostro de la Asociación Geomática Internacional, que si bien era una dependencia en pro de la formación en temas astronómicos y geodésicos, se salía un poco de la jurisdicción británica. Sin embargo, había sido profesor de Hogwarts en el pasado, que se le antojaba distante. Añoraba esa época, porque fue la primera en la que verdaderamente encajó en un sitio. Pero representaba eso, el viejo Hogwarts. Un sistema que había tenido su auge y caída, y que como todo, requería de un cambio. La nostalgia lo volvió a invadir en dos ocasiones más: al observar las almenas desde el carruaje, y al cruzar las puertas del Gran Salón, tras saludar con una educada cabezada al Sumo Inquisidor. A pesar de haber iniciado su educación en Ilvermorny, también había sido alumno allí, por lo que le guardaba cierto cariño a la institución. ⎯⎯Qué comience el… ¿futuro? ⎯ sentenció para sí, apoyándose sobre uno de los muros del fondo, con el resto de los invitados que llegaban ⎯. La última vez que intentaron reformar la educación, este sitio fue un festín de fuegos artificiales. Situó ambas manos sobre la punta del bastón que llevaba; el duelo con Runihura y sus desventuras con Báleyr, le habían mermado la movilidad del brazo izquierdo y parte de ambas piernas, por lo que se valía de aquel cayado para evitar caer más bajo. Echó la capa con motivos de constelaciones sobre su hombro, revelando a medias la serpiente con las fauces abiertas, bordada sobre la túnica de tonalidad pantanosa, como un verde más discreto del que solían exhibir los miembros de la casa de Salazar. Conforme el ministro Malfoy iba leyendo cada uno de los puntos de la reforma educativa, el Black Lestrange ⎯ Thawne intentaba desmenuzar su contenido, al menos, el que representaba un gran cambio a lo ya establecido. «Por Odín, cómo me hubiese gustado que estas nuevas reglas del juego estuvieran vigentes cuando estudiaba aquí» pensaba el Black Lestrange, intentando imaginar de dónde habrá sacado la mitad del gasto para cubrir sus estudios, con el modesto sueldo que le daban en el Departamento de Criaturas, estando él recién egresado. Seguro aquello habría terminado en un misterioso retiro de galeones de la bóveda familiar. Fuera del hecho que implicaba una apertura total del prestigioso Colegio, lo que proponía el ministro de Magia tenía miras de enlazarse con escuelas como Castelobruxo, lo que le hizo plantearse al castaño si aquello también contemplaría a posteriori, los cursos dictados en Mahoukotoro y Uagadou, y cuál sería la postura de sus peculiares docentes. Lo que sí era innegable, es que él estaba deseando probar el banquete de dicha estancia; por un momento se sentía nuevamente un muchacho que desarrollaba su vida ahí.
  24. ¡Hola! Paso a pedir la edición de mi ficha de personaje (Ya era justo y necesario, por Odín). Es un cambio completo para resumir algunas cosillas, y corregir otras, así que más abajo les dejo todo el formato. ¡Gracias a quien lo realice! Datos Personales Nombre del Personaje: Eobard Aldrich Black Lestrange Sexo: Masculino Edad: Adulto joven Estado Civil: Soltero Nacionalidad: Estadounidense (con registro en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional) Familia(s): Black Lestrange (Patriarca) Padre(s) Sanguíneo: Mía Alessia Black Lestrange y Hivolt Thawne* Padre(s) Adoptivos: -- Trabajo: Cartomago de la Asociación Geomágica Internacional Poderes Mágicos Hechizos adicionales: -- Criaturas controlables en asaltos y duelos: -- Habilidades Mágicas Metamorfomagia - Certificación Animagia (Camaleón de Parson) - Certificación Legeremancia - Certificación Conocimientos Especiales Artes Oscuras Encantamientos Pociones Idiomas Cuidado de Criaturas Mágicas Runas Antiguas Estudios Muggles Astronomía Defensa Contra las Artes Oscuras Historia de la Magia Aritmancia Medallas T.I.M.O. (Título Indispensable de Magia Ordinaria): 2000 puntos E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) "Magia Avanzada": 4000 puntos E.X.T.A.S.I.S (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) "Duelo Avanzado": 4000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Fortaleza: 2000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de la Sangre: 4000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro del Equilibrio: 6000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro de los Druidas: 8000 puntos Medalla por Aprobación del Curso Libro del Caos: 10000 puntos Medalla por Aprobación del Curso del Libro de los Ancestros: 12000 puntos Medalla por Aprobación del Curso del Libro de las Auras: 14000 puntos Total de puntos de