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Eobard Thawne

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Todo lo publicado por Eobard Thawne

  1. Eobard Thawne

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    Aprovechando que estoy en prueba de Legilimancia y tengo nivel para otra habilidad. ID: 121079 Habilidad: Nigromancia Nº de conocimientos que se poseen: 10 Link a la Bóveda: Bóveda Link a la Ficha: Ficha
  2. Con aquel final tan electrizante que Rosália Pereira les había regalado para su clase de Legilimancia, el castaño decidió retirarse unos días a Boston. En cierta manera, servía de preparación para la prueba en un entorno distinto de la mansión de los Black Lestrange, y también como excusa para visitar a su familia adoptiva, fruto del revivir algunos de sus recuerdos con ellos al desarrollar sus capacidades como legilimante. Allí, pasó un buen tiempo con los Thawne en su casa de los suburbios muggle, como había hecho años antes después de huir de Europa por la creciente guerra. Y desde luego, probó su recién estudiada habilidad con algunos, para evitar oxidarse. Había elegido tomar un recuerdo de Jessica Thawne, hija biológica de Hivolt, con quien había compartido parte de la infancia hasta que se marchó a Oceanía. Recién regresaba a Estados Unidos, y parecía la candidata perfecta para la tarea que la Arcana les había dejado. Durante una de sus charlas para ponerse al día, el castaño, aprovechando el contacto visual, hizo lo propio para adentrarse en su mente; para sus adentros, él lo hacía con una buena causa, y no encontró muchas complicaciones para acceder a sus recuerdos, más que mantener su mente en la de Jess, y además, continuar la conversación sin parecer que estaba ensimismado. La lechuza rojiza anunciaba el comienzo del final para esa travesía. ⎯⎯Buenas tardes ⎯ saludó el castaño, apareciendo tras haber abierto un portal con el Fulgura Nox desde el otro lado del océano. En la mano libre de la varita, sostenía el recuerdo, que había almacenado en su mente y posteriormente extraído ⎯. Hace una tarde espléndida en Boston, temo que me he maravillado de más con la hojarasca del inminente otoño. Prestó oído a las indicaciones que la Arcana de Legilimancia les comunicó respecto a las cuatro pruebas que tendrían que superar para llegar a la Sala Circular, un lugar con el que estaba más que familiarizado. En esencia, las diligencias parecían simples, pero uno no podía confiarse por lo superficial; los ojos podían ser fácilmente engañados, era mejor confiar en la mente. ⎯⎯ Qué comience el acto final. Dedicó una cabezada a su compañera, a manera de desearle éxito para la prueba, una vez que su mentora los dejó, y se dispuso a tomar el camino menos idóneo, el de adoquín de piedra, para poder ir descartando lugares. Recordaba que al lago se llegaba por un camino de terracería, sencillo, pero quizá eso había cambiado en varios meses sin estar ahí. ⎯⎯ ¡Ayude a un triste aspirante perdido! Este camino es demasiado elegante como para llevar al lago, ¿no cree? ⎯ preguntó a un transeúnte que caminaba en dirección opuesta a él. ⎯⎯¿Qué? Uh, esto... No sé a qué lago se refiere ⎯ respondió la otra, desconcertado. Miro hacia sus espaldas, como buscando algo invisible ⎯. Seguro que le dieron las direcciones equivocadas, por aquí se va hacia la felicidad. Desde luego que eso no le decía mucho, por lo que vació su mente e intentó acceder a la de la mujer, a quien sus pensamientos la traicionaban. Fue nadando por el mar de memorias, hasta llegar a una que estuviera relacionada con ese sendero. Siguió una versión más joven de su sujeto de pruebas, para enterarse que ese camino eventualmente desembocaba en una plazuela en la que la vida cotidiana parecía suspenderse por unas horas, a manera de comida y entretenimiento callejero al más puro estilo medieval. Esbozó una media sonrisa al percibir la felicidad de la que hablaba; era una situación casi minimalista. Así, pues, decidió abandonar el elegante camino, para tomar otra bifurcación, aquella en la que se confundía todo con la niebla, y lógicamente parecía más tenebrosa. Pronto se encontró dando vueltas en círculos, pues ni la luz de su varita mágica podía disipar la neblina; era como si ese lugar deseara que se perdiera y no llegara al cuerpo de agua. Fue sólo cuestión de tiempo para que se tropezara con otro perdido, un muchacho en edad de Hogwarts, quien debía llevar más minutos que él en ese espacio de desesperación. Aunque en ese ambiente era difícil mantener el contacto visual, hizo lo que pudo para encontrarle, adentrándose en sus emociones, que percibía intranquilas. En efecto, llevaba ya un par de horas ahí, queriendo escapar del cuerpo gaseoso. Entre sus memorias encontró un pequeño parque que había visitado antes de perderse, y lógicamente la sensación intranquila le decía que no iba por buen camino; si seguía ese trayecto, posiblemente terminaría del otro lado del recinto, bastante lejos del lago. Dando traspiés, fue a parar a un tercer sendero, lodoso y coronado por árboles. Parecía más acorde a lo que buscaba, y la baja afluencia de personas también se lo sugería, pues no todos presentaban pruebas en la pirámide tan a menudo. Al primero que encontró fue un pequeño de unos diez años, que buscaba a su hermano, y cuya ropa goteaba, indicando que se había metido en algún sitio con suficiente agua como para mojarse. Leyó su mente al susurrar Legeremens, encontrándose con una sensación de frescura y lo que parecía ser un amplio lago. Confió ciegamente en lo que vio dentro de su mente, y se dispuso a seguir ese maltrecho camino. ⎯⎯Pescado fresco y sabroso, ¡para la buena suerte! Debería llevarse uno, joven. Se detuvo casi en seco, usando los talones de sus botas como freno, para procesar lo que había escuchado mientras se giraba hacia la voz que le hablaba. Un pescador agitaba aquellos animalejos, que parecían de agua dulce y no de aguas abiertas, como si fuese una señal. ¿Valía la pena adentrarse en su mente, o jugaba su tiempo a descubrir lo que había al final del sendero? ⎯⎯Llevaría uno, pero antes me gustaría preguntarle algo ⎯ concertó, colocando el índice y anular sobre la sien derecha, mientras le dedicaba una mirada de análisis ⎯. ¿Le molesta si conozco sus más oscuros secretos? Con la pregunta retórica al aire, inició su incursión en la mente del anciano. Primeramente se encontró con una historia de familia, donde el arte de pescar había pasado de generación en generación, así como una lección empírica de cómo encontrar cuerpos de agua. El pequeño crecía y se convertía en un maestro de las aguas, que sentía emoción y felicidad al preparar las cañas y las redes para salir a la mar. Su versión más veterana, similar a la que tenía frente a sus ojos, ocupaba ahora su lugar, enseñando a su nieto sobre los secretos para atraer a los peces. Una imponente estructura antigua se podía vislumbrar a lo lejos, mientras el anciano y su nieto caminaban por el mismo sendero que el Black Lestrange. Compró un par de pescados, como muestra de buena fe, y continuó con su travesía, confiando en que llegaría al sitio indicado. Sus sentidos no eran tan agudos, pero casi podía asegurar que el lago estaba cerca. Un par de pasos lo separaban de la siguiente etapa en la que tendría que utilizar el recuerdo que había tomado de su media hermana. ¿Lo lograría, o sería otro espejismo como el mundo alterno que habían visitado en la última etapa de clase? @ Rosália Pereira ~~~ (*) Off: Buen día, Arcana. Estaría requiriendo otros dos posts para llegar a la pirámide, y dentro de la prueba considero que con tres bastaría, a reserva de algún comentario al respecto. Muchas gracias de antemano.
