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Eobard Thawne

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Todo lo publicado por Eobard Thawne

  1. En vista de que nadie se ha pasado todavía (?) @@Cyrsse Zaphyr Veo factible el adoptarte (?) Podrías ser mi ahijada xD O algo así, lo que tú gustes, si es que deseas ser adoptada por mí xD Siendo que la Triviani es la familia adoptiva de Eobard, tiene más libertad que aquellos miembros sanguíneos. Al menos así lo interpreto xDD Pero bueno, sino, no hay drama. Tomo nota de que ya fui aceptado en la familia, procederé a hacer los cambios en mi ficha los siguientes días, y si es el caso, también para considerar a Cyr en la historia de mi pj y así no espero un mes más (?)
  2. Bueno, vengo a dar constancia de mi particular interés por ser mafioso parte de esta familia Sería en el ámbito adoptivo, pues el señor Eobard ya tiene historia en la Black Lestrange, por lo que pertenecer a la Triviani sería en verdad un honor, como experimentar un poco con el desarrollo del personaje (o eso creo, sólo lleno las dos líneas mínimas para que no sea spam xD)
  3. Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas Eobard Aldrich Black Lestrange, empleado Son como esos osos de felpa, dan ganas de abrazarlos. admitió el castaño, una vez que se encontró de vuelta con su colega ministerial. El efecto que le habían producido tales entes se iba disipando de a poco, por lo que le quedaba una sensación de tranquilidad. Respiró con la mayor calma que pudo haber tenido antes. Palpó uno de los bolsillos de sus jeans, y se encontró con un pequeño fragmento de pergamino. Era de Amelie. La directora de la dependencia se había encargado de hacerles un listado con las criaturas que tendrían que examinar en el negocio, para ir preparados. Con un suave desliz de su dedo sobre la superficie del escrito, tachó las primeras dos criaturas. Bien, eso nos deja con un...Hipogrifo. Y el unicornio no debe andar lejos. Levantó la mirada hacia su compañera, como invitándole a hacer la revisión por sí misma. Más adelante, podía apreciarse otro hábitat adaptado, que contenía un pequeño riachuelo. El hipogrifo en cuestión se encontraba recostado contra la hojarasca anaranjada. Los últimos vestigios del otoño. Aldrich no tenía mucha experiencia en el manejo de tales entes, pero sí sabía que había que tener cuidado. Eran criaturas muy orgullosas, y se molestaban casi con facilidad. Ahora sí, te concedo el honor. señaló al ente con el dorso de su mano, haciéndole una seña a Lady para que le entregara la vuelapluma y el pedazo de pergamino. Él sería el encargado de tomar las notas para tales revisiones. @
  4. Okay, vengo a constatar mi afiliación a este negocio. Porque sí, si Eobard dice que le gustaría ayudar, entonces, por ende, debemos realizar los trámites pertinentes para que eso sea posible. xD Ya no sé que más añadir a las líneas, porque no estoy seguro de que aplique la regla de mínimo dos, pero supongo que sí. Dejo mis datos: Link a la ficha del personaje: http://www.harrylatino.org/topic/110221-ficha-de-eobard-black-lestrange/ Link a la bóveda personal: http://www.harrylatino.org/topic/110224-boveda-de-eobard-thawne/ Creo que eso sería todo. ¡Saludos!
  5. Recibió la respuesta de la joven referente a su pequeña idea con una amplia sonrisa. La reacción, lo había tomado por sorpresa, puesto que pensaba que quizá le diría que le faltaba un tornillo o dos. Y así era, aunque intentaba no ir exhibiendo tal característica suya. Con todo, la respuesta lo había dejado satisfecho. Casi tanto como observar el rápido servicio del elfo, cuya cara estaba cubierta por algo que parecía ser harina, ingrediente más que común en una pizzería. Es un pequeño muy activo. Creo que a Horace le agradaría conocerlo. Asintió ante la criatura, una vez que esta depositó el resto de la pizza en un contenedor, que distaba de su homólogo no mágico en el detalle de que adoptaba la forma según el número de rebanadas restantes. Giró su mirada hacia la castaña y una vez más se encontró escuchando sus comentarios al respecto del negocio. Le complació saber que su propuesta había sido aceptada. Contribuir a un negocio era un paso importante, pero uno que estaba seguro podría manejar. ¡Ah! Diablos... Mis modales. Lo lamento mucho. se ruborizó, sacudiendo la cabeza mientras lo hacía. Aquello era algo que usualmente perseguía al Black Lestrange: Siempre olvidaba presentarse. Mi nombre es Eobard Aldrich Black Lestrange. Es un verdadero gusto, Nicole. Extendió la mano derecha para estrechar la de su ahora socia. Se trataba del primer negocio al que se afiliaba, por lo que en parte se sentía algo nervioso. Sostuvo la pluma que la joven le ofrecía y dirigió su atención hacia el pequeño fragmento de pergamino que yacía sobre la barra. No le solicitaban demasiados datos, y en parte le agradaba, pues bien sabía que no era muy abierto con todas las personas. Comenzaba a cambiar eso con tales acciones. Creo que estamos en orden, entonces. comentó, depositando el instrumento que utilizó para llenar el pequeño formulario al lado de este. Además, había decidido firmar dicho papel, dando a entender que aceptaba los términos. Echó un vistazo al local, intentando pensar cómo ayudaría a su expansión. No era una caja de ideas andante, pero algo se le ocurriría. Se tomó un tiempo para cuestionarse si llevaba la vestimenta adecuada. Recordó la alusión a un segundo nivel, hecho que ignoraba hasta ese momento. Bien, ¿qué puedes decirme del segundo piso? Quizá podría comenzar ahí. @@Nicole Evans Crowley