experiencia en medallas: 66000 puntos Perfil del Personaje Raza: Humano Aspecto Físico En estatura roza el metro con ochenta centímetros, una cualidad que en ocasiones merma su agilidad. Cuenta con una complexión corporal promedio, adecuada para un adulto joven. Su rasgo más característico son sus clavículas, tienden a marcarse bajo su nívea piel, como si ésta estuviese ausente, y que se deben a una práctica de la natación desde joven. Su cabello era de una tonalidad moderadamente rubia cuando era pequeño, extremadamente quebradizo, por lo que lucía como si estuviese apagado. Conforme el mago fue creciendo, su cabellera se volvió sedosa, y el tono se oscureció hasta adoptar un color castaño oscuro; le quedaron unos mechones rubios, como si fuesen canas, a manera de recordatorio de la coloración original que comparte con su madre, y usualmente lo peina con dirección hacia atrás. Unas ojeras tenues le rodean los ojos, que son de una tonalidad grisácea, como el mercurio, confiriéndole una sensación de escrutinio. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. En situaciones de gran estrés, su metamorfomagia le hace aparecer una fina barba cana. Tiene dos tatuajes: La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, que se oscureció cuando el bando se desintegró, y que le escuece cada cierto tiempo por haberse negado a regresar; en el omoplato derecho, tiene una Rosa de los Vientos en vivos azul marino y ocre. Cualidades Psicológicas Cuenta con temperamento flexible a la situación en la que se encuentra, con una aparente paciencia infinita como fachada. Es burlón por naturaleza, y disfruta con creces el ironizar cuánto le es posible. Jamás pierde la oportunidad para crear un altercado, y parece ser que le agrada contemplar el resultado de sus esfuerzos. Con el paso del tiempo, se ha vuelto más reservado, y tiende a analizar las posibilidades de sus acciones, decantándose por la opción más beneficiosa para quienes le rodean y para él mismo. Historia Nacimiento y primeros años Nació a principios del año 1994, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resultó de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con aspiraciones al control del territorio norteamericano, y quien le aseguró que tendría un lugar entre los suyos. Mía regresó a Inglaterra, ante el inminente regreso del Señor Tenebroso y el inicio de la Segunda Guerra Mágica. Fue enviado a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando cumplió diez años, gracias a algunas de las influencias de su padre. Eobard demostró signos de habilidad mágica a los nueve años, al hacer estallar un par de candelabros de la sala de estar, durante un desacuerdo con Cassius Thawne, uno de sus primos. La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elemental, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una mala reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes. El primer amor y la expulsión A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. En particular, se relacionó más con Eleanor Wells, alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su cuarto año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2007-2008. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar de todo, excepto lo solicitado. Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a congeniar, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesar los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania, en donde dio una relación más profunda, si bien breve, que marcaría al castaño como nadie más lo haría. Por primera vez, Eobard Thawne tuvo un momento en el que se sintió completo, pero las cosas tomaron un brusco giro que desencadenó en su expulsión de la prestigiosa Ilvermorny. Perfeccionó su conocimiento en Cuidado de Criaturas Mágicas, gracias a la sugerencia de su primo, Cassius de que lo visitara en Nueva York, donde se dedicaba a cuidar algunas especies de dragones. Este sería el detonante de la curiosidad del joven por los entes mágicos, y más tarde influenciaría su primer empleo en el Ministerio de Magia inglés. Su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones con el profesor, Julius Frage. Eobard veía la magia oscura como una perspectiva distinta de la habitual, mientras que el profesor, respaldado por un alumno llamado Bartholomew Allen, insistían en que eran ramas que jamás debían emplearse, y que no tenían un futuro útil en la sociedad moderna. La tensión entre Bart y Eobard era tal, que llegaron al punto de batirse en duelo a escondidas de los docentes. Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando una andanada de proyectiles oscuros. Cuatro de estos terminaron en la túnica de su oponente, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al objetivo, razón por la cual la molestia no había cedido. El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso. Exiliado Tras la inevitable expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido desterrado de una famosa escuela de magia, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó el último año viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Visitó Aruba, Anchorage, Curazao y Japón, pero el viaje que consideró más enriquecedor, fue aquel que lo llevó a la Ciudad de México. Allí, convivió con algunos de los magos de la capital, cuyo gobierno se ocultaba dentro de algunas de las edificaciones más notables de la metrópolis, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana o la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. Aquí, se volvió un ser más espiritual, por así decirlo, aprendiendo de las magias antiguas que antaño realizaban los antepasados de los magos mexicanos, sobre todo aquellas que se relacionaban con el uso de las Runas; fue en este viaje, en el que adquirió un gran entendimiento de los Idiomas. Pero, también extrañaba a Nora, por lo que ansiaba verla, más que nada, aún con la delicada situación familiar. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio. Ambos compartieron una memorable cena con el lago Pontchartrain en el fondo. Habrían sido unas vacaciones como cualquier otras, pero en esta ciudad tuvo lugar un altercado que puso en peligro el Estatuto Internacional del Secreto, derivado de un duelo entre el Thawne y un vampiro de nombre Miles Ducard, quien intentó abducir a Nora para saciar su sed de sangre. El castaño había intentado defenderla en primer lugar, pero fue superado por la fuerza sobrehumana de su adversario, quien se las arregló para atraerlos hacia un club nocturno en el que se decidiría el futuro de la pareja. Eobard, ya un prodigio de los encantamientos, lanzó toda clase de ataques, sin importar los estragos que causara al recinto, que no era más que una tapadera para los rituales vampíricos de Ducard; el otro se limitó a mofarse, desviando todos y cada uno de ellos, teniendo como resultado un gran espectáculo de luces que comenzó a atraer atención de los no mágicos. Recurrió a su último recurso, la magia oscura, intentando disparar al sobrenatural los mismos ataques que habían desembocado en su expulsión de Ilvermorny. Su exceso de confianza se convirtió en su ruina, pues el uso de las Artes Oscuras no tuvo efecto alguno en el vampiro, quien además de dejarlo fuera de combate, se mofó de la impresión que había causado en su novia al verlo usar esa clase de encantamientos. Derrotado y dolido, aguardó hasta que las autoridades mágicas arribaron al lugar, y espero el veredicto. Dada su reincidencia con el uso de ciertas ramas mágicas, le fue remitida una orden de exilio del territorio norteamericano por un periodo de diez años, con efecto inmediato y sin apelación. No sólo perdió a su compañera de vida ese día, sino también fue el ultimátum de la relación con la familia Thawne. ¿Black Lestrange? Apenas tenía un par de horas de haber escuchado sentencia en Nueva York, cuando el congresista Hivolt Thawne, cuya influencia había sido inútil para reducir la pena, le llamó a su oficina. Se le veía moribundo, y el asunto del exilio no sentó nada bien a su salud; por un momento, Eobard temió que lo sometiera a otro de los experimentos mágicos que había conducido con él en su juventud. Su padre biológico, entre toses y escalofríos, le tendió una misiva sellada, en el que se podía apreciar el emblema de un zorro. En ese punto, ya no le habría sorprendido encontrar alguna aceptación en un manicomio, pero el contenido de la carta casi ocasiona que se fuera de espaldas contra el mullido asiento. Había pasado los últimos diecisiete años viviendo en una familia con la que, de acuerdo con el texto, sólo estaba la mitad emparentado; allí, Mía Black Lestrange le dejaba instrucciones a su padre de cuidarlo, y de explotar su máximo potencial, pues ella debía responder el llamado del Señor Tenebroso. El resto del mensaje era irrelevante al castaño, salvo una ubicación al calce de la hoja: Ottery St. Catchpole. No tenía mucho que le atara a Estados Unidos; su padre pasó a mejor vida apenas unos días después de darle la noticia, por lo que la esposa de éste tuvo vía libre para promover el retiro de Eobard del árbol familiar. Aunado a la ruptura con Nora, las sentencias del