  3. Dos meses seguidos bajo los modelos de enseñanza del Pueblo Uzza le hicieron recordar al castaño por qué se había tomado tanto tiempo entre cada Libro, puesto que los guerreros no sólo lo habían llevado a sus límites físicos, sino también mentales. En particular, una de ellos había hecho lo propio para dejarlo fuera de combate en, nada más y nada menos que, dos ocasiones. ⎯⎯La fortuna favorece a los valientes, pero las fuerzas del Caos o el poder de los Ancestros no siempre estará allí. Regresaba de ese breve lapsus para continuar con su enseñanza, pero antes había hecho escala en la residencia del Londres muggle que ocupaba desde que arribó a ese peculiar país, donde su elfo lo recibió con el aviso de que tanto el siguiente tomo de Poderes como su matrícula a la clase habían llegado ya. ⎯⎯Así que, ya es la hora ⎯ tomó el libro de las manos del ente, mientras con la diestra realizaba una floritura con la varita que sostenía entre el índice y pulgar. Una corazonada le susurraba que no aprendía cualquier poder, pues podía sentir el flujo de magia antiquísima que emanaba del tomo ⎯. Búscame en San Mungo dentro de un mes, o menos, ¿quieres? Se despidió de Horace, cruzando por el Haz de la Noche que había invocado momentos antes, con la intención de acudir al encuentro de su clase. El cielo estrellado lo recibió con una serie de decoraciones en el aire, pues las luciérnagas volaban allí y allá, despreocupadas de lo que pudiera tener lugar en dicho recinto. Aún en la penumbra parcial, alcanzaba a distinguir a la figura, y fue cuando avanzó un par de pasos, que la identificó mejor. ⎯⎯Tenemos que dejar de encontrarnos así ⎯ sonrió de lado, echando hacia atrás la capucha de la túnica que cubría su vestimenta ⎯. Buenas noches, guerrera Runihura. Tal parece que la tercera es la vencida. @ Runihura
  4. Se tomó unos minutos para maravillarse con el paraje que se extendía ante sus ojos; irónicamente, para estar en una especie de limbo, se sentía con más calma de la que podría haberse percibido del otro lado del portal. Fuera de las trivialidades que aquejaban la superficie terrestre, el mundo de los muertos era en esencia, pacífico. Continuaba su travesía de la mano de su mentora, literalmente, porque un paso en falso lo enviaría directo al olvido. ⎯⎯Curioso lo que puede hacer un mal cálculo. Desde una ligera variación al resultado de la poción, hasta poder erradicar la mitad de una población, o más, por no apuntar a dónde se debía. Mientras procesaba lo que le comentaba Dark Angel, comenzó a relacionar a la Aritmancia misma con el lugar en el que se encontraban. Seguro que había distintos seres, quizá sin forma física, que habían sido enviados ahí por un mal cálculo, por lo que no era de sorprenderse que se les pidiera consejo para evitar compartir ese destino. ⎯⎯Los pactos con el enemigo son una concesión ciega, pero lo rescatable es el hecho de saber que uno de los dos eventualmente romperá el trato ⎯ contestó Eobard, barajando las posibilidades que había de que eso no sucediese ⎯. Me decantaría por el seguro, algo así como el juramento inquebrantable. Porque vamos, si uno peca de confianzudo, el otro no saldrá tan bien parado por abusar de esa confianza. Habría continuado con su letanía, de no ser por el agujero por el que su profesora se precipitó y al que lo arrastró a él también, por lo que adoptó una postura de defensa con los antebrazos para evitar dañarse el rostro. No por vanidad, sino por el hecho de que, aunque los ojos podían engañar al observador más entrenado, siempre venían bien en situaciones de rápida reacción. Podía prescindir de la mayoría de hechizos verbales en caso de perder el habla, ¿tal vez eso era lo que pretendían los entes al arrastrarlos ahí? ⎯⎯ ¡Aresto Momentum! ⎯ bramó al final, agitando su varita en la penumbra, mientras comenzaba a desacelerar para evitar ser atravesado por la roca. La magia no tenía el mismo grado de efectividad ahí que en el plano mortal, por lo que aún con el hechizo que frenó su trágico deceso, sí terminó golpeándose la pierna con un fragmento, ocasionando que un fino hilo de sangre emanara como si se tratara de una corriente de un río que llevaba siglos sin recorrer su cauce. Se sostuvo la herida con la mano libre, sin preocuparse mucho por desangrarse. Aún tenía un poco de tiempo. ⎯⎯Estos entes forman parte del ciclo, ¿no es así? El mismo ciclo que da sentido a la aritmancia, y a la vida misma. El tiempo, el destino, la mente y la muerte. Todos relacionados entre sí, funcionando como un mecanismo único que se repite a voluntad, por los siglos de los siglos. @ Kahlan Blackthorn
  5. ⎯⎯Hay que admitir lo persistentes que son, y la gran suerte que los ha acompañado los últimos años, o de lo contrario ya habrían sido eliminados. Aunque las plagas funcionan de esa manera. Todo eso que habían comentado era cierto, pues las consecuencias que enfrentaba la humanidad como sociedad eran en gran medida, consecuencias de una vida de despilfarro y lujuria. No podía decir que en la comunidad mágica las cosas pudieran ser tan distintas, pero al menos en ese sentido, se esforzarían más por disimularlo o buscarían alguna forma de compensarlo. ⎯⎯Una elección interesante para el fin que se pretende cumplir ⎯ opinó el Black Lestrange, mientras hacía lo propio para convocar una capa de viaje conjurada para tolerar condiciones climáticas extremas ⎯ Vengo recordando que, en la Aritmancia, las ocho patas de la acromántula, y el número en sí, representar