  6. Horrocruxes... repitió la palabra, pensando en el significado que tenía. Creo que aún no llego a ese punto. Es decir, no me he visto en la necesidad de matar a alguien... todavía. rió por lo bajo ante su comentario. Pero, esperaba que la factura me llegara mucho tiempo después. Una vez que separó ambas manos, sobre la palma izquierda, yacían dos dados negros. A la vista no parecían sólidos, pues emitían pequeñas volutas de humo del mismo color, como si estuvieran fabricados de tal cosa. Los lanzó al césped, quedando estos frente a la castaña, quien había tomado asiento en posición de meditación. Se fijó en los números. Un cuatro y un tres. Pensó en todas las situaciones recientes que habían implicado el uso de dicho tipo de magia. En cada una de ellas, había sido estrictamente necesario, sobre todo el caso de la defensa propia. Daba gracias a los dioses nórdicos el que no hubiese llegado al punto de tener que usarlas durante su labor ministerial, pues habría sido la mayor tontería jamás hecha por él. No obstante, había algo que no cuadraba. El L.A.I.C., ¿eh? Te sorprendería mucho saber que he estado ahí... sonrió a la joven, tomando asiento frente a ella. Abrazó sus piernas para mayor comodidad. No le había contado a nadie de que, por las noches, laboraba en dicho laboratorio, apoyando al bando desde el ámbito médico. A decir verdad, nunca me he visto como el tipo rudo, creo que no es mi estilo. Negó con la cabeza, como intentando visualizarse a sí mismo luciendo atuendos más imponentes. Aunque, claro, la definición de rudeza para los magos distaba mucho de la que los no mágicos tenían, siendo los individuos rudos personas que por su vestimenta daban la impresión de ser temerarios. Se percató del interés de la Yaxley por el incidente del pub, evento que hasta aquel momento sólo su madre había investigado. Todo comenzó con mi buen amigo vampiro, el que te mencioné. Malcolm. O así se llamaba hace meses, creo que ahora es William. Juliette me acompañaba, así que no debería sorprenderte que las cosas se salieran de control. Digamos que... hace años arruiné un negocio suyo, y aconteció la casualidad de que nos encontramos en el mismo lugar. Esbozó una sonrisa a su parecer demasiado falsa, como esa que muestra un niño pequeño cuando ha hecho una travesura e intenta ocultarla. @
  7. Ver a la castaña sacarse su calzado y dejar que el fresco césped le transmitiera dicha frescura no lo inmutó. Habría hecho lo mismo, de no ser por el pequeño hecho de que comenzaba a resfriarse. Finalmente, agregar una causa más para justificar su pequeño aislamiento no era cosa del otro mundo. Podré no ser un vampiro, pero sigo siendo portador de una varita. bromeó, comiéndose otra uva al momento. En realidad, estaba consciente de que la Yaxley era mucho más versada en las artes mágicas que él. Y, Grand Marnier es un grifo. No se ven muchos en el país últimamente, creo que hace años que el Departamento de Criaturas no certifica uno. Sacudió la cabeza, como intentando revolver sus pensamientos. ¿Qué le sucedía? La mascota familiar era un grifo, no un hipogrifo. Una vez más, algo causaba estragos en su mente, los suficiente para hacerle confundir cosas. No sería la primera vez. No obstante, eso sería una historia que reservaría para después. En aquel momento, a Maida le interesaba saber el porqué de su aparente envejecimiento. Bueno, ¿por dónde comienzo? rascó su barbilla con suavidad, dando la impresión de meditar a la perfección sus propias palabras. ¡Ah, sí! El frágil humano. Todo comenzó hace...¿unos meses? Un pequeño incidente en un pub, que me obligó a hacer uso de la magia oscura. Cerró los ojos durante unos instantes. No para recordar el acontecimiento, pues lo tenía muy en mente, sino por la posible reacción de su interlocutora. Lo más seguro, es que se lo hubiese reprochado, aunque, a decir verdad, no había comprometido la integridad del bando. En ese entonces, apenas y había sido considerado como aspirante. Desde entonces, se me he dado la facilidad de usarla, como la hubiese aprendido antes. Pero, a la vez, siento que... me está drenando. No sé si me doy a entender. Es algo extraño. Frotó sus manos, como si intentara darles calor, mientras contemplaba a su compañera de bando a través de sus ojos grises, los cuales se percibían menos severos vistos desde el otro lado de sus lentes. @
  8. El tiempo que le tomó a la joven regresar al recinto principal le pareció demasiado veloz. Aún con su pequeña capacidad para ser más perceptivo con su entorno, la aparición del otro lado de la barra lo tomó un poco por sorpresa. Sacudió la cabeza, como intentando plantear bien lo que quería decir. Por alguna razón, le preocupaba la impresión que estaba dando. Ah...yo, uh. Sabiendo que sus nervios se le podrían contagiar a la chica, se giró durante unos segundos, lanzando un encantamiento convocado a una de las rebanadas de pizza que aún restaban. Como era razonablemente versado en los encantamientos, no había requerido de sacar su varita, la cual guardaba siempre en la manga de su playera. La sostuvo, y dio un suave mordisco, experimentado una vez más la esencia de sus ingredientes. Quizá necesitaba eso para poder despejar su mente de tanto pensamiento, y poder hablar con claridad. Creo que un aperitivo me vendría bastante bien, aunque, a decir verdad, esa pizza tendrá que ser para llevar. soltó una risa nerviosa, mirando de reojo los triángulos que aún quedaban sobre la mesa que había ocupado. No se había dado el tiempo para llegar a los aperitivos, pues se sentía famélico. Una parte de él pensaba que saciaría su hambre con la pizza y el agua fresca, cosa que no había sucedido del todo. No porque la comida fuese mala, sino porque su metabolismo digería todo con mayor velocidad que la del resto, forzándolo a aumentar la ingesta de alimentos. Particularmente, de carbohidratos. Estaba pensando...Creo que este local tiene gran potencial, pero, le hace falta un poco de personal. Me podría ofrecer como voluntario, digo, la sazón del mundo mágico quizá no sea mi especialidad de inicio, pero supongo que puedo contribuir. Estoy seguro de que hasta a mi elfo doméstico le gustará formar parte de este proyecto. Sonrió a la encargada, como si no tuviese idea de qué más decir. Y en parte era así, pues ya había expresado su punto. Aquella idea formaba parte de su proyecto de adquirir mayor estabilidad en el Reino Unido. Dejando de lado los riesgos que implicaba el Ministerio o su participación en el bando, aquello podría brindarle la normalidad que él ansiaba. @@Nicole Evans Crowley Descuida, creo que tampoco se me ocurrió mucho (?)