MACUSA y la incertidumbre, se encaminó hacia Europa, valiéndose de sus conocimientos de la cultura muggle para colarse en los medios de transporte aéreos. Inglaterra y el ascenso a la Marca Tenebrosa Pasó al menos seis años recorriendo el continente europeo, antes de arribar a Inglaterra. Se instaló en los suburbios de la capital, consciente de que debía mantener un perfil bajo hasta encontrar a su verdadera familia. El número noventa y tres de la calle Harley, sirvió de refugio temporal, mientras comenzaba a desenvolverse en aquella sociedad desconocida. Fue ahí, donde conoció a su elfo doméstico, Horace, que seguía al servicio de la morada; sus dueños habían fallecido hacía un tiempo, pero la criatura se negó a aceptar la libertad. Saltó al ataque, apenas el castaño puso un pie en la estancia principal. Le había confundido con un ladrón, mientras que el Thawne no dudo en empuñar su varita y detenerlo con un Impedimenta. Con el tiempo, la confianza entre ambos se iría forjando, creando un férreo vínculo de amo-sirviente. Ingresó a Hogwarts, con la intención de por fin concluir sus estudios. El Sombrero Seleccionador, indignado por sortear a un alumno notablemente más viejo, lo envió, con recelo, a la casa de Slytherin. Nunca lo habría imaginado, pero fue durante su curso de séptimo, que Eobard averiguó la identidad de la mujer que acompañaba a su padre en la foto. Mía Black Lestrange, una respetada hechicera en la comunidad mágica. Sin duda, la naturaleza de la clase ayudó a que ambos se percataran del parentesco existente, permitiendo que se pusieran al corriente tiempo más tarde. Concluido su objetivo, cambió su apellido de crianza, Thawne, por el que le correspondía por nacimiento: Black Lestrange. Pero ahí no terminaría todo, pues su llegada a la mansión Black Lestrange había sido la singularidad que desencadenaría otros eventos de gran peso. Análoga a la familia Thawne, los Black Lestrange habían aportado incontables personalidades al mundo mágico, algunas de ellas, pertenecientes a la Marca Tenebrosa. Fue sólo cuestión de tiempo, para que Eobard decidiese acompañarles en dicho sendero. Fue puesto a prueba en varias ocasiones, teniendo que hacer uso de su carisma e ingenio para salir de dichos embrollos. Bastaron un par de meses para ser aceptado en una generación que parecía prometer, recibiendo así el mítico tatuaje de la serpiente y la calavera, el cual muchos pensaban que era simplemente un mito. Se desempeñó como Mortífago Base durante un par de meses más, hasta ser ascendido a Tempestad, rango que ejerció, inclusive como profesor en Hogwarts, hasta la caída del bando. En cuanto a sus aspiraciones políticas, tuvo un paso discreto en los Departamentos de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y Cooperación Mágica Internacional, como un empleado como cualquier otro, interesado en su crecimiento personal. Probó suerte en el Magic Mall, pero decidió que tampoco no era lo suyo. Su oportunidad de oro, la vio cuando le fue concedida la oportunidad de trabajar en el Banco Mágico de Gringotts, cuya directora era nadie más y nadie menos que su propia madre. Motivado por el aparente equilibrio en su vida, se aventuró a la administración de negocios dentro y fuera del Callejón Diagón. Los Quick Labs, que ofrecían servicios de mensajería, pero que fracasaron y lo llevaron al cierre del negocio; el Casino Royale, su proyecto privado, pero también conocido como su más grande orgullo; y el Hipster Coffee, que surgió de un proyecto familiar y se había posicionado como una alternativa al empleo fuera del radar ministerial. Repercusión Tras la desaparición del bando y el estallido de la guerra en Europa, el Black Lestrange desapareció de la vida pública. Aquello no sólo implicó su renuncia al Banco Gringotts y a la sede internacional, la Banca Mágica Internacional, sino también el regreso al continente americano. Había concluido el periodo establecido por el MACUSA, en el que se le obligaba a mantenerse fuera de territorio estadounidense; intentó reconectarse con su familia de crianza, los Thawne, quienes lo acogieron nuevamente bajo su apellido, puesto que ahora la cabeza de familia había recaído provisionalmente en su primo Cassius. Recibió la varita de su padre, Hivolt Thawne, como un regalo de reincorporación a la familia. Dicha varita, si bien testaruda al inicio, aceptó al primogénito como su portador, a juego con la varita de nogal negro que el castaño ya poseía. Tras unas breves vacaciones en Boston, hizo una pequeña escala en Nueva York, dónde conoció al magigeólogo Nash Wells, quien