el poder. Con esta posibilidad que tenemos en las manos, también viene la responsabilidad de salvar lo que vale la pena. Se estremeció, pero procuró controlarlo lo más que pudo, en cuando la Ángel Caído abrió el portal hacia el mundo de los muertos. Estaba familiarizado con las funciones del Fulgura Nox, y había sido el mismo Guerrero Uzza Badru quien lo mandara ahí durante su aprendizaje del Libro del Druida. No había conocido lugar más minimalista e, irónicamente, extenso. Lo recordaba como un entorno en el que hasta la luz mágica se evaporaba, pero de eso habían pasado años; sin duda tendría que seguir las indicaciones de su profesora, o no saldría vivo de ahí. Sumaban dos ingredientes, por lo que imaginaba algo más espiritual para completar su tarea. ⎯⎯Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes ⎯ respondió, tomando la mano que le ofrecía. Viajaban hacia lo desconocido, aunque para ella parecía un terreno más familiar ⎯. Vamos a ello. @ Kahlan Blackthorn
  6. En cuanto su mentora sugirió algo más dañino, el Black Lestrange ladeó la cabeza hacia ambos lados, como si fingiera no saber exactamente a lo que se refería. Con una media sonrisa en el exterior, recordó que, en teoría toda poción era letal si se excedía la dosis, o si se le agregaban los ingredientes correctos. ⎯⎯Todo es dañino en exceso, incluidos los sentimentalismos ⎯ respondió al fin, concluyendo sus cavilaciones ⎯⎯. El veneno de acromántula ya es letal por sí solo, así que con eso podría bastar, pero sí, con otros ingredientes, a la flora la puede salvar, y a la humanidad matar al contacto. Y todo podría crearse con un giro al contrario, un pequeño desliz. Lo que le planteaba, era una decisión simple. En las pociones, un giro mal hecho o un ingrediente de más, significaba el fracaso, y justo ahí era donde estaba el truco. Por lo que había aprendido de Aritmancia en aquella sesión, los patrones y los números también podían predecir el porvenir de uno. Incluso al crear una poción, estos giros significaban algo, ya fueran equivocaciones o no. Muchos brebajes se habían descubierto así, por destino; aunque muchos otros pensarían que fue por azar. ⎯⎯Existe un inicio y un final de las cosas, aunque a veces éste se prolongue, ¿no es así? Como los números, cuya cantidad es infinita a menos que se establezca un intervalo. Pensaba también en el ciclo de la vida, que estaba acotado por un periodo temporal que variaba según la especie, pero en esencia permitía determinar la supervivencia de la misma. Claro que, como bien decía Dark Angel, cada uno era dueño de sus acciones, y eso también influía en que ese número se acortara o se extendiera. ⎯⎯La humanidad se ha condenado por su propia mano, sí. Y los números no mienten ⎯ su mente fue a factores medibles, como la sobrepoblación, economías en descenso, crisis alimentarias. Todos problemas que tarde o temprano también aquejarían a la comunidad mágica ⎯⎯. Se podría hacer entonces algo que salve a la flora, porque es más seguro que sobreviva en años, y que a su vez ponga a prueba la capacidad humana de sobrevivir, si es que realmente lo desea. @ Kahlan Blackthorn
  7. ⎯⎯ Parte del viaje, también es el final ⎯ asintió, en concordancia de lo que su profesora había expuesto respecto a la posibilidad de cambiar el porvenir a través de un viaje al pasado ⎯⎯ Hay hechos que están cimentados en roca, difíciles de cambiar. Y muchas veces, cuando se cambia ese evento, el tiempo querrá suceder, y sin duda responderá. A veces, con algo mucho peor. Recordaba aquel paraje postapocalíptico en el que tuvo lugar su prueba de Animagia, y que sugería que, en algún momento, la humanidad se aniquilaría a sí misma, y ni la comunidad mágica podría evitarlo. Estaba en la naturaleza de la especie, y sin embargo, muchos en la actualidad aún estaban convencidos de que temas como el cambio climático podían resolverse con medidas minimalistas. Cuando le llegó la interrogante sobre qué brebaje prepararían, el castaño barajó las posibilidades. Pensando en el cuatro, también había, según recordaba, por lo menos cuatro pociones en las que se utilizaba el ajenjo como ingredientes. Y si todo estaba relacionado como bien decía, ¿por qué decantarse por pócimas con menor intensidad? En el noble arte de la elaboración de pociones, uno siempre aspiraba a más. ⎯⎯Se me ocurre que estemos ante la tarea de elaborar el filtro de muertos en vida, ¿o me equivoco? El ajenjo es su principal ingrediente, junto con el asfódelo, la valeriana, los granos de sopóforo y el rocío de luna. Plantas y raíces que, según lo que mi entendimiento de Herbología, son estimulantes, e inducen un estado colectivo de sueño. Daba rienda a sus propios impulsos, por un momento dejando atrás las tribulaciones en las que muy a menudo se enfrascaba. Debía admitir que aquel viaje le estaba resultando productivo, sobre todo considerando que su interés por las plantas mágicas creció cada año desde que era estudiante, pues la enciclopedia de herbolaria de Miranda Goshawk era una lectura recurrente en sus años mozos como estudiante de Ilvermorny. @ Kahlan Blackthorn
  8. Han pasado ochenta y cuatro años. (?) Vengo a avisar que he terminado la mazmorra, así que dejo la ficha correspondiente: Participantes: Nick 1: Eobard Thawne Link al perfil: Perfil Nivel del Personaje: XXX (30) Link a la ficha: Ficha de Eobard A. Black Lestrange Link a la bóveda: Bóveda 110224 Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: Mazmorra Saludos, y gracias.