  9. La pregunta de Maida lo tomó por sorpresa. Estaba bebiendo del contenido de la copa, cuando escuchó la palabra vampiro. Casi termina por escupir el vino. ¡Claro que no! negó con la cabeza, riendo con ganas. Okay, eso lo habría dicho un vampiro para ocultar su condición. Pero, no, no soy más que un frágil humano. Extendió los brazos ante la castaña, como si invitara a alguien a atacarle mientras se encontraba desarmado. Y en parte, así era. Recordaba haber dejado la varita sobre la mesilla de noche de su habitación. Aunque, tal evento había sido varias noches atrás, por lo que lo más seguro es que se encontrase en otra zona de la residencia. Personalmente, me hubiese gustado ser un demonio. Todo eso de las dualidad de personalidad... Bueno, con mis pensamientos tengo suficiente, en realidad. Atribuyó los comentarios de la Yaxley, un tanto desorientados, al alcohol mismo. Con una sonrisa, mientras atacaba de nuevo la bebida, asintió a manera de aceptar la disculpa que ella le ofrecía. Incluso él, habiendo formado parte del círculo social de una familia de considerable estatus en Norteamérica, no era muy adepto a alcoholizarse tan a menudo. No negaba una buena copa, desde luego. Una historia interesante la de mi aparente envejecimiento. comentó, jugando con sus propios dedos a manera de controlar el estrés. Maida sería la primera persona con quién habría tomado el toro por los cuernos, explicando su condición. ¿Sobrina? Depende a quién te refieras. No conoceré a todos mis hermanos pero, a sus hijos e hijas sí. La siguiente parada, de cierta forma ya se la esperaba. Los jardines eran un punto bastante atractivo de los terrenos familiares. Tomó a la castaña del brazo derecho, usando su mano izquierda. Con su extremidad libre, sujetó la bandeja de los aperitivos, pues se habían convertido en parte fundamental de aquel evento. Se fundieron momentáneamente con la nada, para después aparecer de lo que parecía ser el lado este externo de la mansión. Bueno, aquí estamos. Sólo, cuida tus espaldas, que Grand podría estar cerca. Realizó la advertencia a la visitante acerca del hipogrifo, aunque realmente no se molestó en mencionar el tipo de criatura del que se trataba. Tenía la certeza de que Maida ya había lidiado con entes antes, y a efectos prácticos, Grand Marnier era bastante dócil si se le tenía paciencia. Aspiró la esencia que despedían los álamos a su alrededor. @
  10. Empezaron por la sala, hecho que no le molestó al castaño en lo absoluto, pues era un buen lugar de esparcimiento. Le pareció un tanto curioso el proceder de la joven, una especie de pequeños trotes. Notó que su comportamiento era un tanto extraño, como si estuviera abstraída en sus propios pensamientos. ¿Y quién no lo estaba? Al ver que se acercaba a uno de los ventanales, supo que le pasaba algo. -No puedo decir que no me sorprende. -comentó, metiendo una mano en el bolsillo. -No parece tu estilo. Aunque, una temporada fuera de Reino Unido puede ayudarte a despejar la mente. La revelación lo había tomado con la guardia baja. Pero, no iba a impedir que realizará tal empresa. No era su forma de hacer las cosas, respetaban mucho la privacidad de otros. Tomó un pedazo de queso y lo consumió conforme la Yaxley iba contándole su pesar. Entendía a qué se refería, a su manera. Uno podía tener estabilidad en muchos ámbitos pero, el emocional, era quizá fundamental. Se tenía todo, y a la vez, nada. -Es válido, a pesar de que si tomamos el plano literal, siempre estas acompañada de alguien. Me refiero a una persona a la que le importas. Su fuerte no era precisamente el animar a las personas, no tenía el tacto. Quizá porque, cuando él se sentía mal, su mera motivación era que, sin importar el costo, debía resolver la situación. Miró a la castaña, cuyo cabello en ocasiones lo percibía rubio. Un efecto secundario del continuo desuso de sus lentes. No dudaba que Maida le importaba a demasiadas personas, incluyendo él mismo. Pero, no quería llevarse toda la luz del reflector. -Y sí, creo que sí fueras una presa, en el momento de la verdad, tu dulzura haría que simplemente cualquier persona fuese incapaz de matarte. -admitió el Black Lestrange, esbozando una ligera sonrisa mientras se encogía de hombros. -¿Sabes? No he tenido muchas oportunidades de probarme a mí mismo. Vamos, soy un imán para los problemas, es extraño. El rápido movimiento que realizó la joven sí que lo tomó por sorpresa. Sobre todo, por el hecho de que en la última ocasión que habían bebido, ella tuvo que abandonar el lugar. Aquel era el encuentro más fresco del que tenía memoria. Pero, le alegro que la situación no quedara en los mismos términos. -Brindo por eso, señorita Yaxley. Sostuvo en alto la copa que le había ofrecido, asintiendo mientras le miraba por encima de sus gafas. Permitiría que ella decidiera el siguiente rumbo que tomarían durante el tour. @