le ayudó a dominar la Defensa contra las Artes Oscuras y la Astronomía, y a quien acompañó a Egipto en una búsqueda de antiguas riquezas. Aquello fue la motivación necesaria por parte del castaño, para poder formar una entidad que se encargara de elaborar cartografía mágica, pues la evidente falta de mapas o cartas en lugares como el que habían visitado, le parecía una ventana de oportunidad; así nació la Asociación Geomágica Internacional. El hijo pródigo, finalmente retornó a casa. Si bien, nunca se había quejado de su habitación en la mansión Black Lestrange, optó por rotar entre aquel espacio personal, y el departamento del que disponía en los suburbios londinenses. Recibió la noticia del resurgimiento de la Marca Tenebrosa, pero decidió no responder el llamado. Intentando recuperar un poco de la vida que había llevado en años pasados, tuvo un paso breve como docente en el colegio Castelobruxo. Actualmente, dedica todo su tiempo a sus negocios personales, así como a su profesión de cartomago dentro de la A.G.I. Pertenencias Objeto Mágico Legendario: -- Elfos: Horace: Elfo doméstico personal. Es esbelto, de mirada esmeraldina, además de poseer algunos mechones de cabello rubio, y usualmente lucir una toga de color turquesa. Certificado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Licencias, Tasas y Registros Licencia de Aparición: Obtenida Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida Personajes Secundarios: - Otros Datos Otros datos Su varita responde a la siguiente descripción: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Catorce pulgadas y media, inflexible. Ganó la lealtad de la varita de su padre biológico, usándola en ocasiones especiales. Dicha varita está registrada con las características a continuación: Álamo temblón, núcleo de fibras de corazón de dragón. Trece pulgadas, razonablemente flexible. Encuentra las actividades deportivas muggle un tanto exageradas, pero ha desarrollado un gusto por la natación. Es un ávido fan del quidditch británico, teniendo como equipo predilecto al Puddlemere United. En el ámbito no mágico, es fanático del Tottenham Hotspur, acudiendo de forma esporádica a algunos de sus juegos. La práctica de la Aparición Conjunta le genera náuseas. Derivado de su habilidad de Legeremancia, en ocasiones escucha los pensamientos de los que le rodean, mientras que estos no sean Oclumantes. Solía llevar un anillo en forma de rayo en el dedo índice de la mano izquierda. Dicho anillo fue destruido por el guerrero Uzza, Badru. El castaño recuperó los fragmentos más adelante y logró reconstruirlo. Es ambidiestro, aunque gusta de usar la mano derecha como dominante. Registro de Inmigrante: Obtenido Cronología de cargos Ministerio de Magia 07/09/2017 ⎯ 07/01/2018: Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Empleado. 07/01/2018 ⎯ 07/03/2018: Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Empleado. 07/03/2018 ⎯ 07/04/2018: Concilio de Mercaderes - Magic Mall, Empleado. 07/04/2018 ⎯ 11/10/2019 : Gringotts, Duende. Marca Tenebrosa 28/07/2017 ⎯ 28/09/2017: Aspirante 28/09/2017 ⎯ 06/05/2018: Mortífago Base 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Co-Jefe del Escuadrón Social 06/05/2018 ⎯ 11/01/2019: Tempestad Hogwarts 26/07/2018 ⎯ 25/10/2018: Tutor 25/10/2018 ⎯ 01/11/2020: Profesor de Magia Avanzada Universidad 31/01/2020 ⎯31/08/2020: Profesor de Conocimientos Comunidad Mágica Internacional 18/07/2019 ⎯ 25/03/2020: Asesor de Seguridad en la Banca Mágica Internacional 25/03/2020 ⎯ 17/05/2022: Jefe de la Asociación Geomágica Internacional 17/05/2022 ⎯ Actualmente: Cartomago de la Asociación Geomágica Internacional Premios y reconocimientos Caballero de Walpurgis Destacado, Agosto 2017: Caballero de Walpurgis Rolero, Agosto 2017: Revelación Mortífaga, Premios Seamus 2017: Promesa de la Marca, Premios Seamus 2017: Posteador Compulsivo, Premios Seamus 2017: El más activo en el Rol Ministerial, Premios Seamus 2017: El Ninja, Crazy Awards 2018: El Más Egocéntrico, Gringotts Awards 2018: El Más Egocéntrico - Austeridad, Gringotts Awards 2018 Links de Interés Referentes al Personaje Link al perfil de Comprador MM: 316 Link a Bóveda Personal: Bóveda N° 110224 Link a Bóveda Trastero: Bóveda N° 111034 Link a Bóveda de Negocio: Negocio(s) Abierto(s): Bóveda N° 111331: Negocio Casino Royale Bóveda N° 113133: Negocio The Hipster Coffee Negocio(s) Cerrado(s): Bóveda N° 110912: Negocio Quick Labs Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda N° 78195 Link a Bóveda Familiar 2: -

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