  9. El tiempo apremiaba, y el Black Lestrange ya había tenido suficiente de aquella travesía, a pesar de que le estaba yendo extrañamente bien con el asunto de la recuperación de las páginas del libro de Albus Dumbledore. Una última habitación lo separaba de la gloria eterna, por lo que su deseo de concluir con el viaje le podía más que otra cosa. La segunda estela de luz entraba en la trayectoria final de su camino en cuanto ascendió por el último peldaño hacia el cuarto piso. ⎯⎯Bueno, acabemos con esto, ¿no? Todos los pisos anteriores han tenido un mecanismo distinto, no veo por qué el cuarto sea distinto. Comenzó a escudriñar sus alrededores, buscando algún indicio como un picaporte, o una huella, o algo. Recurrió nuevamente a su varita para poder verificar que la puerta no le estaba ocultando detalles que su frágil ojo humano no alcanzaba a distinguir a simple vista. Pero la suerte le sonrió por una última vez, cuando se encontró con un rudimentario dibujo cuyo trazo no parecía efecto del desgaste de la roca debido a factores como la humedad o la erosión. Lo habían colocado a propósito. Alguien, o algo, lo dibujó. Era como una especie de nube de mala calidad, pero el detalle puntiagudo le sugería a Eobard que no era una nube cualquiera. ¿Se estaba refiriendo a una explosión? Sus conocimientos de la pictografía muggle estaban a flor de piel. ⎯⎯Esto, supongo que nadie le importará que haya una puerta menos, si decide investigar este agradable lugar. ¡Bombarda! Apuntó la punta de la varita hacia el arco de entrada, generando una pequeña explosión que forzó a la puerta a moverse de lugar. Parecía que su plan había tenido resultado, por lo que con la confianza de que su viaje tendría un fin tranquilo, se adentró en las inmediaciones del último piso, con los ojos como platos, atento a la vista de una página más del dichoso libro. Pero el rugido y la sensación de calor, los que lo sacaron de su burbuja de triunfo. Claro, todo había sido tan fácil hasta ahora, que daba miedo. Se petrificó al instante, mientras el Gran Drakan, con sus bellas escamas nacaradas, le plantaba cara. En sus años trabajando para Gringotts, había lidiado con uno que otro dragón, pero ninguno tan bello como ese ejemplar. Le infundía respeto, pero también un cierto temor, ya que ni sus conocimientos de criaturas mágicas le permitían del todo controlar a ese tipo de entes. La situación fue desfavorable, al no hallar otra página del libro de Albus, por lo que su expedición era un éxito parcial. Una pena. ⎯⎯Lindo Opaleye de las Antípodas, eres tan mono... ¡Petrificus Totalus! ⎯ bramó, dirigiendo la punta de nogal negro hacia el hocico de la criatura. Un rayo salió de su varita, yendo a parar hacia su objetivo, que se inmovilizó a la criatura al instante. Le daba un par de segundos para preparar su siguiente ataque, que debía ser efectivo, dada la posible furia del dragón. El Gran Drakan se recuperó del estado petrificado, y abrió la boca para expulsar fuego, pero Eobard fue un poco más práctico, conjurándole un Densaugeo, cuyo rayo le hizo crecer de más los dientes, e impidió que la bola de fuego abandonara su boca. Drakan rugió nuevamente, indicando que estaba molesto con su atacante. Eobard había logrado enfurecerlo, por lo que sus probabilidades de supervivencia se reducían conforme pasaba el tiempo. ⎯⎯¡Desmaius! Toma eso Drakan, para que te enseñes a tomarte las cosas con calma. ¡Furnunculus! Lanzó los hechizos uno tras otro, ya sin intenciones de detenerse ante el ataque del dragón. El primer rayo dejó inmóvil a la criatura, retomando su estado de inconsciencia, mientras que el segundo le generó una especie de erupción en las escamas, aunque inútil para efectos de estrategia, pero que lo distraería temporalmente de su presa, que era el Black Lestrange. El opaleye parecía fatigado ante la insistencia de los ataques, por lo que el joven lanzó un ataque final, con el que concluiría con ese asunto. Susurró el encantamiento Impedimenta, cuyo rayo fue a parar nuevamente a la cabeza de la criatura. Dado el tamaño de la misma, sólo conseguiría confundirla; sin embargo, fue más que suficiente para ocasionar que se desplomara sobre el suelo de la habitación. Finalizando con el enfrentamiento entre humano y dragón. Eobard bajó la varita, tomándose unos instantes para recuperar el aliento. Su expedición llegaba a su fin, por lo que no quedaba más que regresar con Cassius y reportar sus hallazgos. La Torre del Dragón no era tan misteriosa como la pintaban, pero seguro todavía existía uno o dos misterios por develar en su interior. ¿Regresaría pronto para terminar su expedición? Todo dependía, pues en ese momento, su mente estaba en las playas de Aruba, su retiro vacacional favorito.