  11. -Una cosa extraña, el tiempo. Sanador y verdugo al mismo tiempo, aunque, no debemos preocuparnos por eso en mucho tiempo. El 2017 había sido, por mucho, el gran año de cambios en su vida. Desde descubrir que su verdadera familia era la Black Lestrange, hasta finalmente unirse a la causa mortífaga, su vida había dado un vuelco curioso en tan poco tiempo. No se imaginaba nada de eso cuando, hacía ocho años, se encontraba a sí mismo colándose a Reino Unido a través de medios de transporte muggle para no llamar la atención. -¡Maldición! Una disculpa por eso. También por mi exceso de estatura. -hizo una mueca, haciendo que la bandeja descendiera los suficientes centímetros como para que la joven no tuviese que apoyarse sobre la punta de los pies. Cedió ante su pobre intento de ocultar la risa que emanó al contemplar la reacción de la rubia. Había dado en el clavo con su comentario y, por lo que entendía, su visita había hablado un poco de más, cosa curiosa. Normalmente, a uno se le iban las palabras ya entrado en copas, resultando irónico el hecho de que la botella permanecía cerrada. -Lo dije entonces, no es mi lugar predilecto, pero tampoco está mal. Pero, vampiros, ¿en serio? Con tu habilidad, dudo mucho que la suerte haya estado en tu contra. Eso déjamelo a mí, considerando que mi mejor amigo es un vampiro, la mitad del tiempo quiere matarme. Pensó durante unos segundos en dicha persona. Una de las razones por las que había huido de Norteamérica. Debido a su longevidad, cambiaba de nombre cada cierto tiempo. Malcolm Merlyn, James Reagan, William Clayton. El rubio, líder del aquelarre vampiro de Nueva Orleans en 2009. Estaban en paz, pero ambos tenían deudas que saldar. Sonrió ampliamente cuando Maida aceptó su invitación para recorrer su hogar. -No creo que les moleste, la mayoría se limita a sus asuntos, a veces, incluyéndome. -se encogió de hombros, pensando en acontecimientos recientes. -En ese caso, si quisieras seguirme...comenzaremos aquí, la planta baja. -señaló a su alrededor, donde podían visitar la sala, el comedor y la cocina. Aunque eran lugares comunes en la mayoría de las casas de los magos, más aún, de los Sagrados Veintiocho, nunca estaba de más dar un breve vistazo. @
  12. -Siglos, eso es bastante tiempo. - se pasó una mano por el cabello, pensando si hablaba literalmente, o era una mera expresión relativa a que tenía bastante sin consumir dicha fruta esférica. Él tenía un problema con el tiempo, aquella maniquinacón de la naturaleza que le daba cierto sentido a lo que las personas hacían. Para los muggles, era de vital importancia. Los magos, por otra parte, llegaban a tomárselo menos en serio. Sonrió al recordar cada ocasión en que había llegado tarde, aunque fuera por apenas segundos. Consideraba la puntualidad un aspecto relevante en una persona. Un legado de la familia Thawne, que finalmente no había resultado ser su lugar de pertenencia del todo. -Te lo agradezco, Horace. Me encargaré de aquí en adelante, así que puedes retirarte. Asintió levemente ante el ente, que después se alejó a grandes zancadas, haciendo relucir la toga azul que portaba desde que lo conocía. Sostuvo la bandeja con una mano durante unos segundos, pues bastó que chasqueara los dedos para que ésta levitara sin necesidad de tener que asirla. No era un prodigio de los encantamientos, pero siempre encontraba la forma de simplificar situaciones así. Tomó una uva y la mordió con suavidad mientras escuchaba a Maida. -¿Guapo? Probablemente una palabra que no me describe bien. -rió, negando con la cabeza, ante la recapitulación de los últimos encuentros entre la Yaxley y él. -Era una cafetería, me parece. Lo del parque, lo recuerdo, porque pensé que te había asustado. Y en cierto museo, supuse que te habías aburrido de las exposiciones. Sacudió la cabeza, intentando acomodar el quebradizo cabello. -Bueno, en ese caso, sabes que eres bienvenida aquí. Tampoco puedo decir que conozco todos los rincones pero, ¿te gustaría un pequeño tour? Digo, para la suerte de todos, no hemos tenido situaciones de alto riesgo. Sólo un caso de colgados en el marco de la puerta por la que acabas de cruzar, nada fuera del otro mundo. Esbozó una amplia sonrisa. Todo aquel asunto en el que se había visto implicado, le parecía un tanto extraño, dejando de lado el hecho de lo divertido que había sido despertar de esa forma. Sus recuerdos de la noche previa, no eran muy claros. De hecho, parecía que cada vez que intentaba acceder a ellos, o estaba cerca de, experimentaba lagunas mentales. Quizá su inconsciente no quería recordarlo. ¿O era obra de algo más? Se lo podría atribuir al alcohol, pero no estaba tan seguro. @
  13. -Creo que estamos predestinados a repetir el acto de la huida y el perdón cada cierto tiempo, para no perder la costumbre. Black Lestrange asintió con la cabeza, dejando escapar una breve risa por lo bajo. Se colocó los lentes, que guardaba en el bolsillo izquierdo del pantalón, y enfocó un poco para observar el atuendo de su visita. El diseño del vestido de la Yaxley le había llamado la atención, pues las flores no eran precisamente del agrado de todos. No obstante, parecía sentarle bien. -¿Vino blanco? - rascó su barbilla con suavidad, donde una ligera barba se arremolinaba. -Creo que no es el predilecto de mi madre, pero debe haber alguna reserva en la cocina. Esto...¿Horace? Necesitaremos dos copas, y una botella de blanco, por favor. Sabía que la sola instrucción era suficiente para que el elfo atendiera a la tarea sin necesidad de aparecerse en el recinto. El ente y él se llevaban a la perfección, cosa que no siempre sucedía entre los magos y dichas criaturas. Tras escuchar el comentario referente a la elección de bocadillo, no pudo evitar imaginar a la joven bajo los efectos del alcohol. Aunque, confiaba que era capaz de mantener la compostura. -Buena elección. Quizá un racimo de uvas, se complementan bastante bien. - aclaró su garganta antes de responder a la pregunta de Maida, como pensando cuidadosamente qué decir. -Un poco hecho pedazos, supongo. No me he mantenido en buen estado, como podrás contemplar. Extendió sus brazos, como intentando ejemplificar sus palabras. Sabía que una parte se debía al descuido de su persona, pero otra, aún más curiosa, no tenía mucho qué ver. Estaba envejeciendo físicamente, a un ritmo que consideraba acelerado. -¿Qué hay de ti? Ha pasado tiempo desde la última vez que tuve noticias tuyas. @
  14. Sonrió ante la joven al recibir su pedido, que no había demorado más que unos pocos minutos. Aquel detalle le había sorprendido, pues sabía de antemano que las pizzerías muggles demoraban años en elaborar dichos alimentos. Sumado al hecho de que el hambre comenzaba a ganar terreno en su mente, a veces podía tornarse un tanto impaciente. -¡Vaya, muchas gracias! Tienen un servicio realmente eficiente. Con gusto pediré algo más una vez que concluya. El elogio había sido por mucho, sincero. No era fácil administrar un local, mucho menos, si se dedicaba al rubro de la comida. La chica que le había atendido, si bien parecía ser quien tomaba las órdenes, no tenía la pinta de ser simplemente una empleada ahí. No parecía ser su estilo. Probablemente era la gerente en turno, o bien, la dueña del negocio. Tenía conocimiento de algunos magos y brujas que atendían personalmente a sus clientes. Un poco más, y habría muerto de hambre. Comenzó separando una rebanada de la pizza, dejando que el aroma de sus ingredientes se extendiera a través de alrededor. Para él, el disfrute de la comida nacía de pequeños detalles como la esencia, la presentación, el sabor, cosas de ese estilo. El champiñón era de sus condimentos favoritos, por lo que hizo un gesto de agrado al dar el primer bocado. El agua de tamarindo, refrescante, había sido una excelente combinación. Se percató de que aún era el único comensal, hecho que le parecía extraño, pues la comida era por mucho una delicia. El concepto de pizza que tenía la comunidad mágica no lo había decepcionado en lo absoluto. -Eh, señorita...¿Disculpe? -se levantó, sin saber cómo plantear lo que quería decir. Cada tanto, le costaba relacionarse con el resto de las personas. Quedaba media pizza, y se había terminado su bebida. Se plantó frente a la puerta que daba a lo que entendía que era la cocina. Sabía que no debía cruzar a dicho espacio, pues estaba reservado para los empleados. Rascó su mejilla izquierda con el dorso de la mano, esperando tranquilamente. @@Nicole Evans Crowley
  15. Dada su última experiencia conociendo a los miembros de su propia familia, el castaño se había recluido en su habitación durante algunos días. Los suficientes como para adquirir un aspecto un tanto descuidado. Seguía usando el cabello largo y un poco descuidado que había exhibido durante su ceremonia de iniciación a la Marca Tenebrosa. No obstante, no se había pasado seguido por el bastión mortífago. No me sorprendería si enviaran a alguien a buscarme, pensó, pasando la toalla húmeda por su frente. Terminó de abotonar la camisa azul cielo, que despedía chispas del mismo tono al movimiento, y juzgó su atuendo. El pantalón de vestir oscuro y los mocasines grises le hacían parecer más joven de lo que en realidad era. Pero no tuvo mucho tiempo de cambiar de vestimenta. -Horace, vaya sorpresa. ¿Qué haces aquí? Miro a su elfo doméstico a través del espejo de su baño, mientras esté anunciaba que alguien le buscaba en el vestíbulo. ¿De quién se trataba? Recibió su respuesta casi a la brevedad, escuchando un nombre del que no había tenido noticias desde hacía semanas. ¿O meses? Su percepción del tiempo estaba fallando. Agradeció a la criatura, desvaneciéndose tras un pequeño remolino de arena. Más de uno habría considerado innecesario usar la Aparición, considerando que su habitación se situaba en el primer piso, pero él lo veía como una forma graciosa de hacer acto de presencia en la planta baja. -Debo admitir, pensé que se trataba de una broma. -saludó a la visitante, intentando fingir despecho. Considerando que siempre salía huyendo, debía tomar sus precauciones. -Descuida, no habrá reproche. Bienvenida a la mansión Black Lestrange, me da gusto que hayas venido. Terminó de bajar los pocos peldaños de la escalera desde el escalón en el que se había materializado. Le dedicó una amplia sonrisa a la Yaxley, en verdad le agradaba verla. Era la primer visita que recibía en la casona, por lo que podría contar como una ¿ocasión especial? Notó que otra joven había estado en el recinto segundos antes, pues había atisbado una silueta desapareciendo con dirección a la biblioteca. Probablemente otro familiar suyo. Quizá no, no conocía a todos sus parientes. -Soy un pésimo anfitrión. ¿Puedo ofrecerte algo de comer, o de beber? @
  16. ¡Hola! Vengo con una duda quizá un tanto puntual. Si el profesor de Conocimiento por alguna razón no continuó la clase en todo el lapso, ¿me revalidarán otra clase en el periodo de noviembre, se cobrarían otros 1000 G, o qué procede en estos casos? Porque del curso de octubre sí se descontó la inscripción correspondiente xD Y en todo caso, si fuera el único alumno, ¿tendría que cambiar el conocimiento deseado? Gracias de antemano a quien responda. Saludos.