  10. ⎯⎯No precisamente, solía trabajar en Gringotts, así que era habitual verlos cual centinelas en las bóvedas de alta seguridad. Una buena época ⎯ respondió, deslizándose por unos instantes hacia la añoranza de una vida a la que jamás podría volver. Cuando apareció el espiral bajo sus pies, por un momento creyó que su profesora había invocado el Haz de la Noche, un hechizo que desgarraba la continuidad espacio-temporal para permitir un desplazamiento de materia. Sus ojos seguían la trayectoria de la figura, pero su mente estaba trabajando mientras procesaba los conocimientos que Dark Angel compartía con él. ⎯⎯No puede haber armonía sin caos, y viceversa. Por lo que tuve la oportunidad de revisar previo a nuestro encuentro, muchos de estos símbolos, como el espiral y el infinito, hablan de lo eterno, y de la dualidad. No importa dónde empiece, el camino siempre nos lleva de regreso al punto de partida. Conforme se mencionaron las figuras geométricas, el castaño las visualizó en su mente; el triángulo, de tres lados, que en el lenguaje de la Alquimia simbolizaba a los elementos; el cuadrado, la simetría en su más pura definición; y, finalmente, el círculo, lo indivisible, como los átomos. Y también, bajo ciertas condiciones, el mercurio. ⎯⎯De acuerdo con ese precepto, todo número representará entonces un elemento en particular, ¿no? ⎯ inquirió, prestando oído a los chasquidos de la profesora. Habían sido cuatro en total. Después de su incursión con la Arcana de Legilimancia, había aprendido a reflexionar sobre sus pensamientos, y la posibilidad de que otros los escucharan. Quizá eso sucedía en ese preciso instante ⎯. Eso es. Empuñando su varita, comienzo a realizar trazos al aire, mientras los números impresos en la página que Dark Angel resaltó, comenzaban a aparecer, etéreos. Pensando en un encantamiento de suma, el castaño se abocó a la Aritmancia para poder llegar al punto de esto. Los números fueron sumándose en pares, reduciendo términos gradualmente hasta que sólo quedó uno solo, de dos dígitos. ⎯⎯Sumar eso nos daría como resultado el veintidós. Pero, siguiendo la lógica matemática de la reducción de términos, la suma de ambos dígitos nos daría el cuatro. Como ya lo tenía pensando, los dos números se fueron torciendo hasta formar el número que le había mencionado a su mentora. Todo parecía volver al origen, como el patrón del espiral que momentos antes le había enseñado. ⎯⎯¿Se relacionaría esto con el famoso Número del Carácter o el Número del Corazón? Leí un poco de eso en las nuevas teorías de la numerología, en las que se habla de que dicha conversión de letras a números y su posterior suma podría dar una idea de la personalidad o de los deseos ocultos del ente en cuestión. Aún estaba el tema de los brebajes que prepararían apoyándose en la rama mágica destinada a las plantas, por lo que tampoco descartaba que sus interpretaciones estuvieran totalmente fuera de contexto. @ Kahlan Blackthorn
  11. ID: 121079 Libro de Hechizos: Libro de las Auras Justificante de compra del Libro: Justificante Link a la Bóveda: Dineros Link a la Ficha: Ficha
  12. Esbozó una media sonrisa al escuchar las palabras de la docente para esa clase tan particular. Recordaba las palabras de uno de sus varios mentores a lo largo del tiempo, siendo uno en específico quien le había contado acerca del tiempo y la percepción de la puntualidad. Para él, nunca se llegaba tarde o temprano, sino en el momento indicado, y Eobard compartía dicho pensamiento. Aunque tampoco podía confiarse siempre, pues según su experiencia con algunos guerreros Uzza, quien llegaba tarde a la guerra estaba dispuesta a perderla. ⎯⎯Conozco un par, de hecho ⎯ no tuvo que ahondar demasiado en sus recuerdos de su especialidad de Pociones para responder la interrogante de Dark Angel ⎯. Los más clásicos, de acromántula y de basilisco, que usualmente se emplean para dañar. O incluso podríamos considerar la doxycida y la herbicida como venenos, pues acaban con sus objetivos. Dirigió su atención hacia el libro que la mujer le había entregado, y que aún a la luz mágica resaltaba los números con esa agresiva tonalidad escarlata. Al inicio, parecían números como cualquier otro, sin embargo, el Black Lestrange sospechaba que algo más se podía leer entre dichos dígitos. Se sentían como los acertijos a los que lo había sujeto Rosália Pereira, por lo que tendría que poner a prueba su ya limitada capacidad mental. Recordó un breve pasaje de lo que había leído en su ejemplar de la nueva teoría de la numerología, y que se relacionaba directamente con el segundo número que apreciaba en aquella sucesión. ⎯⎯Interesante el segundo dígito. Para la Aritmancia, el siete es el número mágico más poderoso. No por nada, el Señor Tenebroso creó siete Horrocruxes para proteger su alma. Pero, bueno, retomando el hilo, y en concordancia de lo que ha mencionado respecto a la cantidad de ajenjo, parece que el ingrediente del que obtendremos siete porciones, será sumamente poderoso. Atendió las indicaciones de su profesora, sosteniendo aún el tomo que le había legado, mientras separaba la vista del papel a ratos, para evitar tropezar y quedar (más) en desventaja. Seguía a Dark Angel por aquellos corredores, mientras en su mente intentaba relacionar las cantidades entre sí. Del primer y segundo dígito obtenía cuatro, pero del segundo y tercero era dos, repitiendo el patrón del tercero al cuarto y del cuarto al quinto; la secuencia se rompía en el penúltimo número, con un ocho, y parecía que retomaba su camino con el último dígito, separado por dos. Bien podrían ser las porciones, pero también podría tratarse de la cantidad de tiempo al que debería adicionar cada ingrediente en una poción. Solo el sonar de los cascos lo sacaron de su ensimismamiento, no por preocupación, sino por la intriga que le provocaba el que hubiera cuadrúpedos ahí. Era un poco temprano para las festividades navideñas, y bien podría tratarse de algún thestral rondando por los terrenos de Hogwarts. Su instinto de antiguo empleado del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, le obligaba a mantenerse en sus cinco. O al menos intentarlo. ⎯⎯¿Será algún unicornio que huye de un depredador que intenta beberse su sangre? No sería la primera vez ⎯ opinó el castaño, siguiéndole el paso a la instructora, mientras empleaba su varita de nogal negro para hacer levitar el libro, de modo que lo acompañara a un lado suyo ⎯⎯ El ajenjo es un ingrediente muy potente, y por su pregunta respecto a los venenos me imagino que estaremos buscando ingredientes para elaborar antídotos, o tal vez algo más siniestro. @ Kahlan Blackthorn