  17. Después de un día un tanto ajetreado, lo que más se le antojaba al Black Lestrange era descansar. Ansiaba el momento por retirarse a su habitación dentro de la mansión, y relajarse, sumiéndose quizá en un mundo de peculiares sueños. No obstante, por alguna razón, aún se encontraba vagando por el Callejón Diagón. Casi llegaba al fondo, coronado por el banco Gringotts. Vaya, otra tarde merodeando por aquí sin un rumbo fijo... dijo para sí, echando un vistazo a los locales a ambos lados. Entonces, hubo uno que llamó su atención. No sólo por la fachada oscura, que no evitaba que destacara con facilidad, ni por la puerta de cristal. Más bien, por el nombre. Wild Pizza. Le parecía una combinación graciosa, sobre todo sí, efectivamente, se trataba de un negocio dedicado a la comida. Un gruñido, proveniente de su estómago, lo sacó de sus cavilaciones. Okay...Ya te escuché. Creo que una pizza es buena idea para concluir el día, ¿por qué no? Sacudiendo suavemente su cabeza, intentó acomodarse el quebradizo cabello castaño, que ya alcanzaba medio cuello. Junto a su atuendo casual, de playera polo oscura, los clásicos jeans norteamericanos, y sus botas de caza, parecía uno de esos músicos en auge. Observó las promociones, que aparecían en el letrero triangular a la entrada, y finalmente se dispuso a acceder al lugar. Apenas se encontró en el local, aspiró la esencia del mismo, intentando percibir algunos de los posibles ingredientes de las pizzas. Captó una peculiar fragancia que parecía la combinación entre algunas carnes frías, ocasionando que esbozara una sonrisa amplia. Dichos elementos eran sus favoritos en lo que al alimento circular se refería. << Estilo italiano, me agrada. >>, pensó, ocupando una de las mesas cercanas a la barra. No tuvo mucho tiempo para examinar la estancia en su totalidad, pues uno de los empleados se había acercado para tomar su orden. Primer problema. No tenía mucha idea de cuál pizza estaba deseando probar y, de cualquier forma, dudaba poder terminársela. Quizá en compañía, no habría sido una tarea difícil. Será una pizza Pepe-Champ. indicó a quien le atendía, asintiendo ligeramente. Y un agua de tamarindo, por favor. Una vez que su pedido fue anotado, decidió continuar su análisis de la primera planta del local, reposando ambos brazos sobre la superficie de la mesa. Estaba acostumbrado a tener sus comidas a solas, pues generalmente se encontraba en labores ministeriales cuando le daba hambre, lo cual no le molestaba del todo. ¿Esperaba que sucediera algo fuera de lo usual? Había una probabilidad. Siempre que decidía arribar a un local, acontecían eventos peculiares. @@Nicole Evans Crowley
  18. Nunca me he vanagloriado de mis habilidades...Pero, la pared de ladrillo era lo fácil. Santo y seña, por otra parte, me tomaron más tiempo. Tras un lapsus, que consideró demasiado largo, contestó. Extrañamente, el hablar de su pasado le había resultado un tanto complicado de realizar, una vez comenzado. Sabía perfectamente que, un paso en falso, y tendría al MACUSA tras él de nueva cuenta. Y no sólo eso, a Malcolm también le buscarían, hecho que no le convenía. Al menos, mientras el vampiro no rompiera la alianza. Sólo mi intuición. Nunca he sido un mago bastante brillante. bromeó el castaño, mirando a Melrose. Por alguna razón, parecía interesarle el cómo había logrado acceder al lugar en primer lugar. Digo, los indicios del vampiro, indicaban Londres. Del resto, debía encargarme yo. Cuestión de suerte, tal vez. Encogió los hombros, intentando pensar cómo había logrado dar con la clave correcta. Sí, había sido cuestión de mera suerte. De hecho, no esperaba tal recibimiento. Cualquier cosa pudo haber resultado de su audaz intento por dar con aquel santuario secreto, que podría tener más años que Malcolm mismo. Y, a todo ello, ¿por qué el vampiro había aceptado su ofrecimiento? Dirigiendo el aquelarre más grande de Nueva Orleans, no debía tener problema en encontrar algún pobre incauto. Alguien dispuesto a sacrificarse por el bien mayor. Por mera curiosidad, ¿qué puedes decirme de este Edén? Historias hay muchas, sí, pero ninguna se compara a lo real, lo tangible. Quizá se trate del lugar que Malcolm busca pero, estoy seguro de que este lugar tiene un propósito mayor que la preservación de la raza mágica. Le parecía divertida la idea de mentirle a su eterno rival, sobre todo porque no sería la primera vez. En más de una ocasión, había tenido que mentir para escabullirse. Una pena que los aurores norteamericanos fueran la excepción. De haberlos eludido con éxito, lo más seguro es que ni siquiera hubiera vivido lo suficiente para retomar su vida, pues el vampiro habría descargado su ira con él. Esbozó una amplia sonrisa, entrelazando los dedos de sus manos. @Melrose