  13. ID: 121079 Nick: Eobard Thawne Link a la Bóveda Trastero: Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link a Tópic de la clase o a la prueba: — Nivel Mágico: XXX Fecha: 2022-09-06 Nombre del producto: Libro de las Auras Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizos Nivel (del libro): 30 Precio: 30000 G Precio total: 30000 G
  14. Era cierto que el Black Lestrange había decidido tomarse las cosas con calma para el último trimestre del año, pero la oportunidad de cursar, no uno, sino dos conocimientos, resultó una oferta más tentadora que volcarse a atender sus pendientes, que en semanas recientes lo habían forzado a desaparecer de la vida pública. Con todo, esa ocasión tenía cierto potencial de catapultarlo hacia áreas de la magia que le interesaba comprender, mas aún en la víspera de iniciar una nueva habilidad. ⎯⎯Si la buena fortuna me sonríe, tal vez y sólo tal vez, podría estar emprendiendo el viaje hacia los secretos de la nigromancia, ¿eh? ⎯ le contaba a su elfo personal, Horace, quien escuchaba atento mientras su amo subía los últimos peldaños que llevaban hacia la puerta de acceso a la mansión Black Lestrange. Eobard puso ambas manos sobre sus rodillas, como si recuperara el aliento tras la caminata ⎯. Sin embargo, en el ahora debo enfocarme en ampliar mi entendimiento de la magia. Espero una invitación, una carta, o incluso una bota vieja que sirva de traslador, así que si ves que llega algo de eso, por favor remítelo a mi persona, Horace. No le dio tiempo más que para girar el picaporte y asomar la cabeza, cuando escuchó el crujir del papel con la fricción de la corriente de aire. Levantó la mirada para observar lo que, a su juicio, era el anuncio de que sus clases habían comenzado. Tomó el papel con ambas manos, desenvolviéndolo con premura para leer la misiva. Una sensación de incertidumbre lo rodeó al terminar de leer el aviso; claramente la ubicación de la cátedra o el seudónimo que firmaba eran la menor de sus preocupaciones, pero el que se hubieran dirigido a él con el apellido que utilizaba en Norteamérica, que implicaba todo un trasfondo histórico, sí que era intrigante. ¿Quién era Dark Angel y cómo sabía de su familia adoptiva? Invocó la mochila que había preparado horas antes, con los libros relacionados con la aritmancia y el material sugerido para herbología, con un ligero trazo de su varita, completando la preparación con la capa de viaje que le cubrió la vestimenta informal de paseo que llevaba el castaño-rubio aquel día. Sin más, giró sobre sus talones, pensando en la institución que lo recibió tras su expulsión de Ilvermorny, y en la que impartió clases por un par de años, antes de retirarse a una vida tranquila. Se materializó frente a las verjas metálicas que tanto se había familiarizado en mejores épocas, y apuró el paso hacia el cuarto piso, donde se localizaba el punto de reunión de la clase. El castillo estaba atestado de estudiantes, debido al reciente inicio de curso, por lo que tuvo que hacer uso de su ingenio, y de su metamorfomagia, para escurrir su cuerpo entre las masas humanas que luchaban por encontrar sus aulas. ⎯⎯Qué buenos tiempos. Diría que extraño eso, aunque lo cierto es que nada es más satisfactorio que clases sin tanto calor humano. Llegó a la entrada principal de la biblioteca, un recinto que lo había acogido durante sus arduas sesiones de estudio para los exámenes T.I.M.O y É.X.T.A.S.I.S., cerrada para su sorpresa, a pesar de haber leído las instrucciones de su docente. Un manojo de tonalidad verde, razonablemente grueso, se enroscaba alrededor del picaporte, cual adorno de muchos castillos y edificaciones en el Reino Unido, confiriéndole un aspecto clásico. Al castaño se le antojaba analizarlo por el lado de la aritmancia, pero la situación le sugería que debía ser un poco más práctico. «No parece lazo del diablo, es una mata muy pequeña, ya se habría extendido. ¿Será que es algo más sencillo, o tal vez una ilusión para caer en la trampa?», pensó, revolviendo entre el contenido de su mochila para encontrar la herramienta que lo ayudaría. Las pociones eran su área de especialización predilecta, además de que se le daban bien, por lo que siempre llevaba consigo un par de los brebajes más elementales; nunca se sabía cuándo podía ocuparlos. Finalmente lo encontró, y extrajo un frasquito con una pasta cuyo color oscilaba entre el marrón y el verde pasto, y que expedía un olor a jardín. Recordó un apartado que había leído hace un tiempo, sobre el uso de ciertos químicos y mezclas en el mundo no mágico para tratar las plantas, y cuyo concepto era un tanto similar en términos de la comunidad mágica. Así, con ese pensamiento en mente y confiando en que su razonamiento sobre la Herbología era correcto, aplicó un poco del Herbicida sobre la enredadera, que al inicio se extendió como si hubiera recibido nutrientes, pero finalmente se secó y se desgranó al tacto de la mano del Black Lestrange, permitiéndole ingresar a la biblioteca. La poción herbicida estaba infravalorada para muchos por su limitada efectividad contra ejemplares como los geranios colmilludos o la tentácula venenosa, pero para plantas menos peligrosas era la alternativa. Fue recibido por un resplandor, que asoció con la utilización del clásico Lumos. Aún con sus gafas encantadas para adaptarse a la iluminación, se deslumbró temporalmente, por lo que decidió anunciarse de forma verbal, esperando que sus ojos no le jugaran una mala pasada el resto de la clase. ⎯⎯ He llegado ⎯ pronunció lo evidente, dedicando una venia al aire, aún recuperándose de su problema de la vista ⎯. Dark Angel, ¿cierto? @ Kahlan Blackthorn
  15. ¿Aún se puede? Inscribiría dos, pero me faltan puntos en Criaturas. xD En fin. EDIT: Sí subí al nivel que requería, así que dejo inscripción para dos conocimientos. Nick: Eobard Thawne ID: 121079 Nivel: XXX (30) Conocimiento: Aritmancia y Herbología Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/110224-boveda-de-eobard-a-black-lestrange/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/110221-ficha-de-eobard-a-black-lestrange/
  16. No hay problema /o/ Comenzaba a pensar que quizá no había stock :c Les dejo una última, en teoría con esto subiría otro nivel para poder anotarme en un conocimiento. Gracias de antemano. ID: 121079 Nick: Eobard Thawne Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Nivel Mágico: XXVIII (28) Fecha: 2022-08-30 Llave utilizada (para criaturas baby y Nundu): -- Criatura: Graphorn Puntos: 80 P Precio: 4000 G Llave utilizada (para criaturas baby y Nundu): -- Criatura: Demiguise Puntos: 80 P Precio: 4000 G Total de puntos: 160 P Total de Galeones: 8000 G