  19. Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas Eobard Aldrich Black Lestrange, empleado Agradeció la hospitalidad del Black Lestrange, inclinando la copa en su dirección, antes de beber un poco de su contenido. El sabor de la bebida le maravilló, puesto que se trataba de su tipo de bebida frutal predilecta. Claro era, que cada local tenía su estilo, pero el de aquel negocio pareció agradarle en particular. Recalcando lo que mi colega dijo... Le ayudaremos, si así lo requiere, con sus trámites de la ventanilla. asintió, después de escuchar tanto al dueño del local como a Lady. Esperemos que el asistir nuevamente al Ministerio no suponga una molestia para usted. Tomando nota mental de los pequeños detalles que Aries había emitido sobre sus osos mediadores, el castaño se acercó al hábitat adaptado para tales criaturas. No había visto una especie de ese tipo antes, mucho menos un par. Aún tenía mucho que aprender de la comunidad mágica británica. En Estados Unidos, al menos, no había avistado a tales entes. Planeaba concederte el honor, pero, ya que insistes. rió, mirando a su compañera, quien se encontraba lista para tomar las notas referentes a la revisión, razón por la cual habían llegado a Shadowhunters en primer lugar. Sacó su varita de un bolsillo en el pantalón, sosteniéndola en alto, lo suficiente para crear una pequeña brecha en los encantamientos defensivos que separaban a los osos mediadores del resto del local. Era por mera seguridad, o al menos así lo comprendía el Black Lestrange. Con cautela, se aproximó a uno de ellos, que reposaba, en calma, como si estuviera tomando el sol. El césped del hábitat parecía casi tan real como el del ecosistema al que pertenecía. Tranquilo, muchacho. extendió ambos brazos, al ver que el oso mediador se incorporaba sobre dos patas. Confirmó que se trataba de un macho, al contemplar su estatura y tamaño. Con la punta de la varita apuntando hacia el césped, había pensado en lanzarle algún encantamiento estimulante, para así mantenerlo entretenido, pero tal acción no fue necesaria. Se sintió contagiado por una especie de tranquilidad, como si el efecto de la gravedad fuera nulo, y pudiera levitar sin necesidad de un encantamiento. Le dedicó una sonrisa al oso, acariciando el pelaje por detrás de las orejas. Procedió a revisarlo como había leído en un pequeño manual, localizado en la dependencia ministerial. Examinó la tonalidad del pelaje, el estado de sus garras, estado de los ojos, y el espacio que frecuentaba. Incluso, se atrevió a analizar los dientes. No sin antes tomar las debidas precauciones, las cuales sí conllevaban realizar encantamientos estimulantes para evitar reacciones demasiado bruscas. Dictamino que el oso mediador presenta una salud aceptable, y no posee signos de alguna afección. comentó, con una sonrisa, dirigiéndose a su compañera. Repitió el mismo proceso para el otro oso mediador, que también resultó ser macho. A diferencia del primero, éste fue más reacio a permitir que el castaño inspeccionara su espacio personal, pero finalmente cedió, al menos los minutos suficientes para que Aldrich pudiera verificar que se encontraba en condiciones óptimas. Cerró la pequeña abertura entre las barreras mágicas del hábitat una vez que lo abandonó, regresando al encuentro con Lady y Aries. Para haber sido su primera ocasión brindando revisión médica a criaturas mágicas, no había salido tan mal. No obstante, lo atribuía más a suerte de principiante. Otros entes no serían tan benevolentes. Primeras dos revisiones...concluidas. Quedan doce. @ @
  20. Vengo a dejar constancia de que existo todavía parte de mi tarea xD Ya sólo me faltan un par de imágenes, pero en fin, como dije, han sido días que he tenido exámenes y esas cosas, hasta apenas unas horas volví a usar la computadora para algo que no fuera relacionado con la uni xDD En fin, coloco las imágenes de la 11 a la 16, esperando poder enviar las cuatro faltantes durante el fin de semana. 11) 12) 13) 14) 15) 16)
  21. Aprovecho que tengo unos cuantos puentes para poder corregir mis errores...del pasado (??) Bueno, ya. Primeramente, sí, me fijé que la 2 había quedado mal. Tengo pulso de maraquero, tú entenderás, por algo no quise estudiar Medicina o Arquitectura D: En fin, antes de poner las imágenes del 6 al 10, pondré la "corrección" de la segunda. 2) 6) 7) 8) 9) 10) Me he quedado más ciego de lo que ya estoy (?) Cualquier otra corrección, lo más seguro es que la dejé con la siguiente entrega de los ejemplos.
  22. Bueno, vengo a reportar que sigo vivo (?) Lo lamento, tengo exámenes esta semana, así que es una prioridad indiscutible xD Hago esto a tiempos, sí es un tanto extenso, o al menos para mí xD Quizá se debe a que estoy intentando hacer muchas más cosas en el mismo instante. Pero eso ya es cosa mía. Dejo las primeras cinco, a manera de prueba, y para que alguien haga puente, en mi siguiente post iré actualizando el listado hasta cubrir las 20 que se dejaron xD En fin, sin más preámbulos, dejo mi intento de tarea. 1) 2) 3) 4) 5) Hasta que dé señales de vida, ¡saludos!