  17. ⎯⎯Lamento no tener un Ojo tan agudo para esta tarea, Arcana Rosália ⎯ interrumpió su incursión en la mente de los encapuchados, para poder concentrarse en las palabras de su mentora. Rompía la conexión mental entre su objetivo y él, no por debilidad, sino por una necesidad de recordar lo que había aprendido y hacerlo de la mejor manera ⎯. He subestimado mi capacidad para usar la Legilimancia, y creo que ése ha sido mi más grande error. Exhaló hondo, aún oculto tras el pilar cubierto de musgo, y se concentró en las enseñanzas anteriores por parte de la arcana de la habilidad. Se había dejado sucumbir por el el estrés de tener que resolver el misterio, que había permitido que su incursión a las mentes de ambas personas se limitaran a darle migajas de una historia en la que aún faltaban piezas por embonar. Las figuras pasaron a su lado sin inmutarse, como si la sola presencia del Black Lestrange fuera irrelevante, o quizá lo habían confundido con algún vasallo del castillo. Estableciendo contacto visual, repitió en su mente el hechizo para dar rienda a la Legeremancia. A diferencia de la primera ocasión que leyó sus mentes, en esta oportunidad se concentró en ver más allá de lo que los recuerdos directos mostraban. Antes había observado todo desde una perspectiva en tercera persona, como un ser más de los recuerdos que conformaban la historia almacenada en sus mentes; ahora, se sentía como un ente externo, pero con la capacidad de poder visitar más allá de los simples acontecimientos que se suscitaban ante sus ojos. Volvía a estar en el momento en el que ambas figuras discutían sobre el orbe, sostenido por una de éstas. Pero, ¿quiénes eran realmente tales personajes, y qué papel jugaba el orbe en todo eso? Se alejó la conversación que sostenían, para adentrarse en las tiendas de acampar en las que, años después, se erigiría el castillo en el que el Black Lestrange se estaba infiltrando. En una de las carpas, que a juzgar por la extensión y el tamaño era de personas de alto rango dentro de esa comunidad, se encontró con la respuesta a sus interrogantes. Fue recibido por pieles ante sus pies, como si fuera el hogar de un rey de esos que habían gobernado en antaño en Europa. El fuego crepitaba más allá de la entrada, en una pequeña esquina improvisada, pero por lo demás parecía vacío. Habría sido una tienda de campaña como cualquier otra, de no ser por los adornos con motivos de licantropía que adornaban la cama en la que seguro dormía alguien importante, así como las figuras talladas en bronce que de igual forma representaban a una serie de hombres lobo, y que reposaban sobre una mesa de caoba que seguro la hacía de mapa de planeación, como en las cruzadas. ⎯⎯Acogedor, se parece un poco a mi tienda de campaña de lujo ⎯ bromeó Eobard, aproximándose a la mesita, pues de alguna forma evocaba un aura que le parecía relevante. No sólo encontró las figuritas de metal con forma lobuna, sino también un pequeño cuaderno, cuyas hojas amarillentas denotaban que tenía una antigüedad considerable. En él, los peculiares trazos de una apresurada caligrafía, que no habría entendido de no tener cierta soltura con los Idiomas, explicaban que una manada de los hombres lobo se había establecido en ese sitio, víctima de las constantes persecuciones de los seres humanos a su raza; ellos y los humanos que les habían ayudado, eran una sola comunidad ahora, lejos de los prejuicios de una sociedad que, lamentablemente, pensaba Eobard, en el correr de los siglos no había cambiado el concepto de los que eran diferentes. Intentó pasar la página, pensando que se desvanecería como humo, pero le sorprendió tener la capacidad de manipular ese recuerdo. ¿A eso era lo que se refería Rosália respecto a que mirara más allá? El poder penetrar en las mentes con semejante concentración, que sería capaz de extraer detalles adicionales a los del recuerdo que le interesaba, pudiendo concluir el vínculo mental con más información de la que habría obtenido a través de métodos como el Veritaserum o encantamientos variados. ⎯⎯Parecen ser una raza de licántropos que se establecieron en el pueblo, buscando refugio de la sociedad que los repudió, en resumen. Pero, ¿cómo encaja el orbe en todo esto? Al pasar página, se encontró con ilustraciones de lo que entendía como el orbe y su funcionamiento. Una figura redondeada en el centro, con una serie de personas a su alrededor rindiéndole culto. Encima de estos, se podía vislumbrar el trazo de la transición entre el Sol y la Luna, es decir, un eclipse. Parecía ser un pedazo de esmeralda con poderes relacionados con la Luna, pero las páginas más adelante mostraban que se le habían imbuido una serie de encantamientos durante los eclipses presenciados en siglos pasados, por lo que tenía la habilidad de modificar la transformación de los licántropos, permitiendo que también lo fueran durante el día. El punto de inflexión, según creyó el castaño, llegó cuando echaba un vistazo a las últimas páginas. Habían tomado a una serie de humanos de diversos sitios y los habían expuesto a la luz del orbe, causando, de cierta forma, una transformación forzada a licántropo, aunado al hecho de que podían rondar cuando los rayos del sol coronaban la superficie de ese mundo. @ Rosália Pereira
  18. ID: 121079 Nick: Eobard Thawne Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Nivel Mágico: XXVIII (28) Fecha: 2022-08-10 Llave utilizada (para criaturas baby y Nundu): -- Criatura: Erumpent Puntos: 80 P Precio: 4000 G Llave utilizada (para criaturas baby y Nundu): -- Criatura: Snallygaster Puntos: 80 P Precio: 4000 G Total de puntos: 160 P Total de Galeones: 8000 G
  19. Tirada de dados para la puerta del Cuarto y Último Piso:
  20. A mitad del camino hacia la puerta del tercer piso, la estela de luz tocó el suelo y se consumió, no sin antes emitir un resplandor lo suficientemente claro para que el castaño se preparara para lanzar nuevamente el encantamiento. Susurró Lumos Maxima de nueva cuenta, pero esta vez la esfera de luz comenzó a descender con mayor rapidez a comparación de la primera ocasión que la conjuró. Tal vez se debía al hecho de que estaba avanzando, y a la Torre no parecía agradarle que un explorador venido a menos estuviera tan cerca de la gloria por sobrevivir. ⎯⎯Estás tan cerca del final, que casi puedes saborear el oro que te pagarán, ¿no es así? ⎯ se preguntó el castaño, deteniéndose para recuperar el aliento en el último peldaño que daba a la tercera planta. Aunque para él, hubiera o no una compensación económica, la adrenalina y el desgaste físico ya eran pago suficiente. Si los rumores eran ciertos, y podría retornar ahí dentro de una semana, se disociaría de todo durante esos siete días para poder regresar y vivir la experiencia nuevamente. ⎯⎯Un poco de aire del exterior no me vendría mal, pero creo que pronto podré respirarlo. Ahora sí, a lo que venía. Palpó el marco de la puerta del tercer piso, buscando alguna trampilla o indicio que le ayudara para destrabarla y colarse a la habitación en busca de otra de las páginas. Sin embargo, esta puerta parecía casi tan imposible como las dos anteriores. Con el pequeño detalle de que tenía una especie de orificio justo al centro. Por instinto, intentó insertar su varita a ver si se trataba de una especie de verificador de que quien deseaba ingresar disponía de poderes mágicos. Sin embargo, más allá de ayudarse, tardó alrededor de diez minutos en sacarla de ahí de una pieza, debido a que se había atorado con el mecanismo de apertura. Definitivamente no iba por ahí. ⎯⎯¡Por los dioses, viejos y nuevos! No permitiré que un condenado mecanismo me impida salir de este asfixiante lugar. Colocó su mano sobre el sitio que segundos antes había apresado su varita, para encontrarse que parecía tener una serie de puntas hacia los lados. Retirándose para que el Lumos Maxima iluminara mejor, alcanzó a distinguir lo que parecía ser un hueco con la forma de una palma. Pero no cualquier palma; más bien, el tamaño era acorde a la pata de un animal. Se arriesgaba mucho al adoptar su forma mágica, y que no tuviera el tamaño adecuado. Decidió dar el salto de fe, convirtiéndose en el camaleón de Parson que le ayudaba a huir de situaciones complicadas con su habilidad de camuflaje, y colocó la pata izquierda superior sobre el mecanismo. Se escuchó el click, y la puerta se abrió hacia el interior, con todo y reptil, ocasionando que el animal se balanceara un poco antes de separarse de la puerta. Mientras el Black Lestrange volvía a su forma humana, echó una mirada rápida por la estancia, muy similar a la anterior. Sólo había un pequeño orificio en uno de los muros, por el que se colaba algo de luz, iluminando así el tesoro que buscaba. Con pies en polvorosa, se llevó la tercera página del libro de Albus Dumbledore y salió de la estancia. ⎯⎯Parece que la fortuna definitivamente favorece a los valientes ⎯ sugirió, mientras ascendía al cuarto piso.
  21. Sip, justo me fijé en que no había stock después de haber posteado xD Y estuve tentado a cancelar, pero mejor me compro la tablita del destino. ID: 121079 Nick: Eobard Thawne Link a la Bóveda Trastero: Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Dinerito Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2022-08-05 Objeto: Tabullae Defixionum Puntos: 160 P Precio: 8000 G Total de puntos: 160 P Total de Galeones: 8000 G
  22. Tirada de dados para la puerta del Tercer Piso:
  23. El Lumos Maxima ya iba casi a la mitad de su camino para cuando se aproximó a la puerta del segundo piso, con varita en mano, listo para intentar descifrar el mecanismo que abría la puerta. Una vez frente al marco de ésta, agitó el fragmento de nogal negro, pensando en una serie de encantamientos que pudieran serle de utilidad para burlar el seguro del acceso al segundo piso. Specialis Revelio, Finite Incantatem, Verdimillius… ¡Vamos, hasta había intentado con el clásico Alohomora! Pero la puerta no parecía muy dispuesta a permitir que el Black Lestrange se colara en su interior. Se retiró un par de centímetros del obstáculo, en un afán de tener más oportunidad de respirar y meditar la situación. ⎯⎯A ver, eso te funcionó con la primera puerta, pero parece que cada una tiene un mecanismo distinto ⎯ caviló, rascando su barbilla con el índice izquierdo, mientras aún podía ver más allá de su nariz. Le preocupaba más quedarse a oscuras en pleno ascenso, que ingresar a la habitación misma. Pero seguro que tendría tiempo de sobra para colarse a la segunda planta antes de que su hechizo menguara. Pensaba ahora en una serie de probabilidades empleando los Libros de Hechizo. ¿Y si abría un portal y cruzaba del otro lado, así sin más? ⎯⎯Fulgura Nox. Pronunció su encantamiento favorito del Libro del Druida, ocasionando una ruptura espacio-temporal del tamaño suficiente para que el hijo de Mía pudiera atravesarlo; del otro lado, intentaba imaginarse que encontraba otra página, pero nada más. Su intento resultó infructuoso, pues el portal comenzó a chisporrotear y se cerró de golpe antes de que pudiera cruzarlo siquiera. Era como si la Torre del Dragón le obligara a entrar a cada piso por su respectiva puerta. ¿De verdad Cassius esperaba que regresara con alguna buena noticia, o sólo era el chivo expiatorio? Recargó la mano sobre la puerta, y para su sorpresa, esta se deslizó hacia adentro, causando que el Black Lestrange se fuera directo de bruces. Alcanzó a amortiguar el golpe en su rostro colocando sobre éste la otra mano, que soltó momentáneamente la varita. ⎯⎯Ouch. Justo en el orgullo, pero, ¿cómo fue que hice eso? ⎯ inquirió, sacudiendo el polvo de su atuendo al levantarse. Para él sería desconcertante, pero había descubierto el funcionamiento de aquel mecanismo gracias a que la iluminación de la estela que descendía hacia el suelo había activado la puerta sensible a la luz, sólo que no había prestado atención al sonido del pestillo liberándose. Tomó su varita para iluminar la punta de nueva cuenta, pues en aquella oscuridad penetrante, se sentía un tanto intranquilo. Una vez que el susurro alimentó de luz esa estancia, Eobard la dirigió hacia el centro de la estancia, donde a simple vista se encontraba la segunda página del libro de Albus Dumbledore. Y era lo único que alcanzaba a ver en ese denso espacio. Dio un par de zancadas para alcanzarla y tomarla antes de que algo malo sucediera. Olía a trampa, y de un momento a otro esperaba que salieran bicharajos como los que había enfrentado en el primer piso, pero no fue así, permitiéndole salir sin problema alguno. ⎯⎯Van dos, y quedan dos. Guardó la maltrecha hoja, ininteligible por el momento, junto con la primera que había obtenido del ataque de las doxy, y continuo su ascenso hacia el tercer piso.

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