  23. Eobard Thawne

    Pociones

    Los últimos días, se había encontrado a sí mismo practicando su puntería en los lindes del bosque familiar de los Black Lestrange. Aunque eran meros costales vacíos, consideraba esencial el pulir sus técnicas. El último sujeto de pruebas se desplomó, víctima de las cadenas que salieron de la punta de la varita del castaño. En ese momento, una lechuza surcó el cielo y se posó en su hombro. Llevaba una pequeña nota. Hola, pequeña, ¿qué traes ahí? tomó la misiva, que al parecer estaba dirigida hacia él. El papel incluía el sello de Hogwarts, por lo que sólo se tomó un par de segundos para entender de qué trataba. Agradeció a la criatura. Dando por concluida la práctica, giró sobre sí mismo, desapareciendo de su hogar. Sonrió de oreja a oreja en cuanto se encontró de frente a las verjas metálicas que concedían la entrada a Hogwarts. Había pasado considerable tiempo desde la última ocasión en que había recorrido sus aulas. Incluso, no contaba con tener que volver tan pronto. No obstante, era necesario. No importa cuantas veces me detenga, la vista siempre es agradable. Susurró para sí mismo, contemplando el castillo. Ya anochecía, por lo que las lámparas comenzaban a iluminarse. Los jardínes estaban casi en penumbra, y debido a su atuendo, podía fácilmente confundirse con el césped, si alguien lo observaba desde arriba. Llevaba unos jeans grises ajustados, que iban a juego con una túnica oscura que lanzaba pequeños destellos azules al movimiento, y bajo la cual llevaba su playera polo de manga larga favorita. Los tenis deportivos monocromáticos comenzaron a emitir eco en cuanto puso un pie sobre la piedra del vestíbulo. De vuelta en casa por...¿segunda ocasión? Apenas se encontró en el recinto principal, tomó las escaleras con dirección a las mazmorras, pues sabía que ahí se impartiría su clase. El eco de sus pasos aumentó a medida que fue descendiendo. Una vez en el subsuelo, y tras echarle un vistazo a la entrada de la Sala Común, donde pasaba su tiempo de esparcimiento mientras era estudiante, procedió al salón que le correspondía. Buenas noches. se anunció, tocando la puerta, una vez que arribó al lugar. Se encontraba abierta, por lo que accedió al aula, no sin antes dedicarle una ligera inclinación de cabeza a la profesora, quien observaba desde el escritorio que presidía el lugar. Tomó asiento en una de las dos mesas libres que había. Al parecer, serían sólo dos alumnos en aquella ocasión, cosa que no le molestaba al castaño, pues consideraba que de esa forma el aprendizaje sería aún más especializado. Es una interesante cuestión... comenzó, después de un rato en silencio. No pensé que recorrería estos pasillos en un futuro cercano. Y más aún, la razón. La elaboración de pociones...Considero que es vital, no sólo como cultura general del mago, supervivencia, todo eso. No, no, también es un arte. Y, como todo producto de dicha disciplina, es digno de admirarse, de aprenderse si es posible. Por eso, estoy aquí. Entrelazó sus manos y las apoyó sobre la mesa, pues de esa forma se sentía más cómodo. Volvió a asentir, mirando a la docente. De cualquier forma, tendría que esperar a que el otro estudiante arribará. ¿Lo haría? @
  24. Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas Eobard Aldrich Black Lestrange, empleado Su breve estadía en el sillón apenas le duró. Una tercera persona se materializó frente a ellos, presentándose como el dueño del negocio. Sus modales, refinados, como la mayoría de los Black Lestrange. Al menos, los que el castaño conocía hasta ese punto. Tuvo que levantarse de golpe, siguiendo tanto a su colega como a su anfitrión. << Y eso es lo que pasa cuando uno quiere descansar durante horas laborales. >>, pensó, negando la cabeza mientras eran conducidos hacia lo que parecía ser la parte trasera del local. Debía de tener alguna especie de encantamiento de expansión, pues, era una explicación bastante lógica para la presencia de criaturas allí. Una vez en el recinto, alcanzó a contar catorce criaturas. A la vista, no parecían muchas. Pero, dependiendo del tipo de entes de los que se tratara, su labor ahí sería más o menos complicada. El hábitat le recordó, por un momento, a aquel incidente en la tienda de bromas, Moco de Troll, en el que un pantano portátil había estallado dentro del local, liberando dicho ecosistema en los alrededores. Me gustaría, si es posible, alguna bebida que contenga frutos rojos. Se dirigió al Black Lestrange, asintiendo suavemente con la cabeza a manera de agradecimiento por su hospitalidad. Habría considerable trabajo por hacer, pero confiaba que, con la experiencia de Lady, quien llevaba más tiempo que él en la dependencia, lograrían cumplir con el trámite hecho por Aries. Y, sobre eso... agregó, mirando a Lady. Quizá debamos repatir las criaturas que revisaremos. Creo conveniente el que cada quien examine a dos de ellas, así no será tan complejo de realizar. @ @
  25. Habían pasado un par de minutos desde su llegada al local. Se respiraba un ambiente un tanto tranquilo, silencioso. Al menos, hasta que se escuchó el sonido que hace una puerta al abrirse. Cruzado de brazos, salió de sus propias cavilaciones, y levantó la mirada. Vaya, Lady, ¿qué haces aq...? Calló al escuchar la breve explicación que su compañera de trabajo brindó acerca de la ausencia de Saori. Aunque, tenía un plan por si su sobrina no tenía la oportunidad de aparecerse, contaba con que el departamento enviaría a otra persona. En aquella situación, la presencia de una jefa de oficina, era lo más prudente. En ese caso, será un gusto trabajar contigo. Ahora, sólo queda esperar. comentó el Black Lestrange, devolviéndole la sonrisa a su colega. Hasta ese momento, no había trabajado con ningún otro miembro de su dependencia fuera de propio Ministerio. Y, a efectos prácticos, la mayoría eran parte de su familia, salvo la joven que se encontraba haciéndole compañía. Le conocía poco, pero no dudaba de su habilidad. Aprovechando la aparente quietud en el local, tomó asiento en uno de los sillones que había contemplado minutos atrás. No estaba de más darse un respiro. Dependiendo del tipo de criaturas que verían, posiblemente no tendría mucho tiempo para ello. @ @

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